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El conserje rockstar por Fullbuster

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La incesante tos era el único ruido que se escuchaba aquella mañana en la sala de calderas. Hasta el mismo Itachi que intentaba dormir en el viejo futón de su lado, se giró para comprobar que su hermano estaba bien.

 

- ¿Quieres un vaso de agua? – preguntó Itachi preocupado.

 

- Estoy… bien – dijo entre tosidos incontenibles.

 

- ¿Has pillado frío? ¿Quieres mi manta? Estos días está haciendo más frío.

 

- Estoy bien, te lo prometo – intentó sonreír Sasuke – se me ha metido algo en la garganta, nada más.

 

No podía negar su preocupación, al fin y al cabo, se trataba de su hermano pequeño y verle en aquel estado donde casi se ahogaba con esa tos, era algo que le destrozaba.

 

- Sasuke, vamos al médico – comentó Itachi.

 

- Tengo que trabajar hoy y además, no tenemos dinero para algo así.

 

- Por eso no te preocupes, sacaré dinero del fondo de papá.

 

- No puedes sacar de ese dinero. No puedes tocar ese fondo hasta los veinte años. Esas son las condiciones.

 

- Tengo diecinueve Sasuke – comentó Itachi – seguro que puedo llegar a algún acuerdo con el banco para que abran esa cuenta y me permitan retirar cierta cantidad.

 

- Inténtalo si quieres, pero los bancos no hacen excepciones.

 

- Quizá la hagan. He escuchado que quieren bajar la mayoría de edad a los dieciocho – comentó Itachi – quizá… puedan anticipar un poco el proceso y…

 

- Hasta que no lo aprueben, no te dejarán tocar nada de ahí y te recuerdo que yo aún tengo un tutor legal.

 

- Eso lo arreglaré en cuanto las leyes me permitan acogerte como tutor.

 

- ¿Sin un trabajo fijo? Nadie te dará mi custodia Itachi.

 

- Lo arreglaré ¿Vale? Tú no te preocupes por nada.

 

Tutores… el asunto de los tutores para Sasuke era todo un quebradero de cabeza. Tras morir sus padres habían metido a su hermano y a él dentro del gran sistema, niños abandonados a su suerte, a merced de un “tutor legal”, un desconocido que en cuanto vio la opción de quitárselos de encima, lo hizo. Orochimaru se había aprovechado de aquello, pagando a la persona que tenía su tutela y haciéndose él responsable del asunto. No creía que Orochimaru fuera a pagarle un médico, a menos… que necesitase su voz en perfecto estado para algún examen de su hijo o algo así.

 

Todo habría sido tan fácil para Itachi si la mayoría de edad la bajasen a los dieciocho. Él podría encontrar un trabajo, acoger a su hermano de diecisiete años hasta que cumpliera ese año y todo arreglado. Pero los trámites burocráticos y los cambios legislativos llevaban su tiempo. Era posible hasta que Sasuke cumpliera antes los dieciocho y pudiera emanciparse por su cuenta sin necesidad de un tutor.

 

- Quizá… pueda hablar con Suigetsu – susurró Sasuke – pero… me sabe mal pedirle algo así.

 

- ¿Suigetsu? Sasuke… dime que no sigues haciendo eso… te he dicho mil veces que es peligroso.

 

- Necesita el dinero también.

 

- Y se las arreglará bien solo – comentó Itachi enfadado - no quiero que tú te pongas en peligro por… sólo por ayudar.

 

- Es mi amigo desde que íbamos al jardín de infancia, no puedo dejarle en la estacada así sin más. Y tú siempre dices que deberíamos ayudar a la gente.

 

- No cuando estamos al límite Sasuke. Mira tu garganta.

 

- No estoy cantando – le mentí, porque al menos una parte era cierta, con Suigetsu no cantaba – sólo toco la guitarra unas horas, nada más. ¿Está mal tocar la guitarra?

 

- Lo que está mal es donde lo haces. Es peligroso.

 

- Itachi, confía en mí ¿Vale? Todo está bien.

 

***

 

Era viernes por la tarde y finalmente, había terminado de dar una de las tantas clases que querían que ofreciera a los estudiantes. Compró un chocolate caliente en bote y se sentó en el borde de las escaleras que conducían al patio principal del edificio. La mayoría de los estudiantes estaban allí, tirados en el césped, estudiando o de charla con sus amigos, pero él, bebiendo su chocolate, tan sólo buscaba con la mirada al conserje.

 

¡No lo había visto en todo el día! Y tampoco tuvo la suerte que entrase a limpiar cristales o el polvo en las aulas donde él impartía sus clases. Si le hubieran preguntado… no sabría explicar el motivo por el que quería verle. Simplemente le atraía ese muchacho y no entendía el motivo. Quizá porque hacía mucho que nadie discutía con él. Sus manager trataban de complacerle en todo para tenerle feliz, sus compañeros de banda sólo les interesaba ensayar y volver a casa… no estaba seguro, pero cuando discutía con Sasuke se sentía bien. Hacía años que nadie se atrevía a decirle las cosas claramente pero él no tenía pelos en la lengua.

 

- Creo que me estoy volviendo un poco masoquista – susurró antes de dejar escapar esa sonrisa incrédula.

 

Su sinceridad abrumante, era algo que le aterraba y a la vez, le enganchaba como la más fuerte de las drogas. Era el único capaz de decirle cuatro verdades al a cara sin inmutarse. La mayoría con los que trabajaba tenían miedo de hacer algo mal y que les despidiese, pero ese chico no era como ellos. Le gustaba esa sinceridad y sobre todo… el hecho de que no parecía estar interesado en nada sobre su carrera ni en aprovecharse.

 

- Bebiendo solo – preguntó Neji a su lado.

 

Tomó asiento y dejó la lata de café abierta que llevaba en su mano al lado de Naruto. Su compañero estaba últimamente más pensativo de lo normal. También sabía que debía ser complicado compaginar todo lo que le exigían, entre giras, conciertos, revistas, anuncios que debía rodar y ahora además… el casting para encontrar cantante para la banda más las clases que le pedían.

 

- ¿Estás saturado? – preguntó de nuevo Neji.

 

- Un poco. Tengo como… cinco minutos para tomarme éste chocolate antes de tener que ir a modelar para una revista de música. Y mañana por la mañana tengo que madrugar de nuevo para grabar unos acordes de guitarra que querían para un anuncio y además de eso… las clases y el casting.

 

- ¿Estás durmiendo? – preguntó divertido Neji.

 

- No te creas que mucho – sonrió Naruto – y luego está el buscar a ese chico que hizo esos acordes para la canción que quiero componer. El muy… “idiota” es escurridizo. ¿Por qué huye de mí sabiendo tocar así?

 

- No lo sé. Generalmente la gente cuando sabe quién eres, tienden a acercarse para sacar provecho.

 

- Eso es lo que me extraña. Tengo un conserje que me rehúye y discute conmigo, un chico misterioso que toca la guitarra que escapa y luego… Kabuto, que no me gusta su actitud pero es sin duda al que mejor he visto tocar hasta ahora. Me están volviendo loco.

 

- Bueno, en el casting no estás solo, sabes que te ayudaremos a elegir al mejor cantante.

 

- Lo sé pero… tampoco es algo en lo que me esté concentrando mucho. Mi cabeza sólo está girando alrededor de ese conserje que huye de mí. Creo que toca la guitarra, sus dedos y mi intuición me dicen que sí, pero él siempre dice que no es cierto y busca otra excusa. Con lo sincero que es para discutir conmigo ¿Por qué mentirme en algo así o por qué me oculta esa información? Estoy empezando a pensar que solo hay dos personas en esta maldita escuela que huyen de mí y a una no la he visto… creo…

 

- ¿Crees que es el conserje el que te dio esas notas y tocó contigo en el estudio?

 

- ¿Es tan descabellado? Estábamos en hora de clases, o un alumno se las saltó… o es el conserje porque no tiene que acudir a ellas. Y es el único que al parecer no quiere decirme que toca la guitarra aunque yo creo que lo hace.

 

- No sé qué decirte Naruto. Puede que toque la guitarra, pero aunque lo hiciera ¿Qué más da? Tú buscas un cantante. A menos que sepa cantar no te sirve de nada excepto por pasar un buen rato tocando con alguien.

 

- Ya – dijo algo desanimado.

 

- ¿qué más te preocupa?

 

- Unos rumores que he oído por ahí. Algunos estudiantes dicen que han escuchado a un guitarrista por la noche, pero la academia está cerrada en las noches. Dicen que es un fantasma y nadie quiere acercarse por las noches.

 

- ¿Y qué crees?

 

- Que alguien se cuela a tocar. Pero nadie le ha visto. Si es tan bueno como dicen… quizá es el que me ayudó a componer mi canción.

 

- ¿Sabes qué? Tienes cinco minutos antes de ir a tu cita con la revista, investiguemos. Tú por la derecha y yo por la izquierda.

 

Naruto se levantó algo más animado por las palabras de su amigo y su ayuda. Quería saber quién era esa persona que le había ayudado, quería poder tocar con él, enseñarle como avanzaba su canción y contar con su criterio en música, pero para ello… tendría primero que dar con él y para ello, debía agotar todas las opciones posibles.

 

Preguntó a los primeros chicos que observó sobre esa extraña música que sonaban las noches. La mayoría eran habladurías de gente que ni lo había escuchado, algo que pasaba de boca en boca, “un amigo de un amigo de un amigo” y a eso no podía hacerle mucho caso, sin embargo, cuando quedaba apenas un minuto para encontrarse de nuevo con Neji, un chico pareció dar una información más concreta de eso.

 

- Oh… esa música extraña. Hubo un día que se me olvidaron unas partituras en clase y tuve que volver a recogerlas. Tenía examen al día siguiente y entonces al entrar, lo escuché. Había alguien practicando y aunque miré por los estudios, no le encontré. La gente habla de un fantasma, un estudiante que falleció en la facultad por un accidente y que ahora vaga por los pasillos. Creo que los viernes y algunos sábados no aparece. Algunas personas viene de noche para escuchar tocar al fantasma, dicen que toca muy bien y tratan de averiguar las notas para repetirlas.

 

- ¿El fantasma se toma vacaciones? – sonrió Naruto incrédulo, dando por sentado que debía tratarse de algún estudiante o una persona real al menos que iba allí a practicar cuando nadie le veía. – Gracias por tu ayuda.

 

Se reunió con Neji nuevamente, él prácticamente había sacado la misma información, por lo que no es que tuvieran mucho con lo que trabajar a menos que quisieran pasar todas las noches dando vueltas por la academia hasta hallar a ese “Fantasma”.

 

- ¿Qué piensas? ¿Un fantasma que se toma vacaciones los viernes y sábados? – preguntó Naruto con un toque divertido, lo que hizo reír a Neji.

 

- Debe de ser un estudiante… y creo… que trabaja por las noches de los viernes y sábados en algún lado. Puede que practique entre semana aquí para su trabajo de los fines de semana.

 

- Ya… Tokio es muy grande. ¿Dónde trabaja?

 

- A saber – sonrió Neji – como bien has dicho, Tokio es muy grande, no le encontraríamos yendo bar por bar y puede que ni trabaje en un bar, puede que haga audiciones o… no sé. Los viernes hay locales que dejan actuar por libre a algunos artistas.

 

- Se me acaba el tiempo Neji, tengo que irme.

 

- Te acompañaré.

 

- ¿Enserio?

 

- Podemos hablar de esto por el camino.

 

- Me da la impresión que quieres encontrar a ese chico tanto como yo.

 

- ¿El chico que hizo esos acordes que tuve que estudiarme para poder tocarlos? ¡Desde luego! Hacía años que nadie me ponía algo tan complicado que requiriese volver a practicar para hacerlo perfecto. Me gustaría saber quién es.

 

Naruto sonrió ante aquello. Era cierto que Neji era un genio, todo el mundo lo decía y hacía años que sólo ensayaba sus partituras para las canciones que ellos tocaban. No había nada que él no supiera tocar, pero aquellas notas nuevas que había escrito el desconocido, parecía haber despertado la curiosidad de ese genio.


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