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Siempre Juntos por Shizuka Tenoh

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Notas del capitulo:

 

 

Hola a todos de nuevo!!

 

Estoy en capilla auto impuesta por mi... lo se, por tremenda demora al actualizar, asi que no los distraigo mas... que disfruten este cap...

 

 

 

Shizu...

Prueba de confianza

 

Despertar a su lado, era algo que ya había experimentado antes… pero recuperar su conciencia, y sentir a su novio desnudo entre sus brazos, era algo completamente distinto. No abrió los ojos, solo se quedó en silencio, acariciando su espalda, recordando cada detalle de las pasadas horas. Los besos, los suspiros, los gemidos… el calor de su interior… lo increíble que se había sentido entregarse en cuerpo y alma a ese hombre tan estoico, maravilloso… y ahora suyo.

Todo lo que les esperaba en adelante, seguramente pondría a prueba cada gota de paciencia y seguridad que hubiese entre ellos, pero si no había estado dispuesto a perderlo después del primer beso, mucho menos lo dejaría ahora…

- ¿En qué piensas? – el murmullo contra su pecho lo hizo abrir los ojos de inmediato y mirarlo.

- Buenos días – habló bajito, como si alguien pudiese escucharlos.

- Buenos días – respondió estirando un poco el cuello para besarlo brevemente. - ¿Y?

- ¿Y qué? – preguntó sonriendo

- ¿Me dirás en qué pensabas?- Se movió hasta quedar boca abajo y apoyarse sobre los codos

- Solo recordaba- sonrió con picardía – fue una noche interesante.

- En eso tienes razón. Interesante y agotadora.

- ¿Estás bien? – su tono cambió a uno preocupado.

- Se puede decir que si pero, ¿ya viste la hora? – dijo apuntando con la barbilla hacia la mesita de noche.

- ¡Wow! – Se sorprendió - ¿Ya es tan tarde?

- No sé tú, pero yo no sentí la alarma – contestó con una risita nerviosa.

- ¿Qué me has hecho, Tezuka Kunimitsu? – Tomándolo de los brazos, lo giró para ponerse sobre él, con una enorme sonrisa atravesando su rostro – Jamás, en toda mi vida, me había quedado dormido.

- Bueno, es más bien lo contrario, ¿Qué me has hecho tú? – Lo miró confundido, sin saber a qué se refería – Ni en mis más locos sueños creí que pudiese entregarme tan confiadamente a alguien, con tan solo unos pocos días de relación. Supuse que eso quedaba para la décima cita o algo así.

- ¿Te arrepientes? – Sentía sus manos acariciando su espalda pero estaba asustado. ¿Y qué si se habían apresurado demasiado? En realidad tenía razón, llevaban solo unos días saliendo… aunque se sintieran como si nunca hubiesen estado separados…

- Keigo, si no hubiese querido, nada habría pasado – respondió en tono reprobatorio arrugando un poco la frente y deteniendo sus manos.

- Lo sé… Es cierto que llevamos poco tiempo, pero yo en verdad te amo, Kunimitsu. Nada de lo que haya hecho antes de conocerte tiene importancia. A mis ojos solo existes tú. Y lo que ocurrió anoche, si bien fue apresurado, era lo que mi corazón deseaba. No soportaría saber que no estabas listo – se apoyó sobre un codo, aun encima de él y le acarició el rostro con cariño.

- Estas dándole demasiadas vueltas, Kei… - le dedicó una hermosa sonrisa, continuando con sus caricias en la espalda – Solo digo que estoy sorprendido de lo mucho que te amo. De lo rápido que te ganaste mi confianza. Y de lo maravilloso que se siente saber que te sientes igual que yo.

- Entonces, ¿No te arrepientes? –

- Nunca- lo miró a los ojos, con el amor impregnando sus pupilas, y supo que hablaba en serio.

Se inclinó a besarlo con dulzura, pero el alivio por su respuesta le hizo tomar sus labios con fuerza y más pasión de la que pretendía. Su miembro palpitó en respuesta y ya no se pudo contener más. ¿Qué más daba llegar tarde una vez?

 Este hombre lo estaba volviendo loco. Todo su mundo podía estar de cabeza, cayéndose a pedazos incluso y a él no le importaba, porque Tezuka Kunimitsu era suyo. Estaban juntos. Y se amaban.

 

- ¿Paso por ti a las tres?-

Estaban en el recibidor, poniéndose los zapatos, listos para marcharse al instituto. Se habían saltado la práctica matutina, (al menos Atobe se la había saltado), al no sentir las alarmas y enredarse en las sábanas por otro tanto más, que ahora estaban justos en el tiempo para lograr llegar a clases.

- ¿Estás seguro de que quieres ir a Seigaku? – Preguntó tomando sus llaves y el bolso de la escuela – puedo esperarte en otro lugar.

- Estaré bien, no me bajaré del auto hasta que llegues, así que nadie me vera – respondió poniéndose de pie, tomando también sus cosas – además, a esa hora casi no hay estudiantes en la entrada.

- De acuerdo – Dijo acercándose a la puerta para salir.

- ¿Mitsu? – La voz de Atobe a su espalda le produjo un agradable escalofrío. Se volteó a mirarlo- ¿Estás bien?

- ¿Ah? – No entendía de qué estaba hablando

- Quiero decir, ¿No tienes alguna incomodidad o algo así? – Lo miró un par de segundos y luego bajo la vista hasta sus manos, con el rostro ligeramente sonrojado. Ahora ya entendía.

- Estoy bien, Kei – Le dedicó una tímida sonrisa y añadió – Creo que podría acostumbrarme.

Dando el paso y medio que había entre ellos, Atobe lo encerró brevemente entre sus brazos y lo besó, soltando un profundo suspiro al separarse.

- Sé que debemos irnos, así que intentaré ser paciente hasta la tarde, ¿Ok? – sus ojos demostraban ansiedad.

- Ok – le dio otro rápido beso y salieron.

 

La mañana pasó sin inconvenientes, y ya luego del almuerzo no volvió al salón, pues debía entregar varios documentos a la entrenadora Ryuzaki antes de poder marcharse. Esa tarde tenía hora con su doctor, razón por la que se iría temprano. Misma razón por la que Atobe pasaría a recogerlo.

No importó cuánto le dijo que estaría bien, y que no debía preocuparse por no poder acompañarlo… después de un par de llamadas a quién sabe dónde, le había dicho que lo esperaría en Seigaku cuando saliera.

Una sonrisa de gratitud se abrió paso en su rostro cuando se disponía a salir de la escuela, pero no contaba con que hubiese más de una persona esperándolo en la puerta. Se detuvo en seco al ver a Fuji caminando en su dirección, con su bolso al hombro y su expresión habitual de cuando lo pillaba en algo.

- ¡Fuji…! – por más que quisiera, no podía ocultar del todo su sorpresa.

- Hola – respondió llegando a su lado –Tienes médico, ¿verdad?

- ¿Ah? – su cerebro se negaba a cooperar, pues podía ver, a espaldas de Fuji, un conocido auto negro, estacionado justo en la acera de enfrente.

- La entrenadora me comento que no estarías esta tarde pues debías ver a tu doctor – explicó al no tener respuesta y continuó – Así que pensé en acompañarte.

- Ah, sí, voy a su consulta ahora – lo miró metiendo las manos en sus bolsillos e intentando mantenerse sereno – pero no es necesario que vengas conmigo, Fuji, en serio. Estaré bien, solo es un control de rutina.

- De todos modos, es mejor que no vayas solo – insistió.

- No, eso no es… - rebatió

- Vamos, Tezuka, sabes que iré contigo sin importar lo que digas. – Se giró y empezó su camino pero al notar que se quedaba atrás, se volvió y le dijo – A no ser que, ¿ya tengas a alguien que te acompañe?

- Por supuesto que no – respondió fríamente ante la sonrisa traviesa de Fuji

- Ok. Entonces vamos – le dijo con suficiencia esperando que avanzara - Llegarás tarde si no nos damos prisa.

- De acuerdo, vamos – accedió resignado y avanzó junto a su amigo.

El auto seguía ahí cuando salieron, pero nadie apareció frente a ellos, aunque eso no hizo más que aumentar la angustia en su pecho. No podía enviarle un mensaje o llamarlo, porque Fuji lo notaria de inmediato y lo de esconder su relación ya iba más allá de lo excitante; ahora, gracias a Yuriko, era una necesidad. Nadie debía saber que estaban juntos.

Pero si Atobe había presenciado todo desde su vehículo, comprendería que no fue algo premeditado. Es más, estaba ansioso por verlo cuando apareció Syuusuke en su camino.

“Si, él lo entenderá. No hay motivos para desconfiar, ¿verdad?”

Miró de reojo al chico que caminaba con él y suspiró. Lo viera como lo viera, esto le traería problemas con su novio. Algo en su interior le decía a gritos que Atobe era un chico celoso, quizás no de los que arman escándalos, pero sí de los que dejaban en claro cuál era su territorio.

“Lo llamaré en cuanto esté solo. Tal vez logremos vernos más tarde… Ojalá me espere en casa…”

Y con esa pequeña esperanza, intentó ponerle atención a la animada charla que tenía Fuji. Nada ganaba con preocuparse antes de tiempo; el round llegaría, lo quisiera o no. Estaba seguro de eso.

 

Notas finales:

¿Cómo reaccionará Atobe al ver que lo dejaron atrás?

No se pierdan el proximo cap...

 

Si hay 10 lecturas de este hoy, subo el siguiente esta noche :)

 

Espero sus reviews!!

 

Cariños, 

Shizuka ;)


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