Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Stony Stories por Wind Girl

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Este capítulo va directamenteseguido de »De Vuelta A La Locura Familiar«.

Steve

- Hueles tan bien -susurró, mordiéndose el labio con una sonrisa.
Sabía lo que ese gesto significaba y enseguida me lo confirmó acariciando mi pierna con el pie, mientras arrimaba su cintura a mí.
- Tony, sé por... -me cortó besándome.
Una vez empezaba ya nada le pararía, me lo había dejado claro después de tantos años. No me resistí y le devolví el beso, intensificándolo. Dejé que mi lengua explorara toda su boca, saciando todo el ansía de tantos meses sin él. También me sentía desesperado por esto, necesitaba sentirle, acariciarle y amarle por todo el cuerpo para creer que realmente volvía a ser mío. Quería volver a grabar en mi mente cada pequeño detalle de su piel, cada lunar, cada pliegue, cada parte que pudiera acariciar.
No sé cuántas noches había imaginado volver a estar entre sus brazos y besarle hasta la saciedad, hacerle el amor mientras nos susurrábamos "te amo", e incluso algo tan simple como desayunar en la cocina junto a Peter. Eso hacía que esto me pareciera tan irreal. Supongo que es porque de algún modo siento que no merezco su perdón, porqué ni yo mismo me lo perdono.
Tony hizo un movimiento rápido y subió sobre mí sin dejar de besarme, cada vez con más intensidad, dejándome sin aliento. Jadeó en mi boca, respirando profundamente mientras apoyaba la frente sobre la mía.
- Como necesitaba esto... -murmuró agitado, deslizando sus manos por mi pecho.
- Yo te necesitaba a ti.
Me sonrió tomando mi rostro con una mano, volviéndome a besar más tiernamente.
Dejé vagar mis manos por su cintura, entremetiendo los dedos por la goma de su pantalón. Sentí su sonrisa mientras le besaba y me paré.
- Espera, Tony... -susurré, apartándole-. ¿Estás seguro de esto?
- ¿Por qué no iba a estarlo? -Ladeó la cabeza, confuso.
- Todavía no hemos hablado de lo que pasó... -di un suspiro-. No quiero que luego te arrepientas de haber hecho esto si sale mal.
Me miró durante varios segundos, que me parecieron muchos más. Finalmente dio un suspiro sonriendo, volviendo a acercarse.
- Correré ese riesgo.
Quise volver a insistir, pero no me dio tiempo y su boca ya estaba sobre la mía. Sus manos bajaron rápidamente y se metieron dentro de mi pantalón, haciendo que jadeara. Me endurecí ante su agarre y dejé de pensar. Si era su elección entonces le haría el amor como tanto había anhelado.
Volví a deslizar mis manos hasta su pantalón y lo bajé lo suficiente para poder sacar su miembro, el cual comenzaba a despertar. Lo cogí y Tony ronroneo junto a mis labios antes de bajar la vista. Cuando volvió a mirarme estaba mordiéndose el labio, no lo pensé dos veces y comencé a mover mi mano por todo el largo de su erección que iba creciendo más con cada roce. Entre abrió la boca, respirando con fuerza.
- Ven aquí -murmuré incorporándome y atrayendo su cintura a mí.
- Hmm... Ponte sucio, Rogers... -ronroneó al ver mis intenciones.
Reí dándole una nalgada.
- Cierra la boca, Tony.
- Mejor te la cierro yo -sonrió con picardía.
Le volví a dar una nalgada y rio conmigo.
- Ni después de diez años lo consigo... ¿Quizá en diez más?
- Espero que sí -respondí, cogiéndole por sorpresa-. Eso significaría que seguimos juntos.
Rio con una gran sonrisa sentándose en mi regazo para tomar mi rostro y besarme. Mordisqueó mi labio inferior haciendo que gimiera.
- Te amo, idiota -susurró.
- Te amo, Tony -sonreí, mordisqueándole yo esta vez.
Cada vez que escuchaba esas dos palabras se apaciguaba un poco más todo el dolor de estos años sin él.
- Dilo otra vez -dijo, haciéndome mirarle en el acto.
Era como si me hubiera leído el pensamiento, era tan extraño y tan bonito a la vez.
-Te amo, Anthony Stark.
Su sonrisa se ensanchó lo más que pudo.
- Es como una droga -dijo mirándome a los ojos-. Otra vez.
- Te amo, te amo, te amo, te a...
Me calló con un gran beso sujetándome por la espalda y presionándose contra mi cuerpo desesperadamente. Sus manos se clavaron con fuerza, mientras su lengua recorría todo el interior de mi boca acariciándose ansiosamente con la mía. La falta de aire nos obligó a separarnos, pero Tony se negaba a dejar de darme pequeños besos, respirando agitadamente, mirándome a los ojos.
- Te amo, Steve.
Sujeté su rostro, dándole un beso suave y tierno, saboreando todo el sabor de sus labios y su lengua.
Tony aflojó el agarre de mi espalda, pasando las manos por mis hombros, acariciando mi cuerpo a su paso hasta llegar a mi pecho. Tocó todos mis abdominales, dejando salir un pequeño ronroneo desde su garganta. Deslizó sus besos hacía mi cuello, haciendo que soltara el aire de golpe por culpa del placer de sus suaves roces. Fue avanzando, combinando sus besos con pequeños mordiscos que me rascaban la piel. Llegó a mis pectorales y sentí su sonrisa justo unos segundos antes de que su lengua rodeara uno de mis pezones, provocándome un espasmo. Eché la cabeza hacia atrás, dejando salir un débil gemido.
Acaricié su espalda mientras el continuaba torturándome con su lengua. Rasqué suavemente de abajo arriba por su columna y se separó, mirándome jadeando. Aproveché para besarle una vez más, sujetándole de la cintura para levantarle. Puse mis manos en su trasero y le empujé hacia mí, besando sobre su estómago. Esparcí besos por toda su barriga con suavidad, bajando y subiendo por todo él, parándome en sus caderas y volviendo a subir.
Quería venerar todo su cuerpo, que supiera cuanto había extrañado tenerle entre mis brazos y cuanto había deseado poder darle el amor que tanto quería.
- Hmm... -ronroneó desde su garganta.
Enredó sus dedos en mi cabello, evitando que separar mi cabeza de su cuerpo.
Lamí el largo de su estómago, mientras adentraba mis manos entre sus glúteos. Se mordió el labio, reteniendo una sonrisa.
- Espera un segundo -murmuró, estirándose para llegar a la mesita de noche.
Abrió el primer cajón y rebuscó a tientas hasta que finalmente dio con el lubricante. Alzó las cejas y reí quitándoselo.
- Antes de eso... -susurré, dejando el lubricante a un lado, y volviendo a besar sobre su cintura-. Vamos a jugar un poco -miré hacia arriba para ver su expresión y le guiñé un ojo.
Mordió su labio con más fuerza.
Tomé su miembro y guie mi boca hacia abajo. Di varios besos en el comienzo de su erección y luego lamí todo el largo hasta la punta, donde volví a dejar un beso. Metí la punta en mi boca, girando la lengua alrededor de su glande. Su respiración se hizo más audible con su excitación e hice una mirada rápida a sus ojos antes de introducirle en mi boca todo cuanto pude.
- Oh Dios... -gruñó, sujetando mi cabeza por la nuca.
Puse mis manos en sus muslos mientras él guiaba mi cabeza de delante hacia atrás, moviendo su cintura a la veces. Sentía lo hondo que entraba cuando llegaba casi a mi garganta, provocándome una arcada.
Aflojó su agarre, acariciando mi cabello, dejándome nuevamente a mí el control. Le saqué de mi boca, chupando la punta, succionando y acariciando con la lengua. Clavé delicadamente mis dientes, rascando con suavidad y luego bajo mi lengua por todo su miembro hasta llegar a sus testículos. Estire de su piel con delicadeza seguido de besos a la vez que con mi mano le masturbaba.
- Joder, Steve... Vas hacer que me venga ya -jadeó.
Se apartó y se agachó, tirando de mi cabeza para llegar a mis labios. Le recibí con ganas adentrándome en su boca, sintiendo una gran ansía por cuanto le necesitaba tenerle. Necesitaba tenerlo en mí.
Tony me empujó, haciendo que cayera contra el colchón y se terminó de quitar el pantalón, siguiendo rápidamente con el mío. Se recostó sobre mi cuerpo desnudo y continuó besándome. En cada beso podía notar que él también tenía una gran necesidad de mí, y eso me llenaba con una gran tranquilidad.
Me obligue a dejar de besarle para coger el lubricante y se lo di a Tony.
- Ponme -susurré agitado.
- ¿A ti? -Preguntó extrañado.
Asentí y el esbozo una sonrisa.
- Como te ha cambiado este tiempo -dio varios besos pequeños en mis labios.
Metió un dedo en su boca para lubricarlo y se lo saqué para meterlo en mi boca. Sabía cuánto le gustaba esto.
- Hmm... Me encantas -ronroneó, metiendo un segundo dedo.
Los lamí, rodeando cada dedo con mi lengua, mientras miraba fijamente a Tony, que me veía con la boca entreabierta.
Sacó los dedos y los bajó directamente entre mis piernas. Acarició la entrada e introdujo un dedo, moviéndolo en círculos, a la vez que con la otra mano me acaricia el pecho buscando mis pezones. Eché mi cabeza hacia atrás mordiéndome el labio cuando introdujo el segundo dedo y mi excitación subió rápidamente. Me contuve las ganas de gemir, pero Tony movió los dedos de dentro a fuera varias veces haciéndome perder el control.
- Joder... -gemí.
Abrió el bote de lubricante echándose en la mano, volviendo a adentrarse entre mis piernas y lubricar la zona metiendo sus dedos una vez más.
- Calma, apenas empiezo -dijo besando sobre mi pecho, sin dejar de mirarme.
Finalmente se arrodilló entre mis piernas, cogiendo el bote y echándose el lubricante directamente en su erección. Me avancé a su mano y la tomé yo, esparciéndolo bien por todo el largo. Tony hizo una sonrisa de lado.
- Me encanta tu desesperación -susurró, apoyando una mano junto a mi cabeza y mirándome sin dejar de sonreír.
- Te necesito demasiado -coloqué mi mano en su nuca para besarle.
Me hizo levantar una pierna y tanteó mi entrada con la punta.
- Y yo a ti, Steve -dijo muy bajo contra mis labios, adentrándose en mí lentamente.
Cerré los ojos absorbiendo el roce de su invasión dentro de mí. Su lentitud hizo que se prolongará el placer, haciéndome jadear entreabriendo los labios. Tony me dio pequeños besos al ritmo de sus suaves movimientos, enloqueciéndome tan rápido. Mi cuerpo respondía a sus embestidas buscándole cuando reculaba para volver a entrar. Enrollé mis piernas en su cintura, bajando mis manos por su espalda hasta su trasero, apretando sus glúteos y empujándole más a mí cuando entraba. Había extrañado tanto el sentirle que mi cuerpo prácticamente reaccionaba por sí sólo.
Me dio un último beso antes de enderezarse alzando mis piernas, colocándolas una en cada hombro, y comenzó a embestir con más fuerza intentando profundizarse lo más posible en mi interior.
Un fuerte gemido se me escapó y mordí mi labio con fuerza. Agarró mi erección y movió la mano al compás de su cintura, provocando que arqueara mi espalda sintiendo un enorme placer que me torturaba hasta el borde del orgasmo.
- Todavía no -dije entre gemidos, apartando su mano para no venirme.
Ralentizó su vaivén hasta pararse.
- ¿Estás bien? -preguntó, dejando caer mis piernas e inclinándose para dejar pequeños besos en mi cuello.
- Perfectamente -asentí con voz entrecortada-. Ahora es mi turno.
Le coloqué en la cama de costado en un rápido movimiento y tomé el lubricante. Puse un poco en mi mano y la pase por todo el largo de mi miembro. Tony miró cada uno de mis gestos con la boca entreabierta y luego subió la mirada hasta la mía poniéndose boca abajo con una sonrisa pícara a la vez que elevaba sus caderas para dejarme una gran visión.
Hice una risa suave arrodillándome tras él, pasando mis dedos, aun con lubricante, por toda su zona anal. Metí mi pulgar e hizo un gemido ronco desde su garganta. Lo saqué y volví a meter varías veces, notando enseguida que estaba listo.
Escuché su respiración agitada, sabiendo lo impaciente que estaba y sonreí involuntariamente. Me incline sobre su cuerpo dejando unos besos en su hombro.
- Te echaba de menos -susurré a la vez que me adentraba en él lentamente.
Echó la cabeza hacia atrás, apoyándola en mi hombro, y me miró de reojo con una sonrisa cortada por sus jadeos.
Mecí mis caderas despacio, dejando que mi cuerpo absorbiera el roce que creaba su interior. Cada pequeña fricción de nuestros cuerpos me provocaba un gran cosquilleo en el estómago. Era similar al del principio de nuestra relación, pero en esta ocasión era por el anhelo y el miedo creado por haberle perdido. No quería volver a experimentar esa mala experiencia e iba a centrarme en impregnarme de este momento por lo que pudiera suceder cuando hablemos. Él estaba muy seguro, pero yo no lo veía así.
Besé sus labios entre nuestros gemidos, dándole una estocada con fuerza, quedando dentro por unos segundos y volviendo a repetirlo.
- ¡Dios! -gritó, casi ahogándose en nuestro beso.
Enterró la cara en la almohada para no gemir en alto y besé su cuello por la nuca. Su espalda reaccionó tensándose de arriba abajo, haciendo que su interior se encogiera alrededor de mi miembro.
- Oh joder, Tony... -gruñí apretando los dientes.
Me erguí nuevamente, sujetando su cintura y moviéndola al compás de mis embestidas, haciendo chocar nuestros cuerpos con un sonido sordo. Adentré mi mano por su costado hasta encontrar su miembro y ahogó un gemido contra la almohada. Moví la mano al mismo ritmo que mis caderas y enseguida Tony se tensó apretando los puños en las sábanas.
- Oh sí, Steve... -gruñó al correrse.
Sentí el líquido caliente caer entre mis dedos y sonreí con satisfacción cuando Tony miro sobré su hombro, respirando con la boca abierta.
Apoyé mis manos en su espalda y golpeé en su interior con más rapidez, gruñendo entre dientes. Los gemidos de Tony se mezclaron con los míos, cada vez más agitados. Finalmente Tony volvió a gritar llegando al orgasmo casi al mismo tiempo que me vine, clavándome una última vez en su interior.
El cuerpo de Tony tembló y salí de él. Se dejó caer de lado en la cama y me miró con una gran sonrisa satisfecho.
- Ven aquí -dijo, apartando la sábana manchada de su semen.
Acolché mi almohada y la puse contra la cabecera para recostarme. Tony se acercó, apoyando la cabeza en mi pecho, y le rodeé con mis brazos, dejando que nuestras respiraciones se relajaran.
- No has perdido práctica, diría que hasta lo haces mejor -murmuró, besando mi pectoral-. ¿Tengo que preocuparme por eso? -Preguntó en tono jocoso.
Sabía que solo era una broma, pero no me gustaba su insinuación de que me creyera capaz de experimentar con otro hombre.
- Tony... -dije casi como una advertencia-. Sabes muy bien que no sería capaz.
Asintió y luego levantó la cabeza para mirarme.
- Tampoco te creía capaz de lo que hiciste.
Cerré los ojos, dando un fuerte suspiro.
Ya comenzaba la conversación que tanto me angustiaba. Tenía tanto miedo que después de una semana de poder abrazarle y besarle volviera a quedarme sin nada, pero debía enfrentar esto. Cargaría con el resultado de lo que yo cause.
- Lo sé -dije, tensando la mandíbula- y no hay nada de lo que me arrepienta más.
Apoyó la barbilla en mi pecho, mirándome sin ningún atisbo de humor.
- ¿Por qué me lo ocultaste?
- Creí que te haría daño volviendo a recordar todo el pasado y de la forma en que pasó...
- ¿Y creíste más apropiado mentirme? ¿No veías que eso también me haría daño, Steve?
Aparté la mirada, sintiendo como mis latidos se aceleraban causándome un fuerte dolor en el pecho.
- No me di cuenta, no supe ver que estaba ahorrándome a mí el mal trago y no a ti... -aferré mi mano a su cuerpo, cerrando los ojos con fuerza para que no salieran las lágrimas que picaban tras mis ojos-. Lo siento en el alma, Tony, quisiera volver atrás y decírtelo en cuanto lo supe, afrontar juntos lo que el recuerdo hubiera causado.
Sus brazos me rodearon, abrazándose a mi pecho. Le miré sorprendido por su extraña tranquilidad ante la situación.
- ¿No vas a decir nada?
- No tengo nada que decir porque ya te lo dije, Steve -se separó lo suficiente para mirarme a los ojos-. Me dolió, tanto como no puedes imaginar, pero se cuan arrepentido estás por aceptar las consecuencias sin quejas -acarició mi mejilla con una pequeña sonrisa en sus labios-. Eras capaz de divorciarte tan solo para que yo estuviera bien aunque eso te matará por dentro a ti. No te opusiste, no dijiste un "no" o un "deberíamos hablarlo antes", simplemente cargaste con la culpa de tus actos. Por eso sé que es un error que no volverás a cometer.
Sus palabras deberían hacerme sentir feliz por su gran comprensión, pero tuvieron el efecto contrario, provocando que las lágrimas finalmente salieran. Me sentía amado por alguien a quién no merecía. No merecía en absoluto su comprensión. Esto me hacía comprender como él se había sentido, fueron tantas veces las que me dijo que no merecía un hombre como yo, que sabía que terminaría haciéndome daño con su forma de ser... Es irónico que al final quién lo hizo fui yo.
Tony se sentó sobre mí y me abrazó contra su pecho, dejándome llorar entre sus brazos. Me agarré a él con fuerza, dejando salir toda la rabia hacía mí que había acumulado todo este tiempo.
- Steve, todo está bien, mi amor -susurró, acariciando mi espalda.
Esas dos palabras entraron en mí llevándome a mis recuerdos, retrocediendo desde la última vez que me llamo así hasta la primera.
- No te merezco, Tony... -murmuré, tratando de contener las ganas de llorar.
- Estás loco. ¿Cómo dices eso? -alzó mi rostro por la barbilla para que le mirara-. ¿Recuerdas lo que me decías? Cometer un error no te hace más o menos digno de alguien te hace humano, debes concederle al otro la elección de esa decisión -besó mis labios con suavidad y me miró a los ojos-. Tú me decías que era digno de ti y yo ahora te digo que tú lo eres de mí.
Me abracé a él, sin poder articular palabra sin volver a caer en llanto. Escondí mi rostro en su cuello y me quedé quieto, centrándome en el contacto con la calidez de su piel.

Tony

Steve se abrazó fuerte a mí escondiendo su rostro contra mi cuello.
Parecía tan pequeño y vulnerable que me partía el alma. Jamás le había visto así y eso me aterraba completamente. No quería que se torturara a sí mismo por la culpabilidad que cargaba. Me hizo muchísimo daño, pero no podía vivir en el pasado toda la vida porque nada cambiará los hechos, y él me había demostrado con creces lo arrepentido que estaba.
Además de que muchas cosas estaban pasando en el mundo para llevar más odio. Si algo le hubiera pasado en la última batalla sé que no hubiera aguantado verlo, por muy dolido que estuviera tan solo podría pensar en que se hubiera ido creyendo que le odiaba. Puede que en algún momento lo hice, pero el amor siempre ha estado detrás recordándome todo lo que hemos vivido. Cada momento en los que me hizo sentir especial, amándome por encima de todo y todos, y nunca dejo de creer en mí, ni en el mayor de mis fallos.
- ¿Qué más tengo que decirte para que lo entiendas, Steve? -Pregunté en un susurro, besando sobre su sien-. Recuerda los muchos errores que yo he cometido y tú nunca me has culpado por ellos después, ni siquiera cuando eran evidentes -le obligué a separarse y me mirara-. Recuerda después de lo de Sokovia, no volviste a culparme ni dejabas que los demás me echar en cara aquello.
Steve había sido extremadamente comprensivos conmigo después de cada uno de mis errores, yo no iba a ser menos con él. Si es verdad que en esta ocasión era algo personal, pero lo hizo queriendo evitarme más dolor. Evidentemente no fue así, sin embargo yo soy el rey de querer hacer lo correcto y acabar en un gran error, así que sé cuánto se desea otra oportunidad de hacer las cosas bien. Además de que no estaba dispuesto a tirar 8 años con él, o podría decir 10, puede que dos los hayamos pasado sin hablarnos pero ambos nos hemos seguido amando y eso es lo que cuenta para mí.
Desde el primer momento en el que supe que le amaba y él me amaba sabía que no había retorno, y por muchas dudas que tuviera al inicio, en seguida supe que Steve era quien quería a mi lado. Una vez superé mi confusión del principio nunca dudé de querer estar con él, nunca me asusto el compromiso a su lado, fuimos muy rápido al adoptar a Peter y ni siquiera eso me hizo correr, así que no iba a correr ahora ni le dejaría correr a él.
Posiblemente Peter fue quien nos ha hecho estar juntos tantos años, nos unió con fuerza e hizo que Steve y yo siempre buscáramos la manera de encontrar solución a los problemas para que él nos tuviera unidos y poder seguir siendo una familia. E incluso bromeábamos con adoptar más para así no pelear nunca. La idea me gustaba, aunque con las misiones de los Vengadores nunca encontrábamos un momento de pensar realmente en hacerlo. Después de lo de Ultrón quise tomar un descanso y quizá pensar en ello, pero los poderes de Peter nos tomaron por sorpresa y poco después los acuerdos... Nunca había descanso, pero quizá ahora podía ser el momento. No habría nada mejor que nos volviera a unir.
Steve me miró, por fin más tranquilo, y me senté a su lado. Dio un suspiro apoyando la cabeza en mi hombro mientras agarraba mi mano y entrelazaba nuestros dedos.
- Deberías de haber sido tú quien hiciera un drama y al final he sido yo -susurró, besando sobre mi hombro-. Lo siento por todo, Tony, a partir de hoy voy hacer todo lo que este en mi mano para hacerte feliz, para ser ese hombre que tanto mereces. Lo prometo.
- ¿De verdad? -Sonreí al ver mi oportunidad-. ¿Qué te parecería hacerme feliz siendo padres por segunda vez? Podría ser un bebé esta vez -le miré de reojo para ver su reacción.
- ¿Un bebé? -Sopesó la idea, con un atisbo de sonrisa-. Una niña -me miró, besando nuevamente mi hombro-. Te verías adorable con una bebé en brazos -finalmente sonrió.
Le devolví la sonrisa al ver que tenía el mismo entusiasmo que yo con la idea.
- Me gusta la idea pero, ¿podríamos sobrevivir a su adolescencia? -Pregunté en tono divertido.
- Eso es aterrador -hizo una pequeña carcajada-, pero un gran reto.
- La verdad es que sí, solo espero que salga igual de bien que Peter.
Besé el dorso de su mano y vi el anillo en su dedo. Lo había visto mientras habíamos estado en el complejo estos días y me sentí mal al no llevarlo yo, llevaba mucho tiempo metido dentro de mi cajón. Quise tirarlo al volver de Siberia, pero no tuve valor de hacerlo y ahora lo agradecía completamente.
Me estiré hasta mi mesita y busqué en el fondo del cajón hasta dar con él. Lo miré, leyendo la inscripción "Juntos" en su interior. Steve siempre decía que juntos éramos mejores y podíamos con todo. Ahora que volvíamos a estar juntos sabía que eso era verdad.
Steve me quitó el anillo de repente y le miré inmediatamente con sorpresa.
- Vamos hacer esto bien -dijo poniéndose de pie junto a la cama.
Sonrió ante mi expresión confusa, pero enseguida pude ver qué quiso decir cuando hincó una rodilla en el suelo.
- Steve -me salió una risa acercándome a ese extremo de la cama.
- Anthony Edward Stark, sé que he sido el idiota más grande del mundo, alguien que merecería ser pateado lejos sin remordimientos -hizo una corta pausa-, pero tú eres demasiado bueno para hacerme eso. Por esa razón prometo ser mejor, darte todo mi amor cada día que pasemos juntos, cumplir todos tus caprichos, escucharé todo lo que tengas que decir aunque crea que no tienes razón y quiera contradecirte, te apoyaré en todo lo que te propongas hacer, pero sobretodo te prometo que jamás volveré a mentirte o esconderte nada. Te amo, Tony, más de lo que jamás he amado a nadie... Peter no cuenta en este caso -aclaró, haciéndome reír.
Sin dejarle terminar tomé su rostro y le di un gran beso. Dejó caer los brazos a sus costados ante su indignación por interrumpirle y tan solo movió los labios para corresponder mi beso.
- Tony... -se quejó, tratando de que no se le notara que reía.
Me separé con una gran sonrisa y Steve soltó una carcajada dando con la cara contra el colchón para retener sus risas. Acaricié su espalda y levantó la mirada una enorme sonrisa.
- Siempre tienes que cortar mi seriedad -dijo, terminando de recomponerse y volviendo a su posición.
- Es para no perder la costumbre desde el día 0, ¿recuerdas? -sonreí.
- Claro que lo recuerdo. ¿Qué eres sin tu traje, Stark? -Preguntó, rememorando el día en el que nos conocimos.
- Tú marido -le guiñé el ojo.
- Esta respuesta me gusta más -rio-. Ahora déjame terminar -dijo casi como una advertencia. Tomó aire volviendo a su seriedad anterior y alzó el anillo hacía mí-. Te amo, Tony, como jamás lo he hecho. Tú me has dado más de lo que pudiera imaginar, me has hecho experimentar cosas que jamás pensé que desearía con tanta fuerza. Todo tú, todo lo que me has dado es lo más maravilloso que me ha pasado en mi vida y agradezco cada día por haberte podido conocer, pero todavía más el ser amado por ti. Por todo eso y mucho más, ¿me concederías el honor de volver a estar juntos y ser una familia?
Cerré los ojos mientras escuchaba sus palabras para contener las lágrimas que querían escapar. No sabía cómo siempre encontraba las palabras justas para hacer caer todos mis muros. Me hacía sentir tan vulnerable y sentimental. Sin embargo amaba cada una de las veces que lo conseguía por poder sacar todos lo que sentía, con él no me importaba ser así porque me conocía mejor que yo mismo. Él era mi punto vulnerable. Aunque a veces no podía evitarlo y las bromas se me escapaban por sí solas.
- Esa pregunta me ofende, Rogers -dije, sin evitar una sonrisa-, como si no lo supiera.
- ¿Por qué siempre matas mi romanticismo, Tony? -Negó riendo.
Dejó el anillo en la cama y levantó las manos a modo de rendición. Se veía adorable cuando quería ser gruñón pero no le salía.
- Está bien, está bien... Lo siento -di un suspiro para ponerme lo más serio posible y le devolví el anillo. Me arrodillé en la cama frente a él y le miré a los ojos, en aquellos que tanto amaba perderme-. Nada me haría más feliz que volver a estar cada día a tu lado, amanecer entre tus brazos y escuchar ese dulce "te amo" en el oído -le apreció una gran sonrisa en el rostro, haciendo que sus ojos brillar por las lágrimas-. Es un gigantesco sí, Steven -finalicé, extendiendo mi mano hacia él.
Steve la tomó y colocó el anillo en mi dedo, dándome un beso en el dorso de la mano. Se sentó en la cama y atrajo mi rostro al suyo besándome. Profundizo el beso, empujándome sobre la cama y subiendo sobre mí, mientras tiraba con los dientes de mi labio con suavidad. Un gemido ronco salió de mi garganta, cayendo totalmente en su provocación.
- ¿Otra ronda? -Murmuró entre besos.
- ¿Tienes que preguntarlo?
Hizo una pequeña risa y continuó besándome, acariciando con su lengua la mía mientras separaba mis piernas para internarse en ella. Cogió el lubricante y rápidamente se lubricó. Se podía sentir su ansía en su forma desesperada de hacerlo. Era más que evidente que quería consumar esta reconciliación como se debía, aunque, lo de hace 15 minutos ya lo había sido para mí.
Se adentró en mí con facilidad y se paralizó dentro de mí mientras me besaba sin descanso. Mi estómago estaba volviéndose loco, el maldito cosquilleo me torturaba de una forma tan agradable, que hacía hinchar mi pecho con tanta felicidad que incluso dolía. Ansiaba tanto poder sentir esto nuevamente, su amor tan pasional que me hacía sentir en un limbo en el que solo él y yo estábamos.
Se recostó sobre mí, aguantando parte de su peso sobre los codos, hundiéndose todo lo profundo que pudo. Me abracé a él, clavando mis manos en su espalda. Había extrañado el tocar sus duros músculos cuando estaban tensos al hacer el amor, me excitaba demasiado.
Comenzó a mover su cintura de forma lenta, manteniendo todo el contacto de nuestros cuerpos. Cada roce que se creaba era como una corriente eléctrica que recorría mi cuerpo y subía por mi columna. Era tan placentero.
Enredé mis piernas a su alrededor y Steve clavó la mirada en la mía con una sonrisa, que inmediatamente le devolví. Comenzó a moverse más rápido y mordí mi labio con fuerza para retener un gemido. Eché la cabeza hacia atrás, arqueando la espalda, y aprovecho la gran accesibilidad de mi cuello para llenarlo de besos.
- Oh joder -gemí sin poder aguantar más.
El roce que su cintura hacía contra mis caderas provocaba que acariciara todo mi miembro, excitándome tan rápido como sus embestidas lo eran, a la vez que su aliento agitado cosquilleaba en mi cuello entre sus besos, haciéndome perder el control. El orgasmo me lleno por completo a la vez que me venía, terminando al fin su tortura.
- Dios, Steve... -gruñí clavando mis manos en su espalda.
Continúo dando más fuerte, gruñendo junto a mi oído, hasta que finalmente se clavó por última vez.
- Te amo, Tony... -jadeó, corriéndose al fin.
Sentí como su cuerpo se relajó sobre el mío y acaricié su espalda de arriba abajo por su columna. Dio un beso bajo mi oído de manera dulce y gire mi cabeza para verle.
Tenía toda la frente sudada donde su pelo largo había quedado completamente pegado, y aun así, con esa sonrisa dulce se veía tan guapo.
Se dejó caer a mi lado con una gran sonrisa cerrando los ojos, mientras respiraba con dificultad. Me puse de costado, apoyando el codo en la cama para sujetar mi cabeza, y le miré como iba relajándose poco a poco. Aparté el cabello de su frente y su cuerpo dio un espasmo ante la sorpresa de mi contacto. Rio suavemente abriendo los ojos.
- También me desharé del pelo mañana -murmuró.
- Yo no he dicho nada de él -respondí.
- Lo sé -sonrió.
Pasó su mano por mi pecho, acariciando sobre el nuevo reactor y bajó rozando con las yemas hasta el semen que tenía en mi estómago. Lo limpio con sus dedos y luego se los chupo. Mordí mi labio haciendo un gruñido.
- Me encanta cuando eres un poco sucio.
- Eso también lo sé -me guiñó.

•••

No nos habíamos dado cuenta de cuantas horas habían pasado hasta que vimos que comenzaba amanecer. Sin embargo estábamos lejos de tener sueño, habíamos pasando hablando y dándonos amor toda la noche, y la verdad es que eso era mucho mejor que dormir. A pesar de que algunos puntos que tocamos no fueron del todo agradables. Yo le conté como me sentí con su traición, lo difícil que fue volver a casa sin él, el cómo agobie a Peter por sentirme mal, y sobre todo por tener que hacer caso al Estado con sus acuerdos. Como él anticipó, no era precisamente agradable trabajar para ellos. Pero la peor parte para mí ha sido escucharle hablar de Wakanda, de misiones que había hecho en Siria con Sam y Romanoff, de la tortura que se había hecho a sí mismo, y también de Bucky. Ese era el tema que también debíamos de tomar. Steve estaba insistiendo en ello y hablar de Siberia.
- Nunca quise que te sintieras traicionado, Tony, no fue mi intención. Solo no quería que cometieras un error y le hicieras daño.
- Lo sé -asentí-. Aún recuerdo claramente tu voz diciendo "no nos hagas esto". Me pareció tan irónico en aquél momento... -susurré, jugando con el anillo de su dedo-. Sé que tratabas de protegernos al frenarme, a los 3 en realidad, porque aunque en parte lo hiciste por mí y por nosotros, sé que también era por él -alcé la mirada a la suya.
- Sí, no te mentiré diciendo lo contrario, pero sabes bien que mi cariño por Bucky es muy distinto al que siento por ti. No quiero que pienses ni por un segundo que lo hice por algo que no fuera amistad -dijo mirándome a los ojos.
- Pero le elegiste a él -murmuré, manteniendo mi voz calmada.
- Eso no es verdad, Tony. Solo quería pararte, entiendo que tu rabia en aquél momento te hiciera luchar, pero eso me dejo en una situación muy complicada y tan solo no quería que mancharas tus manos por culpa de Hydra y Zemo... -suspiró profundamente-. Sé que en aquel momento también cometí errores, ¿pero que podía hacer? Me dijiste que no volviera y lo cumplí, por mucho que me doliera y quisiera volver a casa. Incluso me hubiera arriesgando a ser detenido, eso no me hubiera parado si tú no me lo hubieras pedido.
- ¿De verdad hubieras vuelto a casa por mí?
- ¿A caso lo dudas, Tony? Nunca hubiera dudado de ello si no se me hubieran quedado grabadas aquellas palabras -bajo la mirada a su regazo, suspirando nuevamente-. El odio con el que lo dijiste es lo que todavía me tortura...
Oh mierda... Eso es lo que hace no perdonarse todo lo que pasó.
Levanté su rostro para que me mirará y acaricié su mejilla.
- Estaba rabioso, y sí, lo dije con la intención de hacerte daño aquel día, pero no quiero que te tortures con eso. Ahora comprendo mejor porque actuaste así en la pelea y sé que no querías poner a Bucky por encima de mí.
- Nunca lo pondré por encima de ti, quiero que eso te quede claro -respondió completamente rotundo.
Sonreí con el ímpetu de su respuesta.
- Lo sé, solo tú puedes estar sobre mí -le guiñé, intentando calmar la tensión que Steve desprendía.
- Tony... -rodó los ojos, conteniendo muy mal que le había hecho gracia.
- ¿Qué? No quiero que comiences nuevamente a auto-torturarte. Ya ha quedado claro. Él es tu mejor amigo y yo tu marido. Caso cerrado, Rogers.
Me miró durante unos segundos y luego ladeó la cabeza, haciendo aparecer una extraña sonrisa que me confundió.
- ¿Qué? -Pregunté.
- Tú eres mi mejor amigo, Tony. Desde que te conocí has cuidado de mí, me has hecho la vida más fácil, e incluso has conseguido que agradezca haberme congelado en el hielo -aferró su agarre en mi cintura, atrayéndome a él-. Aunque Bucky sea mi mejor amigo, tú también lo eres y estar por encima de él en esa categoría también... Ni se te ocurra, Anthony -me advirtió antes inclusión de que me diera cuenta del porqué-. No lo vuelvas a sacar de contexto.
Solté una gran carcajada y me abracé a él llenando su rostro de besos.
- ¿Celoso? -Dije con diversión.
- No, Bucky no le va eso.
- A ti ni a mí tampoco y míranos.
- Ya sé, pero te aseguro que no es el caso -besó mis labios con pequeños besos-. Así que deja de insinuar nada con Bucky.
- Sí estas celoso -entrecerré los ojos mirándole-. No me mientas.
- Eres imposible, Tony...
Me apartó negando con la cabeza y terminó levantándose de la cama.
- Oh vamos, Steve, era una broma. Vuelve a la cama -me quejé.
Hizo caso omiso y cogió uno de mis bóxers del cajón para ponérselo.
- Adiós, traserito... -dije al verlo desaparecer tras el bóxer.
- Por Dios, Tony -rio recogiendo su pantalón-. Sal de la cama, Peter ya debe estar despierto. Ve a llamarle y os preparo el desayuno.
- Está bien -dije a regañadientes.
Le vi salir de la habitación y sonreí como hacía mucho que no hacía. Realmente había extrañado está feliz sensación en mi estómago que Steve provocaba y me hacía sentir como un maldito adolescente.
Finalmente le hice casi caso y me vestí. No quería salir de nuestra habitación, pero él tenía razón. Peter ya debía estar despierto y quería cerciorarme de que tomaba su medicamento correctamente antes de desayunar.
Salí de la habitación y fui directo a la de Peter. Hice una llamada débil por si estaba dormido, pero enseguida supe que no porque escuche murmullos en el interior. Entre abrí la puerta y le vi en la cama con las piernas en la pared mientras sostenía el teléfono en su oreja.
- No todavía no... -le dijo a quién estuviera al otro lado del teléfono, sin percatarse de que yo estaba ahí-. Porqué ya sabes cómo son... Eso empeoraría todo y ya suficiente me van a sobre proteger otra vez... Yo también quiero, pero no puedo por ahora... ¿Sabes? Tu desesperación es adorable...
- ¿Quién es adorable? -pregunté cruzándome de brazos.
Peter soltó el teléfono y dejo caer sus pierna hacía el lado. Me miró con cara de espanto poniéndose pálido, como si acabara de ver un fantasma.
- Papá... -murmuró con voz casi inaudible.
- ¿Con quién hablas?
Tragó saliva con fuerza y cogió el teléfono para colgar.
- Con nadie -dijo con nerviosismo, levantándose de la cama-. Deberías haber llamado antes.
- Lo he hecho, flojo, pero lo he hecho -respondí-. Vuelvo a preguntar. ¿Quién era?
- Basta, papá, por favor -cogió el bote de pastillas y pasó por mi lado para salir de la habitación.
- ¿Por qué no quieres decirme? -le seguí escaleras abajo.
Me ignoró completamente y entró en la cocina, sentándose en uno de los taburetes de la barra.
- Buenos días, Pete. ¿Qué tal has dormido? -preguntó, Steve, al verle entrar en la cocina.
- Bastante bien, los calmantes son fuertes -dijo un segundo antes de sorprenderse al mirarle-. Ahora estar raro sin barba.
- Lo sé, es extraño -rio.
Le sirvió un plato de tortitas con chocolate y un vaso de leche. Le señaló el bote de pastillas y Peter resopló tomándoselas. Me miró finalmente y su expresión cambio.
- ¿Qué pasa? -dijo, al verme la cara. Miró también a Peter-. ¿Qué sucede?
- Peter tiene novia.
- ¿Qué? -Exclamo, Steve mirando inmediatamente a Peter.
- ¡No tengo novia! -Gritó-. Ni siquiera sabes quién era.
- Dijiste que era "adorable" -hice comillas en el aire.
Peter frunció el gesto y comenzó a comer sin decir nada.
Me irritaba y me entristecía pensar que Peter no sentía la confianza de contarnos que pasaba en su vida. Aunque me moleste pensar en que va a empezar su propia vida y a partir de ahora ira alejándose más de nosotros, esperaba que por lo menos la comunicación siempre estuviera. En unos meses iría a la universidad, tendría novia, y de eso a independizarse completamente había un solo paso.
Steve se sentó a su lado y me hizo un gesto con la cabeza para que me sentara en el otro.
- Pete, no te sientas presionado, esperaremos a que nos quieras decir, pero comprende que queramos saber que ocurre en tu vida -nuevamente ahí estaba la tranquilidad y paciencia de Steve.
- Tú sí, él no -me señaló-. No tengo pareja, que quede claro. Qué me guste alguien es algo diferente -terminó susurrando. Me miró de reojo y dio un suspiro-. Por eso no he dicho nada todavía, pero siempre magníficas todo, papá.
Supongo que tenía razón... Pero con todo lo que estaba pasando y las cosas que había descubierto que me habían ocultado me han hecho volver un poco paranoico con este tema. Supongo que debería esperar a que el sintiera que era el momento de decirlo. Como había dicho Steve anoche, cuando estuviera con la persona correcta nos lo diría. Confiaba en Peter.
Le abracé y bese su mejilla como disculpa.
- Lo siento, toma tú tiempo. Solo no quiero que nos dejes fuera de tu vida.
- Eso no pasará, papá.
Asentí, por fin más tranquilo. Steve se acercó a mí abrazándome por la espalda y me apoyé en su pecho.
- Mi hermoso ansioso -murmuró dando beso en cuello, bajo el oído.
Sonreí girando mi cabeza cuanto pude y besé su barbilla, que ahora era tan suave.
- Te amo, Steve -susurré, sintiéndome plenamente feliz.
Nunca acababan las locuras en esta familia, pero al final del día siempre me había sentido feliz de tenerles pasara lo que pasara. Ahora que volvía a tener ese sentimiento me sentía completo nuevamente y todo era gracias a ellos dos.
La charla con Steve me había aclarado muchas cosas, tanto buenas como malas, pero confiaba en él y sabía que no volvería a pasar nada similar. Iba a quedarme con eso y volver a ser feliz, sobre todo por esa bebé de la que hablamos, realmente me emocionaba pensar en ello y en esta ocasión no dejaría que nada lo aplazara. No tendríamos las facilidades que nos dio May Parker para adoptar a Peter, pero insistiríamos hasta conseguir aumentar nuestra alocada familia.

Notas finales:

Espero que les haya intrigado ese final con Peter porqué traera otra de mis otp a la historia ♥
Y referente a todo lo que comentan Steve y Tony, más adelante se epxlicara en los capítulos de Civil War, así que no se impacienten.

¡Gracias por leer! ♥


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).