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Historia de un amor por zandaleesol

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Título: Historia de un amor


Personajes: Harry/Severus


Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de propiedad de J.K. Rowling, sólo los tomo prestados para divertirme con ellos. No percibo ningún beneficio económico.


Advertencia: Esta historia es un AU. Si quieren magia, pues aquí no la encontraran. Pero sí encontraran mucho romance, malos entendidos, angustia y, más romance.



Capítulo 4. Confusiones



La relación entre Harry y Severus iba bien encaminada. Harry no había puesto ninguna objeción cuando Severus le había planteado la preocupación que sentía por el tiempo que deberían esperar antes de hacer formal el noviazgo. El muchacho comprendía que debían acatar la ley y esperar hasta cumplir la edad legal.


Pero a pesar de la conformidad de Harry, el hombre de ojos negros no estaba del todo tranquilo. Para él dos años de espera eran demasiados y temía que en ese periodo de tiempo los sentimientos que el muchacho le había confesado, cambiaran. Pero naturalmente esta secreta preocupación no la compartía con nadie, ni siquiera con Remus.


Había momentos en los que se censuraba por ser tan inseguro, sabía que el problema era suyo. Amaba tanto a Harry que temía perderlo.


*~*~*~*~*~*~*


Eran ya los primeros días de noviembre. El clima, que se había vuelto frio e inestable, no daba muchas alternativas de diversión. A parte de las veladas y cenas en casas de gente de la comarca, los esparcimientos para los jóvenes eran escasos.


Las visitas de Draco Malfoy se hicieron muy asiduas. Harry y Hermione pasaban mucho tiempo con él. Harry especialmente, mostraba gran simpatía por el muchacho rubio, que aunque era físicamente muy parecido a su padre, en el carácter era más parecido a la madre, lady Malfoy, eso lo convertía a los ojos Harry, en una persona muy agradable.


Pero Harry aprovechaba esos momentos de tranquilidad para estar con Severus, las horas vividas junto al hombre de ojos negros, eran para el muchacho solo motivo de felicidad.


A medida que la confianza entre ellos se consolidaba, la pasión de Harry crecía también. Y aunque Severus no dijese nada, esto lo ponía bastante nervioso, pues el joven poseía un atractivo del que parecía no ser consciente. El problema de Severus hubiese tenido fácil solución, con solo visitar cierto lugar donde los caballeros podían tener un discreto encuentro que los aliviara de sus necesidades físicas. Pero Severus, que había recurrido antes a ese lugar sin mayor problema, ahora que sabía que amaba a Harry no deseaba hacerlo. Optó, como hombre experimentado que era, por técnicas autosatisfacción para aliviar sus deseos.


Sin embargo, el tema sexual tenía otro inconveniente que él no había previsto. Cada vez que Harry se le acercaba, su ímpetu le jugaba malas pasadas y ya había vivido unos cuantos momentos bochornosos de los que afortunadamente había salido airoso. Aunque no sabía por cuanto tiempo lograría controlarse.


Harry, también había comenzado a adquirir clara conciencia de lo que sucedía con su cuerpo. Cada vez que Severus lo besaba, no solo su corazón latía alocado, otras sensaciones se despertaban, cada vez con más precisión. Cuando sentía el roce del cuerpo de Severus cerca del suyo, temblaba y un calor inexplicable le recorría de pies a cabeza. Pero eso no era todo, lo más perturbador era esa sensación que invadía su entrepierna y hacía que su miembro se endureciera con mucha facilidad. Se preguntaba si a Severus le ocurriría igual. Imaginaba que el hombre por tener más experiencia, seguramente controlaba mejor aquellas sensaciones físicas.


El muchacho sabía que nunca encontraría el valor suficiente para hablar con Severus de aquel tema tan delicado. Hermione era una chica y, por mucha confianza que tuviesen, no podía pedirle consejos, era cosa de hombres. La única alternativa que vislumbraba era Remus.


Cuando encontró la oportunidad, Harry le planteó el tema a Remus, y éste recibió su confidencia con bastaste seriedad, aunque aquella seriedad fue más fingida que real, pues el hombre de ojos dorados encontraba de lo más divertido aquello. Pero no por el lado de Harry, sino porque imaginaba lo difícil que estaba resultando para Severus mantenerse frío, cuando su secreto prometido estaba dando pruebas de que el despertar sexual le había llegado de golpe.


Remus aconsejó lo mejor que pudo. Dio a Harry ciertas recomendaciones sobre autosatisfacción, aunque sabía que aquello no detendría el ímpetu del chico por mucho tiempo.


~*~*~*~*~*~*~*~


Por su propia naturaleza, el sueño había sido muy inquietante. Las escenas no eran fijas ni seguían un orden determinado y los acontecimientos no tenían más sentido que el de imágenes sexuales. Solo el calor de Severus, la ternura de sus besos, un vago olor y el misterio de su cuerpo se le acercaban, surgiendo de una nube con los brazos extendidos, o le llamaba desde el fondo de una larga y oscura calle desierta. Había instantes en que la punta de sus dedos se rozaban o se encontraban tendidos sobre la alta hierba de un prado, haciendo el amor bajo el cielo azul y sobre ellos la radiante luz del sol. Era una locura.


Todas aquellas imágenes pasaban fugazmente por delante de los ojos del muchacho, salvajes y desbocadas, rebosantes de lascivia y pasión. Su alma parecía un pájaro enjaulado que revoloteaba en un intento desesperado de recuperar la libertad. En aquel sueño no había paz ni sosiego, sino tan solo la marea de pasiones desenfrenadas que rompían como las olas de un mar embravecido.


Se despertó empapado en sudor. Jamás en su vida había experimentado emociones tan fuertes, jamás un hombre había ejercido semejante poder sobre sus sentidos, parecía que su deseo por Severus le estaba robando la cordura, el dominio de sí mismo y hasta la identidad. Pero extrañamente solo deseaba ser esclavo de ese poder.


Dejó escapar un gemido involuntario. Se incorporó en la cama y luego de unos minutos se levantó con trémulas piernas y se acercó a la ventana. Fuera se había desatado una tormenta de nieve que golpeaba el paisaje como si quisiera someterlo a un castigo diabólico.


Harry apoyó la ardiente frente contra el frío cristal y trató de calmar los violentos latidos de su corazón.


Cómo era posible que un sueño le hiciera experimentar sensaciones que no había conocido anteriormente, ¿qué clase de magia era la que ejercía Severus sobre él? Una sonrisa radiante se dibujó en su rostro. Estaba loco por Severus. Era la explicación para semejante sueño. Después de un rato regresó a la cama con una sensación agradable en el cuerpo y el alma. Cerró los ojos para evocar aquellas sensaciones maravillosas, volvió a dormirse y, esperaba volver a revivir aquellos deliciosos y húmedos sueños.


~*~*~*~*~*~*~*~


La tormenta de la noche había pasado y, aquella mañana las algodonosas nubes eran barridas por el viento con inusitada velocidad. Sin embargo, para Harry el clima de fuera no era concordante con la primavera que vivía su corazón. Las sensaciones de la pasada noche estaban tan presentes que su mente se quedó divagando con esos maravillosos recuerdos.


Cuando llegó al comedor esa mañana, la señora McGonagall le dijo que todos los de la casa se habían retirado a sus actividades. Harry preguntó por Severus, pues era quien realmente le interesaba ver antes que a cualquiera. El hombre de ojos negros esa mañana no estaría en su despacho ocupándose de sus asuntos como lo hacía a diario, se había trasladado a las caballerizas para asegurarse que la tormenta de la noche no hubiese afectado a los animales.


Aunque Harry sabía de antemano que la tormenta de la noche no permitiría dar ningún paseo, pensó que era una magnífica oportunidad para mimar un poco a su querido caballo alazán, regalo de Severus.


Cuando llegó a la caballeriza vio a Severus cepillando a su caballo palomino. Se acercó sigiloso y sorprendió al hombre al rodearle con sus brazos.


-Harry -murmuró el hombre, mirando hacia todos lados -, no debes hacer eso, alguien podría vernos.


Aquella reacción desanimó un poco al muchacho, pero no lo suficiente como para quitarle la alegría. Por otra parte, aún estaba bajo la influencia de aquel húmedo y apasionado sueño.


-Ya lo sé… pero es tan difícil, deseo abrazarte cada segundo del día.


El hombre sonrió y miró al muchacho con ojos embobados.


-Yo también lo deseo mi amor, no te imaginas lo difícil que es para mí.

-Sev… tal vez deberíamos olvidarnos de las normas.


Severus miró seriamente al muchacho.


-¿Qué quieres decir con eso, Harry?

-Hablo de comprometernos ahora, con fiesta y todo… para que todos lo sepan y no tengamos que ocultarnos.


Severus guardó silencio, dejó de cepillar a su caballo y pareció meditar por un par de segundos.


-Harry, creí que ya estábamos de acuerdo en esto.

-Sev, yo lo sé, y no es que desee retractarme de nuestro acuerdo, es solo que te amo… quiero gritárselo a todo el mundo.

-Harry, yo sé que me amas tanto como ya a ti, para mí eso es suficiente. Disfrutemos de este sentimiento ahora.


El muchacho se mordió el labio.


-Esta bien -mientras rodeaba impulsivamente el cuello del hombre para besarlo.


Severus sentía fascinación por esas demostraciones de amor, pero no dejaba de preocuparse por aquello de no comprometer el honor de Harry ni el suyo.


-Mi amor, aquí no… podría venir alguien…


Harry no iba rendirse tan fácilmente. Sonrió de forma traviesa y tomó la mano del hombre y lo llevó hacia el interior de la pesebrera. Con los recuerdos de aquel sueño húmedo vivos en la piel, abrazó al hombre y lo besó con intensidad.


Severus no sabía porque esos besos robados así le resultaban tan enloquecedores. Por unos segundos olvidó hasta su nombre y simplemente se entregó a la pasión que el muchacho despertaba en su cuerpo.


Para Harry aquel beso estaba resultando tan o más apasionado que los de su sueño. Sin pensar en nada se dejó llevar por el deseo. Apegó deliberadamente su miembro endurecido a la pierna del hombre mayor, que gimió con evidente excitación. Eso constituyó una invitación para Harry, una invitación a no detenerse y, rendirse a lo que su cuerpo pedía a gritos.


Por unos segundos, Severus olvidó aquellas normas estrictas que tanto respetaba. Al percibir la evidente dureza del muchacho no pudo evitar que la suya despertara y respondiera a semejante estímulo. Empujó al chico contra la pared, sus labios comenzaron a repartir besos por todo el rostro, luego buscó el cuello frágil y blanco que se le ofrecía sin ningún pudor. Llevado por aquel rapto de pasión incontrolable olvidó todo su control cuando su erección rozó la del muchacho, había renunciado a pensar.


-Sev… -gimió Harry maravillado al sentir a Severus apegado a su cuerpo de ese modo tan íntimo -, haces que se levante un fuego dentro de mí…


Estas palabras, en vez de desatar más ardientemente la pasión del hombre mayor, tuvieron el efecto contrario. La intimidad del momento le aterró, no porque Harry no fuera deseable. Justamente fue eso lo que apagó de golpe todo el fuego que se había despertado en él. Su compromiso con Harry aún no era formal, si llegara a ocurrir algo que impidiera la boda, el futuro del muchacho estaría comprometido de modo irremediable, ¿en qué estaba pensando? Él nunca rompería el decoro de ese modo, el respeto era esencial en cualquier relación, ya fuera de amistad o amor.


Se apartó tan bruscamente del muchacho de ojos esmeraldas, que éste quedó sorprendido sin saber cómo reaccionar.


-Sev…


El sentimiento de vergüenza aumentó al ver el rostro ruborizado de Harry. Sin decir una palabra salió del lugar lo más rápido que pudo. Le hubiese gustado encontrar valor para disculparse, pero no fue posible.


Al llegar a la casa de inmediato se refugió en su despacho y ordenó que no le molestaran.


Harry por su parte se escabulló hacia su habitación sintiéndose completamente abrumado y confuso. No podía comprender que había sucedido para que Severus reaccionara de un modo tan extraño. Aunque se sentía un poco defraudado por el abrupto término de ese momento de maravillosa intimidad, no se dejó abatir y, para cuando llegó la hora del almuerzo ya se encontraba completamente animado otra vez.


~*~*~*~*~*~*~*~


Severus estaba tan avergonzado por lo sucedido esa mañana, que durante el almuerzo no se atrevió a mirar ni una sola vez al muchacho. Creía que los demás leerían en su rostro la terrible falta que había estado a punto de cometer.


Naturalmente que esa conducta llamó la atención de Remus y de Hermione, sin embargo, respetaron el extraño silencio de Severus. A medida que el almuerzo llegaba a su fin el ánimo de Harry se fue apagando ante la actitud distante del hombre que amaba. Finalmente terminó sintiéndose avergonzado y culpable por lo sucedido. Interpretó el silencio de Severus como una censura hacia su proceder tan impulsivo.


Durante aquella tarde, que para el muchacho fue eterna, pensó muchas veces en buscar a Severus y disculparse, pero tuvo miedo como nunca antes. De pronto imaginó que quizá el hombre mayor podía utilizar aquel incidente como excusa para romper con él. La perspectiva le aterró, no quería que por nada del mundo ese compromiso secreto acabara por alguna falta de su parte.


Para la hora de la cena el ánimo de Severus no había mejorado ni un poco. Por lo que, esa noche el ambiente en torno a la mesa resultó tenso para todos. Harry se retiró rápidamente luego de dirigirle una mirada tímida a Severus de la que el hombre no se percató.


Remus y Hermione intercambiaron algunas miradas de comprensión. No había dudas de que se había producido alguna de esas peleas de enamorados. Decidieron no intervenir, no podía ser algo demasiado grave y con seguridad al día siguiente verían a Severus y Harry obsequiándose miradas cargadas de amor.


~*~*~*~*~*~*~*~


Habían pasado tres días y no se vislumbraba ningún cambio en la actitud de Severus. En Harry sí, pero no era un cambio que pudiera considerarse positivo. El enojo del muchacho ante la indiferencia del hombre de ojos negros comenzaba a ser notorio. Pero eso no pareció influir en Severus, se mantuvo tan frío como en los días previos.


Para Remus la situación comenzaba a ser más que incomoda. No pensaba tolerarla ni un minuto más. Hablaría con Severus sobre lo que sucedía con Harry.


Esa mañana Harry desayunó en completo silencio. Cuando terminó se levantó diciendo que iría a dar un paseo en su caballo. Severus no supo si debía interpretar aquello como una invitación del muchacho a que le siguiera, y de ese modo alejados de miradas curiosas pudieran finalmente solucionar aquel malentendido que los mantenía alejados desde hacía ya varios días.


Severus, después de la salida de Harry, debatió largo rato entre el deseo que tenía de verse a solas con el muchacho y el temor que eso mismo le causaba, debido a lo sucedido unos días atrás. Estuvo sentado casi media hora sin decidirse a seguirlo. Hasta que finalmente pensó que era una insensatez de su parte sufrir de ese modo. Sin dar explicaciones se retiró de la mesa.


Remus y Hermione se miraron y sonrieron con evidente alivio.


~*~*~*~*~*~*~*~


Harry dirigía su caballo hacia la explanada cercana al río. La tormenta de nieve y lluvia de hacía cuatro días había extendido las márgenes del río y también su caudal. La mañana era muy fría, aunque el sol brillaba. Desmontó su caballo y lo dejó andar libremente mientras él se acomodó en una piedra y desde ahí se dedicó a observar las ondulantes aguas. La situación tan extraña que estaba viviendo con Severus le tenía molesto, pero también triste. Desde lo sucedido en las caballerizas el hombre al que amaba con toda su alma no le dirigía ni una sola mirada.

No podía negar que comenzaba a sentirse desesperado. Luego de pensarlo por varios días y también noches, había llegado a la conclusión de que su actuar resultó ofensivo para Severus, pues era el hombre más respetuoso y apegado a las normas que jamás hubiese conocido. Su amor por el hombre le había hecho excederse con su pasión, ahora tenía miedo. Miedo de que Severus quisiera terminar aquel compromiso. Tenía miedo de que el hombre mayor considerara que no estaba preparado para sobrellevar la responsabilidad de un compromiso de esa naturaleza; que por la relación legal que había entre Severus y él, no podía concretarse prontamente. No sin despertar las habladurías y murmuraciones de la buena sociedad.


El sonido de un jinete acercándose le hizo levantar el rostro lleno de ilusión, por un segundo imaginó que Severus había decidido seguirlo hasta ese lugar. Pero casi enseguida y con una evidente decepción vio que el jinete que se acercaba era Draco Malfoy. Se preparó para recibirle con la mejor sonrisa a pesar de sentirse triste y decepcionado.


-Hola Harry, no imaginé que a una hora tan temprana me encontraría con alguien -dijo el muchacho rubio mirándole sonriente.

-Hola Draco.

-No te molesta si te acompaño un rato.

-No, claro que no -respondió el moreno con su mejor sonrisa.


Draco descendió de su caballo y al igual que Harry lo dejó en libertad.


-Este lugar es maravilloso -comentó el muchacho rubio dando una mirada en derredor.

-Sí, lo es. Yo siempre vengo aquí.


El muchacho rubio asintió silencioso.


-¿Y cómo has estado? -preguntó el rubio a continuación.

-Bien.

-Pues la verdad, no lo parece.


Harry miró al chico, le agradaba Draco, pero no había entre ellos la suficiente confianza como para decirle que estaba sufriendo por amor.


-Estoy seguro que sea lo que sea, podrás solucionarlo -comentó Draco con una sonrisa amable.

-Eso espero -fue la respuesta de Harry.


Tras un silencio en que los dos jóvenes solo observaron el paisaje, fue Draco quien se animó a hablar nuevamente. El tono en que lo hizo inquietó un poco a Harry.


-Harry… hay algo que me gustaría decirte, y espero que no lo tomes a mal. Nos conocemos hace poco tiempo, pero me agradas mucho.


El muchacho moreno solo asintió y enseguida apartó su mirada. De pronto temía que Draco quisiera hacerle una declaración de tipo romántica.


-Bueno no es fácil decir este tipo de cosas. La verdad es que es la primera vez que lo hago -explicó Draco.


Las alarmas de Harry se dispararon de golpe.


-Si te incomoda mucho no tienes que hacerlo.


Draco sonrió.


-La verdad es que me inspiras confianza Harry.

-Ah, bien -dijo el muchacho de ojos esmeraldas.

-Sabes, no tenía ganas de regresar a la comarca, vine porque mi madre me extrañaba mucho. Londres es un lugar estupendo, hay cien veces más diversión que aquí.

-A mí me encanta este lugar.

-Me dijo mi madre que tú no creciste aquí.

-No.

-La verdad es que cuando vine no tenía ninguna expectativa, solo pasar la temporada y luego regresar a Londres. Pero aquí encontré algo que nunca creí sería posible.


Harry tragó saliva. No le gustaba el rumbo que estaba tomando esa conversación.


-¿Y qué fue eso?

-El amor -respondió Draco con una sonrisa luminosa.


«Demonios» pensó Harry para sus adentros. Era justamente lo que había temido escuchar.


-Ah -fue todo lo que dijo el moreno.

-¿No quieres saber de quién estoy enamorado?

-Hmm… Draco yo no…

-Hermione.

-¿De Hermione?

-Ajaa… ¿por qué tienes esa cara de susto?

-Yo no…


De pronto el chico rubio comprendió lo que sucedía con Harry.


-¡Pensaste que me había enamorado de ti! -exclamó sorprendido.


Harry negó con la cabeza, pero el color rojo de sus mejillas lo delató.


-Harry, reconozco que eres atractivo, pero no eres mi tipo… lo siento -dijo Draco y soltó una carcajada.


El moreno que desde hacía varios días no tenía motivos para reír, se contagió con la alegría del muchacho rubio.


Cuando finalmente lograron dejar de reír fue Draco quien habló primero.


-¿Crees que tengo alguna posibilidad con Hermione?


El muchacho moreno se puso serio, no deseaba alentar falsas expectativas en Draco, conocía las reticencias de Hermione con respecto a la posibilidad de contraer matrimonio.


-No lo sé Draco.


El rubio guardó silencio y por un breve instante pareció decepcionado.


-Hermione es un chica maravillosa, pero no tiene fortuna ni familia sanguínea… imagino que eso ya lo sabías.

-Por supuesto que lo sé.

-¿Y no te molesta?

-No, ¿por qué?

-Bueno todo el mundo aspira a un matrimonio brillante, que le aporte prestigio y fortuna; Hermione no posee ninguna de las dos… es huérfana y pobre.

-Lo sé y no me importa.

-Te creo Draco, pero estoy seguro de que a tu padre sí le importaran los antecedentes de la mujer que pretendas desposar.

-Mi madre me apoyará.

-No lo dudo, pero de todos modos no será fácil que tu padre acepte que su único hijo se case con una muchacha sin fortuna ni prestigio social.

-Bueno antes de que mi padre se oponga debo conseguir que Hermione corresponda a mi amor.

-Sí, bueno ese debe ser el comienzo de todo.

-¿Me ayudarás verdad, Harry?

-Claro, te apoyaré si ella te corresponde.

-Gracias, no te imaginas lo importante que es para mí contar con tu ayuda.


Draco dejándose llevar por su alegría, sin ningún reparo se abalanzó sobre Harry para abrazarle efusivamente. El muchacho de ojos esmeraldas ya más compuesto de su bochorno inicial respondió a esa demostración de afecto con la misma intensidad. Pensó que lo lamentaría, si al final los esfuerzos que hiciera Draco por conquistar a Hermione no dieran resultados halagüeños.


~*~*~*~*~*~*~*~


Indignación fue el primer sentimiento que pasó por su cabeza. Luego vino la decepción y después la tristeza. Mientras cabalgaba de regreso, Severus rememoraba el furtivo encuentro de los dos jóvenes. No podía creer que en apenas unos cuantos días Harry ya se hubiese enamorado de Draco. Aunque reconocía que el chico rubio era muy atractivo y además era joven, tenía la misma edad que Harry.


Cómo podía él luchar contra esa dolorosa realidad. Lo cierto era que no podía. Era triste reconocer que se había ridiculizado a sí mismo al pretender a Harry ¿Qué derecho tenía él a amar a un joven al que le doblaba la edad?


El corazón se le desgarraba dolorosamente a medida que se acercaba a la mansión. La situación era clara, no podía mantener a Harry atado a una promesa, cuando el corazón de éste ya había tomado otro rumbo. Solo una cosa quedaba por hacer, liberarlo del compromiso. Harry lo agradecería. Se mostraría firme, no dejaría saber al muchacho cuanto sufría, era capaz de soportar cualquier cosa, menos la compasión de Harry. Aquella misma tarde pondría fin a todo.


*~*~*~*~*~*~*


Harry llegó a la mansión en compañía de Draco. Era cierto que estaba dispuesto apoyar las pretensiones de su nuevo amigo en caso de que Hermione le correspondiera. Sin embargo, sería igualmente firme en caso de que la chica se negara. Lo más importante era la felicidad de ella, cualquier otra consideración estaba demás.


Severus recibió con sorpresa abatida la presencia de Draco en la mansión. No imaginó jamás que Harry sería capaz de presentarlo en la casa cuando se suponía que aún existía un compromiso con él.


Estaba más que decepcionado, pero no pensaba demostrar nada. Jamás le verían abatido por el desaire y la inconsecuencia de Harry. Recibió a Draco con cordialidad que le debía a su rango, aunque a momentos lo odiaba con todas sus fuerzas, por robarle ese amor que, aunque fugaz había dejado una huella imborrable en su corazón.


*~*~*~*~*~*~*


Harry fue totalmente consciente de la tensión de Severus durante el almuerzo y se prometió que ya no toleraría más la situación, el hombre mayor no tenía derecho a ser tan irrazonable. Esa misma tarde le pondría punto final al asunto. Severus debería amarlo con todas las consecuencias que implicara aquello.


*~*~*~*~*~*~*


Draco se marchó. Harry le había dicho a Severus que le esperaba en el jardín de las rosas para hablar. Se paseaba de un lado a otro con nerviosismo. Ya lo había decidido, hablaría con sinceridad de lo que sentía, de las emociones y deseos que el hombre de ojos negros le provocaba. El amor físico tendría que ser parte de esa relación, porque él no podía esperar dos años, necesitaba al hombre y lo tendría aunque el mundo se derrumbara.


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