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Mi Ángel de sueños por alex solano

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Hace siete meses.

 

Las carta en cada mañana aparecían con una respuesta, un buenos días, uno que otro comentario o frase célebre de algún pensador. Su Ángel era alguien intelectual, culto que le gusta la literatura y prudente. Además que tiene una fina letra cursiva que dudaba que se escribiera a lapicero.

Oliver le ha preguntado si se volvió loco, Barry casi lo amenaza diciendo donde estaba el verdadero Hal, porque el viejo Hal no perdería tiempo en unas "tontas flores". Le dio igual y siguió sus rutinas cotidianas. En las 5 de la tarde regresaba al satélite a regar sus rosas negras, pero sorpresa al ver que estaban regada y abonadas. Emocionado vio una carta blanca la lado de una maseta vacía con una venda verde.

 

Esta noche, en el sofá de siempre. Cúbrete los ojos.

-tu Ángel.

 

No protesto. Su Ángel era muy tímido para aparecerse a sus ojos sin filtros de por medio. No le sorprendía. Pero era mejor que nada.

Puntual a las 11:30 estaba sentado obediente en el sofá de siempre, donde su Ángel siempre lo recoge. No escuchaba nada, pero casi lo hizo saltar las grandes manos que se posaron en sus hombros. Su Ángel era muy sigiloso.

-¿Ángel?- se atrevió a preguntar.

En la palma de su mano, con un dedo escribió un sí.

De verdad que le gustaba guardar su identidad en secreto como para no hablar, pero necesitaba una prueba si era él o una broma.

-¿Cuál es mi cena favorita?-

Esta vez descubrió su brazo y escribió "sándwich de queso fundido" "café polvoreado con canela"

De verdad era él, casi nadie sabía que era su favorito. Pero toda duda se fue al sentir que escribía otra vez en su brazo delicadamente.

"no llores"

De verdad estaba temblando de la emoción, quería quitarse la venda y ver a su Ángel. Pero sabía que en esta interacción hay reglas, si no quería asustarlo tenía que seguirlas.

-¿algún día podre conocerte?-

Esta vez se demoró más en contestar pero le hizo sonreír cansado la respuesta.

"tal vez. Resuelve el misterio."

Le hizo preguntas cortas y sencillas, que las contestaba rápidamente escribiendo en su palma o mano. Pasada una hora comenzó a bostezar. El Ángel de los sueños acaricio con ternura su mejilla izquierda. Se recargo contra la mano grande y callosa. Un tacto tibio. Sintió el aliento del otro en sus mejillas y la sensación de unos labios en su pómulo, frente y nariz.

De verdad quería quitarse la venda, pero la mano del Ángel se lo impidió y escribió en su brazo su respuesta negativa.

El guardián paso un brazo por debajo de sus rodillas y el otro por su espalda, cargándolo nupcial a su recamara. Admitió en verdad que tenía unos brazos legendarios de Morfeo. Estaba muy cansado como para contradecir y solo se dejó llevar. Como toda noche, el Ángel lo arropo y le dio un beso en su frente. Medio quito la venda de un ojo, viendo la sombra de un hombre salir y cerrar la puerta.

 

Hace 5 meses.

 

Es el cumpleaños del hijo menor del murciélago. Damián.

Estaba presenta una parte de la liga con amigos o familiares. Era mucha gente, a Bruce no le gustó mucho, apenas llego y le dedico una mirada fulminante de no tocar nada. Fue casi un susto cuando un ninja apareció de la nada solo para entregar un paquete al ojos jade y esfumarse como sombra. Los 4 hijos del caballero estaban en un partido de béisbol en los terrenos bastos de la mansión con los otros hijos de los héroes. Hal estaba muy cansado por las horas extra que tuvo que hacer en la base para pagar sus deudas. Apenas y había llegado se derrumbó en su asiento al aire libre con sus gafas rayban tapándole los ojos. De verdad no sabía cómo los robins podían tener tanta energía.

-¿porque no da un pequeño paseo por los terrenos joven Jordan?- el mayordomo lo invito con una taza de café negro y unas galletas.

Entre las múltiples maravillas, se topó con algo que no sabía si era hermoso o simplemente un valde de agua fría.

Entre las esculturas estaba el mayor de los Wayne, Dick Grayson, regalándole una rosa negra a Damián que sonrojado la acepto, sacándole una sonrisa el mayor.

Ok, en parte eso era muy tierno, considerando la actitud agresiva y distante del menor. Por otro lado el que tenga esa rosa fue como un cubo de hielo en la espalda. De verdad que no podía ser Dick, casi ni viene atalaya. Aparte que es más grande que él y las fechas no coinciden porque él estaba en monte justicia y la torre T con el menor.

Toda duda se desvaneció cuando el veinteañero beso los labios del cumpleañero. Y era un beso intenso por parte de él, casi rio cuando el pequeño apenas y sabía besar. No le diría nada a bruce. Eso debería estar mal, pero no son hermanos de sangre. Debería denunciarlo por meterse con alguien de 14 años recién cumplidos, pero él no era alguien de juzgar. Se veían los dos Wayne muy felices juntos. No tenía el corazón para arruinar algo así.

-¡solivan devuelve al niño!-grito y rio por la expresión asustada y apenada del acróbata. Con Damián era otra historia, veía el brillo de una navaja por sus mangas.

-¡señor Jordan!...yo, este...-se veía asustado asiendo ademanes con las manos, mientras le menor se preparaba para muy probablemente matarlo.

-yo digo que lo matemos t.t-

-oye tranquilo amiguito, no diré nada.-levanto las manos en señal de paz.

El mayor suspiro aliviado tomando la mano del menor, apretándolo con fuerza. Damián miro al linterna con ceja arqueada pero agradeció con los ojos, devolviéndole el apretón a su hermano mayor.

-solo díganme donde consiguieron esa rosa- apunto a la mano de Damián que la sostenía.

-bueno, Bruce las mando a importar desde Turquía hace unos años. Tiene medie hectárea de estas en invernadero. El las cuida de vez en cuando. No deja las toquemos. Me costó mucho convérselo de que me regalara esta para Damián. Está bien escondida, no le gusta que entremos. Sigue diagonal y párate sobre el avión- le revolvió el pelo juguetón al más joven.

Le miro extrañado pero encogió de hombros.

Se despidió de los dos, con la duda carcomiendo su cabeza. Mientras Dick le daba un beso casto a su chico, aliviado que podía amarlo aun en secreto hasta que encuentre la manera de decirle a Bruce.

Silbo cuando llevaba más de 40 minutos de recorrido y aun no completaba una vuelta en todo el terreno Wayne. Más adelante vio con asombro un grumman TBT que por sus lentes juraba que es auténtico, atado en el suelo en medio de una elegante empedrada en los jardines. Se subió en una de las alas para ver la cabina que aún seguía en mantenimiento. Entre los arboles detecto el brillo del cristal.

Curioso se encamino a lo que parecía ser el invernadero que menciono el primer Robin. Sandias, calabazas, girasoles, orquídeas y tulipanes. De verdad que los Wayne tenían muchas especies de flores. El gato gruñón tampoco tenía cara de amar las flores. Pero de verdad parecía ser las apariencias falsas según le dijo el acróbata. Vio en el suelo pétalos negros. Que como camino de hanzel de migas de pan lo llevo a las rosas negras. Eso lo hizo marearse de su sitio por un momento.

Observo incrédulo los pétalos negros, tocándolos verificando si eran reales o no. No era idiota, este tipo de rosas no creen en cualquier parte. Solo en Halfeti Turquía se puede encontrar. Muy pocas personas en estados unidos se toman las molestias de importarlas. El hecho que Bruce Wayne las tenga le congelo.

¿Bruce era su Ángel?

Hasta estas alturas era lo más probable. Su Ángel era un hombre. Era una personas que de desvela mucho más que él. Su gusto por la literatura era evidente, y le regalaba rosas negras cuando estaba en sus depresivos momentos. Bruce es un héroe de la noche, normal que no duerma mucho. Las veces que se ha ido a dormir el murciélago estaba en frente de la computadora despierto, donde tenía acceso a toda cámara del satélite. Ha visto la vasta colección de libros en su biblioteca personal. Por la familia que viene es normal que tenga una fina escritura. Y según el bulto que le ha visto una vez en bóxer en las duchas comunales de atalaya es definitivamente hombre.

Entre todos en la liga, lo más creíble es que sea Bruce, pero solo haría una cosa más para confirmarlo.

Al término de la fiesta, detrás de la mansión vio al acróbata repartiendo besos en todo el rostro del menor, que se removía cual gusano entre sus brazos exigiéndole que lo suelte. Había acabado la celebración entrando ya la noche. El cabeza de familia despedía a todos en la puerta con Tim a su lado dándole sus abrigos.

-buena fiesta bats-le tendió la mano sonriente.

El hombre le miro a los ojos fijamente y se la estrecho.

Se le salto el corazón al sentir de nuevo aquellas manos de nuevo, esas manos jamás las olvidaría. Las caricias de aquella noche en sus mejillas. Los dedos grandes que dibujaron en sus muñecas y palmas.

El Wayne arqueo una ceja inexpresiva, le sonrió al murciélago inocente, revolvió el cabello de Tim mientras le entregaba su chaqueta de aviador, una despedida del hijo mayor, deseándole que no la cague con el niño. Se fue caminando con sonrisa triunfante apretando su puño para sentir la sensación cálida de Bruce.

 


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