PDV Harry
Mientras utilizaba el giratiempos, que solo tendría un único uso antes de destruirse, me repetía las palabras que me había dicho Mione. Medico, Gringotts, voluntad, Severus, medico, Gringotts, voluntad, Severus.
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Había tenido un sueño de lo más extraño. Era mayor, había magia, guerra, amigos, enemigos, la mejor película nunca vista. Acababa de cumplir 7 años. La tía Petunia se había visto obligada a decirle a una vecina. Yo tenía un cumpleaños, bueno supongo que siempre lo había tenido solo que no lo sabía. Este año había sido el primero que había celebrado. Bueno dibuje una torta y a las 12 de la noche había pedido un deseo. Los deseos son tontos, nunca se cumplen, pero yo no pude evitarlo, una familia, quería una familia que me quisiera. Pero desperté sin mi familia solo con un tonto sueño.
Estaba adolorido, mi tío me había vuelto a pegar pero yo no tenía la culpa de que la vecina hubiese preguntado por mí. Se había enfadado, siempre se enfadaban conmigo. Magia, había soñado con magia si mi tío se enteraba de seguro me pegaría. Había varitas y se decían frases raras. Algunas cosas se hacían sin la varita por ejemplo decían "Lumos" y mi alacena se encendió. Asustado dije Nox y se apago.
Pase un rato encogido asustado, ir a Gringotts. Pero yo era chiquito no sabía cómo ir. Recordaba muchas cosas del sueño. ¿Serian reales? ¿Sería el sueño mi deseo de cumpleaños? ¿Obedeciendo al sueño tendría una familia? ¿Existiría el autobús noctambulo? Mis tíos se marchaban de fiesta con Dudley y la Sra. Figg no podía ocuparse de mí, me iba a quedar solo. Podría coger ese autobús ¿Lo debía intentar? El tal Severus ¿me querría?
En cuanto mi familia se marcho fui a la parada del autobús y un autobús apareció de golpe, ¡era magia!
El autobús me llevó cerca del banco y el ayudante del conductor me acompaño, estaba muy emocionado por conocerme. Era raro pero me indico el edificio que era. La gente era muy extraña y dentro del banco aun más. Me acerque a uno de los mostradores.
-Disculpe señor.
-¿Que desea joven?
-Un médico y la voluntad de mis padres, señor, por favor.
-¿Nombre?
-Soy Harry, Harry Potter.
Empezaba a estar mareado, me habían pinchado, pasado una varita haciendo que me iluminara, todo era taaaan bonito. Vi a mis papas hablando eran tan guapos y me querían, decían que me querían. Las lágrimas no sirven de nada pero no podía parar de llorar.
PDV Severus
Había sido contactado por los duendes de Gringotts, al llegar vi que también habían sido alertados los servicios infantiles. No me lo podía creer, la voluntad de los Potter, me daban la custodia de su hijo. James me pedía perdón. El pequeño había sido maltratado por sus familiares y Albus había restringido su magia alma. Todo parecía una pesadilla y después de firmar unos papeles me encontré con la custodia de un pequeño que había sido maltratado. ¡Merlín, que lio!
Lo lleve a mi casa de la Hilandera, le di de cenar y lo lleve a la habitación.
-¿Una cama?
-Si hijo para pasar la noche.
-¿Es toda para mí?
-Si toda para ti, para que descanses bien.
Por la mañana me despertaron ligeros ruidos en la cocina. Era muy temprano y Harry no estaba en su habitación. El pobre estaba intentando hacer un desayuno con lo poco que yo tenía en la casa. Por como olía había conseguido preparar algo decente.
-Buenos días, lo siento señor, no sabía que madrugaba tanto, mañana me levantaré antes para que tenga su desayuno listo sin tener que esperar.
-Buenos días Harry, la verdad me he levantado pronto con la intención de prepararte un desayuno.
Vi como mi respuesta le dejaba unos segundos paralizado y me miraba de forma extraña antes de seguir y ponerme un plato con tortitas en la mesa, un té y el azucarero a mi alcance.
-Harry ¿no has preparado para ti?
Se limito a negar con la cabeza. Me levante y puse un encantamiento de conservación. Me preparé un café bien negro y tomé un plato. Le puse delante el té, el azucarero y repartí las tortitas.
-Están muy buenas Harry, pero no quiero que cocines, no quiero que te quemes por accidente.
-Hace mucho que no me quemo señor.
-Harry ahora soy tu tutor, vamos a vivir juntos. Mi trabajo es cuidar de ti. No tienes que llamarme señor.
-¿Cómo quiere que le llame?
-Puedes llamarme Severus, Sev, tío Severus, tío Sev, incluso si en un futuro te apetece o quieres padre o papa.
-Ahora que has terminado vamos al salón. Ven siéntate en este sillón, es uno de los más cómodos de esta vieja casa.
-Harry, dije sentándome frente a él, fuiste muy valiente al huir de tus parientes. Estos se portaron muy mal contigo y responderán ante la ley por ello.
-Pero, ellos han sido así siempre.
-Si, a veces los adultos se portan mal y son malos y tienen que responder de sus malas acciones. Por suerte fuiste a Gringotts y pudimos atender el problema. Fuiste muy bueno, solo me gustaría saber cómo supiste donde ir.
-Lo vi todo en mi sueño.
-¿Un sueño?
-Si
-¿Me permitirías ver tu sueño?
-Claro, pero ¿cómo?
-Solo mírame fijamente a los ojos y yo hare magia.
Después de verlo todo me quede completamente aturdido. Harry era solo un niño. No tenía ni la más mínima duda al respecto. No había salido bien el viaje en el tiempo. Pero habían cambiado el futuro, ese sueño enviado ya había cambiado al menos dos futuros, el de Harry y el mío. Mire mi casa y no era un lugar adecuado para un niño, y Harry no tenía ni ropa ni juguetes.
-Harry hijo, vamos a ver a unos amigos míos, para ir a su casa vamos a utilizar un medio de transporte mágico, polvos Flu. Cogí al pequeño en brazos, no respires los polvos Harry.
-Mansión Malfoy, dije.
Salí de la chimenea y esperé, un elfo estalló asustando a Harry y nos llevó a la salita de recepción. El Flu de la Mansión siempre estaba abierto para mí.
-Severus, ¿un pequeño contigo?
-Hola Narcisa, precisamente venía buscando tu ayuda. Este es Harry, está a mi cargo desde ayer y necesito ayuda con su vestuario. Solo tiene lo puesto y no es adecuado.
Narcisa miro las horriblemente grandes prendas que Harry llevaba y tendiéndole la mano a Harry le dijo con una gran sonrisa.
-Jovencito si eres tan amable de acompañarme hay un par de cosas de mi hijo Draco que pueden servirte.
Les vi marchar y me dirigí al estudio de Lucius.
-Severus estas muy pronto Draco no ha vuelto, se ha marchado a jugar con Blaise y no volverá hasta la noche.
-Vengo a verte a ti no a mi ahijado.
-¿Ha pasado algo?
-Me conoces bien. Dije suspirando. Tengo desde ayer la custodia de Harry Potter, un niño abusado. Tenía marcas de golpes, está completamente desnutrido, parece más pequeño de lo que es, su visión está afectada por la falta de vitaminas, sellada su magia alma, y unas pocas cosas más.
-¡Por Merlín Severus, pobre niño!
-La Hilandera no es un lugar apropiado, necesito ayuda para encontrar un sitio rápidamente. No quiero que se acostumbre a la Hilandera para luego volverlo a llevar a un sitio nuevo. Creo que lo más importante ahora es ofrecerle un poco de estabilidad y tu ayuda me vendrá muy bien.
-¿Quieres comprar una casita?
-Me da igual comprar o alquilar, pero si es un alquiler tiene que ser para un plazo no menor de un año. Necesito dar a Harry una estabilidad. Lo cual me recuerda que tengo que escribir mi carta de renuncia al puesto de profesor.
-Toma escribe y mándala con nuestra lechuza.
PDV Lucius
Mire como mi amigo redactaba su carta de renuncia con una sonrisa en mis labios. Odiaba como el Viejo lo utilizaba. Severus era uno de mis pocos amigos y el único con acceso a la Mansión por lo que tal vez...
-Severus, estoy pensando que tenemos una casita de invitados a cierta distancia. Tendríais la protección de la Mansión y la cercanía de nuestra familia. El flu de la casita solo sirve para pasar a la Mansión y por motivos de seguridad no lo puedo cambiar. Estarías independiente y a la vez en familia y protegidos.
-Lucius eso es un abuso yo...
-Para nada, eres familia y por tanto tu hijo, porque ahora es tuyo, también lo es. Piénsalo Severus creo que es lo mejor.
-Acepto y muy agradecido.
-Bien, la casa está bien mantenida pero es tuya para hacer las reformas que quieras y por supuesto tendrás que hacer algo de decoración, un niño necesita tonos alegres y no creo que la casita los tenga.
Narcisa llegaba con un hermosísimo Harry, llevaba una túnica de mago del color de sus ojos y se veía como un auténtico ángel.
-Caballeros le he preparado a Harry algunos conjuntos que se le han quedado pequeños a Draco, pero Harry necesita cosas nuevas.
-No es necesario, nos dijo Harry, tengo cosas muy bonitas y que me quedan muy bien. No es preciso comprarme nada más. No quiero ser costoso.
-Tonterías Harry, le dije acercándome y poniéndome a su altura, tome su barbilla para que me mirase y le dije.
-Necesitas ropa, zapatos y juguetes. Ahora eres mío Harry y quiero que tengas esas cosas.
Estupendo, dijo Narcisa, esta misma tarde me lo llevare de compras.