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Finge, es fácil. por RousseSM

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Notas del capitulo:

Segundo capítulo *u*

Estudiar no era malo, hasta podía catalogarlo como un innecesaria distracción. Aunque no estudiara, Taehyung siempre conseguía las más altas calificaciones.

¿Cuál era el truco?

Ninguno para ser sinceros. O nacías inteligente o te formabas en ello durante los siguientes años. Para Taehyung, se aplicaba la primera opción. Todo su mundo giraba alrededor de ello, siempre la primera opción. Esa es una de las razones por las que no puede dejar ir así de simple su enamoramiento secreto por Seokjin. Es su primer amor por decirlo de alguna forma, por eso, tiene que hacer algo al respecto.

Terminó de entregar el ejercicio de álgebra que el profesor les había encargado y dejando a un Jimin casi frustrado por no poder resolver las dos últimas preguntas, salió de clases.

Taehyung se había roto la cabeza la noche anterior, intentando descubrir una solución a sus problemas. Fue difícil decidirse por alguna de las opciones que trazó en una de las hojas de su agenda personal, pero finalmente se decidió por una.

En definitiva, no seguiría las instrucciones de Jimin. Al rubio le encanta destacar, a él no. Prefiere estar sentado en el jardín, mirando a la nada. Taehyung le llamaba a eso, uno de los pequeños placeres de la vida.

No había más de dos personas andando por el pasillo. Era la oportunidad perfecta. Su destino dependería de los próximos minutos. Tenía que actuar rápido.

Extrajo de su bolsillo un sobre celeste perfectamente doblado. Casi no durmió por andar pensando en cada uno de las palabras que había escrito. No es que declarara su amor entre esas líneas, pero por algo debía empezar ¿no?

Justo al instante en el que iba a deslizar su carta en el casillero de su príncipe, Namjoon, tan inoportuno como siempre, apareció a su lado.

   ―¿Por qué estás aquí? ―le increpó Taehyung de una no muy buena manera.

El más alto le miró con una ceja levantada―. ¿Será porque estás al lado de mi casillero?

Cierto. Hasta los malditos casilleros estaban divididos en secciones. La primera sección, para los "intocables e imposibles", la segunda, para alumnos que destacaban en actividades extracurriculares y la última y por lo tanto, menos importante: la sección destinada a los invisibles.

   ―Oye, ¿qué es eso?―le preguntó Namjoon, cerrando su casillero luego de extraer una sudadera.

"¿Qué era qué?" se preguntó Taehyung y luego de ver los ojos de Namjoon pegados a la carta que sostenía en la mano, quiso ser tragado prontamente por la tierra.

   ―Déjame ver ―instó entonces.

   ―¡No, claro que no! ―Taehyung le arrebató la carta de las manos y sintió sus mejillas arder en ese momento.

Namjoon lo miró confundido durante unos segundos, hasta que sintió sus neuronas hicieron click.

   ―¿E-e-es una...carta para mí? ―preguntó con temor.

Ahora, sí. Taehyung rogaba porque la Santa Muerte se lo llevara a lado oscuro. Que el tiempo se detuviera o retrocediera ¡Lo que sea!

   ―¡Cómo se te ocurre!―se exasperó―. Eso no tiene sentido. Tú eres mi amigo, si tengo que decirte algo, te lo diría de frente.

   ―Es mi casillero, así que creo que mi desconcierto es válido.

Namjoon frunció el ceño. Tal vez él no se creería fácilmente la actuación de cuarta con la que aborda a sus padres, pero nada perdía con hacer su máximo esfuerzo.

   ―Si no era para mí... ―recorrió con la vista, los casilleros a su alrededor―. Supongo que debe ser para...

A buena hora que Namjoon tenía su casillero junto al de Jin.

   ―No creo que sea para...

"Piensa, piensa" Definitivamente no quería que nadie se enterase de su amor platónico, ¿entonces?

Para fastidiar aún más el momento, la tranquila y perfecta presencia de Jin se hizo presente. Siempre con esa sonrisa característica en los labios, él no debía ser de este mundo, eso es seguro.

Tanto él como Namjoon, debieron hacerse a un lado para que el chico de cabellos negros pudiera guardar sus libros.

   ―Esto es absurdo, ¿por qué simplemente no lo dices? ― Todo bien, hasta que el tema de conversación fue nuevamente abordado.―No me digas que es una confesión.

   ―Eso no es así

   ―¿Quién es él?

   ―No te importa.

   ―Es obvio que lo conozco si estas parado en este lugar ¿cómo se llama?

Genial. Taehyung desconocía los nombres de los jugadores del equipo. Es decir, ¿por qué tendría que importarle conocer a esos engreídos?

   ―Es mentira, ¿verdad?

   ―Por supuesto que no ―la respuesta salió de inmediato―. Es él― dijo señalando al frente.

Namjoon se dio la vuelta y no encontró a nadie más que a uno de los mejores amigos de Jin, conversando con uno de los chicos del equipo.

   ―¿Jungkook? Eso es imposible. A él no le gusta nadie, mejor ríndete.

Con amigos como el subcapitán de cuarta, ¿para qué se molestaría en hacer otros nuevos? Lo que más le dolía a Taehyung, era saber que Jin estaba escuchando cada palabra que salía de su boca.

Ese día sin duda sería el peor de toda su existencia. Sin embargo, ver a Jimin también acercándose, aligeraba la carga que sentía sobre sus hombros. Sin duda el rubio era el mejor para sacarlo de aprietos y cerrar la boca de Namjoon en un parpadeo. Con él ahí, ya tenía una excusa para huir sin más.

Haciendo caso omiso a Namjoon caminó de forma rápida hacia el rubio, o eso, hasta que un imbécil que iba corriendo, lo empujó al suelo y ni siquiera se disculpó.

Jimin ya estaba a su lado, ayudándole a levantar su cuerpo. Porque su dignidad estaba seguro que ya se encontraba estropeada y pisoteada al ser el blanco de miradas, sobre todo de la de su amor imposible.

   ―Eso fue...por suerte caíste de una manera no tan patética ―¡bravo! Jimin siempre se las ingeniaba para hacerle sentir peor.

Sus manos dolían...manos...esperen ¿su carta? ¿En dónde demonios estaba la carta?

Delante suyo, a unos pocos metros, Jungkook, capitán del equipo de básquetbol, el chico por el que media escuela suspiraba y más importante; mejor amigo de Jin, estaba leyendo ¡su carta! ¡Su cursi carta!

Taehyung apartó las manos de Jimin y como alma perdida corrió hacia esa horrible persona sin escrúpulos.

   ―¡Deja eso! Tú no puedes leerlo ―le increpó al chico de cabellos negros y piel extremadamente blanca―. No te pertenece.

   ―Tampoco a ti. Esto es para... Kim Seokjin ¿Es en serio? ―se burló Jungkook, revisando una vez más el nombre que tenía escrito por delante.

   ―¡No hables tan fuerte!

   ―Eres tú quien está gritando.

   ―Devuélvemela.

   ―Te dije que tampoco es tuya. Esto debe ir a su verdadero dueño... ¡Hey, Jin!

No era su día.

Ningún otro día volvería a ser el mismo después de eso. Tal vez debería cambiarse de escuela o mudarse al extranjero.

Taehyung le agarró de la corbata y lo jaló hacia sí. Lo último que sintió en ese momento, fue su corazón acelerándose y unos ojos negros, muy negros, mirándolo con asombro a tan solo a unos escasos centímetros.... ¡ah sí! Y también unos labios pegados a los suyos, unos labios que definitivamente no eran los de Kim Seokjin.

 

 

Capítulo 2: Los días horribles si existen.

 

 

 

 

Notas finales:

Ahora si, me voy a descansar.


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