-Procura desayunar rápido. Tienes que ir a la oficina el día de hoy...-Le recordó Izuku mientras cocinaba algo para el desayuno. Todoroki fingía leer las noticias en su tableta, pero en realidad no podía quitarle los ojos de encima.- ¿Me estás escuchando?
Shoto salió de su trance y asintió.
Izuku usaba un uniforme blanco que reflejaba sin margen de error cual era su profesión.
-Debo irme en treinta minutos...-fue interrumpido.
-Sabes que yo puedo llevarte.-Le respondió.
-No podemos hacer eso, debemos mantenerlo en secreto. Fue tu idea después de todo...- Posterior a esto. Le dio un trago a un vaso que tenía malteada de chocolate, una de las especialidades culinarias de Midoriya.
Todoroki se levantó con brusquedad, y tomó por la espalda al pecoso. Hizo que se volteara y lo viera a los ojos.
Seguido de esta acción un tanto violenta, compensó su actuar con un beso largo, seguido de unos cuantos más de menor duración. Eran besos que denotaban una clase de desesperación por parte del chico bicolor. Sabían a malteada de chocolate.
-No quiero que pienses que te escondo porque no te amo. Sólo lo hago por tu bien...-Midoriya rió.
-¿Desde cuándo me molesta que lo nuestro no sea del dominio público? Estoy bien. Enserio.- Le regaló una sonrisa sincera.- ¡Se me hace tarde! Te veo en la noche, ¿está bien? ¿Qué tal si vemos una película?
-Me gustaría llevarte al cine...- Le dijo un poco dolido.
-Deja eso. Para. A mi no me molesta, ¿por qué te debería importar a ti?-Izuku era bueno y comprensivo, pero le molestaba que Todoroki pensara de esa forma...- Debo irme, hablaremos en la noche...
Se despidió, y pocos minutos después, Shoto se quedó solo en aquel enorme departamento. Volvió a sentarse y miró la comida que su novio le había preparado.
Era un desayuno un poco modesto, pero era comprensible: Izuku no era un chico de la alta atmósfera como él. Inevitablemente no pudo evitar recordar el cómo se conocieron.
~[Flashback]~
Todoroki Enterprises y otras compañías habían asistido a una fiesta de caridad organizada en un pequeño pero prestigioso hospital privado al sur de la ciudad.
Shoto estaba en la mesa de poker.
En dicha mesa habían seis personas, incluyendo a Todoroki.
Entre ellos, un joven pecoso quien llamaba demasiado la atención ya que, a excepción de Todoroki, los demás jugadores no debían tener menos de cuatenta años.
-Pago.-Pronunció uno de ellos.
-Pago y doblo la apuesta...-dijo la única mujer en la mesa. Parecía estar muy confiada. Tras doblar la apuesta, tres de los jugadores no continuaron apostando. Se dirigió a Midoriya...- ¿Estás nervioso, chico?
-¿Yo? ¡No! ¡En lo absoluto!-Dijo a la defensiva.
-No me puedes engañar, tienes una cara de "¡Dios! Que mala mano". Nuestros instintos nos dominan; no podemos engañar a nuestras emociones. Por ejemplo, si tenemos una mano de póker que nos haga felices, nada nos preocupa pero de lo contrario, cualquier cosa nos pone a la defensiva.
-Pago, y doy mi resto.-Apostó el joven pecoso.
El discurso de la mujer y la apuesta del chico, hizo que Todoroki se decidiera.
-No voy.
-¡Ha! El único que podía ganarme se fue. No es muy tarde para ti, chico.
-Hora de revelar las cartas.-Ordenó el que cortaba la baraja.
-Color. Gánale a eso, chico lindo.- Se trataba de una mano con 5 cartas del mismo palo. En el caso de esta mujer, era una reina, un 8, un 6, un 4 y un 3.- Los engañé a todos, quizás alguno de ustedes podía ganarme pero supe comportarme y al final yo gané...
-Full...- Respondió Midoriya, cambiando su expresión nerviosa por una más confiada. Su mano eran 3 reyes y dos 10.- Creo que gané. Cogió todas las fichas y sonrió. En el póker gana el que mejor sabe mentir.
Tras esto, se retiró de la mesa con su premio. Debía haber unos 100, 000 yenes en total.
-Me retiro.- Todoroki se fue tras el pecoso, interesado en él. La mujer no pudo hacer otra cosa excepto ver la mano de Todoroki: tenía una escalera real.
Ahora el chico pecoso estaba en la barra del bar improvisado de aquella fiesta. Bebía sólo un poco de agua.
-Hola...- saludó Todoroki.
-Hola, eres el chico que estaba en la mesa de póker hace un rato, ¿verdad?
-Sí, soy Shoto Todoroki.
-No necesitas presentación, eres "el joven heredero", eres bien conocido por todos. Yo soy Izuku Midoriya.
-Nunca te había visto en una fiesta de beneficiencia...
-Es que nunca había ido a una... -rió.- trabajo aquí, soy enfermero y supe de la fiesta. Como terminaba mi turno pensé que sería divertido y aquí me tienes.-Parecía un chico jovial
-¿Te molesta si me siento?.- señaló la silla vacía a un lado del pecoso.
-Para nada, toma asiento.
Continuaron hablando prácticamente toda la noche.
Reían y contaban anécdotas de sus vidas. Eran a simple vista, los mejores amigos.
Amigos de toda la vida. Todoroki se estaba divirtiendo esa noche...
~[Fin del Flashback]~
No pudo evitar sonreír al recordar aquel día de ya hacía un año tras.
Terminó de comer y se fue. Había mucho trabajo en la oficina...
El día había sido infernal. Era Enero y le había enviado un mensaje a Midoriya diciendo que no podría llegar a cenar. Los negocios se lo impedirán.
Manejaba su automovil con destino a su casa mientras temía que Izuku se cansara de esto.
Del hecho de que, además de no tratarlo como su novio más allá de las paredes de su departamento, hubiera días en los que sólo podían verse a la hora del desayuno.
Era normal que Todoroki llegara en la noche, a veces encontraba a Midoriya dormido en el sofá. Ese era uno de esos días. Estaba inseguro de poder hacer feliz a Midoriya con la forma de vida que llevaba para con él...
-No te preocupes, dejaré la cena en el refrigerador para que la calientes cuando llegues. Te quiero...- decía el mensaje, que finalizaba con una cara sonriente.
Al llegar al departamento, lo encontró dormido mientras veía la televisión.
Era una película, quizás la misma que vería con él de haber llegado más temprano a casa.
Incluso tenía un tazón de palomitas de maíz a un lado de él.
Se sentó junto a él y lo besó tiernamente en la mejilla.
Estaba temeroso de que algún día se fuera de su lado.
Allá afuera había un océano de personas, todo un mundo de probabilidades. Todoroki no era indispensable, podría ser remplazado en cualquier momento.
Un nudo en la gargante lo sofocaba.
Quería, necesitaba decirle que lo sentía y también que lo amaba, pero sus miedos lo traicionaron, y lo dominaron.
-No me odies. Te prometí estar aquí y te fallé. Pero no podía hacer nada, fue el trabajo el que me lo impidió...-hablaba en susurros.- ... sé que no soy perfecto, pero ne quiero perderte. Voy a ser más fuerte porque te amo...-
No importaba dónde o cómo durmiera, seguía siendo adorable.
Cada vez que lo veía, cada minuto que pasaba, Todoroki encontraba una nueva razón para enamorarse de él.
-Izuku...-le habló.- despierta, es hora de ir a la cama..- el susodicho soltó un pequeño quejido, dando a entender que ya había despertado.
-No me hables como si fuera un niño... ¿acabas de llegar?
-Sí. Perdóname.-Midoriya lo pensó un momento
-Está bien, te perdono, pero llévame a la cama.- extendió los brazos, dando a entender que quería que lo cargara.
Todoroki sonrió y siguió el capricho de su novio. Entre risas y pequeños besos, desaparecieron al entrar en su santuario personal: la recámara...