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El conserje rockstar por Fullbuster

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¡Una semana entera! Era el tiempo que había transcurrido y apenas había visto a Naruto. Seguramente estaría ocupado con su trabajo y más ahora que necesitaba ensayar todas las canciones con Kabuto. Desde luego, él había estado muy tranquilo toda la semana en la que no pudo hablar, pese a que su voz ya estaba volviendo. No quería forzar demasiado y menos gritar, pero por suerte… podía hablar con normalidad pese a la tos que seguía manteniendo.


Lo único que sabía por ahora, era que Kabuto había utilizado su propia afección como excusa. ¡Había dicho que estaba afónico! Y así, evitar los ensayos. Idea, por supuesto, de su padre. Al final todo parecía salirle bien al condenado.


- ¡Por Dios! Deja eso ya – le arrebató su hermano los papeles con la letra de las canciones del grupo Kyuubi.


- Ey… Itachi, dame eso, lo necesito.


- No… tú no lo necesitas. Kabuto necesita esto pero tú no.


- ¿Quieres ir a la cárcel? Dame eso, tengo que ensayar.


- No pienso dártelo. Sigo enfadado contigo. No me contaste que te chantajeaban.


- Y no tenías por qué enterarte.


- Papá no te enseñó a componer y a tocar para que acabases así y lo sabes.


- No metas a papá en esto, Itachi – se enfadó Sasuke – hago esto por ti y lo sabes.


- Tienes miedo, sólo eso, tienes miedo a que alguien te diga lo bueno que eres, a que te descubran y…


- Tengo miedo a perderte a ti, Itachi. Tú eres lo único que me queda y no voy a jugarte a ti por esto. ¿Queda claro?


¡Susceptible! Su hermano estaba muy susceptible y eso le indicaba a Itachi que debía dejar el tema ahí. Caminó hasta la taquilla metálica que tenía como armario pese a que era una simple taquilla pequeña y asquerosa, de las viejas que utilizaban en el pabellón deportivo antiguo y que Orochimaru les había prestado para guardar sus cosas, y sacó un balón de baloncesto.


- Voy a irme a jugar a baloncesto con los amigos. ¿Te quieres venir?


- Tengo que terminar aún de componer mi canción.


- ¿Es que vas a jugar a baloncesto? – preguntó su hermano con una sonrisa burlona.


- Ya sabes que yo no juego y…


No terminó la frase porque se dio cuenta de que su hermano ya estaba suponiendo que él no iba a jugar, por eso mismo, la sonrisa en sus labios le hizo resoplar. Itachi era un listillo y le provocaba, elevando la pelota en su mano sobre su hombro. Estaba claro que le decía claramente que podría seguir componiendo al aire libre mientras les veía jugar en las gradas.


- ¿Y? – preguntó Itachi de nuevo.


- Está bien, iré.


Cerró las partituras y buscó una chaqueta en su taquilla. El tiempo iba a cambiar y su espalda le dolía, sin embargo, se colocó la chaqueta pensando que quizá dándole un poco de calor se le pasaría.


- ¿Te duele? – preguntó Itachi al ver a su hermano hacer una mueca de dolor al colocarse la chaqueta.


- Un poco.


- ¿Un poco?


- Sólo es un cambio de presión, nada más. Seguramente va a llover en un rato.


- He cambiado de idea, es mejor que te quedes y descanses – se preocupó Itachi.


- Ni hablar. Ya me tenías convencido así que vamos a la cancha. Además la espalda me va a doler lo mismo allí que aquí.


No negaba que estaba preocupado, pero también conocía demasiado bien a su hermanito como para saber que cuando algo se le metía en la cabeza, ya no habría forma de hacerle cambiar de idea.


- De acuerdo. Vamos.


Al menos hoy sábado, todo el centro estaba cerrado y ellos tenían libertad para ir a disfrutar un rato. Por un momento, Sasuke pensó que sí sería buena idea salir de allí antes de que Orochimaru fuera a buscarle para grabar alguna maqueta o practicar alguna canción. Necesitaba un respiro de ellos y más ahora que le presionarían para memorizar y que grabase las canciones del grupo de Naruto para fingir que Kabuto las cantaba.


La cancha estaba en el parque cercano, allí solía reunirse Itachi con sus amigos y aunque éstos siempre habían tratado bien a Sasuke, él sentía que sólo era mera cortesía por el respeto que le tenían a Itachi. Eran sus amigos, así lo veía Sasuke. Él nunca había podido tener amigos, se había saltado cursos en el colegio, largas temporadas de profesores privados y sin asistencia a escuelas, eso le había impedido hacer muchas cosas que quizá un niño nunca debió saltarse. Entre ellas… los deportes. Él nunca había practicado deportes.


- Por fin llegáis – sonrió Pain al verles – vamos, os estábamos esperando.


- Sabéis que la paciencia no es lo mío – se quejó Sasori con otra pelota de baloncesto en su mano.


- Sí, sí… lo siento – intentó disculparse Itachi, viendo cómo Sasuke saludaba cortésmente a sus amigos y se iba hacia las gradas donde esperaba sentada la novia de Pain, Konan.


Konan sonrió al verle y indicó que se sentase a su lado. Allí en el grupo de su hermano, casi todos conocían su problema físico y eso le hacía sentirse diferente a todos ellos. No es que fueran malos chicos, de hecho, estaba cómodo con todos ellos pero… sólo sentía que él había terminado en ese grupo por su hermano, porque él jamás pudo tener amigos por sí mismo.


- ¿Estás bien? – preguntó Konan con una dulce sonrisa.


- Sí, es sólo que… ando un poco agotado últimamente.


- Sigues componiendo por lo que veo, me encantaría escuchar la canción cuando la tengas listas – intentó animarle Konan.


- Claro – miró Sasuke con tristeza cómo los demás comenzaban el partido.


- No te preocupes demasiado, Sasuke, por lo que no puedes hacer – susurró Konan al ver su mirada perdida en el juego – ellos no saben componer canciones, por ejemplo – le animó – cada uno tenemos un don diferente y el tuyo es muy especial. Un día lo descubrirás.


- Supongo.


Sacó los papeles nuevamente y comenzó a trabajar en las canciones, mirando de vez en cuando el partido de baloncesto. Su espalda seguía augurando que llovería tarde o temprano y era cierto que el cielo se estaba nublando, provocándole cada vez un dolor mayor y obligándole a buscar nuevas posiciones para su espalda, apoyándola finalmente contra los respaldos de atrás como si eso le mitigase el dolor.


- ¿Seguro que estás bien?


- Sí… es sólo el cambio de presión.


- Dicen que es normal que gente con lesiones o cicatrices lleguen a sentir la presión atmosférica y cuándo cambiará el tiempo. Son zonas más débiles del cuerpo y más sensibles a sentir esos ligeros cambios.


- Sí… la espalda me está matando hoy – sonrió Sasuke aunque se quedó estático al ver a cierto rubio al otro lado de la valla, caminando hacia el pabellón de la piscina climatizada – y tampoco paro de darle vueltas a otro asunto que… - dijo con cierto sonrojo.


Konan miró hacia la valla donde Sasuke había quedado absorto y observó a ese chico rubio que también se fijó en ellos durante unos segundos antes de girarse y seguir su camino.


- ¿Tema de chicos?


- Supongo que no debería darle vueltas o creo que no tendría que importarme…


- Y aun así lo hace.


- Sí. Me molesta mucho porque él piensa algo de mí que no es cierto y me encantaría gritarle lo imbécil que es, sobre todo ahora que me esquiva.


- Hazlo – sonrió Konan – si te vas a sacar esa espina de dentro, grítale. ¿Qué tienes que perder ahora mismo? ¿Qué va a hacer? ¿Dejar de hablarte? Ya no te habla.


- Creo que tienes razón. Dile a mi hermano que luego le veo en la habitación.


- De acuerdo. Suerte.


Recogió sus cosas metiéndolas en la mochila y caminó a paso rápido hacia la puerta para salir de la cancha. Naruto caminaba tan rápido delante de él que le era imposible alcanzarle y aunque le hubiera gritado, seguramente se habría hecho el sordo, así que tan sólo se limitó a seguirle. No llevaba ni un minuto tras él, cuando las primeras gotas empezaron a caer, consiguiendo que Naruto acelerase y empezase a correr para resguardarse lo antes posible.


- ¡Genial! – se quejó Sasuke, caminando a su paso y esperando no llegar demasiado empapado.


Correr era algo que apenas solía hacer y ahora mismo con el dolor de espalda, sabía que sólo lo empeoraría. Por ese motivo, prefirió mojarse pero cuando llegó al edificio, Naruto parecía ya haberse perdido entre los pasillos. Por suerte no había mucha gente, de hecho… parecía estar desierta y era raro. Quizá la gente había visto el tiempo nublado y prefirió no ir a la piscina.


Entró por el recinto y caminó directamente hacia la piscina evitando los vestidores. Él había sido tan lento andando que supuso Naruto ya estaría por la piscina. ¡No se equivocó! Allí estaba haciendo largos y él caminó por el borde de la piscina a su lado hasta que sacó la cabeza al llegar a la pared del fondo.


- ¡ERES UN GILIPOLLAS! – le gritó Sasuke captando la atención de Naruto al instante y obligándole a mirar hacia arriba donde se encontraba el moreno con los brazos cruzados.


- ¿Sasuke? – se sorprendió Naruto - ¿Qué haces aquí? No puedes entrar vestido a esta zona.


- ¿En serio te crees que iba a robarte una estúpida y vieja grabadora? No necesito nada así.


- Sasuke… hablemos en otro momento.


- ¿Cuándo? Porque llevas una semana evitándome. Intenté explicarme y tú pasaste del tema.


- Te pedí una explicación – se quejó esta vez Naruto.


- Y yo estaba afónico, buscaba un papel para poder explicarte pero sacaste tus conclusiones precipitadas.


Aquello dejó en shock a Naruto por unos instantes sin saber qué decirle. Tampoco es que él fuera mucho de disculparse, así que eran unas palabras que no terminaban de salirle, casi más por orgullo.


- No es una estúpida ni vieja grabadora, es importante para mí.


- Nunca me he quedado nada que no sea mío, hasta te devolví tu bufanda. ¿De verdad crees que iba a robarte algo así? Si crees eso, es que no me conoces absolutamente nada.


Naruto colocó sus manos sobre el bordillo y se impulsó para poder salir de la piscina. Todo su cuerpo chorreaba agua y al verle medio desnudo, un sonrojo apareció en las mejillas del moreno. ¿Cómo iba a discutir con él en esas condiciones? Su cuerpo le distraía.


- La grabadora estaba en tu cuarto. ¿Qué querías que pensase?


- No lo sé, pero esperaba que confiases un poco más en mí.


- ¿Es que no sois un par de vándalos?


- Eso lo puedo explicar.


- Así que eso sí es cierto – se quejó Naruto.


- Fue un tontería, Naruto, y sí, entramos y quizá hicimos algunos graffitis en los pasillos pero…


- ¿Y quieres que te crea con la grabadora? – preguntó Naruto con una sonrisa burlona, girándose con brusquedad para irse.


Al ver su reacción de niño infantil que evade conversaciones, Sasuke se enfadó aún más, agarrándole del brazo para impedir que se fuera, pero Naruto se giró con tanta fuerza para soltarse, que hizo que Sasuke se desequilibrase y cayese irremediablemente hacia la piscina.


¡Atónito! Así se había quedado Naruto porque no era su intención tirarle al agua, pero se giró nuevamente por orgullo dispuesto a irse hasta que escuchó el chapoteo desesperado del agua.


- Oh, venga ya, Sasuke… ¡Deja de bromear!


¡Ese chico seguro que quería que él se tirase al agua otra vez! Quizá a modo de venganza por haberse caído él, por eso mismo, Naruto tomó la toalla y se secó la cara escuchando a Sasuke chapotear.


- ¡Déjalo ya, Sasuke! ¡No voy a caer en tu broma! – se quejó enfadado.


¡Se hundía! Sus manos habían dejado de chapotear y su cuerpo había empezado a hundirse, lo que hizo que Naruto se preocupase de verdad en ese instante. No podía ser que no supiera nadar, ¿no? Nunca había conocido a nadie que no supiera nadar y Sasuke parecía un chico normal, había dado por supuesto que todos debían saber.


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