Sherlock Holmes estaba recostado en una camilla siendo cuidadosamente afeitado por uno de los numerosos empleados de su hermano. Mycroft lo observaba desde su escritorio atento…aunque jamás lo dijera en voz alta le alegraba tenerlo de vuelta, ahora podía volver a vigilar de cerca cada uno de sus movimientos y protegerlo…incluso de sus propias acciones.
-has estado ocupado ¿No es así? Como una abeja trabajadora -comentó el mayor de los Holmes fingiendo leer el periódico.
- Me tomó 2 años desmantelar la red de Moriarty
- ¿Seguro que lo hiciste?
- El flanco serbio era la última pieza…
- Vaya plan…como sea, estas a salvo ahora…pero un pequeño gracias no me molestaría- insinuó el gobierno británico en persona.
- ¿Por qué? -
-Por entrometido, te saqué de ahí, por si no lo notaste el trabajo de campo no es mi área natural-dijo Mycroft ofendido
- ¡Te sentaste a ver como esos matones me golpeaban a muerte!, y te equivocas… fui yo quien te sacó de ahí, ¿por qué no interviniste antes? - interrogó exasperado
-No podía arriesgarme a que me descubrieran- se defendió Mycroft
Disfrutabas- acusó Sherlock
-Tonterías-
-Definitivamente…lo hacías- señalo el detective escupiendo las palabras
- ¿Tienes ideas como fue Sherlock?, estar encubierto, abrirme camino entre sus filas…el ruido, las… ¡PERSONAS! - le reprochó el mayor con desprecio.
Sherlock sonrió, a final de cuentas su hermano si había arriesgado el cuello por salvarlo a él, intentó incorporarse lentamente, le dolía el cuerpo, las heridas necesitaban tiempo para sanar aún, le habían roto unos cuantos ligamentos y tenía moretones y cortes por toda la espalda. Le trajeron un costoso traje y comenzó a vestirse, había pasado mucho tiempo sin poder utilizar su ropa, extrañaba verse como él, esas prendas formaban parte de su personalidad…pero aún faltaba algo esencial…
-Sherlock escucha, necesito tu atención total en esto-
-que dices de la camisa- preguntó dudoso el detective mirándose al espejo
-¡Sherlock! – gritó el pelirrojo exasperado.
-encontraré tu célula terrorista subterránea Mycroft…solo regrésame a Londres, debo reconocer el lugar, respirar su aire, sentir cada palpitación de su corazón…-entonces formuló la pregunta que había querido hacer durante todo el trayecto a Inglaterra. - ¿Has visto a John Watson?
- ¿John?, ¡ah sí!, nos reunimos los viernes a comer juntos -sonrió Mycroft con cinismo, recibiendo una antipática mirada de Sherlock en respuesta. Entonces el mayor le entregó una carpeta con múltiples fotografías de John a lo largo de esos años y algunos expedientes, principalmente los informes de su psiquiatra actual. -lo he mantenido cuidadosamente vigilado, pero no hemos tenido contacto directo con él para prepararlo…debo advertirte que el doctor Watson no se encuentra bien Sherlock, después de que te fuiste no volvió a ser el mismo, probablemente no seas bienvenido-
- Luce viejo…nos desharemos de ese bigote- dijo Sherlock revisando las fotografías más recientes- espera ¿a qué te refieres?, podría salir de un pastel en la calle Baker, el estará encantado de verme…
¿Calle Baker? Ya no vive ahí… John está inestable Sherlock, los informes de su psiquiatra son cada vez más alarmantes, ha intentado suicidarse 3 veces en estos dos años, está medicado y casi todos los días va a visitar tu tumba, aunque esté lloviendo o nevando… ¿Cómo crees que se sentirá cuando note que todo fue una farsa? ¿Qué Sherlock Holmes lo engañó por 2 largos años? … que ha estado visitando una tumba vacía... – preguntó Mycroft con tono incisivo y una sonrisa perversa se asomó entre sus labios. Sherlock le arrojó una mirada alarmada, no había pensado en esa posibilidad, siempre había asumido que cuando fuera el momento de volver a Londres John lo recibiría con los brazos abiertos, feliz de volver a trabajar juntos.
- ¿Dónde estará esta noche?
-Por qué lo sabría -replicó el pelirrojo con desinterés
-Siempre sabes…
-Últimamente va a beber solo a un bar ubicado en la calle Marie Lebanon los viernes por la noche. Como verás se ha aislado del mundo, dejó de ver a sus amigos y conocidos, creo que incluso ha adquirido tus hábitos, no come, no duerme, habla solo, se droga…con sustancias legales hasta ahora pero después quien sabe… y se queda por horas de pie mirando a la nada desde la ventana de su nuevo apartamento, perdido en sus propios tormentos…su estado es lamentable y todo gracias a ti querido hermano, debería felicitarte-
Sherlock intentó ignorar todas esas acusaciones, un desconocido sentimiento de culpa comenzaba a inundarlo lentamente - ¿dónde está?
- ¿De qué hablas?
-No juegues- Mycroft sonrió y dio la señal para que trajeran el inmenso abrigo, Sherlock lanzó un pequeño suspiro al verlo, se sentía tan apegado a sus abrigos…eran su marca personal- creo que voy solo a dejarme caer, adiós “Blad - y se retiró caminando elegantemente a grandes zancadas de vuelta a Londres, ansiaba desesperadamente volver a ver esa ciudad con sus propios ojos y embriagarse de sus colores, sonidos y aromas…era su territorio natural.Una vez que pudo contemplarla miró su reloj y se dirigió rumbo al Bar del que le había hablado Mycroft…pensando en la mejor forma de sorprender a John.