Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Stony Stories por Wind Girl

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Tony

Suspiré con fuerza mirando a través del cristal el cómo Rhodes estaba siendo escaneado nuevamente.
Ya le habían hecho todo tipo de pruebas y el diagnóstico no había sido nada bueno. Me parecía increíble que hubiera llegado a pasar algo así. Visión no comprendía como había podido a distraerse de la batalla y a mí me parecía incomprensible. Lo poco que sabíamos de Visión es que era tan perfecto como Ultrón quería ser, eso implicaba no tener fallos de concentración.
Sin embargo ese no era el peor de mis males, el peor es que Steve acababa de complicar la situación de forma desmedida. El resto de su equipo había sido arrestado y él había huido con su amigo. Me hervía la sangre de tan solo pensarlo.
Aunque había algo que me hacía sentir más rabias y era el que Steve fuera capaz de enfrentarse a Peter. Por mucho que me haya dicho que Steve nunca fue duro con él no me quitaba de la cabeza el hecho de que continuara con esto. Pensé que ver a Peter le haría ser benévolo, pero al parecer Steve no era tal y como yo pensaba. Tal era su obsesión que quiso hacerme creer que esto no era por su amigo. Como si hubiera otra cosa que le preocupara más que eso...
Vi de reojo la sombra de Natasha en la puerta y endurecí mi mirada. Toda la culpa de la huida había sido suya. Tuvo en sus manos el poder parar a Steve y le dejo escapar tirando a la basura todo nuestro esfuerzo.
Sujeté mi brazo que estaba en cabestrillo y salí de la sala pasando por su lado sin decir nada. Sabía que me seguiría y fui directo hacía el balcón para tener esta conversación a solas.
Me apoye en la barandilla y ella se puso a mi lado con los brazos cruzados. No tardo ni 5 segundos en hacer su primera pregunta.
– ¿Cómo está Rhodey?
– El informe médico dice que se ha roto desde la L4 a la S1, laceración extrema de la médula espinal –le informé–. Es posible que sufra algún tipo de parálisis.
Romanoff quedó en silencio mirando al frente. La vi tomar aire con pesadez y luego me miró.
– Steve no se va a detener, si tú tampoco lo de Rhodes va a ser insignificante.
Como tenía el descaro de decirme eso con lo que había hecho. Podríamos haberles detenido pero ella ha preferido cambiar de bando. Si hubiera hecho lo que debía ahora Rhodes estaría bien y Steve estaría detenido, prefería eso a lo que pueda llegar a pasarle.
– Dejaste que escapara.... –dije dolido.
Lo hemos hecho muy mal –respondió.
– ¿Hemos? –Reí sarcásticamente–. Es difícil quitarse el hábito de agente doble, ¿no? Se fija en el ADN.
– ¿Tony es que eres incapaz de despojarte de tu ego por un solo segundo? –Me recriminó.
La miré fijamente ante su insinuación.
– T'Challa le ha dicho a Ross lo que hiciste así que... Vendrán a por ti.
– No soy yo quién debe vigilar sus espaldas –dijo para finalizar.
Dio media vuelta y se fue rápidamente.
Respiré hondo tratando de reponerme de esta montaña rusa de emociones hasta que me llegó un mensaje. Lo miré a través de mi reloj y lo amplié al no comprender que era.
– ¿Friday que estoy viendo?
– Un archivo prioritario de la policía de Berlín –respondió.
Esto parecía tener que ver con todo lo ocurrido y definitivamente era algo grave.
– Arranca el helicóptero.
Fui directo al helipuerto y me subí al helicóptero. Mandé un correo a Ross con todo lo que había recibido y puse camino a la balsa. No podía perder tiempo si esto ayudaba en algo para conseguir la libertad de Steve.

•••

Vi por milésima vez los archivos y resoplé. No podía creer que Steve tuviera razón. Me sentía un idiota al haberme cegado por todo lo que estaba pasando. Si Steve no hubiera arriesgado su vida por salvar a su amigo horas antes quizá no hubiera estado tan enfadado como para no escucharle. Los celos por culpa de Barnes me habían hecho poner en guardia y me negué a creer cualquier cosa que tuviera que ver con él. Quería golpearme a mí mismo por haber sido tan estúpido.
– Aquí control de la prisión la balsa, puede aterrizar señor Stark –informaron por radio.
Vi emerger la balsa y esperé hasta tener el helipuerto abierto para descender. Baje tan rápido como aterrice y Ross apareció para encontrarse conmigo.
– ¿Recibió los archivos? –Pregunté en cuanto estuve a su lado–. Hay que iniciar el escaneo fácil cuanto antes para dar con ese tal Zemo.
– ¿De verdad cree que voy a escucharle después del tremendo fiasco de Leipzig? Tiene suerte de no estar en una celda –dijo con una sonrisa irónica.
No dijo nada más y me guío por los pasillos de la balsa. Me llevó hasta una sala de control dónde se veía cada una de las celdas a través de las cámaras de seguridad. En ellas pude ver como estaban los chicos en sus respectivas celdas. Me costó mirarles porque aunque había ido contra ellos en Berlín realmente no quería hacerlo porque eran amigos. A quién más me dolió ver fue a Maximoff que le habían colocado un arnés para inmovilizarla.
– Sígame, señor Stark –dijo uno de los guardias abriendo una puerta para mí.
Le seguí por largos pasillos hasta la zona aislada dónde les tenían. Marcó un código en el panel junto a la puerta y se abrió.
– Pasé, una vez esta se cierre la de en frente se abrirá.
Asentí y entré. Como había dicho el guardia en cuanto la puerta se cerró detrás mí la de delante se abrió y me dejó ver a los chicos.
Di un pasó dentro, acercándome al centro de la habitación. A mí alrededor estaban los 4, Clint, el tipo que no conocía que habían nombrado como Lang, Sam y Wanda.
A mi espalda comenzaron a sonar unos aplausos y me giré hacía Barton.
– ¡El futurista, señores! ¡Ha venido el futurista! –Dijo, burlándose–. Él lo ve todo, sabe lo que te conviene tanto como si te gusta como si no.
Cerré el espacio hasta su celda y le encaré.
– No me agobies, no sabía que os meterían aquí.
– Pero sabias que en algún sitio nos iban a meter –respondió, aun con hostilidad.
– Sí, pero no en una cárcel ultra segura y flotante. Este sitio es para locos, es un sitio para....
– ¿Criminales? Criminales, Tony. Creo que esa es la palabra que buscas. ¿Verdad? –Me miró fijamente–. No es algo aplicable a mí, ni a Sam, ni a Wanda, pero aquí estamos.
– Incumplisteis la ley, yo no os obligué. La leísteis y la incumplisteis –contesté, entre sus constantes burlas mientras hablaba–. Ya eres mayorcito, tienes esposa e hijos. ¿Por qué no pensaste en ellos antes de escoger el bando equivocado?
Le miré y negué separándome de la celda para seguir a la siguiente.
– No le deis la espalda a este tipo, quizá un día os la parta –gritó detrás de mí.
Miré de reojo, dolido por ver que tan lejos había llegado esto que incluso Barton parecía odiarme. Esto hubiera sido tan diferente si hubiera escuchado a Steve y él a mí. Pero rompimos nuestra mutua confianza y eso ha roto por completo a los Vengadores, incluyendo nuestras amistades.
– Hank Pim decía que nunca te podías fiar de un Stark –murmuró el tipo en la siguiente celda.
– ¿Quién eres tú? –Dije con desdén, pasando de largo.
– Venga ya... –le escuché refunfuñar.
Paré frente a la celda de Sam y agradecí ver que no parecía hostil hacia mí, necesitaba que me diera el paradero de Steve para poder ayudarle. Merecía una tregua después de todo.
– ¿Cómo esta Rhodes? –Preguntó.
– Mañana le llevan al Columbia Medical, así que crucemos los dedos –dije con un suspiro–. ¿Queréis algo? ¿Os dan de comer?
– ¿Ahora vas de poli bueno?
– No, quiero saber a dónde ha ido Steve –dije sin rodeos.
– Pues mejor ve a por un poli malo –respondió–. Vas a tener que golpearme para sacarme información.
Sabía perfectamente que esa iba a ser su respuesta, suerte que busqué una baza para este momento.
Toqué en mi reloj y desactive el audio de las cámaras de vigilancia.
– He anulado el audiovisual, tenemos 30 segundos hasta que vean que no ha fallado su equipo –le dije para que entendiera que esta vez estaba de su lado.
Miró a su alrededor, como si quisiera cerciorarse de lo que le decía era verdad.
– Mira –amplié la imagen del verdadero psicólogo, muerto dentro de una bañera–. Este de aquí es el tipo que debería haber interrogado a Barnes, no hay duda de que comentí un error. Sam me equivoqué.
– Esto es nuevo... –murmuró.
– Esta claro que Steve se ha pasado de la raya pero va a necesitar ayuda –continué–. Tú y yo no nos conocemos mucho, no tienes...
– De acuerdo... –dijo, aun dudando por un segundo–. Te lo voy a decir, pero tendrás que ir solo y como amigo.
– Quizá mejor como marido.
Asintió satisfecho.
Aunque le había dicho que había interferido en el audio me habló en un susurro. Específico el lugar exacto a donde se dirigían Steve y Bucky y que es a lo que se enfrentaban. No dio tiempos de más y mi reloj pito para informarme de que habían recuperado el audio.
Hice un leve asentimiento para agradecerle y me di la vuelta chasqueando la lengua.
– Con ustedes solo se puede perder el tiempo –murmuré para tapar la verdadera conversación.
Me acerqué a la puerta y enseguida se abrió. Hice todo el recorrido de vuelta y volví a encontrarme con Ross. Le pasé de largo, sin ganas de aguantar sus preguntas absurdas, y fui directo hacía el helipuerto.
– Stark, ¿le ha dado alguna pista sobre Rogers? –Preguntó, siguiéndome de cerca.
– No, me ha mandado a la mierda, pero prefiero ir a nuestro complejo –mentí–. Llámeme usted cuando quiera, le pondré en espera, me gusta ver la lucecita –sonreí de manera sarcástica mientras subía al helicóptero.
No esperé más para despegar y así ir tras Steve lo antes posible. Sam había mencionado otros Soldados de Invierno y si era así necesitaría toda la ayuda posible.
Ahora me sentía mucho más estúpido por no haberle escuchado. Tan solo buscaba la forma de ir a salvar una vez más el mundo y yo tan solo le había obstaculizado el ayudar. No sé porque toda esta situación me ha cegado tanto que prácticamente había olvidado que lo que siempre había movido a Steve a actuar con tal decisión era hacer justicia salvando el mundo. Aunque seguía sin aprobar su conducta, ya que había muchas maneras menos conflictivas de conseguirlo y puede que con esas no hubiera dudado de él, pero supongo que ambos actuamos mal por culpa de la presión. Ahora tan solo esperaba que no fuera tarde para poder ayudarle con Zemo, especialmente porque al parecer Ross no iba ayudar en lo más mínimo, lo cual me hacía decir nuevamente que Steve tenía razón en cuanto a que no nos dejarían actuar cuando necesitáramos si firmábamos. Continuaba creyendo que era mejor así para mi desde lo que provoque con Ultrón, pero me molestaba que en cierta manera Steve acertara porque ya no podría quejarme y hacerle cambiar de parecer en el futuro. Aunque ahora eso carecía de importancia y debía centrarme en solucionar el verdadero problema que era Zemo.
Me quité el cabestrillo, flexionando un poco el brazo para comprobar su movilidad y sentí un leve pinchazo, suficiente para soportarlo. Di un suspiro colocándome recto en el asiento y sin pensarlo más presione el botón junto al asiento.
La armadura se montó a mí alrededor y el asiento se inclinó hacia atrás para dejarme caer. Encendí los propulsores y salí disparado en dirección a Siberia.

•••

La temperatura había descendido drásticamente y sabía que no debía quedar mucho para llegar. Podía ver en el mapa que estaba a escasos kilómetros.
– Llamada entrante de Peter, señor –me informó, Friday.
Había olvidado completamente avisar a Peter de que estaría fuera más tiempo de lo previsto.
Descolgué.
– Hola, Pete –dije como si nada pasara.
– ¿En serio? Me he despertado y todavía no estás en casa. ¿Qué pasa ahora, papá? –Preguntó con miedo en su voz.
– Lo siento, hijo, pero tú padre tenía razón en algo y debo ayudarle, volveremos en cuanto nos sea posible, no te preocupes –traté de sonar convincente para no preocuparle más.
– ¿Volveréis? ¿Eso quiere decir que vais a arreglar las cosas? –Dijo esperanzado.
– Por el momento uniremos fuerzas, luego ya hablaremos de lo demás.
Hizo un largo silencio, durante el que escuché su respiración profunda hasta que decidió volver hablar.
– No peleéis más, por favor –susurró.
Cerré los ojos unos segundos dando un suspiro. Lo último que quería era volver a estar frente a frente con Steve, debíamos hablarlo sin llegar a las manos, como él siempre me decía. Las cosas se arreglar con palabras no con golpes. Durante nuestra relación lo había repetido muchas veces cuando me hacía enfadar y mi primer instinto era golpearle, todavía lo hacía, pero comprendía a lo que se refería.
– No entra en mis planes, así que no te preocupes y prepárate para ir al instituto.
– Está bien –respondió con un suspiro–. Te quiero, papá. Si puedes dile a él que también le quiero.
– Nosotros a ti, hijo –dije sintiendo un gran orgullo.
Sabía lo mal que lo estaba pasando Peter con todo esto, pero realmente estaba siendo muy fuerte por soportar todos nuestros problemas y seguir amándonos de la misma manera. No podía sentirme más orgulloso de la persona tan buena en la que se estaba convirtiendo.
– Tengo que dejarte, hijo, nos vemos por la noche –me despedí cuando vi el quinjet.
– Adiós, papá, tener cuidado –susurró antes de colgar.
Respiré profundamente para reponerme y luego aceleré en dirección al quinjet. Aterricé junto a él y me acerqué a mirar, pero parecía que ya no estaban dentro.
Miré a mí alrededor hasta dar con una entrada a un búnker, por lo que parecía. Observé desde la entrada si había alguien.
– Despejado, señor –informó.
Seguí adelante hasta dar con un montacargas. Lo vi dudoso pero parecía no haber otra forma de seguir adelante.
Entré, le di al botón sin pensarlo y esperé con impaciencia, pensando en que iba a decir cuando le viera. Después de lo que había pasado no sabía cómo estarían las cosas, pero esto era necesario y quizá incluso nos ayudaría a ambos a empezar a solucionarlo.
Abrí las puertas y me encontré directamente con él. Estaba cubriéndose con el escudo y tras él Barnes que me apuntaba con su arma.
Un segundo le tomó para bajar el escudo y mirarme con sorpresa.
– Os veo a la defensiva –dije acercándome cauteloso.
– A sido un día largo –respondió, también viniendo hacía mí.
Le miré asintiendo y sentí un poco de paz con tan solo mirar a sus ojos. Terminó rápido cuando dirigí la mirada hacía Barnes, que aún continuaban apuntándome.
– Descansa soldado, no he venido a por ti –traté de tranquilizarle.
– ¿A qué has venido? –Preguntó, Steve.
Di un suspiro al tener que admitir mi error.
– Quizá tu historia no sea tan descabellada, quizá... Ross no sabe ni quiero que sepa que estoy aquí, porque tendré que auto-detenerme.
– Tendrías que hacer mucho papeleo –dijo en tono sarcástico.
Me reí al ver su buen humor y enseguida bajo el escudo definitivamente.
– No sabes cuánto me alegro de verte, mi amor –sonrió, cerrando el espacio entre nosotros para besarme.
En otro momento le hubiera separado, pero después de todo lo que hemos pasado sus labios se sentían tan bien.
– Yo también a ti –sonreí.
Se sentía realmente bien tenerle de vuelta a mi lado, aunque aún tuviéramos un problema pegado a nosotros que no dejaba de apuntarme aun viendo que nos estábamos besando.
– Eh, mensajero del miedo, me estas agobiando –le dije a Barnes–. Esto es una tregua, baja el arma.
Steve le hizo un gesto rápido y finalmente bajó el arma. Se volvió hacia mí y pude ver en sus ojos que volvía a estar feliz.
– ¿Estás bien? –Me preguntó.
– Como nuevo, aún me dura el gusto del masaje que me di en Berlín, sobre todo el de mis ojos –sonreí intencionadamente para molestarle.
Aunque no fuera a ser duro con él ahora iba a pagarme un poco por su actitud.
– ¿En serio, Tony? ¿Ahora? –Dijo apretando los dientes.
– Te he logrado molestar así que sí, ahora –respondí guiñándole un ojo.
– Tony...
Le corté dándole un beso. En el primer segundo pareció tenso, pero enseguida me lo devolvió con ganas, sujetándome cerca e intensificándolo.
– Lo siento mucho, Tony –susurró al separarse.
– Lo sé, no te preocupes ahora de eso, tendremos tiempo después –dije acariciando su mejilla.
– ¿Peter está bien? –Preguntó preocupado.
– Sí, está en casa y espero esta noche podamos estar con él, así que terminemos con esto.
– Espero lo mismo, pero especialmente para discutir porque le has metido en esto –respondió.
Le miré fijamente, endureciendo la mirada. Sé que no debería haberlo hecho, pero me había dejado acorralado sin muchas opciones.
– No me dejaste opción –dije, conteniendo la repentina tensión.
– Es un niño –replicó.
– Ahora es un niño, pero cuando lo digo yo no –respondí mirándole a los ojos directamente.
– Sí para algo de esta magnitud, Tony –dijo, tomando aire para no alterarse–. De todos modos eso ahora no es lo importante, lo hablaremos en casa.
Asentí y me giré para seguir el camino pero Steve me tomó del brazo para devolverme a su lado.
– Te amo, gruñón –murmuró antes de darme un beso.
– Idiota... –refunfuñé, sin poder evitar volver a besarle.

Steve

Abrí la rampa del quinjet y miré a Bucky, prepararse cogiendo un rifle de Natasha. No sabía si era porque era de ella o por simple protección. Sea lo que fuere que pasó entre ellos parece ser que fue muy difícil de superar para él, aunque siento que sigue importándole de algún modo.
Miré al frente, hacía el suelo cubierto de nieve que azotaba el aire gélido Siberiano. Eso me trajo a la mente un momento de nuestra vida muy cómico.
– ¿Recuerdas cuando tuvimos que volver desde Rockaway Beach dentro de un camión frigorífico? –Dije con una sonrisa por el recuerdo.
– ¿Quizá porque te gastaste el dinero del tren en perritos calientes? –Respondió, sonriendo de verdad por primera vez.
– Y tu tres dólares intentando ganar un peluche para una pelirroja.
– ¿Cómo se llamaba? –Dijo pensativo.
– Dolores –recordé–. La llamabas Dot.
– Ahora debe tener unos 100 años.
– Igual que nosotros, amigo –respondí.
Puse la mano sobre su hombro y le apreté para darle ánimos. Habíamos pasado mucho y era increíble que estuviéramos aquí juntos después de todo.
Finalmente salimos del quinjet y nos acercarnos a la puerta, que desgraciadamente ya estaba abierta.
– No puede llevar aquí más que un par de horas.
– Lo suficiente para despertarlos –respondió.
Aunque parecía todo bastante tranquilo no podíamos confiarnos. Como bien a dijo Bucky están adiestrados para ocultarse bien y podrían estar esperándonos.
Entré despacio, mirando a cada lado antes de continuar. Tan solo se escuchaba el eco de nuestras pisadas en cada paso, dejándome saber que el lugar estaba vacío. Solo había un viejo montacargas al final del pasillo.
Hice un gesto hacía a él para indicarle a Bucky y subimos, dando un asentimiento antes de dar al botón para bajar.
– Es extraño que vuelvas a darme órdenes –murmuró, con la sombra de una sonrisa.
– Sigo siendo Capitán, Sargento –sonreí.
Hizo una débil risa hasta que el elevador paró.
Abrí la puerta y Bucky alzo el rifle mientras se avanzaba para comprobar que estuviera despejado. Le seguí de cerca, cubriendo su espalda. Bucky subió unos escalones cuando un ruido a nuestra espalda nos alertó de que el montacargas había bajado nuevamente.
Instintivamente me acerqué a Bucky y coloque el escudo al frente mientras él apuntaba sobre mi cabeza.
– ¿Listo? –Susurré.
– Si –respondió.
Las puertas se abrieron y enseguida mi rostro cambio a sorpresa al ver a Tony.
Mi corazón se aceleró por ver que se encontraba bien después de la pelea. Temía que algo le hubiera pasado cuando nos fuimos de allí.
– Os veo a la defensiva –dijo, avanzando despacio.
– A sido un día largo –respondí, bajando el escudo y acortando la distancia.
Crucé la mirada con él y parecía mucho más tranquilo. Era algo extraño que de repente tuviera este cambio, pero como fuera me alegraba enormemente.
Tony dirigió la mirada a Bucky unos segundos.
– Descansa soldado, no he venido a por ti –dijo para calmarle.
– ¿A qué has venido? –Pregunté, con verdadera curiosidad ante su cambio de actitud.
– Quizá tu historia no sea tan descabellada, quizá... Ross no sabe ni quiero que sepa que estoy aquí, porque tendré que auto-detenerme.
– Tendrías que hacer mucho papeleo –dije con sarcasmo.
Hizo una pequeña risa, que me relajo finalmente y bajé el escudo. En el fondo me sentí plenamente feliz de saber que había recapacitado y volvía a estar en mi bando.
– No sabes cuánto me alegro de verte, mi amor –sonreí, dando los pasos que nos separaban para poder besarle.
Creí que me rechazaría después de todo lo que había pasado, pero al no ser así sentí un gran alivio que me hizo saborear bien aquel beso.
– Yo también a ti –sonrió cuando me separé.
Tony volvió a dirigir la mirada a Bucky, tensándose levemente.
– Eh, mensajero del miedo, me estas agobiando. Esto es una tregua, baja el arma.
Le hice una seña con la mano a Bucky y la bajó. Miré a Tony de nuevo y sonreí.
– ¿Estás bien?
– Como nuevo, aún me dura el gusto del masaje que me di en Berlín, sobre todo el de mis ojos –sonrió descaradamente.
– ¿En serio, Tony? ¿Ahora? –Respondí, tensando la mandíbula.
Cómo en un momento así podía hacer esto y pincharme para ponerme celoso. Lo que más rabia me daba era que lo conseguía. Solo pensar que otro hombre hubiera estado tocando todo su cuerpo me irritaba, pero más por el hecho de que fue intencionado y yo no estaba ahí.
– Te he logrado molestar así que sí, ahora –me guiñó el ojo.
– Tony... –comencé, apretando los dientes ante su provocación.
Me besó de repente, haciéndome tragar la réplica. Quería oponerme, pero después de todo le necesitaba como nunca. Necesitaba sanar todo el dolor de las últimas horas y solo él podía hacerlo.
Le acerqué por la cintura e intensifique el beso dejando entrar mi lengua en su boca y no me detuve hasta que recordé en donde estábamos y porqué. Aun sentía más ganas de él, pero me conformaba con tenerle aquí, eso aliviaba tanto mi corazón por todo el mal que nos he hecho pasar.
– Lo siento mucho, Tony –susurré.
– Lo sé, no te preocupes ahora de eso, tendremos tiempo después –respondió acariciando mi mejilla con cariño.
Cuando acabáramos con esto iba a pagarle todo con creces, y a Peter también. Nos merecíamos un tiempo de descanso y disfrutar tiempo en familia, especialmente por hacer sufrir a Peter con nuestros problemas.
– ¿Peter está bien? –Pregunté con preocupación.
– Sí, está en casa y espero esta noche podamos estar con él, así que terminemos con esto.
– Espero lo mismo, pero especialmente para discutir porque le has metido en esto –dije levemente enfadado al recordarlo.
Me miró y su mirada se hizo más hostil nuevamente.
No quería verlo así otra vez, pero realmente estaba enfadado con él por meter a Peter en una situación tan delicada, más cuando le pedí estrictamente que no lo hiciera.
– No me dejaste opción –dijo apretando los dientes para contenerse.
– Es un niño –respondí.
– Ahora es un niño, pero cuando lo digo yo no –se defendió, mirándome a los ojos.
– Sí para algo de esta magnitud, Tony –repliqué, tratando de no alterarme–. De todos modos eso ahora no es lo importante, lo hablaremos en casa.
Dio un asentimiento y respire profundo al ver que Tony estaba tomando todo con calma por una vez. Me hacía sentir orgulloso del auto control que estaba teniendo.
– Te amo, gruñón –dije, volviendo a besarle una vez más
– Idiota... –respondió aun queriendo parecer molesto, devolviéndome el beso.
El leve sonido de movimiento tras de nosotros nos hizo volver a dónde estábamos, provocando que me sonrojara al recordar que Bucky estaba aquí.
– Lo siento –murmuré apenado.
Bucky sonrió fugazmente, asintiendo para que no me sintiera mal.
– Yo no –sonrió, Tony.
Rodé los ojos riendo, feliz de que aun continuara teniendo sentido del humor.
– Vamos –dije mientras me unía nuevamente a Bucky en las escaleras.
Miré hacia atrás instintivamente para ver que Tony también nos siguiera.
El lugar seguía pareciendo vacío y eso me preocupaba cada vez más. No era lo que esperábamos y eso no podía ser nada bueno. Llegamos a la entrada de una gran sala, estaba casi completamente en penumbra lo cual aún me hacía alertar más.
– Capto señales térmicas –anunció, Tony.
– ¿Cuantas? –Pregunté.
– Ah... Una –dijo dudoso.
Se podía notar que él también sabía que algo no iba bien. Que solo hubiera una persona no tenía sentido.
Nos vimos sobresaltados cuando unas luces amarillas iluminaron lo que parecían unas cápsulas de hibernación.
– Si sirve de consuelo, han muerto mientras dormían –dijo una voz que envolvió el lugar.
Nos acercamos unos pasos más y vi en la primera cápsula como el cristal estaba roto de un disparo. No sé porque pero esto me preocupaba más que el que todos los Soldados de Invierno estuvieran muertos. Tenía que haber una gran razón para hacer algo así.
En el centro de la sala había una silla que creaba un círculo en la sala. Tony fue por la derecha, sin dejar de mirar a su alrededor y le seguí de cerca con el escudo en alto, mientras Bucky escogió la izquierda, parándose a mirar la primera cápsula de hibernación.
– ¿Creías que quería a más seres como tú? –Volvió a decir la voz.
– ¿Qué diablos...? –Escuché murmurar a Bucky nervioso.
– Aunque les estoy agradecido, ellos les han traído aquí.
Al terminar la frase más luces se encendieron y se iluminó la ventana dentro del búnker dónde él estaba.
Instintivamente Tony alzó su mano apuntando a él y yo lancé el escudo con todas mis fuerzas. El esfuerzo fue en vano porque rebotó contra el cristal y él escudo volvió a mí.
– Por favor, Capitán, los soviéticos construyeron esta cámara para resistir la onda expansiva de los cohetes UR100 –dijo con voz de superioridad.
– Yo podría derribarla –afirmó, Tony, entrando en su juego.
– Seguro que sí, señor Stark... Con el tiempo –comentó haciendo notar el sarcasmo–. Pero así no sabría por qué ha venido.
Me harté de su juego y caminé hacia él manteniendo la cautela.
– ¿Atentó y mató a gente en Viena para traernos aquí?
– No he pensado en otra cosa desde hace más de un año –respondió–. Le he estudiado a usted, le he seguido, pero ahora que le tengo delante acabo de descubrir que hay motas verdes en el azul de sus ojos –hizo una suave risa–. Da gusto encontrar un defecto.
Definitivamente estaba tratando de burlarse de nosotros y su odio era evidente. Algo le había pasado hace un año y lo que fuera fue por nosotros, y tenía una pequeña idea de que podía ser.
– Usted es de Sokovia. ¿Así que ese es el motivo?
– Sokovia era un estado fallido antes de que ustedes lo destruyeran –negó–. No, si estoy aquí es porqué hice una promesa.
– Perdió a alguien –afirmé al notar su dolor.
– A alguien no, a todos. Es lo que le pasará a usted –se movió y el monitor detrás de mi se encendió–. Un imperio derribado por el enemigo se puede volver a alzar, pero el que se desmorona desde dentro... Esta muerto. Para siempre.
Me acerqué a la pantalla en la que salía una fecha escrita en ruso, rápidamente cambió y apareció una carretera.
Enseguida Tony vino a mi lado para mirar y noté el rápido cambio en su expresión. Eso me alertó y una corriente recorrió mi columna llenándome de miedo.
– Conozco esa carretera –susurró–. ¿Qué es esto? –Le preguntó, sin obtener respuesta.
El vídeo continuó enseñándonos como un coche se estrellaba y no tarde ni un segundo en saber que era.
Mi alma cayó a los pies en ese instante. Había visto la imagen de esa carretera en el búnker de Zola cuando nos explicó que habían usado al Soldado de Invierno para reescribir la historia y unas de las víctimas fueron los padres de Tony.
Me había debatido internamente durante meses en si contarle, pero me aterró la idea de ver a Tony sufrir nuevamente por su pasado. No quería que volviera a torturarse y con ello la bebida y los ataques de ansiedad.
Ahora por esa mala elección Tony podía quedar peor. Después de todo lo que había ocurrido, estando bajo tanta presión, esto iba a hundirle, mucho más por tener frente a él a quién lo hizo.
No quería creer que esto estuviera pasando, pero ahora comprendía lo que había querido decir con "es lo que le pasará a usted". Quería que perdiéramos lo que más amábamos y mi mayor miedo era que la reacción que estaba teniendo Tony auguraba que lo iba a lograr.
Las lágrimas comenzaron a amontonarse en mis ojos y tuve que hacer mi mayor esfuerzo por no dejarlas salir. Tony cada vez estaba más afectado y tembló levemente al contener sus actos, mirando de reojo a Bucky.
En cuanto el vídeo terminó Tony trató de dar un paso hacía él e involuntariamente sujeté su brazo.
– ¡No, Tony! Tony –dije casi como una súplica.
En ese momento sentí como si mis dos mundos colisionaran.
Ambos han sido los mayores apoyos en mi vida, Bucky en el pasado y Tony en el presente. No quería perder a ninguno, no quería tener que elegir porque ambos eran parte de mi vida. Sin embargo esto no iba a ser tan fácil y la expresión de Tony me hizo saber que nuestro amor estaba pendiendo de un hilo muy fino.
– ¿Tú lo sabias? –Preguntó en un susurro.
– No sabía que había sido él –mentí, aterrado por miedo a perderle.
– No me mientas, Rogers. ¿Lo sabías? –Volvió a preguntar, más dolido que antes.
La sola mención de mi apellido me había perforado el pecho haciéndome saber que ya no había vuelta atrás.
– Sí –susurré con un nudo en la garganta.
Tony dio un paso atrás y pude sentir el cómo ese hilo cedió, dejando que caer nuestro amor y se hiciera mil pedazos
En su mirada se veía como procesaba todo y cada segundo de silencio hacia más hondo el agujero en mi pecho. Sabía que todo estaba acabado, pero la reacción de Tony me tenía en vilo para saber hasta qué punto había caído.
Aunque, fuera lo que fuera no quitaba que había fallado en mi promesa de cuidarle de todo mal. Era tan irónico que él creyera que él tendría la culpa si algún día termináramos y realmente haya sido mía, y de la peor manera posible.
Sin tener tiempo a reaccionar Tony hizo un rápido movimiento y me golpeó en la cara con todas sus fuerzas haciéndome caer varios metros más atrás.
Gemí por el golpe y traté de reponerme lo más rápido que me fue posible al escuchar que Tony y Bucky estaban peleando. Lo primero que vi al levantar la vista fue a Tony pisando el brazo de Bucky y apuntar a su cara con el repulsor.
Mi corazón se aceleró de golpe al ver la actitud de Tony. Entendía que me odiara, que quisiera dañarme a mí por ocultarle la verdad, pero Bucky no tuvo culpa alguna y parecía que el dolor y rabia le estaban controlando, nublándole el juicio a tal punto de cometer una atrocidad. Si era necesario mataría a Bucky para sacar su dolor y eso no lo iba a permitir, él seguía siendo parte de la persona que conocí y me ayudo tanto, no podía dejar que ahora le arrebatara la vida. Aunque esa no era la única razón, tampoco le dejaría hacerlo porque no iba a permitir que volviera a cargar en su consciencia la muerte de nadie más. Durante un año Sokovia ha estado en su cabeza y no iba a dejar que cargara con una culpa más cuando lograra ver que Bucky no era el culpable. Le he fallado una vez, pero no lo haría dos y si era necesario que me odiara más a mí para que no se odie a si mismo después estaba dispuesto a ello.
Me levanté con decisión y lancé el escudo para golpear a Tony y corrí para sacarle de encima. Se repuso rápidamente y contraatacó volando directamente hacía mí y levanté el escudo para protegerme, aunque de todos modos salí nuevamente despedido. Me lanzó unas esposas, que automáticamente se envolvieron en mis tobillos.
Las golpeé una y otra vez mientras miraba a Tony llevarse volando a Bucky hasta estamparle contra la pared. Di con más fuerza al ver que volvía a apuntar a Bucky y al fin las esposas cedieron. Al ponerme en pie un misil de Tony salió desviado hacía una de las paredes, que en seguida comenzó a derrumbarse.
Corrí hacía dónde ellos estaban, pero los escombros llegaron antes e hizo que cayeran.
Vi a Tony atrapado bajo ellos, sin embargo Bucky había caído al otro lado.
– ¡Vete! –Le grité.
No lo pensó y salió corriendo. Tony no iba a parar hasta saciar su rabia y eso solo pasaría haciéndole pagar.
Tony se repuso rápidamente y disparó hacía el pasillo por donde Bucky escapaba, pero falló su intento. Le vi la intención de ir nuevamente tras él y me puse delante.
– No era él, Tony. ¡Hydra controlaba su mente! –Dije desesperado porque parara.
– ¡Fuera!
Trató de volar y pasar sobre mí, pero agarré su pie.
– ¡No era él! –Volví a repetir, golpeando el propulsor de su bota.
Saltaron varias chispas y dio más potencia, deshaciéndose de mi agarre.
Cayó de pie, aunque desestabilizado. Se giró, mirándome un segundo para después utilizar su laser para derrumbar parte de la pared para bloquear el camino.
Los escombros cayeron dejando la mitad del paso tapiado y tan solo logré ver como Tony ascendía con dificultad. Trepé sobre los escombros para sobrepasarlos lo más de prisa posible y corrí detrás de ellos, subiendo por las plataformas que ascendían hasta la gran escotilla del búnker.
Bucky había logrado subir más de la mitad, pero Tony con más rapidez llegó a su altura y sin pensarlo le apuntó. Salté dos plataformas y me puse frente a Bucky a tiempo cuando Tony disparó. Rebotó el tiro haciéndole caer hacía atrás y aproveche para ayudar a Bucky.
– Nada le va a parar, vete –le apremié.
Dio un asentimiento y continuó subiendo.
Me giré sacándome del cinturón un gancho y esperé a que Tony volviera a alzarse para lanzarlo contra él y salté al vacío para llevarle conmigo. Opuso resistencia lo cual hizo que se golpeara contra una de las plataformas y el gancho se soltara haciendo que cayera un piso más abajo.
Tony seguía sin desistir al apuntar una vez más. Le lancé el escudo pero logró verlo venir y le disparó con la otra mano, haciendo que el escudo cayera por el hueco. Maldije internamente y comencé a subir plataformas, pero logró disparar.
Por un momento me imaginé lo peor, hasta que la luz que entraba de la escotilla abierta se apagó e instintivamente alcé la vista para ver a Bucky, quién estaba levantándose. Di un suspiro de alivio, el cual no duro cuando Tony voló hasta él y Bucky se defendió golpeándole.
Sentía mil emociones a flor de piel y tuve que respirar profundamente para darme valor de continuar. No podía dejar que ninguno dañara al otro. Tenía que detener a Tony como fuera antes de que fuera demasiado tarde y hubiera arrepentimientos.
Salté sobre la siguiente plataforma y logré ver la sombra de ambos caer por el hueco y sin pensarlo salté sobre ellos, desestabilizando su caída y provocando que los tres chocáramos contra las plataformas. Aun así seguí cayendo y di con fuerza contra el suelo, rodando por una pequeña pendiente antes de frenar.
Sentí mis huesos resentirse de los golpes y me erguí despacio, tambaleándome. Escuché el metal de la armadura de Tony y me volví, respirando agitado. No podía ver su cara pero sabía que debía estar mirándome con odio. Sin embargo ahora veía eso como el menor de mis problemas. Las vidas y bienestar de Tony y Bucky eran más importantes, necesitaba que cesara su insistencia.
– Esto no cambiará lo que pasó –murmuré.
– Eso me da igual, asesinó a mi mamá –respondió con voz rota.
Su dolor llegó a mí, provocando que mis ojos se nublaran por las lágrimas.
Sabía cuán importante fue su madre y sé que nada le detendrá ahora, pero no quería seguir enfrentándome a él, no quería que me obligara a ello.
– Por favor, Tony, no nos hagas esto –dije en una súplica.
– Ya no hay un "nos" –gruñó con rabia, volando directo hacia mí.
Con esas palabras terminó de romperse todo dentro de mí y supe que definitivamente yo mismo había cavado la tumba en la que nuestro matrimonio había caído. Aunque ahora sabía que no merecía al hombre que era Tony. Tan solo me quedaba protegerle por última vez de sí mismo y poder redimir un poco el daño que le he hecho hoy.
Alcé instintivamente el escudo para protegerme. Golpeó con todas sus fuerzas una vez tras otra hasta que logró alcanzarme en la cara. Sentí el ardor de las heridas, aunque nada se comparaba con el dolor que sentía dentro de mí, eso me dio valor para esquivar y poder girar hasta su espalda.
Le agarré por el cuello, tratando de contenerle así, pero uso el repulsor para disparar al suelo y que la inercia me hiciera caer de espaldas. Subió sobre mí y fue a golpear mi rostro pero esquivé rápidamente su puño, sin embargo el segundo fue certero al igual que el siguiente. Hubiera puesto más resistencia, pero deje que sacara su rabia por un momento.
Vi llegar la sombra de Bucky y acto seguido Tony cayó al suelo disparándole con el repulsor. Bucky después de protegerse me devolvió el escudo y esquivó los golpes de Tony y se los devolvió. Sabía que no quería hacerle daño y tan solo quería detenerle al igual que yo. Él era quién me había dicho que me fuera con Tony a casa y sabía que le respetaba porque él sabía cuánto amaba a Tony. Aunque todo esto me perforaba por dentro no podía hacer más que seguir y Bucky era el único aliado en el que confiaría para detener a Tony sin herirle.
Sin querer pensarlo más me uní a él para frenar a Tony, quién oponía toda resistencia y se negaba a desistir. Sentí como varias lágrimas se escaparon de mis ojos al sentir cada golpe que le daba como si me lo diera a mí mismo.
Bucky una vez más me pasó el escudo y Tony uso ese instante para dispararme en el estómago, haciendo que saliera despedido hacía atrás, golpeándome contra la pared. Por unos segundos me faltó el aire y tomé bocanadas más grandes, mientras continuaba escuchando golpes. Me obligué a levantar la vista al escuchar el grito de Bucky y mi corazón de paró por un segundo al ver como Tony usaba el rayo de su pecho y Bucky caía al suelo apoyándose en una rodilla. Le mire atónito cuando percibí que su brazo metálico había desaparecido.
Mi corazón volvió a latir, pero esta vez con brusquedad al ver hasta el extremo que había llegado Tony. Por unos pocos centímetros tan solo lamentara el haber arrancado un brazo y no una vida.
Tony remató a Bucky dándole con el repulsor en la espalda y sin pensarlo corrí hacía él alzando el escudo frente a mí. Sentí sus disparos, pero continúe hasta que la fuerza de sus dos repulsores me lo impidió y las chispas saltaron al dar contra mi escudo repeliendo su ataque.
Hice fuerza para desviar su rayo hacía la izquierda para poder atacarle por la derecha. Tony dio un paso atrás ante la sorpresa y alzó si brazo para evitar mi siguiente golpe. Le golpeé una vez más con el escudo para acorralarle contra la pared y continué. Sentí el cansancio en Tony y use eso como ventaja para no desistir hasta que cayera. Pero mi cara cambió cuando en el último golpe Tony atrapó mi escudo y uso su repulsor para quitármelo.
Le miré atónito, aunque aun así no cesé y volví a dar con el puño, el cuál atrapó y alzó para poder disparar contra mi estómago y hacerme atravesar toda la habitación por los aires.
Utilicé la inercia de la caída para girar y volverme a poner en pie en un rápido movimiento. Tony ya estaba junto a mí en un segundo y volvió a golpearme en la cara, para terminar con un gancho y un disparó con el repulsor para hacerme caer de rodillas.
Respiré con dificultad, tratando de sacar todas mis fuerzas. No podía perder ahora, no podía fallar una vez más, no después de haber fallado tanto en un mismo día.
Levanté la mirada hacía Tony, tratando de por última vez hacerle entender.
– Es mi amigo –dije completamente agotado.
– Y yo era tú marido –respondió, justo antes de golpearme en la cara con fuerza dos veces más.
Apoyé las manos en el suelo y tosí por la falta de aire y la sangre que sentía en mi boca.
Antes de que pudiera reponerme Tony me levantó por la espalda y me lanzó con rabia, golpeando mi espalda contra uno de los pilares que separaban los ventanales.
– No te levantes, último aviso –me advirtió
Ya no había vuelta atrás, Tony parecía dispuesto a todo por obtener venganza, y prefería enfrentarme a él y evitar que matara a Bucky, no solo porque era Bucky, sino porque no iba a dejar que quitara una vida. Él no era un asesino y no dejaría que la rabia y el dolor le convirtiera en uno.
Saqué toda la fuerza que pude y me puse en pie una vez más con mucho esfuerzo y le miré.
– Puedo hacer esto todo el día –dije, sintiendo el agotamiento físico y emocional.
Tony alzó su mano para disparar pero la mano de Bucky se movió para agarrar su tobillo, haciendo la distracción perfecta para que actuara.
Agarré a Tony de los huecos de su armadura y lo alcé. Encendió sus propulsores y le lancé al suelo para que se estrellara. Aproveché para subí sobre él, golpeándole una y otra vez con toda la fuerza que tenía. Recogí mi escudo y continúe golpeando hasta que su casco salto en pedazos. Cambié mi objetivo para mi golpe final y estrelle el escudo con fuerza contra su reactor. Pude ver que Tony se había protegido el rostro con sus brazos y sentí un gran dolor en el pecho al ver que creía que sería capaz de matarle. Su rostro reflejaba miedo de verdad.
Si tan solo supiera que esto lo hacía por él. Yo ya no merecía nada, pero él y Bucky merecían seguir con una vida sin más remordimientos, no me importaba ser quién pagara las consecuencias.
Miré a Tony respirando con dificultad y luego los cerré por el dolor que me producía saber que a partir de hoy no iba a recibir más besos de sus labios. Había tirado a la basura 8 años de amor y no podía procesar el inmenso dolor que me estaba consumiendo. Durante mi vida había sentido muchos tipos de dolor, pero ninguno se comparaba a este, porque no solo acababa de perder a Tony, también había perdido a Peter.
Quise gritar por la impotencia del cómo había terminado todo, pero en lugar de eso me dejé caer a un lado e hice mi último esfuerzo por levantarme. Estiré del escudo en el pecho de Tony y fui directamente a por Bucky sin mirar atrás. Después de todo el daño que le he provocado a Tony probablemente esté mejor sin mí.
Le di la mano a Bucky y le ayude a ponerse en pie, pasando su único brazo por mis hombros.
– Ese escudo no es tuyo –dijo la voz agitada de Tony tras nosotros–. No te lo mereces, mi padre fue quién lo hizo.
Me paré, conteniendo muy mal mis lágrimas ante la presión que perforaba mi pecho desde dentro. Di un suspiro y dejé caer el escudo a mis pies.
Caminé con Bucky, ayudándole a subir, cuando dijo las palabras más desgarradoras que podría escuchar.
– Ni se te ocurra volver y da por terminado nuestro matrimonio, Rogers.

Notas finales:

Aquí llega el final de Civil War! En el siguiente capítulo habrá una nueva perspectiva en la narrativa que espero que os guste!
También se verá el como ha quedado todo déspues de Civil War, así que lo triste todavía no termina, sorry jajajaja.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).