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El último Milagro de Sherlock Holmes por sherlocked221B

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Notas del capitulo:

Muchas gracias por leer el fanfic! por favor no olviden dejar sus comentarios con sus impresiones al finalizar el capítulo. 

Disfruten la lectura. 

Narra John

Estaba bastante entusiasmado, mi recuperación estaba progresando rápidamente, finalmente mi doctor a cargo decidió darme el alta, llamé a Sherlock quien por primera vez en años contestó el móvil al primer intento, recibió la noticia con cierto entusiasmo ajeno en él. Estaba esperando a que finalmente llegara para volver a Baker Street, de pronto se abrió la puerta de mi cuarto y mi sonrisa se esfumó instantáneamente.

­­—¿Mary que haces aquí? —pregunté sin poder disimular mi desconcierto, esto estaba mal, si Sherlock se cruzaba con ella no sabía que podía pasar…sabía que Mary no era de su agrado por razones obvias, por lo mismo había estado evitando con bastante éxito hasta ahora ese encuentro que en estos momentos se hacía inevitable, pero Mary nuevamente había ignorado mi decisión.

—vine a ver a mi novio—dijo ella con aire despreocupado—¡vamos! pareciera que no me quisieras ver aquí—comentó a modo de protesta ante mi expresión de desconcierto.

—no es eso…es que había quedado con Sherlock…

—cariño, lo sé…pero estoy muy preocupada, aun estoy bastante conmocionada por lo ocurrido ayer, además ya es hora de conocer en persona al enigmático Sherlock Holmes del que tanto hablas—sonrió risueña.

Personalmente no pensaba que fuera muy buena idea, menos en estas circunstancias, Sherlock por lo general ignoraba completamente las normas sociales de cordialidad y decencia, y si llegaba a conocerlas no le importaba en lo más mínimo seguirlas. De hecho tengo la certeza de que no le gusta conocer a nuevas personas…solo lo hace porque algunas de ellas son las que están implicadas en sus casos—además me comuniqué con sebastian, para informarle de lo ocurrido el pobre estaba bastante preocupado por el incidente, creo que se siente responsable—dijo May bajando la voz, indicando a la puerta, en ese instante apareció Sebastian Brown con su característica cordialidad y elegancia, esbozó una amable sonrisa. Habíamos estado en su casa el día anterior con Mary, todo había ido de maravilla hasta la tarde del incidente

—hey john—dijo acercándose a mi camilla

—que tal Sebastian—saludé con desgana, el muchacho me agradaba, pero en esos momentos solo podía pensar en la reacción de Sherlock al llegar y ver mi habitación con esos dos desconocidos para él…las cosas se pondrían tensas e incómodas— ¿qué te trae tan lejos de casa?

—mira John, Sebastian se ofreció para llevarte a Baker Street junto con Sherlock en su auto, el mío está descompuesto momentáneamente, pensamos que te sentirías más cómodo en tu estado, aun no puedes caminar—advirtió seriamente.

—Pude tomar un taxi con Sherlock Mary, no quiero ser una molestia, siempre me las he arreglado solo.  

—Sherlock? ¿El detective del que nos hablaste el otro día? —me interrumpió el amigo de Mary extrañado.

—si, el detective de la gorra graciosa—dije sonriendo maliciosamente

—si, es famoso en los periódicos sensacionalistas de Londres—dijo Sebastian divertido

—siempre le digo que está así de cerca de la fama—dije haciendo un gesto con mis dedos

—Hey John, sobre lo que dijiste antes… tú no eres ninguna molestia, la verdad me sentí terrible cuando supe la noticia, debí llevarlos de vuelta a Londres yo mismo en mi auto, me porté como un anfitrión muy descortés—comentó el castaño dedicándome una sincera mirada de culpabilidad.

—tranquilo Sebastian, nada de eso es tu culpa…no podías saber lo que iba a suceder en la estación

— hablando de eso....¿ya está claro lo que ocurrió? —preguntó el castaño observando a Mary con interés

—si, al parecer se debió a un desperfecto técnico con la electricidad del tranvía, antes de que llegáramos hubo un breve apagón, al volver la luz a la estación los sensores se sobrecalentaron por el alto voltaje…y eso provocó la explosión…al menos eso dice la versión oficial de la policía,  pero yo no estoy muy segura…

—¿de qué hablas? —pregunté extrañado, la desconfianza de Mary debía obedecer a alguna razón sólida

—la explosión fue demasiado potente para ser un simple “desperfecto técnico” y por los sectores de detonación la respuesta más lógica son “explosivos situados en ubicaciones claves bajo los cables de alta tensión de la ferrovía eléctrica”…en conclusión fue intencional—oí la conocida voz de Sherlock tras Mary y Sebastian, ambos voltearon sorprendidos, el rizado posó sus ojos en Mary y la miró de forma extraña, como si estuviese analizándola en profundidad.

—llegaste tarde—dije para romper el repentino silencio que se había situado entre los tres 

—lo siento, había mucho tráfico a esta hora—se disculpó Sherlock con diplomacia, manteniendo el aire de misterio al ser consciente que todos los ojos estaban posados en él.

—¡pero si es Sherlock Holmes en persona! —exclamó Mary  alzando los brazos con emoción—vaya, tardamos mucho en estar frente a frente Sherlock, John hablaba tanto de ti que dudaba si eras real o solo una invención de su fantástica cabeza, te imaginaba más alto—admitió Mary con su habitual franqueza

—La mente de John no es tan imaginativa para como para inventar todos nuestros casos…aunque admito que tiene una mentalidad en extremo romántica—dijo mirándome con intensidad, estoy seguro que en esos momentos mi rostro había pasado de rosado a rojo y luego a morado del nerviosismo.

—lo sé— dijo Mary dedicándome una dulce mirada cómplice, carraspeé inconscientemente presa de la ansiedad del momento, me picaban las manos y sentía mi rostro arder.

—pensé que yo te llevaría a Baker Steet —comentó Sherlock con frialdad dirigiendo su mirada hacia los dos “extraños”  

—yo me ofrecí para llevarlo—dijo Sebastian, quien había guardado silencio durante todo ese tiempo, extendió su mano hacia Sherlock quien le correspondió el saludo—mucho gusto señor Holmes, mi nombre es Sebastian Brown, soy amigo de Mary—aclaró

—vaya, y de pronto ya nos encontramos en una reunión de sociedad—dijo Sherlock sin disimular en lo más mínimo su ironía

—pensaba que yo los podía llevar hasta Baker Street, así mi conciencia estaría un poco más tranquila por lo ocurrido ayer—bromeó haciendo una mueca graciosa de culpabilidad.

Sherlock aceptó la propuesta muy a su estilo, no agradeció el gesto pero tampoco se negó, supongo que en parte lo hizo para mi comodidad, el auto de Sebastian era bastante espacioso. Al llegar a nuestro hogar intenté subir a mi silla de rueda, no sabia como lograría subir las estrechas escaleras hasta nuestro piso, iba a intentar ponerme de pie cuando sentí que alguien me tomaba por la espalda y unos fuertes brazos me elevaban en el aire. Sherlock comenzó a cargarme sin mayor esfuerzo escaleras arriba mientras Mary y Sebastian nos observaban atónitos desde el primer piso, su exquisito perfume invadió mis fosas nasales, elevé el rostro para observarlo y me aferré a su cuello instintivamente para no caerme, el me dedicó una mirada presumida al ver mi rostro enrojecido

—Si nos ven así…la gente hablará luego Sherlock —dije incómodo

—Déjalos que hablen hasta cansarse— replicó él con una actitud rebelde, elevando el rostro con su habitual actitud presumida. Finalmente me depositó en el sillón más grande con cuidado, mis heridas aun resentían bastante con cada movimiento.

Mary ingresó a la habitación con una expresión extraña, posó sus ojos en Sherlock quien le devolvió la mirada desafiante retomando su postura engreída, maldición…el ambiente nuevamente se había vuelto tenso.

—vaya músculos Sherlock, está usted en buena forma— comentó intentando mantener su actitud simpática de siempre, pero no pudo evitar una mueca involuntaria que delataba su turbación.  Sherlock volteó ignorando sus palabras. Se posó junto a la ventana, mirando a la nada…estoy seguro que estaba impaciente porque se retirasen de una vez…supongo que era demasiado desgaste social por un día para Sherlock Holmes.

—así que aquí es donde resuelven los crímenes…vaya que emocionante­—comentó Sebastian paseando la mirada por  nuestra sala—demasiado emocionante para un oficio como el mío—admitió con resignación.  

—¿a qué te dedicas Sebastian? — pregunté de pronto pese al tiempo que habíamos pasado juntos nunca se me ocurrió preguntarle por su trabajo, solo sabía que tenía una excelente situación económica.

—es oficinista, empresario más bien, ha viajado a varias partes del mundo estos últimos meses, estoy seguro que tiene una buena posición en la compañía Airplane, es bastante acaudalado y sentimental—interrumpió Sherlock sin despegar sus ojos de la ventana

—vaya si—respondió Sebastian con asombro—estudié ingeniería informática…pero bueno por tradición familiar comencé a hacerme cargo de la compañía de mis padres…ya sabes como es eso, mucho papeleo, diplomacia…bastante monótono, pero ustedes…un misterio nuevo cada día supongo—dijo dando una carcajada—¿cómo supo mi oficio?

—no lo sabía, lo noté a primera vista en el hospital

—Eso es importante…Sherlock…no es buen momento para esto—el rizado me dedicó una mirada contrariada y por primera vez no discutió, solo guardó silencio y retomó su postura distante.

—no por favor, me han dicho que es muy ágil—dijo Sebastian complacido, “ay no…aquí vamos de nuevo” pensé para mis adentros con pesar.

Sherlock entrecerró los ojos e inspiró una gran cantidad de aire, mientras juntaba sus manos bajo el mentón, para comenzar con su deducción ininterrumpidamente —sus manos, muy cuidadas, manicure  y sus dientes…blanqueamiento dental regular  ¿Qué hombre gasta en ese costoso tratamiento? Uno que necesita lucir una apariencia perfecta las 24 horas del día, su auto y el traje que viste son muy costosos, su ropa no tiene ni un par de semanas, es la segunda o tercera vez que lo usa, los dobleces están muy marcados y no tiene ni una sola mancha, de seguro tiene un guardarropas abundante y similar, sus zapatos perfectamente lustrados y sin ningún residuo en la planta, indican que evidentemente camina de forma regular en edificios cerrados en donde se hace limpieza cada día. Lo siguiente ya lo sabe, su pluma, abrió su chaqueta un momento y lo noté… tiene un grabado “Compañía Airplane” es una pluma con bordes de oro macizo, pero no es nueva, está algo gastada, tiene rayones, aunque es muy costosa, ese modelo se dejó de elaborar en los 80, calculo que tiene por lo menos 30 años. Probablemente un regalo sentimental que le daría un hombre importante a su sucesor que toma el rumbo de una gran compañía en sus manos, usted trabaja en airplane y su padre también tenía un cargo elevado…un cargo que ahora ocupa usted. Es zurdo por la posición de la pluma y por los restos de tinta negra seca en sus dedos índice y pulgar…timbra muchos documentos en su lugar de trabajo…las salpicaduras son recientes por lo que asistió a trabajar hoy por la mañana pero decidió tomarse la tarde libre…debido a la noticia del incidente de John… su peinado es de oficinista…siempre siguen el mismo estilo.

—asombroso…¿cómo sabe lo de los viajes alrededor del mundo? —preguntó el castaño con genuino interés.

—su reloj, está perfectamente sincronizado, los botones están algo gastados, suele cambiar la hora completa en sus viajes alrededor del mundo, pero no se ha molestado en cambiar los días…2 días de retraso, ese modelo se emitió hace menos de 6 meses.

—woow…ahora entiendo donde viene su fama—respondió Sebastian con asombro

—Si también yo—dijo Mary maravillada, abriendo mucho los ojos— al inicio creí que John exageraba con su obsesión por usted, pero no…realmente es una persona muy hábil Sherlock. Con razón John sigue este estilo de vida…no lo crees completamente hasta que lo ves—dijo Mary observándome

—si…bueno nunca me aburro…no hay tiempo para eso—admití, inconscientemente bostecé y para mi fortuna Mary notó mi cansancio

—deberíamos irnos—dijo mirando al castaño, quien asintió con una sonrisa amable—Sherlock…muchas gracias por preocuparse tanto de John…el es un gran hombre

—créeme que lo sé—dijo él secamente manteniendo la seriedad.

—Señor Holmes ha sido un verdadero placer conocerlo en persona—dijo Sebastian con una sonrisa diplomática y un apretón de manos de despedida

Ambos se despidieron, Mary abrazó a Sherlock efusivamente antes de salir de nuestro sin obtener ninguna contestación a la inoportuna muestra de afecto más que una mirada iracunda por parte del rizado…finalmente me dio un corto beso en los labios al salir prometiendo que volvería pronto.

—Por fin solos, dije estirándome en el sillón con una sonrisa. Sherlock seguía vigilándolos desde la ventana con el ceño fruncido y las manos cruzadas tras la espalda, mientras ambos se subían al auto de Sebastian…con cierta… ¿desconfianza? —¿Sherlock que ocurre?— pregunté,  se había comportado extraño durante todo el recorrido a Baker Street.

—nada, por qué preguntas

—estas muy callado—puntualicé

—debemos revisar tus heridas, traeré vendajes nuevos para curarte puede que con el movimiento del viaje se haya abierto algún punto, es mejor prevenir—dijo finalmente, sin darme tiempo de protestar. Al regresar con el botiquín comenzó a subir mis pantalones arriba de mis rodillas,  para  dejar al descubierto mis vendas, no podía evitar sentirme intimidado ante su escrutadora mirada, deshizo los vendajes con mucho cuidado, vi como sus dedos trabajaban con rapidez y maestría, limpió las quemaduras con delicadeza, de pronto uno de sus dedos pareció rozar por casualidad la zona enrojecida circundante a la herida con tanta suavidad, que sentí un placentero choque eléctrico que se propagó por mi cuerpo, me sobresalté y abrí los ojos extrañado pero Sherlock seguía en lo suyo terminando de colocar los vendajes, me pregunté si solo me había sido mi imaginación—¿te duele?—preguntó volviendo a rozar esa delicada zona como si fuese un descuido momentáneo al retirar su mano, apreté los labios para no demostrar mis verdaderas sensaciones

—no—dije desviando la mirada, sentía como el calor se agolpaba en mis mejillas enrojecidas.

—¿entonces por qué reaccionas así? —preguntó acercando su rostro a una de mis piernas y soplando para que el ardor de la quemadura se disipara, era bastante difícil no imaginarme una escena erótica en esa situación tan comprometedora, su aliento chocando contra mi sensible piel no hizo nada más que acrecentar mi turbación—elevó los ojos y un brillo de picardía apareció en ellos, mientras en sus labios se asomaba una sonrisa—¿mejor?

—si…¿ya terminaste con la curación? —dije titubeante, intentando moverme para ocultar la creciente dureza de mi hombría… ¿cómo Sherlock era capaz de excitarme con esos simples gestos aparentemente inocentes?

—si…ya terminé, a menos que necesites algo más—dijo por lo bajo, su voz sonó aterciopelada, más grave de lo normal, sus ojos fijos en mí…

—es…todo—dije esforzándome por pensar con claridad.

—bien—dijo con su habitual seriedad, incorporándose y llevándose los vendajes sucios. Si Holmes seguía teniendo esos acercamientos no podría resistir mucho tiempo, sin embargo no había hecho nada malo…era todo aparentemente correcto. “maldito Holmes” pensé…me conocía tanto…y era capaz de ser tan sutil en su actuar disfrazando sus reales intenciones, confundiéndome más y más…haciéndome creer que todo era producto de mi imaginación “romántica”.

 

Notas finales:

Por favor no olviden dejar sus impresiones al final del capitulo 

Un gran abrazo. 

-Boni-


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