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DC. Nuestro Secreto {Olivarry} por amourtenttia

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5. CAFÉ


 


Oliver miró el reloj en su muñeca por quinta vez en los últimos minutos. Eran 5:20 pm ya. Si debía ser honesto esperar no le causaba molestia alguna, quizá algo de inconformidad pero no llegaba a enfadarse realmente.
Claro que su expresión facial decía todo lo contrario.
Había llegado a Central City en punto de las 4 de la tarde. Abandonó la estación y caminó hasta el café haciendo tiempo. A las 4:40 pm ya estaba de pie fuera del café. Lugar de donde no se había movido en espera del corredor.
Tomó su movil y entró al chat. Inició una nueva conversación y frunció un poco el ceño al observar la foto de perfil de Barry, donde posaba alegremente junto a Snow.
Salió del chat mientras fruncía un poco el ceño. Suspiró para sus adentros mientras continuaba esperando.
—¡Oliver!
El inesperado llamado le hizo voltearse. Barry corría hacia su dirección desde unos metros lejos. Esquivaba gente mientras extendía la mano en su dirección.
Una vez al lado del mayor se detuvo mientras "recuperaba el aliento"
—Para ser el hombre más rápido del mundo, siempre te las arreglas para llegar tarde—observó el rubio en voz baja
—En mi defensa, no puedo usar esos dotes en público... —respondió el otro en el mismo tono— Seis cuadras antes las calles ya estaban llenas así que no podía venir a esa velocidad.
Oliver sonríe para sí mismo y le da palmadas en la espalda.
—Creo que ya fue suficiente—murmura divertido— Vamos. La camarera sigue mirándome como si estuviera planeando un ataque así que lo mejor es ir entrando.
—¿Por qué crees que piensa eso?—cuestionó Barr divertido
—Llevo casi una hora fuera, con esta pinta estoy seguro de que me veo sospechoso.
Barry se sonrojó un poco al oírlo. Estuvo a punto de disculparse de nuevo hasta que Ollie negó con una mano.
—No. No estoy tratando de hacerte sentir mal. Llegué demasiado temprano. Algo que tendré en cuenta la próxima vez que salgamos...
El castaño sonrió mientras el otro se cruzaba de brazos.
—Así que saldremos luego de esto, ¿eh?
Oliver se limitó a sonreir ligeramente mientras seguían avanzando. Se formaron y esperaron un poco antes de ordenar. Luego de recibir su orden caminaron a una de las mesas más apartadas.
—Gracias por aceptar la invitación—dijo Barry mientras sonreía, Oliver asintió— Sé que estás ocupado con todo eso de ser vigilante...
—Un momento libre es necesario de vez en cuando—respondió Oliver, y Barry no pudo estar más de acuerdo.
Tomaron el café mientras charlaban un poco. Sin ser muy conscientes de ello una especie de burbuja podía apreciarse a su alrededor. Algunos curiosos les miraron de lejos mientras que otros simplemente les ignoraban.
—¿Cómo lo estas llevando? Ya sabes... Sobre... Laurel—preguntó tímido Barry.
Los ojos de Oliver se oscurecieron un poco.
—Es difícil... Pero, creo que he logrado asimilarlo—contestó Oliver— Eso me recuerda... Quizá sonara muy cortante anoche, sobre mantener esto en secreto.
El castaño medio asintió, mirándolo a la espera.
—Desde ese día. Me he estado negando a volver a una vida "normal". Felicity sigue insistiendo en que salgamos como antes. Incluso John continúa lanzándome invitaciones a cenar con él y su esposa. Aun no logro regresar a ese punto. Incluso no sé si sea capaz de hacerlo en algún momento—admitió, Barry le miró con algo de tristeza— Vivir como Oliver Queen se ha vuelto un reto.
—Más que ser, ya sabes, el encapuchado—murmuró Barry temiendo que alguien le oyese.
—Incluso más que ser Arrow—aceptó Oliver antes de tomar un sorbo de café.
—Creo que entiendo un poco a qué te refieres... —aceptó el menor— Caitlin estuvo hablando con Felicity. Está preocupada por ti...
—Asumí que tuvo que ver con tu aparición repentina—musitó con cierto enfado.
—No es la única que se preocupa, Oliver—respondió Barry sintiéndose ofendido de pronto— Te busqué porque me preocupo por ti.
—Si Felicity no hubiera platicado con Snow estoy seguro de que no habrías ido en primer lugar.
—Eso no puedes saberlo. Y para tu información estaba con un pie fuera de Central City para cuando Caitlin me lo dijo.
—No puedes esperar que me crea eso.
No supo en qué momento la discusión se les había ido de las manos. Pero ahí estaban ya. Frente a frente, mirándose enfadados. A punto de alzarse la voz más de la cuenta.
—¿En algún momento dejarás de creer que tienes que vivir tu solo? Todos tratan de ayudarte y tu no haces más que alejarnos... Sé lo que significa perder a alguien, Oliver. Lo entiendo. Pero es hora de que tú entiendas que los vivos valemos también—concluyó Barry levantándose de su asiento para salir de aquel sitio.
Oliver le miró irse con la sorpresa escrita en sus ojos. No estando seguro si eso se debía a las palabras del castaño o al brillo cristalino que notó en sus ojos.
El café a medio tomar sobre la mesa fue lo único que quedo.
Se levantó y siguió el rastro del otro. Sabía que seguramente Barry ya habría corrido lejos de él pero no pudo evitar desear que estuviese equivocado. Lo encontró a algunos metros del café, y notó que limpiaba su rostro cada cierto tiempo.
—Barry—le llamó algo dudativo.
El castaño se volteó para mirarlo con enfado.
Ver las lágrimas en los ojos del menor había movido en él algo que creía perdido.
—Lo siento—soltó sin siquiera pensarlo, y sin decir algo más solo lo abrazó.
El mundo se detuvo en ese segundo para ambos. No lo sabían en ese instante, pero ese sería uno de los momentos que cambiarían el rumbo del resto de sus vidas.
 
 
 
6. SINCERIDAD NOCTURNA PT. 1
 

Para cuando Oliver regresó a Startling City pasaba de media noche. Luego de la discusión con Barry y tras disculparse con él habían optado por caminar por las calles como cualquier otra persona.
El silencio que se instaló entre ellos era incómodamente agradable. Aun cuando había cierta tensión la sensación no era pesada. Oliver miraba cada cierto tiempo a Barry, quien le miraba de vuelta antes de sonrojarse.
Aquello le resultaba extrañamente adorable.
Platicaron de cosas simples. El clima, los autos, cualquier cosa que pasara frente a ellos parecía ser tema de atención.
Cuando se acercaron a la estación Barry se disculpó, para su sorpresa, por la forma en que hubiese reaccionado horas atrás
Ollie solo le miró unos instantes antes de sonreírle tranquilizador, causando, sin saber, que el corazón del corredor fuese aun más rápido.
—Está bien. Tienes razón... He sido un cabezota. Te lo reconozco... Lo siento—reafirmó.
Barry le sonrió entonces de un modo tan especial que Oliver creyó estar dentro de un sueño.
Pasó tan rápido que apenas pudo reaccionar.
Barry le abrazó con fuerza por microsegundos apenas y se alejó con el rostro rojo.
—Espero que podamos vernos así de nuevo—comentó el menor alejandose unos pasos, no llegando muy lejos cuando Ollie le tomó del brazo y le abrazó de nuevo.
Barry ni siquiera reaccionó.
—Cuando estoy contigo, siento que puedo se yo de nuevo... Gracias por eso.
El susurro habia sido tan bajo que Barry apenas le escuchó.
Se alejó con una sorisa sincera mientras decía.
—Espero lo mismo Allen... Hasta luego.
—Hasta luego—se alcanzó a despedir Barry, mirándolo alejarse.
Barry le siguió con la mirada hasta que le perdió de vista, con el corazón latiéndole a mil por hora.
.
.
.
.
Oliver entró a su casa mientras una conocida culpa volvía a caer sobre sus hombros. La felicidad experimentada con el otro era poco a poco apagándose.
Entra a su habitación y observa las fotos que adornan cada rincón. ¿Era feliz realmente? Lo dudaba. Incluso desde antes de la muerte de Laurel. Incluso antes de ese intento de relación con Felicity.
Oliver Queen no era un hombre feliz, y lo sabía.
Era consciente de ello. Sabía qué le ataba. Bufó mientras pensaba en ello.
Todo se había ido a pique desde que Slade atacara la ciudad y le hiciera decidir entre la razón y los sentimientos.
Apretó los puños.
Luego de encontrarse a si mismo rodeado de muerte, engaños, desilusiones todo había pasado sin aviso en aquella maldita isla.
"La muerte de un ser querido lo cambia todo, mocoso"
El recuerdo de aquella voz ronca le hiela la sangre, pero logra acelerar su pulso. Suspira mientras trata de alejar  esos pensamientos de su mente.
Pero regresa. Como él siempre lo hace. Se cambia de ropa y se dirige a la cama. Deja la luz prendida y toma el libro sobre que descansaba sonbre la mesita de noche.
No tiene sueño. No se siente cansado.
Su cuerpo, acostumbrado a los repentinos llamados, parece haber llegado a un punto medio. Con solo horas se siente listo para seguir despierto por mucho más rato.
El sonido de su teléfono le hace perder el hilo de su lectura (que tampoco es que le prestara tanta atención) Toma el aparato y lee el mensaje nuevo.
"Lamento molestarte a estas horas. No sé si estés despierto. Solo lo asumí supongo. Espero llegaras bien a casa"
Oliver esconde una sonrisa algo triste. Niega mientras sale del chat y de inmediato teclea hasta dar con la opción, dejando el libro sobre su pecho.
—¿Te desperté?—pregunta Barry tan pronto atiende la llamada telefónica.
—Pensé que había quedado claro lo poco que duermo—responde Oliver caminando por su cuarto.
—Oliver... ¿Estás bien?
El rubio no responde de inmediato.
—No me siento bien—admite, mientras mira el techo— Ni siquiera sé lo que siento... —admite tomando de nuevo el libro, tratando de distraerse.
—¿Quieres hablar de ello?—cuestiona Barry luego de un silencio
—Por teléfono no suena muy conveniente...
El sonido de la puerta le hace voltear. Barry esta ahi parado con el telefono pegado al oido.
—Nunca dije que fuera por telefono—musita Barry antes de quedarse helado por un momento. La imagen delante de él le hace voltear algo avergonzado.
Oliver no contesta y solo le mira estar. Sonrie apenas mientras llama al otro.
— ¿Barry?
— ¿Si?—responde el castaño sin atreverse a mirarle.
Recuerda nítidamente aquella línea temporal donde él... incluso Oliver... Se sonroja.
—Ya puedes voltear—dice el mayor
Se arrepiente de creerle. Oliver sigue ahí acostado, torso desnudo, con una sonrisa increíble en el rostro. Barry niega mientras trata de tranquilizarse. "Le he visto mil veces sin camisa. Por amor de Dios" se recuerda, es entonces cuando Barry se siente repentinamente observado.
—Bonita pijama, Allen—suelta el rubio finalmente.
Y Barry recuerda repentinamente.
—Oh... —es lo único que atina a decir.
¿Por qué negar lo evidente? Le encanta Superman.
Sonríe para si mientras acomoda su pijama.
—¿Tratando de evitar una conversación sincera, señor Queen?—menciona fingiendo seriedad, alza una ceja mientras se sienta en la orilla de la cama.
Oliver entonces suelta una risotada. Barry piensa entonces que viajaría hasta allí cada noche con la misma ropa solo por oírle de nuevo.
—¿En serio quiere tener esa conversación, señor Allen?... Las cosas pueden volverse incómodas luego...
Barry le mira dejar el teléfono y el libro en la repisa para luego cruzarse de brazos.
—Eres mi amigo. Y quiero apoyarte... Lo que sea que tengas que decir, puedo soportarlo.
Barry nunca se arrepintió de decir aquello, aunque después admitiría que no, no era tan sencillo como él pensaba.
 

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