Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

LUZ DE LUNA (kanon x radamanthys "omegaverse") por angeloDivoglio

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

bueno aqui va el segundo cap, espero sea  de su agrado. 

y la verdad no recuerdo si lo dige en el otro cap, este fic es una precuela de el fic que estoy escribiendo llamado mi alfa, de death x shura.  

aun que intentare que esten lo menos concetado posible, pero si se mencionara una que otra cosa, como el hijo sin padre de death,  como un poco de la historia de este. 

 

 

Valentine le miraba atónito, sintiendo un sin número de emociones controlar su cuerpo, pero especialmente ira y enojo, por haber sido engañado por aquel omega que él creía un alfa.


- no puedo creerlo, tanto años y así me vengo enterando que eres un maldito omega, Radamanthys, me hiciste perder el tiempo contigo, maldito mocoso, pero te juro que te lo hare pagar muy caro.


Los ojos de Valentine parecían querer sacar fuego, mientras el menor le miraba con miedo, retrocediendo lo más que podía chocando contra la pared de su alcoba, sintiéndose cada vez peor por el celo.


- perdóname pero no quería estar solo


Valentine tomó aquellas palabras como un gran insulto, riendo furioso al escucharlas.


- y ahora dices que me utilizaste para sosegar tu soledad asqueroso omega.


- no


Replicó el rubio sintiendo la fiebre aumentar, tanto como una extraña sensación en su entrepierna.


- te juro que no ha sido así, yo no te utilice yo... yo en verdad - aquellas palabras le eran difíciles de pronunciar más continuo- yo en verdad me enamore de ti... Valentine, en verdad te amo, y solo quería estar a tu lado, igual o más de lo que tú querías estar conmigo.


Valentine no reacciono al momento, solo escucho aquellas palabras en silencio, observando cómo su pequeño niño, el que por años le juro amor eterno, al que incluso le pido matrimonio, caía lentamente al piso, siendo vencido por la fiebre.


Miró sus mejillas rojas, y sus hermosos ojos amarillos y cristalinos, también noto su desesperación al sucumbir ante la excitación que el celo, le provocaba.


- en verdad te amo Valentine.


Dijo con mayor dificultad, esperando una reacción de su amado, aunque fuera solo una palabra.


- yo no puedo amar a un omega.


Fue su única respuesta, fue pronunciada con frialdad y crueldad, destrozándole el corazón, haciendo que el celo pasará en segundo término y por primera vez después de que conoció al peli rosa, una lágrima brotara de sus ojos.


- nunca nadie jugó conmigo Radamanthys, nunca lo permitiría, sin embargo tú, un omega, te creíste con la autoridad suficiente de intentarlo, creíste que podías mentirme, que podías jugar conmigo como si tú y yo fuéramos iguales, pero no es así, tu eres un omega y yo un alfa, soy superior a ti, y por eso, te enseñare tu lugar, te enseñare para lo único que sirven los omegas.


tras decir aquellas palabras tomo a Radamanthys de la muñeca, llevándolo, más bien arrastrándolo hasta la cama, donde le tiró con violencia, después de soltarle un fuerte puñetazo que le aturdió de momento, rompiendo su labio, haciéndolo sangrar.


- Valentine..


No pudo continuar sus palabras, ya que sin darse tan siquiera cuenta, aquel hombre al que creía amar, ya estaba encima suyo, desgarrándole la ropa, aprovechando que su celo no le permitía moverse con facilidad, no le deja tan siquiera pensar, en pedir ayuda, solo se quedó ahí, como un vil muñeco de trapo, con el cual jugaban a su antojo.


Por un momento el tiempo se sentía relativo, no sabía si habían pasado minutos o horas, no podía incluso distinguir ningún sonido u olor, solo podía ver, sentir cómo las manos del hombre que amo, apretaba su cuello, casi hasta hacerlo desmayar, sentir como le movía de una forma y de otra solo buscando su placer.


- Valentine.


Aquel nombre volvió a escaparse de sus labios recibiendo una fuerte bofetada, la cual lentamente tomaba un color rojizo en su mejilla.


- soy tu amo, y de ahora en adelante me llamaras así, no quiero que mi nombre salga de los labios de un sucio omega.


Le dijo sintiendo como estaba a punto de terminar, volteando a Radamanthys contra la cama, apretando su cabeza contra el colchón.


- ahora seré tu amo, para siempre y te haré pagar todo lo que has hecho.


posó sus ojos rosas en el cuello del menor, sonriendo a al ver que sus dedos habían logrado marcarse en su piel, lamió sus labios y una sonrisa tétrica se le formó después, en verdad estaba dispuesto a morder a ese omega, a volverlo suyo convertir su vida en un infierno.


- rogaras por encontrar paz aunque sea en el infierno, una vez que te vuelvas mío para siempre.


sentenció acercándose poco a poco, sintiendo como inundaba el interior de Radamanthys quien con lágrimas en los ojos, solo vio con dificultad la puerta abrirse, viendo a su hermano mayor entrar por esta, quien sin titubeos, ni nada parecido se acercó a él, mostrando en su rostro una furia asesina, misma furia con la que antes de que Valentine alcanzará su cuello, le retiró de golpe, tirándolo contra el piso, comenzando a golpearlo una y otra vez, hasta escuchar la voz de su padre quien le hizo detenerse, después de aquello, simplemente se desmayó.


Oscuridad, fue lo único que lo rodeaba, se encontraba flotando en la oscuridad, solo, triste, odiando al mundo pero sobre todo a sí mismo, escuchando sus lágrimas caer, más sin comprender cuál era el límite de la oscuridad, pero no le importaba, aquel lugar era mejor que la realidad, o tal vez más parecida a su realidad de lo que el podría cree.


- no llores mi niño, que yo estaré a tu lado y te protegeré de cualquier peligro, daré mi vida por ti, por tu sonrisa, porque tú eres mi omega


Aquel sonido hizo eco en la oscuridad, no reconocía la voz, nunca la había escuchado de eso estaba seguro, pero tampoco eso era importante, ya que al hacer eco aquella voz, la oscuridad comenzó a desaparecer, encontrándose en un cuarto blanco, junto a un hombre a su lado, abrazándolo por la espalda, dejando caer pequeños mechones de su cabello azul por sus hombros, no pudo ver su rostro, más si sentir un calor, que le tranquilizaba como nada en el mundo.


- perdona en verdad perdóname Radamanthys.


Fue aquella voz lo que le hiso despertar, sintiendo tranquilidad en su ser, sintiendo que aun aquel hombre le abrazaba, aun con los ojos abiertos, aquel tacto que sintió seguía ahí, junto con su calor.


-Minos


Dijo con dificultad notándolo alado de su cama, sosteniendo su mano, sintiendo el sol que entraba por la ventana, e incluso escuchando los pajarillos cantar con felicidad.


Intento levantarse pero su cuerpo le dolía, aún estaba desnudo, al parecer no había recibido ningún tipo de atención médica, aun incluso podía sentir rastros de la semilla de Valentín entre sus glúteos.


La mirada el mayor solo reflejaba su ira y su desesperación por ver el cruel castigo que su hermano menor había recibido.


- en verdad perdóname.


le dijo sin tener el valor de acercarse, viendo como a su hermano menor intentar moverse hasta llegar a su lado, dejando que la sábana resbalara por su cuerpo, mostrando las atrocidades que ese maldito le había causado.


Los colores rojizos había desaparecido para convertirse en moretones con distintas tonalidades por el cuerpo, su labio estaba roto e hinchado, y grandes manchas de sangre, se secaban por su cuerpo, junto lo que bien podría jurar eran marcas del cuero de un cinturón, su hermano menor había sufrido bastante, y él no podría perdonarse.


- he traído unas cosas, para la curación si nuestro padre no quiere que llamemos a un doctor, que se joda, lo hare yo.


Escucharon aquella voz desde la puerta, notando que entraba furioso un chico de pelo negro.


-Aiacos, hermano.


Radamanthys le veía acercarse hasta sentarse a su lado, viendo como su hermano de cabello negro le miraba con mayor empatía, notando tristeza en su mirada.


- Aiacos, si nuestro padre viene y te ve curándolo, se enfadara, y quien sufra las consecuencias no serás tú, ni yo...


- que se joda.


Interrumpió el peli negro al peli plata, moviéndose de su lugar quedando frente a frente con quien solo era un año mayor que él, pateando la silla donde se encontraba sentado, obligándole a pararse.


-que se joda el, que se joda Valentine, y sobre todo tu, ya que tú eres el peor de todos, y sabes ¿por qué?-detuvo sus palabras un instante intentando controlarse limitándose a empujar a su hermano con el dedo - por permitir que esto pasara, por darles la puta razón, por convertirte en su puto títere o más bien en su copia barata, permitiste que le hicieran eso, permitiste que el aceptara el trato con Valentine, tú fuiste quien ha dado a nuestro hermano menor a ese maldito enfermo.


Minos se mantuvo callado, sin despegar los ojos del peli negro, quien aún que estaba dominado por la ira, parecía como si quisiera llorar, más nunca lo haría, menos frente a sus hermanos.


- eres lo peor Minos, no podría considerarte ni siquiera basura, ojala quien estuviera muerto fueras tú y no nuestra omega.


Un gran silencio inundo el lugar, ambos se miraban como si esperaran quien soltaría el primer golpe, lo cual parecía se volvería en una pelea, por demás sangrienta.


- ¿de que está hablando Minos?


esta vez fue la voz del menor la que se impuso, levantándose con dolor de la cama, tapándose torpemente con la sábana, acercándose aquellos dos, colocándose en medio, buscando la mirada del mayor, rogándole con su propia mirada que le dijera lo que pasaba.


- el alfa que se habían elegido para ti desde el día de tu nacimiento, renuncio a ti, apenas se enteró de lo ocurrido, y Valentine te pido para ser tu alfa, y nuestro padre aceptó, supuestamente él dijo que ya se conocían de años, que entraba a tu habitación por las noches, porque creía que eras un alfa, ahora ambos están furiosos y quieren hacerte pagar por tu ofensa, pero como ves yo no tenido nada que ver con esto yo solo...


- peor, lo permitiste, imbécil. - le gritó Aiacos interrumpiéndolo- tu eres el heredero principal de esta familia, tú tienes un gran poder aquí, y no quisiste hacer nada, es por eso, eres aun peor que ellos.


Nuevamente Radamanthys posó su mirada en el mayor, quien ignorando por completo al peli negro, coloco sus manos en sus hombros, hablándole con frialdad y seriedad.


- si yo hubiera hecho eso, tu estarías muerto, te hubieran matado mientras aún estuvieras en la cama inconsciente, ya no serías útil en esta familia, no nos unirías con nadie y ya ningún otro alfa te querría, así que solo hubieras muerto como un triste perro callejero, así que si, acepte que él te desposara, más pedí que esperara hasta que fueras mayor, sin embargo, tienes que confiar en mí, tengo un plan y tiene que funcionar, solo tendrás que soportar un poco más.


Al igual como cuando Valentine le tomo, todo volvió a ser relativo, se sintió mareado, la respiración le faltaba de nuevo, y sus manos parecían temblar.


- ¿cómo pueden hablar de mi como si fuera algo tan desechable?


Minos desvió sus ojos grises del menor, mirando ahora rumbo a la puerta, observando como el peli rosa les miraba con gracia.


- porque es lo que eres, algo desechable, me darás a mi heredero cuando sea el momento y después simplemente te cambiare por otro modelo, al igual que un auto, no, miento, un auto no, a mi auto si lo podría llegar a amar.


Tanto Minos como Aiacos, colocaron al menor tras suyo, en un intento de defenderlo.


- ¿quieres que sea esta vez yo quien te rompa la cara?


Le dijo Aiacos, acercándose dispuesto a golpearle, más fue detenido por su padre, quien se encontraba a poco pasos de Valentine escuchando todo.


- cuida tus acciones hijo, pensé que te había enseñado a comportarse y ser educado


Dijo con suma elegancia y prepotencia un hombre rubio y alto, sus ojos eran amarillos, a excepción por sus cejas, se podría decir que él era la versión más adulta de su hijo menor, quien solo le miraba aterrorizado.


- y ¿si no lo quiero hacer padre?, ¿vas a golpearme?, hazlo, no me importa, pero este pedazo de basura no tendrá a mi hermano ni ahora ni nunca, de otra forma, juro que aun que me quede sin nada, voy a matarlo


Su padre era una persona que intimidaba a simple vista, aun así Aiacos se mantuvo firme retándole hasta el último momento, subiendo lentamente su mano mostrando el dedo medio a su alfa, con una sonrisa retadora, esperando recibir un golpe de parte de este, más antes que hiciera algo, sintió como le jalaban del brazo, viendo a su hermano mayor colocarse frente suyo.


- no estamos haciendo nada malo, dijiste que no recibiera ningún tipo de atención médica y no lo hiso, más nunca nos dijiste que no podíamos estar aquí, y lo que Aiacos digo solo es broma, el no habla enserio.


Minos mostraba seguridad, defendiendo a sus hermanos lo mejor que pudiera.


- deja de ser su perro una vez y enfrenta las consecuencias, Valentine destruirá la vida de nuestro hermano y actúas como un cachorro asustado, asume las consecuencias una vez.


Le gritó Aiacos, sin dejar de mirar de manera retadora tanto a Valentine como a su padre.


- dudo que sepas, lo que hablas hijo, al que tu nombras tu hermano solo es un omega, su valor es mínimo, así que deja de defenderlo, no vale nada, aunque hay una cosa que yo como tu padre... tu alfa tengo que enseñarte, y es a saber afrontar las consecuencias de tus actos.


- padre no.


Grito Minos, viendo como su padre, en un simple chasquido de dedos, llamó a tres de sus hombres, quienes ingresaron a la habitación, viendo como el rubio mayor asentía con la cabeza, dando consentimiento a lo que Aiacos pensaba era una golpiza para él, mas no fue así, grande fue su sorpresa, al ver que aquellos hombres golpeaban al menor de ellos, sin compasión, el cual por todo el daño sufrido horas atrás, no pudo siquiera defenderse.


Por instinto Aiacos intentó defenderlo, pero nuevamente fue detenido por Minos, quien lleno de rabia e impotencia le miró lleno de ira.


- si haces algo lo mataran, pero claro el imbécil soy yo.


Los mayores no pudieron hacer nada más que observar la paliza que le deban al menor, como también mirar los ojos de satisfacción del peli rosa, que con una mano detuvo aquella golpiza, llamando la atención de todos.


- esto no es un buen castigo, si usted en verdad quiere recompensar la falta de ese omega y de su segundo hijo, le pido que permite que aquel omega me sea de utilidad, para "relajarme" eso bastará para que perdone la ofensa de Aiacos, mas sigo con mi parte del trato y lo desposaré y me lo llevaré a mi lado, hasta que cumpla la mayoría de edad.


Minos quiso intervenir inmediatamente, mas esta vez fue el quien fue detenido por un simple gesto de parte de su padre.


- has aceptado a Radamanthys sin más, así que acepto esa parte del trato, firmaremos unos papeles y en dos meces, puedes disponer de él.


No se dijo más, simplemente salieron del lugar como si hubieran firmado otro de sus contratos.


Apenas se marcharon del lugar, Minos se acercó a su hermano, aún estaba consiente, vaya que aquello era un milagro, Radamanthys tenía una gran capacidad de soportar el dolor, lo cual no sabía si era muy bueno, o algo extremadamente malo.


- no lo permitas minos, por favor.


Fue lo único que pudo decir, intentando controlar su llanto, sacando el poco orgullo que aún le quedaba, para fingir lucir fuerte.


los días continuaron su rumbo, pronto el plazo se cumpliría, Radamanthys tenía prohibido, por órdenes de Valentine, salir de su habitación, así que pasaba la mayoría del tiempo durmiendo, ya que incluso sus raciones de comida eran mínimas y en algunas ocasiones ni siquiera llegaban a su manos, podía pasar días sin ingerir bocado alguno.


- hey, rada abre soy yo Aiacos.


Escucho un susurro detrás de la puerta, reconociendo la voz de su hermano tras esta, por lo cual abrió, viendo como el de peli negro entraba a su alcoba, recostándose inmediatamente en la cama.


- te he traído algo


Le dijo sacando una manzana de su bolsa, estirándose al menor quien la tomó comenzando a comerla.


- esto es una porquería, me tienen prohibido ir a la cocina y me tiene bien vigilado que no te traiga algo, ¿sabes lo asqueroso que es que te tengan como un vil prisionero dentro de tu propia casa?


Radamanthys por un momento dejo de morder su manzana, posando la mira en el pelinegro, diciendo con esta que pensara sus palabras.


- am, ok no dije nada, ya olvídalo.


Radamanthys rio ante aquellas palabras, sabía que Aiacos era impulsivo y un poco egoísta, pero sobre todo que no pensaba casi nunca lo que decía.


- no te preocupes, no importa, yo estoy acostumbrado a esto y tú no, esta es la vida que me espera a mí, pero por suerte a ti no, así que no te preocupes ya está olvidado.


Aiacos guardo silencio, viendo como su hermano seguía comiendo aquella manzana con naturalidad, como si aquellas palabras no le hubieran afectado.


- tienes que irte, Minos tiene una maldita costumbre de dejar siempre su saco alado de la puerta de entrada y siempre se quita su reloj y su cartera y los deja en la bolsa izquierda, listos para cuando quiera salir e ocuparlos, así que yo lo distraeré y tú los tomaras, después saldrás por la entrada de sirvientes, he dejado varias cosas ahí para que puedas cruzar la barda, y escapar, aremos esto en el cambio de turno del personal pero aun así tendrás que tener cuidado, yo no puedo darte nada de dinero propio dado mi "ofensa" incluso el dinero me tiene limitado, si vendes el reloj y tomas el dinero podrás vivir bien algunos días, el reloj de Minos es caro no dejes que te vean la cara, aunque no te preocupes, te daré una nota con la dirección de donde llevarlo, Minos - una sonrisa se formó en su rostro- ha recuperado ese reloj muchas veces, por mi culpa, aun así sigue dejándolo en el mismo lugar, tal vez porque sabe que así puede ayudarme cuando me castigan por algo, y esta vez no creo que se enoje por que el ayudado serás tú. Pero el punto es que te vayas de aquí, lo más rápido que puedas y sobre todo que no mires atrás.


Dijo Aiacos con seriedad, viendo como su hermano se sentaba sobre la cama a su lado.


- Minos tiene también un plan y creo que eso es más segu...


- Minos es un idiota - le interrumpió- su plan es arriesgado, como puede o no puede funcionar, y el tiempo se acaba, en unos días tu pertenecerás a Valentine, y el... - guardo silencio un momento, buscando las palabras adecuadas- él es una mala persona rada, en verdad te odia, me he enterado de algunas cosas, y yo no quiero que eso te pase, él tiene prácticamente tu vida planeada, y esta no es muy buena.


Radamanthys bajo la mirada imaginándose lo que su hermano decía.


- dime lo que te has enterado, dímelo tal y como lo has escuchado.


Le dijo el rubio con seriedad y tranquilidad, utilizando a su favor todas las clases que le obligaron a tomar, para ser un buen omega.


- por favor Aiacos, solo dime.


El mayor en un principio quiso guardar silencio, mas termino cediendo, con la idea que hacia lo mejor.


- te utilizara como juguete, pero no solo de él, sino de sus compañeros, los cuales nuestro padre no tiene problema que entre y salgan de la mansión, también me han dicho que tiene cierto gusto por los juegos sadomasoquistas, así que ya me imagino lo que va a sucederte, te tortura cada vez más y más violento, y por si fuera poco, me han dicho que de sus propias palabras dijo que cada uno de tus hijos, será asesinado frente a tus ojos apenas nacer, cuando estos sean betas, y cuando sean omegas serán vendidos a un casa de placer, y en caso se ser alfas, su prima pandora se hará cargo de ellos, ella fue quien lo educo a el apenas llego a la adolescencia, fue la encargada en todo sentido de su personalidad, aunque solo es 8 años mayor, que él, ella una mujer muy cruel, lo peor que puede existir, incluso entre nosotros los alfas, ella es una mujer con la que hay que andarse con cuidado, muchos le tiene miedo y otros respeto, pero no solo a ella, si no también a sus alumnos, "la creadora de monstruos" le dicen, como vez ella supera los límites incluso entre nosotros.


Radamanthys quedo congelado por lo que escuchaba, sintiendo la necesidad de escapar, no quería esa vida, no quería sufrir más.


- lo acepto Aiacos, ayúdame a salir de aquí.


una sonrisa de satisfacción se formo en los labios de aiacos, quien había pensado que seria mas difícil convencer al menor.


- solo sígueme, y has lo que te he dicho, no tienes tiempo de llevarte nada, seria mas fácil que te notaran, asi que tendrás solo lo que llevas puesto.


el menor asintio, comenzando a llenarse de desespero por salir de ahi.


- y radamanthys, pase lo que pase, nunca olvides, que eres mi hermano, y que siempre voy a extrañarte, no importa lo que pase, ni lo que digan los demas, tu eres mas que un omega, eres mi sangre, asi que prometeme que te cuidaras, por favor, prometelo.


sin pensarlo dos veces, abrazo con fuerza al pelinegro, agradeciendole una y otra vez por la ayuda que le brindaba.


después de aquello no hubo palabras de parte de ambos, ya que los dos sentian que de decir algo mas, alguna lagrima resbalaria, y no harian eso, su orgullo no se lo permitia, asi que solo siguieron el plan, escabulléndose en total silencio, recordando sin decirlo cuando eran aun unos niños, jugando a esconderse de todos, cuando no sabian que era lo que el futuro les tenía preparado.


por fin todo habia salido a la perfeccion, minos y aiacos, platicaban junto a su padre de temas por demas aburridos para el peli negro pero que fingía escuchar para evitar una de sus tantas peleas, donde le llamarian irresponsable y sobre todo que llamarian la atencion del todo el personal.


radamanthys solo le vio a lo lejos una última vez, despidiéndose con un gesto que el otro solo contesto con una sonrisa, viéndolo marchar, esperando que todo saliera a la perfección.


Su corazón latía a mil por hora, tenía miedo, vaya que tenía miedo, pero no podía vivir así, no podía aceptar ese destino, no importaba cuanto le golpeara su padre, o sus hombres o el mismo Valentine, él no les temería más, nunca mas.


O al menos eso era lo que intentaba creerse el mismo, mientras con agilidad, brincaba por la barda de su mansión, pisando por primera vez en su vida territorio que no perteneciera a su familia, sintiendo un fuerte estremecer en su cuerpo, su mente le gritaba que regresara que aún no era tarde, que con suerte nadie se había dado cuenta de lo que tenía planeado hacer, mas su corazón le suplicaba con todas su fuerza que corriera, sin mirar atrás.


Y eso fue lo que hiso, corrió tan fuerte, y tan rápido, que la respiración le faltaba, y el mismo corazón al que le hizo caso instantes atrás parecía querer salirse de su pecho, más aun así se sentía feliz.


Sin darse cuenta, estaba tan lejos de su mansión que no solo no sabría como regresar, y eso le alegraba aún más, ya al recuperar el aliento, su emoción y su alegría aumentaban aún más, es cuando se dio cuenta, que aunque ya tenía 16 años, y su primer celo había parecido, he incluso un alfa le había poseído, seguía siendo un niño, el cual aún le faltaba mucho por conocer.


sin más comenzó a caminar por la calle, intentando grabar en su memoria, cada cosa nueva que veía, cada auto, cada persona, cada color de algún espacio publicitario, todo le resultaba sumamente fascinante, algo de lo que no quisiera olvidar nunca.


encantado por lo que veía, entro a un centro comercial, viendo a las personas entrar y salir sin descanso, así que dominado por la curiosidad, recorrió cada local comercial, mirando con alegría cada objeto, más lo que verdaderamente llamó su atención, fue un local en especial, lleno de distintos colores y diminutas formas, dentro de algunos recipientes, dulcería decía en la puerta de entrada, miró a través del cristal, como algunos niños e incluso adultos, comían aquellas cosas sonrientes, haciendo ver con tan solo su mirada que aquello era delicioso, extrañamente sintió una sensación en su boca, sintiendo la necesidad de probarlo, más aún que no conocía del mundo exterior, era consciente que este se regía por dinero, y el en ese momento solo tenía unos cuantos billetes que había sacado del saco Minos junto con aquel reloj , no podía derrocharlos como si no importara, tenía que primero conseguir un trabajo o algo por el estilo, así que sin más suspiro, tragando la saliva que se le había acumulado en la boca, mirando algunos segundos más aquellos dulces, pero en especial, el lugar donde se exhibían algo que en el letrero decían que era alguna especie de chocolate con frutos secos encima, su apariencia era exquisita, por lo que no podía apartar la mirada.


- son tan exquisitos como lucen.


Escucho decir a su espalda una voz que identificó como de un hombre mayor que él, y aunque quisiera voltear a ver quién era, en su cabeza inconscientemente recordaba aquellas reglas que le inculcaron por años, como la de no ver a los demás a los ojos, así que sin notarlo dio la vuelta dirigiéndose aquel hombre más con la mirada baja.


- yo... yo... lo siento, solo estaba viendo, espero no haber molestado... creo que lo mejor es que me marche.


Pronunció con dificultad, lleno de vergüenza, ya que nunca había hablado con alguien que no fuera sus hermanos o Valentine, incluso los sirvientes apenas si cruzaban palabra con él.


- no... por favor no te vayas, yo solo te vi mirando los chocolates y bueno... yo supuse que quieres probarlos, así que te he traído algunos, así que por favor acéptalos.


la voz de aquel hombre le erizo la piel, estremeciéndose de una manera agradable, inconscientemente su corazón latía con fuerza y sus manos temblaban, suspiro sin darse cuenta, llenándose del aroma que aquel hombre poseía, encontrándolo agradable, demasiado reconfortarle, logrando hacerlo feliz un instante, fue solo por esto que alzo ligeramente la vista, mirando solamente hasta su barbilla, notando dos mechones de cabello color azul, no se atrevió a mirar más, por más que lo deseaba con todas su fuerza, no podía hacerlo, su cuerpo no reaccionaba como lo quería, si no como tanto se lo habían enseñado.


- muchas gracias.


contestó tímidamente, sintiendo sus mejillas sonrojarse, al tiempo que tomaba una caja llena de aquellos chocolates, aquel hombre solo sonreía lleno de felicidad al no ser rechazado por aquel chico que bien seria unos 5 años menor que el, pero no parecía importarle, desde el momento que lo vio, supo que tenía que acercarse, sabía que era un omega, y no por el collar en su cuello, sino porque algo dentro de él se lo decía, que aquel era un omega, su omega.


- podría invitarte a sentarnos en alguna banca, no se, pareces un chico muy agradable, me gustaría conocerte, claro solo si tú lo quieres así.


Radamanthys sonreía al grado que sus mejillas comenzaban a dolerle, así que sin más acepto, siguiendo a aquel hombre hasta una banca cercana del lugar, sin pesar ninguna consecuencia solo siguiéndolo sin más sintiéndose lleno de confianza hacia aquel desconocido.


- ¿por qué no me miras a la cara?


Preguntó el desconocido, sin apartar la mirada un solo instante de aquel chico quien a pesar de haber accedido sentarse a su lado, no se atrevía a hablar, o si quiera mirarlo.


- es un alfa ¿verdad?


Pregunto Radamanthys mirando el piso, luchando internamente por atreverse a ver a aquel desconocido a la cara


- sí, ¿cómo lo supiste? o aun que la verdadera pregunta es ¿eso es relevante?


- su aroma, es igual a la de todos los alfas que conozco, aunque admito que el suyo es especial, no sé cómo decirlo, pero su aroma es, diferente hasta cierto punto, es dulce, y cálido como leche caliente en una mañana fría, -sonrió inconscientemente tras decir aquellas palabras- no sé, nunca había visto a un alfa así, pero me.. Me gusta supongo, me recuerda a un sueño que tuve hace tiempo, aquel sueño me hiso sentir como me siento ahora.


Aquel desconocido sonrió aún más al escuchar aquellas palabras que le llenaban de alegría, aunque no creía que aquel muchacho supiera exactamente que pronunciaba.


- pero -continuó Radamanthys- a pesar que me guste mucho, no puedo verlo a la cara, no es correcto, yo... soy un omega y no tengo el derecho de ver a cualquier alfa ala cara, sea quien sea.


Fueron aquellas palabras las que borraron la sonrisa del desconocido, quien de reojo miraba como a través de la parte donde la manga de su camisa, dejaba ver un poco de sus muñecas, un color violeta reposaba, notando que se trataba de algún golpe.


- ¿cómo te llamas pequeño? ¿De dónde vienes?


- no soy tan pequeño, tengo 16 años en un par de meces cumpliré 17, cualquier omega a mi edad ya estaría incluso desposado, y yo... bueno yo soy... yo... vengo de...


Detuvo sus palabras, recordando la razón por la cual había escapado, pensando también que hasta el momento no había pensado que pasaría si alguien se enterara quien era y de donde venía.


- no es necesario que me respondas perdón, no me conoces para darme aquella información, pero ¿qué te parece si te invito un helado, una pizza o lo que tu gustes? Ya sabes solo para conocernos.


Las mejillas de Radamanthys se sonrojaron aún más, nunca en la vida un alfa le había pedido una disculpa, ni siquiera Valentine, fue tan amable con él desde que lo conoció.


- ¿qué es eso?


Preguntó con un poco de timidez.


- ¿qué cosa?


Aquel desconocido parecía no entender la pregunta, así que solo le miro confundido.


- eso que usted dijo, aquello que llamo pizza y helado ¿qué es?


Radamanthys se sentía sumamente intrigado por aquellas palabras, ya que alguna vez escuchó nombrarlas por alguno de los sirvientes, siempre con una expresión feliz, diciendo que eran sumamente deliciosos.


- ¿nunca has probado un helado o una rebanada de pizza?


El rubio negó con la cabeza.


- solo sé que aquellas cosas no podía ingerirlas, como tampoco ningún tipo de dulce artificial, ya que aquello podría arruinar mi físico, y ningún alfa se interesaría por mí, así que mi alimentación es sumamente estricta... bueno era... es, no.. No se bien...


De la boca de aquel hombre se emitió un fuerte suspiro, mientras su rostro mostraba su preocupación por aquel muchacho, no podía siquiera imaginarse la clase de vida por la que tenía que pasar.


- ¿eso quiere decir que es tu primera vez probando el chocolate?


Radamanthys asintió con la cabeza, sintiendo como aquel hombre retiraba con delicadeza aquella caja llena de chocolates de su mano abriéndola sin decir nada.


- está bien, quiero que cierres tus ojos e imagines aquello que más has amado en tu vida, lo que mejor te haya hecho sentir, lo único que logre hacerte feliz.


sin más obedeció, por costumbre o tal vez porque quería entender lo que pasaba, no lo sabía, sin embargo lo hizo, notando que aquella petición no le costó mucho, no tenía muchos buenos recuerdos, aun así encontró los adecuados, como el calor del pecho de su omega, o su hermosa voz con la que le cantaba hasta dormir, o el recuerdo de sus hermanos, los únicos que en verdad le apreciaban, incluso el olor a tabaco de Minos le resultaba reconfortante, ya que este se mezclaba con su colonia y le hacía reconocerlo en cualquier parte.


- ahora, abre la boca.


Nuevamente obedeció, sintiendo como lentamente, aquel desconocido metía uno de aquellos chocolates a su boca, acariciando su mejilla al terminar, depositando un tierno beso en esta.


- mi hermano dice que los recuerdos felices son igual que el chocolate, siempre te dejarán con un buen sabor de boca y siempre desearás tener más, y aunque no los tengas, el sabor siempre se quedará grabado en tu ser, llenándote de felicidad... así que no importa de dónde seas, ni quien seas, solo enfócate en lo feliz, ¿sí? solo por ti y por nadie más.


Aquel sabor dulce inundó su boca, haciéndolo verdaderamente feliz, sintiendo su corazón quieres salir y bailar por la felicidad que sentía, incluso los recuerdos tomaba otra perspectiva, tenían ese sabor dulce, uno que nunca olvidaría.


sin saber por qué lagrimas comenzaron a salir de sus ojos, abrazando a aquel extraño sin su permiso, mas no siendo rechazado, más bien fue aquel mismo extraño, quien de manera protectora acaricio su cabello, besando su frente.


- la gente llora por dos razones, porque están muy tristes, o porque por fin algo bueno pasa en su vida, espero que tu caso sea la segunda.


- lo es.


Respondió en su susurro, sin querer soltar a aquel extraño, quien parecía también no querer romper aquel abrazo, aferrándose más a su cuerpo, dejando escuchar los latidos de su corazón.


- es usted muy cálido, será uno de mis mejores recuerdos, el que sepa a leche caliente y chocolate, lo juro.


Una tierna sonrisa se creó en los labios del desconocido, quien por primera vez en su vida, al igual que Radamanthys se sentía sumamente completo y feliz, como si nada les pudiera faltar.


- bueno, pequeño no tan pequeño, que te parece sí, me permites ser aun un mejor recuerdo, y me permites, ser yo quien te invite a probar nuevas cosas.


Radamanthys sonrió tras escuchar aquellas palabras, separándose un poco de aquel hombre sintiendo con este limpiaba sus lágrimas con la manga de camisa.


- eres un omega, pequeño, pero eso no te hace inferior a mi o nadie, nunca lo olvides... ¿esta bien?


el menor suspiró con fuerza, como si se hubiera desecho de un gran peso en su vida, asintiendo con la cabeza, dispuesto a por fin ver a aquel desconocido al rostro, alzando lentamente la mirada, llegando a aquellos mechones azules que había visto antes, más detuvo su mirada, al ver que tras de aquel desconocido un rostro familiar le buscaba.


- ¡Minos!


Dijo sorprendiendo a aquel desconocido que volteo a ver de quien se trataba, evitando así que Radamanthys viera su rostro solo únicamente su cabellera azul, quien sin más se levantó, intentando escapar.


- podríamos irnos a otro lado por favor, necesito ir... al... al... sanitario podríamos ir o... o a cualquier otro lugar lejos de aqui, por favor... yo solo quiero irme


el peli azul no dijo nada, solo tomo al rubio de la mano guiándolo a donde le había indicado, sintiendo que algo estaba mal, que aquel omega, de un momento a otro se encontraba temblando por el miedo que sentía, no sabía por qué, ni por quién, pero lo protegería, tenía que hacerlo, quería hacerlo.


- no sé qué te sucede, pero haré una llamada, para pedirle a mi hermano que venga a recogernos, vendrá con sus hombres de confianza así que estarás bien, tranquilo, te llevaré lejos de aquí.


Radamanthys no pudo siquiera responder, solo se mantenía con la mirada baja sintiendo su cuerpo temblar, y su respiración aumentar.


- tranquilo, solo quédate en este lugar hasta que encuentre cobertura está bien, pase lo que pase, no te muevas de aquí.


Por fin pudo reaccionar un poco asintiendo ante aquellas palabras, sintiendo como aquel hombre se quitaba su chaqueta de cuero negro, colocándosela en sus hombros por la espalda.


-por favor, pase lo que pase no te muevas de aquí, por favor, no siento seguro tomar cualquier taxi o similar, quiero que en verdad te sientas protegido, porque tal vez te suene estúpido o raro, no lo sé, pero hoy hace dos meces, soñé con un crio rubio, no vi su rostro, pero aquel crio estaba llorando solo en la oscuridad, y yo le prometí que le cuidaría, sé que es raro, pero me haces sentir, como aquel crio. Así que por favor quédate aquí.


sentenció abrazando fuertemente al menor, besando su mejilla, comenzado a marcharse maldiciendo la compañía telefónica que había elegido , respiro de manera profunda, intentando controlarse, mirando que la oscuridad comenzaba a cobijar la calle y las luces de aquel lugar tenuemente cobraban vida, hasta llegar a su máximo brillo.


Se colocó la chaqueta mejor, sintiéndome un poco grande para él, respirando al instante, ese agradable aroma de aquel alfa, el cual logró tranquilizarlo por completo.


Haciéndole sonreír por sus palabras.


- el chico de mi sueño, si existe.


Dijo en un susurro, acercando las dos mangas de la chaqueta a su nariz, respirando su aroma.


- aquí está el maldito mocoso.


Escuchó a su espalda, notando que eran los hombres de su padre, si más intento correr, alcanzar a aquel desconocido, que aunque estuviera un poco lejos, aún podía verle.


- ayuda.


le gritó, al tiempo que le metían en un carro , viendo como aquel desconocido corría a su auxilio, más tarde fue, porque al llegar a su lado, este solo pudo ver como aquel chico rubio, luchaba para que aquellos hombres le soltaran mientras aquel carro se alejaba cada vez más, sin pensarlo corrió tras aquel carro, sin importar que era consciente que no le alcanzaría, aun así corrió con fuerza, hasta que sus piernas se negaron a moverse, haciéndole caer de rodillas, perdiendo ese auto entre la multitud.


Viendo como al lado suyo, una motocicleta se paraba.


- kanon, ¿qué demonios haces aquí? tirado en el piso.


Aquella voz, le parecía enviada del cielo, tal como quien la emitía.


- angeló, necesito que me prestes tu moto, no hagas preguntas y solo damela y ya.


el peli plateado, por un momento se imaginó lo peor, más bajo de la motocicleta sin decir nada, queriendo acompañar a su amigo, más no lo haría, su pequeño le esperaba en casa, y tenía que ir a su lado.


- no se que pasa, pero ponte el casco, y por favor ten cuidado, saga, no podría soportar otra pérdida.


el peli azul asintió con la cabeza, colocándose el casco, acelerando la motocicleta, lo máximo que esta le permitía, aun que hubiera perdido ya el coche de vista, más manejaba a ciegas, solo su corazón era el único que le mostraba el camino, el que le gritaba que fuera tras aquel chico, que no permitiera que se lo llevaran.


manejo sin precaución alguna, pasando entre los autos bruscamente, recibiendo algunos insultos pero no le importó, aquel chico rubio estaba cerca, lo sentía, tenía que llevarlo consigo, tenía que hacerlo.


comenzaba a desesperarse al no ver el vehículo pero aun asi sentía que iba por buen camino, sabía que estaba a punto llegar, lo sabía, por lo cual acelero aun mas, aun que pareciera imposible, el viento golpeaba su rostro y las ruedas parecían estar a punto de resbalar, mas se mantuvo firme, desacelerando solo por un momento, cuando creyó verlo, su pequeño rubio aun luchaba por liberarse, haciendo que uno de los hombres que lo llevaba , por fin le golpeara en la cabeza, dejándolo inconsciente,


nuevamente aceleró, sin mirar tan siquiera a los lados, Creyéndose inmune, mas no era así, sin darse cuenta, un auto alcanzo a golpearlo, aun que intentaron frenar, aun asi, logro golpearlo, lanzándolo unos cuantos metros, dejándole de milagro vivo, viendo como aquel pequeño rubio, se alejaba sin esta vez poder hacer nada al respecto.


- Has hecho cosas estúpidas Aiacos, pero esta es la peor, sabes lo que pasara si no lo encuentran, o peor si lo hacen, idiota, acabas de firmarle la sentencia de muerte, a el y tal vez a ti.


Minos estaba furioso, gritándole al peli negro, quien solo se mantenía en silencio, a su lado del carro, fumando un cigarrillo, fingiendo que el regaño del mayor le afectaba.


- ¿Por qué lo hiciste?


Minos intento calmarse un poco, esperando la respuesta del menor, quien descaradamente, le ofrecía de su cigarrillo, el cual aun que estuviera molesto acepto.


- Hace dos días, después de escuchar las atrocidades que Valentine decía que le haría a nuestro hermano, le pedí a Radamanthys una prueba de sangre, inventándole que era para checar su salud, pero fue para otra cosa.


Aiacos se mantuvo callado unos segundos, molestando mas al peli plata que aun que estuviera escuchándolo, estaba a punto de bajarlo del auto a golpes.


- Minos, Radamanthys esta en cinta, el muy hijo de puta, logro joderlo aun mas.


El corazón del mayor se detuvo un instante, sintiendo un sudor frio, recórrele el cuerpo por lo que escuchaba, palabras que le hiso voltear a ver al peli negro, sin notar que la luz del semáforo habia cambiado de color, que tenían que detenerse, como tampoco noto, al chico en motocicleta, contra el cual se impacto.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).