Capítulo 14: Preguntas
De regreso en el salón, pudo ver que Atobe se encontraba en el otro extremo, hablando con su mayordomo al parecer, muy cerca de las grandes puertas que daban a un elegante balcón. Sonrió, comprendiendo por donde había entrado el chico al volver.
“Es un juego divertido y peligroso” pensó, acercándose a una mesa para comer algo. La angustia de esta tarde, lo recién ocurrido en el estudio, y la adrenalina de su relación, le habían abierto el apetito.
Se encontraba decidiendo entre un pastel y un postre, cuando una mano pequeña se afirmó en su brazo, acompañada de una suave voz femenina. Miró a un lado buscando a la propietaria y se encontró, sorprendido, con una sonriente Yuriko.
- ¿Me permite un momento? – habló educadamente, alzando la vista para verlo.
Era una cabeza más baja que él, de cabello rubio oscuro, tez pálida como la porcelana y bellos ojos azul celeste. No le había puesto atención cuando lo recibió al llegar, y notó ahora que llevaba un largo y escotado vestido color oro, con detalles rojos, a juego con sus altos tacones.
- Por supuesto, señorita. – Hizo una pequeña inclinación con la cabeza a modo de respeto - ¿Qué puedo hacer por usted?
- Me preguntaba si le gustaría acompañarme a la pista, por una pieza o dos – Indicó con un brazo a su espalda – Es el único caballero joven que no ha bailado conmigo.
- Le pido disculpe mi torpeza – le tendió la mano, y guiándola a través de los invitados, añadió seductoramente – pero no quería dejarla sin energías para el resto de la noche.
- Es usted un galán, Señor Tezuka – respondió con picardía, deteniéndose frente a él – ¿Tiene alguna preferencia de danza?
- Lo que usted desee, está bien – dijo acomodándola entre sus brazos
- El vals permite charlar con tranquilidad – le guiñó un ojo
La vio hacer un gesto en dirección a los músicos, y comenzaron a moverse suavemente, en círculos por la pista. Tezuka se mantuvo en silencio, escudriñando a los invitados en busca de Keigo, ocultando una gran satisfacción por tener la oportunidad de lucirse también. Debía agradecer a su madre por esto, pues le había enseñado a bailar desde pequeño, para que fuese todo un caballero al acompañar a su abuelo en las ceremonias. Cuando lo encontró, sonrió más ampliamente al notar el arrugado ceño del chico…
- ¿Se divierte? – Yuriko lo miraba curiosa
- La verdad es que sí. Es gratificante poder bailar con la cumpleañera.
- ¿Y ese es el motivo por el que asistió esta noche? ¿Mi cumpleaños? – podía notar con claridad cuando alguien lo interrogaba con fines propios… y esta era una de esas ocasiones.
- Ese fue el motivo de la invitación – respondió amable.
- Keigo rara vez extiende los permisos fuera de sus compañeros – dijo mirando en dirección al involucrado – Y entiendo que usted no lo es, ¿verdad?
- No. Asistimos a diferentes academias – confirmó con cautela.
- ¿Son amigos? –
- Más que amigos, diría yo – la miró con suficiencia.
- ¡¿Novios?! – la sorpresa fue palpable en su voz.
- Rivales – contradijo sin negar lo anterior, pero sin dejar de sonreír – me refería a que somos rivales.
- ¡Oh! Lo siento, me deje llevar – se disculpó avergonzada - ¿Se conocen hace mucho?
- Dos años y un poco más – respondió, mirando al cielo para calcular – Nos hemos encontrado en varios torneos. Aunque no habíamos tenido oportunidad de jugar realmente, hasta hace unos días.
- ¿Cómo así? – La confusión llegando a su rostro - ¿Es que no pueden jugar cuando quieran?
- No es tan sencillo – explicó – Ambos somos capitanes de nuestros equipos, lo que quiere decir que si los tres partidos jugados en cada torneo se ganan, no hay necesidad de llegar a Individuales 1. Y esa es la posición del capitán.
- Comprendo, pero ¿y en otra ocasión?
- Nuestros tiempos son muy diferentes. Ocupo la mayoría del día al entrenamiento de mi equipo, y Atobe por su parte hace lo mismo, además de cumplir con su agenda social.
- Se ve que lo conoce bien – dijo suspicazmente
- Hemos hablado mucho últimamente – se encogió de hombros, restándole importancia.
- Pero ha dicho que sus tiempos son muy ocupados… - no se le escapaba nada.
- El último torneo nos dio la oportunidad de encontrarnos en más de una ocasión – la miro con paciencia y añadió – Además, existen los teléfonos, señorita.
- Lo sé – respondió un tanto avergonzada, desviando la mirada – Es solo que no entiendo.
- Si me dice cuál es el problema, quizás pueda ayudarla-
- Keigo siempre ha sido muy reservado con su vida personal. Somos amigos desde niños, pero nunca he sentido que tengo su confianza – lo miró fijamente y continuó – Me ha protegido desde que era pequeña, luego se arregló nuestro compromiso y yo estaba muy feliz. Creí que sería mi novio además de mi amigo, pero nada cambio entre nosotros. A pesar de conocer sus sentimientos, creí que podría haber alguna esperanza. Y ahora, después de dos años sin vernos, llego y él simplemente desaparece.- terminó con algo de frustración.
- Bueno, como le mencione, estábamos en medio de un torneo y… - intentó explicar
- ¡Sé que hay algo más! – Exclamó con energía deteniendo su andar – Y el que usted esté aquí esta noche, solo me hace dudar aún más. Él no lo habría invitado si no fuese alguien importante…
Iban ya por la tercera pieza de baile cuando se detuvieron, y sin darse cuenta, habían llegado al balcón… la música llegaba de forma amortiguada y la iluminación la daban solo unas pocas luces decorativas.
- Señorita, si hay algo que desee saber, no hace falta tanto rodeo – se detuvo alejándose un poco y apoyándose en la baranda con los brazos cruzados. – Solo debe preguntar.
Yuriko lo miró fijamente, los juegos habían desaparecido y habían dejado pura sospecha en su lugar. Se paró muy derecha y hablo con voz firme:
- Quiero saber qué relación hay entre ustedes.
- ¿Relación? – esta niña era astuta, tenía que admitirlo, pero no se lo pondría fácil.
- Sí. Relación – afirmó con tenacidad – No soy tonta, y puedo ver que hay un motivo que desconozco tras su invitación a mi fiesta esta noche.
- Si lo que le molesta, es que haya asistido a su cumpleaños sin su permiso, podría habérmelo dicho desde un principio. – Se incorporó haciendo ademan de retirarse – Puedo irme de inmediato.
- ¿Eh? ¿Irse? – Ahora estaba confundida y avanzó un paso en su dirección para detenerlo – No me refería a eso, para nada. Le pido me disculpe si le di esa impresión.
- Entonces, ¿a qué se refería? – la miró con curiosidad
- ¿Son amigos tan cercanos? – preguntó ahora evaluando su reacción –
- Se puede decir que si – dijo tras analizarlo un momento – Pero supongo que se sentía en deuda conmigo, y por eso extendió la invitación.
- ¿En deuda? ¿Por qué?
- Porque salí lesionado del partido que tuvimos hace unos días. – Su tono era cortante ahora. No quería hablar sobre eso. – Ahora, si me disculpa…
Se inclinó levemente y la dejo sola en el balcón. Había hablado más de la cuenta, pero era necesario para mantener las apariencias. Así lo habían acordado y no sería él quien rompiera el trato.
Además… Se había puesto nervioso. Esa puntada de celos que le abrazaba el pecho cada vez que ella decía su nombre, y el darse cuenta de que la chica realmente estaba enamorada de su novio, había tirado por la borda todo intento de mantener la compostura. Si fue capaz de permanecer serio y confiado, fue solo gracias a los años de experiencia. Pero esto era el comienzo nada más, lo sabía… Yuriko no dejaría de lado sus sospechas así como así…
“Tendremos que ser más cuidadosos de aquí en adelante.”
- ¿Dónde te habías metido?- Una molesta voz lo saco de sus pensamientos
- ¡Atobe!- Lo miró sorprendido
- ¿Eh? ¿Qué ocurre? – Se acercó un poco más estirando una mano en su dirección. Tezuka, casi imperceptiblemente, negó con la cabeza.- Te vi bailando con Yuriko hace un rato, pero luego desaparecieron.
- Creo que nos dejamos llevar por la música y terminamos lejos de la pista de baile – Lo miró aliviado. Había comprendido de inmediato.- ¿Para qué me buscabas?
- Tengo a dos socios de mi padre que trabajaron con tu abuelo hace unos años, y pidieron verte al mencionarles que estabas aquí.
- Ya veo – comentó mirando pensativo alrededor – He visto a muchos amigos de mi familia esta noche, y ya estaba pensando en retirarme, pero creo que me acercare a saludar.
- Solo será un momento, luego puedo pedirle al chofer que te lleve a casa –
Se fueron juntos hasta el otro extremo, donde un grupo de hombres de aspecto importante, reían y hablaban animadamente.
Tezuka se involucró en la conversación hasta el punto de olvidar la hora y que debía irse a casa, pues los señores frente a él, lo conocían desde pequeño, y habían acompañado a su abuelo en varias ocasiones cuando se iban de pesca.
La fiesta estaba llegando a su fin. Yuriko había vuelto a ser el centro de atención luego de que le llevaran el pastel de cumpleaños. Atobe por otro lado, no se había acercado a él de nuevo. Se mantenía pegado a la chica, sonriendo y hablando juntos en todo momento, pero sin perderlo de vista.
Los celos lo estaban invadiendo de nuevo, y poco a poco iba perdiendo el hilo de la plática, cuando el zumbido de su teléfono en el bolsillo de la chaqueta lo trajo de vuelta a la realidad.
“Mi chofer te llevara de regreso. Nos veremos en tu casa… Si quieres…”
Frunciendo el ceño, se despidió de los hombres con educación y se alejó caminando despacio, al tiempo que tecleaba un corto mensaje de respuesta. ¿Cómo podía pensar que no querría verlo?
“No sé cómo lograrás escapar de aquí, pero te esperaré.”
Atobe se lo había dicho en el estudio: La noche recién comenzaba.