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Prepárate, seras mio. por Princesa Tora

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Notas del capitulo:

Mis lectores, este sera el tercer capitulo que actualizare hasta el dia de hoy. Mañana esperenme con mas capitulos actualizados, se llevaran muchisimas sorpresas. Saludos.

 

~Tora~

Kakaroto abrió los ojos con pesadez al escuchar la alarma del despertador, se froto los ojos con los nudillos, quería seguir durmiendo un poco más, ya no toleraba seguir asistiendo a esa escuela, apenas este iba a ser su segundo día y ya sentía que había pasado medio año de clases. Todavía no le había dicho a su padre sobre el reporte, y tampoco tenía pensado comentárselo aun, asi que con toda la voluntad del mundo, se levantó de la cama y se dirigió al cuarto de baño mientras se rascaba la nuca con flojera.

Bajo las escaleras con lentitud, asomándose desde los barandales de la misma a la cocina, su padre no estaba, seguramente fue a trabajar temprano, solo Raditz preparando el desayuno, lo cual festejo por lo bajo al darse cuenta que no tenía que dar explicaciones a su padre sobre su primer día. Bajo los últimos escalones saltándose los dos últimos, y con suma alegría se sentó dispuesto a esperar el desayuno. Raditz llego con un plato lleno de panqueques bañados en miel y a Kakaroto se le hizo agua la boca, ya no podía esperar cuando el plato tocara la mesa y así estaría dispuesto a comerse todo lo que contenía el mismo.

 

-¿Me puedes explicar porque te encontré en la sala de castigos ayer y porque nuestro padre no sabe sobre eso? –pregunto finalmente su hermano, haciendo que se atragantara con su comida, ¿lo había visto? ¿en qué momento que él jamás lo supo?

-Es que…bueno…la verdad es…-miro a su hermano con nerviosismo, este en cambio apoyaba su mentón sobre su mano, esperando ansioso la explicación de su ototo. -…me gane un reporte. –un silencio incomodo se hizo presente en el lugar, Kakaroto sudo frio al ver que la expresión de su hermano no cambio en nada y eso asustaba, ya conocía de antemano que cuando su hermano no cambiaba su expresión facial después de confesarle algo comprometedor, significaba que habría problemas, problemas que involucraba su cara y su trasero. Cuando su padre no estaba presente, Raditz tomaba el mando, y a veces pensaba en quien de los dos era el peor.

-¿Por qué? –fue lo único que dijo.

-Unos chicos se pusieron a pelear entre ellos en medio del salón y uno quedo inconsciente, nadie quería delatar al responsable y todos nos ganamos reportes y unos cuantos minutos en la sala de castigos. –mintió, no del todo ya que el momento en que el chico que quedó inconsciente por su tremendo ‘’carpetazo’’ era cierto, pero no podía decir la verdad a su hermano, lo golpearía tan fuerte que tendrían que hacerle una cirugía facial para reconstruirle la cara, lo mismo si se enteraba su padre, doble cirugía.

-Ya veo. –dijo finalmente, enfocando su atención ahora al plato de panqueques. Kakaroto lo miro no muy convencido, sabía que Raditz no era tan tonto como para creer algo como eso y que si, por el momento, dejo la conversación hasta ahí fue porque tarde o temprano el mismo se dedicaría a descubrir la verdad. Por ahora, no le preocuparía por eso.

-Tu amigo no me cae bien. –dijo tajantemente. Raditz levanto la vista, mirándolo directo a los ojos y dejando el tenedor sobre su plato para no manchar la mesa. Levantando una ceja al no saber a quién se estaba refiriendo, Kakaroto entendió la referencia. –El de cabello en punta, el enano odioso.

-Vegeta. –pronuncio. –¿Hablas de lo que paso en la cafetería? Descuida, lo tomaste en un mal momento, no volverá a molestarte.

-Hoy me empujo al salir de la sala de castigos, y se burló de mí por eso. –dijo en voz alta. –Y saco todas mis cosas de mi mochila y escribió un ‘’Púdrete’’ en mi mesa. –dijo pensando hacia sus adentros. -¿Por qué no eres capaz de enfrentarlo?

-Estaba en mi peor momento y me ayudo a salir, sé que es un orgulloso y lo odio por ser así, pero es un buen amigo y aprecio todo lo que hizo por mí.

-¿Qué hizo exactamente por ti, si se puede saber? –interrogo Kakaroto con el ceño fruncido, quería saber la razón por la cual su hermano no lo defendía de ese patán, no pasó desapercibido el sonrojo en sus mejillas y solo vio como este se ponía de pie y llevaba su plato sucio para lavarlo. En total silencio y sin responderle a su hermano.

-Si ya terminaste de comer, lava tu plato y vístete. –Kakaroto inflo sus cachetes en molestia, su hermano aun no le respondió nada y por el sonrojo tan repentino que se le presento, diría que entre ellos hubo algo o peor, aún tienen algo. Pero eso no le importo en lo más mínimo al menor de los Son, porque algún día de estos, le dará una paliza, no importa si su hermano se vuelve en contra de él, las pagaría. Iba a dirigirse a su habitación, pero unos golpes a la puerta lo sacaron de sus pensamientos, se levantó para abrir la puerta a quien sea que estuviera afuera y al hacerlo casi se cae de trasero, su rostro detonaba molestia y unos deseos insaciables de querer golpear a ese sujeto, no solo tenía que molestarlo en la escuela, también venía a molestar a su casa, esto ya era el colmo.

 

-Es de muy mala educación quedársele viendo fijo a tus mayores. –dijo Vegeta al percatarse que estaba siendo observado con odio, cosa que le causó mucha gracia. –Y también es de mala educación no dejarlo pasar.

-¿Qué mayores? De seguro tienes mi edad, solo que por lo enano que eres te saltaste cursos y terminaste con mi hermano al mismo nivel. –dijo con molestia, apretaba la perilla de la puerta tan fuerte que seguro sus huellas quedaran hundidas allí para siempre en el frio metal. Sonrió al percatarse que ese comentario sobre su estatura le molesto, puesto que una venita latente se asomó en su frente.

-Escucha, insecto, para tu información, yo tengo 19 años y no vine por ti, vine para conversar con tu hermano antes de ir a la escuela, así que si no te importa, ¡apártate! –dijo esto último alzando la voz y obligando a Kakaroto a que se hiciera a un lado con su codo.

-Estúpido. –dijo cerrando la puerta con molestia, escuchándose el sonoro portazo. Subió las escaleras a su habitación para cambiarse rápidamente e irse de ahí, no quería estar bajo el mismo techo que ese idiota. Resultaba irónico que él, siendo dueño de la casa, tenga que irse por la incómoda presencia de un ser despreciable, pero la ira era tal que lo único que atinaría a hacer en ese momento seria romperle un plato en su odiosa cabeza, y no quería cometer un asesinato en su hogar.

 

… …

 

Kakaroto iba caminando hacia la escuela, con sus manos metidas en los bolsillos de sus pantalones. No entendía que hacia ese sujeto ahí, ¿enserio piensa que iba a comerse ese verso de que va a hablar con Raditz? ¿y sabiendo como este último reacciono cuando le pregunto ‘’que clase de favores’’ le ha hecho ese inútil? Hay algo que no cierra como debería. Sumergido en sus pensamientos, no noto que un auto negro con vidrios polarizados estaba movilizándose muy lentamente a su lado, como siguiendo sus mismos pasos. Kakaroto noto que algo no estaba bien y volteo hacia dicho auto, donde el conductor en su interior apretó un botón para que el vidrio del lado del acompañante bajara por si solo.

 

-¡Hola nuevo!. –saludo eufóricamente Turles. -¿Te llevo? –decía sin mirar el camino y dedicándose a palmar el asiento del acompañante con su mano libre, mientras que con la otra se dedicaba a manejar el volante. Kakaroto le miro con una ceja levantada, ¿desde cuándo tantas confianzas?, volvió su vista al frente y con el ceño fruncido emitió las siguientes palabras.

-Yo no subo a autos de extraños. –dijo y se propuso a aumentar la velocidad de su caminata. Turles se quedó parado en su sitio unos momentos para luego retomar nuevamente la marcha, acelerando el auto para volver a quedar a su mismo ritmo de caminata.

-Oye, oye, no soy un extraño, soy tu amigo. –dijo demostrándole una de sus mejores sonrisas amistosas que Kakaroto no se tragó, ese chico le traía mala espina al menor de los Son, no debería confiarse de ese tipo.

-Que seas amigo de mi hermano no te convierte en mi amigo también.

-Anda Son, eres tan arisco como tu hermano.

 

… …

 

Tarble esperaba la llegada de Kakaroto, reviso la hora de su teléfono por cuarta vez: las 12:05 AM. Ambos habían intercambiado números de celular una vez terminado el día de ayer y habían quedado en encontrarse a las 11:55 AM, cinco minutos antes de la entrada a clases. Dudaba en mandarle un mensaje preguntándole donde estaría, pero temía en ser molesto y que Kakaroto ya no volviera hablarle, así que opto por seguir esperando. Las calles estaban en profundo silencio y Tarble se sintió en paz, cerrando los ojos dispuesto a escuchar los diferentes sonidos que procedían a inundar sus canales auditivos, el dulce canto de los pájaros, la brisa que chocaba contra su rostro… y el rock que se avecinaba a gran velocidad, seguido del sonido de unas yantas que raspaban el pavimento con fuerza. Veía como un auto negro se acercaba a la institución a gran velocidad, tanta que parecía que no le daría tiempo al conductor en pisar los frenos y casi a mitad del camino, el auto hace un movimiento en U, lo que Tarble reconoció como que finalmente el conductor estaba deteniendo el auto, hasta que el mismo se detuvo por completo. Quedo boquiabierto cuando vio salir a Kakaroto desde el asiento del acompañante, cerrando la puerta con tanta furia que hizo que el auto se tambaleara.

 

-¡Última vez que permito que me traigas! ¡la próxima vendré caminando, y no soy tu amigo! –grito Kakaroto desde la ventana, Turles fingió estar ofendido, colocándose su mano sobre su pecho. –Ni tampoco arisco.

-Esa es la actitud, ¡llámame en cuanto necesites que te lleve!

 

Kakaroto no le respondió por miedo a que de su boca salga una grosería. Todavía no había puesto un pie en la vereda que correspondía a la escuela y allí estaba Tarble esperándolo pacientemente. Se entristeció por haberlo hecho esperar, y por no haber llegado a la hora acordada. Fue por culpa de Turles que se dedicaba a parar en cada estación de servicio a comprar comida, estaba harto y quería llegar lo antes posible a la escuela, estaba llegando tarde y que cometió el grave error de informárselo a Turles, este loco automáticamente acelero el auto como si estuviera en una carrera, saltándose todos los semáforos en rojos y apostando sus vidas.

Ya en la vereda se dispuso a caminar hacia Tarble para pedirle una sincera disculpa, pero no alcanzo a mover su primer pie para avanzar cuando de repente se sintió mojado, sucio y un fuerte olor a humedad le invadió las fosas nasales, y que lo único que se presentó ante su vista fue una motocicleta y dos pasajeros encima de la misma. Estaba sucio de lodo, tenía frio y el maldito conductor no tuvo la gentileza de disculparse por semejante accidente. Este se quitó el casco y su suerte no podía ir peor. Vegeta venia conduciendo esa bestia y detrás de él estaba su hermano.

 

-Uy, yo mejor me voy. –fue lo único que Turles acato a decir después de ver como la motocicleta de Vegeta paso a gran velocidad por un charco de lodo, ensuciando al pobre Kakaroto, y no quería ser testigo de lo que se avecinaba a continuación. Encendió el auto y salió de ahí tan rápido como le daban sus ruedas.

-Deberías tener más cuidado por donde te paras, insecto. –dijo mirándolo divertido y Kakaroto estaba que explotaba, odiaba a ese imbécil y no pensaba entrar a la escuela con esas pintas.

-¿Y…yo tener mas cuidado? –su voz le temblaba, estaba molesto, apretó tanto sus puños que se le volvieron blanco y Tarble no tuvo otra que intervenir.

-Vegeta nii-san eso fue muy cruel, ¡discúlpate con él!

-¿Disculparme? Ni lo creas, no merece la pena. Lárgate de una vez. –hizo un gesto con la mano para que se esfumara, Kakaroto molesto solo se dio media vuelta y se dispuso a volver a su casa, definitivamente no iria a la escuela sucio de lodo.

-Segundo contacto. –dijo con molestia, ya estaba llegando a su limite, no creo que aguante otra humillación mas, a la tercera reaccionaria y no seria para bien


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