Había salida a Hogsmeade y pensaron que quizás pudieran ir a comprarle algo a Gatito. El problema es que ellos no iban a ir juntos. Eso era del todo impensable.
Así que decidieron que irían por separado y cada uno compraría una cosa.
Hermione y Ron le pidieron ir con ellos, pero la verdad es que no le apetecía. No sabía cuanto iba a durar su enfado. Pero de momento prefirió ir con Neville y Luna.
Era extraño estar de nuevo en un trío en el que los otros dos integrantes se gustaban. Bueno al menos a Neville le gustaba Luna, dudaba que esta se diera ni siquiera cuenta de ello al estar más pendiente de los nargles que de los chicos a su alrededor.
En cuanto pudo se escapó de los dos y fue a la tienda de mascotas en el pueblo.
Pocas veces había ido porque Hedwig era muy autosuficiente.
En la tienda había pocos clientes y una campanita sonó cuando entró. Casi todo eran chicas, pero una cabellera demasiado rubia delató a su compañero de gatito. Eso sonó demasiado mal en su cabeza ni imaginar decirlo en voz alta.
Ya bastante tenía con recordar cuando Malfoy lo sostuvo entre sus brazos. Aquello se quedaba guardado en el cajón de lo recuerdos más bochornosos de Harry Potter.
Pero la verdad que este nuevo Malfoy era bastante más agradable de lo que había sido jamás en la vida. ¿Estaría tramando algo?
Demasiado tiempo mirándolo, se gritó a sí mismo intentando buscar algo para Gatito sin que el otro lo viera. Pero cuando vio lo que tenía en las manos el rubio tuvo que interceder. Ni soñarlo. Lanzó un pequeño hechizo e hizo cambiar los colores del collar que llevaba en las manos.
Gatito se vería mejor con rojo y oro, le pareció graciosa la mueca de sorpresa que puso Malfoy cuando lo vio cambiar de color.
Dejó ese y cogió otro nuevo, verde y plata, pero de nuevo cambió a rojo y oro. Le costaba contener la risa y al final lo descubrió.
Lo taladraba con esa mirada suya tan desagradable, pero le acabó sonriendo cambiando de nuevo los colores a los originales.
Aquello fue una de las peleas más tontas que tuvieron hasta el momento, y habían tenido muchísimas si era sincero. Pero el pobre collar acabó multicolor e incapaz de volver a su color original. Ambos lo miraron, lo suficiente separados como para que nadie pensara que estaban juntos.
Draco bufó pero fue a la caja a pagar el collar. Harry sonrió contento y se dedicó a buscar su regalo para Gatito.
o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o