Los días pasaban y la boda se acercaba, por eso mismo, Kiki y Genbu habían ido a comprar sus trajes.
Todos les habían dicho que eso no era la costumbre y que era de mala suerte, pero para ellos, que habían pasado tantas cosas, la mala suerte no era problema.
-¿Por qué debo usar un estúpido color rosa de camisa?- preguntaba Mu mirando su rosada camisa con asco.
-Papá las escogió, dijo que no podías verte mejor que los novios, así que todos usarán ese color- decía Kiki asomándose desde el probador.
-Te estás convirtiendo en el demonio del diablo.
-Trato de hacerlo feliz, ya que invité a papá a la boda.
-¿Y ya se lo dijiste?- el rostro del pelilila era de verdadero terror.
-No, aun no, pero lo ayudaré- dijo Genbu saliendo del probador con una enorme sonrisa portando su delicado y hermoso traje blanco.
-Casi podría decir que luces bien.
-Idiota.
-¡Tadá!- gritó Kiki saliendo del probador con un ajustado y elegante traje negro.
-Lo mismo para ti hermano- dijo Mu tomando un sorbo de su champaña mientras ambos se miraban embelesados. Se abrazaron y besaron al punto del llanto.
-Luces bastante apuesto- sonrió Kiki mirando a Genbu, quien se sonrojó enseguida.
Podían pasar los años y Genbu era el mismo chico tonto e inocente de la escuela.
-Me preocupa que con esos trajes tan costosos no puedan tener sexo en la luna de miel.
-¡Mu!
-Es verdad, es de ley, y mucho menos un 69.
-Somos adultos, el 69 es para cuando tienes 17 y quieres hacer de todo antes de que tus padres vuelvan- soltó Kiki mirándose en el espejo. Mu se alzó de hombros sentándose en uno de los elegantes dofás de la tienda y revisó su celular, tenía un mensaje Saga.
-Oh, por Dios, encontró a Radamanthys- exclamó feliz.
-¿Estás buscando a todos tus ex novios para no pasarte de los veinte?
-Algo así, Genbu, sólo piénsalo, si funciona con alguno de ellos una etapa de mi vida no será un desperdicio.
-Pero no funcionó con ninguno de ellos porque no eran para ti, Mu.
-Oye ¿Radamanthys no es el mago con el que saliste?- preguntó Kiki con una mueca.
-Sí, el idiota sacaba cartas de mi trasero- se burló Mu recordando a ese chico británico con el que había salido unos meses, y ¿Quién sabe?, tal vez él era su futuro esposo.
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-¡Vaya! Eres rápido- sonrió Mu llegando hasta la mesa donde Saga lo esperaba, justo en el bar donde Radamanthys trabajaba.
-Este fue fácil tiene su propio sitio de internet, magiasupersexy.com- sonreía Saga con una cerveza frente a él, el pelilila en cambio paseaba su mirada esperando encontrar a ese mago que alguna vez conoció.
-Creo que yo puedo encontrarlo solo, así que puedes irte.
-¿Y perderme el show?- se burló Saga señalando hacía la barra con su barbilla. Mu se giró apreciando a Radamanthys, tan diferente al tipo gótico que era hacia años. Ahora con cabello corto lucía igual a un abogado desempleado, y sí, seguía haciendo magia con cartas.
-No, no tengo nada que hacer aquí- dijo levantándose para salir del bar.
Radamanthys barajeaba cartas en la barra atrayendo a dos chicos lindos, esa era su manera de coquetear y Mu lo sabía bien.
-¿Eso es todo?- preguntó el griego sin obtener respuesta saliendo tras de Mu.
-Sí, lo es.
-¿Por qué? ¿Por qué es bartender?
-No, porque aún sigue siéndolo, está exactamente donde estaba hace cinco años. Es un mago desempleado que duerme hasta mediodía, atiende el bar hasta las 3 am, y además de las cartas también usa monedas y jamás te las regresa.
-¿Y qué? podrías haberte divertido por los viejos tiempos, seguro a mi hermano le fascinaría el tipo- exclamó Saga con una sonrisa.
-¿Hermano?
-Tengo un hermano gemelo, se llama Kanon, pero no importa, vuelve por el mago.
-No, aunque no aumentara mi número no puedo perder mi tiempo con chicos como él.
-¿Entonces de eso se trata? No quieres aumentar tu número y por eso no quieres dormir conmigo- dijo tomándolo del brazo para detenerlo mientras Mu le dedicaba una mueca de desprecio.
-No, hay muchas razones por las que no quiero dormir contigo.
-No, no es cierto y no sé por qué te importa tanto el número.
-Porque a veces hay hombres que se fijan en eso. Las personas piensan que sólo es a las mujeres, pero se equivocan, también a nosotros los gay nos pasa. El tipo activo busca a un chico ideal que sea virgen y con mi número no puedo ser ese chico.
-¿Chico ideal? ¿Cómo sería?
-Ya sabes, el chico lindo que le presentas a tu familia, que no dice malas palabras, inteligente pero no más que tú, frágil, sumiso, sabe cocinar, y cuando están a solas saca un traje de látex y te lo coges salvajemente.
-Ese chico no existe, si lo hiciera, me acostaría con él- soltó el peliazul negando- ¿Y a qué hombre gay de ahora le importa cuántos ha tenido su pareja?
-A los decentes- musitó Mu dándole justo en el orgullo al griego.