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JONGTAE ONE SHOTS (100% LEMON) por Caroand

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Notas del capitulo:

Olis, nuevo one-shot.

Enjoy it :)

Jonghyun no echaba de menos Busan. No echaba de menos la falta de comida rápida decente a la una en punto de la mañana, o las actitudes moralistas en todo, desde religión, alcohol y sexualidad. No echaba de menos el preocuparse por lo que decía la gente a sus espaldas, y definitivamente no echaba de menos preguntarse cuanto faltaría para que alguien dijera algo que lo empujara por encima del borde.

Pero cuando escuchó de los fuegos descontrolados tan cerca de dónde había crecido, se presentó voluntario para ayudar sin parpadear. No lo echaba de menos. Pero Busan todavía era su hogar.

Descubrir que el hermano pequeño de Jinki era un bombero voluntario había sido una sorpresa. Recordaba a Lee Taemin como un delgado larguirucho, todo rodillas y codos mientras parecía estar en todos los sitios dónde estaban Jonghyun y Jinki. Incluso habían sorprendido al chico de trece años escondido en la camioneta de Jonghyun la noche en que salían para celebrar el decimoctavo cumpleaños de Jinki. Jinki había querido dejar al chico en la carretera, pero Jonghyun lo había convencido de que se apuntara. Taemin había sido una buena excusa para rechazar a las chicas que estaban tan determinadas a meterse en los pantalones de Jonghyun.

Taemin ya no era un larguirucho.

Todavía era alto y desgarbado, pero sus hombros se habían ampliado y había músculos firmes en sus bíceps y piernas. Jonghyun lo había comprobado la primera vez que lo había pillado en la ducha.

Los hombres que Jonghyun conoció en Seúl se comerían a Taemin con una cuchara, y Jonghyun sería el primero de la cola para saborearlo. Entonces tendría que apartar a los demás con esa misma cuchara para proteger al chico de ellos. Con toda esa madurez sorprendente, Taemin todavía tenía una inocencia que era irresistible.

Por supuesto, todo era discutible. Otra razón por la que Jonghyun no echaba de menos Busan era porque nadie aquí sabía que era gay. Bueno, Jinki lo sabía, pero considerando como reaccionó cuando se enteró de la verdad hacía cinco años, Jonghyun estaba bastante seguro de que no revelaría esa información en particular. No, aquí era Kim Jonghyun, el bombero hetero de Seúl. La única polla con la que podía jugar era la suya.

Se quedó en el vestuario, esperando a que Taemin acabara. Había hablado en serio cuando dijo que quería celebrar la tormenta con Taemin. De todos los hombres que había visto trabajar para combatir el incendio, Taemin había sido uno de los más trabajadores. Hacía que lo respetara incluso más.

Jonghyun no fingió que miraba a otro lado cuando Taemin salió de la vaporosa ducha con una toalla envuelta en sus caderas. Su piel brillaba y su pelo estaba de punta, gotas de agua bajando por su frente. Agarró otra toalla para colgársela alrededor del cuello y secarse el rostro.

**********

— ¿Carne y cerveza suenan bien para ti? Invito yo. Por ser el portador de buenas noticias esta noche.

La lluvia parecía caer en torrentes, golpeando el tejado, y Taemin alzó la mirada con una pequeña sonrisa. —Creo que probablemente habrías escuchado esas buenas noticias de una forma u otra, pero de todas formas te permitiré que me compres la carne y la cerveza. Solo espero que los vientos se alcen de nuevo mañana y volvamos a estar como antes.

Jonghyun dejó que acabara de vestirse, robando tantas miradas en el espejo como pudo. Iba a ser una larga noche, pero francamente pensó que valdría la pena cada segundo. Taemin era una compañía excelente.

—Tú conduces, —anunció mientras bajaban las escaleras de atrás—. Aunque supongo que no podría comprarte la cerveza que mereces si hacemos eso. — Paró, preguntándose si se atrevería —. Si quieres, podemos ir a la tienda y comprar la carne y cervezas y llevarlas a casa. Ahorraremos mi dinero, y no tendremos que preocuparnos por conducir a casa después.

Taemin se lamió los labios, luego se encogió. —Sí, podemos hacer eso. Vamos.

Jonghyun lo siguió al auto, tomándose un momento para quitar la ceniza del asiento antes de meterse en el asiento del pasajero.

—Por suerte, mi casa está muy lejos de aquí. Justo más allá del borde de evacuación. También hay una tienda en esa parte del pueblo. — Taemin encendió el motor—. Sé que no es Seúl, pero creo que podrías sorprenderte un poco por como este lugar ha crecido desde que te fuiste.

Jonghyun sonrió. —Aw, no he sido tan duro con lo del viejo lugar, ¿no? Y aquí yo pensando que estaba haciendo un buen trabajo manteniendo la boca cerrada.

—No tienes que decir nada. — Taemin le devolvió la sonrisa—. Puedo adivinar lo que piensas. Especialmente desde esa noche que viniste antes de irte, le dijiste a Jinki que no querías volver nunca.

La noche ocultaba parcialmente los rasgos de Taemin, especialmente mientras salía a la calle. —¿Lo recuerdas? Eso fue hace mucho.

—No para mí. Pero creo que eso es porque tú realmente has tenido otra vida desde entonces, yo he estado haciendo lo mismo.

—No, no es así. Has crecido. Mucho. — Jonghyun se removió en el asiento, apoyándose más contra la puerta para contemplar a Taemin —. Sabes, todavía no me has dicho por qué decidiste hacerte bombero voluntario. ¿Qué pasó con todos esos grandes sueños que tenías?

—Me apunté mientras todavía estaba en la universidad. Tan pronto como fui lo bastante mayor y cumplí con todos los requisitos. Supongo que todo ese tiempo que pasaste hablando de ser bombero se me pegaron.

Había sabido que Taemin estaba mucho alrededor, pero realmente no había pensado que estuviera prestando tanta atención a las cosas que él decía. Siempre le había parecido el caso de medio adoración por un héroe y medio deseo de poder hacer las mismas cosas que los chicos mayores. Una parte de Jonghyun se sonrojó con orgullo al haberlo encaminado en esa dirección. Porque Taemin era un muy buen bombero. Enorgullecería a cualquier equipo.

—Bueno, si alguna vez buscas algún trabajo a tiempo completo, solo ven a mi estación. Siempre buscamos a buenos hombres como tú.

—Gracias, pero no sé si tengo lo que se necesita para ser un profesional. Además, la idea de vivir en Seúl es un poco intimidante.

—Busan no tenía lo que deseaba.

—En general, o ¿o te fuiste buscando algo específico?

—En general. Lo bueno de Seúl es que tienes elecciones. Aquí... no.

—Sí, me lo vas a contar a mí. Aunque si alguna vez se vuelve demasiado sofocante, estamos a un par de horas de Ulsan.

Jonghyun rió. —Que pena que estemos de turno mañana. Diría que olvidáramos la carne y la cerveza, y fuéramos. Las cosas se volvieron un poco alarmantes antes de que tu grupo apareciera. —Entró en el aparcamiento de la tienda.

Cuando aparcaron, corrieron a la puerta principal, ambos riendo mientras se sacudían la lluvia. Taemin se dirigió a la cerveza, bajo órdenes expresas de Jonghyun de tomar de la buena, mientras él iba por dos de las entrecots sin hueso más grandes que pudo encontrar. En un capricho, agarró algo de helado antes de dirigirse a la caja. Incluso con la lluvia, el frío sería bienvenido.

Todavía llovía a mares cuando volvieron al auto, e incluso más fuerte cuando Taemin entró en el aparcamiento de su departamento. —Muéstrame el camino, —dijo Jonghyun, cogiendo todas las bolsas antes de que Taemin discutiera—. Me muero de hambre.

Taemin lo llevó al segundo piso de un edificio cercano, abriendo la puerta de la derecha idéntica a la de al lado. —Debería advertirte, —dijo Taemin mientras abría la puerta— tengo un perro.

Jonghyun iba a decirle que los perros estaban bien, pero las palabras fueron cortadas por una bola de cañón apresurándose hacia él, orejas flexibles volando, patas golpeando el suelo de madera, una lengua roja colgando de una gigante sonrisa perruna. Jonghyun apenas tuvo tiempo para prepararse, pero el perro nunca lo alcanzó. Taemin tiró del collar con facilidad y obligó a la bestia a parar.

—Siéntate, Eva. —La voz de Taemin era firme y el perro respondió inmediatamente.

—Deberías haber dicho algo en Smiths. —Con una sonrisa encantada, Jonghyun dejó la comida para agacharse para estar al mismo nivel que Eva —. Le habría traído a esta preciosidad carne para ella.

Eva intentó lamerle la cara, pero un tirón de Taemin hizo que se volviera a sentar. —Mi chica no necesita carne, pero necesita salir a pasear. ¿Te importa si la saco a un paseo muy rápido?

—No. —Se levantó, aunque mantuvo una mano en la cabeza de ella, acariciándole las orejas—. Hazlo, y yo me ocuparé de la comida.

—Gracias. Deberías encontrar todo lo que necesites en la cocina. — Taemin alcanzó la correa que colgaba en la puerta, y Eva empezó a dar saltos a su alrededor, sus patas tocando el linóleo, su cola moviéndose furiosamente. Parecía que a ella no le importaba que estuviera lloviendo a cántaros. A Taemin tampoco pareció importarle. Se puso la chaqueta, luego abrió la puerta con un alegre—: vamos, Eva, vamos a dar un paseo.

Jonghyun sonrió y cogió la compra que había dejado a un lado. Entrando más en el departamento esperó encontrar los signos de un perro en la casa, zapatos y alfombras destruidos, pero Eva era aparentemente un cachorro de buen comportamiento. Jonghyun empezó a sacar las bolsas y mirando la estrecha cocina de Taemin.

************************************************************************

No entendía lo que Jonghyun quería de él, o a qué había estado jugando. La mayoría de gente en su vida, su madre, sus primos, los otros bomberos voluntarios, Jinki cuando hablaban, intentaban empujarlo hacia alguna joven. Siempre por su propio bien y felicidad, por supuesto. Como si pudieran sentir que algo estaba mal con él, y si metía su pene en la vagina de una chica amable, todo se arreglaría. Por alguna razón, no había esperado lo mismo de Jonghyun.

O quizás, había esperado una actitud diferente. Quizás Jonghyun había notado la forma en que Taemin lo miraba. O la casi erección que tenía en la ducha. O quizás solo recibió alguna señal gay y Jonghyun solo intentaba ayudar. Taemin no lo sabía.

Todo lo que sabía era que no se había sentido tan estúpido ni confuso delante de nadie desde la última vez que había visto a Jonghyun, y al menos entonces tenía la excusa de solo tener catorce años. Los chicos de catorce años eran estúpidos y confusos por defecto. No ayudaba que todavía pudiera sentir la presión y calidez de la rodilla de Jonghyun contra su muslo. Había sido la definición exacta do contacto casual, pero cualquier contacto enviaba señales hacia su polla.

En lugar de dormir, Taemin acarició el suave pelaje detrás de la oreja de Eva y pensó en Jonghyun, el chico que había sido y el hombre que era ahora. Pasar la noche con Jonghyun solo había confirmado que Taemin no se había equivocado en sentirse excitado por Jonghyun y haber seguido así durante una década, era exactamente tan caliente y divertido y amable como Taemin siempre lo había recordado. No es que importara, porque Jonghyun parecía determinado a la cola de gente obsesionada con la vida sexual de Taemin, o la falta de ella, por todas las razones equivocadas.

Los pensamientos de Taemin daban vueltas como Eva intentando atraparse la cola. Suspiró con alivio cuando el cachorro finalmente bajó de la cama y arañó la puerta, pidiendo salir. Un paseo les iría bien a ambos... aunque eso significaba dar un paseo en la oscuridad, con el viento y la lluvia, con algún trueno ocasional. Eran casi las cuatro. Podría volver, ducharse, cambiarse y calmarse para cuando Jonghyun se despertara.

—Bien, vamos a dar un paseo, —murmuró Taemin — pero tienes que ser silenciosa.

Pero cuando Taemin abrió la puerta del dormitorio, Eva corrió hacia el sofá en lugar de hacia la puerta principal.

Intentó pararla, pero era demasiado rápida. Para cuando rodeó la esquina del sofá, ella ya tenía sus patas sobre el pecho de Jonghyun, lamiendo su rostro.

El pecho desnudo de Jonghyun. En conjunto con el resto casi desnudo de él.

Quizás intentando ponerse cómodo Jonghyun se había desnudado, o quizás porque Dios le estaba ofreciendo un dos por uno y decidió añadir tormento a Taemin por sus acciones de esa noche. Todo lo que llevaba era un par de bóxers negros que delineaban no solo su polla sino también sus pesadas bolas, la tela se moldeaba llamando la atención sobre la línea de pelo que desaparecía debajo de la pretina. El hombre también estaba despierto, sus ojos intensos saltando inmediatamente a Taemin para inmovilizarlo en la entrada.

—Parece que alguien más no podía dormir, — comentó Jonghyun.

— Eva, ¡ven aquí! —Envolvió sus dedos alrededor de su collar y la apartó—. Lo siento. Pensé que quería salir. No pensé que iba a venir aquí y... atacarte... Bueno, supongo que lamerte hasta la muerte sería una descripción mejor.

La boca de Jonghyun se inclinó. – Bueno, al menos, como forma de morir, tengo que decir que lamido hasta la muerte es probablemente la mejor. Tampoco estaba durmiendo de todas formas.

—Oh, eso es bueno. Quiero decir que es bueno que no estuvieras dormido. ¿Algo te mantiene despierto?

—No. —Dobló su brazo por encima de su cabeza, estirando el muslo para que Taemin no tuviera más opción que mirarlo—. Demasiadas cosas en la cabeza.

Taemin no podía apartar su mirada del cuerpo de Jonghyun. No quería hacerlo. Solo quería guardar todos los detalles que pudiera para volver a pensar en ellos más tarde. —¿Por qué? ¿Hay algo que pueda hacer?

Jonghyun suspiró. No fue un suspiro profundo, ni fuerte, pero Taemin vio la contracción del músculo, escuchó cada susurro en el aire, como si Jonghyun hubiera estado en pie junto a él y respirado directamente en su oreja.

—No hagas preguntas de las que no quieres respuestas, — advirtió suavemente—. Porque estoy en el punto en que diría exactamente lo que estoy pensando, y realmente preferiría no perderte también como amigo.

Durante el tiempo que conocía a Jonghyun, quería conocer a Jonghyun. Siempre había sido demasiado joven, solo un niño. Y por un momento, casi se sintió como ese niño de nuevo. Pero no era demasiado joven para conocer a Jonghyun ahora. No era un niño. No quería volver a ser apartado.

—Sí que quiero saber la respuesta. No cambiará nuestra amistad.

—Eso es lo que dijo Jinki. —Los ojos de Jonghyun se cerraron—. Entonces me vio besando a mi novio y todo se fue al infierno.

Taemin casi se cae. En lugar de golpear el suelo, estiró un brazo hacia el sofá y se sentó pesadamente. Eva presionando su nariz bajo su mano, buscando su atención, pero a penas la notó.

—¿Tú novio? ¿Tienes novio?

Su brazo se movió, cubriendo la parte de arriba de su rostro. —Bueno, lo tenía. En aquel momento. Ahora no, lo cual probablemente sea algo bueno considerando el tipo de pensamientos que he estado teniendo toda la semana.

Mantén la calma. Mantén la calma. Se sentía aturdido y sonrojado. Solo porque una vez tuviera novio no significa que te desearía. Pero esa lógica no pareció importar. Taemin estaba temblando, y no solo de excitación. Por primera vez en su vida, conocía a alguien que entendería.

—Yo... Jonghyun, no sé ni por dónde empezar. Quiero decir, no tenía ni idea. Para nada. Quizás debería. Pero... ¿qué tipo de pensamientos has estado teniendo?

—Malos. —Sus fosas nasales se hincharon. Mientras Taemin observaba los abdominales de Jonghyun. Estaba tenso, muy tenso—. Pensamientos que significan que realmente debería haberme tirado a alguien antes de dejar Seúl de forma que no estaría tan cachondo como he estado. —La mano se estiró a su costado restregándola por su pierna, atrayendo la atención a esa gruesa polla. La pretina estaba abultada por la firme y dura punta que casi se salía, y así de cerca, Taemin podía ver una pequeña mancha húmeda donde Jonghyun se había derramado— Te lo dije, no querías saber.

Taemin quería abrir su boca y contarle todo a Jonghyun. Pero los años de silencio lo habían programado para parar su lengua, y ahora no estaba seguro de qué decir. No tenía forma de saber si los malos pensamientos de Jonghyun tenían algo que ver con él, pero ambos estaban allí. Los dedos de Taemin se sentían entumecidos. Las acciones dirían más que las palabras, y le daría a Jonghyun la oportunidad de aceptarlo o rechazarlo.

Taemin pasó sus dedos por el dorso de la mano de Jonghyun, luego enganchó sus dedos alrededor de la pretina de los bóxers de Jonghyun.

Se congeló tan pronto como Jonghyun apartó su brazo de su rostro. Sus ojos lo miraban, sus parpados pesados, pero extrañamente suaves. Casi parecían suplicar con él, suplicarle... ¿qué? No lo sabía. Pero Jonghyun tragó y la polla de Taemin saltó, y una mano cálida cubrió la suya.

— Jinki me matará si supiera que me he estado preguntando como sería correrme en tu garganta, — masculló—. O si alguna vez sabría cómo tus piernas apretadas podrían agarrarse mientras bombeaba en tu culo. Por lo que no hagas nada que no puedo parar, solo por los viejos tiempos, o porque estás aliviado por un poco de lluvia. No juego a esos juegos.

Cuanto más hablaba Jonghyun más anhelaba Taemin. —Escucha, yo... siempre me has gustado. —Las palabras salieron de él rápidas, pero sabía que necesitaba decir algo—. Quizás sea patético, ya que ha pasado tanto tiempo desde que te fuiste a Seúl. No lo sé. Solo sé que realmente, realmente estoy feliz de verte de nuevo. Y que quiero que vengas a la cama conmigo.

Jonghyun apretó los dedos de Taemin, pero usó el agarre para apartarla de su cintura mientras se sentaba, no tiró de Taemin para que estuviera encima de él ni lo usó como ayuda para levantarse. Al menos no lo soltó.

—Eres un chico muy dulce. —La forma en que lo murmuró significaba que probablemente lo decía más para sí mismo que para Taemin —. Debería salir de aquí antes de hacer que las cosas empeoren.

Taemin quería pensar que tenía algo de orgullo. No iba a suplicarle a Jonghyun que no se fuera. No iba a suplicarle que se levantara del sofá y fuera al dormitorio. Pero se odiaría siempre si dejaba que Jonghyun se fuera. —¿Peor? Las cosas tienen que estar mal para que empeoren. Y nada de los que has dicho me ha parecido mal a mí.

—¿Alguna vez... has estado con un hombre? Porque esto no es un juego para mí. —Soltó la mano de Taemin y movió sus piernas, apoyando sus antebrazos en sus rodillas mientras miraba al suelo—. Dejé Busan porque soy gay, lo sabes. No soy bi, o solo un perro cachondo que se tira todo lo que se mueva. Y sé que siempre has tenido esa adulación de héroe por Jinki y por mí. Es lo que hacen los hermanitos. Pero eso fue entonces y esto es ahora, y no tienes que hacerlo más. Si lo haces, me joderá la cabeza y no puedo mirarte de la misma forma en que te miran los demás en la estación.

Taemin bajó un brazo al sofá para sentarse junto a Jonghyun. —He estado con chicos antes. No muchos, porque por aquí no hay demasiadas opciones. Soy... también soy gay. Y no tengo la misma adulación de héroe que tenía. — Taemin sonrió—. Es una adulación de héroe diferente.

Jonghyun hizo un sonido que era medio risa medio resoplido antes de apartar su mirada. La forma en que se empapaba de Taemin le hizo preguntarse si quizás no se había dado cuenta de cómo Jonghyun lo miraba antes.

—Me he estado masturbando toda la semana, pensando en ti, —dijo Jonghyun —. Casi te ataco en la ducha cuando no podías quitarte los zapatos.

Taemin gimió suavemente ante eso, seguro de que si Jonghyun hubiera intentado hacerle una mamada en la ducha, Taemin se habría desmayado de la sorpresa. Jonghyun tocó los labios de Taemin, el contacto tan ligero, y se le hizo la boca agua por más. No podía recordar la última vez que había estado tan duro, probablemente se correría tan pronto como Jonghyun le tocara la polla.

—No puedo creer que no notaras la forma en que te he estado mirando. — Taemin pasó sus dedos por el musculoso brazo de Jonghyun, su propio cuerpo temblando por la ligereza del contacto—. Me siento como si eso es todo lo que he estado haciendo.

—Quizás esté demasiado acostumbrado a que el hermanito de Jinki me mire para notar la diferencia, — bromeó—. Excepto que tú ya no eres solo eso. —Sus hombros se movieron, y estiró su brazo hacia el de Taemin para colocar su mano en su nuca—. Última oportunidad para pedirme que pare. Nos arriesgamos a joder nuestra amistad si te beso de la forma que deseo.

Taemin entendía el riesgo, pero nunca habían tenido una amistad cercana. No habían hablado en la última década, y aunque la semana anterior había renovado la conexión que tenían, Taemin nunca pensó que Jonghyun quisiera mantener esa conexión cuando volviera a Seúl.

—No voy a pedirte que pares.

La fuerza en los dedos que agarraron su nuca envió temblores por toda su piel. Jonghyun usó su agarre para cercar más a Taemin que estuvo prácticamente en el regazo del otro hombre antes de que sus bocas se tocaran de nuevo. El beso no era una prueba.

No era una advertencia. Jonghyun empujó su lengua más allá de sus inexistentes defensas, lamiendo mientras buscaba cada recoveco cálido que Taemin tenía que ofrecer.

Taemin había tenido varias fantasías sobre besar a Jonghyun, pero la realidad las apartó de su mente. Jonghyun controló la caricia, y Taemin estaba más que feliz por ello, respondiendo a cada cambio y siguiendo su liderazgo. Nadie había besado nunca a Taemin como si estuviera tan hambriento, y ningún beso había enviado a Taemin tan alto. Jonghyun masajeó el cuello de Taemin, sus dedos doblándose y relajándose contra sus tensos músculos, obligándolo a no moverse mientras el beso se profundizaba más.

Cuando la otra mano de Jonghyun pasó su mano alrededor de la cintura de Taemin, Taemin no se resistió cuando atrayéndolo más cerca en sus muslos. Sintió la erección del otro hombre, por supuesto. La habría tocado si Jonghyun no lo hubiera parado antes. Pero sentir la gruesa línea ahora presionando sus nalgas junto al áspero arañar de los pelos por su piel mientras Jonghyun juntaba sus pechos, tuvo a Taemin listo para doblarse, recostarse, contorsionarse en la posición que Jonghyun quisiera para conseguir tener esa longitud enterrada en su culo.

Taemin estiró los brazos más allá de Jonghyun y enganchó sus manos en los hombros de Jonghyun, sosteniéndolo tan apretado como podía. Jonghyun no había intentado apartarse del beso, y ningún tipo de fuego obligaría a Taemin a separarse de la boca del otro hombre. Su excitación creció con cada segundo, y automáticamente empezó a restregarse contra Jonghyun, intentando acomodar la creciente presión de su ingle.

Eso pareció el estímulo que Jonghyun necesitaba.

Jadeando por aire, se apartó sus ojos oscuros con deseo mientras miraba a Taemin. —Antes dijiste algo sobre una cama.

La sonrisa de Taemin se sentía tan grande y tonta en su rostro, pero no le importaba. —Sí. Es lo bastante grande para los dos.

Asintiendo, Jonghyun soltó el abrazo aunque no soltó a Taemin por completo mientras se levantaban del sofá.

Eva de inmediato apareció delante de ellos, bloqueando su camino. Cuando su cola se movió con alegría, Jonghyun sonrió.

—¿Se va a enfadar mucho si no va a dormir contigo esta noche?

—Normalmente no la dejo dormir en mi cama. — Apuntó a la gruesa cama para perros en la esquina de la sala—. Cama, Eva. —Ella lo miró con la misma excitación en sus ojos, y apuntó de nuevo—. Cama. — Con lo que solo se podría describir como un suspiro, ella obedeció y se dirigió a la esquina— vamos, entremos antes de que decida que prefiere correr con nosotros al dormitorio.

Jonghyun mantuvo sus dedos entrelazados mientras Taemin lo llevaba por el pasillo. Un suave click en la puerta tras ellos hizo eco a través de la piel de Taemin. —Supongo que, si tengo que compartirte con una chica, podría ser peor que con Eva. —Envolviendo sus brazos alrededor de la cintura de Taemin, Jonghyun presionó su espalda y lamió su cuello, mordiendo a cada pulgada. Su boca acabó en la oreja de Taemin, su respiración caliente y rápida—. Aunque preferiría no compartirte para nada.

Escalofríos recorrieron la espalda de Taemin, rebotando, y volviendo por su columna. Estaba agradecido de que Jonghyun tuviera un fuerte brazo alrededor de él, porque sus piernas amenazaban con no sostenerlo. Echando la cabeza atrás, buscó la boca de Jonghyun de nuevo. Nunca iba a tener suficiente de la boca de Jonghyun, o su lengua, o los suaves gemidos que hacía cuando los dientes de Taemin atrapaban sus labios.

Jonghyun debió moverse porque Taemin nunca consiguió el control necesario para hacerlo. Cuando el borde del colchón golpeó sus piernas, Taemin se balanceó contra el pecho de Jonghyun, solo para ser empujado hacia la cama. Jonghyun no se unió a él. Mientras Taemin rodaba y estiraba su brazo, Jonghyun dio un paso atrás y se bajó la ropa interior.

—Si no quieres que acaben rotos... — Jonghyun señaló hacia los pantalones holgados de Taemin —... te sugiero que te deshagas de ellos antes de que me meta ahí contigo.

Taemin se bajó los pantalones por las caderas y se los quitó. Nunca apartó los ojos del cuerpo de Jonghyun. Ahora que podía mirarlo abiertamente, lo iba a aprovechar.

—Ahora puedes venir aquí conmigo.

La polla de Jonghyun estaba completamente erecta, sus bolas más pesadas de lo que Taemin había visto antes. Su boca se hacía agua cuando Jonghyun tiró a un lado la ropa interior y la gruesa longitud se bamboleó con el movimiento de su brazo. Incluso había presemen goteando en la punta. Taemin quería estirar la mano y tocar, pero la hambrienta mirada de Jonghyun lo mantuvo inmóvil.

El colchón se dobló cuando Jonghyun subió. Su mano fue a la cadera de Taemin, y con un agarre firme pero gentil, empujó a Taemin de lado.

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—¿Qué pasó con esa cara educación universitaria por la que te quedaste?

Taemin puso los ojos en blanco. —Tengo un título en humanidades. Parecía una buena idea hasta que hace un mes me gradué y me di cuenta de que nadie estaría interesado en contratar a alguien con un título que la gente dice que es inútil. No sé si te acuerdas, pero mi tío trabajaba para el barrio.

—Lo recuerdo. —Sonrió cuando la mesera llegó con las bebidas, recitando su pedido cuando ella preguntó. Ni siquiera escuchó lo que pidió Taemin. Su mente estaba demasiado ocupada con todo lo que decía el otro hombre—. ¿Te importa si te hago una pregunta indiscreta? —dijo cuando volvieron a estar solos.

Taemin bebió de su cerveza y sacudió la cabeza. — Adelante.

—¿Por qué te quedas aquí? Sé que estabas bromeando ayer sobre la inercia, pero en serio. Hay tanto que te pierdes afuera al quedarte.

—Creo que por la misma razón por la que la mayoría de gente se queda en sus ciudades natales. Mi familia está aquí. Tengo algunos amigos aquí, aunque no pueda ser yo mismo. Mi trabajo está bien, mi departamento es bonito... — Taemin bebió más—. Nada es tan malo aquí como para que me apetezca hacer las maletas y darle la vuelta a mi vida.

—Pero podría ser mejor. ¿No quieres que sea mejor? —Dijo, aunque si pensaba en ello primero, dudaba que él hubiera cambiado de idea—. Múdate a Seúl. Hay muchas más oportunidades de usar tu título allí, o vuelve a la universidad y haz un máster. Eres lo bastante listo. Y ambos sabemos las demás ventajas.

—No lo sé, Jonghyun. Quiero decir... ni siquiera tengo el dinero para cruzar el país.

—¿Si tuvieras dinero, lo harías?

—¿Qué pasa con Eva? ¿Sería capaz de encontrar un lugar dónde me permitieran tenerla?

—Claro. Muchos sitios te dejan tener tus propias mascotas. En mi casa se puede.

Taemin lo consideró por un momento, sus ojos distantes mientras pensaba. —Bueno, entonces supongo que me mudaría. Si tuviera el dinero. Y un lugar reservado con anticipación.

No podía leer a Taemin. No estaba seguro de si había hecho bien o mal al presionarlo a responder, pero francamente, odiaba ver a Taemin así. Merecía más de lo que tenía. Jonghyun quería ser el que se lo diera.

—Si no te gusta la idea de Seúl, hay otros lugares, — dijo, esperando dar suficiente marcha atrás sin perder el terreno ganado—. Donde sea que creas que podrías ser feliz. Eso es lo importante aquí. Haré lo que pueda por ti, sin importar dónde escojas vivir.

—No, no es que crea que no me gustaría vivir en Seúl —Los ojos de Taemin se enfocaron en Jonghyun, y su tímida sonrisa volvió—. Si me dices que es un lugar fantástico en el que vivir, te creo. Es solo que hace unos días, todo era lo mismo y normal, y ahora tú estás aquí... y todo lo que siempre he querido... es... abrumador.

Jonghyun se pateó mentalmente. Había presionado demasiado. Por supuesto que Taemin se sentiría abrumado, no hacía veinticuatro horas que ni siquiera sabía que Jonghyun era gay, y ahora aquí estaba, intentando que abandonara todo lo que conocía y dejarlo atrás por... ¿qué?

La oportunidad de ser verdaderamente feliz. Para Jonghyun, eso lo significaba todo.

Pero Taemin era feliz. Eso había dicho. Todo lo que siempre he deseado. Aunque solo por ahora. Solo hasta que Jonghyun se fuera. Ambos sabían que su partida no sería tan fácil como la primera vez.

—Solo piensa en ello, —dijo, con una sonrisa igual a la de Taemin —. No hay razón por la que tengas que tomar una decisión ahora. Ni siquiera hemos cenado todavía.

—¿Cómo escogiste Seúl? Siempre me pregunté por qué allí.

—¿Honestamente? —Su sonrisa se amplió— Parecía menos falso. Pasé tantos años fingiendo ser algo que no soy, que lo último que quería cuando me mudé era acabar en una ciudad dónde las apariencias lo fueran todo.

— Jinki estaba bastante enfadado cuando te fuiste a Seúl. Creo que se sintió traicionado porque te mudaste tan lejos.

La mención de Jinki daba que pensar. —Sí, bueno, considerando cuantas cosas pasaron entre nosotros, quizás fue lo mejor. Si estuviéramos juntos, habría sabido la verdad antes, y eso habría hecho que las cosas fueran peor de lo que están.

—Sí, supongo que tienes razón. Desearía que él no fuera así. Nunca fuimos demasiado cercanos, pero siempre te trató como al hermano que deseaba tener. — Taemin ondeó su mano—. Y ahora estoy deprimente de nuevo, ¿no?

—Nah. — Jonghyun lo tranquilizó—. Solo te lo estás sacando de encima. No quiero que te lo guardes si necesitas hablar de ello.

—¿Alguna vez sospechó algo de mí? ¿O te mencionó algo? A veces... me pregunto si es por eso por lo que puso distancia entre nosotros.

Era fácil decir lo que Taemin quería escuchar, pero Jonghyun se obligó a sacudir la cabeza. —Creo que solo son los cinco años de diferencia y quizás que no tengan mucho en común, —ofreció—. A Jinki... le gustan las cosas de cierta manera. Cuando no estás conforme con su punto de vista del mundo, no le gusta.

—Sí, y supongo que el papel que siempre he hecho es el de repulsivo hermano pequeño. Además, para cuando él tenía mi edad, ya tenía su máster en administración de empresas y estaba comprometido con la mujer más perfecta del mundo. — Taemin se encogió de hombros—. Sé cómo suena, pero realmente superé esto hace mucho tiempo. Solo pensé en preguntar.

La mesera llegó con su comida, y Jonghyun se puso recto en su asiento por el olor delicioso que hizo gruñir a su estómago. — ¿Qué tal si dejamos de hablar de Jinki hasta que acabemos de comer? —dijo mientras ella se iba—. Podemos hablar de temas más ligeros mientras tanto. —Cogió su tenedor y sonrió—. Como fuegos fuera de control.

—Oh, no creo que queramos hablar de fuegos fuera de control. — Taemin cortó su panecillo y le puso mantequilla y miel—. Hoy escuché que el inspector de fuegos sospecha que fue provocado.

—¿En serio? ¿Quién lo diría?

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Jonghyun gimió por el roce contra su cadera, y sus dedos se apretaron en el culo de Taemin para pararlo. — Supongo que lo has hecho. —Su voz se había vuelto ronca con el movimiento, su cuerpo ya estaba caliente por tener a Taemin tan tentadoramente cerca toda la noche—. Mamadas, quiero decir. ¿Qué más...? decías que solo tenías rollos de una noche, ¿cierto? ¿Qué haces normalmente?

—Lo que sea que el chico con el que esté desee. — Taemin paró, su ceño fruncido—. Eso salió mal. Quiero decir, no hago lo que sea. Pero he dado algunas mamadas y recibido algunas. Unas pocas veces, no ha habido más que pajas. He sido follado dos veces, y alguien una vez me pidió que lo follara.

Su pulgar pasó por el hoyuelo de la parte de arriba del culo de Taemin, el que había encontrado la noche anterior, el que se había estado muriendo por saborear desde entonces. —¿Pero qué deseas tú? Esta noche está dedicada a ti, ¿recuerdas? Dime lo que anhelas.

—Yo... Dios. Nunca pensé que escucharía esas palabras de ti. —Colocó su frente sobre la de Jonghyun —. Deseo sentirte dentro. Deseo... darte una mamada. Deseo que me folles.

Una pequeña parte de Jonghyun sabía que era peligroso dejarse llevar por la fantasía de Taemin. Su confesado enamoramiento que había tenido durante años echando raíces, y no era completamente justo ofrecérselo ahora. Pero esa era una parte muy, muy pequeña. Porque la verdad era que Taemin deseaba lo que Jonghyun hacía. No importaba si el sueño de Taemin se convertía en realidad. En ese momento, ahí, era también el de Jonghyun.

Inhaló la respiración dulce y suave del helado en Taemin. — Entonces deberíamos llevar esto a la habitación. —Cuando sus labios rozaron los de Taemin ambos gimieron, hambrientos de más—. Por suerte para mí, ambos deseamos lo mismo.

—Quizás tengas que ayudarme a llegar al dormitorio, porque mis piernas están un poco temblorosas. —Se estiró y con cuidado se salió del regazo de Jonghyun —. Tiendes a tener ese efecto en mí.

En lugar de esperar a ver si Taemin estaba bromeando, Jonghyun se enderezó y se dobló hacia el abdomen de Taemin mientras lo hacía. El otro hombre gritó de sorpresa cuando Jonghyun se levantó llevando a Taemin con él, su brazo alrededor de los muslos de Taemin para evitar que se cayera de su hombro.

—No le digas a un bombero que no puedes caminar, —advirtió mientras lo llevaba al dormitorio—. Especialmente a este.

Taemin rió, y no parecía nada cohibido. Era un sonido de deleite, libre. Todavía estaba sonriendo cuando Jonghyun con cuidado lo bajó a la cama. Tan pronto como su espalda tocó el colchón, agarró los brazos de Jonghyun y lo tiró abajo. —¿Qué pasa si te digo que necesito un beso ahora?

Apoyándose sobre sus nudillos, Jonghyun arqueó una ceja. — Vaya, ahora si tuviera una moneda por cada vez que alguien a quién he salvado me pide eso...

—¿Con esos labios? Probablemente serías lo suficiente rico como para retirarte.

—No eres imparcial.

—No lo soy, — Taemin pasó su pulgar por la boca de Jonghyun — Cualquier persona objetiva llegaría a la misma conclusión.

Jonghyun giró su cabeza para atrapar el pulgar entre sus dientes antes de que Taemin pudiera apartarlo del todo. Pasó su lengua por la piel expuesta, y sonrió cuando escuchó un jadeo de Taemin.

—Me encanta lo sensible que eres a todo, — masculló.

—Creo que es porque nunca nadie me ha tratado como tú. — Taemin levantó la cabeza y rozó sus labios con los de Jonghyun. La caricia fue tan ligera como lo había sido el pulgar de Taemin, pero Jonghyun podía sentir que el hombre más joven se estaba reteniendo.

Jonghyun se inclinó, su boca pasando por la deliciosa piel salada hasta que llegó a la oreja de Taemin —. Antes de que pierda la capacidad de hablar por completo, — susurró— quiero que sepas que me lo he pasado muy bien esta noche. Podríamos habernos dormido en el sofá después de ver la película, y habría sido perfecto de todas formas.

—Para mí también. Definitivamente es la mejor cita que he tenido nunca. Pero no habría estado feliz durmiendo en el sofá. — Envolvió sus brazos alrededor de Jonghyun y apretó—. Siento demasiada curiosidad sobre como es el sexo con alguien que realmente, realmente me gusta.

Jonghyun se dejó caer contra el largo cuerpo de Taemin suspirando mientras lo atraía más cerca. — Supongo que eso hace que seamos dos. —Su rostro estaba enterrado en el cuello de Taemin, la esencia de su cuerpo intoxicante. Lamió el nervio y se preguntó si podría hacer otra marca a juego en este lado, para que hiciera juego con la que había hecho la noche anterior. Le encantaba verlo en su cuello.—. La noche anterior fue buena, pero algo me dice que esta va a ser incluso mejor.

Taemin se arqueó debajo de él, sus músculos estirándose debajo de Jonghyun. Taemin era largo y delgado que era fácil olvidar lo fuerte que era, hasta que Jonghyun sintió cada músculo presionándose contra él. —Espero... espero que tengas razón en eso.

—Sé que tengo razón. —Alzó la cabeza lo suficiente para encontrarse con los ojos de Taemin, hundiéndose en ellos un poco más—. Confía en mí.

En lugar de esperar una confirmación, tomó la boca de Taemin en un beso como ninguno de los que habían compartido. Había estado hambriento la noche anterior; ambos lo habían estado. Sus besos habían sido duros y un poco desesperados, incluso después de que ambos se corrieran y se estiraran juntos antes de dormir. Los pocos besos que se habían robado después de cenar y llegar a casa habían sido lentos, menos necesitados, una afirmación de que ambos estaban allí, que era donde ambos deseaban estar.

Este era una promesa. Este le suplicaba a Taemin con un permíteme. Este hacía que su corazón se acelerara y sus orejas pitaran.

Taemin palmeó la nuca de Jonghyun, sus dedos presionando su cuero cabelludo. Sus bocas separadas solo una fracción de segundo, lo suficiente largo como para que ambos jadearan para conseguir aire, y luego sus labios se encontraron de nuevo. Jonghyun sabía que la forma en que Taemin se abría a él, respondía a él, marcaría el ritmo para el resto de la noche, y Taemin no se quejaría. Parecía que usaba todo su cuerpo para devolver los besos, gimiendo suavemente cada vez que Jonghyun deslizaba su lengua contra la de Taemin.

Se le puso el pelo de punta cuando Taemin ladeó sus labios, atrapando la esquina de su boca, y bajó por la línea de su mandíbula. Jonghyun le devolvió el placer haciendo su propia exploración y saboreó las líneas duras de sus pómulos, la mejilla, su cuello. Volvieron a juntarse como si hubiera habido una señal, juntando sus bocas mientras a Jonghyun se le ponía la piel de gallina.

Taemin le sacó la camisa a Jonghyun de los pantalones y se la subió por la espalda. Sus bocas se separaron lo justo para quitarle a Jonghyun la camisa por la cabeza, y luego los labios de Taemin estuvieron en él de nuevo. Sus dedos subían y bajaban por la espalda de Jonghyun, pasando por su columna y costillas, trazando las líneas de sus músculos.

Jonghyun odiaba romper el contacto, pero cada caricia por su cuerpo servía para recordarle que Taemin todavía estaba completamente vestido. Con un último mordisco en la mandíbula de Taemin, se apartó para mirar al otro hombre. Su mano plana sobre el estómago, sus ojos siempre fijos, y empezó a desabrochar los botones de su camisa, uno a uno.

—¿Tienes condones y lubricante aquí? Los míos están en mi bolsa en la sala.

—Sí. — Taemin señaló hacia el armario con una pequeña sonrisa—. Todo está en el cajón de arriba. Soy un optimista.

La camisa se abrió. —Todo ese entrenamiento de Boy Scout finalmente tiene su recompensa de una forma u otra. — Jonghyun movió su mano arriba, por la línea del estómago de Taemin, parando en el pezón. Lo tocó con el pulgar, una y otra vez hasta que Taemin empezó a retorcerse—. Sé que has dicho que solo te han follado dos veces, pero... si prometo hacerlo lentamente, ¿me dejarías follarte así? —Su garganta estaba seca. Tuvo que tragar para quitarse el nudo que tenía—. No había estado bromeando cuando dije que me preguntaba cómo sería tener tus piernas envueltas a mí alrededor.

Taemin alcanzó los pantalones de Jonghyun, soltando el cinturón con una mano. —Sí. Quiero... quiero verte. No quiero estar en una posición en la que no pueda mirarte.

Continuó acariciando el pecho de Taemin mientras sacaba el cuero de las trabillas del pantalón. Cuando golpeó el suelo, deslizó su mano por la espalda de Taemin y lo alzó, para que ambos estuvieran sentados.

—Fui un poco egoísta anoche, —murmuró, quitándole la camisa a Taemin. Cayó por sus hombros detrás de él un momento antes de que Jonghyun la apartara—. Lo siento.

Taemin tiró de la cremallera de Jonghyun y del botón, abriendo sus pantalones. Esperaba sentir los dedos de Taemin en su polla, pero la pasó para tocar la cadera de Jonghyun, pasando sus uñas. — No. No te disculpes. Fue realmente bueno. Nunca había sentido nada así.

Jonghyun se levantó de rodillas, bajándose sus bóxers y jeans, luego se volvió a sentar sobre su culo desnudo mientras se los quitaba del todo. Taemin observó cada movimiento con un hambre que crecía, su respiración parando cuando la gruesa erección de Jonghyun se balanceó a la vista. Pero aún así, no estiró la mano para tocarla, solo acarició la rodilla de Jonghyun.

—Yo puedo serlo, ya sabes. Egoísta. —Ahora se puso con los jeans de Taemin, aunque no era tan paciente como para permanecer alejado de la polla de Taemin —. Me preguntaste anoche porque hace tanto que no tengo novio. Ser egoísta es una buena parte de la razón.

Taemin se mordió el labio inferior mientras la palma de Jonghyun acariciaba la punta mojada de su polla. — Nadie es perfecto. —Su frase acabó con un jadeo cuando Jonghyun apretó ligeramente. Se echó para atrás y echó las piernas para delante, tirando los pantalones al suelo—. No me importa que seas egoísta mientras tengamos metas similares.

¿Sabía cómo sonaba cuando decía cosas como esa? Jonghyun no estaba seguro. No había nada deshonesto en Taemin; nunca lo había habido. Decía lo que sentía, y siempre había sido un niño que parecía sentir un poco más que la mayoría de la gente. Jonghyun no sabía cómo había tenido la fuerza para esconder su sexualidad tanto tiempo. Todo lo que sabía era que lo admiraba por ceñirse a lo que quería.

—Bueno, estoy bastante seguro que nuestras metas a corto plazo son exactamente las mismas. — Gateando hacia delante sobre sus nudillos, se estiró encima de Taemin, estremeciéndose cuando Taemin envolvió sus brazos a su alrededor de nuevo. Sus pollas se restregaron juntas, sus bolas dolían con la necesidad de más—. De hecho, estaría deseoso de apostar por ello.

—Espero que tu meta a corto plazo inmediata sea dejarme saborearte. —Deslizó sus palmas arriba y abajo por la espalda de Jonghyun, alcanzando la parte de arriba de su culo antes de volver a subir hacia sus hombros—. Porque no bromeaba cuando dije antes que lo deseaba.

Con una sonrisa ladeada, Jonghyun apretó su agarre y rodó de lado, cambiando sus posiciones antes de que Taemin pudiera coger aliento. —Bueno, ahora no estoy en posición de detenerte. — Pellizcó el culo de Taemin —. A menos que solo lo digas por decir.

Taemin lo miró un momento, casi como si no estuviera seguro de lo que Jonghyun quería decir. Y entonces una sonrisa apareció en sus rasgos, y Jonghyun notó la luz en sus ojos antes de que bajara su cabeza y lamiera un camino de su garganta a sus pezones. Paró allí, rodeando la piel más oscura hasta que la punta se endureció. Taemin tiró de la carne tierna entre sus dientes, mordiendo gentilmente mientras acariciaba el otro pezón de Jonghyun.

Jonghyun cerró sus ojos, enfocándose en el fuego que ahora corría bajo su piel. La ternura de la boca de Taemin hacía lo mismo que sus caricias anteriores. Trataba a Jonghyun como si fuera algo valioso, como algo para ser saboreado, aunque sabía todo lo malo de él. Sabía la determinación de Jonghyun. Sabía de su adicción al trabajo. Sabía las veces que él y Jinki se habían escapado y emborrachado, y sabía las inevitables resacas con las que volvían.

Habían pasado muchas cosas en diez años. Jonghyun había madurado. Igual que Taemin.

Cuando Taemin alcanzó su cintura, se movió a un lado, evitando la punta mojada de la polla de Jonghyun.

Agarró las caderas de Jonghyun, apretando el músculo duro, mientras mordisqueaba la piel del lado. Jonghyun bajó una mano para colocarla en la nuca de Taemin, pero no empujó. Era suficiente enredar sus dedos en su pelo, sentir el calor pulsando en cada poro.

Jonghyun era consciente de todo lo que hacía Taemin, bajando inhalando y exhalando. Sintió la inhalación de Taemin con su nariz a menos de una pulgada de la polla de Jonghyun, como si intentara capturar la esencia de su carne. Su lengua tocaba los sitios más extraños, y nunca donde Jonghyun esperaba. Solo la punta, una ligera lamida, antes de devolver su atención a otra parte de su piel. No pasó mucho antes de que Jonghyun se diera cuenta de que Taemin había estado dando vueltas, acercándose al eje de Jonghyun con cada caricia y beso.

Su cuerpo seguía alternándose entre frío y calor, luego calor de nuevo. Cuando intentó separar sus piernas, exponer sus bolas a la boca de Taemin, una mano empujó su muslo contra el colchón.

—Vas a matarme, —jadeó—. No habría estado de acuerdo si hubiera sabido que solo bromeabas. 

La esquina de la boca de Taemin se alzó. —No bromeaba. Pero tú fuiste egoísta anoche. — Taemin bajó su cabeza y acercó sus labios sobre el saco de Jonghyun. La respiración de Taemin hacía cosquillas en su piel, aire caliente dándole un avance tentador de como la boca de Taemin se sentiría alrededor de sus bolas—. Ahora es mi turno de satisfacer mis necesidades.

—¿Y qué...? —Se estremeció cuando Taemin pasó sus dedos por su muslo y cadera—. ¿Qué necesidades son esas?

—Oh, simples. Como saborear cada parte de ti. Pero no quiero matarte. —Empujó la polla de Jonghyun contra su estómago, exponiendo la parte de abajo a su lengua. Taemin no apartó la mirada del rostro de Jonghyun mientras la punta de su lengua se movía desde el saco de Jonghyun a la punta de su polla.

La oscuridad escondía mucho. Cernía los hombros y la mitad de su rostro en las sombras. Eso hizo imposible ver dónde estaban sus manos cuando no tocaban a Jonghyun. Pero no enmascaraba el ligero brillo en sus ojos, una luz que hacía que a Jonghyun se le apretaran las entrañas tanto como las lamidas de su lengua alrededor de la cabeza de su polla. Tampoco escondía lo hermoso que era. Cuanto más tiempo pasaba con Taemin, más hermoso era.

Jonghyun empuñó las sábanas de un lado, mientras con la otra mano acariciaba el rostro de Taemin. —Las necesidades simples son buenas. Hace que sea más difícil decepcionarte.

Taemin se giró hacia su mano, besando la palma antes de girar su lengua sobre la polla de Jonghyun. Se entretuvo un rato en la hendidura, lamiendo las gotas de presemen que encontraba allí.

—Nunca me decepcionarás, —masculló Taemin antes de cerrar sus labios alrededor de la cabeza.

Se retorció hacia arriba, metiendo más de su longitud dentro de los labios de Taemin. Taemin no se opuso, la succión se incrementaba, y su lengua daba vueltas por su eje, hambriento por la piel que todavía no había saboreado. Jonghyun se dejó caer atrás, pero con la retirada llegó un ligero roce de dientes, pequeñas ondas a través de la piel sensible que fueron directamente a los dedos de sus pies.

Taemin agarró la base de la polla de Jonghyun, tirando de la piel apretada mientras movía su boca hacia abajo por la longitud. Cuando sus labios tocaron sus dedos, paró, exhalando a través de su nariz y cerrando sus ojos con aparente deleite. Mantuvo la posición unos segundos, luego volvió a subir hasta que solo la punta de Jonghyun permaneció en su boca.

De alguna forma, Jonghyun encontró el control para no agarrar la cabeza de Taemin y follar su garganta. A Taemin probablemente no le importaría si lo hacía, pero temía que, si rompía ese muro, se correría solo con la mamada. Entonces tendría que esperar mucho, antes de poder follar a Taemin de la forma en que ambos deseaban.

Por lo que agarró las mantas, y preparó sus piernas para estirarlas para que Taemin deslizara una mano abajo y frotara sus bolas. Las caricias casi vacilantes más atrás, bajando por la cálida grieta y sobre su agujero, haciendo que se preguntara si Taemin podría estar interesado en cambiar sus roles, pero entonces la succión se apretó alrededor de su eje y todo pensamiento racional desapareció por completo.

Cuanto más cómodo estaba Taemin, más rápido se movía, y más tragaba. La mirada de placer nunca dejó su rostro. Al menos, parecía más satisfecho mientras el ritmo se incrementaba. Jonghyun empezó a moverse, a alzarse para encontrarse con cada movimiento de la boca de Taemin, aunque no intentó quitarle el control al hombre más joven. La mano que no estaba en las bolas de Jonghyun se movió bajando por el cuerpo de Taemin, y empezó a acariciar su propia polla.

—Para, para, —jadeó Jonghyun. Aunque le costó un momento, Taemin lo hizo, pero la mirada de decepción en sus ojos casi hace que Jonghyun le empujara la cabeza de nuevo abajo—. Si estás tan excitado, tenemos que cambiar. Me doy cuenta de que te correrás contra mí.

—Bien. Bien. — Taemin bajó su cabeza y lamió la polla de Jonghyun —. Bien.

Se entretuvo en la erección de Jonghyun varios segundos más antes de levantarse de la cama. Por un momento Jonghyun estuvo confuso sobre a dónde iba, hasta que Taemin abrió el cajón de arriba del armario y sacó una caja de condones y la botella de lubricante. Los tiró ambos a la cama antes de cubrir el cuerpo de Jonghyun y reclamar su boca en un duro beso.

Jonghyun cambió sus posiciones de nuevo, sin preocuparse, pero sin separar sus bocas. Cuando manos calientes bajaron por su espalda para ahuecar su culo, restregó su polla en el estómago de Taemin, tragándose el gemido que Taemin no pudo contener.

—Solo espera al evento principal.

Chupó la lengua de Taemin un momento y estiró la mano para alcanzar el lubricante sin mirar. Quitó la tapa con el pulgar, esperó tanto como pudo antes de apartarse. Se sentó sobre sus talones y derramó lubricante en los dedos de su mano derecha, restregándolos para calentarlo un poco.

—Solo respira, —instruyó. Agarrando el muslo de Taemin, se empujó arriba, hacia el pecho del otro hombre hasta que Taemin lo entendió y dobló sus rodillas cerca de su cuerpo. Jonghyun pasó sus resbaladizos dedos por el agujero, aunque Taemin jadeó por el contacto.

A pesar de la advertencia de Jonghyun, Taemin respiró profundamente y no exhaló mientras Jonghyun empujaba un dedo dentro del deseoso cuerpo de Taemin. Su culo era apretado, lo que no debería ser una sorpresa, pero estaba incluso más apretado de lo que Jonghyun esperaba. El pecho de Taemin subió cada vez que Jonghyun metía el dedo más adentro, como si hubiera olvidado como sacar el aire de sus pulmones.

Jonghyun envolvió su mano alrededor de la polla de Taemin y apretó. —He dicho, respira.

Taemin exhaló rápidamente. —Bien. Bien —Su cuerpo se sacudió y cogió aire para soltarlo de nuevo— Lo hago.

Usó la distracción para añadir un segundo dedo, aunque tuvo que girar la mano para meter los dos. Por un momento, Taemin apretó, pero tan pronto como Jonghyun empezó a tirar de su polla, su culo se volvió a relajar, haciendo que fuera más fácil entrar y salir del apretado canal.

—Lo que dije era cierto. — Jonghyun no podía apartar sus ojos de Taemin. No podía recordar la última vez que había visto a alguien tan hermoso—. Lo voy hacer lentamente. Nada hasta que estés bien y preparado.

—Lo sé. — Taemin bajó su cabeza—. Esto ya se siente muy bien. No sé cómo voy a poder aguantar más.

Lentas caricias. Dentro. Fuera. Girando su muñeca cada vez para estirar más el músculo.

—Lo aguantarás. —Dijo suavemente, incapaz de parpadear, casi incapaz de respirar—. Porque si se siente como que estás demasiado cerca, haré esto. — Sin apartar la mirada, bajó por la longitud de Taemin hasta la base y envolvió su índice y su pulgar alrededor.

Taemin gimió e intentó empujar contra la mano de Jonghyun, pero el ligero apretón lo relajó de nuevo. —¿El mismo truco funcionaría contigo?

Jonghyun sonrió y metió un tercer dedo dentro con los dos que ya se empujaban dentro del otro hombre.

—Supongo que vas a tener que esperar hasta estar en posición para descubrirlo.

—Oh, Dios.

De nuevo, Jonghyun tuvo que esperar a que Taemin se relajara antes de poder mover su muñeca. Mantuvo el ritmo tan lento como antes, observando el placer reflejado en los ojos de Taemin. Se removía contra la cama, pero no se olvidaba de respirar. Su pecho se movía rápidamente, más regular, rítmico, y su polla latía contra la mano de Jonghyun.

— Jonghyun... creo que estoy bien y preparado ahora...

El tiempo había hecho más que preparar el culo de Taemin. Le había permitido a Jonghyun tener tiempo para relajarse, para no correrse en la primera embestida. Tan apretado como se sentía Taemin, sospechaba que pronto estaría en el borde de nuevo, pero quería que esto durara tanto como fuera posible.

Saliendo, Jonghyun agarró la caja de condones y se puso un condón en su erección. El lubricante después. En ese caso, no había algo como "demasiado". Lo restregó por la goma, observando los ojos hambrientos de Taemin mientras lo hacía. Era tentador tomarle el pelo, pero después de todo lo que había pasado en las últimas veinticuatro horas, pensó que quizás había habido suficiente para un buen tiempo.

Jonghyun empujó las piernas de Taemin a un lado mientras gateaba por su cuerpo de nuevo. Se apoyó en una mano mientras ponía su polla en ángulo, encontrando el deseoso agujero de Taemin.

—Envuelve tus piernas a mí alrededor. —Se inclinó y besó la boca caliente y temblorosa de Taemin —. Quiero saber cómo se siente.

—Yo también quiero sentirlo. — Taemin cerró sus piernas alrededor del cuerpo de Jonghyun, recordándole la fuerza de Taemin —. Dios, se siente como si hubiera estado esperando para descubrirlo una eternidad.

No más espera. Jonghyun empujó hacia delante, encontrándose con la resistencia del apretado anillo casi de inmediato. Taemin frunció el ceño concentrado, pero tan pronto como Jonghyun le dio otro beso en los labios, su cuerpo se relajó, y la cabeza de la polla de Jonghyun entró.

Paró. Los estremecimientos amenazaban con hacerle golpear adentro con fuerza, a pesar de su anterior declaración.

Taemin envolvió sus piernas alrededor de la espalda de Jonghyun y lo animó a entrar más. Jonghyun no se resistió al control de Taemin y le permitió dictar el ritmo. Paraba a menudo, pero nunca se salía, lentamente con cuidado, el proceso le hizo preguntarse a Jonghyun cuando Taemin estuvo con otro hombre.

Para cuando estuvo completamente dentro, Taemin estaba temblando, su rostro enterrado en el cuello de Jonghyun.

—¿Estás bien? —Tenía que preguntarlo porque no estaba seguro.

—Sí. Sí. —Cada palabra era aire cálido contra la piel húmeda de Jonghyun —. Creo.

Lamió el cuello de Taemin, hambriento por la sal. — Si ayuda, esto es incluso mejor de lo que pensé que sería.

Taemin aflojó su agarre. —Lo es. Será mejor si te mueves.

Con espacio ahora para levantarse, Jonghyun separó sus mejillas para mirar a Taemin. Sus mejillas rojas mientras sus pupilas se habían dilatado y tragado sus iris. Más que eso, era la emoción cruda suplicándole más de lo que ninguna palabra hubiera podido. Se echó atrás, perdiendo la concentración mientras salía.

Se las arregló para moverse unas pulgadas antes de volver a empujar adentro. Un poco más duro. Igual de hambriento.

—Oh, sí. Haz eso, Jonghyun... hazlo de nuevo.

No podía negarle nada a Taemin cuando lo pedía de esa forma. No podía negarle nada de ninguna forma.

El ritmo que había puesto era agonizante con cada embestida. Nunca había follado a nadie tan apretado, o a nadie tan preparado para devorarlo. Taemin estaba lamiendo, besando todo lo que podía alcanzar, sin soltar el agarre de sus manos o piernas. Hacía estragos con la concentración de Jonghyun, rompió el ritmo, haciendo que en ocasiones entrara con fuerza, otras más despacio, con cuidado como había prometido.

— Jonghyun... —Besó la mandíbula de Jonghyun bajando desde su oreja hasta sus labios. Su boca estaba caliente y dura—. Dios... te sientes tan bien... —Pasó su lengua por su cuello—. ¿Te estás conteniendo? —Las uñas se enterraron en la espalda de Jonghyun cuando se movió más abajo, hacia su culo—. No te contengas. Por favor.

Gimió con cada nuevo beso. —No quiero hacerte daño.

—Sé que no. —La boca de Taemin se volvió más insistente, más ardiente—. Pero no lo harás. Lo prometo.

Era el momento de confiar en que Taemin sabía lo que podía manejar. Jonghyun no estaba seguro de si podría, pero sabía que tenía que hacerlo. Si había alguien que conocía en quien pudiera confiar, era Taemin.

Cada embestida más fuerte. Cada vez que empujaba dentro más fuerte. La resistencia todavía estaba allí, pero el calor era abrumador, demasiado para tomar y ni de cerca suficiente para satisfacerlo. Jonghyun se movió más rápido, haciendo los empujes más fuertes, y añadiendo fuerza a los golpeteos de sus bolas contra la piel desnuda de Taemin.

—Esto es...

Taemin lo animó hasta que las palabras se convirtieron en gemidos y gruñidos. Taemin lo apretó, alzándose para encontrarse con cada embestida, empujando contra cada caricia. El cuerpo de Taemin estaba sonrojado y resbaladizo por el sudor, y todo en él era abrumador para los sentidos de Jonghyun. Era consciente de cada sonido de la boca de Taemin, el olor de su piel caliente y la humedad del cabello, el sabor de la sal en su garganta.

—Va a ser... demasiado... —jadeó Taemin.

Silenciosamente, Jonghyun estuvo de acuerdo. Se las arregló para decir: —No, todavía no.

Deslizó su mano bajo la cabeza de Taemin, ahuecándola mientras sus dedos se enredaban en el pelo mojado. Estiró lo suficiente para obligar a Taemin a echar la cabeza atrás, y fue recompensado cuando la garganta del otro hombre se apretó, su mirada amplia mientras se preguntaba como Taemin descubriría lo que Jonghyun estaba haciendo.

—Quiero que me mires. — Jonghyun movió sus caderas para encontrar un nuevo ángulo de entrada, empujando tan profundo como podía. Otra embestida, y Taemin gritó, su culo apretándose alrededor de la polla implacable de Jonghyun —. No cierres los ojos.

Taemin gimoteó, pero sus párpados no se cerraron. Ni siquiera cuando Jonghyun movió sus caderas de nuevo, encontrando la próstata de Taemin. El hombre más joven mantuvo su mirada en la de Jonghyun como si su vida y felicidad dependiera de que siguiera la orden de Jonghyun.

El cuerpo de Taemin se apretó y se removió con cada nueva embestida, y Jonghyun sintió que crecía la tensión en su carne.

—Tócame... acaríciame... por favor...

Pensó en jugar un poco más con Taemin, pero la desesperación en sus ojos lo impidió. Encontrando un nuevo equilibrio, Jonghyun deslizó su mano entre sus cuerpos, sus uñas arañando la sudorosa piel de Taemin. Era fácil encontrar el largo eje, más fácil todavía empuñarlo. Pero con la primera caricia hacia arriba, sus propias bolas se apretaron, el ardor de su orgasmo más inminente de lo que esperaba.

Eso solo hizo que acariciara más fuerte la polla de Taemin. Quería ver la dicha del otro hombre al ser follado.

Taemin empezó a moverse de forma diferente, golpeando contra la polla de Jonghyun más fuerte, más duro. Fue todo lo que pudo hacer para evitar correrse, especialmente cuando los gemidos de Taemin se convirtieron en gritos.

—Dios, Jonghyun... no puedo... yo... —La polla de Taemin se removió contra su mano en el mismo momento en que enterró su rostro en el cuello de Jonghyun —. Te amo.

Todo en el interior de Jonghyun se hizo pedazos. Por los calientes labios moviéndose contra su piel. Por el caliente semen mojando sus dedos. Por la contracción de los fuertes músculos de su polla. Pero, sobre todo, por las palabras que todavía hacían eco en sus orejas.

Se metió en Taemin una última vez, sabiendo que probablemente le haría daño, sabiendo que no podía parar. Todo su cuerpo vibraba por la fuerza de su orgasmo, y disparó una y otra vez mientras soportaba esos segundos interminables. No tenía más opción que tirar de la cabeza de Taemin. Necesitaba esa boca. Necesitaba esos besos calientes y voraces. Y fundió sus labios juntos, todo uniéndose con esas simples palabras de nuevo.

Taemin se movió, sosteniendo a Jonghyun más apretado mientras el beso cambiaba a algo más y más suave, hasta que sus labios apenas se tocaron.

Cuando Jonghyun finalmente levantó su cabeza, esperaba ver una satisfacción como la suya en los ojos de Taemin. Pero lo que vio era más parecido al miedo.

—He dicho lo que creo que he dicho, ¿no?

Por primera vez desde que siguió a Taemin a su habitación la noche anterior, Jonghyun sintió aprensión. — Está bien si no lo decías en serio, —murmuró con cuidado—. Las cosas se han vuelto un poco abrumadoras. Para ambos.

Taemin se lamió los labios. —Bueno... sí que lo dije en serio.

Sus orejas ardieron con la confirmación. Jonghyun sabía que lo correcto sería recordarle a Taemin que era solo un enamoramiento, que solo estaba contento por tener a alguien con quien hablar, alguien que lo entendiera, alguien que quisiera lo mejor para él.

Jonghyun sabía que había muchas cosas que probablemente debería decirle, cosas que seguramente significaría que esta sería la última noche que pasaran juntos porque Taemin estaría demasiado herido como para permitir que pasara algo más. Pero su lengua se negaba a formar ninguna de esas palabras.

—Entonces ven a Seúl conmigo, —soltó—. Tú y Eva. Quiero que vivas conmigo.

—¿No estás diciendo esto solo porque las cosas se volvieron abrumadoras? —preguntó Taemin, su voz baja.

—No. —Ni siquiera pensó en la respuesta—. Porque empecé a pensar en ello durante la cena. Cuando la idea de dejarte atrás me asustaba.

Taemin sonrió lánguidamente. —Bueno, la idea de mudarme me asusta a mí. Pero no tanto como para quedarme aquí por el resto de mi vida.

Con su sangre latiendo, Jonghyun colocó su frente sobre la de Taemin y cerró sus ojos. —Creo que podríamos tener algo increíble, —confesó—. Y no quiero perder lo que ya hemos empezado porque estemos en ciudades diferentes.

—Lo sé. —Ligeros dedos se movieron por el cabello de Jonghyun —. Cuando te fuiste la primera vez... bueno, no creo que pueda verte marchándote de nuevo. No ahora. Volveré a Seúl contigo.

El alivio lo inundó, más profundo de lo que Jonghyun esperaba. Sin mirar, encontró la boca de Taemin y lo besó, mientras todo su cuerpo temblaba. Quizás debería rodar a un lado y hablar sobre eso un poco más en lugar de acariciar y explorar más, pero Jonghyun no podía hacerlo. Necesitaba lo que Taemin estaba ofreciendo.

Y no dejaría que Taemin lamentara su decisión ni por un momento.

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Llamó a su madre antes de perder el valor. Podía saber que el anuncio la sorprendería, pero apenas había discutido con él. A posteriori, Taemin se dio cuenta de que debería haber sido su primera pista. Porque si ella no iba a oponerse, se pondría en contacto con alguien que lo hiciera, Lee Jinki. Podría haberse mudado a trescientas millas de distancia, ¿pero qué eran trescientas millas cuando necesitaba evitar que su hermanito cometiera un gran error?

Taemin no debería haberse sorprendido cuando contestó a Jinki llamando a su puerta, pero se paralizó tanto al ver a su hermano mayor que Eva se las arregló para salir del departamento.

Maldiciendo, Jinki se movió primero tras ella. Eva pensó que era un juego y ladró juguetonamente, corriendo un poco más rápido hasta que él la acorraló al final del largo balcón. Con su collar firmemente en su mano, la llevó de vuelta al departamento, pasando a Taemin y metiéndola dentro.

—No puedes evitar que tu perro huya, —dijo—. ¿Cómo puedes siquiera pensar en que te las arreglarás para vivir en un lugar como Seúl?

—No huyó de mí, —dijo Taemin a la defensiva—. Ella solo pensó que tú estabas jugando. Eva, ven aquí. —El cachorro trotó de Jinki y se plantó a los pies de Taemin, mirándolo expectante—. ¿Es por eso por lo que estás aquí? ¿Mamá te habló de Seúl?

—Creo que esa es una buena razón para visitarte, ¿no?

—No lo sé, ¿lo es? Pensé que tu única razón para visitar era Navidad.

Jinki dobló sus brazos en su pecho. La pose tradicional de tipo malo número dos y quizás Taemin se habría sentido intimidado cuando tenía doce años, pero ya no era así. Ahora solo lo molestaba.

—No puedes hacerle esto a mamá. Y no puedes usar a Jonghyun en especial para salir de aquí.

—Mamá es una adulta con muchos amigos. Por lo que no necesita que viva aquí para siempre. ¿Y por qué no puede ayudarme Jonghyun?

—Porque no puede. No lo conoces como yo. No puedes confiar en él.

—Lo conozco desde hace el mismo tiempo que tú. No va a... — Herirme—. No me va a joder.

Jinki puso los ojos en blanco. —¿Por qué sabe cómo acabar con unos cuantos fuegos? Confía en mí en esto. Cuando se trata de gente, Jonghyun es un accidente esperando a que ocurra. Si escuchas una palabra de lo que diga, lo lamentarás.

—¿Por qué dices eso? —La lengua de Taemin se sentía pesada. Pensó que sabía por qué Jinki desconfiaba tanto de Jonghyun, pero no estaba preparado para salir del armario delante de su hermano. Todavía no—. ¿Qué te ha hecho a ti?

Un músculo se retorció en la mandíbula de Jinki. Le llevó casi un minuto contestar. —Eso es privado.

—No, lo siento. No puedes tirarme toda esa mierda. Si vas a conducir hasta aquí con el solo propósito de meterte en mis asuntos, no puedes decirme que es privado.

—Creo que Jonghyun no estaría de acuerdo.

—Entonces supongo que no tenemos nada más que hablar, porque no tengo razones para no confiar en Jonghyun.

Taemin se apartó para dejarle sitio a Jinki para irse, pero el otro hombre no se movió. Su boca se apretó más, sus ojos entrecerrados, antes de que soltara aire y se girara para sentarse en el sofá.

—Sé lo que siempre has pensado de Jonghyun, —dijo Jinki —. Sé cómo siempre lo has idealizado. Pero en serio, nunca conociste a Jonghyun de la misma forma que yo. Sé que por fuera parece un buen tipo, pero si dejas que te convenza para ir a Seúl, te encontrarás abandonado allí. Eso es lo que hace. Te deja cuando más lo necesitas.

—¿Se va? — Taemin cruzó la habitación y se sentó al otro lado del sofá—. ¿Estás enfadado porque se fue a Seúl y te dejó atrás?

—¿Ahora? No. ¿Cuándo se fue? Por supuesto que sí. —No se necesitaba ser un genio para ver la dirección que Jinki estaba intentando ahora, pero Taemin no quería pararlo—. Pero eso es lo que quiero decir. Hicimos todos esos planes. Mierdas de la que nunca escuchaste hablar. Y se fue. Ni siquiera me dio opción. No le importó que yo pusiera toda mi confianza en él. Todo lo que le preocupaba eran sus necesidades, lo que él deseaba.

Taemin entendía por qué a Jinki todavía le dolía la decisión de Jonghyun. No sabía todo lo que había pasado entre los dos hombres, pero conociendo a los dos como lo hacía, podía imaginarlo.

—¿Por qué no te fuiste con él a Seúl? — preguntó Taemin suavemente.

El rostro de Jinki dijo más que sus palabras. — Porque es sucia, y ruidosa, y vivir allí es muy caro. Pensaba que era estúpido para dos chicos de dieciocho años mudarse a Seúl solo con doscientos dólares entre los dos. Todavía lo pienso.

—No creo que estés equivocado. Probablemente yo tampoco habría ido en tu lugar. Pero no tengo dieciocho años, y ambos tenemos más de doscientos dólares. ¿Qué se supone que haga? ¿Quedarme aquí y cambiar bombillas en el instituto el resto de mi vida?

Su boca se apretó de nuevo. —Podrías venir conmigo. Quedarte con nosotros hasta que puedas mantenerte. O apuntarte a tu máster. Eres lo bastante listo.

—No quiero vivir allí.

—¿Cómo lo sabes? Nunca has vivido allí.

Taemin chasqueó los dedos hacia Eva, y ella se acercó, empujando su cabeza bajo su mano.

Normalmente, acariciar sus suaves orejas era suficiente para hacerle sentir mejor, pero no pensaba que nada pudiera tranquilizar a su estómago en ese momento.

—No solo estoy buscando un nuevo lugar donde vivir, Jinki. Las ciudades no son intercambiables.

El enfado llegó a sus ojos, pero cuando Jinki empezó a inclinarse hacia delante, Eva se tensó visiblemente.

—Entonces todo es por idealizar a Jonghyun, ¿no? ¿No has acabado de seguirle como un cachorrillo?

Si Jinki supiera que Taemin era gay, su relación probablemente acabaría. Si Jinki solo pensaba que Taemin no había superado su patética necesidad de héroe, estaría decepcionado, incluso disgustado, pero podrían seguir siendo hermanos.

— Jonghyun y yo tenemos mucho en común. Somos más cercanos que cuando se fue. Hay gente peor a la que idealizar.

—No, realmente no. —Respiró profundamente—. Mira ¿no ves lo que está haciendo? Te está usando para volver a mí. Esto es un juego para él. Te ha convencido de lo que sea, para demostrarse que es mejor que yo.

Superficialmente, el argumento era casi convincente. Jonghyun y Jinki tenían un pasado del que Taemin era prácticamente ignorante. Habían sido tan cercanos como hermanos, demasiado para el desagrado de Taemin.

—Ni siquiera sé cómo eso tiene sentido. ¿Por qué convencerme de ir a Seúl demuestra que es mejor que tú?

—Porque no eres una persona para él. Eres un premio. Si vas a Seúl, le estás diciendo que has dejado a tu familia y tus raíces por él. Y él no vale la pena. No sé cuántas veces tengo que decírtelo.

—¿Cómo la familia es tan importante para ti? Hablamos unas cuantas veces al año. No quieres que deje a mamá porque no quieres tener que tratar con cuidarla cuando se haga mayor. — Taemin se pasó una mano por el pelo—. Esta conversación no lleva a ninguna parte. Solo estamos dando vueltas.

—Tienes razón. Sí. Por lo que voy a pasarme de la raya. — Jinki se levantó y paseó hacia la ventana. Miró afuera a la calle unos segundos antes de meterse las manos en los bolsillos—. A Jonghyun le van los chicos, Taemin. Si parece excitado porque vayas a Seúl, probablemente sea para meterse en tus pantalones. No porque realmente signifiques algo para él.

—¿Quieres que me mantenga alejado de Jonghyun porque es gay?

Jinki miró por encima de su hombro, incrédulo. — ¿No es esa una razón suficiente para permanecer alejado de él tanto como sea posible?

—No, no lo es. Todavía es la misma persona que siempre ha sido. Todavía es el mismo tipo que solía asegurarse de que llegaras a casa después de una noche de borrachera. Es el chico quien se llevó toda la culpa la vez que tomaron el auto de su profesora de ciencias para dar un paseo. Es el que solía darte dulces y vídeos cuando estabas enfermo. ¿Crees que todo lo bueno que hizo no cuenta porque resulta que le gustan los chicos?

—Creo...

Lo que fuera que iba a decir fue cortado por el sonido de la puerta abriéndose. Taemin movió su cabeza para ver a Jonghyun ahí de pie, medio dentro, medio fuera, la compra por la que había ido para hacer la cena colgando de su mano.

La mirada de Jonghyun fue de uno a otro. Tan pronto como Eva empezó a avanzar como si intentara escapar de nuevo, Jonghyun cerró la puerta.

—Oh, fantástico, —dijo Jinki —. Ahora entra como si nada. Por favor dime que no has sido lo bastante tonto como para darle una llave, Taemin.

Jonghyun frunció el ceño. —¿De qué va esto?

Taemin se levantó, aunque no podía caminar al lado de Jonghyun. Una parte de él todavía quería evitar que Jinki supiera de su relación, aunque era muy obvio que no pasaría. Se quedó en mitad de la sala, confuso y sintiéndose fuera de control.

—Mamá le habló a Jinki sobre mis planes de mudarme a Seúl. Ha venido aquí para... discutirlo.

Jinki rió, aunque no parecía una risa. —Está mintiendo. Vine aquí para advertirle de ti, Jonghyun. Porque si piensas por un segundo que voy a dejar que involucres a mi hermanito en tus juegos enfermos, nunca me has conocido.

Aunque Taemin vio la tensión en la postura de Jonghyun, Jonghyun no hizo nada, pero caminó a la cocina con la compra. —Pensé que ambos habíamos estado de acuerdo en no vernos más, Jinki, — dijo desde la otra sala—. No metas a Taemin en nuestra mierda. No se lo merece.

—¿Yo? ¿Tú crees que lo estoy metiendo yo? — Jinki fue a la cocina, parándose en la entrada y tapando la vista de Taemin —. Sé que fue todo idea tuya. Nunca ha mencionado Seúl antes. Pero no va a pasar. Ya le he dicho que eres un maricón.

Maricón hizo eco en la cabeza de Taemin, y luego se asentó en su estómago, tan sólido y como un ladrillo. Había estado en el lado receptor de esas cosas más de una vez, pero esta era la primera vez que en realidad le hacía daño. Y ni siquiera iba dirigido a él. Taemin podía asegurar que Jinki nunca lo llamaría así simplemente prometiendo que no se iría. La paz familiar sería restaurada. Jonghyun volvería a Seúl, donde pertenecía, y todo volvería a ser igual que antes.

Con una dosis saludable de odio a sí mismo espetó a su hermano. —No digas cosas como esa en mi casa, —dijo Taemin, finalmente moviéndose—. Al menos podrías respetar eso.

—¿Por qué no? — Jinki no se molestó en mirarlo—. No viste lo que yo vi, Taemin.

—Porque no es tu casa. — Jonghyun de repente había llenado el espacio delante de Jinki. Sus ojos eran fríos vez—. Y Taemin no es un niño al que puedas mandar.

Aunque Jinki no se encogió, hubo una nueva tensión en la forma en que se inclinaba hacia Jonghyun que no había estado ahí cuando el otro hombre no estaba a una distancia de pegarle. — Bien. Marica, entonces. ¿O es gay? Porque supongo que chupapollas no es lo bastante políticamente correcto para ti.

—¿Qué tal si actúas más como un adulto y no le llamas de formas desagradables? —Ordenó Taemin, intentando suavizar las palabras colocando una mano en el hombro de Jinki —. No tenemos que hacer esto, Jinki.

—Tienes razón. No hay motivo. — Jinki dio un paso atrás, moviéndose al lado de Taemin en un movimiento claro de afianzamiento—. Quédate aquí.

— Jinki... No quiero. No soy ningún niño inocente que no puede cuidarse solo. Me ha ido bien en los últimos cinco años. Y no me voy porque no me importen tú y mamá, o mis raíces. ¿Por qué no puedes entender eso?

—Porque esto ha salido de la nada. — Jinki se colocó entre Taemin y Jonghyun, aunque no lo bastante cerca como para no poder ver al otro hombre—. Estabas bien antes de que él volviera. Sé que esto es porque él te metió ideas en la cabeza.

—No, —dijo Jonghyun —. Le di opciones. ¿Qué le has dado tú?

—No quiero que esto se interponga entre nosotros. — Taemin sospechaba que ya era demasiado tarde para eso. Pero tenía que creer que podían superar esto. Tenía que creer que solo necesitaría un poco de lógica y razonamiento. Aunque las emociones nunca respondieran a ninguna de esas cosas—. Te quiero. Siempre vas a ser mi hermano mayor. No quiero pelear contigo por esto.

—Entonces haz lo correcto. No te vayas. Eres el único que va a salir herido si te vas.

—No. — Jonghyun agarró el hombro de Jinki para tirarlo atrás, pero Jinki lo apartó. Jonghyun subió sus puños a sus pectorales, claramente intentando no hacer una respuesta física—. No voy a dejar que le pase nada, Jinki. Te daría mi palabra, pero algo me dice que no significaría nada.

—Tienes razón. No significaría nada.

—No significaría nada porque es gay, ¿verdad? ¿No merece confianza? ¿Realmente crees eso, Jinki? — Taemin sabía que sonaba como si estuviera suplicando la respuesta que quería, pero necesitaba algo.

Jinki lo miró un momento antes de dirigirse a Jonghyun. —No se puede confiar en él porque miente. Ha mentido toda su vida. Incluso me mintió a mí, y se suponía que yo era su mejor amigo. Dale la oportunidad, y te mentirá también a ti, Taemin. Probablemente ya lo ha hecho. Apuesto a que ni siquiera te dijo que era gay.

—Estarías equivocado, —dijo Jonghyun, su voz más baja—. Se lo dije la noche de la tormenta. Solo lamento no habérselo dicho antes. Porque es mejor hombre que tú. Es más hombre de lo que tú serás nunca, Jinki.

Taemin hizo una mueca, como no podía ver el rostro de Jinki, no podía saber cómo se había tomado las palabras de Jonghyun. —No quería mentirte, Jinki. Nadie quiere. A veces eso pasa cuando la gente está... asustada.

Jinki sacudió la cabeza. —Lo único que asustaba a Jonghyun es no conseguir pollas nuevas la noche del sábado.

—Sabes que no soy así, —dijo Jonghyun a través de sus dientes apretados—. Nunca lo fui.

—Nunca lo fuiste con las chicas porque no eran lo que te gustaba, —corrigió Jinki —. No me sorprendería si le hubieras chupado la polla al entrenador Kang todas esas veces que te retenía después de las prácticas de fútbol.

Taemin tuvo miedo de repente, una imagen demasiado real del resto de su vida, una existencia subyugada a Jinki y su intolerancia y crueldad. Agarró a Jinki por el hombro y lo empujó contra la pared más cercana. El movimiento nunca funcionó cuando eran niños, pero Taemin ahora era más fuerte, y Jinki no se lo esperaba.

—No le hables así. No tienes el derecho.

Jinki intentó apartar el brazo de Taemin, pero estaba preparado también para eso, puso todo su músculo en mantener a su hermano inmovilizado. El labio de Jinki se curvó, y el brillo en sus ojos solo podía ser de disgusto.

—Eres el mismo niño pequeño y triste que siempre fuiste. Tendrás ochenta años, y seguirás defendiendo a ese idiota.

Por la comisura de su ojo, Taemin vio a Jonghyun acercarse, aunque se movió más hacia Taemin que hacia Jinki.

—Podría tener esa suerte, —dijo.

—Solo amas tenerlo alrededor como una víctima —dijo.

—No, solo lo amo.

Taemin casi titubea por la confesión de Jonghyun, pero pensó que, si algo provocaría a Jinki a ponerse violento, serían esas palabras. Jinki se tensó, pero Taemin seguía siendo más fuerte. Se dio cuenta de que Eva estaba gruñendo. La miró, y se quedó a menos de un pie de distancia, su pelaje de punta y sus orejas levantadas. Nunca la había visto así, pero supuso que Eva nunca lo había visto enfadado.

—Voy a ir a Seúl porque quiero estar con Jonghyun. Espero que hasta los ochenta años.

La mirada de Jinki, negra de furia, siguió mirando de Taemin a Jonghyun. Su boca más y más apretada, y sus fosas nasales hinchadas, hasta que todo su rostro era una máscara rota del hermano que había querido toda su vida.

—Déjame salir, —gritó—. No puedo soportar mirarlos.

Dio un paso atrás, intentando mantenerse fuera del alcance del brazo de Jinki y agarró a Eva al mismo tiempo. Ella no dejó de gruñir, y mantuvo sus ojos en Jinki. Solo quería ver que algo cambiaba en el rostro de Jinki.

No pasó.

Jinki se enderezó y se deslizó por la pared, lejos de ellos, hasta que hubo suficiente distancia para que se sintiera cómodo alejándose de ellos. Fue a la puerta, sin mirar atrás.

Su golpe violento hizo que Taemin se sintiera mal.

Silencio en la sala. Incluso Eva estaba tranquila.

—Lo siento, —dijo Jonghyun suavemente.

—No es culpa tuya. Esto iba a pasar... de una forma o de otra. — Taemin se pasó la mano por la cara, no se sorprendió al encontrar humedad en sus ojos—. Creo...voy a sacar a Eva a pasear.

—¿Quieres... que esté aquí cuando vuelvas?

—Sí. — Taemin intentó sonreír—. Por favor. No tardaré mucho rato.

—Bien. Yo, um... —Miró alrededor antes de fijarse en la cocina—. Empezaré la cena.

— Jonghyun... — Taemin atrapó su brazo y lo acercó. Necesitaba salir del apartamento y conseguir algo de aire fresco, pero necesitaba algo más. Besó la comisura de la boca de Jonghyun y murmuró—: Te amo.

Los músculos se tensaron debajo de su mano. Luego fue atrapado contra el pecho de Jonghyun, poderosos brazos rodeando su espalda.

—Lo dije en serio —susurró Jonghyun.

—Lo sé. — Taemin suspiró y se relajó unos momentos—. Desearía que las cosas fueran... bueno, supongo que sabes lo que desearía.

—Sé que no te importa, pero... siento haberte metido en esto. Jinki tenía razón en una cosa. Ni siquiera estabas pensando en irte hasta que abrí mi boca.

—No importa. Nunca pretendí estar solo toda mi vida. Habría encontrado algún otro chico del que enamorarme. Jinki lo habría descubierto, y el resultado habría sido el mismo. —La garganta de Taemin se sentía en carne viva—. No eres tú el que ha hecho que pasara esto. Soy yo.

—Entonces solo soy un tipo cualquiera, ¿huh? —Su tono de broma era un obvio intento de aligerar el ambiente—. Bueno, mientras sea tuyo, supongo que no me puedo quejar.

Taemin dio un paso atrás, aunque no pudo resistirse a un beso más. Eva saltó, golpeando la puerta como si supiera su intención de sacarla. Taemin sonrió de nuevo, pero esta vez, realmente era una sonrisa de verdad.

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Taemin miró en la naranja oscuridad. La carretera no estaría abierta mucho tiempo más. Y el humo se estaba haciendo más espeso. Si el calor no los cocinaba hasta la muerte, entonces el humo los ahogaría.

—Nosotros sacaremos a su hija. Tienen que irse.

—¡No!

—Mierda. —Miró alrededor, en busca de algún signo de Jonghyun, pero no había nada más que los rugidos del fuego. Ni siquiera gritos distantes.

Había hecho lo que le habían pedido. Los padres estaban fuera. Era el momento de ver como estaba su compañero.

Los vientos soplaban chispas obligando a Taemin a tomar el camino largo para rodear la casa, pero tuvo que parar casi tan pronto como rodeó la esquina. Una pared de humo lo separaba de los edificios cercanos, las llamas ya empezaban a consumir la parte de atrás de la casa.

Su cabeza giró. La pareja todavía estaba en la parte delantera. Tenían que salir de allí. Pero si les explicaba por qué, irían a por su hija ellos mismos. Los padres hacían eso. La familia hacía eso.

Bajando la cabeza, Taemin empujó hacia adelante, ignorando la forma en que su chaqueta se apretaba contra su piel. Hacía demasiado calor. Nadie aguantaría esto. Este era el tipo de temperatura que fundía la carne, y si empeoraba, les tendrían que arrancar la ropa de sus cuerpos achicharradas con un pelador. Solo el pensamiento de que Jonghyun todavía estaba ahí fuera, que la niña todavía tenía que ser salvada, evitaron que se fuera.

Entonces escuchó el grito.

Taemin miró a través de la oscuridad. No podría haber sido su imaginación. Reconocería la voz de Jonghyun en cualquier parte. En sus sueños. En su cabeza. A su lado. Avanzó más, intentando discernir la dirección de la que venía, pero solo se oía el rugido del fuego. No más gritos pidiendo ayuda. Nada para ayudarlo.

Algo se separó del humo. Grande. Voluminoso. Taemin parpadeó. Sus ojos estaban mojados. Pero vio el brazo de Jonghyun alrededor de la cintura de una niña alta y esbelta, casi se desmaya del alivio.

Taemin corrió hacia ellos, su brazo automáticamente yendo alrededor de la cintura de la niña. Ella no pesaba, pero no estaba aguantando su propio peso. Hablar era imposible, aunque hubiera tenido aire para hacerlo, Jonghyun probablemente no habría sido capaz de escucharlo. Cogió la linterna grande de su cinturón y señaló con ella, guiando la atención de Jonghyun hacia la casa.

Empezaron a moverse juntos. La ceniza se removía a su alrededor, más espesa que el humo. Los pulmones de Taemin ardían, como su espalda y la parte de atrás de sus piernas. Pero la casa no estaba lejos, y la camioneta estaba solo a unos metros de distancia de ella. Taemin se centró en esos pensamientos con cada paso, manteniendo la luz en la dirección correcta. El tiempo se alargó. A penas sintió el roce del brazo de Jonghyun, pero la niña parecía derrumbarse más, Taemin fue el que la atrapó. Tuvo que hacer malabarismos con la linterna para equilibrarla, esperando que Jonghyun cogiera su parte del peso de nuevo.

Para cuando los padres se acercaron, apenas podía poner un pie delante del otro. Estaba más que deseoso de entregarla.

Por la comisura de su ojo vio a Jonghyun palmeando su manga, entonces cayó al suelo y rodó. Su pecho se apretó mientras veía el negro quemado en la espalda de la chaqueta de Jonghyun. Algo se había abierto. Había incluso un trozo de piel expuesta al aire.

Taemin tiró de la manga del abrigo de Jonghyun, obligándola a salir del brazo para poder apagar las chispas que quedaban. La visibilidad decrecía a cada segundo, y tuvo el pensamiento horrible de que ambos quedarían atrapados allí, en esa ceniza y humo sin fin, durante la eternidad. Que Jinki tenía razón, y serían enviados directamente al infierno.

Los faros de la camioneta se deslizaron en la oscuridad y Taemin agarró a Jonghyun del brazo. —Vamos. Vamos, Jonghyun. Levanta. —Le costó toda la fuerza que le quedaba levantar al otro hombre—. Vamos. Te llevaremos a los EMT . No están muy lejos. No está lejos.

—Estoy bien, —discutió Jonghyun —. Solo es un arañazo. —Pero no luchó contra Taemin cuando tiró de él. Eso, más que nada, lo decía todo.

—Me preocupa el humo. — Taemin lo empujó adelante hacia la camioneta, luego lo ayudó a subir a la parte de atrás. Estaba caliente al tacto, y sabía que correr en la oscuridad solo traería problemas, pero ninguno de ellos podía caminar para salir de la casa.

Golpeó el techo de la camioneta, y se pusieron en marcha. Bajó la cabeza, intentando evitar cocerse los pulmones, y centró su atención en Jonghyun. Pasó sus manos por el pecho y miembros de Jonghyun, buscando algún otro arañazo o herida.

La tos hizo que Jonghyun se doblara, y le costó varios segundos antes de que pudiera hablar. —¿No puedes esperar a sentirme más tarde? —Bromeó.

—No, no puedo. ¿Solo está el corte de tu espalda?

—Por lo que puedo decir sí. Una de las vigas del techo del establo cayó. —Su boca se curvó—. No soy tan rápido como solía a la hora de esquivar.

—¿Qué estaba haciendo ella? —La camioneta giró y casi se cae. Agarró el abrigo de Jonghyun y lo bajó hasta que ambos estuvieron sentados—. ¿Había caballos atrapados?

—Material. Creo que quería coger alguna silla de montar. La gente a veces tiene prioridades absurdas.

Las luces azules y rojas de la ambulancia iluminaron los ojos de Taemin cuando la camioneta paró. Cuando Jonghyun se movió para levantarse, Taemin agarró su brazo y lo paró.

—Me preocupa esa tos. Prométeme que te sentarás si los EMT no te dan el visto bueno.

Jonghyun asintió, aunque añadió—: excepto que estoy bien. Solo necesito un nuevo abrigo.

—Dejaremos que los profesionales decidan eso, — dijo Taemin levantándose. La ambulancia había aparcado a una distancia segura del fuego, pero todavía estaban lo bastante cerca. La casa y el establo probablemente se perderían, y por ello, lo sentía mucho, pero el viento ya estaba amainando lo suficiente como para ser optimista.

Jonghyun se apoyó pesadamente contra él mientras caminaban. No fue hasta que estuvieron allí que Taemin pensó en cómo podrían verse para los demás. Miró alrededor, pero nadie les prestaba atención. Ni siquiera notaron la forma en que Jonghyun tenía sus dedos enterrados en la cintura de Taemin, aunque imaginó que podría explicarse como forma de apoyo. 

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Taemin agarró el jabón y se lo pasó por las manos para poder hacer espuma y poder tener una excusa para tocar a Jonghyun. — Creía que la razón número uno por la que nos llamaban era por algún idiota fumando en la cama.

Jonghyun metió su cabeza debajo del agua, girando su espalda hacia Taemin para que pudiera lavar alrededor del arañazo y las vendas. —No, la razón número uno son idiotas que no pueden hacer funcionar sus alarmas y extintores. Los fuegos no siempre están involucrados.

Taemin rodeó las vendas con sus ligeros dedos, con cuidado de no empeorar el corte o aplicar presión en la tierna carne que la rodeaba. Luchó contra las imágenes intentando llenar su mente, la viga dejando inconsciente a Jonghyun, o daño en la columna, o rompiéndose una pierna. El fuego quemando sus huesos. Si se dejaba llevar por esos pensamientos, lo volverían loco.

—¿Cuántas escapadas por los pelos has tenido? — preguntó Taemin.

Jonghyun se quedó en silencio tanto tiempo, que se preguntó si había hecho la pregunta en voz alta. — ¿Realmente quieres saber la respuesta a esa pregunta? —Fue la tranquila respuesta—. Porque no te lo voy a decir si solo te vas a preocupar más por ello.

—No, pero creo que necesito saberlo. —Se concentró en el cuello de Jonghyun, lavando la ceniza y el sudor de debajo de la línea de cabello—. No puedo solo ignorarlo.

—Tres. Dos cuando empecé, porque era un bastardo arrogante que pensaba que lo sabía todo. Y luego una el año pasado. —Los músculos se movieron en su espalda mientras alcanzaba el champú—. Quedé atrapado en el dormitorio de un niño en un tercer piso donde entré. Me mantuvieron en observación toda la noche para limpiar mis pulmones.

Taemin estaba agradecido de que Jonghyun no lo mirara. No quería que Jonghyun viera su rostro mientras procesaba la información.

—Normalmente no atendemos fuegos descontrolados como este. De hecho, pasamos meses sin ver un poco de humo. Sé que todo es peligroso. He estado en apuros yo mismo. Solo que nunca... realmente no me importaba, hasta esta noche.

—¿Y ahora? — Jonghyun no miró atrás. Si alguien los hubiera visto, probablemente dirían que estaba demasiado ocupado con el champú como para pensar que estaba haciendo algo más que concentrarse en su tarea. Pero la tensión en su espalda decía otra cosa—. ¿Cambia algo?

Las palmas de Taemin bajaron por las costillas de Jonghyun. Cada día Jonghyun iba a trabajar, Taemin tendría que tratar con la realidad de su trabajo. En una ciudad extraña. En una vida nueva extraña. Pero cuando Jonghyun viniera a casa, Taemin estaría allí para él. Era un poco tonto considerar cuán feliz le hacía esa idea.

—No cambia nada. No para mí.

—Bien. — Jonghyun atrapó la muñeca de Taemin y tiró, apoyándose contra su espalda y su mano subiendo a su boca. Le dio un beso en la palma, a pesar del jabón, y luego bajó al cabeza—. Estaba un poco asustado de que pudieras usar esto como excusa para quedarte aquí. No es que pudiera culparte. Venir a Seúl conmigo no es exactamente ganar la lotería.

—Sí, lo es. Es el premio con el que he estado soñando desde que te fuiste.

El giro repentino de Jonghyun le sorprendió. Taemin dio un paso atrás y le dejó más espacio, pero los brazos del otro hombre lo volvieron a atraer, una mano en su cadera, la otra en su nuca. Sus bocas se juntaron, en una caricia casi desesperada, pero fue la necesidad que Jonghyun no podía contener lo que le llegó más a Taemin.

El beso apenas duró. Cuando Jonghyun se apartó, colocó su frente contra la de Taemin, su pecho pesado mientras luchaba por aire.

—Mentí, —jadeó Jonghyun —. No estaba solo un poco asustado. Estaba jodidamente aterrorizado.

—No lo estés. — Taemin apoyó su mano en el pecho de Jonghyun —. Quiero estar contigo. Sé que siempre he sentido un enamoramiento por ti. Te tenía en un pedestal. Pero en los últimos días... tuve la oportunidad de darme cuenta de que quiero estar contigo, y todo eso es por ti, no solo la... fantasía que tenía.

El latido bajo su palma era la prueba de que no estaba solo en sus miedos. Que casi le calmaba más que cualquier declaración que hiciera Jonghyun.

—Tengo tiempo acumulado. Puedo pedirme algunos días en el trabajo y venir y ayudarte cuando estés listo para mudarte. — Jonghyun alzó la cabeza, sus ojos de repente brillaban. El agua caía de sus largas pestañas—. Está claro que vivirás conmigo, ¿verdad? ¿No me imaginé esa parte?

—No, no te imaginaste esa parte. Después de todo no puedo ir a un departamento que permita tener perros.

— Y hey, Eva es nuestra celestina. Se lo debemos.

—Me aseguraré de comprarle algo especial para agradecérselo.

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Él sonrió cuando sintió dos fuertes brazos que lo envolvieron, apoyando la cabeza contra el pecho detrás de él. —Mmmm, es mejor que tengas cuidado, bebé. Tengo un novio celoso.

—¿Ah, sí? Apuesto que soy mejor amante que él.

—¡Demuéstralo! —Taemin se rio mientras se volvía para hacer frente a ese hombre.

—¡Con mucho gusto! —Jonghyun gruñó mientras cargaba a Taemin en sus brazos, y lo llevaba por la sala, las escaleras y el pasillo de su dormitorio. Pateó la puerta cerrándola antes de dejar caer a Taemin en el centro de la cama.

Taemin observó como Jonghyun sacaba su camisa sobre su cabeza, y luego comenzaba a desabrocharse los pantalones. Se quitó los zapatos y empujó sus pantalones hacia abajo, tirándolos al suelo, antes de ponerse enfrente de Taemin con toda su gloriosa desnudez.

—¡Maldita sea! —Susurró Taemin mientras lentamente se humedecía los labios. —¡Tú eres tan malditamente caliente!

Taemin comenzó a frotar su polla endurecida a través de sus pantalones cuando vio a Jonghyun agarrar una botella de lubricante del bolsillo de sus pantalones y comenzar a trepar por la cama hacia él, colocándose entre sus piernas.

—¿Por qué no me dejas hacer esto por ti? — Jonghyun preguntó mientras alcanzaba el botón y la cremallera de los pantalones de Taemin, desabrochando el botón y bajando la cremallera tan lentamente que Taemin pensó que podría gritar de frustración.

— Jonghyun —le rogó. —Por favor...

—Todo a su tiempo, bebé, todo a su debido tiempo.

Jonghyun sacó los pantalones de Taemin por sus piernas y los dejó caer en el suelo junto a la cama. Llegó a su camisa, arrancándole los botones y quitándosela antes de dejarla caer al suelo junto a los pantalones de Taemin.

Había un brillo perverso en sus ojos mientras miraba hacia abajo, al cuerpo desnudo debajo del suyo. Frotó una mano por todas partes de Taemin desde sus hombros hasta sus caderas, por lo que Taemin se retorcía debajo de él.

—Tan hermoso y sexy. ¿Qué he hecho yo para merecerte?

—No lo sé, ¿Pero podrías darte prisa? — Taemin exigió cuando Jonghyun pasó un dedo por su pezón. —Oh cielos, sí, eso me gusta - Taemin arqueó su cuerpo hacia Jonghyun. —Mas - Él rogó.

Jonghyun se echó a reír mientras se deslizaba hasta situarse entre las piernas de Taemin. —Paciencia, bebé. Tu no debes apresurar estas cosas.

Jonghyun se acercó y le dio golpecitos con su lengua en la parte superior de la polla de Taemin. Las caderas de Taemin saltaron tan rápidamente de la cama que tenía que utilizar sus manos para sujetarlo.

—Recuerda, bebé, paciencia. — Jonghyun no le dio tiempo a Taemin para responder porque tomó la dura polla de Taemin, tragándolo hasta la raíz, su lengua acariciaba de un lado a otro las gruesas venas, mientras movía la cabeza de arriba abajo.

Taemin gimió y enterró las manos en el pelo de Jonghyun, poniendo los ojos en blanco mientras movía hacia atrás su cabeza. — Jonghyun —susurró. —¡Mierda, no pares, por favor no pares!

Jonghyun se acercó y abrió la botella de lubricante con una mano, y chorreó el contenido en sus dedos. Moviendo su mano hacia abajo, alrededor del culo de Taemin, comenzando a acariciar suavemente entre sus mejillas frotando repetidamente a lo largo de su agujero ansioso.

Taemin soltó el pelo de Jonghyun, subiendo rápidamente sus piernas y colocándolas en su pecho, abriéndose ante la mirada hambrienta de Jonghyun.

—Mierda, eso es tan sexy, bebé. — Jonghyun le susurró mientras miraba hacia abajo a Taemin. Jonghyun acarició la pequeña roseta con el dedo antes de hundirlo lentamente hasta el nudillo.

Taemin gimió cuando Jonghyun movió su dedo. Jalando su dedo hasta dejarlo casi todo fuera, Jonghyun añadió otro, empujando los dos dedos, el corazón de Taemin comenzó a latir más rápido. Extendiendo su mano tiró de sus mejillas separándolas.

Taemin sabía que su auto control muy pronto seria cosa del pasado. Jonghyun añadió un tercer dedo, inclinándose para lamer la base del saco de Taemin mientras bombeaba con sus dedos.

De repente, Jonghyun se acomodó y se arrodilló entre sus piernas. —¿Listo para mí, bebé? —Preguntó mientras él agarraba los muslos de Taemin empujándolos contra su pecho sosteniendo a Taemin abierto.

—¡Oh mierda, si! —demandó Taemin en voz alta. —Ahora, Jonghyun, te necesito ahora.

Jonghyun impulsó lentamente su gruesa y dura polla desapareciendo en Taemin, poco a poco, hasta que sus bolas se apoyaron en su culo.

—Cielos, fuiste hecho para mí. — Jonghyun gimió cuando dejó caer la cabeza en sus hombros y tomó una respiración profunda y suspiró.

— Jonghyun ... — Taemin susurró.

Jonghyun abrió sus ojos y miró hacia abajo a Taemin. —Bien, bebé, aguanta.

Taemin gimió cuando Jonghyun comenzó a mover sus caderas, lentamente al principio, pero fue aumentando la velocidad y la fuerza de empuje hasta que golpeaba con fuerza a Taemin.

Taemin amaba cada momento de esto. Jonghyun tocando su lugar dulce con cada golpe. Los gritos de Taemin aumentaron de volumen hasta que gritaba. Esto era el paraíso.

—Tócate a ti mismo, bebé — Jonghyun demandó. —Tengo tus piernas.

Taemin liberó sus piernas en las manos de Jonghyun, alcanzando y agarrando su polla, frotándose las gotas de líquido pre seminal en la parte superior antes de iniciar su impaciente juego, tocándose igual de rápido que los golpes de Jonghyun.

Abrió los ojos y miró los confiables ojos de Jonghyun.

—Más fuerte. —Exigió, mirando como los ojos de Jonghyun se oscurecían y se volvían feroces por su necesidad. Sabía lo que Jonghyun quería, lo que él necesitaba, Taemin se acercó y comenzó a jalar su pezón.

Él se quejó por la estimulación combinando entre jugar con su pezón, acariciar su dolorida polla y los fuertes empujes de Jonghyun. Fue demasiado. Las caderas de Taemin comenzaron a moverse para encontrarse con el eje de Jonghyun.

—Oh mierda, Jonghyun, yo me voy a.... —los ojos de Taemin se cerraron y su cabeza rodó sobre sus hombros, su cuerpo se arqueó. Chorros de semilla color blanco nacarado cubrieron su pecho. Los músculos internos apretaron abajo, aprisionando a Jonghyun.

Taemin abrió los ojos y miró a Jonghyun, justo a tiempo para ver los músculos de su cuello tensarse. Su cabeza cayó hacia atrás, su cuerpo se puso rígido mientras se vaciaba en Taemin con gran estruendo.

Todo su cuerpo temblaba mientras empujaba en Taemin una vez, dos veces, antes de descender y reclinar la cabeza sobre el pecho de Taemin, sus brazos le temblaban, su respiración era rápida.

Taemin llevó sus manos para recorrer el pelo de Jonghyun, mientras esperaba que recuperara su equilibrio.

Unos instantes después Jonghyun levantó la cabeza y sonrió hacia abajo a Taemin. –¡Veamos si tu novio lo hace mejor!

La risa de Taemin se convirtió rápidamente en un grito de decepción cuando Jonghyun se salió y se puso a un lado de la cama para tomar un trapo y limpiarlos a los dos.

—Yo siempre odio esta parte. — Taemin hizo un mohín.

—¿Cuál parte? — Jonghyun preguntó mientras limpiaba a los dos antes de dejar el trapo en el cesto cercano.

—La parte en donde tienes que salirte.

—Bueno, yo estoy un poco unido a mi verga, bebé. — Jonghyun respondió mientras se subía sobre la cama.

Taemin se rio otra vez. —Yo también.

FIN

Notas finales:

Hasta la próxima.

Gracias por leer :)


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