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Cuando llegue la hora. |BillDip. GravityFalls| por Musswlf

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Ese día pensaba que por fin saldría del lío en el que me había metido. Todo iría de acuerdo al plan. Pero como era de esperarse las cosas dieron un drástico giro cuando tomé el cuchillo.

Bill me miró como quien no diera crédito a lo que veía, y se le cayó el plato del asombro cuando rasgué mi garganta con el cuchillo que tome a penas me lo paso. A pesar del dolor, no chillé ni hice ruido alguno, lo único que se escuchaba era el gotear de mi sangre conforme rasgaba mi cuello.

Pero entonces, paso algo inesperado. Bill me quitó de inmediato el cuchillo y puso su mano en mi herida. Pensé que iba a meterse en mi interior, pero en cambio, la misma herida se reflejó en su garganta, manchando su blusa negra y haciendo que cerrara los ojos del dolor. En realidad era extraño ver aquello, pues aquel demonio no podía sentir dolor, ni siquiera tener una herida. Pero aquella no cerro sino en unos minutos, y en ese tiempo la sangre empapó por completo a Cipher.

— ¡Pero qué…! —. Entonces Cipher cayó cansado al suelo, respirando agitadamente. Joder, ese no era mi plan en un principio. Me acerqué a él y noté como se regeneraba mientras temblaba en el suelo. Luego de que su herida cerró, me miró de una forma indescriptible. Dolido, enojado, y con un tinte de miedo.

— ¡¿Eres un estúpido o qué mierdas te pasa por la cabeza?! —. Se incorporó rápidamente y me tomó de los hombros sacudiéndome con fuerza—. ¡¿Te querías matar?! ¡¿Ese es tu plan?! ¡¿Morirte sin siquiera intentar escapar?! ¡Al menos me hubieras apuñalado o algo! ¡Pero no! ¡¿Sabes que hubiese pasado si te hubieses muerto?! —. Parecía más enojado consigo mismo que conmigo.

—Mi alma hubiese salido de mi cuerpo y yo hubiese ido al mundo humano—. Entonces Cipher lo entendió, se levantó del suelo y se revolvió el cabello con frustración.

—Estúpido. Idiota. Pendejo. Maldita sea—. Nunca lo había escuchado llamarme así a pesar de que siempre me decía mocoso aun cuando ya no era un niño a pesar de parecer uno. Entonces me miró con sus brillantes ojos amarillos felinos—. Levántate—. Me ordenó, pero igualmente me tomó del brazo, jalándome para que me levantara.

Entonces salimos de ese cuarto, y a medida que caminábamos iban apareciendo partes de los pasillos y las que ya habíamos pasado desaparecían. Entramos a una de las habitaciones y allí me soltó, tirándome a un sofá.

—Te quedarás acá—. Pero no vi diferencia al cuarto anterior, solo un cuadro de un triángulo con varios símbolos que fácilmente reconocí. Era parte de uno de los diarios de mi tío Ford.

—Es igual que el anterior cuarto—. Cipher rodó los ojos.

—Es mi cuarto.

— ¡¿Qué?! —. Bill se sentó en una silla que recién apareció—. No voy a dormir contigo.

—Pues tendrás que dormir conmigo. No pienso dejarte solo después de la estupidez que hiciste hoy—. Todo por haberme rajado la garganta. Toqué mi cuello instintivamente—. Maldito suicida—. Susurró, y ese fue el colmo.

— ¿Suicida dices? ¿Y de quién crees que es la culpa de que me intente matar? ¡Tuya, maldito demonio de mierda! Trayéndome a este lugar contra mi voluntad, encadenándome en un cuarto, dándome de comer pura sopa de piedras. No sé qué crees que soy… Ya no aguanto más… —Entonces pensé por un momento darle los diarios para que me dejara en paz y me devolviera a la tierra. Las lágrimas bajaron de mis ojos hasta mis mejillas, y sin darme cuenta empecé a sollozar.

— ¿Qué… qué haces?

— ¡¿Pues qué crees?! ¡Llorar! —. Él se me acercó y me miró de una forma extraña. Me cubrí con mis manos pero Cipher las retiró de mi rostro.

— ¿Llorar? ¿Es un sentimiento humano? —. Lo miré sin creer lo que decía. Pero, de cierta forma, tenía lógica, era un demonio, él no sentía aquellos sentimientos que los humanos tanto temían.

—Sí. Y uno llora cuando esta triste.

— ¿Por qué estas triste? —. Entonces tomé su mano y la puse en mi pecho.

—Porque extraño a mi hermana, y mi corazón me avisa que algo malo sucede—. Aquella era una tonta teoría infantil que había hecho con Mabel cuando nos separábamos. Nuestros corazones latían más lento o más rápido dependiendo como nos sintamos. Y yo me sentía triste porque no podría ver a mi hermana.

—Mi corazón… —Entonces Cipher tomo mi mano y la puso en su pecho—. Mi corazón late rápido cuando estoy contigo—. Me ruboricé completamente cuando sentí su pálpito. Era veloz, a una frecuencia casi inhumana, aunque, bueno, él no era un humano. Separé mi mano de su pecho, a pesar de que algo me decía que debía mantenerla ahí.

—No es nada. Solo estas confundido.

— ¿Confundido sobre qué? —. Él no entendía, pero no creo que sea porque fuera inocente, más bien para él todo aquello era nuevo y extraño, y eso lo emocionaba.

—Nada—. Me separé de él y me dirigí a la cama. Al menos aquella cama era mil veces más cómoda que la mía. Demasiado a decir verdad—. Wow, es muy suave.

—Está hecha con lenguas humanas—. No vomité gracias a mi fuerza de voluntad, pero si salté rápidamente del colchón al suelo, totalmente asustado. Bill se rio con fuerza y me ayudó a levantar—. Es mentira. Solo es de plumas. Nada raro.

— ¿Plumas nada más?

—Sí—. Se encogió de hombros—. Aunque eso de la cama de lenguas no suena tan mal.

—Enfermo—. Entonces pasó algo extraño, Cipher se acercó muchísimo a mi rostro, y sus enormes ojos felinos me miraron fijamente. Estaba invadiendo mi espacio personal. Y entonces sus labios rozaron los míos. Salté un poco de la impresión, y me caí de espaldas—. ¿Qué haces?

—Tus labios son más suaves que las plumas—. Sonrió de manera enfermiza.

 


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