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Tal Vez en Otra Vida... por Emmyllie

[Reviews - 22]   LISTA DE CAPITULOS
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Notas del capitulo:

Muchas gracias por sus hermosos e inspiradores reviews a:

Lulú

NirahGasai

SonAzumiSama

VidelFujoshi

Jonathan San

Loretta Mink

El capítulo va dedicado enteramente para ustedes <3 Son demasiado especiales para mí ^^

 

Disculpen la enorme demora, un año completo desde la última actualización :(

Estoy pasando por un período de desinspiración increíble, que sumado a las cosas que me han ocurrido este último tiempo... no me dan mucho chance de escribir a gusto >:v

Creo que estoy en mi peor momento como ficker u.u

En fin... espero que valiera la pena tanta espera y que el capítulo les guste ^^

Me costó plasmar en palabras estas escenas, volver a revivir todo es un poco difícil e.e

A leer :)

Capítulo 3: Tan Cerca…

A consecuencia del inesperado e insólito incidente sucedido en el auto, Vegeta y el profesor Son interpusieron entre ellos considerable distancia. El menor por sentirse particularmente azorado e incómodo en su presencia, pues lo invadían emociones que le resultaban especialmente difíciles de sobrellevar, y el mayor por creerse incapaz de mirarlo a los ojos sin recordar el instante en que, por mero impulso de su parte más irracional, estuvo a punto de besarlo.

Si bien durante las clases Saiyan continuó destacándose como el mejor de su generación, siendo el primero en alzar la mano para responder las interesantes preguntas que el joven docente hacía, el trato cordial y bastante cercano que forjaron tras varias semanas conviviendo en el campus, se enfrió tanto y tan repentinamente que incluso los demás estudiantes lograron percibirlo. Goku y su alumno estrella ya no debatían ni compartían más palabras de las necesarias durante la hora de Derecho Penal, lo cual resultaba sumamente extraño para sus compañeros, quienes ya empezaban a darse cuenta de su especial y por demás notoria química al relacionarse.

Los rumores en el campus corrieron cual cascada, por lo que no pasó mucho tiempo antes de que tanto estudiantes como maestros se percataran del obvio y súbito distanciamiento entre ellos.

Aquel era el último día del semestre, durante el cual las clases eran casi una pérdida de tiempo.

–¿Qué harás en vacaciones, Veg?– preguntó muy interesado Kai, mientras ambos caminaban rumbo a sus aulas, luego de pasar por la biblioteca a devolver un par de libros que ya no necesitaban.

Tras aclarar lo del intento de beso meses atrás, lo que el menor de los gemelos justificó diciendo que se había dejado influir por un mero impulso demasiado estúpido, la relación de amistad incondicional entre ellos continuó sin mayores percances, como si aquello jamás hubiese pasado.

–Nada– respondió, encogiéndose de hombros. –Los panoramas de verano en la casa de mis padres se limitan a cenas con sus colegas de trabajo y viajes aburridísimos para concretar algún negocio, en los que me obligan a participar sólo para tenerme bajo control– explicó, hastiado. –Si pudiera elegir me quedo aquí, pero sería iluso de mi parte creer que el Doctor Saiyan me dé esa libertad.

Detuvieron sus pasos en la intersección que conectaba ambas facultades, faltando sólo un par de minutos para que diera inicio su última clase del año. Clase que, para fastidio e incomodidad del joven de cabellos en forma de flama, no era más ni nada menos que Derecho Penal.

–¿Y por qué no simplemente te quedas y ya? Es tu decisión, no suya– expresó su amigo, enarcando una ceja y mirándolo confundido, claramente creyendo que éste se ahogaba en un vaso de agua.

–Error– refutó, sonriendo con ironía.–No es mi decisión, de hecho jamás lo ha sido. Todo lo que haga o deje de hacer, debe pasar por la aprobación o desaprobación de mi padre– aclaró, hastiado. –¿Tú crees que no me quedaría si pudiera hacerlo?– bufó frustrado, cruzando los brazos.

Kai fue incapaz de disimular su sorpresa, pareciéndole absurdo el exceso de control parental que el progenitor de su mejor amigo ejercía sobre él, siendo que legalmente ya era mayor de edad.

–No es eso algo… ¿Extraño? Me refiero a la actitud de tu padre– inquirió, frunciendo el entrecejo.

Vegeta suspiró, acomodándose la mochila y desviando la mirada para evitar el contacto visual.

–Es un enfermo– masculló, tan despacio que el otro no logró escucharlo. –Como sea, voy a clases.

Y sin más se alejó, perdiéndose escaleras arriba por el camino que conducía hasta su facultad. Kai resopló frustrado y sin tener opción lo imitó, subiendo las gradas que dirigían hasta su salón.

~~~

–Muy bien, chicos, oficialmente han terminado la primera etapa de Derecho Penal conmigo– declaró Goku, levantándose del escritorio con un montón de exámenes corregidos en sus manos, mientras les regalaba una cordial sonrisa a sus alumnos. –Espero hallan podido sacar el mayor provecho en clase, para que el próximo año les sea todo más simple– añadió, situándose justo frente al pupitre de una de las chicas que desde el primer día babeaban el suelo que pisaba, la cual lo miró con ojos soñadores y mejillas sonrojadas, algo a lo que el joven profesor ni siquiera prestó la más mínima atención. –Aquí tengo sus resultados del último examen, así que los iré llamando uno a uno para entregárselos, ¿de acuerdo? Luego se pueden retirar– miró las hojas acumuladas entre sus dedos, mientras el aula se llenaba de revuelo y murmullos. –Trunks Brief…

Vegeta contuvo un bufido, poniéndose los auriculares para ignorar el mundo a su alrededor. Su ánimo estaba por el suelo, ya que no sólo le repugnaba la patética forma en que sus compañeras de clase actuaban frente a Son Goku, sino que el hecho de tener que regresar por obligación a la casa de sus padres, apretaba y revolvía su estómago del modo más desagradable. Odiaba el tener que pasar más de dos meses enteros allí, odiaba no poder objetarle nada a su autoritario padre, odiaba fingir todo el tiempo que las actitudes extrañas de ese hombre hacia él no le afectaban, pues era consciente de que el sólo saber que lo vería en menos de dos días… lo llenaba de terror.

Había creído ilusamente que lléndose a estudiar a otra ciudad, conseguiría liberarse de las fuertes ataduras del Doctor Saiyan, no obstante ahora se sentía incluso más prisionero que antes entre sus redes. Tenía claro que el “amor” de su progenitor rayaba en lo enfermizo, pero estaba tan arraigado y normalizado en su mente que, por más que quisiera, no encontraba el modo de ponerle un alto. ¿Cómo huir de tu verdugo cuando es de tu propia familia? Se sentía tan perdido…

La canción que escuchaba terminó y justo antes de que comenzara la siguiente, captó su nombre siendo llamado por esa voz que tanto le agradaba e irritaba a la misma vez. Se levantó y tomando su mochila fue hacia el profesor Son, quien lo esperaba con una pequeña sonrisa, mientras extendía levemente la hoja del examen en su dirección.

–Puntaje perfecto como siempre, joven Saiyan– dijo, dedicándole una mirada de genuino orgullo. –Si sigues así, llegarás lejos… muy lejos– añadió en un susurro, sólo audible para ellos dos. –¿Podrías esperar un momento? Quiero hablarte de algo importante– pidió, sonriendo suavemente.

Vegeta asintió en silencio, alzando a tope sus barreras para evitar ser seducido por ese gesto tan hermoso. Se sentó en un pupitre al azar para esperarlo, entreteniéndose leyendo su examen ya corregido. Fue así que notó, escrita con tinta gel en la parte inferior de la hoja, en esa caligrafía prolija y perfecta que ya le era inconfundible, la frase “Llegará lejos… muy lejos, Joven Saiyan”.

Se mordió el labio para reprimir una sonrisa, percibiendo latidos irregulares en su corazón. Fijó su vista al frente, dándose cuenta que Son Goku y él habían quedado completamente a solas. Sintió sus entrañas revolverse al verlo caminar en su dirección, luchando con todas sus fuerzas para impedir que el calor ascendiera a sus mejillas. Observó como se sentaba en el lugar libre justo a su lado, lo que provocó una revolución tan grande en su interior, que debió desviar la mirada para evitar que el contacto con esos expresivos ojos oscuros,acabara liquidando su auto control.

–¿Todo bien?– lo escuchó preguntar, su voz tornándose aún más cálida y gentil, algo que sólo hacía cuando estaban solos. Vegeta asintió, haciendo una mueca hastiada, disimulando su nerviosismo. –¿Seguro? Porque te noté muy distraído en clases– añadió el mayor, buscando enlazar sus ojos.

El aludido suspiró claramente fastidiado, tomando su mochila y levantándose con displicencia.

–¿Me hizo esperarlo para interrogarme con preguntas ridículas, Profesor?– inquirió irritado, amagando caminar hacia la puerta y reflejando magistral indiferencia en sus bonitas facciones.

–No– negó él, levantándose también. –Pero no puedes impedir que me interese por tu bienestar.

El menor rodó los ojos, apoyando sus manos en el pupitre, denotando seducción sin pretenderlo. Goku lo contempló unos segundos, mordiéndose la mejilla interna para no hacerse ideas incorrectas en la mente. La tensión entre ellos era tan densa, que podía cortarse con un cuchillo.

–Mejor dígame de qué quiere hablarme, Profesor Son– demandó Vegeta, reuniendo toda su calma.

Éste suspiró audiblemente y le extendió una hoja tamaño carta, la cual Saiyan no había notado que traía consigo. La cogió y leyó su contenido, permitiéndose mostrar en su rostro una ínfima parte de su sorpresa. Era un formulario para postular al equipo de tutores, el cual el mismo Goku había completado de su puño y letra en el anexo que decía “Recomendaciones del profesor”.

«Desempeño excelente, rendimiento perfecto. El prodigio de su curso. Lo recomiendo al 100% para ser parte del equipo de tutores, porque sé que cumplirá a la perfección con su papel.»

–¿En serio piensa todo eso sobre mí?– las palabras escaparon de sus labios sin su maldito permiso.

–Eso y más, Vegeta– respondió Son, atrapando sus ojos en una mirada intensa. –Eres mi estudiante estrella, ¿recuerdas? El que llegará lejos, el que algún día me dará pelea como colega de trabajo.

La sonrisa del menor fue irreprimible esta vez, esparciendo en el pecho de Goku una calidez excepcional. Se sostuvieron la mirada, sin notar que a su alrededor la atmósfera cambiaba. Vegeta se perdió en el mar oscuro de esos ojos expresivos, percibiendo en todo su ser la inmensa agitación de sus sentidos al saberse tan cerca de ese hombre que insistía en derribar sus barreras de indiferencia. El mayor por su parte contemplaba embelesado ese gesto tan atípico en el rostro de su mejor alumno, deseando inconscientemente poder robarle sonrisas mucho más a menudo.

–Entonces, ¿qué dices?– rompió el silencio, seguro de que si veía más tiempo esos ojos profundos, cometería una locura de la que no sabía si realmente se arrepentiría después. –¿Aceptas postular?

–Bien– resolvió Saiyan, dejando el formulario sobre la mesa. –Gracias por la oportunidad, supongo.

Al mayor le pareció adorable ese afán por seguir mostrándose rebelde, aun cuando era evidente que estaba encantado con la idea. Le entregó un lapicero y así Vegeta empezó a completar la hoja de postulación, siendo observado a detalle por la atenta mirada de su joven Profesor.

–¿Por qué ahora?– demandó saber el menor, luego que Goku archivara cuidadosamente el formulario. –Según sé, las postulaciones para el staf de tutores son dos meses antes de iniciar el semestre– razonó, mirándolo con extrañeza. –La próxima generación ni siquiera comienza el año y usted ya me está proponiendo para ser su tutor… ¿No es demasiado pronto para eso, Profesor Son?

–Puedes tutearme, Vegeta– sonrió Goku, amando más que nunca esa extraordinaria perspicacia que tan bien lo caracterizaba. –Y sí, es cierto, falta mucho para que vuelva a impartir Derecho Penal I– le dio la razón, regalándole una mirada cómplice. –Lo que sucede es que no estaré en la universidad durante el primer semestre del próximo año, ya que conseguí una beca para estudiar un magíster en Los Ángeles– explicó, desconectando el proyector de diapositivas para guardarlo. –Es por eso que preferí adelantarme y escoger yo mismo a los dos mejores candidatos para ser tutores de la asignatura, porque de esa manera aseguro un adecuado desempeño a futuro– concluyó en tono juguetón, apagando y bajando la tapa de su notebook para guardarlo también.

–Entiendo– dijo Saiyan, acomodándose la mochila en los hombros. –¿Y quién es el otro candidato?

–El joven Brief– respondió el mayor, llendo con calma hacia la salida del aula, tras haber guardado bien sus cosas. –Después de ti, es mi mejor alumno– dejó caer, guiñándole un ojo en actitud juguetona, mientras éste lo alcanzaba para así poder abandonar juntos la sala de clases.

Vegeta no se contuvo de resoplar fastidiado, haciendo una mueca burlona sin poderlo evitar, lo cual Goku no alcanzó a captar, ya que estaba ocupado asegurando con llave la puerta del salón..

–Oh, por favor– masculló enfurruñado, con tan mala suerte que el otro pudo oírlo a la perfección.

La melódica y traviesa risa de Goku llenó el lugar, provocando un amague de sonrisa en el menor.

–Tranquilo– exclamó aún riendo, rozando fugazmente sus cabellos. –Tú siempre serás mi favorito.

–¡Que idiota!– reprochó, fulminándolo con una mirada homicida, pese a que las comisuras de sus labios seguían curvadas hacia arriba en una leve, sincera y casi imperceptible sonrisa.

El joven de cabellos rebeldes volvió a reír, atrapando sus orbes negros en una penetrante mirada, de la cual Vegeta fue incapaz de escapar. . El corredor estaba desierto, ni un solo estudiante transitaba por allí a esas horas. El destino les daba la instancia perfecta, dejándolos completamente a solas, permitiéndoles abandonarse al caudal de sentimientos que gritaban sus corazones, los cuales ambos se empeñaban en acallar, haciendo uso de todo el peso de su lógica.

–Más respeto, joven Saiyan– pidió Son en un susurro apenas audible, atreviéndose a apartar de su frente un mechón de su azabache y lacio cabello. –O harás que mi percepción sobre ti decaiga…

¡Mierda! Gritó el subconsciente del menor, activando todas las alarmas. ¡Está demasiado cerca!

–¿Ah, sí?– le siguió el juego, sosteniéndole con determinación la mirada. –Y eso es malo, porque…

–Porque dejarías de ser mi favorito– declaró él, reduciendo poco a poco la distancia, completamente perdido en esas pupilas desafiantes y profundas. –Y no queremos eso, ¿verdad?

Saiyan le sonrió de medio lado, su auto control delegando toda la responsabilidad a sus instintos.

–¿Y quién dijo que me gusta ser tu favorito?– inquirió malicioso, delineando fugazmente sus labios con la yema de su índice, lo cual produjo un rubor leve, pero perceptible en las mejillas de Goku.

Ambos dieron un paso hacia delante, logrando que sus cuerpos se encontraran en un ligero roce. Los dorsos de sus manos se tocaron sin querer, mientras el imán que los atraía al otro tiraba con fuerza de ellos, buscando acercarlos hasta sellar sus labios en un beso que, por más que se negaran a aceptarlo, los dos deseaban con la misma intensa necesidad.

No obstante el resonar de tacones aproximándose reventó la burbuja que los había rodeado, forzándolos a alejarse como si de pronto su cercanía fuera el pecado más letal e inapropiado. Vegeta se escabulló a medio metro de distancia de su profesor, recuperando en milisegundos el rictus de frialdad e indiferencia que habitualmente mostraba su rostro. Goku por su parte se alejó igualmente, caminando en dirección de su novia, quien ya era visible al inicio del pasillo.

Ninguno se atrevió a mirar al otro, optando por tomar caminos distintos sin siquiera voltear atrás.

~~~

–¿De verdad no quieres irte con nosotros?– inquirió Kai, dedicándole un vistazo preocupado.

Estaban los gemelos y Vegeta a la salida de la universidad, los primeros ya arriba del auto dispuestos a irse a casa luego de concluir su último día académico del año. El chico de cabellera en forma de flama se había negado a que lo llevaran a su departamento, alegando que no era allí donde debía ir. Minutos antes recibió un mensaje de su padre, informándole que uno de sus empleados pasaría a recogerlo para procurar que fuera exitoso su regreso a la residencia Saiyan.

–Vendrán por mí, no te preocupes– dijo en voz neutra, cruzándose de brazos con total desinterés.

Su amigo suspiró derrotado, resignándose a dejarlo por la paz. Él y Keoni se despidieron del menor, haciéndole prometer que como mínimo se dignaría a llamarlos por teléfono de vez en cuando. Éste aceptó sin más opción, contemplando como el auto en que iban se perdía a lo lejos.

Instantes más tarde el sirviente enviado por su padre hizo acto de presencia, conduciendo un lujoso Rolls Royce negro que muy seguramente pertenecía a su familia. Bajó y le abrió la puerta trasera, invitándolo a subir con esa cortesía característica que le exigía su trabajo como chofer.

–Que la pesadilla comience…– susurró ensimismado, viendo por la ventanilla la ruta que recorrían.

Inhaló hondo y cerró los ojos, intentando vaciar su mente para no pensar en lo que se avecinaba.

Sin siquiera imaginar que ese verano en particular, sería el más terrible e infernal de su vida…

Notas finales:

Lo que viene será bastante denso y complejo...

Así que prepárense, porque el próximo capítulo será todo menos agradable :(

De antemano muchas gracias por leer ^^

Espero que siga alguien por ahí, queriendo leer la continuación de la historia :)

Los amo mis amores <3

Son la luz que da calor a mi pequeño y oscuro corazón ;)


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