-¿Papá?- gritaba Mu llegando junto a Kiki a la casa de Shion.
Estaban listos para decirle todo lo que estaba por ocurrir, aunque el patriarca de los Krýstallo se adelantó.
-¿Cuándo planeaban decirme todo esto?- se quejó Shion bajando las escaleras para encontrarse con sus hijos.
-Amm… ¿Ahora? Por eso estamos aquí- dijo Kiki nervioso viendo la molestia en Shion.
-¿Tengo que enterarme por una revista? ¿Tú y Shaka Svarg? ¿Están juntos?- soltó Shion tomando una revista del estante de la entrada restregándola contra el rostro del mayor de sus hijos, quien estaba estupefacto.
Hacía dos noches que había ido a cenar con Shaka a una de sus tantas reuniones de caridad presentándolo con todos sus amigos y conocidos. Shaka iba en serio con él.
-¿Sí? Algo así- dijo Mu alzándose de hombros. En ese instante, Shion sonrió y dio unos pequeños saltitos en su lugar descolocando a sus hijos.
-¿Qué te sucede, papá?- preguntó Kiki olvidando ahora el por qué estaban ahí.
-No lo sé, ¿Es algo serio, Mu?
-Puede ser, estamos tomándolo con calma.
-¿Crees que puedes darte ese lujo?- y ahí estaba de nuevo el Shion que conocían.
-Quiero saber si es el indicado, papá.
-No hay nadie más indicado que Shaka Svarg, cariño. Es tu vida, Mu, no te pongas creativo.
-Supongo- respondió el pelilila no muy seguro. Le gustaba Shaka, claro estaba, pero aún no estaba seguro si él era el indicado, era demasiado perfecto para ser real.
-Cuando los vi juntos en esa revista, fui a buscar unas fotografías viejas. Sólo míralas- sonreía Shion pasando a un lado de sus hijos para ir por esas viejas fotos donde Mu y Shaka salían juntos.
El pelilila sonrió al recordar esos momentos, eran buenos amigos, además de que Shaka lo había aceptado con esos feos anteojos y sus frenos.
-Se veían tan lindos, bueno, sólo Shaka- dijo Shion recibiendo un codazo en las costillas por parte de Kiki.-¿Irá contigo a la boda?
-Sí- soltó alegrando a su padre y de paso a Kiki, quien lo miró agradeciéndole el gesto que salió sin planear. Ahora Shion estaba feliz y sería más fácil decirle todo aquello.
-Así que ¿Irás a la boda aunque papá esté ahí?- preguntó Kiki con algo de miedo.
-Por supuesto, amor, mi pequeño sólo se casa una vez- dijo Shion acercándose para acariciar el rostro de Kiki y después salir brincando en busca de la lista de invitados para acomodar a Shaka.
-¿Le decimos lo de Dégel?- susurró Kiki muy cerca de Mu tratando de que su papá no los descubriera.
-No, nos retiramos mientras vamos ganando, hermano- susurró para enseguida darse la vuelta- ¡Adiós, papá!
-¿Qué? ¿Ya se van?
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La relación con Shaka era de ensueño, como si a ambos los hubieses sacado de una revista de muebles donde todos sonríen. Así era su vida ahora.
Largos paseos por la playa acompañados de champaña, junto a Kiki y Genbu, riendo de las bromas y ocurrencias de ambos.
Cenas a todas partes, conociendo personas de todos lados. Regalos costosos por parte del hindú, como trajes, relojes, zapatos, anillos y demás que agradecía portándolos en cada una de esas lujosas presentaciones a las que asistían.
Pero no sólo eso, también habían viajado a Japón, Canadá, México y Australia para cerrar algunos tratos de la empresa Svarg. Dejando el nombre de Shaka en alto junto a un apuesto compañero a su lado.
Pero no era suficiente, a veces sólo necesitaba estar en su departamento comiendo pizza o comida rápida sin tanto lujo ni fingir que sabía usar cada maldito cubierto que estaba sobre la mesa.
Le gustaba estar con Shaka, pero su mundo quizá era demasiado para él.
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El día de la boda había llegado y Mu había acordado que se cambiaría en la casa de Shion donde sería la recepción, por lo cual ahora salía de su departamento con su esmoquin listo envuelto en una suave cubierta.
Al salir, frente a su departamento también salía Saga, vestido con un elegante esmoquin negro.
-Saga, hola- saludó Mu con algo de nerviosismo. Ni siquiera sabía por qué rayos le hablaba, sólo sabía que necesitaba sentir su mirada sobre él una vez más.
-Hola.
-Qué sorpresa verte aquí, tan bien vestido- quizá algo de humor aplacaría las cosas entre ellos.
-Sí- musitó el peliazul frunciendo los labios.
-¿A dónde vas?- sonrió Mu aun tratando de arreglar algo.
-A una boda. También tú ¿Cierto? Es el gran día de Kiki.
-Sí, así es, y… vas a una boda igual, qué extraño ¿No crees? ¿Quién se casa?
-Nadie que conozcas- finalizó Saga dándose la vuelta para bajar las escaleras.
-¿Es una cita o algo así? ¿Sales con alguien?- ni siquiera supo por qué rayos había preguntado eso.
-No te preocupes por eso, Mu- resopló Saga con algo de molestia concluyendo así su extraña plática.