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Historia de un amor por zandaleesol

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Título: Historia de un amor


Personajes: Harry/Severus


Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de propiedad de J.K. Rowling, solo los tomo prestados para divertirme con ellos. No percibo ningún beneficio económico.


Advertencia: Esta historia es un AU. Si quieren magia, pues aquí no la encontraran. Pero sí encontraran mucho romance, malos entendidos, angustia y, más romance.



Capítulo 7. Cambios necesarios


Severus no quería aceptar que su encuentro con Harry le había causado más dolor del esperado. Y aunque nunca pasó por su cabeza la idea de una reconciliación, la certeza del desamor del chico era muy dolorosa.


De pronto nació una necesidad imperiosa de alejarse. Pero ya no deseaba regresar al mismo hogar que habían compartido. Estando ahí nunca podría olvidarlo. Consideró seriamente la posibilidad de marchar al extranjero. Había pasado tiempo desde su último viaje. Eso sí, tenía claro que era probable que Remus no le acompañara, pues desde hacía un tiempo le escuchaba hablar del hijo de Lucius con mucho interés. Sonrió con amargura al recordar los primeros días de la llegada de Draco Malfoy. Sus celos se despertaron de la forma más tonta e infantil por causa del chico rubio que jamás tuvo interés en Harry. Su amor por el joven de ojos esmeraldas le hizo convertirse en un hombre inseguro y torpe. Ahora pagaba el precio.


Esperaba que Harry sanara su corazón y le perdonara finalmente. Y aunque el idilio fue muy breve guardaría un bello recuerdo de esos días de felicidad, por corta que esta resultara.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Hermione a esas alturas ya se encontraba incomoda en la mansión de la familia Malfoy. Creía que la estancia ya se prolongaba más de lo recomendable y buscaba el momento para comentárselo a Harry. Aunque intuía que para el muchacho de ojos esmeraldas el sentimiento era similar. Tener invitados por varios meses era algo muy usado entre las familias de alto rango, pero Hermione creía que ahora que el interés amoroso de Draco ya no se centraba en ella debía abandonar la mansión de la familia lo antes posible.


Su dilema radicaba en el hecho de que debería separarse de Harry. Ella por fuerza debía regresar al hogar de su tutor, pero no sucedería igual con el chico de ojos esmeraldas. Harry acababa de cumplir veinte años ese verano que ya llegaba a su fin y ella cumpliría la misma edad a comienzos de otoño. Ninguno de los dos se emancipaba aún, faltaba un año para que eso sucediera, sin embargo, Harry podía vivir fuera del hogar de Severus, en el caso de ella era imposible, pues no contaba con medios para mantenerse y por otra parte que una joven viviera sola era algo inaudito. Por supuesto que no lamentaba tener que regresar al que siempre consideraría su hogar, solo lamentaba hacerlo sin Harry.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Harry miraba por la ventana de su habitación el jardín de la mansión de sus anfitriones. Comprendía que había llegado el momento de tomar una decisión definitiva. Ya no era posible continuar como invitado en la casa de la familia Malfoy, la estadía se prolongaba por demasiados meses. Aunque estaba seguro de que tanto Draco como su madre, estaban a gusto con ellos. Pero los sentimientos de Draco por Hermione no eran los mismos, ahora estaba interesado en Remus, por lo tanto, no era prudente que la chica continuara ahí. La caballerosidad del chico rubio no le permitiría acercarse a Remus para concretar nada mientras ellos permanecieran ahí. Hermione por fuerza debería abandonar la ciudad y regresar con Severus. Era muy posible que este último hubiese venido a Londres por petición de Remus.


Debía resolver su vida. Sus circunstancias eran diferentes. Buscaría la forma subsistir por sus propios medios. No le parecía una mala idea, por el contrario. Su excelente educación le capacitaba para trabajar, aunque no era muy bien mirado que alguien de su clase trabajara, pero eso le daba igual, pues antes de que Severus los sacara a Hermione y a él de ese orfanato, a pesar de ser niños debían trabajar duro para ganarse el sustento. No le parecía apropiado solicitar un crédito para mantenerse, a pesar de que podía hacerlo, dentro de unos meses tendría acceso a la herencia que le dejó su padre. Además un trabajo podía ayudar a distraerle, así no pensaría a cada minuto del día en Severus y su amor perdido.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


El organismo de Severus se hizo eco de su estado anímico, que pareció decaer tras el encuentro con Harry. Los siguientes días no hubo forma en que Remus pudiera convencer a Severus de acompañarle a pasear por la ciudad. Sin embargo, una noche en que Remus fue a cenar con unos amigos recién llegados a la Londres, Severus sintiéndose sofocado dentro de la casa, salió a caminar. El clima había estado muy extraño, pero no constituía una preocupación para el hombre.


Caminó por las calles de la ciudad, pese a que no era aconsejable, pues toda una suerte de personajes peligrosos parecía hacerse dueños de cada rincón durante las horas en que la gente respetable dormía. Pero el hombre de ojos negros no se preocupaba demasiado por aquello. Se alejó bastante de la mansión, pero la caminata pareció sentarle bien y se sintió más animado al regreso. Le faltaban varias cuadras cuando se desató una inesperada lluvia. Llegó empapado a la casa y de inmediato se fue a su cuarto. Se metió en la cama sintiéndose algo cansado. Sin embargo sus ideas estaban más claras. Arreglaría todo para regresar al campo. No existía razón alguna para permanecer más tiempo en Londres. Su encuentro con Harry le dejó bien claro que no debía albergar esperanzas de ningún tipo. El chico definitivamente había tomado un rumbo diferente.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Hermione después de la última visita de Remus a la mansión Malfoy, tomó una decisión definitiva. Se marcharía con Severus de regreso al hogar a fines de octubre. La atracción entre su ex pretendiente y Remus no podía ser más clara y contaba además con la aprobación de la madre del chico rubio. Esa mañana se levantó muy temprano y sin avisar a nadie fue en busca de Severus para pedirle que dejaran lo antes posible la ciudad. En cuanto a Harry ya sabía que se quedaría en Londres, tal vez en la misma mansión después de que Severus y ella se marcharan.


Harry contaba con libertad para decidir sobre su vida como era claro que ya había hecho.


Al entrar a la mansión la chica castaña se encontró con la mucama, quien le avisó que Severus aún no bajaba de la habitación. Hermione sintiéndose muy impaciente por la tardanza del hombre de ojos negros subió a su cuarto sin importarle la mirada escandalizada de los empleados.


Tocó la puerta de Severus, pero no recibió respuesta, esperó y pasados varios minutos simplemente se armó de valor para entrar al cuarto. Esperaba no encontrarse a Severus a medio vestir, pues sería muy bochornoso. Cuando abrió la puerta de la habitación comprobó con alivio que el hombre aún dormía, pensó en retirarse enseguida y dejarle descansar, pero un acceso de tos que aquejó a Severus le hizo alarmarse. Decidió acercarse al lecho para despertarlo, de inmediato comprobó que el hombre dormido no respiraba bien y esto la asustó mucho, alargó la mano y palpó su frente. Estaba ardiendo en fiebre.


Reaccionó enseguida. Salió del cuarto llamando a viva voz. Severus había viajado con solo dos de sus sirvientes. Cuando estos se presentaron con rostro alarmados envió al mozo a casa de los Malfoy en busca de Remus y Harry. A la joven mucama la envió a hervir agua y buscar ropa limpia. Su cabeza trabajó de modo acelerado. La fiebre de Severus era un mal indicio, pésimo en realidad.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Harry acompañaba en la sala a Draco y a su madre, cuando el muchacho enviado por Hermione se presentó preguntando por Remus, pero como éste no estaba habló con Harry y le entregó la nota que traía.


—¿Sucede algo Will? —preguntó Harry con algo de preocupación, pues le parecía extraño que Hermione enviara una nota desde la casa de Severus —. Remus salió hace un rato y no volverá hasta el mediodía.

—La señorita ha dicho que su excelencia no se encuentra bien.


Harry sintió que de golpe el corazón se le paralizaba. Hizo un esfuerzo y volvió la vista hacia Draco y Narcisa, que evidenciaron preocupación.


—¿Le ha sucedido algo a lord Snape? —insistió Harry —¿A caso tuvo un accidente?

—Al parecer está enfermo, anoche regresó tarde y lo pilló la lluvia y ahora arde en fiebre.


La palabra fiebre alarmó a todos, pues en muchos casos podía significar la muerte de quien la padecía. Harry sintió que las piernas le fallaban, pero se controló y sin mostrar otra cosa que una preocupación contenida, dirigió su vista hacia sus anfitriones.


—Lady Malfoy, voy a casa de Severus de inmediato, por favor, sería usted tan amable de enviarle un aviso a Remus, fue a visitar a la señora Longbottom.

—Por supuesto Harry —respondió la mujer que ya se había levantado del sofá.


Harry luego miró a Draco.


—Iré contigo —dijo el rubio sin darle a Harry tiempo de hablar.

—Te lo agradezco. Creo que deberíamos pasar a buscar al doctor Weasley a su casa.

—Por supuesto —concordó Draco.


En el trayecto hacia la casa del doctor Weasley, el muchacho de ojos esmeraldas no dijo palabra. Sentía el corazón oprimido. Nunca pasó por su cabeza que Severus pudiese enfermar tan gravemente. Siempre había gozado de buena salud según recordaba. Trató de vaciar su mente de todo pensamiento funesto. Nada malo le sucedería a Severus, se repitió una y otra vez con tanta convicción que su angustia en parte desapareció y cuando llegaron a las inmediaciones de la casa del doctor Weasley, ya estaba más calmado.


No tardaron mucho en llegar a la casa de Severus. Hermione fue quien los recibió en la entrada. El rostro pálido de la chica le indicó a Harry que la situación era seria. La opresión en su corazón se acrecentó.


El doctor Weasley se dirigió a la habitación de Severus y allí permaneció mucho tiempo.


Harry ya no daba más de los nervios y cada minuto que corría en el reloj era una eternidad. Finalmente el doctor Weasley salió para darles su primer diagnóstico. Y lamentablemente no era alentador. Mucha fiebre podía significar Neumonía. La sola mención de la enfermedad hizo temblar a todos. Especialmente a Harry. Lo único que pudo hacer fue sentarse porque las piernas apenas le sostenían. Mientras escuchaba al doctor Weasley, intentaba comprender cómo un hombre tan fuerte y sano como Severus hubiese contraído semejante enfermedad. Pero después de oír que desde hacía varios meses su estado estaba debilitado, el muchacho sintió deseos de llorar. Sin embargo, reunió todas sus fuerzas y se contuvo.


Tenía que estar junto al hombre que amaba. Hizo acopio de todo su valor y mientras el doctor les informaba como procedería con el enfermo, Harry corrió escaleras arriba hacia la habitación del hombre. La doncella en ese momento salía con la ropa que acababa de cambiar. Temblaba como una hoja cuando se acercó al lecho. Si cuando se había encontrado con el hombre se sintió impactado por los evidentes cambios físicos operados en él, lo que veía ahora le dejaba aterrado. Ya no contuvo las lágrimas, se dio permiso para dejarlas caer a raudales.


La respiración del hombre era trabajosa.


El muchacho se inclinó y le acarició el rostro demacrado, con ternura.


—Por favor, por favor… lucha Severus, aún tienes mucho porque vivir. Tienes personas que te quieren y necesitan. Tienes que reponerte, no puedes dejar este mundo sin haber encontrado a tu amor verdadero —dijo Harry —. Me hubiese gustado ser yo ese amor, pero aunque no pudo ser igual quiero que vivas y seas feliz, con aquel que esté destinado para ti y…


Las palabras del muchacho fueron interrumpidas por la puerta que se abría. Era el doctor Weasley, acompañado de un joven muy parecido a él. De inmediato se levantó y miró interrogativamente al hombre de pelo rojo y a quien le acompañaba.


—Señor Potter, este es mi hijo Ronald —explicó el hombre —, está muy interiorizado de mi trabajo, además quiere ser doctor, así que…

—Por mí no hay problema doctor Weasley —dijo el muchacho de ojos esmeraldas tendiéndole la mano al joven pelirrojo —. Encantado, Harry Potter.

—Ronald Weasley.


Después de la presentación el doctor Weasley y su hijo dirigieron toda su atención al enfermo que yacía en la cama.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


El desánimo era patente en el rostro del doctor cuando ya anochecía. El enfermo no respondía bien al tratamiento. La situación se agravaba.


—Será un milagro si pasa la noche —sentenció el doctor Weasley.

—Debes hablar con la familia, papá —dijo el joven pelirrojo.

—Es la parte que menos me gusta de este trabajo.

—Es necesario ser honesto.

—Por supuesto. Iré enseguida, hazte cargo.

—Sí, descuida.


Cuando el doctor Weasley llegó hasta el salón, solo encontró a los miembros de la familia. Durante el día estuvieron presentes los miembros de la familia Malfoy, pero ya se habían marchado.


Con una mirada rápida estudió los rostros de los presentes. La joven de pelo castaño, llamada Hermione, tenía los ojos hinchados de tanto llorar. El señor Lupin estaba pálido y demacrado, y el joven Potter, pues su aspecto era de absoluta desesperación.


Los tres se levantaron al verle entrar.


—¿Cómo está Severus, doctor? —preguntó de los primeros Harry.

—Realmente lo siento, pero no está respondiendo bien… su condición empeora a cada momento. Es probable que no pase de esta noche.


Remus no atinó a decir nada, solo se sentó.


Hermione escondió el rostro entre las manos y comenzó a llorar.


Harry, sintió que iba a desmayarse. No era posible que la vida de Severus acabara así. No podía aceptar que perdería al amor de su vida de esa manera. Hubiese preferido mil veces perderlo porque se marchara lejos.


—No puede estar hablando en serio doctor Weasley —dijo Harry mirando al hombre con incredulidad.

—Lo siento mucho, señor Potter. He puesto todo mis conocimientos en esto, pero ha sido inútil… es como sí el señor Snape no tuviera voluntad de vivir.

—Tiene que hacer algo —exigió Harry con voz temblorosa.

—Créame cuando digo que ya no está en mis manos.


Y en manos de quién estaba si no eran en las del doctor. Quien podía infundirle a Severus deseo de vivir.


—Entonces si ya no está en sus manos su presencia no es necesaria.


Estas palabras asombraron a todos.


—Harry, el doctor Weasley ha sido de gran ayuda —apuntó Remus un tanto sorprendido por la hostilidad repentina del muchacho.

—Pero has oído Remus. Ya no está en sus manos. Si cree que ya no puede ayudar más a Severus entonces no le necesitamos.

—Señor Potter, le aseguro que mis conocimientos…

—Disculpe doctor Weasley —interrumpió Harry —, pero si usted ya se dio por vencido y solo va a sentarse a esperar que Severus muera, se lo repito, su presencia no es necesaria.

—Harry, ya basta, el doctor no tiene la culpa —intervino Remus, levantándose del sofá.

—No he dicho lo contrario. Pero yo no me sentaré a esperar simplemente que Severus deje de respirar para siempre.

—¿Y qué pretendes hacer?


El muchacho miró desesperado al hombre de ojos dorados.


—No sé qué puedo hacer, pero no me resignaré como ya lo hicieron todos ustedes —dijo el muchacho con resentimiento y girándose salió del salón con paso rápido.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Harry no se apartó del lado de Severus. Se atrincheró en la habitación del hombre mayor y no permitió que nadie entrase. Se encargó personalmente de atender al enfermo, siguiendo las indicaciones transmitidas por el doctor Weasley a través de su hijo Ronald.


Severus ardía en fiebre especialmente al final del día. El muchacho sin perder la calma y con una convicción que dejó a todos entre temerosos y sorprendidos, no dejó ni un momento de hablarle al enfermo. En todos los tonos posibles le pidió que no se rindiera, porque él tampoco lo haría. Le aseguraba a Severus que aún tenía muchas cosas que hacer en su vida, por lo tanto, tenía que vivir y recuperarse.


La convicción del chico de ojos esmeraldas era tan profunda que hasta Hermione que ya casi se había resignado a lo inevitable, pareció recuperar la esperanza y ayudó a Harry en todo lo que este le pidió.


Esa primera noche fue larga, pero las que siguieron lo fueron mucho más. El enfermo empezó a mostrar signos positivos. La fiebre persistía pero de modo más leve. Al cabo de siete días por fin el estado febril pasó y el doctor Weasley se asombró de la resistencia del paciente, eran demasiado los que no resistían a una fiebre tan persistente.


El que parecía que caería enfermo en cualquier momento era Harry. Tenía días sin dormir y apenas comía. Pero después de diez días de agonía finalmente se sintió feliz. El doctor Weasley aseguró que lo peor ya había pasado y que de ahí en adelante solo habría mejoría.


Por supuesto que la recuperación definitiva no sería cosa de unos días, posiblemente tardaría meses. El regreso al hogar fue postergado para después de las fiestas de fin de año. Severus había perdido mucho peso y estaba muy débil. Deberían extremar los cuidados para que no tuviese una recaída.


Después de dormir un día entero, Harry despertó sintiéndose como nuevo. Su cuerpo joven recuperó rápidamente la vitalidad tras el descaso. Sintió alivio cuando le dijeron que Severus ya había recuperado la conciencia.


Pero cuando Remus y Hermione creían que las cosas estarían bien, Harry les sorprendió al decirles que volvería a casa de los Malfoy. Pensaron que ese suceso lamentable había servido para que los lazos rotos hacía tiempo se restablecieran. Con infinita pena comprobaron que estaban equivocados.


Fue Hermione la que mostró primero su desacuerdo en lo que Harry pretendía hacer.



—Harry no tiene ningún sentido que regreses con los Malfoy. Esta es tu casa.

—Hermione te dije que nunca regresaría al lado de Severus, no entiendo porque pensaste que podía cambiar de idea.

—Porque tú lo amas.

—Te equivocas, hace tiempo que olvidé a Severus.

—Oh por favor, puedes decirle eso a Remus, pero no a mí, te conozco demasiado.

—Es la verdad.

—Déjate de tonterías Harry. A mí no puedes engañarme. Y en realidad a nadie, después de verte cómo has cuidado de él todos estos días.

—Hermione, para todos solo estoy mostrando gratitud hacia la persona que se hizo cargo de mí durante tantos años. Nada más.

—Pero Remus y yo sabemos la verdad.

—Esa historia es parte del pasado y ahí es donde debe permanecer.

—No puedo comprenderte Harry.

—No pido que lo hagas, solo que respetes mi decisión.

—Harry, por favor.

—Hermione te aseguro que esto es lo mejor para todos.


La chica no podía resignarse a simplemente perder a Harry. Ella desde antes de que Severus enfermara había decidido regresar a su lado, ahora lo haría con mayor razón. Era doloroso separarse de Harry.


—¿Qué harás?

—Permaneceré unas cuantas semanas con los Malfoy, después de eso buscaré la manera de ocuparme de mí mismo. No creo que sea tan difícil.

—Esos significa que vivirás por tu cuenta.

—Sí, pretendo ser independiente.

—Severus no te negaría su ayuda si se la pidieras.

—Seguramente, pero no se la pediré.


Hermione quería insistir. Pero pensó que sería egoísta de su parte pretender que el chico hiciese algo que no quería. La verdad era evidente. Harry aún amaba a Severus, por eso no quería estar cerca de él.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Severus al cabo de una semana se enteró de que Harry, pese al funesto diagnóstico del doctor Weasley, había permanecido a su lado de modo inquebrantable. Sintió que su corazón se apretaba al saber que el chico no dejó de rogarle que se recuperara. Experimentó dolor y agradecimiento a la vez. Harry, pese a que ya no le amaba, acudió a su lado en la hora de mayor necesidad. Lo agradecía, pero también dolía mucho tener la certeza de haber perdido el amor del chico.


Sin embargo, para Severus no fue lo más doloroso haber tenido a Harry a su lado y luego perderle otra vez, sino que la noticia que vino a partir su corazón por completo fue saber que el muchacho había regresado con la familia Malfoy, pero que no permanecería con ellos por mucho tiempo, pues tenía planes de independizarse.


Aunque sabía que había perdido el amor de Harry, sentía que le debía una explicación por lo sucedido entre ellos. Aunque los días felices no podían volver, sentía que ahora que Harry tomaría un camino definitivo lejos de él, debía abrirle su corazón y decirle todo lo que calló por tanto tiempo.


Luego de meditarlo un poco tomó pluma y papel y comenzó a escribir una larga carta. Abrió su corazón por completo, como nunca había hecho con nadie. En esa carta comenzó explicándole al chico cómo se dio cuenta de que lo amaba, cuando Gilderoy Lockhart pidió su consentimiento para cortejarle, y de cómo los celos habían aflorado de modo espontáneo y más después de que ese mal sujeto le secuestrara.


Pero la parte más difícil que debía explicar el hombre, fue esa en cómo sus sentidos se despertaban intensamente con cada beso y el inmenso esfuerzo que debía hacer para contenerse y no hacer algo que pudiese perjudicarle de modo irreparable. Sin pudor confesó el miedo que le había provocado ese minuto en que casi había traspasado la línea de lo correcto. Habló sinceramente también de los celos que le despertaron la repentina llegada de Draco Malfoy a la comarca y de cómo mal interpretó al chico, al creer que su interés lo despertaba el mismo Harry y que éste le correspondía.


Finalmente le explicó a Harry que había roto el compromiso porque le creyó interesado en Draco Malfoy, después de ver cierta escena demasiado tierna en medio del campo y mientras se encontraban a solas. Todo lo que pasó fue una sucesión de malos entendidos no esclarecidos cuando era necesario. Tal vez de haber primado la sinceridad por su parte, las cosas hubiesen sido distintas. Ya era tarde para componerlas. Pese a todo le deseaba la mayor felicidad y esperaba que el chico finalmente encontrara paz en su corazón. Esperaba, le decía al terminar, que alguna vez pudiesen recordarse sin sentir culpa ni rencor.


Después de releer la carta Severus sintió gran alivio. Finalmente expresaba lo que su corazón guardaba desde hacía tanto tiempo. No sabía sí Harry le perdonaría, pero al menos esperaba que le comprendiese aunque fuera solo un poco.


Hermione definitivamente abandonó la mansión Malfoy en los primeros días de diciembre y se estableció en casa de Severus. Ya estaba decidido, los primeros días de enero regresaría junto al hombre de ojos negros al hogar que había dejado hacía tanto tiempo. Remus iría con ellos, pero después tenía presupuestado regresar para formalizar la petición de matrimonio que le había hecho a Draco.


En cuanto a Harry, tampoco permanecería más tiempo con Draco y su madre. Había aceptado un empleo con el padre de Theodore Nott en Liverpool.


Hermione no ocultó a Severus está información. El hombre se sintió triste. La carta que le había enviado a Harry los primeros días de diciembre jamás tuvo respuesta, así que no sabía cuáles eran los sentimientos del muchacho con respecto a lo que él había dicho. De igual forma le deseaba toda la felicidad y suerte del mundo.



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