Por la mañana Mu despertaba esperando ese nuevo día y a un nuevo ex que no lo defraudara. Se sentía una mierda pensando en ello, pero el tiempo se le agotaba.
Se levantó estirando sus brazos y entrecerrando los ojos por la luz del sol. Sus pies tocaron el frío suelo de madera para después dar un salto de la cama y caminar hasta su cocina por un poco de café, pero lo único que encontró fue a Saga dormido en su sofá.
-¡Oye! ¿Qué haces aquí?
-Esperando a que ¿Sigmund? Se vaya- soltó el griego un tanto adormilado y sin poder recordar con precisión el nombre de su amante en turno.
-¿Te acostaste con alguien anoche después de que te dejé?
-Eso suena horrible- dijo haciendo una mueca- Yo diría que compartimos una velada romántica. Le dije que tenía una cita con el dentista y ahora me escondo en tu sofá.
-Bien, usa tu tiempo libre para trabajar- sonrió Mu con ironía girándose para colocarse algo sobre sus piernas desnudas ya que sólo usaba unos diminutos bóxer.
-Estoy trabajando. Te abrí una cuenta de Facebook- dijo el peliazul levantándose del sofá y tomando la portátil de Mu para mostrarle.
-No quiero estar en Facebook, Saga, ¿Qué foto pusiste?
-La que te tomé mientras dormías- bromeó haciendo que Mu le dedicara una mueca de desagrado.
-Qué horror.
-Esto será mejor, así ellos te buscan y tú a ellos.
-Genial, pero me rehúso a utilizar otra tonta red social- se quejó yendo a la cocina a prepararse un vaso de agua y café para el griego.
-El número 14, Seiya, te acaba de enviar una solicitud de amigo.
-Vaya, él me gustaba bastante- el pelilila se acercó enseguida para sentarse a un lado de Saga para ver al que alguna vez fue su novio -Oh, es adorable- sonrió Mu mirando la foto de ese chico castaño.
-Amm…- soltó Saga al comenzar a pasar sus fotos notando que tenía familia.
-Sí, igual de adorable que su esposo e hijos- dijo Mu al ver todas las fotos con su ahora esposo y dos niños los cuales había adoptado.
-Se nota que no sabe para qué sirve Facebook- rezongó el griego mirando las fotos. Mu en cambio, se había levantado para seguir con el desayuno.
-Si no te tomas este trabajo en serio, te despido de usar mi departamento- rezongó señalándolo para enseguida fruncir el ceño- Por cierto ¿Y mi cafetera?
-La rompí, si tuvieras Twitter te abrías enterado- Mu frunció los labios y entrecerró los ojos con molestia mirando al peliazul, quien le sonreía de oreja a oreja.
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-Me debes mucho dinero, idiota- soltó Mu subiendo las escaleras del edificio con una cafetera nueva bajo su brazo y mirando a Saga, quien lo esperaba arriba.
-¿Y si te pago con comida china? Ordené a domicilio.
-¿Pediste costillas en salsa teriyaki?- preguntó deteniéndose un momento.
-Platillo principal.
-Bien, iré en cinco minutos- afirmó subiendo rápidamente y yendo hasta su departamento para colocarse ropa más cómoda.
Y exactamente cinco minutos después, Mu entraba al departamento del griego ahora mirando un poco más a detalle, sobretodo el enorme mapa con los nombres de todos sus ex novios, casi como en una película policiaca.
-Vaya.
-Sí, papá no salía a jugar conmigo porque espiábamos a muchas personas.
-Es impresionante, lo admito- musitó Mu mirando ese norme panel frente a él mientras el griego abría dos cervezas.
-Dos de ellos están casados al igual que Myu, el chico de Austria- comenzó Saga una vez sentados sobre el suelo.
-No importa, pero ¿Sabes algo de Shaka?- preguntó esperanzado- Me das salsa de ciruela- pidió con una costilla en sus manos colocándola frente a Saga, quien le servía de aquella cosa viscosa.
-¿Mostaza?
-No, la odio.
-Sobre Shaka no tengo nada, lo siento, te dije que los ricos son buenos protegiendo su privacidad. Sé paciente, lo encontraremos- Mu asintió resoplando- Pero ¿Qué me dices de Aioria Kevavná? Está separado, su casa está en venta. Estoy seguro que se avecina un divorcio- Mu pareció pensarlo por unos segundos para después alzar los hombros, Aioria era apuesto y divertido.
-Bien, intentemos con Aioria, pero ¿Cuál será mi plan?
-¿Un hombre que se divorcia?- preguntó Saga pensando cómo es que Mu podría llegar hasta él.
-Ya sé, podría averiguar quién es su abogado y buscaré trabajo como su asistente.
-No te compliques tanto, sólo ve a su casa en venta.
-Sí, se escucha mejor- sonrió Mu tratando de no sentirse tan idiota frente al peliazul mordiendo su deliciosa costilla en salsa teriyaki y ciruela.
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Estaban justo en el lugar donde Aioria Kevavná vendía su casa. Saga y Mu lo encontrarían ahí, mejor dicho, Mu.
-El reto con un recién divorciado es que sólo quiere divertirse. Tienes que darle el mejor sexo de su vida y así cuando se dé cuenta de que está enamorado será demasiado tarde.
-¿Usaré el sexo para esconder el hecho de que sería un buen esposo?- preguntó ofendido.
-Sí, ¿Eres bueno para el sexo oral?
-¿Qué?- preguntó Mu atragantándose con el sándwich que comía mirando al griego realmente sorprendido.
-Relájate, es mi trabajo, sólo trato de ayudarte.
-Bien, si quieres saberlo soy muy bueno, pero con la mano no soy tan hábil- se quejó el menor caminando junto al peliazul. Un par de pasos más y encontraban una casa abierta.
-Creo que es aquí ¿Listo?
-Sí- afirmó el pelilila entrando a esa bonita casa.
-Es enorme.
-Es muy linda, a Aioria debe irle bien- sonreía Mu mirando a su alrededor.
-¿Dónde está el corredor de bienes raíces?- se cuestionó el griego subiendo las escaleras para buscarlo mientras Mu se paseaba por el lugar sin notar lo que sucedía a sus espaldas, literalmente. Y lo notó en el momento que vio sobre la chimenea una foto de Aldebarán con su prometido.
-Pero si es…
-¡Mu!- gritaron detrás del pelilila haciendo que pegara un salto y se girara asustado.
-¡Aldebarán!- gritó al ver al gran hombre frente a él con un par de bolsas de supermercado y el pánico en su rostro.
-¿Qué demonios haces en mi casa?
-La. ..puerta estaba abierta y... supuse que era la casa en venta- balbuceó tratando de controlar su corazón.
-No, esta es mi casa. Estás mi casa, Mu- aclaró Aldebarán ahora con molestia mientras el menor sólo quería que la tierra se lo tragase.
-Oh, bueno, es que mi prometido Arles y yo estamos buscando una casa para cuando regrese del Polo Norte- sonreía inventando aquel nombre y caminando hacia la salida sin dejar de ver a su ex.
-Sí, genial, ahora ¿Me podrías regresar la fotografía?
-Oh… sí, lo siento- se disculpó notando que llevaba aquello entre las manos, dejándola en la mesita de la entrada y saliendo de la casa, escuchándose enseguida el sonido del agua yéndose por el escusado y Saga bajando las escaleras a gran velocidad para salir de ahí.