Era un espejo magnífico, alto hasta el techo, con un marco dorado muy trabajado, apoyado en unos soportes que eran como garras. Tenía una inscripción grabada en la parte superior: Oesed lenoz aro cut edon isara cut se onotse.
Se detuvo frente al espejo. Tuvo que llevarse las manos a la boca para no gritar. Giró en redondo. Porque no sólo se había visto en el espejo, sino que había mucha gente detrás de él. Pero la habitación estaba vacía. Respirando agitadamente, volvió a mirar el espejo. Allí estaba él, reflejado, blanco y con mirada de miedo y allí, reflejados detrás de él, había al menos otros diez. Harry miró por encima del hombro, pero no había nadie allí. Miró otra vez al espejo. Una mujer, justo detrás de su reflejo, le sonreía y agitaba la mano. Harry levantó una mano y sintió el aire que pasaba. Si ella estaba realmente allí, debía de poder tocarla, sus reflejos estaban tan cerca... Pero sólo sintió aire: ella y los otros existían sólo en el espejo
Era una mujer muy guapa. Tenía el cabello rojo oscuro y sus ojos... «Sus ojos son como los míos», pensó Harry, acercándose un poco más al espejo. Verde brillante, exactamente la misma forma, pero entonces notó que ella estaba llorando, sonriendo y llorando al mismo tiempo. El hombre alto, delgado y de pelo negro que estaba al lado de ella le pasó el brazo por los hombros. Llevaba gafas y el pelo muy desordenado. Y se le ponía tieso en la nuca, igual que a Harry. Harry estaba tan cerca del espejo que su nariz casi tocaba su reflejo.
-¿Mamá? ¿Papá?- Entonces lo miraron, sonriendo. Y lentamente, Harry fue observando los rostros de las otras personas, y vio otro par de ojos verdes como los suyos, incluso un hombre pequeño que parecía tener las mismas rodillas nudosas de Harry. Estaba mirando a su familia por primera vez en su vida. También estaban ahí sus amigos, Hermione, Neville Ron y todos los Weasley pero más sorprendente aún era el Draco Malfoy que aprecia a su lado y le sonreía como lo había hecho en el callejón Diagon En su interior sentía un poderoso dolor, mitad alegría y mitad tristeza terrible
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A las once de aquella noche, se despidieron de Ron en la sala común y bajaron al vestíbulo de entrada con Neville. Filch ya estaba allí y también Malfoy. Harry también había olvidado que a Malfoy lo habían condenado a un castigo pero jamás se esperó que los acompañara
-Seguidme. Seguro que os lo pensaréis dos veces antes de faltar a otra regla de la escuela, ¿verdad? —dijo, mirándolos con aire burlón—. Oh, sí... trabajo duro y dolor son los mejores maestros, si queréis mi opinión... es una lástima que hayan abandonado los viejos castigos... colgaros de las muñecas, del techo, unos pocos días. Yo todavía tengo las cadenas en mi oficina, las mantengo engrasadas por si alguna vez se necesitan... Bien, allá vamos, y no penséis en escapar, porque será peor para vosotros si lo hacéis.
Marcharon cruzando el oscuro parque. Neville comenzó a respirar con dificultad. Harry se preguntó cuál sería el castigo que les esperaba. Debía de ser algo verdaderamente horrible, o Filch no estaría tan contento. La luna brillaba, pero las nubes la tapaban, dejándolos en la oscuridad. Delante, Harry pudo ver las ventanas iluminadas de la cabaña de Hagrid. Miro un poco a Malfoy parecía bastante enfadado y algo que no logro identificar porque Malfoy desacelero el paso y miraba aterrado el bosque.
Entonces oyeron un grito lejano. Era Hagrid
-¿Eres tú, Filch? Date prisa, quiero empezar de una vez. -El corazón de Harry se animó: si iban a estar con Hagrid, no podía ser tan malo.
-Es al bosque adonde iréis y mucho me habré equivocado si volvéis todos enteros. -Al oír aquello, Neville dejó escapar un gemido y Malfoy se detuvo de golpe.
-¿El bosque? -repitió, y no parecía tan indiferente como de costumbre había miedo en su rostro y por un momento Harry quiso ir a su lado-Hay toda clase de cosas allí... dicen que hay hombres lobo.
-Eso es problema vuestro, ¿no? Tendríais que haber pensado en los hombres lobo antes de meteros en líos-dijo Filch, con voz radiante
Hagrid se acercó hacia ellos, con Fang pegado a los talones. Llevaba una gran ballesta y un carcaj con flechas en la espalda.
-Volveré al amanecer —dijo Filch— para recoger lo que quede de ellos —añadió con malignidad. Se dio la vuelta y se encaminó hacia el castillo, agitando el farol en la oscuridad.
-No iré a ese bosque —dijo Malfoy se volvió hacia Hagrid y Harry pudo notar miedo en su voz.
-Lo harás, si quieres quedarte en Hogwarts Hicisteis algo mal y ahora lo vais a pagar-dijo Hagrid con severidad
-Pero eso es para los empleados, no para los alumnos. Yo pensé que nos harían escribir unas líneas, o algo así. Si mi padre supiera que hago esto, él...
-Te dirá que es así como se hace en Hogwarts. ¡Escribir unas líneas! ¿Y a quién le serviría eso? Haréis algo que sea útil, o si no os iréis. Si crees que tu padre prefiere que te expulsen, entonces vuelve al castillo y coge tus cosas. ¡Vete!- Malfoy no se movió. Miró con ira a Hagrid, pero luego bajó la mirada. -Bien, entonces -gruñó Hagrid-Escuchad con cuidado, porque lo que vamos a hacer esta noche es peligroso y no quiero que ninguno se arriesgue. Seguidme por aquí, un momento.
Los condujo hasta el límite del bosque. Levantando su farol, señaló hacia un estrecho sendero de tierra, que desaparecía entre los espesos árboles negros. Una suave brisa les levantó el cabello, mientras miraban en dirección al bosque.
-Mirad allí ¿Veis eso que brilla en la tierra? ¿Eso plateado? Es sangre de unicornio. Hay por aquí un unicornio que ha sido malherido por alguien. Es la segunda vez en una semana. Encontré uno muerto el último miércoles. Vamos a tratar de encontrar a ese pobrecito herido. Tal vez tengamos que evitar que siga sufriendo.
-¿Y qué sucede si el que hirió al unicornio nos encuentra a nosotros primero?- dijo Malfoy, incapaz de ocultar el miedo de su voz.
-No hay ningún ser en el bosque que os pueda herir si estáis conmigo o con Fang. Ahora vamos a dividirnos en dos equipos y seguiremos la huella en distintas direcciones. Hay sangre por todo el lugar, debieron herirlo ayer por la noche, por lo menos.
-Yo quiero ir con Fang -dijo rápidamente Malfoy, mirando los largos colmillos del perro.
-Muy bien, pero te informo de que es un cobarde -dijo Hagrid-Entonces yo, Harry y Hermione iremos por un lado y Draco, Neville y Fang, por el otro. Si alguno encuentra al unicornio, debe enviar chispas verdes, ¿de acuerdo?
-No- dijo de pronto Harry- Yo iré con Malfoy
Todos voltearon a verlo con curiosidad y solo Malfoy, después de unos segundos, volteo la mirada fingiendo incomodidad
-Bien. Y si alguno tiene problemas, las chispas serán rojas y nos reuniremos todos... así que tened cuidado... en marcha.
El bosque estaba oscuro y silencioso. Después de andar un poco, Harry vio que el sendero se bifurcaba entonces fueron hacia la izquierda. Anduvieron en silencio, con la vista clavada en el suelo. De vez en cuando, un rayo de luna a través de las ramas iluminaba una mancha de sangre azul plateada entre las hojas caídas. Harry vio que Draco parecía muy preocupado se había quedado unos pasos atrás. Entonces camino más lento para quedar a su altura, veía el miedo reflejado en su rostro y quería decirle que todo estaría bien y que nada que estuviera en el bosque podía alcanzarlos. Pero no encontraba las palabras y ni siquiera el valor para poder hablar con Draco con normalidad.
-¿Por qué lo hiciste?-pregunto de pronto Draco-Quiero decir ¿Por qué preferiste venir conmigo?
Harry lo miro un poco y de nuevo Draco había desviado la mirada. Podía decirle que no quería a Neville estuvieran solo o que lo había visto con tanto miedo que él quería protegerlo.
-La verdad… no quería que estuvieras con Neville-Harry dudo- Neville no es tan fuerte y es tímido y… sueles ser muy abusivo con él
-Ooooh ya-dijo Draco arrastrando la voz y de nuevo Harry vio como en su cara aparecía otro Draco.-No es mi culpa que a ese gordito lo hayan puesto en la casa equivocada
-¿Podría ser un hombre lobo el que mata los unicornios? —preguntó Harry cambiando el tema
-Cállate Potter
-¿Te dan miedo los hombre lobos Malfoy?
-Por supuesto. ¿No has oído nada de ellos? Son sucios, agresivos, se dejan llevar por sus instintos sobre todos los sexu… por todos sus instintos. Y si llegan a… a morderte o tocarte te conviertes en uno de ellos. ¿Te imaginas tener que pasar el resto de tu vida escondido las noches de luna llena?
Harry iba a responder cuando escucho un extraño ruido. Se detuvo en seco y miro a su alrededor. Todo el bosque era siniestro y en una calma que daban escalofríos solo se podía escuchar los pasos de Malfoy más adelante que seguía hablando sobre lo malo que eran los hombres lobos. Entonces Harry creyó ver algo que se movió entre las sombras justo frente a ellos a donde Malfoy se dirigía, su corazón se aceleró tan rápido.
-¡Draco!-grito Harry preocupado sin ponerse a pensar que lo había llamado por su nombre
Draco percibió la advertencia en la voz de Harry porque se quedó quieto al instante
-¿Qué?
Harry llego a su lado con la varita en alto y escucharon. Alguien se deslizaba sobre las hojas secas. Parecía como una capa que se arrastrara por el suelo. Harry miraba hacia el sendero oscuro. Draco alumbro con su varita y pudieron verlo.
Un unicornio yacía en el suelo inmóvil y sobre el un ser encapuchado le succionaba la vida. Entonces el ser levanto la vista y avanzo hacia ellos. Draco grito, lanzo chispas rojas al cielo y tomo la mano de Harry para correr. Apenas habían avanzado unos metros cuando Harry tropezó y cayó al piso. Draco se volvió hacia él cuando la creatura ya estaba casi sobre ellos. De pronto otro ser apareció desde atrás y arremato contra el ser oscuro. Con sus patas delanteras alejo al otro ser. Después se giró hacia ellos.
Harry vio asombrado a la creatura que los acababa de salvar. De la cintura para arriba, un hombre, con pelo y barba rojizos, pero por debajo, el cuerpo de pelaje zaino de un caballo, con una cola larga y rojiza.
-¿Quién está ahí? estoy armado! –Grito Hagrid acompañado de Neville, Hermione y Fang.. Oh, eres tú, Ronan —dijo aliviado Hagrid—. ¿Cómo estás?
Se acercó y estrechó la mano del centauro.
-Que tengas buenas noches, Hagrid -dijo Ronan. Tenía una voz profunda y acongojada—. ¿Ibas a dispararme?
-Por supuesto que no. Uno nunca se es demasiado cuidadoso -dijo Hagrid, tocando su ballesta—. Me alegro mucho que hayas podido ayudar a los muchachos. Hay alguien muy malvado, perdido en este bosque. Chicos él es Ronan. Es un centauro.
-Nos hemos dado cuenta -dijo irónicamente Draco.
-Buenas noches -los saludó Ronan- ¿Estudiantes, no? ¿Y aprendéis mucho en el colegio?
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Harry tragó y miró alrededor. Se dio cuenta de que debía de estar en la enfermería. Estaba acostado en una cama, con sábanas blancas de hilo, y cerca había una mesa, con una enorme cantidad de paquetes, que parecían la mitad de la tienda de golosinas
-Regalos de tus amigos y admiradores -dijo Dumbledore, radiante- Lo que sucedió en las mazmorras entre tú y el profesor Quirrell es completamente secreto, así que, naturalmente, todo el colegio lo sabe. Creo que tus amigos, los señores Fred y George Weasley, son responsables de tratar de enviarte un inodoro. No dudo que pensaron que eso te divertiría. Sin embargo, la señora Pomfrey consideró que no era muy higiénico y lo confiscó.
Harry tuvo oportunidad de preguntarle todas sus dudas a Dumbledore como hace ¿cuánto tiempo que estaba ahí? ¿Cómo estaban sus amigos? O ¿Por qué el profesor Quirrell quería la piedra filosofal? ¿Cómo fue que la obtuvo él? ¿Y porque parecía que el profesor Snape lo odiaba tanto? Dumbledore respondió cada una de sus preguntas. Incluso le conto que sus padres y su profesor de pociones habían sido compañeros de clase y había existido un tiempo en donde todos se llevaron bien
Todas las respuestas de Dumbledore lo dejaron aturdido y volvió a dormirse. Cuando despertó sintió a alguien acariciarle el cabello. Se deshizo de las sabanas cuando sintió a alguien en más en la enfermería.
-¿Así que estas con vida eh?-Draco Malfoy estaba a la orilla de la cama.
-¿Malfoy? ¿Qué haces?
-Vine a ver si era verdad todos los rumores que dicen y al parecer solo uno no es verdad-dijo Draco y Harry encarno una ceja preguntándose cuál era el rumor que no era verdad-Aun sigues con vida
-¿Solo vienes a ver si estaba muerto?
Draco Buscaba entre los regalos que habían mandado a Harry hasta que saco las grageas de todos los sabores. Sonrió y se metió en la boca una gragea de color verde.
-Hice una buena apuesta-dijo Draco
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Ese había sido uno de los peores años que había tenido como profesor. Estar todo el tiempo detrás de Quirrell, preparar sus clases, no dejarse llevar por Potter, Y detener a Potter y a sus amigos metiendo sus narices en todo lugar, estar deteniendo las constantes peleas entre su ahijado y, de nuevo, Potter.
Ese sería el último día del año escolar y Severus se sintió que podía respirar. El niñato estúpido de Potter había estado a punto de morir y había cargado con la responsabilidad se lo debía a Lily.
Se sirvió un gran trago de Wisky cuando escucho el chisquido de su chimenea personal y de las llamas verdes apareció Lucius Malfoy.
-Este es el último día Lucius, no puedes dejarme en paz. Tu querido Dragon regresara a casa mañana
Pero Luicus no contesto tomo otra copa y acompaño a Severus enseñándole una de las cartas que Draco, como siempre, mandaba a su padre.
-¿Sabes en cuantas de estas Draco menciona a Potter?-Pregunto Lucius y Severus creía conocer la respuesta pues los había estado observando durante horas-En todas. Creí que solo era un capricho. Desde niño Draco siempre quería escuchar la historia del famoso Harry Potter. Y esta carta de hoy.- movió la carta de un lado u otro-Conozco muy bien a mi hijo y se leer entre líneas. Esta desilusionado de que al gran Potter no lo expulsaran del colegio, pero hiso una apuesta con sus amigos donde aseguraba que el niñato había salido ileso porque así lo “presintió”
-¿Crees que Draco está enamorado de Potter?-pregunto Severus directamente
-¡No! Por supuesto que no. Solo es joven. Admira a Potter y está confundido. Se compondrá. Es un buen Slytherin
-No será el primer Slytherin que cae enamorado de un Gryffindor- Sonrió con amargura Severus
-Ni el primer Slytherin que se confunde por un Potter-Lucius se arrepintió de sus palabras. Cerró la boca y observo a su mejor amigo cabizbajo. También le dolía el pasado pero Severus lo perdió todo.
Con la desaparición de Regulus, Severus se había esforzado tanto en encontrarlo que cuando se dio cuenta ya había cometido muchos errores y no había marcha atrás. Tampoco para él pero había encontrado amistad y apoyo en Narcissa y fuerza y voluntad al nacer su querido Draco. Pero Severus había perdido a Regulus, Sirius, Lily y a sí mismo. Quería a Severus, era su mejor amigo, su hermano su casi alma gemela y jamás lo abandonaría ni aunque él lo hiciera. Porque solo se tenían el uno al otro.
-¿Has sabido algo de él?-pregunto de pronto Severus
-Siempre se algo-dijo Lucius sin importancia
-¿Y?
-Hasta hace unas semanas estuvo trabajando en un almacén cerca del Londres Muggle. Para un idiota que contrata gente para buscar ingrediente a los bosques y venderlos a los fabricantes de varitas. Solo duro 5 meses antes de que empezaran a sospechar de su condición. -respondió Lucius.
-¿No lo sospecha?-Pregunto Severus. La voz de Lucius era de indiferencia pero sabía que solo era una forma de protegerse
-Lo sospecha a veces, cuando es más que evidente. Por eso cada vez intenta esconderse mejor. Encontrare de nuevo su rastro. ¿Lo encuentro siempre no?
Severus asintió. Lucius nunca había abandonado a Remus. Tal vez no se encontraban juntos pero siempre tenía un ojo en él. Cuando Remus se encontraba necesitado Lucius movia en secreto sus influencias para darle un trabajo o cualquier cosa.
A pesar de los años, los secretos y el dolor que compartían Severus y Lucius eran muy diferente. Severus si había abandonado a Sirius