9. ¿CELOS?
Barry regresa a Central City un rato después y va directo al departamento de Caitlin. Toca la puerta con insistencia un par de segundos. Escucha el sonido de algo cayendo y alza una ceja cuando la pelirroja abre la puerta.
—Te desperté, ¿cierto?—murmura apenado el castaño.
El ceño fruncido de la doctora es la única respuesta. Se aparta para dejarle pasar y cierra luego de que Barry entra.
—¿Qué salió mal?—pregunta Caitlin notando que el otro sigue en silencio, mientras caminan a la salita.
El castaño ni siquera intenta negarlo. Suspira mientras Caitlin prepara café, de espaldas a él.
—Creo que ese es el problema...
La doctora alza una ceja con curiosidad, sin verlo.
—No me rechazó... No formalmente. —Barry buscó las palabras adecudas— Me dijo que buscara a alguien mejor.
—Espera. ¿Realmente le dijiste?—se extraña, tomando la cafetera
—No. Oliver lo notó. Dijo que soy como un libro abierto... —dice Barry soltando un suspiro cansado.
Cait voltea entonces con dos tazas de café en mano y le mira de pies a cabeza.
—Oh Dios... Dime que no pasaste la noche con él...—menciona Cait con expresion preocupada
—¿Qué? ¡No!—se apresura a negar— Bueno... No es como piensas...
—Dios, Barry.—exclama incrédula dejando las tazas de lado.
Barry, frente a ella, sigue en pijama. Cabello medio desordenado y con unas llamativas bolsas bajo los ojos.
—¡No hicimos nada!—trata de explicar.
—Pasaste la noche con Oliver Queen, tuviste que hacer algo—contesta Caitlin bajando la voz, como temiendo a que alguien le escuche.
—Nada—repite Barr, ahora divertido— Solo hablamos un poco y dormimos.
—¿En la misma cama?—pregunta curiosa la doctora.
Barry abre la boca para negar. Pero ningun sonido sale de sus labios.
—No estoy seguro—admite pasando una mano por su nuca, repentinamente nervioso.
La chica suspira mientras toma asiento. Toma un sorbo de café mientras intenta procesar lo que el otro ha dicho.
—Necesito un trago—dice para sí, dejando de lado la taza mientras se levanta.
—Son las 10 de la mañana—le recuerda Barry, tomando de su propia taza. La taza de Superman combina con su pijama.
Caitlin le ignora olímpicamente y toma un bote de crema batida y saca un popote largo color rojo. Su taza es rápidamente llenada de la dulce sustancia, donde agrega apenas una porción de alcohol y tras colocar el popote toma un largo sorbo.
Barry sonríe por lo bajo mientras toma otro sorbo del propio. Continúan así un rato. Disfrutando el resto de la mañana. Un inesperado ladrido hace a Barry saltar en su asiento.
Cait rie divertida mientras toma a un pequeño cachorro en sus manos.
—¿No es lindo? Le he encontrado ayer luego de salir del cine. A Cisco no le hizo mucha gracia pero terminé por traerlo. —explica la chica mirando con cariño al blanco poodle.
Mira a Barry mientras deja al cachorro en la barra, una sonrisa se forma en sus labios.
Barry voltea a verla en cuanto escucha el sonido de la cámara. Mira a Cait indignado por unos segundos antes de volver a mirar al perro.
—A ti tampoco parece agradarte mucho—observa divertida— Bueno, quizá solo sea cuestion de tiempo. ¿Puedes prestarme tu teléfono?
Barry gruñe algo por lo bajo antes de dárselo.
Cait tarda unos segundos antes de devolverselo. El castaño le mira curioso y antes de que pueda decir algo el sonido de una llamada le corta.
—¿Qué le dijiste?—exclama preocupado Barry al leer el nombre de Oliver en la pantalla.
—¿Yo? No he dicho nada... —responde fingiendo inocencia
Barry atiende la llamada.
—¿Dónde estás?—cuestiona Oliver tan pronto como Barry responde.
—Es bastante celoso ¿verdad? —comenta ella en voz baja con una sonrisita.
Barry niega mientras responde.
—En casa de Caitlin... ¿por qué? ¿Celoso?—murmura divertido.
Oliver no responde.
La pelirroja le da unas palmadas en el hombro mientras toma las tazas, ahora vacías, y se aleja del castaño con dirección al lavabo.
—¿Le has dicho algo?—pregunta el otro.
—Lo necesario... —responde mirando a la pelirroja alejarse.
—Allen.
—Es mi mejor amiga, Oliver... Lo que sea que pase conmigo, ella puede saberlo...
Escucha al rubio suspirar.
—Sobre lo que hablamos... No sabe nada—le tranquiliza en voz baja— Solo le he dicho lo que considero necesario...
—¿Y qué es necesario?— pregunta el otro con cierta desconfianza.
—Le he dicho lo mucho que pienso en ti. Lo que siento... Le he dicho que me gustas... Y que ahora sé que también te gusto a ti.
Se formó un silencio. El corazón de Barry latió con fuerza dentro de su pecho.
—No vas a rendirte fácilmente, ¿verdad?
—Nop.
Le oye suspirar.
—Podrías tener a cualquiera...
—Oliver. Te quiero a ti.
—Te arrepentirás de decir eso—responde el otro con un tono que Barry no logra describir
—¿Es una amenaza?—contesta intrigado.
—Nos vemos luego.
Y la llamada se corta. Barry tiene una sonrisa de idiota en la cara y Cait no puede evitar sonreír desde su posición.
—¿Qué fue lo que hiciste para llamara? —pregunta el castaño entonces.
—Solo cambié tu foto de perfil—responde ella con simpleza.
Barry entra a su perfil y encuentra la foto que Cait tomase minutos antes.
Barry sonríe ligeramente.
—Es bastante celoso—observa el castaño.
—Lo es—acepta Cait.
10. RUTINA
Para el medio día Barry regresa a su hogar. Realiza una que otra tarea antes de tomar su traje y patrullar Central City. La noche es tranquila como pocas veces y, mientras regresa por la noche, toma una foto de la hermosa vista frente a él. Tuvo que subir el edificio más alto que encontró pero vale la pena.
Todo luce pacífico por una vez.
Regresa a su departamento y, tras cruzar el umbral teclea un mensaje.
Se acomoda en su cama mientras termina de escribir un último mensaje y después deja su teléfono en la mesita de noche. Se acomoda en la cama y suspira tranquilo tan pronto su rostro toca la almohada.
No llega a escuchar su teléfono sonar.
"Descansa, Barry"
El lunes llega demasiado temprano para su gusto. Se levanta de golpe recordando que ha olvidado colocar la alarma. Llegará tarde al trabajo.
Se apoya en su super velocidad y tras bañarse sale disparado a la Central de Policía. Joe lo recibe con una mirada divertida mientras el menor sólo logra disculparse con todos los que choca.
—Tu verdadera habilidad es pegarte a las sabanas—comenta con burla el mayor.
El castaño le ignora olímpicamente mientras marca su hora de entrada. Suspira cuando escucha el click de la máquina.
A esas alturas del mes puede irse despidiendo del pago completo. El jefe le habrá descontado ya dos días por lo menos.
—Olvidé poner el despertador—se excusa, y Joe sólo niega divertido.
Cada quien se dirige a cumplir sus tareas. Uno más entusiasmado que el otro. Barry no puede evitar que la idea de perder el salario de un día le preocupe y le haga perder la sonrisa.
Revisa su teléfono mientras espera que la máquina termine su ciclo. Si bien era divertido acelerar sus quehaceres siempre terminaba demasiado rápido, lo que se traducía en pasar el resto de la tarde aburrido.
Se mete a uno de los juegos que ha descargado. Logra una puntuación máxima, de nuevo. Suspira mientras da en el botón inicio.
Nota un mensaje no leído y entra a este por curiosidad.
Casi salta en su sitio al leerlo.
No responde de inmediato puesto que el sonido de la centrífuga le hace volver a a la realidad. Sonríe por el resto del día luego releer el mensaje unas cuántas veces más.
Por la noche recorre la ciudad un par de veces antes de regresar a casa. Se reúne con Cisco y Caitlin en su hogar luego de pasar por un café. Cisco y él comienzan a charlan en el sofá mientras la chica les mira desde el lugar de enfrente.
—Chicos—les llama con una sonrisa mientras prepara su teléfono para tomarle una foto.
Ambos voltean y no pueden evitar sonreír al verla
Cait toma la foto con una sonrisa en el rostro.
Ese tipo de momentos son los que valen la pena.
Guarda el teléfono mientras toma asiento a un lado de los chicos.
La velada pasa entre pláticas y risas. Pasada las 11:00 pm los chicos abandonan la casa y Barry arregla un poco los sillones antes de ir a su habitación.
El resto de la semana pasa rápidamente. Envía mensajes a Oliver de vez en cuando. Una que otra foto y algún mensaje de voz.
Oliver siempre responde a texto y Barry entiende que el rubio no quiere levantar sospechas. Se ríe por varios ideas ante la idea de Oliver Queen texteando en secreto.
"Quiero verte" envía un día Barry.
"Tienes que trabajar mañana..." le recuerda Oliver
"¿No quieres verme?"responde a su vez el menor suspirando un poco desde su cama.
Es domingo ya. Pasan de las 12 de la noche.
"Sabes que sí, Barr. Pero tenemos responsabilidades"
El castaño suelta un bufido.
"De acuerdo... Pero tendrás que salir conmigo de nuevo en algún momento, Queen"
Barry casi escucha la risa de Oliver al leer aquello.
"Dime el lugar y la hora. Estaré ahí."
"¿Lo prometes?"
"Lo prometo"
El castaño sonríe para sí.
"Lo pensaré un poco. Mañana te digo... Buenas noches, Ollie"
"Buenas noches Barr."
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