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DC. Nuestro Secreto {Olivarry} por amourtenttia

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Notas del capitulo:

Originalmente fue dividido en dos partes, pero aquí, ¿para qué? Ojalá lo disfruten jajaja. Quería subirlo hasta navidad de este año, pero, de nuevo, ¿para qué? XD ¡Como amé escribir esto antes, y como lo amo ahora <3!

EXTRA O4. ESPECIAL DE NAVIDAD 2016

 
Es la tarde-noche del 24 de Diciembre. Thea Queen ha organizado personalmente una cena donde todos los más cercanos han sido invitados, y, por petición de Barry (sin ser Oliver consciente de esto) algunos de los héroes de la Liga han sido igualmente invitados. Thea se las ha arreglado (a través de algunos contactos) para conseguir aquel sitio, y el fuerte rumor de que solo un pequeño grupo élite se reunirá con los Queen es suficiente para que algunos reporteros se escondan fuera del salón. Claro que todos han notado esto, pero nadie parece demasiado interesado luego de que la castaña declarara que, incluso si intentaban, no había forma de pasar sin su autorización.
Oliver ni siquiera se ha interesado en ello, demasiado acostumbrado a ser acosado por paparazzi incluso cuando solo contaba con una inexistente fortuna. No piensa, ni por un momento, que la lista de invitados que él observó días antes había aumentado considerablemente.
El lugar, decorado especialmente para la ocasión, lucía cual película romántica, dando la sensación íntima que la castaña esperaba.
     
Aprovechándose de la presencia de sus más cercanos Oliver no ha dudado en darle un beso a su chico, mientras este le sonríe divertido. El rubio niega para sí, ante las cejas alzadas del otro.
— ¿Qué?—se burla Barry, divertido
— Lo estás disfrutando—responde.
El menor se ríe fuerte antes de cortar la distancia y pasar sus brazos por su cuello.
— Claro que lo estoy disfrutando... Ollie...
No alcanza a decir nada más, cuando escucha un como una bandeja se cae, seguido del sonido de varias copas rompiéndose. Escucha a Oliver gruñir algo inentendible y entonces él mismo voltea hacia esa dirección.
Casi se le cae la quijada hasta el suelo.
— Te metes demasiado en papel—acusa Oliver, mirándolo mal.
El recién llegado sonríe y el novio del rubio siente las piernas convertirse en gelatina. Dios, nunca podrá acostumbrarse a esa sonrisa. ¡Nunca!
— Señor Queen... Barry...
El menor se ha alejado ya del rubio, y extiende su mano con dirección a la otra bajo la mirada enfurruñada de Oliver, que siente la sangre hervir. ¿Qué demonios hacía él ahí?
Como adivinando los pensamientos del héroe de Starling, Clark les explica brevemente cómo ha llegado ahí vestido de civil, Queen pretende no interesarse demasiado en ello, pero su novio ha estado tan pendiente de cada palabra que sale de la boca del moreno que no puede evitar gruñir un "Voy por una copa" antes de irse.
— Es bastante celoso—dice el hombre de acero, mirando al rubio desaparecer entre la gente.
El castaño siente un deja vú.
— ¿Cómo...?
— Son bastante obvios, Barr... No hace falta ser Batman para notarlo.
El menor sonríe bastante amplio.
— ¿Perry no se ha enojado demasiado porque te encapricharas con esto?—cuestiona, divertido, mientras el mayor se acomoda las gafas, ocultando el bochorno.
— Se ha rendido conmigo... Luego de todos los eventos a los que he ido, y que, casualmente, coinciden con su presencia... Perry sigue repitiendo que solo me le declare y ya.
La risotada del castaño llama la atención de Oliver, que les mira desde la esquina de la habitación, demasiado irritable como para platicar con alguien más. Los ve largo rato, charlar entre risas y maldiciones internas. Ni siquiera ha sentido a John acercarse, y apenas le mira cuando pasa una mano frente a sus ojos.
Casi pareciera estúpido, pero Diggle sigue su mirada con las manos, ubicando su objetivo. No entiende demasiado bien qué demonios es lo que causa tal incomodidad en su amigo, y solo mira igual por un rato.
Se ríe para sí mismo cuando, en un movimiento atrevido, Barry ha pasado una mano por el brazo del otro, y la ha alejado de inmediato. Casi podría apostar a que el menor está coqueteando con el héroe de Metrópolis, su ídolo desde siempre... ¿Cómo podría ser eso algo malo para Oliver?
— Oh.
El único sonido que ha escapado de su boca parece sacar al otro de su trance. Oliver voltea a mirarlo con fuego en sus ojos, y Diggle finalmente comprende el motivo de su incomodidad. Intenta severamente no reírse.
— ¿Tienes algo que decir al respecto?—gruñe el otro, y cuando escucha su voz iracunda no puede resistirlo.
John Diggle ríe con tanta fuerza, como no lo ha hecho en años. Su esposa, desde una de las mesas, le mira con sorpresa para luego sonreír. Thea, desde la entrada, gira y les mira divertida, mientras que Allen voltea inmediatamente, y frunce el ceño apenas en cuanto ve al rubio enfurruñado mientras John continúa riéndose.
— Dios mío, Oliver... Hombre, no creí volver a verte así...
— ¿Así cómo?
— Tan malditamente celoso...
Y se sigue riendo, haciendo que poco a poco la expresión del rubio se relaje. Ríe apenas, mientras va tranquilizándose junto con él.
— Demonios... No puedo respirar.
Es turno de Oliver para burlarse de ello.
La noche es aun joven, y Clark se excusa con todos antes de salir por atrás para colarse junto a los paparazzi, que se han juntado ya a unos metros de la entrada principal. No ha pasado demasiado tiempo para que, con la precisión propia de su dueño, el auto de Bruce Wayne llegue elegantemente hasta aquel sitio. Kent contiene el aliento un momento al verlo bajar del auto, casi sintiendo su propia homosensualidad* intensificarse.
El reportero de Metrópolis no tarda en captar la toma perfecta. Sonríe para sí mismo ante ese triunfo personal, pero la sonrisa se borra inmediatamente, al distinguir a Prince bajando del auto. La cámara casi muere en sus manos cuando nota al par acercarse demasiado para ingresar al salón.
Superman está demasiado ocupado en su repentino ataque de celos que ni siquiera les ha oído cuando se detienen frente a la entrada, murmurando entre sí.
— ¿Estás intentado morir acaso?—murmura ella
— O planeando tu asesinato, en todo caso—responde él, divertido.
La sonrisa que le ha dedicado Bruce a la amazona queda grabada en el rollo, y en cuanto entran Clark desaparece de entre la multitud también.
 
 
Barry está acomodado en uno de los asientos, a unos lugares de Lyla, cuando los ve entrar. Siente que le falta el aire de pronto, y la castaña a su lado sonríe entre sorprendida y emocionada.
Allen se siente irremediablemente estúpido viendo a los recién llegados, y admite para sus adentros que aquel par luce definitivamente como una pareja digna de la realeza.
En cuanto nota al hombre acero unirse no puede evitar emocionarse. Sus ojos se abren demás, sus pupilas se dilatan, la sonrisa en su rostro se ensancha.
— Oh Dios... Son hermosos—murmura, y Lyla se ríe de él, sin negarlo.
Es definitivamente cierto.
El evento se vuelve repentinamente íntimo al pasar las horas. No se desarrolla enemistad alguna incluso cuando no todos se conocen realmente. Los integrantes originales de la Liga no deben esforzarse demasiado para sentirse familiarizados con el resto, puesto que el menor se encargó de presentarles a todos meses antes, a través de fotos o videos.
— Es un placer conocerla finalmente, Señorita Snow... —declara Bruce, tomando la mano de la menor.
Si Caitlin hubiese estado enfadada con el castaño antes, a partir de ese momento era oficialmente borrón y cuenta nueva.**
— El placer es mío, Señor Wayne—responde ella, sin poder ocultar la emoción en su voz.
Oliver se le ha acercado un rato después, luciendo algo receloso aun pero visiblemente más relajado. Barry continúa mirando a Kent de tanto en tanto, y mira a su novio con sorpresa en cuanto este murmura:
— ¿Estás feliz?
El castaño primero le mira, y luego sonríe. Oculta su boca con una mano e intenta no soltar demasiados ruidos, Ollie le mira suspicaz. El menor finalmente se acerca a él y lo abraza con fuerza mientras el otro le mira ahora confundido.
— ¿Barr?
— Estoy endemoniadamente feliz...—responde, luego de un rato—Estamos todos reunidos, somos una enorme familia... Y mejor aún... Estoy contigo.
Queen no responde, solo lo rodea con sus brazos mientras disimula una sonrisa.
 
Rato más tarde Oliver se reúne con su hermana, luego de que esta le llamara. Cait se acerca entonces a su castaño amigo, mientras mira de reojo al otro par de tórtolos. De acuerdo, ser consciente de la relación entre semejantes hombres era una cosa... Pero verlos en vivo.
— Cait...—llama el chico, y ella le mira casi de mala gana.
¡Casi pudo verlos besarse!
— ¿Dónde demonios está Cisco?—murmura, mirando a su alrededor sin encontrar al mencionado.
La pelirroja casi maldice.
— No lo sé—admite, mirando de nuevo al par, pero han desaparecido ya— Prometió venir, pero no ha querido verme desde la semana pasada...
— ¿Qué?
— Um-hm...
El par murmura entre ellos largo rato, intentando descifrar la ubicación del último integrante del equipo cuando escuchan algo parecido a dos rocas gigante colapsando.
Giran de inmediato y notan a Superman riendo luego de chocar su mano contra alguien igual de fuerte y musculoso. El castaño contiene el aliento de nuevo mientras que la pelirroja piensa que, definitivamente, ha tenido un orgasmo.
El rey del océano continúa hablando entonces con el hombre de acero, mientras, a un lado de estos, el caballero de Gotham disimula su gusto, la amazona se une segundos después, y es la primera en notar a la acompañante de Aquaman.
— Diana Prince...—menciona la morena, emocionada, extendiendo su mano
— Mera—responde la castaña aceptándola, con una sonrisa igual.
 
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Se miran largo rato, ella sonriendo con cinismo. Ha ganado la discusión, lo sabe incluso desde antes de comenzar, él igualmente es consciente de que cederá ante sus deseos, como siempre termina haciéndolo.
Finalmente Snart suspira, y con su característica voz dice:
— Bien... Solo deberás... Atraer a Mick hacia tu lado... Si lo convences de ir, no me opondré más.
Sara le mira con soberbia entonces.
— ¿Y qué te hace pensar que no lo he convencido ya?
Y él maldice por lo bajo, sintiéndose traicionado.
— ¡MICK!
El grito iracundo no hace más que hacerle sonreír mientras se dirige a la biblioteca, dejándolo rabiar solo. Frente a los estantes, Palmer continúa mirando libros, tal como le dejó algún rato atrás.
— Hey, ¿lograste convencerlo?—cuestiona, interesado.
— Le he dicho exactamente lo que pediste...—responde ella, divertida.
Era un plan a prueba de bobos. Leonard iría de todos modos, puesto que su chica quería ir y Mick iría sin siquiera quejarse luego de oír que Snart estaba dispuesto a ir, entonces Ray tendría finalmente la oportunidad que buscaba, para arreglar las cosas con él, para poder hablar sobre lo que pasó entre ellos...
— Deberemos alistarnos entonces, ya es bastante tarde—comenta, luego de mirar su reloj, que continúa apuntando la hora de Starling, de su ciudad...
— Nene, somos maestros del tiempo... Nunca vamos tarde—le recuerda la rubia, con una sonrisa amplia.
Y él sonríe también.
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Bruce mira desde lejos a los anfitriones, Thea y Oliver continúan murmurando algo sobre el retraso de los proveedores mientras el moreno les mira con curiosidad.
— ¿Sabes? Es muy mala educación escuchar conversaciones ajeas—murmura Sups.
El caballero de la noche sonríe apenas.
— ¿Sigues molesto?—pregunta, volteando a verlo, alza una ceja al verlo.
El hombre de acero le mira sin entender al notarlo ocultar la risa.
— ¿Qué?—cuestiona, mirándose la ropa— ¿Tengo algo? Oh Dios, acabo de manchar un traje de 20,000 dólares—murmura, asustado.
— Nada de eso... Solo... —el mayor se queda callado, y lo toma del brazo.
Ya estando en el baño Clark se ve tentado a soltar un grito medio histérico. ¿¡Cuándo demonios había pasado eso en su cabello?! Bruce intenta no reírse demasiado mientras lo arregla por él.
Se quedan unos minutos mirándose a los ojos cuando está listo. La burbuja entre ellos tan familiar y amorosa se abre paso sin siquiera notarlo. Clark lo besa mientras el otro pasa una mano por su cabello, arreglándolo de nuevo, como si pudiera perfeccionarlo.
— Eres demasiado obsesivo compulsivo—murmura burlón Kent.
— No puedo evitarlo—admite el otro, entretenido.
Se sonríen, y cuando escuchan de nuevo la música fuera el kryptoniano pareciera preocupado de repente.
— Los chicos, ¿estás seguro de que están bien solos?—cuestiona, mientras salen del baño, Bruce mira su teléfono.
— Prometieron llegar antes de medianoche. Y aún faltan algunos minutos...
— Estás demasiado relajado
— Y tú demasiado preocupado.
Superman suspira y Batman detiene su andar, se gira hasta mirarlo a los ojos.
— Kal-El... Mis hijos están entrenados, tres de ellos por mí, uno por la Liga de los Asesinos...
— Siguen siendo niños—se queja Clark, gruñendo por lo bajo.
La sonrisa que le ha dedicado Bruce ha sido tan brillante que olvida por un momento su malestar.
— Me encanta cuando te preocupas por nuestros chicos... Pero volviendo al tema... Si la cosa se llegara a descontrolar, pueden llamarme en cualquier momento...
— Tardarías horas en llegar...
— Pero tú no, ¿recuerdas?
Superman sonríe entonces, y prefiere pasar por alto el sonrojo en su prometido. "Nuestros chicos, ¿eh?" piensa, divertido. Confía en la palabra de su novio, y regresan a la fiesta.
 
 
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Tim se mira en el espejo mientras acomoda su traje. Escucha a Damián quejándose fuera del tocador y sale luego de darse una última mirada.
Le dedicaba una mirada divertida al menor mientras despeina su cabello perfectamente acomodado. El moreno gruñe.
— ¡Dioses Drake! ¡Tú y Grayson van a volverme loco!
El mayor de ambos rueda los ojos, y oculta la sonrisa de sus labios.
— Vámonos de una vez, o llegaremos tarde...
— Si consigues sacar a Grayson del baño, podríamos largarnos—responde el otro, cruzándose de brazos apenas.
Tim finge no notar que se mueve lo mínimo, intentando no arrugar el traje que días antes fuesen a comprar con su padre. Aquel evento fue memorable, con padre intentando buscar algo "decente" para su prometido... Drake sonríe para sí mismo recordando aquello.
— Damii, si no lograste sacarlo tú, no creo que nada vaya a sacarlo...—comenta, bajando las escaleras, Damián lo mira con el ceño fruncido— Los veré abajo... ¡Apresúrense!
El menor Wayne suelta un imperio por lo bajo, y camina hasta el cuarto del mayor. Toca varias veces, y la puerta cede ante su insistencia, abriéndose apenas. Termina de abrir mientras gruñe algo como "Padre va a matarnos si no nos aparecemos pronto..." Y se detiene al mirar al otro.
Dick está frente al espejo, terminando de arreglar su traje con ojo crítico y, tras colocarse suficiente colonia, mira al intruso. Le dedica una sonrisa y deja las cosas en su sitio. Pasa al lado del menor mientras lo despeina, cosa que enfada al menor de la mansión.
— ¿¡QUÉ TIENEN CON MI CABELLO HOY?!
Los hermanos se ríen al oírlo.
Incluido Alfred, que les despide en la puerta, encargándoles que no regresen demasiado tarde.
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Para cuando Cisco aparece en la fiesta no ha llegado solo. Agarrada firmemente a su brazo, Lisa Snart pasea con él mientras van saludando a los presentes. Ni Barry ni Cait pueden evitar hacer comentarios sobre la barba en el azabache, que solo les dice que es parte de su actuación para esa noche.
— CHICOS—les calla, cuando se ríen fuerte— Es parte del encanto... Además, ¿qué sorpresa les iba a causar si me iba paseando por ahí con la barba a medias?
Se carcajean más luego de ello, y Cisco niega divertido, Lisa sonríe igual, puesto que ella sí le ha visto con la barba a medias, durante toda la semana...
El moreno se adueña del improvisado escenario algún rato después, mientras Bruce mira el reloj que marca entonces las 12 en punto. A su lado, Kal-El niega entretenido. Estaba tan preocupado como él después de todo.
— ¡Hey! Qué bella noche estamos pasando, ¿no es así? ¡Feliz Navidad a todos!
Los aplausos y felicitaciones no faltan, y entre risas todos disfrutan el momento en que la música comienza, Cisco se muestra determinado a poner un mejor ambiente ahí, y lo logra****
 
Las Leyendas ingresan al salón algunos minutos antes del discurso. Sara se ha colado hasta quedar a un lado de Oliver, y lo abraza sorpresivamente en cuanto sus ojos se encuentran. Los rubios sonríen sin decir ni media palabra mientras el resto se une.
Se han las debidas presentaciones, y poco después Leonard ya ha llegado junto su hermana, que le mira entre suspicaz y divertida. Él le está mirando igual.
No necesitan contarse demasiado para ponerse al día entre ellos. Mick se les une rato después, buscando evitar a toda costa al pelinegro que continúa tras él, queriendo hablar. En cuanto Lisa ha ido junto a su novio el oji-gris le mira entretenido. El otro finge no notarlo, y continúan bebiendo en silencio un rato más, sin tocar el tema.
 
Tim es el primero en entrar en cuanto llegan al salón, alegando que alguien debe ir a dar explicaciones. Dick y Damián se quedan detrás, el primero temiendo apenas por el probable castigo que Bruce les dará por llegar una hora tarde. El menor se queda en su sitio, mientras el mayor respira hondo, queriendo armarse de valor.
"Va a reñirme, sé que lo hará" se dice, y eso no hace más que ponerlo más nervioso.
Tiene ya 26 años, y sigue temblando ante la posibilidad de su padre regañándole...
Cuando finalmente decide que puede con ello, el menor derrumba todo su mundo con unas simples palabras. Se queda quieto en su sitio, con la voz del pequeño haciendo eco.
— Te extraño.
No responde nada. ¿Qué debería decirle? ¿Qué lo extraña también? Traga grueso, queriendo, deseando con todo, que su corazón no esté palpitando tan fuerte como siente que lo está haciendo.
¡Superman puede oír incluso el sonido de las hojas meciéndose a un kilómetro de distancia! ¡No necesita que oiga eso! Sabe que Damián es consciente de ello. El menor es quien fuera siempre el que lo repetía hasta el cansancio...
Entonces...
— ¿Por qué?—murmura, y su voz suena demasiado dura.
Se maldice mentalmente. Ha sonado tan terriblemente molesto. No quiere verlo a los ojos, no quiere ver cómo le ha herido con solo eso. Escucha como respira con fuerza, como tratando de poner todo junto de nuevo.
— Solo lo hago, Grayson—responde, y suena descompuesto.
Dick niega visiblemente, no pueden tener esa conversación ahí, con la posibilidad de que alguien oiga algo de ello. Nadie necesita saberlo. Él mismo solo quisiera olvidarlo.
— Richard...
— No vamos a tener esta conversación ahora, Damián—corta, dando un paso.
— ¿Entonces cuándo?—contesta el menor, tomándolo del brazo.
Quizá sea lo suficientemente fuerte para noquearlo, pero aún no tiene la fuerza suficiente para retenerlo si el otro quisiera irse. Ambos lo saben. Y por eso resulta evidente que Dick no quiere irse realmente...
— No es el momento ni el lugar.
Se quedan en silencio. El menor tratando de dar forma a los pensamientos que el otro ha dicho, tratando de entenderlo sin éxito. ¿Qué demonios está pasando? Ha sido él quien lo arruinara, lo acepta... Pero Grayson debería aceptarlo de vuelta entonces. Debería olvidar todas esas peleas, todos los insultos, todos sus berrinches... ¿No era eso amor? El tener el poder de destruir a alguien con tus meras palabras... Cuando esa persona tenía exactamente el mismo poder sobre ti.
De armarte y desarmarte a voluntad.
— Bésame.
La orden es clara y directa, como cada palabra que escapa de esos labios.
— Bésame, o te prometo que...
Las palabras no terminan de salir de su boca cuando siente los labios de Richard sobre los suyos. Cierra los ojos, disfrutando del efímero contacto, la conocida barba haciéndole cosquillas, la conocida lengua devorando su cavidad.
Cuando se aparta Damián se siente como una basura, y Dick entra al salón sin mirarle siquiera una vez. Está odiándose a sí mismo con tanta fuerza que esa forma en que suena el corazón del menor quebrándose no llama su atención o interés.
El menor se muerde los labios con fuerza, mientras gruñe por lo bajo.
Lo odia.
Lo odia demasiado.
El sentir que ama a ese cabrón más que nada en el mundo.
"—Solo estoy disfrutando el momento, ¿realmente crees que podría enamorarme de ti? ¿Habiendo tantas personas dispuestas a hacer lo mismo conmigo? Madura de una vez, Richard... A tu edad ya deberías saber qué es el placer carnal—"
Nunca debió decir eso.
No por los motivos tan estúpidos por los cuales lo hizo.
"Si realmente te ama, debería soportarlo", había dicho Chico Bestia, mirándolo altivo.
Era consciente de la envidia que le tenía aquel tipo, y aun así cometió la tremenda estupidez de hacerle caso. Se odiaba, y odiaba al maldito todavía más.
 
Superman negó para sí mismo apenas en cuanto Grayson entró, y Batman, a su lado, le miró suspicaz, el reportero sonrió comentando que quizá el alcohol realmente comenzaba a afectarle.
No estaba seguro de qué tanto sabía Bruce sobre lo que pasaba entre sus hijos, pero tampoco sabía si realmente estaba tan desinformado como creía.
En cuanto el mayor de los tres entró el moreno se alejó de él, y Kal-El solo observó desde la distancia cómo el joven se disculpaba repetidas veces. Se mete luego de que considera que fue suficiente, el menor se lo agradece en voz baja mientras se escabulle lejos de Wayne, que ahora le mira con el ceño fruncido.
— Son solo críos—repite, y Bruce rueda los ojos.
 
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Snart le está mirando con intensidad, esa propia de él cuando pareciera tener un verdadero acertijo delante. Una especie de reto a su intelecto que despierta su interés a niveles que nunca llegaría a admitir en voz alta. Mick realmente se replantea aquello, pensando en las consecuencias de viajar en el tiempo solo para deshacer aquella estúpida confesión.
—    Entonces, sí estoy entendiéndote bien... ¿Lo besaste?
Odia aquel modo de hablar, la forma en que ha arrastrado las palabras, como midiendo las consecuencias de cada una de ellas. El pirómano se encoge de hombros.
—    Tú, y Palmer...
El escalofrío que recorrió su espina dorsal debe ser a causa del clima. Sí, eso.
Snart, a su lado, continúa observándolo. Pasan minutos antes de que mire a otro lado, ubicando sin problema al antes mencionado, sonríe para sí mismo.
Mick está por decirle que está pasando demasiado tiempo con Sara, cuando el otro ha dicho;
—    Debes hablar con él, ahora...
El más alto va a mandarlo directo a la mierda, pero se ha escabullido antes de lograr insultarlo. Ray no ha desaprovechado la oportunidad, y para cuando Rory se da cuenta el otro ya está a su lado, mirándole con aquella expresión de cachorro regañado.
Mick gruñe algo entre dientes, y Leonard solo le mira salir del salón junto con Ray en silencio, mientras una sonrisa diminuta se le escapa.
 
 
La castaña ríe divertida mientras el más alto baila con ella, elevándola momentáneamente, permitiéndole flotar apenas antes de colocarla de nuevo en tierra firme. Siente los brazos del otro rodeándole mientras sus propias manos continúan en el cuello del mayor, que le mira con amor. Ella le mira igual.
—    Luna de mi vida...—murmura él, con amor.
—    Mi sol y mis estrellas...—responde ella, igual de cariñosa.
Ella nunca dejará de amar esas pequeñas cosas. Como compartir un simple baile, o besarse lentamente como lo hacen. Desea vivir para siempre, y que él continúe siempre ahí, con ella.
Arthur se ha quitado la chaqueta para cuando salieron a la pista, y mientras regresan a su lugar ha tomado la mano de la menor sin mirarla, Mera sonríe. Toman asiento y mientras continúan hablando Barry se ha acercado con una cámara en sus manos, Aquaman le mira alzando una ceja mientras Mera observa con curiosidad.
No es completamente ignorante sobre las costumbres en la superficie, pero continúa estando un poco demasiado desactualizada sobre distintos temas.
—    ¿Esta vez pides permiso?—se burla el hombre, y Barry hace un puchero mientras le mira igual de divertido.
—    ¿Puedo...?—pregunta entonces, alzando las cejas.
Mera mira a su esposo entonces, y él le explica brevemente. Si bien existían esculturas en Atlantis (que demoraban en realidad muchísimo más tiempo que una simple foto), no había nada ni remotamente similar a las fotografías. La castaña se ha emocionado tan genuinamente ante la posibilidad de tener una "foto" que la sonrisa que ha captado Allen es sencillamente hermosa.
El héroe de Central City queda tan maravillado con ella que en cuanto la reina del océano le pide una copia ha salido corriendo a casa a imprimir la imagen sin importarle en absoluto si su traje queda arrugado o arruinado.
¡¿Quién demonios podría negarle algo a esa mujer?!
—    ¡Es preciosa!—exclama ella, al tener la imagen en sus manos, apenas minutos después, mira al castaño con cariño y le abraza sin dudarlo.
Aquaman esboza una sonrisa amplia, más alegre de lo que Barry le hubiese visto nunca. Pero lo entiende. Debajo de aquella pinta de tipo duro... Era un hombre que amaba a su mujer más que nada en la tierra.
—    Muchas gracias—menciona, mientras les deja solos de nuevo
—    ¡Gracias a ti!—exclama ella radiante, y Allen siente que se sonroja.
Demonios, ella era demasiado hermosa. Su expresión ha sido la de un estúpido, 100% garantizado, y casi ha chocado con una silla mientras camina de espaldas, gracias a su velocidad nadie lo ha notado. Al menos eso cree.
 
Superman continúa riendo bajo mientras Batman le mira receloso antes de acompañar a la morocha por un trago más. Kent les ve alejarse mientras repasa mentalmente la forma en que el castaño chocase con la silla, tocando la mesa, estando a nada de arruinar por completo la decoración... Y como rápidamente arregló el error mientras una ráfaga amarilla iluminaba momentáneamente el lugar.
Fueron cuestión de microsegundos, y pasó tan rápido que ningún ojo humano habría tenido la oportunidad de notarlo...
Pero él no era humano, después de todo.
Flash continúa paseándose por la fiesta mientras respira hondo, obviando el incidente. Revisa el rollo de la cámara, encontrando que tiene suficiente para algunas cuantas tomas más.
Alza la vista ante la voz grave a unos pasos, y la cámara se ha movido sola.
Bruce le mira entonces, y Barry siente que va a hundirse en su sitio.
—    Allen...—murmura, con advertencia en su voz.
—    No la tocará, lo juro... La cámara ni siquiera es mía—dice, mostrando la mencionada, Diana se ríe bajo.
Wayne niega mientras que ella le da un vistazo a las fotos.
Sonríe mientras va pasando a otras. Le devuelve la cámara al castaño, mientras le encarga una copia de todas. Barry asiente inmediatamente. Entonces Diana distingue a Clark a unos pasos.
—    Espera aquí—pide, y tanto Allen como Wayne le ven ir por el héroe de Metrópolis.
No escuchan qué le ha dicho, pero pronto ella regresa agarrada del brazo de Kent.
—    Por favor, ¿podrías tomarles una fotografía?—pide ella, mientras deja al reportero al lado del billonario.
Bruce solo le ha mirado mal, pero no dice ni media palabra.
Oh no, no caerá de nuevo.
Nunca, nadie en su vida, debe llevarle la contraria a aquella mujer.
Ni siquiera él.
—    De acuerdo...—acepta Allen, de inmediato.
El par se junta y toma una primera foto, no le agrada para nada. Mira con cierta incomodidad a la dama, como no queriendo decirle que la toma no ha salido como esperaban. Ella no necesita oírlo.
—    Quizá necesiten un trago, ¿podrías...?
Barry no necesita oírla dos veces.
Claro que ha oído los rumores.
Y claro que cree firmemente en ellos.
No ha llegado a oír ni media palabra de lo que se han dicho, pero si ha logrado distinguir un quejido por parte de Batman. ¡DE BATMAN! Siente las piernas como gelatina cuando regresa con dos copas.
—    Están listos—declara sonriente la Mujer Maravilla.
—    Está bien...
Toma otra foto, y se sorprende bastante al mirarla bien. ¿Cómo lo ha logrado? Prince mira la foto con ojo crítico, y esboza una sonrisa sincera.
—    Es perfecta. Se verá aún mejor con algún marco bonito en la Mansión, ¿no es así, Bruce?—menciona ella.
—    Sí, sí...—responde él, sintiendo dolor aún en el brazo.
Debajo de esa imagen tan pura, sigue siendo una amazona, después de todo.
 
Lyla está terriblemente emocionada. Es como si estuviera casándose nuevamente. Thea Queen, junto con Caitlin Snow, decidieron durante la organización del evento que las mujeres debían ir vestidas de blanco, o un tono similar a este, para celebrar la tranquilidad que esperaban durante esas épocas. Ambas chicas acordaron vestir de negro para recibirlos, y cambiar las prendas una vez dejara de lado la formalidad de ser organizadoras del evento. La directora de ARGUS estuvo recia al principio, pero finalmente terminó usando un vestido que resaltaba su figura, para su esposo era más bien coqueto, cosa que le encantaba.
Luego de burlarse largo rato de Oliver, y tras intercambiar miradas con su esposa, John caminó hasta ella y la invitó a bailar mientras una sonrisa adornaba su rostro.
Ella era feliz, y con solo verla, John se sentía feliz.
 
No es un hombre celoso. Nadie que le conozca lo suficiente usaría nunca esa palabra para describirlo. Si de algo podía presumir Leonard Snart era de su increíble paciencia para con sus parejas. No era del tipo de hombre que gustaba de hacer escenas o reclamos, era bastante frío al respecto.
Ese era uno de los principales motivos por los cuales sus relaciones terminaban.
Aunque brillantes, todas las mujeres con las que había salido hasta ese entonces eran así. Sentidas, sobre su "falta de posesividad". A él le causó gracia en un principio, puesto que, ¿qué clase de persona decía algo como eso tan seriamente? Sus novias, aparentemente. Por eso se rindió. Por eso dejó de buscar pareja. Por eso se dedicó exclusivamente a su carrera criminal que, al tener su atención al 100%, no tardó en despegar.
Entonces pasaron las cosas. Terminó haciéndose enemigo de Flash. Conoció al resto de las Leyendas, y finalmente... Terminó desarrollando fuertes sentimientos por ella.
Sara Lance era, por mucho, la mujer más increíble que hubiese conocido nunca. Obviando a su hermana, por supuesto, ella era su orgullo personal, pero eso era un caso aparte. Sara era, en resumen, la mujer perfecta a sus ojos.
Salvo quizá por el hecho de que a su mujer perfecta, le gustaban también otras mujeres. Y que mujeres...
Tenía un gusto incluso similar al suyo, y eso fue lo que despertaba su interés en primer lugar. La forma en que abordaba a sus presas... Tan sexy. Al menos, eso es lo que pensaba frecuentemente, hasta que la vio en la dichosa fiesta.
Desde la barra, Lenny observaba con frialdad a su novia, quien charlaba animadamente con Snow. Y no, oh no, él no tenía ni un pelo de estúpido.
Sara le estaba coqueteando, justo frente a sus narices.
La conocía demasiado bien. Pasó meses, o más, observándola hacer justo eso. Se sabía sus tácticas, sus modos. Si Snart quisiera, está seguro de que podría imitarla. Conocía, además, las formas en que Snow actuaba.
Esa chica no podía consigo misma. Era ese tipo de chica que, ante un coqueteo, termina coqueteando de vuelta sin siquiera notarlo.
¡Caitlin ni siquiera era consciente de lo que estaba haciendo! Y peor aún, para Snart, Sara era plenamente consciente de esto, y lo estaba usando en su contra.
Así que Leonard se queda ahí, mirándolas como si sus ojos fueran su arma, esperando que con solo ellos pudiese congelarlas a ambas.
Si la situación entre él y Sara fuese otra, quizá hubiese sido él quien se acercara a coquetear con la pelirroja tan descaradamente. Lo entendía, realmente lo hacía.
Caitlin lucía sencillamente preciosa esa noche.
¿Pero Sara realmente necesitaba ir a decírselo?
La risa de alguien a su lado le hace voltear a ver, no sin mala cara, a su acompañante. Barry está ahí, sonriendo ampliamente mientras la burla está escrita en sus ojos. Snart le mira con odio.
—    Oh Lenny, Lenny... Quién diría que tú y Sara terminarían juntos...
No responde. ¿Qué diría? ¿Qué era mentira? Mira a otro lado, molesto, y siente una mirada fija en su nuca. Observa de reojo, y nota a Oliver Queen mirándolo con esa misma sensación que experimentase minutos antes. Alza una ceja. Regresa su atención a Barry, que continúa divertido, y le borra la sonrisa al decir:
—    Así que tú y Green Arrow...
El castaño boquea cual pez fuera del agua, y Leonard toma una nueva copa, le ofrece una al menor mientras este continúa callado. El menor niega, hasta que finalmente suspira.
—    Ganaste esta vez—murmura, con la copa en mano, alejándose del criminal enfurruñado.
El humor regresa al otro, y mientras sonríe victorioso siente unos brazos rodearle. La barbilla de la rubia descansa en su hombro, y le mira de reojo, aun sintiéndose ligeramente celoso.
—    Tengo una misión para ti—murmura, tomando la copa del hombre.
Leonard no se opone, y le mira cuando le suelta para pararse delante de él. Sara tiene una expresión pícara que le resulta demasiado...
—    ¿Qué clase de tarea planea encomendar, Capitana?—pregunta lentamente y ella esboza una sonrisa perversa, mientras mira por sobre el hombro de Lenny, quien mira igualmente, encontrándose con Snow.
Está por sentir la sangre hervir, cuando Sara ríe.
—    Oh, Lenny... ¿estás celoso?
—    ¿Debería?
La mirada que le dedica la rubia no le ayuda en nada. Vuelve a mirar a la otra, y Leonard quiere maldecir, entonces Sara se acerca hasta su oído, y murmura.
—    Sé que sonará increíble... Pero nunca he tenido ningún trío... Pensé que, quizá... Ya que a ambos nos resulta linda...
El criminal la mira con sorpresa unos segundos, y la rubia tiene esa sonrisa enigmática que te provoca seguirla sin importante el camino, cual cuanto de sirena.
—    ¿El plan es emborracharla?—murmura, confundido.
—    Para ser una mente criminal, te falta algo de ingenio...
Mira de nuevo a Snow, platicando con Cisco.
Sus ojos regresan a Sara, que está terminando con el poco contenido de la copa. Le observa dejar de lado la copa, y luego acercarse hasta rodear su cuello con sus brazos, no se opone en ningún momento.
—    Me he encargado personalmente de la misión de reconocimiento, y quizá le halla insinuado una cosa o dos... Sobre ti... O sobre mi...—dice, y en sus ojos brilla la picardía.
—    ¿Así que...?
—    Cait está dispuesta a... acompañarnos esta Navidad, cariño... Siempre y cuando le hagas uno que otro comentario coqueto sobre su aspecto...
—    ¿Debería sorprenderme de que incluso ella tenga algo de vanidad?
Ella suelta una risa, mientras él sonríe igualmente.
—    Entonces, ¿lo harás?
—    Si Snow está tan dispuesta como dices... No soy quién para negarme.
Se alejan de la barra entonces, y en poco tiempo, ambos se han acercado hasta la pelirroja, que les mira entre avergonzada y emocionada, mordiéndose el labio cada cierto tiempo, sonrojándose cada que alguno de los dos dice algo sobre lo sensual que luce en aquel vestido...
Kent tiene el rostro más rojo que un tomate, y cuando nota la mano de su prometido en la frente no puede más que avergonzarse más. Eso último que ha escuchado...
—    Debes de dejar de escuchar conversaciones ajenas—murmura Bruce
El otro continúa preguntándose cómo mantiene esa expresión indiferente luego de oír semejantes cosas.
 
 
En cuanto salen del salón Ray le está mirando con esa expresión que al otro llega a fastidiar... Y no necesariamente por ser que le moleste él... Sino porque llega a ser molesto pensar en lo bien que se ve.
— ¿De qué quieres hablar?—cuestiona con cierta rudeza.
Sabe perfectamente de qué va todo eso. Pero debe oírlo. De lo contrario, en su estúpido corazón, continuará esperando, aunque fuese mínimamente, algo más.
— Rory, sabes de qué quiero hablar—responde Palmer, y por su voz se nota que aquello es igual de difícil.
— Peinadito, solo olvídalo... —dice, luego de unos segundos en silencio—No fue tu culpa... Fue una estupidez mía, total...
Ray le mira con sorpresa entonces, y se nota ofendido.
— ¿De qué demonios estás hablando? Claro que no fue una estupidez—le corta el otro, verdaderamente enojado.
Mick solo le mira en silencio.
— ¿Realmente estarías evitándome si hubiese sido una simple estupidez?—continúa, exaltado— Mick... Me besaste. Tú me besaste... ¡Y te correspondí!
— No puedes llamar a eso realmente corresponder un beso...—contesta Rory
Ray le mira con enfado.
— Eres un idiota, ¿lo sabes?
— Lo he oído.
El moreno suspira audiblemente. Y pasa una mano por su cabello, intentando ordenar sus ideas. Él realmente quería tener una conversación seria, y el otro sencillamente no está ayudándolo a lograrlo.
— ¿Tienes idea de cuántos días pasé pensando en ello?—murmura Ray, luego de un rato, Mick no responde— Al principio pensé que simplemente me estabas jodiendo. Digo, tu personalidad es realmente impresionante cuando se trata de hacer o no hacer cosas, así que tomó rato darme cuenta de que probablemente... Realmente querías hacerlo desde antes. Besarme... Y eso...
— ¿No tienes el ego demasiado inflado, Palmer?—gruñó el otro en respuesta— ¿Por qué demonios querría hacerlo? Ni siquiera eres mi tipo...
— Eso me llevó a otra cuestión—continuó el moreno, Rory rodó los ojos— Es así... Ni tú ni yo somos eso... Nuestro tipo—murmuró, y su voz sonó demasiado rara para Mick— Por eso hablé con Sara sobre ello...
El pirómano suspiró. ¿Realmente debería enojarse? ¿Incluso sorprenderse? Palmer no era del tipo de persona a la cual acudías para guardar un secreto. Sencillamente no le decías nada, punto. Se recarga sobre la pared más próxima, mientras le deja seguir.
Debe rendirse, debería hacerlo.
Cuando le besó aquel día.
— Es curioso... Sabes...
Lo hizo sin pensarlo.
— Al principio pensé que me sentía raro porque eres mi amigo... Pero luego...
Ray ni siquiera le está mirando. Se ha puesto a jugar con los botones del saco mientras sus cejas se juntan, ese gesto particular que hace cuando está demasiado confundido, o incluso batallando consigo mismo para dar voz a sus pensamientos.
— Simplemente olvídalo—aconseja Rory, harto, entonces Ray le mira, y puede notar algo en sus ojos... ¿Es eso lástima?
— No puedo—confiesa él, y Mick no puede evitar sentirse mal al verlo.
Luce tan infeliz.
— Lo he intentado... Juro que lo he hecho pero... Mick... Si tú no me hubieras besado, quizá yo lo habría hecho—confiesa, mientras se acerca al mayor— Y suena más estúpido en voz alta de lo que sonaba en mi cabeza pero...
No ha alcanzado a decir nada más cuando siente los labios del otro sobre los suyos. Abre los ojos como platos cuando Mick se aleja un poco, sin soltar su rostro (que sostiene con ambas manos), mientras le observa detenidamente.
La forma en que Palmer sonríe es única.
— ¿Entonces tenía razón? ¿Realmente querías besarme?
— Cállate, Peinadito.
Rory no puede permanecer demasiado molesto, no cuando Ray ha cortado la distancia de nuevo, besándolo. Siente cómo los labios del moreno se curvean entre el beso, y él sonríe igualmente mientras sus labios siguen devorando los ajenos.
 
 
Cuando Thea organizó el evento no había pensado demasiado al respecto cuando le tomó la palabra a Barry, sobre invitar a la familia Wayne. Recordaba vagamente cómo el castaño le aconsejó hablar directamente a la mansión, o asistir personalmente a invitarlos.
Queen consideró eso innecesario, dado que conocía a Grayson, y sabía que solo con comentarle sería más que suficiente, pero aun así lo hizo. Su cuñado era demasiado adorable como para no hacerle caso, y, en realidad, Thea deseaba conocer personalmente la mansión.
Entonces se presentó un día cualquiera en la puerta de la casa, luego de tomar el tren correspondiente, siendo recibida por el leal mayordomo de la familia. Alfred quien le guio hasta la sala de estar y, una vez ahí, esperó pacientemente la llegada de su amigo.
— Thea—saludó cordial Grayson al verla, mientras bajaba las escaleras bajo la mirada atenta de la castaña.
— Richard—respondió ella con una sonrisa.
Hablaron como viejos amigos y, mientras platicaban amenamente sobre los días pasados sentados en los sillones de la sala, escucharon un sonido similar a un suave ronroneo. Dick reconoció de inmediato el sonido del auto del mayor, e invitó a Thea a recibir al actual dueño del Daily Planet a unos pasos de la entrada.
Bruce Wayne reconoció de inmediato a la hermana menor de Oliver Queen, y, aprovechando la inusual reunión entre sus hijos, presentó formalmente a los dos menores. Ese día Thea finalmente pudo ponerle rostro a ambos nombres; Tim Drake y Damián Wayne, con quienes congenio bien desde el primer momento. Con el primero debido al interés que tenía por sobre los sucesos en el pozo y el segundo por compartir la experiencia de entrenar junto con la Liga de los Asesinos.
Queen abandonó la mansión ya entrada la noche, siendo escoltada por Tim.
— ¿Las noches siempre son así de movidas?—cuestionó con sincera curiosidad ella, luego de oír como los dos mayores salían de la casa directo a patrullar, y como el menor no dejaba pasar la oportunidad para ir tras ellos, incluso cuando negaban.
Tim le miró intensamente, como analizándola.
— Nada fuera de lo usual... —responde, con simpleza, mientras disimula una sonrisa.
Le agradaba Thea, era lo más cercano que tenía a una nueva amistad. Lo mejor era que ella parecía entender tan perfectamente al menor de la familia, aquel que se había vuelto indiscutiblemente el protegido de todos en su hogar.
— Escuché que dejaste el equipo—comenta él, luego de unos minutos en silencio, sin dejar de observar la carretera por donde avanzan, con las manos fijas al volante.
Nota su incomodidad al instante.
— Me cuesta entender un poco... —admite, honesto— Luego de pasar tanto tiempo viviendo del modo en que lo hacemos, ¿es realmente posible dejarlo?
— Cuando encuentras el motivo correcto, incluso si es tan difícil... Puedes hacerlo—dice ella, con seriedad.
El sonido del motor es lo único que queda entre ellos, y pronto la oye suspirar mientras acerca su mano a la radio, la prende y la deja en la primera estación que encuentra, baja el volumen casi al mínimo.
— No tiene sentido mentirle a los mejores detectives del mundo
Tim sonríe.
— Lo extraño, no puedes imaginar cuánto. Es un estilo de vida que se volvió mi vida luego de, morir... Intenté retomar mi vida anterior, pero era demasiado para mí... Lo único que me mantuvo cuerda en ese entonces, además de Oliver y mi horrible sed de venganza...
— ¿Arsenal?—Thea lo mira suspicaz— Tengo horribles hábitos heredados, lo sé... Pero padre nos ha educado para investigar, para saberlo todo de todos...
— Entonces sabes lo que pasó—acusa, ligeramente irritada
— No pude entenderlo—admite él, y la mira de reojo apenas.
Ella voltea a otro lado entonces, mirando el cristal a su costado. Busca las palabras adecuadas para explicarlo. ¿Cómo darle forma a aquellas ideas? Nunca antes había hablado sobre ello con nadie... Salvo quizá... Laurel. Él simplemente la dejó ser, sin insistir más al respecto.
Llegaron a la estación algunos minutos después, y mientras compraba el boleto de regreso a Starling, la castaña finalmente le miró directo a la cara, mostrándose tan segura que Drake se sintió intimidado de pronto.
— No me queda nada más que sentir como Speedy, para bien o para mal... Cuando experimentas un sentimiento tan fuerte, sea amor u odio, si no encuentras algo mayor que eso... La sensación de vacío que provoca...
Tim la observa mientras aparta la mirada, al tiempo en que muerde su labio.
— Es imposible vivir con ello—acepta él, finalmente comprendiendo, ella le mira entonces, y sonríe apenas, asintiendo— Creo que puedo entenderlo
— ¿Has terminado entonces con el interrogatorio?—responde ella burlona, él alza una ceja.
— Una pregunta más
— Bien.
— ¿Lo extrañas? A Roy, quiero decir...
Thea abre los ojos con sorpresa por unos segundos, mientras escucha vagamente que es hora de abordar. Tim continúa esperando una respuesta frente a ella. Finalmente niega para sí, para luego pasar una mano por su cabello, luego de mirar a lo alto.
— Cada maldito día—acepta, y Drake asiente, mirando el reloj
— Es hora de que regrese a casa, Señorita Queen—comenta, y ella sonríe
— Es usted todo un caballero, Joven Drake.
 
Pasan de la 2 de la mañana cuando Tim se acerca a la castaña durante la fiesta. Ha estado esperando alejado algunos metros de ella a que termine de platicar con uno que otro invitado hasta que, casi a las 3 de la mañana, finalmente el momento surge.
— ¡Thea! —le llama, alzando la voz por encima de la música, la nombrada le mira entonces y le sonríe al tiempo que se acerca
— Tim—saluda, alegre.
— Necesito que me acompañes... Serán solo unos minutos—aclara, ante el gesto de preocupación de la otra.
Caitlin ha desaparecido un rato antes, y Oliver se escabulló junto con Barry justo frente a sus ojos, aprovechándose de la habilidad del veloz para huir de su regaño.
— Solo unos minutos—acepta ella, siguiéndolo fuera del salón.
Los reporteros se han rendido al cabo de un rato, y solo conocidos se encuentran entonces reunidos, celebrando. Disfrutando una de las mejores navidades de sus vidas... Todos, menos Thea.
Camina junto al detective y él le hace señas para que aguarde en su lugar un momento mientras saca el teléfono, rueda los ojos. Él tiene una sonrisa amplia mientras coloca el teléfono a la altura del oído de la mayor.
— Me tomó un tiempo, realmente... No voy a decir que fue mi caso más complicado, porque sería ciertamente un engaño pero... Es lo mejor que pude hacer.
— ¿De qué estás hablando?—murmuró ella, cuando él le hizo tomar el teléfono con sus propias manos, mientras el sonido de espera continuaba sonando rítmico.
— Los muertos no asisten a fiestas de navidad—es lo único que alcanza a entender cuando escucha como atienden al otro lado de la línea.
— ¿Hola?
Su corazón se detiene un momento, y sus ojos se llenan de lágrimas.
— Roy—gime ella, al borde del llanto.
— Feliz Navidad—murmura Tim, alejándose de la castaña, dándole su espacio, mientras una sonrisa triste se forma en su rostro al regresar al salón.
¿Es eso enamorarse? Es un sentimiento tan extraño. Un sentimiento que te provoca hacer lo imposible por que esa persona sonría... Incluso cuando será por y para alguien más.
Pero lo vale.
 
.
.

 
Observan el cielo sobre ellos. Hermoso. Imponente. Lleno de estrellas. Lleno de oportunidades... Como si pudieses ver el futuro mismo. Oliver está tomando su mano con tal delicadeza que Barry piensa que ni siquiera nota que lo hace.
— ¿Sabes? Tu hermana va a estar severamente molesta para cuando regresemos—murmura bajo, no queriendo perturbar la burbuja que se ha formado alrededor del otro.
Estando ahí, en lo alto del edificio que se escondía entre los árboles del bosque que ha servido como punto de reunión para el evento, se siente tan feliz, completo. Siente que, finalmente, toda su vida comienza a cobrar sentido.
Que, de algún modo, si su vida hubiese sido la que fue solo para llegar ahí... Estaba bien.
— Creo que enfadarse es lo último que hará, al menos... No por lo que piensas—responde Oliver, luego de un rato en que solo el silencio les hace compañía
No ha sido incómodo, sino todo lo contrario.
Allen le mira confundido en cuanto ha girado para mirarlo. Ese azul brillante, que intimidaría a cualquiera, salvo a él. Oliver está sonriendo tan espectacularmente que siente que el cielo nocturno es... nada, a comparación.
— ¿Ollie?
— Desde el primer momento que viste algo en mí, yo ya sabía lo espectacular que eras... —empieza, y sus manos se acomodan a cada lado de su rostro, acariciando sus mejillas como solo él puede—Así que, ¿confiarás en mí?—cuestiona en un murmullo bajo, estando a nada de besarlo.
— Siempre—responde, sin dudarlo ni un segundo.
Oliver sonríe complacido, y cubre sus ojos al tiempo que deposita un beso en sus labios. Siente a Barry sonreír bajo estos y sonríe igual por inercia. La felicidad de ese chico, es la suya propia.
— No hagas trampa—advierte, alejándose de su boca.
Con total cuidado, como temiendo que cualquier cosa pudiese herirlo, Queen guía sus pasos. Advierte sobre un pequeño escalón, y cuando para cuando Barry comienza a desesperarse, demasiado ansioso, escucha al mayor reír, calmándolo de inmediato.
Es la clase de poder que tiene el uno sobre el otro.
— No abras los ojos aún, por favor...
El castaño asiente mudo, y nota como las manos del otro viajan de su rostro hasta tomar sus manos. Se muerde el labio, nervioso. Su corazón late tan rápido que siente que en cualquier momento saldrá de su pecho.
— Todo contigo, hasta este momento, ha sido una carrera... Es una lucha constante entre todo o nada. Es correr hasta que el aire no llega a tus pulmones, es besar hasta que nos falte el aliento... Sé que es demasiado pronto pero...
— Oh Dios, no estás haciendo lo que creo que estás haciendo—susurra el menor
— Tú mismo dijiste que solo hasta ver lo feliz que éramos pudiste entenderlo, pero Barr, yo no necesito siquiera verlo, con solo oírlo, de ti... Lo creo. Lo sé, y puedo sentirlo. No necesito más tiempo contigo para tener la certeza...
— Oh, demonios, claro que lo estás haciendo—murmura, temblando.
— Bartholomew Henry Allen
El castaño se queda quieto al oírlo, y puede notar que el otro se ha hincado justo delante, sin soltar en ningún momento sus manos. Está temblando, está tan nervioso... Ansioso.
— Eres el hombre de mi vida.
— Ollie...
— Así que...
Siente un gentil apretón en sus manos, y abre los ojos lentamente, encontrándose con la imagen más bella que nunca se imaginó. Contiene el aliento mientras Oliver sonríe.
— ¿Te casarías conmigo?
 
 

Notas finales:

 
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*Homosensual, palabra prestada de un sitio web con el mismo nombre, incluso recuerdo tienen página de Facebook.
**Revisando capítulos, ¡no aparece la imagen que puse! Sobre unas tazas, durante una plática entre Barr y Cait. Es bien sabido ya que a Barry le encanta Sups, pero a Caitlin le encanta demasiado Batman. De ahí que todos sus pecados fueron olvidados luego de presentárselo (?
*** YO LOS SIGO SHIPEANDO, ¿SÍ? No puedo evitarlo. Tenía la opción de buscar a alguien parecido a Mera pero, si Aqua esta todo darketo, ¿por qué ella no? D'x
**** Es a su elección, realmente no logro pensar en nada decente.


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