Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Stony Stories por Wind Girl

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Tony

- ¡Papi! -Gritó, Peter, corriendo hacia mí eufórico-. ¡Ya hemos vuelto!
Su emoción me daba ternura y a la vez me irritaba porque gritara en público, pero hoy debía pasar todo por alto porque era su cumpleaños. Era el primer cumpleaños con nosotros y realmente Steve y yo estábamos muy emocionados. Tan solo había apagado un poco mi emoción el que nos pidiera insistentemente salir al cine los 3 como regalo. No era que no quisiera, pero no nos sentíamos cómodos estando en multitudes que pudieran reconocernos. Sé que después de tanto tiempo eso debería empezar a darme igual, sin embargo no podía porque sabía que cualquier sospecha de que Steve y yo estábamos juntos haría estallar a los medios. Probablemente todos nos juzgarían, y quizá ya haya superado lo de sentirme menos hombres que sentía al principio, pero no estaba listo para escuchar cosa mucho peores. "Afeminado", "nenaza", "maricon" entre otros muchos términos que hagan referencia a la homosexualidad van a caer sobre nosotros. Desde luego no estaba preparado para superar todo eso, ni tampoco para que llamaran así a Steve, o que Peter se viera afectado por los comentarios. Eran demasiadas cosas para poder asimilarlo todavía.
- No grites, Peter -dije apoyado en el coche-. Cálmate.
Me puse mejor la capucha para cubrirme bien y le cogí en brazos cuando llegó a mí. Me dio un abrazo y luego se giró para ver como venía Steve hacia nosotros, bajo una gorra en la que ponía "BKLYN" por los Brooklyn Nets.
- Papá dice que te vas a enfadar -hizo una mueca apoyando la cabeza sobrar mi hombro.
- ¿Por qué?
Se encogió de hombros y saludo a Steve con la mano cuando se paró frente a nosotros.
- ¿Por qué debo enfadarme? -Le pregunté.
Steve negó mirando a Peter y él me abrazó más fuerte escondiéndose en mi cuello.
- La película no empieza hasta dentro de una hora, así que tendremos que hacer tiempo hasta entonces.
- Joder... -bufé asqueado.
- Tony, vigila tu lenguaje.
Peter rio y me dio un golpe flojo en la boca como yo le hacía cuando decía malas palabras. Me hubiera reído por su ternura sino fuera porque estaba bastante irritado con esto. Cuanto más rato estuviéramos aquí más probabilidades había de qué nos vieran.
Me puse las gafas de sol y les miré a ambos.
- ¿Y qué vamos hacer?
- Peter, dile tu idea papi -dijo, Steve sonriéndole.
- ¿Vamos a los recreativos? Tienen muchos juegos, máquinas de peluches y helados -se abrazó fuerte a mí y me dio un beso en la mejilla-. ¡Por favor!
Una sonrisa se me escapó. No podía enfadarme con él, era demasiado adorable y no era capaz de hacerle sentir mal el día de su cumpleaños.
- Está bien -dije resignado.
- ¡Sí! -Chilló entusiasmado.
Steve río mirando a Peter y este extendió los brazos hacia él para que le cargara, cosa que agradecí porque comenzaba a pesarme. 9 años pueden parecer pocos, pero realmente ya era muy grande para poderlo cargar. Por suerte Steve tenía toda la fuerza del mundo para llevarle, incluso a mi podría cargarme sin esfuerzo.
- Entonces vamos -dijo, Steve, pasando su brazo libre sobre mis hombros y besando mi mejilla.
Me sonroje sin darme cuenta. Nunca antes habíamos tenido un acercamiento en público, y aunque no quería que nadie nos viera, me hizo sentir tan amado.
En ese momento nos vi cómo nos veíamos desde fuera y me hizo sonreír al ver la familia que formábamos. Pocas veces teníamos un momento como familia normal, todo siempre era un caos, los Vengadores, Shield y todas las complicaciones extra entre nosotros hacía difícil poder tener un momento normal. Por eso ahora mismo me sentía agradecido a la insistencia de Peter por poder pasar este rato juntos y ser una familia de verdad.
Realmente Peter era lo mejor que nos había pasado, y no hay día en el que no me alegre de haberle adoptado. Quizá no esperaba esto tan pronto, ni siquiera Steve y yo llevábamos mucho tiempo cuando Peter llegó a nuestras vidas, pero de la forma en que lo hizo y todo lo que sucedió me hicieron saber que era lo mejor para él. En aquel momento no sabía si eso era bueno para Steve y para mí, me asustaba pensar en ello, sin embargo ver la tristeza de Peter al perder a sus padres me hizo recordar a mí. Durante mi infancia pasé la mayor parte solo y anhelaba tener más a mis padres, en especial a mi padre, por lo que ver a Peter atrajo aquellos sentimientos y no quería que el sufriera lo mismo. Y aunque aún tiene momentos en los que les echa de menos, me alegra saber que la mayor parte del tiempo es un niño feliz junto a nosotros.
Peter señalo emocionado un puesto de globos en la entrada de los recreativos.
- ¡Bájame! -Gritó a Steve.
En cuanto tocó el suelo salió corriendo hacia el puesto y quedó mirando los globos.
- Peter, no corras, ve con cuidado -le advirtió, Steve.
Eso era inútil, estaba demasiado emocionado como para contenerse.
- ¡Papá! ¡Quiero uno! -Dijo cuando llegamos a su lado-. Hay uno tuyo, ¡lo quiero!
Miramos hacía los globos y vi entre ellos uno que tenía el símbolo del escudo de Steve. También había otros con el puño de Hulk y del martillo de Thor.
- Me siento ofendido de que no haya uno mío -murmuré bajo para que solo me escuchara Steve.
Él rodo los ojos a mi comentario.
- Pete, ¿no quieres escoger otro mejor?
- No, quiero el tuyo, ¡por favor! -Juntó sus manos en una súplica.
- Está bien... -dio un suspiro, resignado.
Peter sonrió feliz pidiendo su globo y me lo enseñó mientras Steve pagaba.
- Ven, Pete -le dije agachándome-. Te lo ataré a la muñeca para que no lo pierdas.
Extendió su mano y miró con paciencia como lo ataba a él. Sonrió realmente feliz dándome un abrazo y luego otro a Steve por la cintura, antes de salir casi corriendo a dentro de los recreativos con el globo volando detrás de él.
- Ahora si pasamos desapercibidos... -dijo con sarcasmo, Steve, echando a caminar tras Peter.
Tenía toda la razón, ¿pero que podíamos hacer? Quizá éramos demasiado blandos con Peter a veces, pero el verle feliz siempre nos vencía en momentos así. Su felicidad era realmente contagiosa.
Miré lo abarrotado que estaba todo el local y maldije en voz baja. Steve también se tensó y resopló, pero enseguida cambió su expresión alarmado.
- ¿Peter? -dijo mirando de lado a lado.
Le miré y luego a todo mi alrededor. Oh Dios mío, ¿dónde estaba?
- ¡Peter! -grité adentrándome entre la gente-. Dime que lo ves, Steve -dije casi suplicando.
Mi corazón latía con tanta fuerza que sentía que me faltaba el aire. Me agarré al brazo de Steve al notar que perdía fuerzas al sentirme ahogado y él me sujetó por la cintura.
- Tranquilo, no puede estar muy lejos -susurró para calmarme.
Continuó mirando a nuestro alrededor hasta que dio con el globo de su escudo a varios metros de nosotros.
- ¡Peter, no te alejes! -le gritó, Steve, persiguiéndole entre la multitud siguiendo el globo.
Peter parecía no escucharle sobre el ruido de la muchedumbre y continuaba moviéndose.
‎Aparté un par de personas en el camino para seguirles. ¿Podíamos llamar más la atención? Después de esto iba a ser un milagro si salíamos de aquí sin ser vistos.
Steve le atrapó finalmente, cargándole con un brazo y mirándole realmente enfadado. La felicidad de Peter desapareció por completo y agachó la cabeza apenado cuando llegué a su lado.
- No vuelvas hacer eso, Peter -le regañó-, podrías perderte entre las personas. ¿Quieres que nos quedemos sin ti?
- ¡No! -respondió rápidamente en un lloriqueo.
Se abrazó con fuerza a Steve dejando escapar las lágrimas. Acaricié su espalda y alargo la mano hacia mí para unirme a su abrazo.
- No lo hagas más, Pete, nos moriríamos si algo te pasa -le susurré besando su frente.
- Lo siento -sollozó.
Me abracé a él y a Steve, sin importarme si alguien nos veía. Solo con escucharle llorar se me partía el corazón. Realmente le quería como si de verdad fuera mi propio hijo y cualquier cosa que le dañara a él me dañaba a mí.
- Tranquilo, ya todo está bien -murmuré besando su frente nuevamente-. Vamos a jugar, ¿sí?
Él asintió limpiando su mejilla, apoyando la cabeza en el hombro de Steve.
- ¿Puedo jugar al de carreras?
- Claro -le sonrió, Steve-. ¿Quieres jugar contra mí? Seguro que me ganas.
- No lo dudo, eres penoso para los videojuegos, Rogers -dije con una risa.
Peter soltó una carcajada, terminando de limpiar sus lágrimas.
- Vale, papá -sonrió finalmente.
Steve le bajó al suelo y caminó de la mano con Peter hasta el juego de carreras.
Les comencé a seguir, pero me paré en el camino al ver el puesto de helados. Probablemente no debería o después Peter no cenaría, pero también comerá en el cine, así que de todos modos no iba a cenar... Un día de comida chatarra para todos no hará daño, supongo. Aun no sé bien cuando soy blando o cuando me excedo, no sé cómo acostumbrarme a la paternidad aunque Steve crea que sí. Pero supongo que después de perder a Peter ha quedado claro que soy bastante penoso en esto.
Finalmente compré tres helados y fui rápidamente con ellos, que ya habían comenzado la carrera. Me puse entre ambos para ver la partida mientras comía mi helado. Ambos parecían absortos en el juego y Peter no dejaba de refunfuñar cada vez que se chocaba. Steve por su parte iba haciendo eses con el coche a propósito para no avanzar el coche estrellado de Peter. Sé que me había burlado de él, pero realmente era encantador cuando dejaba ganar a Peter.
Hace escasos días también lo hizo cuando Peter quiso jugar a ser un Vengador. Steve hacia que le enseñaba a luchar, haciendo una pelea entre los dos, pero él tan solo se dejaba dar y se tiraba. La emoción de Peter fue un gran premio por hacer el ridículo. Me reí mucho, pero lo disfruté más que ninguno.
Peter finalmente cruzó la meta y salto sobre su asiento dando palmadas. Steve fingió enfado bajando del simulador.
- Te dije que seguro ganabas, por eso no me gusta jugar -dijo haciéndose el molesto.
- A la gente mayor siempre le cuesta entender la tecnología -comenté, con demasiada diversión.
Steve me miró rodando lo ojos, ahora sí molesto. Me arrepentiría si no me dejara tan fácil hacer estas bromas, me era inevitable.
- He comprado helado -le di uno a Steve y ayude a bajar a Peter antes de darle el suyo.
- ¡Gracias, papi! -Sonrió cogiendo el helado-. ¿A cuál jugamos ahora?
- ¿Probamos el de básquet? En esa máquina te dan puntos para regalos -respondí.
- No se me dan bien las pelotas -dijo, poniendo una mueca.
- Lazaremos los tres para conseguir muchos puntos -le guiñó, Steve, tomándole de la mano.
- Mejor tú con papi, soy muy bajito y las canastas son muy altas.
- Entonces tendría que ser yo solo -murmuró, caminando de la mano de Peter, delante de mí.
Le di un golpe en la nuca y se echó a reír.
- ¿Qué insinúas, Steven?
- Nada, topo hermoso.
Escuché la risita de Peter y rodé los ojos, aunque sin poder evitar reír.
Me sentiría mal si no fuera porque a Steve se le contagia mi sentido del humor. Era bastante extraño en los momentos que pasaba, pero me hacía saber que habíamos sabido adaptar nuestras personalidades y eso me tranquilizaba profundamente.
Steve se paró junto a la máquina dejando la tarrina de helado sobre ella y metió una moneda. Todas las pelotas salieron y Peter las miro con pena. Dejé mi helado junto al de Steve y luego le quite al Peter el suyo.
- Pruébalo, Pete -le di una pelota.
Miró la pelota y después la canasta sin atreverse a lanzar. Steve se puso tras él y le levantó, sosteniéndole en el aire.
- Lanza ahora.
Peter rio al estar igual de alto que la canasta. Tiró la pelota y fue directa en el centro del aro.
- ¡Bien! -exclamé, dándole otra pelota.
Volvió a encestarla y aplaudió feliz.
- Hacemos un buen equipo -dije pasándole otra más.
- Somos el mejor equipo, ¿verdad, Pete? -le preguntó, Steve.
- ¡Sí! -gritó tirando la pelota.
Reí ante su emoción.
Amaba verle así de feliz, y más en un día como hoy. Tenía mucho miedo de que siendo el primer cumpleaños sin sus padres pudiera sentirse deprimido, tan solo por evitar eso acepté hacer esta salida los tres juntos. Viendo el resultado sé que no me iba arrepentir. Peter está realmente feliz y eso era lo único verdaderamente importante. Incluso hacía que el que nos pudieran descubrir ya no me importara tanto, su felicidad era primordial.
Steve puso a Peter encima de la máquina, por donde salían las pelotas, y así pudiera llegar él solo a lanzar. Me pasó una pelota, cogió otra para él y comenzamos a lanzar los tres para conseguir así más puntos.
Al terminar la partida Peter miró como iban saliendo todos los puntos y arrancó la tira cuando paró.
- ¿Serán suficientes para un regalo? -Preguntó alzándolos.
- No lo sé, pero puedes probar otro juego con puntos y así seguro serán suficientes -le sonreí.
- ¡Al de las pistolas de agua!
- Vale, ve a buscar sitio y espera ahí -le dijo, Steve, viendo como antes de terminar la frase ya había empezado a correr-. No corras, Peter -negó con la cabeza y luego me miró-. Voy a ir a la fila para las palomitas para que no tengamos que esperar tanto, juega con Peter y luego nos vemos allí.
- ¿No prefieres que vayamos todos?
- Solo llamaré menos la atención -tomó mi mano disimuladamente-. Muero por llegar a casa.
- Yo también -apreté su mano-. Aunque cuando estemos a oscuras en el cine pienso desahogarme un poco -le guiñé el ojo, provocando que se sonrojara.
- Entonces nos vemos allí -susurró acercándose para besar rápidamente mis labios.
Sonreí como un idiota por culpa de las mariposas que revoloteaban en mi estómago.
Steve se alejó y me quedé mirando por unos segundos como se alejaba entre las personas. Tarde en recuperarme de ese efecto, pero finalmente volví en mí y cogí los helados, repartiendo el de Steve entre el de Peter y mío. Me fui con Peter que esperaba sentado en el juego, haciendo como si ya estuviera jugando con agua invisible. Me senté a su lado metiendo una moneda en el juego y el chorro salió de golpe sorprendiendo a Peter.
- ¡Ah! -Soltó la pistola y se giró, viendo al fin que estaba a su lado-. Me he asustado -susurró.
Reí con su adorable expresión. Había tanta inocencia en él que cada gesto, por pequeño que fuera, me llenaba de amor. Me hacía sentir realmente orgulloso como padre.
Peter volvió a coger la pistola y disparó al centro de la diana hasta que la alarma de victoria sonó. Enseguida salieron los puntos y los arrancó, juntándolos con los otros.
- ¿Y papá?
- A ido a hacer cola para las palomitas, jugamos una más y vamos con él.
Él asintió y me quitó su helado, ya casi derretido, para comerlo rápidamente.
- ¿Podré comer golosinas?
- Papá no sabe que tiene que comprarlas -dije, provocando que hiciera un pequeño puchero-, pero en el puesto para regalos también tienen algunas, las podemos comprar antes de ir con papá.
Asintió con una gran sonrisa, metiéndose la cuchara en la boca para terminar su helado.
- Una partida juntos y nos vamos.
- ¡A ver quién lo llena antes! -Exclamó.
Reí metiendo una moneda en cada máquina y agarré la pistola rápidamente cuando vi que Peter ya estaba disparando. Centré el disparó en la diana y lo deje quieto esperando que se llenará el tubo. Mi sirena sonó un segundo antes que la de Peter.
- ¡Ay! -Se quejó.
Pero cualquier molestia se le pasó al ver salir las dos tiras de puntos. Las junto con las demás y me enseño el montón que tenía.
- Vamos a ver que puedes pedir con eso -le sonreí tomándole de la mano.
- ¿Habrá juguetes? -Preguntó, caminando a saltos.
- Seguro -le sujete más fuerte, con miedo de que en sus saltos se soltara.
Nos paramos en el puesto de regalos y Peter puso sobre el mostrador todos sus puntos. Esperó pacientemente a que los pasarán por la máquina para contarlos y miraba como el contador iba subiendo.
- Tienes 207, puedes escoger lo que quieras de aquí -el dependiente le señalo una de las vitrinas.
Peter se acercó y se pegó al cristal mirando todos los regalos que había. Enseguida su mirada se iluminó.
- ¡Papi, mira! ¡Eres tú! -Señaló un pequeño peluche de Iron Man- ¡Quiero ese!
Definitivamente Peter no comprendía la sutileza... ¿Podíamos ser más obvios?
Pidió el peluche y en cuanto se lo dio lo abrazó mirándome. Era tan adorable, no podía molestarme ni aunque quisiera.
-Ahora tus golosinas y vamos con papá -le dije sacando la cartera-. ¿Cuáles quieres?
- Regaliz y ositos.
El dependiente le enseñó las dos bolsas al escucharle y me las dio cuando él le asintió. Su mirada se centró en mí, poniéndome nervioso. Peter estaba llamando demasiado su atención. Pagué rápidamente y tomé la mano de Peter para salir cuanto antes de allí. Lo único bueno era que al no estar Steve como mucho podían pensar que tenía un hijo, pero no con quién.
Fui lo más rápido posible hasta el cine, esquivando personas en el camino, viendo como la hora se nos echaba encima. En la entrada había una gran multitud que impedía el paso y maldije. Estuve a punto de pedir permiso hasta que vi quien causaba el atasco.
En el centro de la muchedumbre estaba Steve siendo acosando por decenas de fans. Conseguí hace contacto visual con él y me hizo un gesto con la cabeza para que entrara sin esperarle.
Tiré de Peter y empuje algunas personas para pasar y llegar a la puerta lo más disimuladamente posible.
- ¡Papá! -Gritó, Peter, al ver que le dejábamos atrás.
- Ahora vendrá, esperemos aquí.
Sabía que esto era mala idea, lo había dicho muchas veces. Lo irónico es que con todo el caos con Peter nadie se había percatado de nuestra presencia, pero sí a Steve solo. Gracias a Dios no habíamos venido todos a la cola, sino esto hubiera sido mucho peor.
Las personas comenzaron a disminuir, pero continuaban pidiéndole fotos y autógrafos. Realmente Steve estaba teniendo mucha paciencia, sabía cuán poco le gusta ser el centro de atención, a diferencia de mí la modestia le ganaba.
Terminó al fin con el último fan y vino rápidamente a nosotros, con el cubo de palomitas y un vaso de refresco grande.
- ¡Papá!
- Ya he vuelto, pequeño -me dio las palomitas y se agachó para cargar a Peter.
- Mira que he conseguido con los puntos -le enseño el peluche de Iron Man-. Dormiré con él.
- ¡Tienes a papi, como yo! -Dijo, forzando emoción para hacer reír a Peter.
Apareció una gran sonrisa en mi rostro.
Era increíble como dos simples palabras me hacían sentir tan querido.
Pasé mi brazo por la espalda de Steve y me apoye en él. Me miró e hizo una sonrisa colocando su brazo con el que sostenía el refresco sobre mis hombros, atrayéndome más a él. Estos simples gestos me revolvían todo en mi interior, era como una niña adolescente enamorada por primera vez. Eso debería hacerme sentir incómodo, pero a estas alturas ya no me importaba. Me hacía sentir especial, Steve me hacía sentir especial.

•••

Llegamos a casa más tarde de lo que esperábamos. Peter había caído rendido en el camino y Steve lo cargaba para meterle en la cama. Le ayudé para quitarle la ropa y ponerle el pijama, tratando de que no se despertará, pero fracasamos en el intento.
- Quiero dormir con vosotros -susurró adormecido.
- No, Pete, papi y yo estaremos hablando un rato y no podrás dormir -murmuró, Steve, tapándole.
- Y mañana tienes colegio, así que debes descansar bien -me agaché a besar su frente-. Duerme con este yo -le di el peluche de Iron Man y ate el globo del escudo en la cabecera de su cama-. Ya nos tienes aquí.
Peter sonrió, parpadeando con los ojos casi cerrados, luchando por mantenerse despierto. No pasaron ni 5 segundos y terminaron de cerrarse.
Steve acarició su cabello y luego me miró con una gran sonrisa tomando mi mano. Me llevó de la mano hasta sacarme de la habitación de Peter, apagando la luz y miramos una última vez desde el umbral de la puerta.
- No puedo creer el susto tan grande que nos ha dado hoy -murmuré bajo, sin dejar de mirar a Peter.
- Lo sé -respondió, apretando suavemente mi mano-, por poco entro en pánico.
Cuidar de Peter parecía que era más complicado de lo que creía en un principio. Ni siendo un Superhéroe jugándote la vida por salvar el mundo podía ayudarte a la hora de cuidar a un hijo. En momentos así incluso las misiones me parecía más fácil. Puede que no estuviera tan preparado para esto como pensaba.
- ¿Eso nos hace malos padres?
Steve me miró con el ceño fruncido.
- No lo creo, supongo que cosas así pueden pasar siendo primerizos -volvió a mirar a Peter-. Le amamos sobre todas las cosas y buscamos lo mejor para él, eso nos hace buenos padres.
Sonreí enormemente al escucharle.
Era tan extraño pensar que realmente éramos una familia. Una verdadera familia. Nunca creí que iba a tener hijos, o no en muchos, muchos, muchos años. Ese tipo de compromiso de por vida era algo que me quedaba muy grande cuando ni sabía cuidar de mí mismo. Sin embargo aquí estaba, adentrándome en una relación sería, con verdaderas ganas de un gran futuro, y con un hijo adoptivo al que amaba como propio. Hace un año estas dos cosas me eran impensables y ahora no sabría vivir sin ellos a mi lado. No sé qué es lo que había provocado Steve en mí para que cambiara de esta manera, pero me gustaba el cómo me sentía ahora, lo que era y lo que ambos éramos.
- Gracias, Tony -susurró, de repente, mirando de Peter a mí.
- ¿Por qué? -pregunté confundido.
- Por darme esto -sonrió con una mirada dulce-. No sabía que quería esto hasta que me lo diste. Un hombre al que amar y un hijo al que adorar.
Me derretía completamente cuando se ponía cursi. Siempre sabía cómo romper todas mis barreras y enamorarme más.
- En ese caso yo debería dártelas también, sin ti nunca hubiera querido nada como esto.
Tomó mi cintura y me aprisionó contra su cuerpo, besándome con pasión. Su efusividad me dejaba sin aliento, pero su boca pedía más y yo no iba a negárselo.
- Vamos a la cama -susurré junto a sus labios.
Steve se paró un segundo, captando la indirecta de mis palabras. No lo habíamos hecho muchas veces hasta el final, nos quedábamos en manoseos muchas veces porque Steve aún se sentía tenso con el tema. Pero en esta ocasión salió una pequeña sonrisa en sus labios justo antes de tirar de mí para arrástrame a nuestra habitación.
Cerró la puerta y me acorraló contra ella, volviéndome a besar apasionadamente. Su lengua estaba más activa que nunca y sus manos no dejaban de pasearse por mi torso y cintura.
Tan solo había visto así a Steve una vez. El mes que adoptamos a Peter no quise tener nada, ni lo más mínimo, porque teníamos aún muchos papeles que firmar y muchas visitas que atender en las que debíamos dar la mejor imagen posible. Por no hablar de tener a un niño extraño de 8 años en la habitación contigua. Lo último que quería es que escuchara ruidos extraños y se asustara. Hasta que Peter no se adaptó a nosotros no quería nada que le incomodara. Como resultado de eso quién experimento que era frustración sexual fue Steve, y aunque yo también quería, disfruté bastante viéndole así, nunca pensé ver a Capitán América prácticamente suplicando sexo.
Todo eso me lleva a pensar en la situación actual y que quizá significaba que ya se adaptaba a esto. Me gustaría pensar que sí, porque llevo mucho tiempo esperando a que él se sienta cómodo para dejar de sentirme un poco culpable de esto.
Abrió mi camisa de un tirón, respirando agitado y le miré con la boca abierta. Definitivamente si se había adaptado. Me colgué de su cuello, rodeando su cintura con mis piernas, mordisqueando su labio.
- Te amo -dije apenas sin aire.
- Te amo, Tony -respondió dejándose caer en la cama conmigo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).