Harry estaba asustado, realmente asustado. La última visión que tuvo en mitad de clase era uno de sus mayores miedos.
Tenían a Sirius, en aquel lugar que no dejaba de ver un y otra vez en sueños. El Departamento de Misterios, miles de estanterías con pequeñas bolas de luz que iluminaban la figura de su padrino maniatado y sujeto por dos mortífagos.
Le había contado a Hermione y Ron y ellos se habían mostrado tan preocupados como él, aún tenían en mente el ataque que Harry vio contra el señor Weasley.
—Yo solo digo que no perdemos nada por probar, antes de escapar del castillo e ir al Ministerio—dijo Hermione.
—La única chimenea que funciona es la de Umbridge—señaló Ron.
—Seguro que tiene su despacho cerrado a cal y canto—dijo Harry.
—Por favor, seguro que es más fácil entrar ahí que al Ministerio—Hermione quería probarlo.
Ambos chicos asintieron.
Esto era lo que los había llevado a la situación que ahora vivían. Harry miraba a Draco, que estaba sosteniendo a Ginny.
La sapo rosa lo amenazaba con hacerle confesar innumerables delitos contra el Ministerio y Harry no tenía paciencia ya para tanta tontería de esa señora.
Un gesto mínimo y Draco soltó a Ginny, esta atacó a Crabble que soltó a Neville, que atacó a Goyle. Con la distracción, Harry atacó a Umbridge.
La escena final, 4 Gryffindor apuntando a 1 Slytherin y Harry corriendo para proteger a su novio.
—No, no—gritaba Harry tapando a Draco—. Él está con nosotros.
Sus amigos le miraban con el ceño fruncido y sin entender nada.
—Es una larga historia, pero ahora solo creedme, por favor.
Draco salió de detrás de él.
—¿Qué ocurre?
Harry lo miraba dudando, a pesar de que confiaba plenamente en él no le había contado nada sobre Sirius. Ambos evitaban los temas "familiares" que les llevaban a estar en bandos opuestos.
—Es mi padrino—explicó.
—Harry no...—dijo Hermione.
—¿Quién es tu padrino?
—Sirius Black.
Draco lo miraba sorprendido, Sirius Black seguía siendo el preso fugado que el Ministerio buscaba y en tercer año entró a matar a Harry.
—¿Tu padrino quiso asesinarte? ¿está de nuevo aquí?—dijo Draco sacando su varita y agarrando a Harry junto a él.
El gesto enterneció a Harry profundamente solía ser él quien defendía a los demás o en el mejor de los casos salvaba el culo por los pelos. Que Draco quisiera defenderlo era muy dulce.
Tan solo lo besó y escuchó como un coro de ahhh y ugg se elevaban a su espalda y como Draco lo apretaba más.
—Mi padrino es inocente, siempre lo fue, y ahora los mortífagos lo tienen secuestrado en el Ministerio para que yo vaya.
Draco lo miraba tratando de asimilar todo.
—Es una trampa Harry, estoy segura—dijo Hermione.
—Ya oíste a Kreacher, Sirius no está—le rebatió el moreno.
—Eso no significa que no sea una trampa—siguió la chica.
—Yo no me fío de ese elfo—dijo Ron.
—¿Un elfo llamado Kreacher?—dijo Malfoy haciendo que los demás se callaran y lo miraran.
—¿Lo conoces?
—Estas vacaciones mi padre estaba muy nervioso, salió de una reunión con otros "amigos" y un elfo. Kreacher no dejaba de hacer reverencias a mi madre y a mí, por lo que entendí era un elfo de la familia Black.
—¿Crees que puede habernos mentido?—cuestionó Harry.
—Es solo un elfo, ellos sufre...—Intervino Hermione.
—Técnicamente tú no eres su dueño, puede mentirte si quiere—apuntó Draco.
—Sí, eso es cierto—corroboró Ron.
—Volvamos a intentarlo—dijo Harry.
Esta vez presionaron al elfo pero este negaba una y otra vez.
—Dejadme probar una cosa—dijo Draco—. Kreacher.
—Amo Black.—El rostro del elfo se trasformó completamente.
—Dime si Sirius Black esta en casa o no.
—Sí amo, el traidor a la sangre está durmiendo la borrachera con el sucio hombre lobo. Escoria, inmundicia para la casa de mi señora....
—Para y ve a buscarlo.
El elfo desapareció de la chimenea y durante unos minutos angustiantes esperaron hasta que el rostro familiar de Sirius apareció en las llamas.
Todos los chicos en el despacho suspiraron aliviados.
Harry miró a Draco y el agradecimiento que tenía en sus ojos era auténtico.
Demasiada información nueva que procesar.
Todos hablaban de un modo alborotado pero Draco volvió a la realidad cuando el hombre en las llamas dijo que avisaran a Snape.
A todas luces su padrino sería a la última persona que avisarían para poner sobre aviso de una trampa de mortífagos, él mismo era uno de ellos.
—Creo que debo contarte un par de cosas más—dijo Harry leyéndole el pensamiento.
La mitad de los Gryffindor fueron a buscar al maestro de pociones.
—¿Qué vamos a hacer con ellos?—dijo Hermione.
—Creo que deberíamos hacerles un leve confundus, con Crabble y Goyle servirá pero dudo que con ella sirva—dijo Harry.
—Un obliviate—dijo Draco.
—No sabemos hacerlo correctamente—descartó ella.
—Yo si sé.
La morena lo miró entre sorprendida y escéptica.
—Créele, es una caja de sorpresas.—Aquello llenó el grueso ego de Draco.
Los tres se dedicaron a los hechizos, Hermione y Harry con los Slytherins y Draco con el sapo.
—Wow Malfoy tienes que enseñarme a hacer eso—dijo Hermione
—Me lo pensaré— dijo altivo hasta que recibió un codazo en las costillas por parte de su novio.
—Será todo un placer—arregló.
—Harry, creo que tienes algunas cosas que contarnos, ¿no?—le dijo su amiga al moreno.