Una vez calmaron a los dos peleoneros pudieron entrar a la mansión Uchiha para charlar, donde Sai descubrió que en un arranque de rabia (lo cual no era sorprendente, la rabia era un mal muy Uchiha) Sasuke había despedido a todo el personal de la mansión, además de que se había peleado con sus amigos y no se hablaban a menos que fuera estrictamente necesario, es decir, para saber si lo habían encontrado. Sai se sintió de maravilla cuando supo que los amigos de Sasuke se preocupaban por él, y se enteró que ese golpe que escuchó antes de huir: fue Juugo molestó con Sasuke por ser un idiota.
Así mismo Sai les contó todo lo que le pasó luego de que se fuera, Sasuke resistió el impulso de mirarlo con arrepentimiento (los Uchiha no se arrepienten) e Itachi no lo soltó después de que dijera: “Me atropelló un auto”.
Más tarde llegó un muy cabreado Suigetsu despotricando contra Sasuke porque no se dignó a contestarle el teléfono, en cuanto vio a Sai dio un gritito de emoción y lo abrazó como si fueran amigos de toda la vida que no se vieron en años, rápidamente telefoneó a Juugo y Karin los cuales llegaron en menos de 5 minutos, haciendo que Sai terminara en medio de un incómodo (por la falta de costumbre) abrazo grupal.
Para alivio de Sasuke sus amigos se tuvieron que ir ya que tenían obligaciones, siguieron charlando un rato más de todo lo que había pasado en esos últimos meses, como de Kabuto que venía todos los meses para saber si habían encontrado al menor de los Uchiha (Sai con tristeza recordó que le debía una disculpa a Kabuto), o como su padre era cada día más irresponsable a tal grado que su abuelo Madara estaba planeando dejar a Itachi encargarse de las empresas.
— Oye Itachi — el pelinegro mayor miró a su hermano, haciéndole saber que lo escuchaba — ¿Puedes dejar que los chicos se queden aquí? Por favor, no tienen a donde ir, los abandonaron cuando se supo que estaban embarazados.
Sasuke estuvo a punto de decir que no eran casa de beneficencia para nadar acogiendo donceles desamparados pero la mirada de Itachi lo hizo callar.
— Claro que pueden, esta casa tiene bastante espacio para todos, pueden quedarse el tiempo que sea necesario, excepto tú cuñadito, si de mí depende tú no vas a irte — aseguró Itachi ante la atónita mirada de Sasuke y Naruto.
Neji, Sai (que ya se había hecho a la idea de que Itachi hablaba en serio) y Deidara estallaron en carcajadas mientras Itachi les miraba confundido. ¿Qué tenía de gracioso querer que el rubio menor fuera su cuñado?
En cambio a Sasuke y Naruto… ellos estaban peleando otra vez.
— Yo nunca saldría con semejante dobe.
— Ni que estuvieras tan bueno teme.
— Usuratonkaichi.
— Baka.
A medida que se gritaban se iban acercando poco a poco, era tan lento que Naruto no se dio cuenta hasta que tuvo al azabache solo a un par de centímetros de distancia y entonces, notando la cercanía de un varón que no conocía para nada entró en pánico. Comenzó a hiperventilar mientras se alejaba de Sasuke, que solo lo observó confundido mientras el resto de los donceles corrían a auxiliar a Naruto.
Itachi fue quien decidió preguntar — ¿Qué le sucede a Naruto?
Sai le respondió — Está teniendo una crisis, tiene algo así como miedo a los varones, son pocos los que se le puedan acercar sin que se altere de esta forma, le tomará algo de tiempo ganar confianza pero hasta que lo haga no se le acerquen mucho.
Itachi hizo un puchero, si Naruto le tenía miedo a los varones iba a haber un problema para emparejarlo con su ototo, solo pudo observar como los donceles calmaban al alterado rubio mientras el mimaba a su pequeña sobrina.
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— Lamento eso — habló Naruto después de que consiguiera calmarse, avergonzado de tener una crisis.
— Esta bien Naruto, no es algo que puedas controlar — le tranquilizó Deidara.
Naruto iba a protestar cuando Sai le levantó rápidamente interrumpiendo el hilo de la conversación — Yo abro.
Sai caminó hasta la puerta con un sentimiento de exasperación por las constantes disculpas de Naruto, decidió atender cuando escuchó el timbre con el único objetivo de no escucharlo por un momento, Naruto tenía que aprender a no exagerar todo.
Abrió la puerta y después de observar al visitante puso todo su esfuerzo en no sonrojarse por semejante espécimen de varón frente suyo.
Era alto, quizás unos 15 cm más que Sai, piel pálida que hacia contraste con su cabellera pelirroja y los ojos más hermosos que Sai alguna vez vio, de un color aguamarina similar al agua de una playa desierta, tenía extraños contornos negros alrededor de ellos, lo que suponía serian ojeras pero no deslucían la imagen solo le daban personalidad y para terminar el conjunto un tatuaje en su frente que ponía “amor”.
No tuvo que darle una segunda mirada para saber quién era, Naruto describió bastante bien a su amigo pelirrojo como para reconocerlo.
— ¿Buscas a Naruto? — Preguntó evitando la mirada fría del pelirrojo, Gaara asintió —. Sígueme, te llevaré con él.
Mientras Sai guiaba al pelirrojo por la mansión este no pudo evitar pensar en lo guapo que era Gaara, Sai podía haberse olvidado de sus emociones pero era completamente capaz de reconocer a una persona atractiva cuando la veía.
— ¡¡Gaara!! — Ni siquiera había pasado un segundo después de que entraran a la sala cuando Naruto ya se había abalanzado (teniendo cuidado de no lastimar a su bebé) sobre Gaara, el Sabaku, en lo que parecía una reflejo automático, sujetó al rubio por la cintura impidiendo que se acercara demasiado y provocando un puchero del Namikaze.
— Sabes que no me gusta el contacto físico, Naruto.
— ¡Pero no te he visto en siglos-ttebayo!
— Eres el rey del drama
— ¡¡Retira eso-ttebayo!!
— No lo haré, tú sabes que es cierto.
Los hermanos Uchiha (los varones) miraron con confusión al pelirrojo que hablaba de forma calma y sombría mientras el rubio no paraba de gritarle, voltearon hacia los donceles pidiendo una explicación.
Fue Sai quien respondió —. Ese es Sabaku No Gaara, el mejor amigo de Naruto.
Itachi lo miró sorprendido pero Sasuke parecía preocupado.
— ¿Sabaku No Gaara? ¿El chico de 16 años con el record del historial criminal más largo a una edad tan corta? ¿El delincuente juvenil más buscado entre los bajos fondos? ¿Ese Sabaku No Gaara?
Itachi miró a Sasuke, esperando que dijera que estaba bromeando, pero su Ototo parecía muy seguro de lo que preguntaba, el conocía a Sabaku No Gaara como el hijo rebelde de Sabaku No Rasa, brevemente involucrado con las drogas (como consumidor) y en un par de delitos menores que no habían sido probados, no sabía que fuera mucho más serio de lo que pensaba ¿y cómo su Ototo sabía eso?
— Si, ese Sabaku No Gaara.
— Él no puede estar aquí.
— Descuida Sasuke, Gaara-san adora a Naruto, mi rubio amigo lo tiene perfectamente controlado.
Y aunque ninguno de los dos varones estaba conforme con la presencia del Sabaku a quien más le molestaba era a Itachi, no se había perdido para nada la forma en que Naruto había ido a saludarlo ni lo cercanos que parecían, además que era de conocimiento público que el menor de los Sabaku era un varón. El Uchiha mayor no quería a ese pelirrojo ni a dos metros de distancia de su rubio Ototo.
Si, Ototo. Porque le había bastado una mirada (y unas cuantas palabras) para darse cuenta que ese rubio era lo que Sasuke necesitaba para ser feliz, lo que Sai necesitaba para iniciar un nuevo camino y lo que él mismo necesitaba para divertirse un rato, su pequeña familia se había roto después de que su madre muriera, ese rubio sería el bálsamo de sus heridas.
Y fue una segunda mirada la que le reveló el corazón roto y bondadoso de ese doncel, que liberó en él ese mismo sentimiento de protección que tenía con Sai y Sasuke.
Pobre de aquel que osara lastimar cualquiera de sus 3 hermanos.
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— ¿Cómo supiste que estaba aquí?
— Fui a Akatsuki y pregunté.
Naruto lo miró con incredulidad —. ¿Por qué será que no te creo? No intentes engañarme Gaara, Akatsuki no da ninguna información sobre las personas que acogen.
— Te estoy diciendo la verdad, fui y pregunté — Naruto le dio una expresión de “No te creo nada” —. Pero no me dijeron nada así que irrumpí en el sistema.
— Eso tiene más sentido para mí — Admitió Naruto ignorando las expresiones de los varones Uchiha —. ¿Cuándo nos vamos?
— ¿Irse? — Sai hizo la pregunta que todos querían hacer.
— Voy a quedarme en casa de Gaara hasta que Kurama-ni venga por mí, sé que querías que me quedara Sai, pero tú sabes que yo… simplemente tus hermanos… — Sai no necesitó que Naruto terminara la oración, sabía a lo que se refería.
— Esta bien Naruto, pero visítanos seguido.
— Pero… — Las palabras de Itachi murieron en la réplica de Sai.
— ¡Basta Aniki! Sé que Naruto te agrada pero no le hace ningún bien estar en la misma casa que tú y Sasuke en su condición.
Itachi refunfuñó de una manera muy poco Uchiha antes de resignarse a que su “cuñadito” se fuera.
— Gaara-san ¿puedo pedirle un favor? — El pelirrojo miró interrogante al Hyuga —. Cuando se lleve a Naruto podría dejarme a mí en las afueras de la ciudad, necesito hablar con un conocido que vive ahí.
— ¿Quieres que te lleve a casa de Shikamaru?
Todos los donceles miraron extrañados al pelirrojo.
— ¿Lo conoce?
Gaara asintió con la cabeza —. Es amigo de mi hermana, lo veo bastante seguido, creo que ellos se gustan.
Neji no pudo ignorar la punzada de dolor en su pecho.