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Hasta El oscuro puede amar por lizergchan

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Disclaimer: Los personajes de Marvel no me pertenecen, sino a Marver Estudios, Disney y a Stan Lee. Este fic lo hice sólo y únicamente como diversión. Créditos a los autores de las imágenes de portada en turno.

Personajes: Dr. Strange/Tony Stark.

Aclaraciones y advertencia: Romance, angustia, muerte de personaje, pactos demoníacos y lo que se me vaya ocurriendo, kesesesese.

 

 

Resumen: Todos sueñan con la eternidad, pero pocos conocen la maldición que conyeva.

Beta Reader: Samantha_Myarrow

 

—d

 

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Hasta El oscuro puede amar

 

 

Capítulo 3.- El pasado regresa

 

 

Strange maldijo por enésima vez. Toda aquella semana había sido una locura. Criaturas del infierno atacando la ciudad, no eran más que seres de nivel tan bajo que en los dominios de Lucifer no se les veía más que como ratas o insectos. Insignificantes cuando era uno solo, pero toda una molestia cuando estaban en grupo, una piedra en el zapato para los habitantes del averno. Sobra decir, que para los humanos sin conocimiento mágico sí que resultaban peligrosos.

Wanda había resultado herida al intentar contener a la amenaza, por suerte Wong logró auxiliarla mientras él los enviaba de regreso al abismo del que salieron.

Después, muertos que regresaban a la vida, nada que Strange no pudiera manejar.

Lo peor vino con aquel extraño ser que atacó el complejo de los Vengadores. Era un ser de apariencia humanoide sin pelo y de piel verde, con un hocico similar al de un perro, orejas puntiagudas y pies con garras enormes, casi como si fuesen pezuñas. Los Gules eran criaturas que habitaban en las profundidades, alimentándose de cadáveres. Ellos jamás iban a lugares demasiado iluminados.

El Gul era inmune a las armas de los Vengadores, algo imposibles pues, a pesar de poseer fuerza sobrehumana, no eran invulnerables.

 

—¡Por las llamas de Faltien! —bolas de fuego fueron lanzadas al tiempo que Strange pronunció el hechizo; el Gul logró esquivar el ataque, pero al menos lo hizo olvidarse de su intento de atacar a Natasha.

—Gracias —dijo la espía. Strange asintió con la cabeza.

 

Ambos siguieron al Gul que había logrado escabullirse entre los Vengadores, hasta llegar a cierta habitación.

 

—Ni lo pienses —Tony le lanzó un rayo propulsor, pero aquella cosa parecía anticipar sus movimientos. El Gul usó el ataque de Ironman para debilitar la puerta e ingresar.

—Esa cosa parece aprender —dijo Natasha que acababa de llegar junto a Strange. En mal momento, los otros Vengadores habían salido.

—¡Dijiste que esa cosa era vulnerable! —le reprochó Tony a Stephen.

—Lo son —respondió el hechicero confundido por el actuar del Gul. La criatura comenzó a rasguñar la puerta que lentamente fue cediendo a sus intentos. —Debe estar siendo controlado por un practicante de las artes místicas, uno muy poderoso.

—Está buscando algo —dijo la espía.

Tony continuaba atacándolo pero nada parecía dar resultado. La puerta terminó por ceder. Los intentos del trío por detener a la criatura resultaban infructuosos; finalmente el Gul ingresó a la habitación, desde ese punto. Todo fue demasiado rápido, aún incluso para Strange.

 

Tony gritó. Steve estaba en peligro.

 

Entonces todo fue claro; el Gul buscaba el cuerpo del Capitán América. Tan pronto como la criatura tocó el cristal que contenía a Steve, una columna de luz blanca cubrió todo, cegando a los presentes.

 

Cuando el fulgor desapareció, el Gul también y Steve se encontraba de pie, completamente desnudo.

 

—¿Cap?... —dijo Tony, pero Steve no lo miraba a él, sus ojos estaban fijos en Stephen; pronunció algunas palabras en un idioma desconocido y se desmayó.

 

 

 

Strange rodó los ojos mientras escuchaba a Clint insultar a Tony por ocultarles la verdad de Steve y no era el único. Wanda, Natasha, Barners e incluso la Capitana Marvel no dejaban de decirle lo arrogante, insensible e irresponsable que era. Levi, cansada de presenciar el maltrato a su humano favorito, se movió alrededor de los Vengadores para golpear a todo aquél que se atrevió a insultar a Stark.

 

—¡Strange! —gritaron los afectados. El aludido y Tony no pudieron evitar reírse. Levi se acercó al ingeniero para “chocar los cinco” con él.

—Stark no desenterró a Rogers por los motivos que ustedes están pensando —dijo Strange serio y molesto. Por alguna razón odiaba el maltrato que Tony recibía, principalmente de los malagradecidos ex traidores—. Hubo una anomalía que su IA detectó y que lo condujo al cadáver del Capitán dándose cuenta que tenía signos vitales —hizo una pausa. Por alguna extraña razón, ninguno de los presentes se atrevió a interrumpir al hechicero, quien hizo un movimiento con sus manos y al instante el cofre apareció en medio de la mesa—. Esto se encontraba en su tumba.

—Despide una poderosa energía —comentó Wanda abrazándose a ella misma—. ¿Qué contiene?

—No lo sé, está protegido por sellos muy poderosos —mintió.

—Sea lo que sea, es obvio que tiene relación con Rogers —dijo Carol en tono serio.

Stephen no podía estar más de acuerdo.

—Es probable que quién enviara al Gul sea el responsable o por lo menos esté implicado en la resurrección del Capitán Rogers.

 

Aquello, sinceramente preocupaba a Strange. Le recordaba demasiado a los siglos de sufrimiento que sus hermanos y él pasaron a manos de los adeptos al Oscuro y los intentos de Yaialel por salvarlos.

 

—¿A dónde vas? —cuestionó Carol al ver que Stephen se levantaba.

—A ver al Capitán Rogers, tal vez él tenga la respuesta a nuestro dilema.

—Bien, pero deja el cofre —Strange frunció el ceño. Detestaba que los humanos le dieran órdenes.

—Sin conocimiento mágico, dudo mucho que puedan lograr quitar los sellos.

—Yo puedo intentarlo —dijo Wanda. Strange quiso reírse de ella, pero decidió dejar las cosas por la paz. Era poco probable que pudiera romper los sellos que él había creado. Después de todo, usó su poder demoníaco para hacerlos, pero por el momento, su prioridad debía ser hablar con El Capitán América.

 

Salió de la habitación sin despedirse de nadie (salvo de Tony a quien le dio un asentimiento con la cabeza). Levi se quedó al lado de Stark para cuidar que nadie lo molestara.

 

Steve se encontraba en la enfermería, no había hecho intento de escapar solo por Strange.

¿Qué era ese lugar?, ¿Dónde estaban los otros?

 

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de la puerta.

 

 

—Namiel —susurró Steve. Corrió hasta él atrapándolo en un fuerte abrazo que, de haber sido un humano común, le habría roto más de un hueso—. Lo siento, yo… realmente no estoy acostumbrado a este cuerpo.

Stephen negó con la cabeza, restándole importancia.

—¿Cómo es qué estás aquí?

 

Steve se quedó callado, ¿qué podía responder? Lo último que recordaba era estar en su lecho de muerte, rodeado de sus nietos y bisnietos; feliz porque pronto se uniría con Araziel y los otros, pero también triste por Namiel, pues él jamás podría hacerlo; ellos irían a un lugar dónde su presencia estaba vetada.

 

—Está bien, no importa —dijo Strange—, lo averiguaremos.

 

Steve asintió con la cabeza. Abrazó nuevamente al hechicero, está vez, Strange respondió gustoso.

 

 

Después de aquel primer encuentro, la presencia de Strange en el complejo de los Vengadores se volvió una constante y verlo en compañía de Steve se hizo normal.

 

Tony se encontraba encerrado en su taller, pero lejos de estar trabajando en algún nuevo proyecto o mejora de sus armaduras; se dedicaba a observar a Stephen conviviendo con Steve. Trataba de entender por qué le molestaba tanto verlos juntos; no era esa incomodidad de sentirse desplazado, era algo más… doloroso, y las constantes burlas de Barton sobre la linda pareja que esos dos hacían no ayudaba.

Extrañaba las charlas con el Hechicero Supremo, las bromas, el reconfortante silencio que en ocasiones los rodeaba. Extrañaba a su hermano de vello facial, a su amigo.

 

Debía recuperarlo de alguna manera. Nadie desplazaba a Anthony Stark, ni siquiera el Capitán América.

 

Continuará…

 

 

Espero les gustara el capítulo. Perdón por la demora, demasiado estrés en el trabajo me quita la inspiración y ganas de escribir. En fin, nos vemos en la siguiente.


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