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Tal Vez en Otra Vida... por Emmyllie

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Notas del capitulo:

Antes de comenzar un millón de agradecimientos por sus hermosos e inspiradores reviews a:

VidelFujoshi

NirahGasai

Ulala

Yaoilan

Oh, Dios. ¿Les he dicho que los amo? ¿No? Bueno... ¡Los amo! *caen corazones y unicornios desde el techo* Son unos soles que iluminan con su sensual luz mi pequeño y negro corazón <3


Sí, dije que actualizaría el domingo, pero no. Terminé de editar antes, así que aquí tienen el primer capítulo de esta... eh... inverosímil historia >///<

#escribirexperienciaspersonalesesdemasiadovergonzoso *se mete a una caja y se envía por correo a Singapur (?)*

Ok ya, deja las tonterías Emmyllie :v *Recordatorio mental: "dejar de consumir tanta azúcar"*

No ir a clases me afecta, lo sé e.e Pero bueno... desventajas de estar en receso universitario X'D

¡A leer mis amores! ^^

Capítulo 1: Profesor Son

Da una ojeada rápida al horario desplegado en la pantalla de su celular, frunciendo el ceño hastiado al comprobar por décima vez que ese día le toca clase de Derecho Civil II, la cual es impartida por el profesor más viejo y tedioso de toda la facultad. Estar en segundo semestre de la carrera no lo libra de seguirlo viendo, ya que por desgracia el anciano aquél hace la continuidad de aquella materia que de por sí ya es bastante aburrida. Resopla y bloquea el teléfono, cogiendo su villetera y colgándose la mochila al hombro apenas escucha un golpeteo bastante familiar en la puerta del departamento. Abre y enseguida tiene frente a él a su mejor amigo, quien sonríe travieso y juguetea con las llaves del auto entre sus dedos.

Alto –para variar más que él–, de cabello color azabache brillante algo largo con algunos mechones rebeldes cayéndole por la frente, ojos muy expresivos de un tono café amarronado y complexión delgada. Alegre, juguetón y de actitud algo infantil, Kai es todo lo opuesto a Vegeta. Viste un conjunto de jeans negros ajustados, polera gris intermedio y sobre esta un suéter azul.

–Adivina qué– canturrea en voz traviesa, mientras el menor de los dos cierra con llave la puerta por fuera para comenzar a caminar juntos con rumbo al ascensor.

–¿Qué?– lo mira alzando una ceja, entrando al elevador en cuanto se aparta a un lado la puerta.

–Mis padres al fin me dieron luz verde para usar el auto, así que vine sin el idiota de mi hermano– relata, viéndose tan complacido y feliz con la idea que de verdad parece detestar con la vida al mencionado. –¿No es genial? ¡Al fin ha llegado a mí la tan anhelada libertad!

–¿Significa que dejaste a Keoni en casa?– se sorprende extrañado, viéndolo con expresión ceñuda.

–Si– responde simplemente, encogiéndose de hombros y volviendo a sonreír satisfecho. – ¡Y no me digas nada, Vege, porque se lo merece! Al menos no lo tendré que aguantar fastidiándome como siempre durante la mañana.

–Okey…– suspira el peliflama, saliendo ambos del ascensor en dirección al estacionamiento. –Por lo menos no tendré que escucharlos pelear como críos de quínder todo el camino a la universidad.

Al notar la ironía en sus palabras, Kai le saca la lengua a su amigo de forma muy infantil, prácticamente echándose a correr para subir de una vez por todas al auto. Ya ambos arriba lo pone en marcha para salir del condominio, iniciando una conversación trivial bastante agradable.

~~~

Rodea la cintura de su prometida con los brazos, saludándola con un beso fugaz en los labios. Allí, en pleno estacionamiento del campus, no puede evitar sentirse algo cohibido al tener que mostrarse tan efusivo con sus sentimientos. Pero ella es alguien que exige demostraciones de cariño muy a menudo, por lo que no tiene más opción que acceder por el bien de su tranquilidad. Camina con ella de la mano hasta el edificio de docencia, sonriendo y asintiendo cuando es requerido a medida que Milk habla y habla sin parar. De camino saluda con un ademán de mano a varios conocidos, entre los que están alumnos y profesores por igual, mientras pone su expresión más amigable y lucha internamente por no soltar a la mujer con quien se siente cada vez más asfixiado a nivel personal. Cada día actúa un poco menos como él mismo para ser más como ella quiere que sea, lo que no deja de minimizar su carácter al punto de casi desaparecerlo.

–¿Comemos juntos hoy, amor? – le pregunta más que nada por cortesía, ya que sabe que no puede negarle nada. –Quiero que tengas un rato agradable después de lidiar con los chiquillos de primer año, porque ya sabes cómo son de cansinos y no me parece apropiado que te desgastes innecesariamente en tu primer día.

–Claro– asiente él, dándole una de sus sonrisas más convincentes. –Pero debo irme, ya es tarde.

Firma el registro de asistencia y tomando su bolso sale de la oficina contigua a jefatura de carrera, recibiendo de manos de la secretaria su horario correspondiente para ese día y prácticamente echándose a correr escaleras abajo. Es consciente que suena pésimo viniendo de él, pero realmente quiere quitarse de encima a su novia. Milk se comporta cada vez más demandante y eso le harta a niveles insoportables, haciéndolo considerar seriamente terminar de una vez por todas con su relación. No es como si no lo hubiese intentado antes, pues hace apenas tres meses que se planteó romper con ella. Pero siempre acaba arrepintiéndose por temor a lastimarla, fomentando aquel amor unilateral que a cada segundo se torna más tóxico y opresivo.

Consulta la hora en su reloj de pulsera y sonríe, agradeciendo tener tiempo para tomarse un café al menos. Esa mañana está más helada de lo normal, por lo que una bebida caliente es la mejor forma de darse ánimos para enfrentar su primera clase del semestre. Le intriga la nueva generación de estudiantes y muy en el fondo desea que alguno de sus alumnos sea capaz de resaltar en su materia, porque desde que ejerce como profesor de Derecho Penal no se topa con nadie que sobresalga por sobre la media y eso es algo que por desgracia lo decepciona bastante.

Espero este año encontrarme con el prodigio que marque la diferencia y me haga enorgullecer…

~~~

Como faltan aún veinte minutos para que dé comienzo el primer período, el par de amigos decide ir por unos lates a la cafetería. Kai estudia la carrera de Artes Visuales en el edificio justo frente al de Vegeta, por lo que suelen coincidir bastante durante los descansos. Se sientan en una mesa a degustar sus bebidas, mientras varios compañeros los saludan cordialmente.

–Oye… ¿Ese no es el chico con el que tú…?– comenta Vegeta, sonriéndole a su amigo con malicia.

–¡Sí, ya! ¡Shhh! – lo corta Kai, cubriéndole la boca de forma apurada. –Por favor, no… no lo digas.

Él le aparta la mano con el disgusto tatuado en sus pupilas, fulminándolo con una de sus típicas miradas homicidas. El estudiante de la discordia pasa junto a ellos y saluda a Kai de manera bastante cariñosa, a lo que éste reacciona desviando la mirada con un desinterés tal que por poco supera los usuales desplantes con que suele actuar el menor y más rebelde de los dos.

Cabello castaño, ojos color agua marina, contextura atlética y sonrisa seductora. ¿No es eso todo lo que su amigo busca en una pareja potencial? Vaya que Vegeta no logra entender su actitud.

–Ignóralo,vamos– le susurra, sus ojos llenos de malicia. –Pero no olvides que con él perdiste la…

–¡Vegeta Saiyan! ¡Es en serio!– vuelve a interrumpirlo en un grito lleno de exasperación, dándole ahora un golpe suave en el brazo a modo de advertencia. –Cierra tu linda boca, ¿quieres? No necesitas recordarme mis errores, ¿okey? ¡Suficiente tengo encontrándomelo aquí todo el tiempo!

–¿Te he dicho que se te está pegando lo dramático de Keoni?– le increpa hastiado, dándole un corto sorbo a su caliente bebida. – Y aunque quieras negarlo, él y tú tuvieron algo así que ya madura y supéralo.

Kai frunce los labios enfurruñado, claramente ofendido por ser comparado con su gemelo. Pero no alcanza a refutarle nada a su amigo, pues justo en ese momento entra a la cafetería alguien que los deja a ambos en un nivel máximo de extrañeza y curiosidad.

~~~

Goku nunca ha sido de creerse atractivo o presumir la atención que optiene siempre sin siquiera proponérselo, pero es cosa de abrir la puerta de la cafetería para que automáticamente más de diez pares de ojos se fijen sin disimulo alguno en él. Les da una sonrisa amable a unos cuantos alumnos de segundo que lo saludan con un ademán de mano, caminando con calma hacia el mostrador para pedir el americano con el que prácticamente ha empezado a fantasear debido al frío. Odia el invierno, el exceso de ropa lo agobia, sin mencionar que es la etapa del año en que su estado anímico no se destaca por ser el mejor. Una de las chicas que se encargan de atender el lugar le sonríe con gran simpatía mientras le toma el pedido, empezando a hablarle de trivialidades claramente dándole preferencia por sobre un grupo de estudiantes que aparentan estar recién en primer año.

Siente una palmada amistosa en su brazo derecho, ante lo cual gira la cabeza para encontrarse de frente con la mirada azul y maliciosa de Lapis, quien prefiere ser llamado Diecisiete por sus pares e imparte Introducción al Derecho. Pronto un círculo de chicos se forma discretamente a su alrededor, al tiempo que ambos profesores son bombardeados con comentarios simpáticos y alagos en su mayoría provenientes de alumnas de sexto semestre. Termina tomándose el café en compañía de su amigo y el staf de tutores que trabajarán con él durante los siguientes meses, sintiéndose algo ofuscado con tanta atención gratuita, pero siendo lo bastante amable y reservado para no expresarlo abiertamente.

~~~

–¿Quién es ese?– inquiere Kai desde su mesa, no quitándole los ojos de encima al recién llegado.

–Ni idea– responde Vegeta, preguntándose internamente por qué diablos la gran mayoría de sus compañeros de cursos superiores tratan a aquél sujeto con semejante respeto y amabilidad.

Desde su posición consigue notar que es alto –por desgracia mucho más que él–, de complexión atlética y cabellos de un negro azabache brillantes, de apariencia rebelde y alborotada. No ve su rostro, por lo que de sus facciones no puede opinar. Pero a simple vista luce bastante joven, de seguro es alumno también o algún recién graduado que por alguna desconocida razón está allí.

–¿Cómo no vas a saber quién es, Vegeta?– escucha una seria y muy familiar voz tras de sí, por lo que se voltea enseguida para corroborar sus sospechas.

De pie a varios centímetros se encuentra la contra parte de Kai, mirándolo con una ceja alzada.-

Al contrario de su hermano, Keoni es serio, callado e introvertido. La clase de persona que ves y automáticamente piensas “vaya, pero que joven más correcto y gentil”. Viste jeans gris oscuro, camisa formal color blanco y sobre esta una chaqueta de cuero negro. Su peinado es perfecto, cada mechón de su cabello azabache colocado pulcramente en su lugar. Y para rematar su porte de chico intelectual, luce un par de anteojos que le dan aun más formalidad a su apariencia.

–¿Y por qué debería saber algo que claramente no me importa?– le cuestiona, frunciendo el ceño con obvio hastío.

–Porque será tu profesor de Derecho Penal– aclara Keoni en tono mordaz y un tanto exasperado, mientras se cruza de brazos y entorna los ojos. –Su nombre es Son Goku y como veo que te sorprende también a ti, te diré que sí… es bastante joven.

Es ahí que, como por obra de imbocación, el mencionado se gira en dirección a ellos, permitiéndole a Vegeta observarlo mejor. Su tez es de un blanco aperlado, sus ojos son de un negro profundo e intenso y sus rasgos en general lo hacen verse demasiado tierno para ejercer el papel de docente.

–¿Es en serio?– musita para sí el peliflama, frunciendo el ceño por inercia al captar esos orbes de apariencia dulce fijos en él por vaya a saber qué razón. –A mí me parece más un estudiante…

¿Alguna vez han escuchado del segundo muerto en que dos personas hacen contacto visual por primera vez y quedan inevitablemente prendadas al instante? Es esto precisamente lo que les sucede a Goku y Vegeta, para quienes resulta una tarea imposible apartar sus ojos del contrario una vez que quedan enlazados en una mirada sumamente intensa. No obstante es Saiyan quien quiebra el momento, desviando el rostro con rapidez para no seguir siendo víctima de ese mirar tan transparente; con una mueca de incomodidad vuelve su atención al late que ya empieza a enfriarse, notando un revuelo extraño en su estómago. El mayor por su parte sacude la cabeza y centra de nuevo su atención en lo que su compañero de trabajo y alumnos hablan, ignorando magistralmente sus ganas de seguir mirando a ese chico de apariencia rebelde y despreocupada.

–Mentalízate, Son– comenta con sorna Lapis, dando un largo sorbo a su té. –Ese chico se llama Vegeta Saiyan y será tu alumno este semestre. Te recomiendo que reúnas toda tu paciencia, porque umh… digamos que no se destaca por ser un ángel. Y no me mal entiendas; hasta yo admito que tiene una inteligencia privilegiada, pero su carácter…– suelta una carcajada irónica, mientras un par de integrantes del staf de tutores lo secunda asintiendo con la cabeza. –Si no está de acuerdo con algún tema o no se siente conforme con su puntaje final en algún examen, hará de tu vida todo lo opuesto a un camino de rosas y te aseguro que querrás apretarle el cuello en más de una ocasión.

Goku sonríe azorado, bebiendo su café a sorbos pequeños y mirando a su amigo con una ceja alzada en desconcierto. A simple vista aquél peliflama de ceño fruncido y expresión poco amigable parece todo un rebelde sin causa –el clásico estudiante que viste de negro, te mira como si fueras poco menos que un repulsivo gusano aplastado en su camino e infunde respeto a pesar de ser de contextura pequeña y delgada–, sin embargo uno de los profesores más exigentes de la facultad acaba de asegurarle que independientemente de su carácter irrespetuoso y hostil, posee una inteligencia excepcional, lo cual de una manera inexplicable lo tranquiliza demasiado.

Y conociéndose como es, se encargará él mismo de explotar al máximo su inmenso potencial.

~~~

–Joven, guapo e inteligente…– Kai sonríe de lado, mirándolo juguetón. –Tú sí que tienes suerte, Veg.

Éste gruñe por lo bajo, chistando la lengua y encogiéndose de hombros con total indiferencia.

–Como si a mí me importara algo tan vanal– espeta, degustando su late con un desinterés notable.

–Se graduó apenas hace un par de años, es de esperarse que aún luzca así de joven– añade Keoni, sentándose entre ambos y de paso regalándole a su hermano su tradicional golpe de bienvenida.

–¡Oye! – le reclama él, devolviéndoselo con enojo más que evidente. –¿Por qué no te tardaste más en llegar? ¡Estábamos tan bien sin tu odiosa presencia arruinando el momento!

–Hey, esperen…– Vegeta detiene justo a tiempo su infantil pelea, observando fijamente al mayor de los gemelos con expresión ceñuda y los labios fruncidos en una mueca extraña. –¿Cómo es que tienes tanta información de él? Que yo sepa en Ingeniería no te pasan ninguna materia de Derecho, ¿o sí?

–Claro que no, pero toda la universidad conoce al profesor Son– le responde, alzando los hombros en gesto desinteresado. –Es por eso que me sorprende tanto que no sepas nada sobre él, Vegeta. Tú más que nadie deberías conocerlo, después de todo te hará clases varios semestres según sé.

Éste se limita a chistar la lengua una vez más, dedicándole un vistazo de máximo aburrimiento.

–No tengo por qué conocer a detalle todo acerca de cada profesor que me dará clase, eso es algo sólo típico en alguien obsesionado con el control… como tú– espeta, sonriendo con sorna.

Keoni bufa exasperado, fulminándolo con la mirada. Sabe muy bien que Vegeta tiene mucha razón, pero aquello no piensa admitirlo abiertamente ni sometido a una tortura de tipo mediebal.

–Las llaves del auto– demanda, extendiendo la palma abierta hacia su hermano. –Dámelas ahora.

–No– se niega él, dándole una mirada de odio puro. –Ya no haré lo que me digas, así que lárgate.

–Entrégame las llaves del auto, Kai– vuelve a exigirle, poniéndose aún más serio. –Te advierto que no estoy jugando.

–¡Ya te dije que no te las daré!

–¡Mierda, eres tan…!

Saiyan suspira fastidiado, acabándose el late de un largo trago y tomando su mochila para irse al aula. De seguro esos dos empezarán una de sus típicas, constantes, tediosas y habituales discusiones, así que por el bien de su paciencia es mejor dejarlos solos para no llegar al extremo de golpearlos por su inmadurez. Los tres estudian carreras distintas, por lo que tarde o temprano deberán separarse para ir cada quien a su edificio correspondiente, así que se adelanta y se despide de ellos a la rápida, saliendo finalmente de la cafetería, resignado a soportar dos horas el aburrido parloteo de su anciano profesor de Derecho Civil.

Sin siqiera reparar en que, hasta perderse tras la cristalizada puerta, alguien lo sigue insistentemente con la mirada.

~~~

Reprime un bostezo, cerrando el cuaderno con pesadez. Al fin ha acabado la hora y eso le da luz verde para correr en busca de alguna bebida energética que lo revitalice. La voz soporífera del señor Anderson lo tiene sumido en un estado de somnolencia tal, que de no ser por los apuntes que tomó, seguramente no recordará nada del tema aprendido para su primer examen.

Le quedan quince minutos antes que dé comienzo el siguiente período, por lo que se apresura a salir del aula con rumbo a la cafetería. Por alguna razón en su mente sigue grabada la mirada fija e inquisidora de aquél sujeto que, según palabras de Keoni, será su profesor de Derecho Penal. La idea de tener a alguien tan joven y aparentemente inexperto enseñándole una materia que, hasta ese momento, es la que más le llama la atención de todas las que tendrá a lo largo de su carrera universitaria, le causa un sentimiento extraño. Más aún sabiendo que es precisamente esa su clase siguiente, lo cual a su vez le provoca una desagradable ansiedad. Sólo espera que el tipo no sea un inepto como docente, porque en verdad tiene todas las intenciones de exprimir al máximo sus conocimientos.

Se encuentra con un par de compañeros en el lugar, quienes al parecer discuten el mismo tema que ronda su cabeza tan insistentemente. Corresponde a su saludo y, mientras espera a que le entreguen su pedido, presta oídos a su conversación.

–¿Viste lo joven que es? Seguramente no aprenderemos nada… no debe ser más que un idiota.

–¿Qué dices? ¡Fue el mejor de su generación! ¿Acaso no escuchaste lo que dijo la profesora Milk? Se graduó con honores aquí mismo en esta universidad, incluso es tan inteligente que adelantó materias y su tesis fue una de las más impresionantes. ¿De verdad crees que sea un idiota? Yo no.

–No lo sé, Goten. Ver para creer…

–Aquí tienes– una de las chicas que atendían el mostrador llamó su atención, entregándole la bebida energética y el paquete de galletas previamente pedidos.

-Gracias–

Toma ambas cosas y sale de allí, sintiendo como la brisa fría de invierno le golpea el rostro.

Muchas especulaciones giran entorno al profesor Son Goku, pero tal como dijo Trunks…

–Ver para creer…

~~~

11:20 h – Clase de Derecho Penal (primer año).

Se escabulle justo detrás de él, apurándose a llegar hasta su asiento sin ser notado. Se quita los auriculares y los guarda junto con el celular dentro de la mochila, sacando a su vez el cuaderno. Anota la fecha en una hoja en blanco y mira hacia el frente, justo cuando su joven profesor dedica un vistazo fugaz y cordial al curso en general. Con un marcador escribe su nombre en la superficie blancuzca de la pizarra, permitiéndoles ver una letra de aspecto prolijo y perfecto.

–Muy bien, chicos…– comienza a hablar, volteándose a verlos una vez más con una cálida sonrisa trazada en sus sonrosados labios. Es ahí que Vegeta cae en cuenta que su tono de voz es como él; dulce, cordial y levemente aniñado. –Como ya saben soy Son Goku y les haré las cuatro fases de Derecho Penal, por lo que nos veremos al menos tres semestres más a parte de este. No me caracterizo por ser alguien demasiado estricto en clase, pero sí lo soy a la hora de aplicar examen, ya sea de forma oral o escrita. Hoy sólo veremos el temario para este semestre y algunos conceptos básicos que deben saber para ir familiarizándose con la materia, pero la próxima semana nos meteremos de lleno en la primera unidad.

Sus compañeras babean mirándolo, prácticamente desnudándolo con descaro en cuanto Se gira a la pizarra para empezar a escribir. Saiyan lo imita y apunta el listado de conceptos que su profesor anota con suma rapidez, mordiéndose discretamente el labio inferior debido a la incómoda sensación que lo invade por dentro. Realmente aquella materia en particular lo apasiona más de la cuenta, pero el hecho de no saber cómo será el desempeño de aquel docente tan joven lo llena de dudas.

O tal vez lo que lo llena de dudas es el brillo tan bonito en sus ojos oscuros, la calidez de su sonrisa hipnotizadora o la sensual forma en que sus labios se mueben al pronunciar cada palabra…

¡Deja de pensar tanta estupidez junta! Se regaña furioso, propinándose una feroz golpiza mental.

Se queja de sus compañeras por comportarse como unas lanzadas, cuando muy en el fondo él actúa exactamente igual. No puede dejarse llevar simplemente por la apariencia de aquél tipo, eso no va en lo absoluto consigo. Aunque de seguro sólo es un lapso de estupidez causado por tanta cafeína en su cuerpo… ¡Sí! ¡Claro que no es más que un desliz mental! Y de su cuenta corre bloquearlo y olvidarlo para siempre, así tenga que someterse a un electroshock para conseguirlo.

~~~

Pronto Goku se ve a sí mismo respondiendo la lluvia de preguntas de sus alumnos, permitiéndose un momento de relajo con su curso a cargo y dándole al ambiente un plush bastante encantador.

–¿Por qué Penal y no otra área?– inquiere Vegeta alzando la mano, no aguantando la curiosidad.

Otra vez sus ojos se encuentran y sin entender por qué el menor se siente bulnerable, algo en sus entrañas apretándose y haciéndolo desear fusionarse con la silla para desaparecer. Pero como siempre hace, logra reprimir sus emociones y sostenerle la mirada, incitándolo a responder con un gesto bastante retador. El mayor por su parte siente una mezcla extraña de nerviosismo y curiosidad, algo en su estómago revolviéndose al tener aquellas desafiantes pupilas fijas sobre él.

–¿Tú eres…?– indaga, apoyando sus manos sobre el pupitre más cercano sin apartarle la mirada.

Aunque claro, sabe perfectamente quién es. Esa pose rebelde y esos ojos retadores no son nada fáciles de olvidar.

–Saiyan… Vegeta– contesta él, entornando sus ojos hastiado al estar siendo el centro de atención.

–Bueno… Vegeta…– empieza a hablar, pronunciando su nombre con algo en la voz sumamente difícil de describir con palabras. –Elegí Derecho Penal, porque lo amé desde que lo vi escrito en la maya curricular. Sólo me llamó, me atrajo por completo. Y cuando terminé la carrera supe que quería ejercer en esta área y enseñarles a las nuevas generaciones lo apasionante que puede llegar a ser– acaba su explicación sonriendo dulcemente, provocando un suspiro colectivo, además de un levísimo rubor en las mejillas de su alumno más serio e inteligente.

Vegeta asiente, encogiéndose de hombros con evidente desinterés. Por fuera su respuesta le da igual, pero por dentro la cosa es muy distinta. Y es que es eso justamente lo que él siente con respecto a la materia, lo cual no logra otra cosa que aturdirlo e incomodarlo todavía más.

¿Qué clase de broma estúpida es esta? ¿Cómo diablos es posible tener tanto en común?

Son Goku no sólo es atractivo físicamente, sino que su estampa interior atrae a Vegeta Saiyan igual que polilla a la luz. El tipo denota una inteligencia simplemente excepcional, totalmente contrario a lo que pensó de él en primera instancia. Dicen que las apariencias engañan, lección que al peliflama le tocó aprender con creces ese día en particular.

Definitivamente aquel era para ambos un inicio de semestre sumamente interesante.

Notas finales:

Espero les halla gustado ^^

Porque créanme... esto apenas comienza ^^


Van 47 lecturas :D Sinceramente pensé que nadie lo leería T-T Les amo tanto <3

Sin su apoyo créanme que escribir mis locuras no sería lo mismo ;'c

Son la cosa más linda del universo ;)

Y no lo olviden: "El botoncito para dejar reviews no muerde" :3

Nos leemos en la próxima actualización ^-^

¡Ciao!


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