Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Stony Stories por Wind Girl

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Tony

Desabotoné mi camisa al sentir que me oprimía el pecho. Pasé mi mano, sintiendo un pinchazo justo donde Barnes me había golpeado.
No podía creer todo lo que había ocurrido. No entraba en mi cabeza como en una semana habíamos llegado a esto. Ahora mismo hasta echaba de menos que mi mayor preocupación fuera vigilar a Peter.
Steve había huido con Barnes y Wilson, y ahora si el castigo sería grande. A esto no era capaz de encontrarle una forma en la que arreglarlo, Steve había traspasado la línea.
El Estado, la CIA y 117 países le querían preso. Eso podía decirse que sería el resultado bueno si las fuerzas especiales no le mataban antes. Definitivamente esto no sería fácil eludirlo.
- Con todos mis respetos, no conseguirá arreglarlo con hombres y balas. Déjenos a nosotros -le pedí, al Secretario Ross.
- ¿Y cómo sé que no acabara como la última vez?
- Porqué esta vez no vestiré mocasines y camisa de seda. 72 horas, garantizado -respondí.
Prefería ser yo quien fuera por ellos. Era la única manera de evitar que dispararan primero y preguntaran después. Por muy cabreado que estuviera con Steve por todo esto no estaba dispuesto a quedarme viudo.
- 36 horas -dijo, accediendo finalmente a mi petición-. Les quiero aquí a todos, Barnes, Rogers, Wilson -exclamó, mientras salía de la oficina.
- Gracias, señor -dije, aliviado de haber logrado convencerle.
Toqué mi pecho nuevamente, esta vez más por el dolor moral que físico.
- ¿Esta presión en el brazo es normal? -pregunté como una broma, aunque realmente si me dolía.
Natasha presionó mi hombro para infundirme ánimos.
- ¿Estás bien?
- Siempre -asentí, tratando de que no se notara lo devastado que estaba por dentro.
Presione sobre mi pecho, dando un pequeño masaje.
Ya había mandado a Friday traer mi traje y probablemente llegaría aquí en breve, pero aun así teníamos pocos refuerzos y tiempo escaso.
- Solo 36 horas... Dios -dije para mí mismo,
- Estamos bajos de personal.
- Contar con Hulk sería estupendo. ¿Cómo lo ves? -Pregunté, dejando asomar una sonrisa por el recuerdo de lo que ellos tuvieron.
Sonrió en respuesta mientras negaba.
- ¿De verdad crees que se pondría de nuestro lado?
- No -suspiré.
Eso era muy cierto.
Banner siempre había valorado la privacidad y siempre trataba de quedarse a un lado a menos de ser necesario. Por no decir del poco cariño que se tienen él y el Secretario Ross. Nunca apoyaría ser controlado por un gobierno mucho menos por 117.
- Tengo una idea -añadió.
- Yo también -afirmé.
Quizá fuera la peor idea que haya tenido jamás y vaya arrepentirme incluso antes de hacerla, pero no tenía muchas salidas más. Tenía que llamar a Peter.
Sabía que esto no solo era una mala idea, sino que también Steve me crucificaría por esto, pero quizá Peter fuera la única forma de pararle, no solo sería un refuerzo, sino también el verle podría hacerle recapacitar.
Después de tanto tiempo negándome a sus poderes no podía creer que al final tuviera que recurrir a ellos, era bastante irónico. Ahora me lo recordaría siempre cuando tratara de impedir sus salidas.
- ¿Dónde está la tuya? -Le pregunté.
- Aquí abajo -respondió-. ¿Y la tuya?
- Nunca lo creerías -dije, sabiendo que realmente le costaría creer que Peter anduviera como un superhéroe-. Empecemos ya, no tenemos mucho tiempo.
Natasha asintió, haciéndome una rápida mirada para ver mi estado y luego se marchó.
Miré a mí alrededor, viendo como estaba lleno de agentes de la CIA por todos lados. Este no era el mejor lugar para llamar a Peter, demasiados ojos y oídos. Era mejor llamarle camino al hotel, porque necesitaba una buena ducha y también un masaje. De paso molestaría a Steve escogiendo a un hombre para el masaje, así se lo pensaría dos veces antes de largarse con su amigo.
Me puse en pie y recogí mi chaqueta antes de dirigirme a la salida. En el camino aun pude ver como muchos agentes y guardias estaban reponiéndose de la huida de Barnes. Traté de ignorar todo y seguir mi camino porque esto me recordaba más lo grande que esto se estaba haciendo.
Salí y fui directamente al coche que me estaba esperando.
- Al hotel Palace -dije al entrar, sacando el teléfono.
Miré la pantalla, sintiendo una pequeña presión en mi pecho al ver el fondo donde Steve besaba mi mejilla y Peter atrás lanzando besos al aire para imitarnos.
Di un suspiro con pesadez y abrí los contactos para llamar a Peter. Esto no me gustaba en absoluto pero, ¿qué otra opción tenía? Ellos eran 3 y nosotros dos. Hasta que Romanoff no consiguiera a su refuerzo no lograríamos nada. También tenía pensado llamar a Rhodes por si había terminado de arreglar el caos de Budapest. Siendo 5 sería mucho más fácil.
Suspiré escuchando los tonos de la llamada y a la tercera descolgó.
- Dime que no es verdad... -dijo antes de que me diera tiempo de hablar-. ¿Por qué papá está haciendo esto?
- No lo sé -respondí, negando-. Necesita salvar a su amigo... Ya sabes cómo es él, la justicia ante todo.
- Pero le van hacer daño, no puedes dejarle hacer eso, papá -se quejó.
- Eso quiero intentar. Tengo unas cuantas horas para hacerle cambiar de idea antes de que el Estado intervenga... -solté el aire pesadamente-. Necesito que vengas ayudarme, sé que no parará por las buenas, pero quizá a ti te quiera escuchar.
- ¿Estas pidiéndome ayuda como Spider-Man? -Preguntó, repentinamente animado.
- No me hagas arrepentirme... -le avisé.
- ¡No! ¡No! ¡Lo haré! -Dijo con emoción.
- Necesito que vengas a Berlín, en seguida avisaré a Happy e ira por ti.
- No te arrepentirás, papá. Lo prometo.
- Está bien... Pásame a tu tía mientras te preparas.
- Vale, papá, te amo -dijo con entusiasmo.
- Te amo -respondí con una sonrisa involuntaria.
No tardó en desaparecer, y ahora venía lo peor de pedir a Peter que viniera, mentir a su tía.
Con todo lo que estaba pasando probablemente May también estaría preocupada por lo que pudiera pasar. No podía decirle para que venía exactamente Peter, pero no me iba alejar de la realidad, tan solo para tratar de convencer a Steve de entregarse... Sin mencionar que estaría lleno de superhéroes con supe poderes y algún que otro asesino de Hydra. Creo que nos mataría a Steve y a mí si algún día descubre que hace Peter.
La conversación con ella no fue muy extensa, lo justo para llegar al hotel, sin embargo aún me quedaba la llamada a Happy.
Entré por la puerta del hotel, mientras hacía la llamada, pero me interrumpió la recepcionista.
- Señor Stark ha llegado un maletín para usted -dijo, mientras me miraba con una sonrisa coqueta.
Hacía muchos años que me había hecho inmune a esto. Al principio era extraño el no ver estos detalles atractivos como lo fueron en el pasado, pero ahora me eran completamente indiferentes.
Al revés que el hombre que me extendía el maletín. Se podía notar que bajo su traje había buenos músculos, que si los forzaba seguro saltarían los botones de la camisa.
- Muchas gracias -le sonreí, haciendo una rápida mirada de pies a cabeza.
Podía ser muy fuerte, pero mi Steve le superaba, y por descontado era mucho más guapo.
- Resérveme un masaje para dentro de una hora -le pedí a la recepcionista, mientras miraba al hombre-. Sí tienen algún masajista así como él lo quiero -añadí.
- Por supuesto, señor Stark -respondió, borrando su sonrisa al ver la poca atención que tenía en ella.
Lo sentiría, pero no lo hago.
Seguí mi camino al ascensor con el maletín y llame finalmente a Happy.
- Happy, necesito un favor -me apresuré a decir cuando descolgó-. Tienes que ir a buscar a mi hijo donde su tía y traerle a Berlín.
- ¿A Berlín?
- Sí, si has visto las noticias sabrás que todo está muy mal. Necesito que convenza a Steve.
- Claro, Tony, enseguida voy por él.
- Antes de eso necesito que vayas a mi casa -dije al recordar-. En mi taller hay un maletín metálico, dáselo a Peter y dile que la combinación para abrirlo es el día en el que le adoptamos.
- Este bien... -respondió confundido.
- Gracias, Happy. Llamar cuando lleguéis aquí.
- Dalo por hecho.
Ahora quedaban aproximadamente 12 horas de espera en las que perdíamos tiempo para poder dar con ellos. Aunque aprovecharía para relajarme y luego retocaría los últimos detalles de mi traje. Tan solo esperaba que Peter no tardara tanto como para que ellos se escaparan, aunque eso podría darnos tiempo para descubrir que tramaban hacer o en donde estaban.
Me dirigí finalmente a mi habitación y deje el maletín sobre la cama. Lo abrí y sonreí a mi traje. Esta vez todo iba a ser muy diferente.

Steve

Pude ver a través de una de las ventanas rotas como había varios helicópteros vigilando la zona. Era la segunda vez que pasaban por aquí, pero parecía que buscaban por toda la ciudad. Esto cada vez iba de mal en peor. ¿Pero qué otra cosa podía hacer? No podía dejar que encerraran o mataran a Bucky por algo que él no había hecho. Sin embargo escoger esto me traería otros muchos problemas que me dolían profundamente.
Quisiera saber que estaba pensando Tony de mí, si estaba muy enfadado o si simplemente ya me odiaba. Esperaba que entendiera porque hacía esto aunque no le gustara. Quizá debería llamarle y explicar lo que habíamos descubierto sobre el psicólogo, o lo que fuera, porque dudaba mucho que tuviera algún conocimiento sobre ello. Aunque había logrado engañar a la CIA nada menos. Algo muy importante tenía que necesitar y en cuanto Bucky despertara lo descubriría, después pensaría si llamaba a Tony.
Aunque, Tony no era el único afectado con todo esto, también estaba Peter. Desde que Tony le mencionó diciendo que estaba preocupado no podía sacármelo de la cabeza. No quería ni imaginar en lo que debía estar pensado de mí en estos momentos. Esperaba que estuviera bien y supiera que esto no lo hacía para provocar daño entre nosotros.
Esto se me iba hacer insoportable. Necesitaba escuchar su voz.
Saqué el teléfono desechable y comencé a marcar, dando un suspiro antes de dar a llamar.
- ¿Si? - Dijo la voz de Peter confundida.
- Hola, Pete -susurré, cerrando los ojos al escucharle.
- ¿Papá? ¿Eres tú?
- Sí, hijo, soy yo... -suspiré sin saber que más decirle.
- ¿Estás bien? -Preguntó, repentinamente preocupado.
- Sí, estoy perfectamente ahora que te escucho.
- Papá vuelve, no quiero que te pase nada, están muy enfadados contigo.
- Lo sé y lo siento, pero no puedo, no sería justo entregar a Bucky -murmuré, muy a mi pesar.
Mi corazón se dividía tanto en estos momentos, escuchar así a Peter me partía el corazón. Sin embargo esto era algo más importante. Era la vida de Bucky, si dejaba que lo atraparan no volvería a ver la luz de sol y sería una gran injusticia después de dar su vida por Estados Unidos en la guerra.
- ¿Pero qué hay de nosotros, papá? -Insistió.
Cerré los ojos con más fuerza, sintiendo como las lágrimas comenzaban acumularse tras mis párpados.
- Lo siento mucho, hijo. Sabes que os amo más que a nada, pero esto se trata de justicia
- Papá... -dijo entre una queja y un sollozo.
- Te amo, hijo, no lo olvides -murmuré antes de colgar con lágrimas en los ojos.
Apreté el teléfono en mi puño hasta que crujió y se hizo pedazos. Dejé caer los restos al suelo y después sequé mis mejillas.
Esto iba a ser infinitamente más difícil de lo que esperaba, porque estaba seguro de que Tony tramaría algo para tratar de pararme y este conflicto se haría más grande, o peor todavía, nos distanciaría más en nuestra relación.
- Capitán -me llamó Sam.
Sorbí por la nariz mientras quitaba todo rastro de las lágrimas con mis manos y fui a ver qué sucedía.
Sam me señaló con la cabeza hacía Bucky que estaba despertando al fin. Habíamos dejado atrapado su brazo en una prensa hidráulica que había en el almacén y así evitar que huyera u opusiera resistencia de algún tipo.
- ¿Steve? - Murmuró un poco confuso.
- ¿Con que Bucky estoy hablando? -Pregunté para cerciorarme.
Quedó callado unos segundos y luego dirigió la mirada directamente a mí.
- Tu madre se llamaba Sarah... -dijo, haciendo aparecer una sonrisa en sus labios-. Te ponías periódicos en los zapatos -rio suave.
- Eso no se lee en un museo -dije con un suspiro esperanzado.
Necesitaba a mi amigo de vuelta, necesitaba saber que por el Bucky que luchaba era el que realmente lo merecía. Así al menos sentiría que mereció la pena y no me estoy jugando todo por nada.
- ¿Dos cosas y ya está todo bien? -Dijo, Sam con desagrado.
- ¿Que he hecho? -Preguntó, Bucky.
- Bastante -respondí.
- Oh no... Sabía que acabaría pasando. Todo lo que Hydra me metió en la cabeza sigue ahí, le bastó con decir esas malditas palabras -murmuró, dejando notar el dolor en su voz.
- ¿Quién era?
- No lo sé -respondió.
- Ha habido muertos -dije mirándole fijamente-. La bomba, la trampa, hizo todo eso solo para estar 10 minutos asolas contigo, necesito algo mejor que "no lo sé" -le presioné.
Bajó su mirada, perdiéndose en algún lugar del suelo en completo silencio por varios segundos. No pasó mucho hasta que volvió a subir la mirada a mí.
- Quería saber cosas sobre Siberia. En qué lugar me encerraban, la ubicación precisa del lugar -dijo con temor en su mirada.
- ¿Y porque quería saber eso? -Pregunté algo desconcertado.
- Porque no soy el único Soldado de Invierno.
Dios mío, esto era mucho más de lo que creía. Tan solo Bucky como Soldado de Invierno ya era bastante letal, no quería imaginar qué pasaría si hubiera más como él.
Ahora nuestra prioridad debía ser evitar lo que sea que trama hacer el psicólogo, para eso necesitábamos toda la información posible.
Me acerque a Bucky y subí la prensa para soltar su brazo. Escuché un soplido de Sam, pero lo ignoré completamente mientras veía a Bucky mover su brazo.
- ¿Quiénes eran? -Pregunté, una vez se repuso del todo.
Dio un suspiro pesado antes de hablar. Sabía que le forzaba a decir cosas que no le gustaría recordar, pero ahora lo necesitábamos.
- El escuadrón de muerte de elite. Causó la mayor mortalidad en la historia de Hydra, y eso fue antes del suero -explicó.
- ¿Todos se volvieron como tú? -Preguntó, Sam.
- Peor -respondió.
- ¿El doctor podría controlarlos? -Dije realmente preocupado.
- Sí.
- Dijo que quería ver como caía un imperio -murmuré.
- Con esos tipos puede hacerlo -afirmó-. Hablan 30 idiomas, pueden ocultarse a plena luz del día, infiltrarse, asesinar, desestabilizar, y en una noche antes de que nadie se dé cuenta pueden destruir un país entero.
Maldición, esto cada vez era peor. Ahora se trataba de la seguridad mundial.
Sam me miró dando un paso hacia mí.
- Esto hace una semana habría sido más sencillo -susurró solo para mí.
- Y si hablamos con Tony... -empecé antes de ser interrumpido.
- No, nos creerá.
- Aunque lo hiciera...
- Quién sabe si los acuerdos le dejarían actuar -terminó mi frase.
- Estamos solos -afirmé.
- Tal vez no. Conozco a alguien -añadió, echándome una mirada rápida.
Supongo que eso era mejor que nada, después de todo cualquier ayuda sería poca para acabar con los Soldados de Invierno que mencionaba Bucky. Incluso necesitaríamos a alguien más.
- Llámale.
- Está bien, aunque aun así nos faltaran refuerzos... -murmuró pensativo.
- Quizá Wanda, pero Tony ha dejado a Visión vigilándola -respondí negando.
- ¿Y Barton?
- Se retiró, no sé si quiera meterse en medio de todo esto.
- No perdemos nada por intentarlo -dijo con un encogimiento de hombros.
- Eso es cierto -asentí.
No había muchas opciones y debíamos intentar aprovechar cualquiera que tengamos enfrente.
Aunque si había algo más complicado que eso era el cómo conseguiríamos viajar todos a Siberia después. Desde luego eso deberíamos planearlo bien antes, no quería riesgos innecesarios cuando estaríamos fuera de la ley, tan solo si no había otra opción así sería.
Otra preocupación también era el recuperar nuestro equipo, Sam necesitaba sus alas y yo mi escudo, aunque para esto ya tenía una idea. La sobrina de Peggy si parecía creernos y era la mejor baza para darnos nuestras cosas.
Ahora solo faltaba acomodar todo el plan mientras llegaban los refuerzos. Lo único bueno de la espera era el poder reponer fuerzas.

•••

Sam miró el coche con mala cara y rodó los ojos.
- Ya no vivimos en los cuarenta, vejestorio -dijo, burlándose por el coche que había escogido.
- Nadie pensara que vayamos a coger uno así -me defendí.
Aunque sabía que era arriesgado ya que no tenía mucha potencia, pero era lo mejor.
- Hasta yo sé que hay que modernizarse, Steve -dijo la voz de Bucky desde el umbral.
Reí negando con la cabeza y Sam se fue a dentro del almacén, todavía murmurando palabras de desagrado.
Todos siempre tenían pegas por mis gustos, hasta podía imaginarme a Tony escandalizado por verme con uno así cuando él compraba los más nuevos y potentes del mercado. Incluso tuvimos que ampliar el garaje para poder meter más, así que uno como este escarabajo le alarmaría.
Apoye una mano sobre el coche, acariciando su carrocería, sin poder apartar a Tony de mis pensamientos. Por mucho que me esforzaba siempre tenía su voz en mi interior diciéndome que paré y yo no dejo de repetir que no puedo hacerlo. Siento que debe estar odiándome y probablemente haya cavado la tumba de nuestro matrimonio.
- ¿Estás bien? -Preguntó, Bucky, poniendo la mano sobre mi hombro.
Alcé la mirada, sintiendo gran alivio de ver que volvía a ser quien yo conocía.
- Mentiría si dijera que sí... -admití.
- Siento mucho todo, Steve. No merezco que arruines toda tu vida por mí...
- Calla -le corté-, sabes que no es verdad, es lo menos que puedo hacer por ti. Has pedido muchos años de tu vida por Hydra y eres mi mejor amigo, así que lucharé para hacerte justicia.
Dio un suspiro negando y se apoyó en el coche quedando cabizbajo.
- Pero no es justo que tú des tu vida a cambio. Sé que tienes una vida con Stark y vas a perderla solo por esto -levanto la vista hacía mi-. Eso no es justo para ti.
- ¿Sabes eso? -Pregunté, repentinamente avergonzado.
No esperaba que supiera sobre Tony, era extraño pensar que haya descubierto así que estoy casado con un hombre, y nada menos que el hijo de quién fue nuestro amigo... Era extraño.
- Claro que lo sé -dijo una pequeña sonrisa-. Salís en todos los sitios de cotilleos. Dos superhéroes casados da mucho de qué hablar -bromeó.
- Ni que lo digas -rodé los ojos ante el recuerdo de tantas veces que nos seguían los paparazzi-. Aunque me hubiera gustado poder contártelo yo.
- Puedes contarme ahora -sonrió con ánimo-, estaría encantado de saber cómo ha ido tu vida.
Le miré, sintiéndome más relajado al ver que el Bucky que yo conocía estaba completamente de vuelta.
- Bueno, no hay mucho que añadir a eso, llevo 8 años con Tony, 7 casados...
- ¿8 años? -Interrumpió asombrado.
- Sí -asentí con una suave risa -. Nosotros somos los primeros sorprendidos, creía que el carácter de Tony me enloquecería en los primeros meses, pero para nada fue así -sonreí con nostalgia ante el recuerdo-. Pude descubrir más de él y me enamoré tan rápidamente que aún hoy siento que parece imposible enamorarse tanto y tan rápido.
- Te ha vuelto todo un cursi, Steven.
- Cállate, James -golpeé su brazo bueno riendo.
- No he dicho que eso fuera malo -dijo frotándose el brazo como si le hubiera dolido-, solo es extraño, y más pensar que te gustan los hombres.
- Si a ti te impacta imagina como quedé yo -reí haciéndole reír también-. También me gustan las mujeres, eso no ha cambiado, pero en Tony encontré esa paz que te hace sentir en un hogar -dije con un suspiro pesado-. Me ha hecho que agradezca haberme congelado, creo que eso dice todo.
Bucky me miró y su expresión fue cambiando hasta que volvió a ser de dolor y pena.
- Y por mi culpa vas a perder tu hogar... -miró a sus pies negando-. No debes hacer esto por mí, Steve. Ve con él y sigue tu vida.
Puse mi mano sobre su hombro y apreté suavemente.
- Mereces que luche a tu lado por las tantas veces que tú lo hiciste, eres mi mejor amigo después de todo -dije con una pequeña sonrisa.
- ¿Y qué hay de tu hogar?
- Más adelante arreglaré las cosas con Tony y Peter, lo de Siberia es más importante ahora.
- ¿Peter? -Volvió a mirarme, esta vez extrañado.
- Mi hijo.
- ¿Tienes un hijo? -Exclamó.
- Sí -reí con su expresión de asombró-. Le adoptamos cuando sus padres murieron en una misión... Fue duro al principio para él, pero enseguida se adaptó y realmente le siento como mi propio hijo.
- Quién diría que tendrías hijos tan rápido -hizo una sonrisa fugaz y luego volvió a su expresión de tristeza-. Con más razón deberías volver a casa, Steve.
- Deja de insistir con eso, Bucky, los dos sabemos que no me iré sabiendo lo que ese tipo planea hacer -respondí con firmeza-. No podemos dejar que utilice a los Soldados de Invierno.
Suspiro con pesadez asintiendo.
- Eres igual de cabezón que siempre.
- Ni el tiempo me cambia.
- Ni tu familia.
- Bueno, ellos ya han cambiado muchas cosas en mí, empezando por mi orientación sexual -bromeé provocando que negara sonriendo.
- Pues solo eso veo que ha cambiado, porque sigues igual de empeñado en golpear abusadores -sonrió de lado con nostalgia.
- Solo importa lo justo.
- Me alegra saber que sigues siendo quién conocía.
- Lo mismo puedo decir de ti, por fin eres tú -le di unas palmadas sobre el hombro y luego le atraje a mí para abrazarle.
- Me siento feliz de saber que hayas rehecho tu vida y tengas una familia -dijo, dando palmadas en mi espalda mientras me abrazaba.
- Espero que ahora tú formes parte de la familia también, serás el tío Bucky -respondí.
Tan solo asintió con una sonrisa muy débil, pero mucho más animado.
Desde el momento en el que supe que estaba vivo había esperado por poder recuperar a quién fue mi amigo. Necesitaba darle la segunda oportunidad que merecía, como la vida me la había dado a mí cuando me sacaron del hielo. Por fin ahora lo había logrado, y aunque sé que he hecho daño por el camino, debía hacerlo por Bucky. Él hubiera hecho lo mismo por mí. Siempre hemos luchado juntos, y preferimos morir antes que dejar al otro atrás.
Él me lo demostró aquél día que le saqué de las manos de Hydra con el resto de prisioneros. Cuando vio que yo no podía cruzar después de que la viga se desprendiera se negó a irse sin mí. Eligió morir conmigo a dejarme solo y salvarse. Ese pequeño acto es algo que jamás podré olvidar. Por eso le debo esto, le debo su vida y libertad. Estoy dispuesto a dar todo por ello, aunque me duela en el alma alejarme de Tony. Cuando pase todo trataré de arreglarlo y espero que me comprenda, pero por ahora no puedo echarme atrás, mucho menos ahora que debemos parar a ese tipo.

•••

No había conseguido dormir en toda la noche, creo que casi ninguno, Sam había logrado hacerlo un par de horas, pero nada más. Es difícil despejar la mente con todo lo que está pasando, y no quiero imaginar a Bucky. Después de todo por lo que ha pasado, especialmente en el pasado, dentro de su cabeza debe haber muchas cosas martirizándole.
Aún y con la desgana nos metimos en el coche ya que no podíamos perder más tiempo. Había contactado con Sharon Carter para pedirle si podía conseguir nuestras cosas. No me sentía muy bien al hacerlo pero era la única forma y era realmente necesario. Por suerte ella confía lo suficientemente en mí como para arriesgarse a hacerlo.
- Ahí está -dijo, Sam, al ver aparcar el coche de Sharon-. ¿Estás seguro de que no nos delatará?
- Sí -asentí.
Aunque no hubiera tenido mucho trato con ella sabía que podía confiar. Sé cuánto idólatra a Peggy y sé que por ella no me delataría.
Salí del coche al verla salir a ella también y me acerque, echando una mirada rápida a los chicos.
- No sé si entiendes el concepto de coche de fuga -dijo, Sharon, con una sonrisa.
- Este es discreto.
No entiendo porque le veían tanto problema al tipo de coche, no era nada del otro mundo.
- Mejor, porque esto de aquí suele atraer a la gente -murmuró, abriendo el maletero donde estaban nuestras cosas.
- Te debo otra más.
- Lo anoto en una lista -sonrió de lado, echando una mirada al coche-. Tu amigo ha intentado matarme.
- Lo siento, Puedes apuntarlo también -respondí apretando los labios-. Van a ir a por ti.
Después de lo que acababa de hacer probablemente ella también será buscada, y en el mejor de los casos, tan solo la despedirán.
- Lo sé -afirmó.
- Gracias, Sharon -dije con plena sinceridad.
Ahora era otra persona más a la que todo lo que estaba haciendo le repercutirá.
Estaban en camino también Barton con Wanda y el conocido de Sam. Ellos iban a ser un gran refuerzo para detener a ese tipo, pero iba a ser muy alto el precio si llegaban a atraparnos. Todo a partir de ahora iba a ser mucho más complicado e íbamos a tener que correr mucho.
Esto no era algo que me hiciera especial gracia y había seguido debatiéndome en si llamar a Tony, pero Sam piensa que Tony estará demasiado cegado por mi traición y nos delataría con tal de pararme y que así vuelva a casa. No sé si eso sea cierto, pero era una probabilidad y no podíamos correr el riego.
La mano de Sharon apretó mi brazo, sacándome de mis pensamientos. Se acercó y beso mi mejilla y luego hizo una débil sonrisa.
- Me tengo que ir -dijo con un suspiro, pasando rápidamente por mi lado.
La seguí con la mirada hasta que mi vista paró en Sam y Bucky, que sonreían demasiado.
Negué con la cabeza y me giré para sacar las cosas del coche de Sharon. Lo metí en el nuestro rápidamente, ya que el tiempo se nos echaba encima.
- Te tiene ganas -dijo, Sam, una vez volví a arrancar el coche.
- Por Dios, Sam, cállate -me quejé.
- ¿Qué tiene eso de malo? -Preguntó, Bucky, confundido.
- Es la sobrina de Peggy -le aclaré.
- Ugh... -me miró arrugando la nariz-. Eso sería extraño.
- Si se entera Tony creo que ira pronto con su tía -bromeó, Sam.
Rodé los ojos, negando con la cabeza ante sus estupideces.
Les ignoré el resto del camino hasta el aeropuerto. Tenía muchas cosas en que pensar que tenían más importancia que lo que pudiera sentir Sharon por mí, empezando por Tony y el cómo después de esto podremos arreglar todo. Supongo que con ese pensamiento me estaba adelantando a los hechos ya que ni siquiera sabía si "esto" iba a terminar en algún momento. Era difícil ver con optimismo esta situación cuando teníamos 117 países buscándonos.
Pero nuevamente volvíamos a lo que era más importante, evitar que es psicólogo llegue hacerse con el control de los otros Soldados de Invierno. Tenía que despejar mi mente de los otros problemas para dejar la prioridad a esto ya que era lo que realmente importaba ahora.
Por eso estábamos aquí, en el aeropuerto de Berlín. Clint, Wanda y quien había sugerido Sam, Scott Lang, habían llegado antes que nosotros y ya nos esperaban.
Lang estaba bastante entusiasmado, demasiado llegaría a decir. No dejaba de hablar e incluso de tocar mi cuerpo, lo cual era algo incómodo, pero simplemente parecía incrédulo de que yo fuera real. Suponía que ver en persona a alguien de quién leías en el colegio debía ser algo extraño, aunque a mí no me pareciera nada del otro mundo.
- Gracias por contar conmigo -dijo con entusiasmo mirándome y luego pasando a Sam-. Hey, ¿qué hay? -le saludó.
- ¿Qué pasa, Tic-Tac? -Cabeceó, Sam, en respuesta.
- Me alegra verte -contestó- Lo que pasó la última vez cuando... Tu y yo...
- Sí, sí... Fue una gran prueba, pero no volverá a pasar.
Al ver que comenzaban a irse por las ramas y debíamos enfocarnos cuanto antes, les interrumpí.
- ¿Te han dicho a qué nos enfrentamos? -Pregunté.
- Sí, algo de unos psico-asesinos -dijo un poco confuso.
No iba mal desencaminada esa definición.
- Esta vez estamos fuera de la ley -le advertí antes de que no hubiera vuelta atrás-. Si aceptas serás un hombre buscado.
- Bueno, no será una novedad -respondió como si nada.
- Deberíamos irnos -dijo, Bucky, con impaciencia.
- Hay un helicóptero listo -nos informó, Clint.
Entonces ya estaba todo listo finalmente. Era nuestra oportunidad.
Un anuncio por el altavoz pareció leer mis pensamientos para llevarme la contraria, ya que lo que tradujo Bucky no eran buenas noticias.
- Están evacuando el aeropuerto.
- Stark -afirmó, Sam.
Di un suspiro al saber que ciertamente iba a ser Tony.
- ¿Stark? -Preguntó, Scott, mirándome extrañado.
Vestiros -ordené.
Abrí el maletero y saqué mi traje.
- Steve -me llamó, Clint.
Me giré para encararle y cabeceé hacia él haciendo una pregunta no pronunciada.
- ¿Podrás con esto? -Preguntó un tanto preocupado.
- Sí, por supuesto.
- Esto si son peleas maritales -bromeó, Lang.
- No estamos peleados, por extraño que pueda parecer -aclaré.
- Ya veremos después de esto -continuó, Sam.
- Dejar las bromas con mi matrimonio y centraros -dije cerrando el tema.
Ignoré los murmullos que continuaron haciendo mientras nos vestíamos y terminé lo más rápido que pude.
Mientras esperaba a los demás me acerqué a mirar desde lejos donde estaba nuestro helicóptero. Aunque parecía estar cerca probablemente Tony no esté muy lejos para interceptarnos, o le habría hecho algo al helicóptero para que no despegue si lográbamos llegar a él.
- Vamos a separarnos en grupos -dije al volver junto a los demás.
Todos prestaron atención finalmente y terminó toda conversación anterior.
- Lang, ¿de verdad te encoges? -Pregunté.
- Si, Capitán -respondió.
- Entonces tú conmigo -le señalé-. Clint y Wanda buscar una buena zona donde tengáis visión del helicóptero -dije pasando a señalarle a ellos-, Sam y Bucky buscar su quinjet, pero tratar de que no os vean ya que buscan a Bucky y será el que se lleve toda la atención en cuanto sea visto.
- Redwing -sugirió, Sam.
- Perfecto -asentí- Lang y yo les distraeremos el tiempo suficiente para que lo encontréis.
Todos hicieron un asentimiento colocándose los intercomunicadores y luego fueron a buscar sus posiciones.
Lang me miró, haciendo un tic nervioso con el pie.
- ¿Qué? -Le pregunté ante su cara de curiosidad.
- ¿De verdad tú y Stark...? -Dejó la pregunta sin terminar, pero dejándola a entender.
Rodé los ojos asintiendo.
- Sí, creo que ya son muchos años para que quede duda.
- Lo sé, pero sigue siendo extraño cada vez que sale en las noticias -se encogió de hombros-. Aunque mi hija piensa que sois muy obvios.
- Tú hija me cae bien -respondí.
- Cuando le diga que has dicho eso de ella va a morir de emoción -dijo con una gran sonrisa.
Fruncí el ceño, pero me reí antes su repentina felicidad.
Sabía bien lo que era ese sentimiento de saber qué harás feliz a tu hijo con algo que le encanta, y aunque aún fuera extraño, yo hacía feliz a muchos niños con un simple saludo o una foto. He incluso así fue con Peter al conocerle. Realmente era agradable el sentimiento de verle feliz, por eso me sentía bien por Lang.
Sin embargo las voces de Barton y Sam me devolvieron a la tensa situación que teníamos frente a nosotros.
Asentí hacía Scott y presionó el botón de su traje, para desparecer frente a mis ojos. Me agaché para verle mejor y ponerle el escudo para que subiera en él.
- Sujétate hasta que te de la señal -dije dando el primer paso hacía el helicóptero.
Fui apresurando el paso, acercándome más de lo que creía que me permitirían, pero no tardó mucho en llegar la interrupción que tanto esperaba.
Algo fue directo al helicóptero y dirigí la mirada hasta su procedencia, para dar con, claramente Tony.
Mi estómago dio un vuelco con solo verle en su armadura. Sentí mi corazón repicar con fuerza entre emocionado y asustado. Emocionado por verle de nuevo, pero asustado de saber que esto solo iba a empeorar todavía más las cosas. Tan solo esperaba que tras lo que pasara ahora, Tony me creyera y viera por qué actuó como lo hago.
Realmente quisiera poder ignorar lo que sé e irme con él a cualquier lugar del mundo y perdernos, pero no podía mirar hacia otro lado, nunca he sabiendo hacerlo y no iba a empezar hacerlo ahora. Tony sabe eso perfectamente y por eso sabe que tiene que tomar medidas drásticas conmigo, lo cual me hace temer lo peor para nosotros. Solo me quedaba rezar a Dios porque tenga solución en el futuro.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).