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'AVENGERS. I Love You por amourtenttia

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Notas del capitulo:

ES HOY. ES HOY. Perdón, el vicio del TikTok me transformó. AHHHH. 


Tantas cosas que decir. En tan poco espacio. Intentaré resumir. 


Primero que nada. Me disculpo profundamente por semejante demora. Siempre se atraviesan cosas, y escribir, aunque entretenido, también requiere de una paz mental que en ese momento no tenía jeje. Estoy retomando varios pendientes, así que estaré actualizando de manera más regular ^^


Con respecto a esta historia. Concuerdo con los últimos comentarios que vi en algunos sitios~ Hay cosas que quedan al aire y considero necesario reordenar algunas ideas para que esta historia mantenga un hilo más o menos coherente (cada vez que comienzo, siempre algo se me va, lo siento).  Así que aquí estamos :o


Por respeto a todos los lectores que esperaron tanto y a aquellos que continúan comentando, no borraré los capítulos anteriores. Sin embargo, estaré editando esta historia, o más bien, reescribiendo, siendo que al editar noté que estaba muuy ligera, y no estaba transmitiendo lo que quería. 


Técnicamente están todos spoileados (?) porque saben qué viene. PERO, ¿saben realmente cómo vienen las cosas? MUAHAHAHA.


Espero que disfruten esta versión de la historia. Créanme que es la misma trama, pero es la versión renovada JAJAJA.  Por favor, no me odien D'x Debo decir también que no tengo beta jajaja, así que cualquier error, realmente disculpen, no lo noté XD


Finalmente, a ti que estás leyendo a pesar de que pasó tanto tiempo, muchas gracias por esperar <3 Es para ti <3

I Love You - ILY 

Capítulo 01 

 

Tony Stark ingresó al recinto con aquella seguridad que le caracterizaba. Su andar no era tan extravagante como él mismo podía parecer, y, sin embargo, algo en su figura cautivaba la mirada de cualquiera que se atreviese a posar la mirada en él. Fue así como el famoso Capitán América describía su primer encuentro.

El Agente Coulson había insistido por las últimas noches que su asistencia en tan esperado evento mejoraría las relaciones con las diferentes industrias que se movían en el mismo círculo que SHIELD, por lo que, ante la urgencia de su petición, Rogers no pudo más que aceptar. Si bien la organización era casi independiente, el vistazo del Capitán en distintos eventos públicos aseguraba que ciertos inversionistas mantuvieran actualizado el equipo de su empresa. Y, ¿por qué no divertirse?

Tarde descubriría que Pepper necesitó perseguir a su jefe por días enteros antes de asegurar su asistencia allí. Sin embargo, con Stark, siempre era difícil asegurar algo, sin importar qué. Es por esto que tanto ella, como Coulson, quien terminó asistiendo también, se mostraron aliviados al reconocerlo a la distancia. Para bien o para mal, las opiniones de aquel hombre parecían mover el mundo. Y para el Agente, demostrar una sana convivencia con él era ganar el respeto de más de uno. Se acercó a Stark con la misma tranquilidad de siempre, pero con un poco de nervios por dentro. Cuando le saludó, e intentó recordarle que su organización era una buena inversión...

—Stark...

La familiar voz enmudeció al fanático, por lo que solo se dedicó a observar.

—Capitán

Ninguno de los dos hombres podía poner en palabras lo que sintieron cuando sus miradas se encontraron por primera vez. La sensación fue extrañamente maravillosa. El azul y el rojo se observaron cara a cara, sin saber cuánto cambiarían sus vidas a partir de ese momento. Y si bien Tony no dio su brazo a torcer fácilmente, Industrias Stark comenzó a trabajar con SHIELD poco tiempo después.

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El romance fue inevitable. Stark incluso diría que era el resultado más lógico considerando las constantes miradas que se dedicaban el uno al otro cada vez que se encontraban. El trabajo de Rogers era absorbente, por supuesto, pero no por ello era totalmente imposible que en las reuniones se llegasen a topar. Una, dos, o tres veces. Ninguno tenía una cuenta exacta de cuántas semanas pasaran antes de que Tony le invitase a tomar un trago, o de que Steve quisiera llevarlo a un lugar más especial. Eran distintos incluso entonces, pero en sus diferencias encontraban detalles que los hacían enamorarse el uno del otro. 

Stark bromeaba constantemente con que nunca fue tan consciente de cuánto le encantaba lo vintage, hasta que empezaron a salir de manera más formal. Rogers, en cambio, descubría todo un mundo dentro de sí mismo que no había sido capaz de ver antes. Era un amor tan dulce e inocente como puede ser el primer amor... Aunque no eran el primero en absoluto. Aun así, era todo tan nuevo para ambos...

Steve Rogers nunca había salido con otro hombre. Tony Stark nunca tuvo una relación así de seria. 

Y aunque todo pintaba para ser miel sobre hojuelas, fue cuestión de tiempo para que la relación comenzara a deteriorarse. Salieron por dos años enteros antes de que Steve decidiera que era hora de comprometerse. Si bien Tony parecía poco interesado en el matrimonio al comienzo de su relación, tras ese tiempo hasta lo sintió como un retraso. Se emocionó genuinamente, lo disfrutó genuinamente. Caramba. En aquel punto, la fase de luna de miel ya amenazaba con ser eterna... Así que se casaron. La mezcla perfecta entre algo íntimo y estrafalario. La dosis perfecta de ambos.

Sin embargo, ¿era todo perfecto?

En el terreno sentimental, ninguno de los podía quejarse. Siendo que sus sentimientos caminaban a la par de manera constante. Tras casi 3 años juntos, ninguno podía decir quién estaba más enamorado... 

En otros aspectos, en cambio... Nada parecía estar bien. 

Rogers se mantenía ocupado con SHIELD y Stark hacía lo mismo con su empresa. Se veían poco tiempo, y, tras la noticia de su unión, la reputación de Tony sonaba constantemente en los chismes de farándula.

Incluso tras años de separados, Rogers es capaz de admitir que nunca dudó de él, ni de lo que sentían el uno por el otro. No importó cuántas personas le preguntaran al respecto. Ya fuera en conferencias que eran de un asunto totalmente distinto, o fuesen paparazzis que comenzaban a seguirlo del modo en que seguían a su esposo.  Él nunca dudó.

Lo que terminó por quebrarlos comenzó con una pequeña grieta. Desde la decisión de Tony de retomar proyectos que involucraban armas, hasta la de Steve al participar activamente en misiones que lo borraban del planeta por semanas enteras. Si bien los corazones seguían latiendo al mismo tiempo, ninguno de sus pensamientos andaba por el mismo camino.

Hasta que él apareció.

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Steve regresó particularmente tarde aquella noche en que no esperaba ver a Stark allí. No existieron reclamos de por medio, ni más discusiones al respecto. El ambiente estaba tenso incluso antes de que él ingresara, y estando delante suyo, el rubio solo pudo observarlo beber un trago mientras que los papeles que él había guardado días atrás se exhibían delante suyo, sobre la mesa.

No se molestó en ocultarlo, o mentir más al respecto.

Sabía que Tony no estaba interesado en el tema, pero él...

—¿Quieres adoptar un niño...?—fue la sencilla pregunta que escapó de la boca del castaño

Steve asintió tranquilamente, colocándose en el asiento delante suyo.

—Conocí a la madre hace unas semanas...—explicó— Sé que debí decírtelo antes, pero cuando pensé en sacar el tema...

—Steve... —intentó decir él, pero la voz del otro continuó:

—Escucha, Tony... Somos su mejor opción... Si no somos nosotros, ¿quién sabe cuánto tiempo pasará antes de que llegue a un hogar?

La risa baja del menor le resultó amarga. Tomó su mano sin dudarlo un instante. Y cuando le miró a los ojos de nuevo, confesó:

—Nunca he dejado de amarte, Tony... Y te amaré hasta el fin de mis días...

Y aunque Tony quiso convencerlo de que un niño no arreglaría sus matrimonio, prefirió guardar un poco de esperanza. Él tampoco había dejado de amarlo. Ese fue el principio del problema.

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El Capitán América, desde su boda, había reducido en medida de lo posible sus salidas al exterior. No había conseguido muchos cambios en sus horarios, pero lo que sí había logrado era asistir a reuniones más cercas a su hogar desde que había hablado con sus superiores al respecto. El que entre estos eventos fuera a parar a reuniones enfocadas a mejorar la comunidad fue inevitable. Allí conoció a un gran número de personas a quienes ayudó de las maneras que le era posible. Y fue en esas reuniones donde conoció a la madre de su hijo.

Ella era una veterana que, a simple vista, parecía demasiado joven como para haber asistido a cualquier misión. Inicialmente Rogers incluso creyó que se trataba de una broma de mal gusto, hasta que cruzaron más de dos palabras, y poco a poco comprendió que no eran tan distintos como él pensaba. Era joven, sí, pero era incluso más joven cuando había decido enlistarse en el ejército. La fortuna o la desgracia la llevaron a las zonas de conflicto, donde ayudó a salvar incontables vidas al precio de perder a todo su equipo. Como única sobreviviente, había sido condecorada incluso. Sin embargo, el estrés postraumático se llevaba lo mejor de ella en cada oportunidad. Terminó refugiándose en el alcohol, consideró incluso las drogas... Hasta que una noche terminó mal. Y un mes más tarde, confirmó su temor al darse cuenta de que ese abuso terminó en un embarazo que nunca había planeado. Los meses posteriores fueron complicados, pero le habían guiado hasta allí. Ella estaba lista para volver a luchar por su futuro, pero, al mismo tiempo, reconocía, no sin cierta pena, que un bebé no figuraba en él. 

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Samuel Rogers Stark era un niño maravilloso. Terriblemente encantador y mortalmente adorable. Desde el momento en que Stark posó sus ojos en él, una parte de su vida había escapado de su poder sin que él fuese siquiera consciente. Su mundo, antes extenso, se convirtió en algo pequeño que entraba perfectamente en sus brazos. Y, para Steve, la visión no fue distinta. Tan pronto como los observó juntos, todo giraba alrededor de ambos. 

Contrario a lo que Tony pensaba, su aparición no hizo más que reforzar todo lo que sabían ya. Estaban enamorados, terriblemente enamorados, y ni todos los problemas del mundo parecían poder perturbar la paz que los envolvía cuando estaban juntos. Rogers abandonó temporalmente las misiones en el exterior a la vez que Stark dedicaba menos esfuerzo en la producción de armas. Poco a poco las cosas iban cayendo en su lugar. Poco a poco la grieta entre ambos desaparecía, apartándose de su mirada... 

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Steve Rogers se encontraba jugando con su pequeño Sam cuando la notificación saltó en su reloj. Hizo una pequeña mueca mientras que el bebé entre sus brazos solo le dedicaba miradas y sonrisas enteras. Continuó cargándolo mientras que intentaba ignorar el insistente sonido de su reloj. Segundos más tarde, escuchó los pasos de su esposo, y colocó a Sam más cómodamente sobre su pecho.

—Si no respondes pronto, empezaré a creer que estás hablando con otro—le burló el castaño, a la par que dejaba un sobre sobre la mesita más próxima a la puerta.

Steve no necesitó mayor esfuerzo para reconocer la caligrafía del otro allí, pero no mencionó nada. Esas cartas iban y venían mes con mes. Era extraño incluso que terminase tan temprano de redactar una, cuando sabía de antemano que podía durar horas enteras ahí. Tony toma al pequeño de sus brazos para que él sea capaz de revisar, y suelta algo parecido a un respiro ofendido cuando replica:

—¿Con otro...? ¿Como si fuera una aventura?

Stark por poco y se ríe por lo bajo al decir:

—Eres la única persona que lo llamaría aventura hoy día, cariño... Pero, sí, es una manera de decirlo...

Steve está a punto de replicar que nunca tendría algo como eso, hasta que termina de leer el mensaje. Ante el prolongado silencio, Stark observa al otro, descubriendo la seriedad en su rostro. Devuelve su atención a Sam, quien continúa llevando sus manos a la barba del mayor.

—¿Ocurre algo...?—inquiere con calma Tony, sin intentar presionarlo

—Quieren enviarme a Rusia... Dos meses...

Rogers no necesita mirarlo para notar la manera en que sus cejas se han alzado. Él tampoco parece muy emocionado al respecto. El castaño intenta encontrar las mejores palabras, pero ninguna oración llega a formularse. Steve suspira mientras que se sienta a un lado suyo, notablemente decaído.

—¿Cuándo debes ir?—cuestiona entonces el menor, a sabiendas de que aquella actitud es de total derrota.

Desearía ahondar más al respecto, pero el tiempo les ha enseñado que entre más sabe Tony sobre las misiones, más fácil es pelear al respecto.

—Hoy mismo—confiesa el rubio.

La discusión que le viene es inevitable, siendo que el repentino cambio de planes los coloca a ambos en posiciones incómodas. Industrias Stark está a punto de cerrar un contrato que requiere de la presencia de Tony, mientras que la participación del Capitán es necesaria para la misión de la cual Rogers no puede soltar más palabras. Incluso cuando intentan no elevar la voz más de lo necesario, el repentino llanto de su hijo es lo que los regresa al ahora. Es Steve quien decide disculparse antes de decir una palabra más. Tony se muestra más terco. El rubio abandona la estancia mientras que el otro ahoga un suspiro, intentando contentar el pequeño. 

Se siente frustrado, increíblemente irritado.

Lo que le provoca más molestia es el solo pensamiento de que, una hora antes, estaba escribiendo sobre cuán feliz se sentía. Una hora antes narraba con el mayor detalle posible por qué su mejor amigo no tenía que preocuparse, siendo que lo que parecía como una fase tormentosa finalmente terminaba. ¿Era un mero espejismo? Tony se negaba aceptarlo.

Es por esto que, tras acostar al pequeño, y tras algunas horas, se coloca delante de la puerta de su hogar. Rogers camina a la salida cuando pasan ya de la 1 de la mañana, y él está allí. Se observan en silencio por segundos que parecen una hora entera, hasta que Tony corta la distancia y lo abraza. Es recibido de buena gana por el otro, quien contiene un gemido por donde escape toda la frustración que sintió horas atrás.

—Necesitas descansar—le recuerda el rubio, una vez que se apartan.

Tony hace un gesto, provocando una pequeña sonrisa en el mayor.

—Serán dos meses, nada más—promete Steve, ante su expresión agrega— Además, tú volverás pronto... 

El castaño asiente, suspirando. Nunca le ha gustado dejar al niño solo. Por eso la reunión se había atrasado semanas. Renegando, vuelve a abrazar al otro mientras que Steve intenta transmitirle la tranquilidad que le está dando. Se muerde la lengua cuando quiere recordarle que, tarde o temprano, Sam pasará algunos días lejos de ellos.

El resto de su conversación se vuelve un ruido blanco en la memoria de ambos. Tony hace algún comentario que provoca la risa y el sonrojo del Capitán, a lo que este responde con algo que termina avergonzando a Stark más de lo que puede admitir. Se besan un par de veces antes de que el rubio salga. Y a partir de allí todo se vuelve confuso.

Tony recuerda vagamente que se despertó horas más tarde, que revisó tanto las cámaras como al bebé antes de que Pepper volviese a llamarle para recordarle cuán atrasado estaba. Recuerda que le comentó a la pelirroja que Sam dormía más que de costumbre, e incluso como Happy le comentó que no era algo extraño en los niños de su edad. Recuerda despedirse de la pelirroja mientras que la sensación de incomodidad y urgencia crecía en su pecho.

Recuerda especialmente cuánto necesitó convencerse de que el contrato era su prioridad, y de cómo ni bien llegaba al otro lado del mundo, todo se iba a la mierda a una velocidad impresionante. 

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Hubiese sido imposible predecirlo. Esas fueron las palabras con las que Charles intentó alentarlo cuando la noticia llegó hasta sus oídos. Los últimos meses habían sido difíciles, por decir lo menos. Entre su inesperado secuestro hasta hallarse a sí mismo entre la vida y la muerte... Tony Stark no podía imaginarse algo peor que la sensación de lo incierto. Entonces regresó. Y aquel espejismo que parecía advertirle que la oscuridad estaba lejos de terminarse se materializó delante de sus narices.

James Rhodes fue el hombre a cargo de su rescate. Y fue el mismo hombre que estuvo a cargo de prepararlo para las peores noticias que Tony hubiese esperado oír nunca. 

Una vez que estuvo en territorio estadounidense, más aún, una vez que estuvo seguro bajo la protección del Coronel que era su mejor amigo, Tony fue ingresado al hospital más cercano de urgencia. Su estado físico era deplorable, sin embargo —y como bien hizo notar Stark al estar cara a cara con el otro—, aquel reactor en su pecho le había permitido ganar el tiempo necesario para estar a salvo. El precio había sido alto, indudablemente. Difícilmente Tony podría gozar de una vida normal. El notar que su mejor amigo era consciente de ello, fue, a ojos de James, la punta del iceberg.

El cómo o cuándo ocurrió no era importante. La noticia del regreso del desaparecido hombre había llegado hasta los medios, a grado tal que era solo cuestión de tiempo antes de que el rubio favorito de América hiciese acto de aparición. Fue por ello que el tenso hombre se encontró rápidamente en una posición donde mentir no era una opción.

Tony Stark despertó con un mejor color esa mañana. El cambio era evidente. La muerte había dejado de guiar sus pasos, pero, para James, no se había apartado demasiado de su lado.

—Luces cansado...—comentó con tono ansioso el castaño, a lo que el mayor hizo una ligera mueca.

Lo ayudó a sentarse en la cama. El camino que le esperaba era largo. Y él no quería arruinar su repentino ánimo, pero Stark siempre había sido capaz de ver a través de él. Pronto, el Coronel necesitó carraspear antes de poder enfrentar la mirada del otro.

—Steve...—comenzó a decir, no le pasó por alto cómo el cuerpo contrario pareció tensarse— ¿Has hablado con él...?

—Sabes mejor que yo cuán difícil es contactarlo—le recordó, con fingida tranquilidad, por la manera en la que le observó, agregó— No he hablado con él en semanas...

Tony se removió en su asiento, con una mueca de confusión en el rostro. Para el menor no era algo de lo cual debiera sorprenderse. No era secreto para nadie que aquel par pasaba un mal rato si sus caminos se cruzaban. Incluso antes de la la boda, ellos parecían odiarse. Sin embargo, las cosas habían cambiado desde la llegada de Sammy. Quizá no eran mejores amigos, pero se esforzaban por él. Gracias a él.

—Eso es inesperado...—observó, rememorando las últimas conversaciones que tuviese con su esposo— ¿Ni siquiera habló contigo para que vigilaras a Sam?

El mayor no respondió.

—Casi puedo imaginarlo—continuó Stark, ignorando el repentino silencio— Fury debió de aprovecharse de mi ausencia... Convencer a Steve de regresar al campo activo... Ignorando el hecho de que nuestro hijo estaría solo tanto tiempo...

El Coronel decidió armarse de valor entonces.

—Tony—le interrumpió de pronto, causando que la plétora verbal frenara momentáneamente— Tony... Hay algo que debo decirte...

Los años de amistad le habían enseñado muchas cosas a ambos. Tantas que no era posible comenzar a describir en palabras lo que ocurrió entre ellos en ese instante. El que la puerta se abriera tras un par de toques pareció ser insignificante para ambos. La mirada de Rhodes estaba fija en el castaño, y Tony no podía dejar de observarlo mientras que esos ojos relataban una historia que se negaba a creer. Salvo Xavier... Él no sabía de nadie que pudiese hablar tan claro sin mover los labios... Y, sin embargo, estaba seguro de lo que escuchó.

Apartó la mirada de James cuando alguien más pronunció su nombre. Rhodes se apartó de él mientras que se dirigía silenciosamente a la puerta. Y ahí delante estaba la confirmación de sus peores pesadillas.

—Tony....

El nombrado observó al Capitán como nunca habría esperado verlo. Mucho más delgado, mucho más acabado... Las bolsas bajo sus ojos le narraban vívidamente las noches en las que descansar le fue negado. Su cabello ya no brillaba. Su postura ya no gritaba orgullo. E incluso la sonrisa que nunca parecía desvanecerse... No estaba ahí...

Incluso cuando reconoció el alivio en sus ojos, Tony no encontró nada más allí. 

Apartó la mirada de él de manera inmediata. Sintiendo como todas esas pequeñas grietas entre ambos crecían de golpe al punto de convertirse en un abismo que, meses antes, no estaba ahí.

—Tony—intentó de nuevo Steve, sintiendo también como, en silencio, la distancia crecía hasta volverse insoportable.

—¿Dónde está...?—fue la sencilla cuestión que abandonó los labios del otro, negándose a decir nada más.

Y a pesar de que Rogers sintió cada paso como si fuese una milla entera, caminó esa distancia hasta poder estar a su lado. Se sentó a un lado suyo, y le abrazó con los restos de esperanza que quedaban en él.

—Steve...

Tony intentó apartarse sin demasiado éxito. O sin fuerzas en realidad. Se sintió repentinamente agotado. El solo respirar era demasiado trabajo.

—Me alegro tanto de que estés bien—confesó su esposo, con voz baja.

Stark tomó con fuerza la prenda del otro. En un rincón de su mente, todavía sentía que debía luchar por esa respuesta. Una confirmación siquiera. Lo que fuera...

—Sam...—suplicó, una última vez

—No hubo nada que pudieran hacer...

Mil ideas bailaron por su mente entonces. Chocando unas con otras. Provocando explosiones y destellos que poco a poco derrumbaron su temple. Su esperanza entera. Sintió que los brazos alrededor suyo le envolvían con más fuerza. Afianzó su agarre también. El dolor no iba a detenerse pronto. Mucho menos el resentimiento.

E incluso él tendría que reconocer que el abismo entre ambos difícilmente podría llenarse con lágrimas.

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Stark ingresó a la torre con el desánimo impreso en su silueta. En solo unos días, él habría jurado que había envejecido más años de los que podía comenzar a contar. Se sentía vacío. Tan alejado de todo que la sola noción de tener un sentimiento le parecía absurdo. No había forma de que el tamaño de su tristeza pudiese ocupar un cuerpo tan pequeño como el suyo. Ni siquiera el mundo entero podría ser suficiente expresión...

Happy, quien le había llevado hasta su casa, le dedicó una mirada preocupada mientras que le observaba caminar por el pasillo en silencio. No quería dejarlo solo, claro. Nadie deseaba hacerlo, pero con su regreso, todo había vuelto a ser un caos mediático. Pepper intentaba mantener la estabilidad de la empresa, Rhodes intentaba sobreponerse a las críticas debido a su intervención durante el rescate de Stark, y Rogers... Él era un caso aparte, en opinión suya.

—¿Te quedarás en la puerta o entrarás?—cuestiona Stark, sorprendiéndolo.

Hace una mueca, antes de que pueda responder el sonido de su teléfono les interrumpe. Tony ni siquiera necesita preguntar. Virginia debe estar a un paso de enloquecer envuelta en el desorden que se ha formado.

—Dile que puede venir aquí más tarde, si eso la tranquiliza...—comenta— No voy a ir a ningún lado...

—Si me lo permite, señor...—comienza Harold— Preferiría que usted...

No termina de pronunciar nada debido a que el sonido del elevador les interrumpe. Ligeramente extrañado, siendo que ningún aviso les ha advertido, ambos observan las puertas abrirse. Un hombre más alto que ambos entra entonces. Mucho más musculoso, y con un temperamento que Happy apostaría es más problemático que el propio Stark...

—¿Señor...?—intenta interrogar Happy

—Logan...—musita a su vez Tony

El nombrado alza la mirada luego de encender su puro. Da una calada antes de que el humo escape por sus labios. Alza su otra mano, mostrando la botella, y hace una mueca hacia ésta. Stark ahoga un quejido de sorpresa.

El teléfono vuelve a sonar, provocando que el más alto hable por primera vez.

—Vete... Puedo encargarme de él.

Aunque Happy tiene algunas dudas sobre si es o no adecuado dejarle tomar a sus anchas, sus opciones no son demasiadas. Dedica una última mirada a Tony antes de asentir. No escucha nada claro cuando las puertas del elevador se cierran, sin embargo, si puede confiar en su oído, lo siguiente que entendió fue un grave:

—Lamenta no poder estar aquí

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Tony observa los rastros de sombras que se forman tras cada calada. Debido a lo inusual de sus encuentros, olvida con demasiada frecuencia cuánto puede fumar Logan en realidad. La habitación está llena de humo, y no es exclusivamente a causa de su invitado. Fumar. Tomar. ¿Qué diferencia hacía ahora mismo...? No es como que esté interesado en mejorar su estado de salud ahora que le han dado de alta, ¿cierto?

—¿Cómo se enteró...?—cuestionó con voz pausada pasado un rato

Logan, bendito fuera, no se andaba por las ramas. Ni siquiera cuando era evidente que él no estaba en su mejor momento. No le trataba distinto. No de manera evidente.

—Strange—es la sencilla respuesta.

La confusión adorna las facciones de Tony de manera momentánea. No ha oído de él en bastante tiempo... Pensando en ello ahora, antes de que él fuese... Lo que sea... Strange siempre se las arreglaba para desaparecer de su radar. Ya fuera por estar ocupado las 24 horas del día los 7 días de la semana, o por estar viajando debido a que, de nuevo, debía asistir a alguna premiación que afirmaba poco o nada le importaba. No puede mantener el hilo de pensamientos ni siquiera por un minuto entero, siendo que la sensación de vacío le arrastra hasta ese sitio oscuro de nuevo.

—Si quieres la versión más fiel a los hechos, no soy tu mejor opción—le recuerda Logan, capturando su atención— Hasta donde escuché, es todo extraño...

Probablemente Stark se hubiese reído con ganas si hubiese estado drogado. O en un mejor momento, en cualquier otro momento.

—Eres mi única opción ahora mismo—confiesa Tony, su mirada es notablemente apagada— Pepper está convencida de que Steve debería decirme... Pero, desde que regresé.. Él solo.... —suspirando, prefiere guardar silencio.

—Charles no sabía demasiado tampoco—admite Logan, esta vez dedicándole una mirada— Lo poco que supo fue debido a que Strange lo buscó... Y tu desaparición... Bueno, de eso puedes culpar a la prensa...

Renegando apenas, Tony comentó

—Sé que me querían ver bajo tierra, pero lo llevaron demasiado lejos demasiado rápido...

El otro sonrió con cierto cinismo.

—¿Y desaprovechar la oportunidad de escribir sobre tu muerte?

El castaño sonrió apenas.

—Mi muerte, y la de mi hijo... Sí que debió ser divertido para ellos..

El mayor guardó silencio un momento. No queriendo bromear demasiado pronto sobre ello. No era un secreto que el matrimonio entre el hombre más amado de América y el hombre menos preferido de la prensa fue tema de controversia por meses. La desaparición y presunta muerte de Tony no mejoró las cosas. Peor aun, cuando el rubio anunció la muerte del niño...

—Charles comenzó a preocuparse seriamente entonces—confesó Logan, tras una breve pausa

No necesitaba decirlo. No quería hacerlo, en realidad. Contarle la cantidad de artículos que el director del instituto de jóvenes talentos había leído entonces. Todos contentos porque el niño favorito de América tuviese una nueva oportunidad...  Él no puede recordar un momento donde Charles se mostrase más enfadado con los medios. De un momento a otro, la gran mayoría de los estudiantes tenían prohibido acercarse a los periódicos —aunque sabían que eran pocos quienes continuaban leyéndolo, siendo que estaban en plena era digital—. ¿Y él? Logan ni siquiera se molestaba en prender el televisor luego de que Xavier le dedicase una mirada de enfado.

—Buscándote a ti, a Strange, y a ese tipo...—continuó, gruñendo, rememorando aquellas tardes donde el tiempo se sentía demasiado largo

La mención provocó que Stark le mirase seriamente.

—¿A Strange?—repitió, confuso.

Solo entonces Howlett comenzó a comprender la dimensión del problema con el que estaba lidiando en ese preciso momento. Se apartó un poco de su sitio, no mostrándose incómodo, sino más bien, incrédulo.

—¿No has oído al respecto?

El castaño comenzó a impacientarse.

—Logan...

—Stephen tuvo un accidente poco después de que desaparecieras—dijo, sin mayor demora— No fue algo pequeño—aclaró, ante la mirada de Tony, quien buscaba la primera tableta a mano mientras continuaba— Charles dejó de escucharlo por un largo rato antes de que volviera...

Stark no necesitó que explicara cómo lo hizo, pues en esa sola oración notó implícito como, en efecto, Xavier estuvo buscándolo desde entonces. Tan al pendiente de su rastro que ubicar la mente de Strange entre el resto no debió ser nada complicado.

No necesitó más que colocar el nombre de su amigo en el buscador para dar con las notas al respecto. Titulares varios concordaban con cada palabra que salía de la boca del otro.

—Su carrera se terminó en un abrir y cerrar de ojos... Y lo próximo que Charles supo de él es que la fortuna que había reunido se había esfumado junto con él...

Tony encontró entonces la noticia que más le alarmó. 

"¿Está el Dr. Stephen Strange muerto? Todo sobre la desaparición del  mejor neurocirujano de la última década"

La tableta fue azotada contra la superficie más cercana luego de que terminase de leer. Logan no se molestó en agregar mucho más tras explicarle que, entre tanta búsqueda, Charles había comenzado a agotarse tanto física como mentalmente. Razón por la cual había sido resguardado en la mansión desde entonces. No ahondó demasiado al respecto, pero por la manera en la que su mirada cambió, Tony supuso que las cosas allí tampoco podían estar bien.

Se dejó caer en su sitio nuevamente, mientras pasaba una mano por su rostro. Se notaba cansado. Las malas noticias parecían no detenerse nunca, ¿realmente es demasiado que él pida un poco menos ahora mismo? Logan parece menos estresado, pero no por ello está menos preocupado. No es un gran amigo del selecto grupo del profesor, por supuesto, pero cualquier cosa que ocupe la mente del telépata es parte de sus problemas. E incluso si esta situación no preocupase a Charles del modo en que lo hace, a él todavía le parecería demasiado sospechoso.

Si existe una fuerza superior en algún sitio, Logan está convencido de que no está observando a Stark ahora mismo.

—Así que...—dice tras un rato Tony, con apenas un atisbo de curiosidad— ¿No sabe nada de él?

El mutante se limita a dedicarle una mirada enfadada antes de responder.

—No

El castaño hace una mueca antes de suspirar por lo bajo. El siguiente trago no ayuda a deshacer el nudo que va formándose en su estómago. El que le sigue tiene el mismo efecto. Wolverine solo puede observarlo de reojo mientras que los minutos pasan. No tiene manera de arreglar algo como esto. Y Tony sabe de antemano que su intención no es esa. Aunque él intentara con todas sus fuerzas dar palabras de aliento, no hay nada que pueda consolarlo en este momento. Así que prefiere no intentarlo. Ni engañarlo. La muerte del niño será algo que le dolerá hasta el último de sus días. Nada va a borrar eso, ¿cierto?

Tony Stark solamente puede dedicarse a beber más mientras que el cielo nocturno le saluda desde los enormes ventanales. Le dedica apenas un brindis a su desaparecido amigo, deseando sinceramente que donde sea que éste, esté bien. Luego permite que el alcohol lo abrace, que lo cure, o lo intente.

Se detendrá eventualmente, indudablemente. Se detendrá él,  bebiendo hasta la inconsciencia, o se detendrá el dolor que le hace beber, para empezar.

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Los meses posteriores no son mejores para nadie. Sin embargo, Tony está demasiado ocupado consigo mismo como para detenerse a pensar en otra persona. En palabras de Pepper, él no está pensando ni siquiera en sí mismo, pero él prefiere ignorarlo. Por supuesto, hay algo de verdad en sus observaciones. Siendo que Stark solo tiene en mente a Sammy, y, ligado a él está, irremediablemente, el motivo de su actual malestar.

Luego de que le diesen de alta en el hospital, Stark pensó en que volvería a casa junto a su esposo. Era lo más lógico, ¿cierto?. Sí, puede que sintiera que todo estaba mal, sí, puede que él no hubiese estado muy cómodo al inicio pero, ¿no se suponía que se casaron justo por ello? Para estar juntos en momentos como ese. En las buenas y en las malas. La salud y la enfermedad... ¿Acaso el rubio no creía en nada de ello?

Fuese cual fuera la respuesta, ahora mismo no podía saberlo.

De acuerdo a Jarvis, el Capitán había permanecido pocos días en la torre luego de que volviese de la misión a Rusia. La principal razón era que pasaba la mayor parte del tiempo en el hospital. Un día sencillamente dejó de regresar. Tony no podía culparlo por ello en lo absoluto. Siendo que él mismo sentía su hogar asfixiante. Debió ser incluso más preocupante tomando en cuenta que Steve no tenía manera de saber si estaba vivo o muerto. No podía odiarlo por ello, ¿cierto? Claro. Era imposible hacerlo...

Pero... Ahora que él estaba aquí de nuevo, ¿por qué no regresaba?

La cuestión continuaba dando vueltas por su mente varias veces al día. Desde que despertaba en la cama sin compañía, hasta cuando salía de su guarida para ir a trabajar —con la intención de regresar a una vida más o menos normal—. Incluso durante las horas en su empresa, algo continuaba haciéndole ruido. A todas horas, a cada minuto. Tony continuaba llamando, pero nadie contestaba. Su secretaría parecía incómoda incluso cada vez que él preguntaba si no tenía un recado del Capitán. La misma Virginia se notaba contrariada cuando le miraba al hablar sobre él. Incluso Happy hacía una expresión extraña cuando Tony llegaba a mencionarlo delante suyo. Día a día. Semana a semana. Hasta que dejó de llamar.

Fue un proceso gradual, por supuesto. Tony no quería decir en voz alta que se había rendido con su matrimonio, pero ya estaba pensando en contactar con algún abogado. El castaño estaba refunfuñando sobre ello junto con Pepper —siendo que ella lo sugirió— cuando llegó a su oficina esa mañana. Y ahí delante suyo, estaba su secretaria, intentando detener lo que él tanto había buscado.

—Por favor, señor Rogers, comprenda que no puedo dejarlo...—comentaba la chica, hasta que notó a los recién llegados— Señor Stark, Señorita Potts...

El rubio volteó entonces, mientras que Pepper hacía un gesto a la menor, dándole una última mirada a Tony. Ninguno de los dos puso demasiada atención a lo dicho por ambas, siendo que al verse el uno al otro, el resto desapareció.

Los ojos oscuros escanearon al hombre delante suyo con una velocidad casi inhumana. Estuvo a punto de sonreír, hasta que notó el sobre en sus manos. Para el otro tampoco pasó desapercibido como su expresión ensombreció.

—Capitán... —saludó finalmente

El nombrado intentó no entristecerse.

—Tony...—llamó, nada más salió de su boca.

Stark se dirigió entonces a la puerta, siendo seguido por el rubio. Una vez dentro de la oficina, el ambiente comenzó a ponerse más tenso. Los pensamientos que revoloteaban por la mente de ambos pudieron hacer este encuentro un debate que duraría horas enteras, sino fuera porque ninguno de los dos parecía interesado en comenzar a hablar. Si bien Rogers había aparecido allí esa mañana lleno de determinación, con el solo verlo perdía algo de convicción. Como imaginaba, Tony no se encontraba mejor que él. Incluso apostaría a que estaba tan delgado como la última vez —impensable, considerando que fue durante su estancia en el hospital—. El rubio hubiese continuado pensando al respecto, de no ser porque el menor comentó:

—Así que esta es tu solución...

Le tomó algunos segundos asentir. La simpleza con la cual Tony habló había golpeado duro en su pecho. Carraspeó ligeramente, buscando las palabras adecuadas.

—Sé que no es el mejor momento... —comenzó, desviando la mirada— Créeme que lo entiendo, pero...

Cuando volvió a mirar en su dirección, le sorprendió de sobremanera la calma en los ojos del otro. Del modo en que Rogers había perdido su determinación, Stark había ganado seguridad. Entre el dolor que sentía en ese momento, también descubrió una gran sensación de aceptación. El hecho de verlo ahí le había otorgado una sensación de resolución que no había conseguido al darle tantas vueltas en su cabeza. Esta era la mejor solución. 

Su esposo le observó con una mezcla de emociones. Observándole allí, mientras transmitía tanta paz incluso dentro de la tormenta que era su vida ahora, Steve podía ver claramente por qué se enamoró tan profundamente al conocerlo. Lo amó con tanta locura entonces... Y ahora...

—Lo lamento... —dijo el rubio de pronto, bajando la mirada, sintiendo que sus ojos escocían— Lo siento... —reafirmó, con la voz ahogada— Oh Dios... Ni siquiera puedo mirarte...

Se sintió avergonzado de sí mismo. Mirar a Tony resultaba complicado. Explicarle cuán difícil habían sido esos últimos meses era imposible. No podía decirle siquiera lo duro que fue regresar unas cuantas semanas antes de lo planeado solo para dar de lleno con tantas desgracias. Con Tony desaparecido, su atención entera se volcó en permanecer al lado de su pequeño. Steve estaba convencido de que podrían encontrar a Tony pronto. Fury mismo le había prometido que tendría gente investigando su desaparición. Rhodes mismo estaba envuelto en el asunto. ¿Fue muy estúpido de su parte dejar que la preocupación se llevara lo mejor de él? Con Sammy luchando por su vida... Y él luchando por mantener la cordura. ¿Era tan malo que se perdiese a sí mismo? En el momento en que Strange le contactó semanas después él no podía pensar nada claro. No pudo sentir empatía por él. El que Stephen fuese un imbécil a causa del trauma tampoco ayudaba. ¿Qué cara pondría Tony cuando se enterase de que Steve prefirió cortar la llamada antes de escuchar nada más? Pensamientos así iban y venían en la mente del rubio mientras que intentaba convencerse de que lo que sentía no era nada malo. Regresar a casa, pretender que nada había cambiado. Fingir que le amaba como el primer día... Eso le habría causado mucho más daño. 

—Eso es inusual—observa Tony, con apenas un atisbo de gracia— Tu siempre fuiste más valiente...

Rogers le observa con cierta vergüenza mientras que el otro toma el sobre de entre sus manos. Lo ve extraer los documentos mientras que le dedica una pequeña sonrisa. No hay alegría allí, solo es su mudo intento por hacerle sentir menos terrible sobre esto. Ellos habían aprendido a leerse muy bien el uno al otro, pero, ahora mismo, todo lo que Steve podía entender era tan claro como un escrito redactado en una lengua muerta.  Aparentemente, Stark se sentía de la misma manera, pues parecía estar de acuerdo con que no había mejores opciones. Tony regresa su atención a los papeles, examinando rápidamente, apenas con algo de consciencia...

—Sé que tendría que haberlo llevo a tu abogado—intenta decir Steve— Comprendo que es un tema delicado, pero...

Para cuando quiere agregar más, Tony ya ha firmado.

—Confío en ti, Steve—confiesa Stark— Sé que no intentarías arruinarme, no con unos papeles de divorcio, al menos...

Rogers experimenta una mezcla de ofensa y sorpresa. Por supuesto, incluso en un momento así, él todavía puede bromear al respecto. Niega inmediatamente, diciendo:

—Nunca intentaría nada como eso, Tony... —dice, sin atisbo de duda— Tu fortuna es tuya, siempre estuvimos de acuerdo en ello...

El castaño ríe apenas, piensa en recordarle que nunca estuvieron de acuerdo al respecto, pero ninguna palabra alcanza a salir de su boca. Esas fueron las discusiones más divertidas que puede recordar. Nunca podían acordar nada cuando se trataba de dinero, pero siempre podían concordar en que todo sería para Sam. Desde que llegó hasta ellos, el mundo de ambos se sentía completo. El futuro se mostraba claro. Y ahora, sin él entre ambos...

—Me gustaría haber hecho más por ti—confiesa de repente Tony, interrumpiendo al otro.

El ambiente, antes tenso, es tan ligero como un suspiro. Es por ello que el comentario del mayor le roba todo el aliento. 

—Me hiciste el hombre más feliz de la tierra, Tony...  —le recuerda, es doloroso escuchar esas palabras ahora— Solo desearía que nuestra felicidad hubiera durado más...

El castaño no puede responder nada. Rogers hace uso entonces del mudo lenguaje que compartían de manera muy ocasional. No quedaba nada entonces. Se despide con una mirada que reafirma sus disculpas, sus lamentos. Intenta sonreírle con lo que le queda de amor, que no es poco, pero es nada comparado con el ayer. Su mano amenaza con acariciar su rostro por última vez, pero decide salir antes de caer en un gesto que solo les traerá malos recuerdos. Su historia era una mezcla de imperfecciones que les otorgó la mayor de las dichas... Muy tarde aprendieron que era una historia destinada a fracasar.

Tony le ve ir con los documentos, y con la sensación de que así como Sam se llevó una parte de su vida, Steve también se llevó algo de sí con él. 

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Ese primer día no fue nada sencillo. No fue fácil ver a Pepper a la cara. Ni fue tan fácil fingir que no había nada de qué preocuparse. No hubo simpleza al abandonar la empresa, ni mucho menos tranquilidad cuando llegó a la torre con la sensación de que el mundo entero había llegado a un fin.

Las cartas en la mesita de noche se mantuvieron allí desde su regreso, a la espera de una respuesta que no podía escribir. No necesitaba abrir todos los sobres para saber que las palabras más repetidas eran siempre las mismas. Así que cada vez que las mirada pensaba lo que se negaba a admitir en voz alta "No, no estoy bien".  Nadie necesitaba saberlo. Lo mucho que duraban sus noches, o lo poco que le parecía una botella entera de alcohol. El enorme esfuerzo que era levantarse de la cama, o el poco ánimo con el cual despertaba por las mañanas.

La espiral que le guiaba a su autodestrucción aumentaba su velocidad día con día, y Tony habría estado dispuesto a morir ahí, solo en su habitación, sino fuera porque algo más grande que todos sus problemas se manifestó un año después. Fue entonces cuando Stark miró con algo más de seriedad el traje que había armado una vez en medio de esas noches tan solitarias. Fue ante el caos inminente que consiguió salir de ese vicio círculo que era su tristeza.

Mark II estaba lejos de la perfección, pero en el segundo en que un agujero crecía en el cielo, cualquier desperfecto pasó a segundo plano. Criaturas terribles invadían la ciudad y aunque él no sabía qué demonios pasaba, el instinto le guió. Recorrió las calles enfundado en una armadura que no estaba preparada para semejante guerra, pero que le ayudó a sobrevivir de cualquier manera. 

Era imposible que alguien consiguiese llamarlo estando a tantos metros de distancia, pero para él no existía una mejor explicación.

Siguió el camino que le guiaba su corazonada. Avanzó por cada rincón hasta que llegó. Entre los escombros de un edificio que cayó tras el despliegue de los Chitauri —nombre que aprendería más tarde—, notó una considerable cantidad de cadáveres. Estuvo a un instante de rendirse en su búsqueda, hasta que escuchó un grito de ayuda. Comprendió de inmediato que no lo estaba imaginando. Removió cuanto estorbo había delante suyo. La fuerza que le confería el traje fue apenas suficiente para permitirle llegar hasta el fondo. Removía la última pieza cuando finalmente lo vio.

Entre dos cuerpos que claramente habían intentado protegerlo del impacto con éxito, un joven niño de cabellos castaños continuaba hipando, gritando por un milagro.

Siendo totalmente consciente de que el traje no aguantaría tanto peso tanto tiempo, Tony decidió apoyarse de los propulsores para mantener los escombros apartados un momento más. El niño no parecía estar en las mejores condiciones para cooperar, por lo que intentando mantener el peso detrás suyo, Tony extendió una mano para alcanzarlo.

—Niño...—llamó, comenzando a desesperarse

El crío continuaba temblando entre los brazos de sus padres. No necesitaba más que una mirada para confirmar que ninguno de ellos respiraba, y, a juzgar por las heridas, no había mucho más que hacer. Tan pronto como pudiese sacarlo, Stark se hizo la nota de intentar sacarlos también. 

—Sal de ahí...—ordenó Stark, extendiendo su mano un poco más— Ven conmigo...

El pequeño apenas le miró, todavía confundido. La estructura detrás suyo hizo un estruendo, provocando que ambos voltearan.

—¡De prisa...!

El menor, saliendo poco a poco del shock, finalmente pareció comprenderlo. Estiró sus manos hasta alcanzar la de Tony, y miró una última vez los cuerpos de sus padres antes de que el hombre en traje de hierro les quitara del camino de la enorme estructura que amenazaba con desplomarse nuevamente. Stark le sacó del edificio apenas segundos antes de que una nueva criatura gigante azotara contra éste, provocando un nuevo derrumbe. Notó al chico entre sus brazos agarrarse más fuerte a él. Observó con gran pena como su plan se desmoronaba del mismo modo en que lo hizo la edificación. Se apartó de allí entonces, con el pequeño oculto entre sus brazos. Era mucho más grande que Samuel, pero se sentía tan frágil como él.  Intentó alejarlo lo más posible, colocándolo bajo el resguardo del primer oficial que encontró en su camino.  Lo mejor era regresar, asegurarse de que nadie más quedó allí...

—Tienes que quedarte aquí—le dijo, cuando le dejó de pie a un lado de la patrulla, la pequeña mano le frenó— Niño...

—Peter... —dijo él, con voz baja, casi temblorosa— Mi nombre es Peter... Parker...

A pesar de que estaba enfundado en el traje, el mayor sintió claramente como si el chico le estuviese mirando a los ojos sin una máscara de por medio.

—Peter... Estarás seguro aquí—afirmó

El menor negó, apuntando hacia el cielo. Para cuando Tony siguió la dirección, muchos más de los aliens estaban ya bastante cerca. Al escuchar como los policías también comenzaban a discutir, notó a la distancia a un grupo de... ¿luchadores?

El distintivo azul fue suficiente para capturar su atención, junto con ello, algunos recuerdos volaron a su mente.

"No puedo hablar sobre ello, lo sabes..." le comentó Steve en aquella ocasión "Pero para responder tu pregunta... No... No estoy totalmente solo"

Había escuchado a medias sobre un supuesto proyecto comandado por Nick Fury. No le había tomado mucha importancia... Hasta ahora.

Escuchó gritos detrás suyo, junto con el inconfundible sonido provocado por aquella ballena intergaláctica, que se dirigía al grupo a gran velocidad. 

Se sorprendió a sí mismo cuando salió disparado a esa dirección. Su llegada fue justo a tiempo, siendo que entre los golpes que repartía el grupo, uno de los flancos quedó expuesto, siendo allí donde defendió. La naturalidad con la cual se integró no pasó desapercibida para la pelirroja dama, quien observó a la vez en la que el Capitán terminaba con el último par de enemigos.

Rogers observó entonces al recién llegado. Le observó bien, reconociendo inmediatamente el reactor en su pecho. No tuvo idea de qué decir.

—¡Hulk aplasta!

No necesitó intentarlo siquiera, pues lo siguiente que supo fue el nombrado se encargó personalmente de la enorme criatura que ahora yacía a unos metros de distancia.

No hablaron directamente en ningún momento, no siendo Tony Stark y Steve Rogers al menos. Estando allí, en plena crisis, no eran más que el Capitán América y Iron Man —nombre que tomaría semanas después—. Pelearon lado a lado, con el resto de Vengadores, hasta que lograron contener la amenaza junto con el culpable de ésta.

Iron Man estuvo de regreso entonces con los civiles, no pudiendo contener la sensación de incomodidad que quedaba en su pecho. Solo necesitaba asegurarse de que el chico, Peter, estuviese bien.

Pasado el caos, la llegada de los servicios sociales es inevitable.  El hombre en traje metálico solo atina a colocarse delante del tumulto, escuchando como Peter continúa quejándose. El agente intenta obtener más información sobre él. Cuando comienza a interrogar sobre otros miembros de su familia, ningún nombre sale inmediatamente. Para entonces, Peter ha notado su presencia.

—Ayúdeme—dice, corriendo a él— Quieren llevarme....

El agente vuelve a acercarse al chico, tomándolo del brazo. Stark no puede poner mucha atención a sus palabras luego de escuchar que debe acompañarlo, al menos hasta que contacten con alguien.

—¡Por favor!—suplica entonces Peter, sus ojos comenzando a llenarse de lágrimas, y Tony comprende de antemano que no queda nadie a quien contactar.

Algo que hace click entonces, en ambos. Tanto Peter como Tony pueden sentirlo, uno de ellos siendo más consciente del hecho. El mayor se acerca un poco más, frenando los pasos de hombre delante suyo.

—No será necesario... Puedo hacerme cargo de él—declara, sin pensarlo siquiera

El agente le mira con confusión, una mueca atravesando su rostro sin que pueda evitarlo.  El menor se aparta del agente y corre hasta tomar el brazo del héroe.

—Lo siento, no funciona de esa manera—le recuerda él, por la manera en la que les observa, se nota verdadera pena— Él debe venir conmigo...

El nombrado reniega a la vez que Tony siente un nudo en el estómago. Claro que no es tan sencillo. Nada lo es. No puede simplemente llevarse a un niño. Claro que lo comprende. Por supuesto

—No me quiero ir... —musita Peter, asustado, jalando de su brazo— Quiero quedarme contigo...

El agente no se sorprende en lo absoluto. Ha visto escenas así antes, personas que estaban destinadas a ser una familia... No es inusual que en medio de una tragedia, pequeños milagros ocurran. Sin embargo, incluso si puede reconocerlo, es necesario tramitarlo. La decisión final no está en él, después de todo. Por mucho que quisiera ayudarlos.

La atención de Stark regresa al agente, mientras que le observa tomar con más cuidado el brazo del chico, guiándolo a uno de sus compañeros.

—Lo lamento, Peter, pero tienes que venir...

—¿Qué tengo que hacer...? —cuestiona Stark, mientras que el menor es alejado por otro agente, a la par que continúa llamándolo

Consciente de que a sus superiores podría no gustarles la facilidad con la cual lo ha hecho, el agente solo suspira bajo. Extrae de su saco una tarjeta, la entrega al hombre de hierro mientras dice:

—No será sencillo... Le deseo mucha suerte...

No puede dar mayores detalles. Cualquier información que ponga en riesgo al niño no puede salir de su boca. El solo pensar en la cantidad de papeleo que le espera ni bien ponga a salvo a todos los menores que acaban de sufrir pérdidas le provoca una migraña... Se aleja del héroe, acercándose a sus compañeros. Esa noche será larga para todos. 

Parker vuelve a mirar en dirección de Tony una última vez. Al notar el terror en sus ojos, Stark promete:

—Volveré por ti...

A pesar de que continúa renuente, es evidente como esas simples palabras tranquilizan ligeramente al pequeño. Intenta hacerse un poco más valiente mientras que le indican subir al auto. Stark le observa ir sintiendo aún gran presión en el pecho, con la fuerte determinación de encontrar la manera de regresar hasta él. Tanto así que al volar de regreso a casa, ya estaba en medio de una discusión con su abogado de turno, luego de que hablase con Pepper, quien, sorprendida, solo podía suplicar que no estuviese soñando.

El agente tenía toda la razón. No era un camino fácil, pero Tony ya estaba decido a adoptar a Peter Parker.

 

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