Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Stony Stories por Wind Girl

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Steve

Entreabrí los ojos al notar que estaba solo en la cama. Miré a través de la oscuridad y el lado de Tony estaba vacío. Me incorporé rápidamente preocupado y vi una sombra en el balcón. Sin pensarlo me levanté de la cama y me acerque despacio hasta la puerta.
Tony estaba sentando, mirando fijamente el papel entre sus manos. Sabía que era, sabía que estaba siendo muy duro para él enfrentarse a sus propios sentimientos, pero él mismo me había dicho que eso era lo correcto. Perdonar a Bucky era lo correcto.
Bucky había mandado una carta para Tony disculpándose por todo lo que ha hecho, a sus padres y a nosotros. Eso ha afectado a Tony estos últimos días, he tratado de animarle en lo posible sin meterme en su decisión, tiene que ser él quien decida porque es él quien deba vivir con ello. Aceptaré su decisión aunque sea la que no me gusta, pero realmente esperaba que, como él había dicho, hiciera lo correcto. Nada me haría más feliz que ambos se llevaran bien, no pretendo que sean amigos, pero con que pueda mantener a ambos en mi vida estaría feliz.
– ¿Vas a quedarte en la puerta? –murmuró sin apartar la vista de la carta.
Di un pequeño respingo al ser descubierto, y finalmente salí al balcón para sentarme junto a él.
Pasé una mano por su espalda, acariciándole para tratar de reconfortarle, mientras atraje su cuerpo hacía mí para abrazarle.
– ¿Qué debo hacer, Steve? –Preguntó con un nudo en la garganta.
– Lo que sientas mejor, Tony –besé su sien y él cerró los ojos–. No voy a interferir en tu decisión.
Tony me devolvió el abrazo mirándome a los ojos.
– No tengas miedo de decirme que piensas, Steve.
– No –negué repetidas veces–, no volveré a meterme en ese asunto, Tony. Y sí, es por miedo.
– Deja de pensar que va a pasarnos algo, esto es muy distinto, y sabes que no se tomar buenas decisiones.
– En eso te doy la razón, estás conmigo.
Se separó dándome un golpe en el pecho.
– Eso no es verdad, tú eres la única buena decisión que he tomado –dijo con firmeza.
Sus palabras me sacaron una sonrisa. Después de todo lo que ocurrió que siga pensando así es lo que realmente me da fuerzas para seguir auto-perdonándome.
– Steve –tomó mi rostro entre sus manos, haciendo que le mirara–, tú eres el único que puede ayudarme en esto, solo tú le conoces lo suficiente para decirme como diferenciar entre el Soldado de Invierno, asesino de Hydra, y Bucky Barnes, el héroe de guerra.
Di un fuerte suspiro viéndome tan forzado a volver a un tema tan delicado para nuestro matrimonio.
– Olvida todo lo que sabes de él en los últimos años, eso es puro Hydra en él. Recuerda solo aquellas anécdotas que te contaba de cuando era joven, ahí tienes todo lo que necesitas saber de Bucky.
Asintió tomando una de mis manos y bajó la mirada pensativo.
– ¿Tengo que pensar entonces en quién evitaba que te dieran una paliza por ser tan tonto de no querer huir? –dijo, con una pequeña sonrisa asomando de sus labios.
– Prefería eso a huir toda la vida.... ¿pero por qué hablamos de mí? Siempre cambias el rumbo de la conversación a tu modo –me quejé, pero bastante divertido porque aun quedará algo de humor en él.
– Yo he hecho una pregunta sobre Barnes, tú te has quedado solo con la parte tuya. Así que, ¿quién es él que cambia el rumbo realmente? –alzó una ceja, enseñando una gran sonrisa pedante.
Si no fuera porque ver que había vuelto el humor me hacía sentir más tranquilo por él me hubiera molestado más.
– Vale, déjalo –cerré el tema–. Pero sí, a ese Bucky me refiero. Él siempre había estado para mí, la única persona que nunca me trató mal o me denigró por mi estado físico –me aferré a la mano de Tony por miedo a que algo que dijera le hiciera alejarse–. Después del suero él siguió ahí, mientras que los demás me seguía por ser Capitán América, Bucky lo hacía por mí, por nuestra amistad. Él estaba dispuesto a morir por mí.
– Y tú por él –afirmó.
Le miré a los ojos, esperando enojo o celos, pero parecía muy tranquilo. Aun así me daba miedo decir algo que él pudiera mal interpretar.
Tan solo asentí sin decir nada y el respondió apretando suavemente mi mano.
– Sabes que por ti haría mucho m...
– Shhh... –Tapó mi boca con su mano, dedicándome una pequeña sonrisa–. No necesitas tener que alagarme solo porque acabes de alagar a Barnes, me ha quedado claro que es él y que soy yo para ti.
Cuando sacaba a relucir su madurez se me hinchaba el pecho de orgullo. Siempre había sabido que tenía tantas partes buenas escondidas dentro de él que cuando lograba que saliera me hacía sentir feliz y orgulloso de ser capaz de sacar lo mejor de él. Quisiera que todo el mundo pudiera ver lo que yo veo en él, así comprenderían porque estoy a su lado.
– ¿Podrías hablar con Bucky y decirle que venga?
– Le has llamado Bucky –sonreí.
Era un gran avance para él llamarle por el nombre, la mayoría de las veces solo le nombraba por el apellido y podía notar que incluso eso le costaba, pero hoy realmente parecía más calmado en cuanto a eso.
– ¿Lo harás o no? –respondió rápidamente para que no me regodeara.
– Por supuesto –le di un beso pequeño en los labios–. Ahora vamos a la cama.
Me puse en pie y tiré de su mano para levantarle.

Tony

Sentía una gran presión en mi pecho que me ahogaba, sabía que no tenía nada que temer, pero realmente me costaba mantener la mente tranquila. Barnes estaba al llegar y mi cabeza no dejaba de trabajar contra mí. Los recuerdos de Siberia se me venían a la mente sin parar y eso me provocaba un torbellino de sentimientos contradictorios.
Necesitaba que Steve me calmara y bajé corriendo al gimnasio del sótano donde estaba ejercitándose. Le miré unos segundos desde la puerta, viendo como hacía abdominales, y entré parándome a sus pies. Paró y me miró extrañado desde el suelo.
– ¿Estas bien, Tony? –Preguntó, incorporándose.
Me agaché y le di un beso.
– Ahora mejor.
– Te dije que si querías que me quedara contigo –acarició mi mejilla y me salió una sonrisa.
– Estoy bien –dije tratando de sonar convincente.
– Te conozco bien, Tony...
– Entonces ya sabes que no quiero hablar de ello, solo quería que tú me distrajeras –respondí, sujetando sus pie–. Mejor te ayudo hasta que llegue.
– Está bien, pero si quieres hablar puedo hacerlo a la vez –dijo, tumbándose de nuevo para continuar con los abdominales.
Hacía los abdominales realmente rápidos, sin ningún tipo de esfuerzo, era tan envidiable. Cuando Steve me hacía entrenar no soportaba los abdominales o flexiones, cuando me acercaba entre los 15 y 20 me temblaban todos los músculos.
– Estoy bien ahora, solo estar aquí contigo me relaja.
– ¿Seguro? ¿No quieres decirme cómo te sientes? –murmuró, al fin dejando notar que hacía esfuerzo.
– ¿Cuántos llevas? –Pregunté con curiosidad.
– 57... 58.
– Acabas de bajar mi autoestima –bromeé, aunque en parte era cierto.
– No huyas el tema, Tony. Cuéntame.
Me conocía tan bien. Me gustaba saber que así era, aunque me molestara que por eso me presionara a sacar mis sentimientos.
– Solo estoy algo tenso. Sé que tengo que hacer lo correcto, pero me vienen muchas imágenes que no me ayudan.
Di un suspiro pesado y Steve paró para darme un beso tomando mis manos.
– Si no estás listos no te presiones hacerlo, Tony, él lo va a entender y yo también.
– No quiero, Steve, no quiero tener esto dentro. Siento que si no la rabia y el odio me consumirán –dije en apenas un susurro.
Me atrajo a él y besó suavemente mis labios, rodeándome con sus brazos.
– No dejaré que eso pasé, no dejaré que caigas –dijo con voz suave, con una pequeña sonrisa.
Esto era lo que realmente me tranquilizaba de estar con él, sabía que no me dejaba solo y sabía quitarme las preocupaciones, o aun teniéndolas, con su apoyo sentía menos presión.
– Gracias –susurré contra sus labios, mirándole a los ojos–. Te amo.
– Te amo –me devolvió el susurró, dándome un pequeño beso en la nariz.
Sus gestos tan dulces a veces eran extraños aun después de tantos años, pero nunca podía quejarme de su ternura, porque por muy cursi que fuera a veces, me enamoraba el que pudiera abrirse y darme cariño como a él le gustaba. Aunque a veces provocara que me burlara de él, eso era algo que a veces no podía evitar, pero Steve había aprendido a tolerar eso de mí.
– Dejaré que termines tus ejercicios –le di un beso rápido antes de ponerme en pie–. Iré a ver si Peter ya se ha despertado.
Escuché el timbre de la puerta y sentí una corriente recorrer mi columna. Steve me miró y enseguida se levantó como acto reflejo.
– Relájate –dijo acariciando mi espalda–, todo irá bien.
Tomó mi mano y prácticamente me tuvo que arrastrar escaleras arriba hasta la sala. Me dio otro beso más antes de encaminarse hacia la puerta.
¿Cómo podía afectarme tanto? No era capaz de comprender cómo podía tener la cabeza tan revuelta. Steve dice que es lo más lógico, pero a mí me era difícil de comprender. Sabía lo que quería hacer, sabía que es lo que tenía que hacer, pero mi mente me traicionaba diciendo que no.
Me dejé caer en el sofá y tapé mi cara con las manos tratando de tomar un último aliento antes de tener que enfrentarme cara a cara con Barnes. No sé porque tenía tanto miedo de él, realmente su carta solo me había hecho saber con más claridad lo que ya sabía, él no es culpable. Se podía ver que él había sufrido de la misma manera que yo, pero con el extra de su gran culpabilidad.
Cada una de sus palabras las tenía grabadas en mi mente e iban a ser difíciles de borrar.

﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏

No sé bien cómo comenzar esto, no soy un hombre de muchas palabras, pero pienso que esto realmente lo merece.
Puede que nada de lo que diga te haga cambiar de parecer, que sigas odiándome, e incluso queriéndome muerto. Steve dice que no eres de esa clase personas y creo en él, pero el daño que te causé es merecedor de eso.
Con todo esto quiero llegar a que, lo siento. Siento lo que le hice a tus padres. No merezco ningún perdón por ello y mi pago será vivir todo el tiempo de vida que me quede sabiendo que asesiné a un amigo. Sólo necesito hacer esto para poder vivir conmigo mismo y por hacer más fácil la vida de Steve después de lo que sucedió. Si es necesario me alejaré completamente de aquí, haré mi vida lejos para que podáis ser felices como hasta antes de aparecer yo, porque sé que el verdaderamente te ama y ambos merecéis ser felices.
También siento el tener el descaro de hacerte una única petición. Sé que no tengo derecho alguno a pedirte nada y estoy dispuesto a aceptar un no, pero verdaderamente me haría sentir mejor conmigo mismo. Quisiera que me dieras tú aprobación para ir a las tumbas de tus padres y poder presentar mi perdón a ellos. Puede sonar estúpido o loco, pero es algo que realmente necesito y que tan solo lo haré con tu permiso.
Nuevamente, lo siento, Tony.

James Buchanan Barnes.

﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏

Supuestamente estas palabras debían aclararme, pero leer "asesiné" me sacó todo los recuerdos más duros a flote. Aquél maldito vídeo se visualizaba en mi mente repitiéndose en bucle, y aunque sabía que él no era realmente Bucky, solo el físico de él, hacia eso lo peor. Ver su rostro me hacía volver todo, pero no quería más eso. Quería poder ver a Barnes como Steve me lo describía. Aquel que daría la vida por su amigo, por su pelotón y por su país.
Steve entró en la sala seguido por un intimidado Bucky. Enseguida capté su atención, pero apartó la mirada rápidamente a las paredes. Lo que comenzó como una huida le hizo quedar bastante perplejo por su cambio drástico en la expresión al ver las fotos y cuadros que había por toda la sala.
– Ese es de nuestra boda –le aclaró, Steve, cuando quedó mirando el cuadro más grande sobre la chimenea.
– Es algo extraño para mí todavía –dijo casi en un susurro sin dejar de mirarlo.
Steve puso una mano sobre su hombro y le señaló otras fotos enmarcadas bajo el cuadro que mostraban como Peter había crecido a nuestro lado.
– Tiene tú misma cara de cascarrabias incluso sin ser tu hijo de verdad –comentó viendo la última foto.
Esa la tomamos unas semanas antes de que los acuerdos trastocaran todo. Peter no quería hacerse la foto porque llegaba tarde con su amigo y le tuve que obligar a esperar a que Steve llegara para la foto. Así que luego quedó plasmada su cara de irritación.
– Muy gracioso... –Respondió, Steve, con una suave risa–. Vamos a sentarnos.
Finalmente ambos se acercaron y Steve le señalo el sillón a Bucky para que se acomodara, mientras él se sentaba junto a mí.
– ¿Estás bien? –Me susurró.
Asentí, sabiendo que debía notarse en mi cara que no era así. No me gustaba que Barnes viera como me sentía, odiaba que otros sintieran pena de mí y me vieran vulnerable, pero me estaba siendo imposible controlarme.
Steve puso su mano sobre la mía, apretándola suavemente para infundirme fuerza. Le miré de reojo al ver que no le importaba mostrar cariño teniendo a Bucky delante. Eso me dio un empuje para sentirme más tranquilo.
– ¿Qué tal ha sido adaptarse a ver a Steve con otro hombre? –Pregunté, tratando de rebajar la tensión.
– La cosa más extraña del mundo –respondió, volviendo a fijar su vista en las paredes.
– Creo que esa reacción ha sido la de todos –comentó, Steve–, y las bromas aún siguen 10 años después... Pero lo peor viene ahora que llegan las tuyas.
Barnes hizo una risa, en la cual realmente había poco humor
– Dudo mucho que este por aquí para hacer tal cosa.
– ¿Qué? –Preguntó con sorpresa, Steve.
– Realmente no tienes que hacer eso –respondí, al saber porque lo decía–. No te voy a privar de la amistad de Steve, creo que bastantes años han sido perdidos –Steve nos miró de uno al otro, desconcertado.
– ¿Es de verdad? –Me miró fijamente, la primera vez que se armaba de valor para verme a la cara–. No lo quiero si es por lástima... –Parecía que había acabado, pero unos segundos después terminó de aclarar–. No lo mal intérpretes, realmente aprecio si es así, pero no quiero entrometerme donde realmente no me quieran.
Sentí como la mano de Steve se tensó y le miré de reojo. Sabía que en el fondo él tenía miedo de que no perdonara a Bucky y le hiciera alejarse de él otra vez, sin embargo no decía nada. Esto era lo mismo como cuando quiso firmar el divorcio sin oponerse en lo más mínimo, quería cargar con las consecuencias de sus actos.
Le devolví el apretón y luego miré a Bucky, quién parecía mucho más tenso que yo. Realmente entendía lo que había dicho, yo menos que nadie quiero la lástima de nadie, esa es una de las razones por las que no me gusta mostrar mis sentimientos.
– Lo digo muy en serio –respondí–. Aunque aún me queda mucho proceso para superar lo que hic... Lo que Hydra hizo –rectifiqué a tiempo–, creo que necesito avanzar en ello y perdonar. Lo hice con Steve –continué, volviendo mi vista a él–, y realmente ha sido una gran mejora para ambos, así que no veo por qué no seguir.
Steve dio un suspiro con una sonrisa mientras me miraba. Veía en sus ojos como brillaban las lágrimas que querían salir. Le hice una sonrisa antes de seguir.
– Así que, no debes preocuparte por lo que pasó en Siberia, aunque me sentí traicionado en aquél momento, cosa que aclaré con Steve –di un suave suspiro y dirigí mi mirada devuelta a Bucky–, y pude ver que realmente solo hicisteis lo que debíais para detenerme y no terminara peor. Eso me hace recordar que siento lo de tu brazo, por suerte tienes uno nuevo, e incluso mejor –finalicé.
– Gracias, Stark –murmuró bajo–, pero eso no es realmente lo que me preocupaba aclarar, sino lo que provocó que eso pasara.
Tragó saliva bajando la mirada, incapaz de mirarme.
– Eso no necesito perdonarlo porque no fuiste tú, aunque me cueste asimilarlo por culpa de las imágenes, sé que no eras dueño de tus actos... –Hice una respiración profunda para relajar la tensión de mi cuerpo–. Por eso mismo tienes mí aprobación para lo que me pediste.
Levantó la vista en el acto y me miró con sorpresa.
– ¿De verdad? –Preguntó completamente incrédulo.
– Todos necesitamos superar y aceptar muchas cosas, si puedo ayudarte con eso a ti me parece bien.
– Muchas gracias, Stark, de verdad –hizo un asentimiento mientras nos miraba a Steve y a mí–. Steve dijo eras una persona muy noble, veo que no mentía.
Dirigí la mirada inmediatamente a Steve, quién se sonrojó de repente.
– ¿Vas diciendo eso de mí? –Pregunté con una pequeña sonrisa torcida, con un rastro de diversión.
Siempre que descubría esas cosas que Steve decía de mí a los demás me hacia sentir tan amado. A pesar de que no me guste que me vean como tal, siempre he sido nombrado como alguien más bien frío y sin madurez, cosa que me ayuda a esconder mis sentimientos. Pero Steve siempre se encargaba de defender mis partes buenas, lo había hecho desde el primer día y aunque eso me haga ver más débil, no podía sentirme mal por sus halagos.
– Solo digo la verdad –me guiñó el ojo.
– Me alegra ver que de verdad lo habéis arreglado –dijo, Barnes, sonriéndonos–. Es muy extraño verlo, pero realmente estoy feliz por vosotros.
– Gracias, Bucky –le respondió, Steve–. Espero que te acostumbres rápido, aunque a nosotros mismos nos costó.
– Si solo fuera costar... –murmuré con el recuerdo–. Incluso después de casarnos aun nos pasaba.
– Eso fue mi culpa –dijo riendo, Steve.
– ¿Por qué? –Preguntó con curiosidad, Bucky.
– Porqué a Steve no le gustaba ser el pasivo –me encogí de hombros.
– ¡Tony! –Exclamó, mientras su cara se tornaba completamente roja.
Tapé mi boca al darme cuenta de lo que había dicho, tratando de no reírme de su cara de enfado.
A veces olvidaba lo pudoroso que era y lo mucho que odiaba hablar de la intimidad, pero para mí se me hacía algo bastante natural y olvidaba el controlarme. Al principio de nuestra relación si me costaba porque no me sentía cómodo con lo que pudieran decir con mi cambio de orientación sexual, pero cuando pasé esa fase ya no tuve ningún tabú para expresarme sobre ello.
– Perdón, mi amor, se me ha escapado –besé su mejilla para que dejara de mirarme mal–. Sabes que me cuesta pensar antes de hablar.
Steve negó aun completamente colorado, y más al ver la expresión extremadamente sorprendida de Barnes.
– Creo que me costará mucho asimilarlo... Nunca pensé que te vería así, y qué harías fondue con hombres –le dijo a Steve.
– Hombre –le corrigió–. Y no lo llames así –se tapó la cara, negando repetidas avergonzado.
– ¿Fondue? ¿Qué tiene que ver la fondue? –Dije con extremada curiosidad al ver la reacción de Steve.
– Veo que no te ha contado esa anécdota –respondió, Bucky, conteniendo la risa.
– No lo hagas, James, ni se te ocurra –le amenazó, Steve.
– No le hagas caso, cuéntamela.
Steve fue a replicar y le tapé la boca mientras le sujetaba con fuerza cuando trató de zafarse. Él podría haberme apartado fácilmente ya que era más fuerte, sin embargo no abuso de su poder.
– Steve no sabía que significaba "fondue" y la sacó de contexto pensando que significaba sexo –contó, Barnes, entre risas.
– ¿En serio? –Dije, soltando a Steve y echándome a reír–. ¿Cómo lo confundiste?
– Deja de reírte tanto –se quejó–. Yo no estaba habituado a esas palabras francesas como tú padre, no tenía tiempo para de aprenderlas.
Mi risa se fue apagando con la mención a mi padre. No fui el único que cambió su ánimo con eso, pude notar como Barnes se tensaba en su sitio.
– ¿Mi padre?
– Sí... –respondió sin más explicación, avergonzándose.
– Sabes que voy a insistir –le advertí.
Quería saber toda la historia tras esa anécdota, por un momento nos ha hecho relajarnos y poder reír, y quería seguir por ese camino. Además de que era agradable poder saber esas pequeñas cosas de Steve que tiene vergüenza de contarme. Quizá no viniera tan mal tener a Barnes por aquí después de todo.
– ¿Cuál es la historia completa? –Le pregunté a Bucky.
Él miró a Steve quién tenía la cara roja de vergüenza, pero que me miraba con seriedad.
– Si quieres no me rio, pero quiero saberlo.
Continuó mirándome y pude ver que su mirada no era de enfado, sino que tenía miedo y preocupación. No comprendía porqué.
– Durante una misión tu padre le dijo a Peggy que al terminar podrían hacer una fondue y simplemente lo mal intérprete –dijo sin más detalles.
Su inocencia era tan dulce, incluso contada así me dieron ganas de lanzarme sobre él y llenarle de besos. De no haber estado Bucky probablemente lo hubiera hecho. Sabía cuan inocente podía ser, lo había vivido en todas nuestras primeras veces en nuestra relación, pero aun así me sorprendía. Aunque ahora comprendía porque tenía miedo de contármelo, no era por mencionar a mi padre, sino por mencionar a Peggy. Ella fue el único amor de Steve y en el pasado eso me dio bastantes celos. Sin embargo eso ya no era así y esta anécdota era algo que podía imaginar como algo divertido.
– Creo que fondue es mi nueva palabra favorita –reí.
Steve rodó los ojos y besuqueé sus labios para que no se enojara.
–Podemos dejar hablar de esto, por favor –dijo entre los besos
– Sí, mejor –concordó, Bucky, con expresión sorprendida al vernos–. Aunque me alegra saber que estáis bien.
– Muy bien, la verdad –afirmé con una sonrisa–, tanto que vamos agrandar la familia.
– ¡Cierto! –Exclamó con repentina emoción, Steve–. Ahora que tomaremos un tiempo para nosotros queremos adoptar otra vez.
– ¡Wow! Eso suena muy bien –dijo con una sonrisa.
Por primera vez desde que había llegado parecía que se comenzaba a relajar, y realmente yo también. Sentía que me había quitado un gran peso de encima y ahora podía respirar mejor. Continuaban teniendo las horribles imágenes en mi cabeza, pero ahora que había podido hablar con Barnes y empezar a conocerle me daba cuenta de que realmente su carácter no tenía nada que ver con el que había en aquel video. Esa era la más que confirmación de que no era la misma persona y él no tenía culpa alguna. Era una gran liberación verlo con mis propios ojos, ya que parece que es lo único que ha hecho que haya conseguido asimilar completamente ese hecho. Ahora todas las dudas que tenía ya no estaban y podía comenzar a ver a Barnes como el mejor amigo de Steve sin sentir ningún tipo de dolor.
– ¿Cómo funciona eso de la adopción?
– Es un gran caos, mil papeles que entregar y mil formularios que rellenar para luego esperar por una llamada de que alguien nos ha elegido para darnos a su bebé –le explicó, Steve, con gran emoción en su voz.
Le miré con amor al ver lo feliz que se veía, no sabía si era por la adopción o por poder hablar con Bucky tranquilamente, pero sea por lo que fuera me hacía feliz verle así.
– Es horrible los trámites, en especial los formularios, ni siquiera sabíamos cómo rellenarlos. ¿Qué se debe poner en profesión cuando eres Vengador? –dije, haciendo reír a Steve.
– Al final pusimos Empresario y Militar –continuó riendo.
– No es del todo mentira –respondió, Bucky–. ¿Creéis que puedan saber que sois vosotros cuando os escojan?
– Probablemente ya que están nuestros nombres –comentó, Steve.
– Y si no, la fecha de nacimiento de Steve seguro no pasa desapercibida –dije tratando de no reírme de más–. Ya un centenario.
Barnes hizo una carcajada y Steve nos miró de mala manera a ambos.
– ¿De qué te ríes, Buchanan? Tú eres mayor que yo.
Presiones con fuerza mis labios para que no me saliera la risa, pero logró notar mi gesto.
– No tiene gracia, Tony –dijo, Steve, tratando de sonar enojado para ocultar su diversión–. Puedo tener 100 años, pero biológicamente hablando tu estas más viejo.
– ¡Auch! –Fingí que me golpeó–. Ya pronto dejarás de amarme cuando me salgan arrugas.
– Eso jamás–sonrió–. Me gusta contar las arrugas que te salen en la frente cuando te concentras.
– Oh... Gracias por decir que ya estoy envejeciendo.
– Sí –afirmó, provocando que le golpeara el brazo. Continuó antes de darme tiempo a replicar más–. Estás envejeciendo junto a mí, como prometimos.
Y con una sola frase conseguía derretir todo mi interior. Solo él podía hacer que amara tanta cursilería, solo él me hacía derretir, porque solo con él prometí pasar mi vida hasta que la vejez nos llevara.
Tomé su rostro y le besé, corto pero intenso, lo suficiente para que supiera que le amaba. No le di más porque no quería incomodarle frente a Barnes, y a él mismo, que apartó la mirada de nosotros.
– Quizá ya sobro aquí –murmuró tímidamente.
– No, claro que no, Bucks –le respondió, Steve, levemente sonrojado–. ¿Quieres tomar algo?
Bucky pareció no escucharle, mirando fijamente hacía la puerta del jardín, donde había desviado la vista.
– ¿Es normal que vuestro hijo entre saltando la valla en vez de por la puerta? –Preguntó entre extrañado y divertido.
– ¿Qué? –Me levante casi de un salto y abrí la puerta del jardín para ver a Peter trepado por la pared, para subir a su habitación–. ¡Peter Benjamin! ¡Baja ahora mismo de ahí!
Peter saltó al suelto y se acercó cabizbajo, sin valor de verme a la cara.
Steve rápidamente se asomó a mi lado y su rostro se endureció al ver a Peter.
– ¿Se puede saber qué hacías ahí? –Le preguntó con firmeza.
– Solo había ido a dar una vuelta –dijo casi en un susurro inaudible.
– ¿Pretendes que creamos eso cuando te escapas sin avisar? –Le pregunté, conteniendo mí enfado.
Continuó viendo a sus pies sin dar una respuesta.
– Peter, míranos –le exigió, Steve.
Levantó lentamente la cabeza y nos miró apenado.
Estaba realmente muy enfadado con él. Ya no sabía cómo hacer para que no nos continuará desafiando de esta manera. Steve cree debe ser una fase de la adolescencia y tenga que ver con que comiencen a gustarle chicas. Probablemente fuera así y eso era lo que más me preocupaba. No quería que se convirtiera en mí, no quería que cayera en lo que yo me convertí en mi juventud.
Peter siempre había sido tan centrado en sus estudios, un chico demasiado cerrado, que ver su actitud actual era un contraste que me era difícil de digerir.
– ¿Algo que explicar? –Pregunté.
Mordió su labio y negó volviendo a bajar la mirada.
– ¿Qué hay de tu reposo? –Inquirió, Steve–. ¿Ves por qué somos duros contigo?
– Ya estoy bien, no necesito reposo.
– Reza porque así sea, porque como recaigas por esto créeme que seré yo quién te quite el traje de Spider-Man hasta nuevo aviso –Steve tensó la mandíbula y luego acercó a Peter a él para abrazarle.
Siempre intentaba ser duro con Peter, pero le era realmente difícil para él lograrlo sin terminar cediendo en algo. En el fondo tiene un corazón muy blando, lo sé bien porque me ha soportado muchos años sin matarme.
– No me hagas ser así, Pete, no me gusta ser malo –le dijo en un susurro.
– No eres malo, papá, ninguno lo sois –murmuró mirándome apenado.
–Aun diciendo eso no te salvas del castigo –le dije en un tono más suave.
Peter hizo un resoplido y nos esquivó entrando a la sala. Le seguí rápidamente para que no se escabullera de dar explicaciones.
– ¡Hey, el de brazo de metal! –Dijo sorprendiéndose al ver a Bucky–. Debe ser genial tener esto –le tocó el brazo, mirándolo emocionado.
– Es mejor uno de verdad –le respondió–, se pierde mucho tacto.
– Pero te puedes defender con golpes más fuertes.
– La fuerza se puede conseguir con más entrenamiento, el tacto no se recupera –dijo con un suspiro.
Steve se acercó y puso un brazo sobre los hombros de Peter.
– Bucks quiero presentarte oficialmente a mi hijo Peter –dijo con una gran sonrisa de orgullo–. Pete, él es mi mejor amigo, Bucky, creo que lo reconoces del aeropuerto de Berlín.
– Me alegra conocerte, Peter –le sonrió–, pero sobre todo me alegra que no me estés pateando el trasero.
La expresión de Peter se volvió alarmada y miró de Steve a Bucky.
Me reí antes su rostro. Realmente parecía asustado de darse cuenta que había peleado contra él. Me sentiría más orgulloso de él por lo bien que lo hizo aquél día si no fuera porque aquello fue el comienzo del caos en nuestra familia.
– Lo... Lo siento, yo no quería... –tartamudeó, Peter, con nerviosismo.
– No te preocupes, está todo bien ahora –le tranquilizó–. Eres muy bueno, pero con esos padres como no.
– El mérito no es nuestro, todo viene de sus poderes y su inteligencia –dije con mucho orgullo.
Volví a sentarme en el sofá y Steve se sentó en el reposabrazos, rodeándome con su brazo. Me miró con una gran sonrisa y me sentí contagiado por su felicidad.
– ¿Todo bien? –Preguntó en un susurro mientras Peter hablaba con Barnes.
– Muy bien ahora –afirmé.
– Me alegro tanto, mi amor. Gracias por esto –murmuró con un pequeño nudo de emoción en su voz.
– Era lo correcto –asentí con una sonrisa para él.
Apoyé mi mano sobre sus piernas para estirar mi cuerpo hasta llegar a sus labios.
Me sentía feliz de haberme quitado un peso de encima. Como había dicho aun me faltaba más proceso para terminar de superar todo, pero las partes más difíciles ya estaban solucionadas y eso era lo importante. Además con esto Steve parecía mucho más tranquilo y feliz. Sabía que para él Bucky era muy importante, desde siempre le mencionaba en sus recuerdos y sé cuánto influyó en su vida de joven, por eso seguir teniéndole como apoyo en su vida era algo que necesitaba.
No sé cómo influya eso en nuestro futuro, pero por ahora estaba tranquilo e incluso algo emocionado por poder conocer más a fondo al Steve de hace 70 años. Puede que haga a Barnes mi aliado para eso. Podría ser divertido.
– Voy a mi habitación, bajaré cuando esté lista la comida –dijo, Peter captando nuestra atención, mientras iba hacía las escaleras.
– Hey espera, Peter –le llamó, Steve, quitándome las palabras–. No vas a irte sin dar una explicación.
Bufó parándose en la puerta sin responder todavía.
– ¿Tiene que ver esa chica en esto? –Pregunté.
– ¿Qué chica? –me miró con confusión.
– La que te gustaba –aclaró, Steve.
– Yo nunca he dicho que fuera una chica.
Mi boca quedó abierta, mirándole completamente perplejo. Esa respuesta era la última que esperaba.
– ¿Qué? –Preguntó, Steve, en un tono agudo por la sorpresa.
Definitivamente no era el único sorprendido. Hasta ahora nunca había dejado entrever que le gustaran los hombres, más bien todo lo contrario, lo poco que habíamos sabido eran mujeres. Le iba a seguir apoyando de cualquier manera, pero me hubiera gustado que nos lo contara cuando se dio cuenta de su orientación sexual.
– Perece que hoy no terminan las sorpresas todavía –murmuró, Bucky.
– En ningún momento afirme que fuera una chica –respondió con timidez, Peter.
– ¿Entonces te gusta un chico? –Dijo apenas sin voz, Steve.
Peter asintió.
– ¿Por qué no lo habías dicho?
– No sabía cómo... No quería que pops hiciera un drama... Digo, papá –tapó su boca.
– ¿Cómo me ha llamado? ¿Pops? –Dije, encontrando la voz al fin.
– Sí, eso me ha parecido –asintió, Steve.
– Suena como una palomita al hacerse "pop" –bromeé al ver la cara tímida de Peter.
– Oh vamos... No os burléis –se quejó, Peter–. Así te llamo para mí.
– ¿Por qué?
– No quiero que se burlen de mí como cuando te llamaba papi.
Me levanté de inmediato y fui hasta él para abrazarle.
– Llámame como quieras, Pete, a mí me gustará igual.
Había olvidado los muchos problemas de sociabilidad y timidez que tuvo al ir creciendo. Eso provocó que dejara de llamarme "papi" ya que se habían burlado de él, lo cual hacía lógico que ahora tuviera miedo de nombrarme de otra manera.
– No te cierres tanto con nosotros, Peter, puedes hablarnos de estas cosas –le sonríe–. Llámame... ¿Pops era? Me gusta.
– Sí, Pete, aquí estamos para lo que sea, puedes contarnos cualquier miedo o duda que tengas –dijo, Steve.
– A mí también –añadió, Barnes–. No nos conocemos mucho todavía, pero estaría encantado de ayudar.
– ¿Ves, Peter? No estás solo para que te guardes todo –traté de animarle–. Ahora tiene hasta una especie de tío –dije señalando a Bucky.
– Me gusta cómo suena eso –sonrió, Bucky.
Steve rio asintiendo, dando su aprobación a lo que decía.
– Lo siento, papá, solo no quería decepcionaros –susurró.
– Es pops –sonreí–. Y no sé por qué nos ibas a decepcionar, estamos orgullosos de ti.
– Sí, Pete, estaremos siempre orgullosos de ti –concordó, Steve–. Nosotros somos los menos apropiados para juzgar quien te gusta. Tú padre ni sabía que era gay y yo no sabía que me podían gustar también los hombres, así que no te sientas mal.
– Se te han pegado nuestras rarezas –bromeé, consiguiendo hacerle reír.
– Lo siento mucho –dijo en un susurró tímido.
Steve vino hasta nosotros y nos juntó en un abrazo.
Era increíble el completo caos que éramos como familia, pero amaba serlo juntos, especialmente cuando eso terminaba uniéndonos. Quizá era una locura querer agrandar la familia con todo esto, sin embargo creo que podría ser más positivo que negativo. Con Peter fue así, llevábamos pocos meses juntos, pero él nos unió más rápido e hizo que no me diera miedo el pensar en casarme con Steve. Y hoy puedo decir que fueron las mejores decisiones de mi vida. No podía estar más orgulloso de donde hemos llegado, definitivamente a superado todas las expectativas que tenía puestas en nosotros.
A pesar de los problemas, Steve me ha hecho y me hace inmensamente feliz y Peter me llena de orgullo cada día más. Ellos junto con los Vengadores mi vida está completa, inclusive contando a Barnes. En poco rato nos había mostrado todo su apoyo y eso realmente me hacía saber que había elegido lo correcto y merecía el perdón.
Eso había quitado todos mis miedos y dudas de estos días, dejándome muy tranquilo conmigo mismo. E incluso orgulloso de haber podido afrontar esto y haber hecho lo que debía hacer aunque me haya costado. Ahora eso tenía su recompensar y estaba completamente feliz. Especialmente porque nuestra familia volvía a estar unida, dejando finalmente atrás todo lo que pasó.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).