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Encrucijada por SEMASOLITIA

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Departamento de Investigación Criminal


Todas las miradas se posaron en la anatomía de Chloe Evanson una vez había entrado al departamento de investigación criminal, donde trabajaba Amelia y su grupo de investigación. Sabía a qué se enfrentaría al entrar allí.


El lugar estaba lleno de policías, pero no se dejó intimidar por nadie, aunque odiaba la situación y hubiera preferido otro escenario o algún otro lugar de encuentro, pero no quería mal interpretar las cosas, sabiendo lo delicado que estaban las cosas en esos momentos.


—Chloe Evanson, que sorpresa verla por aquí.


Chloe al escuchar su nombre, buscó con la mirada al interlocutor. Era un hombre de unos cincuenta años, tez blanca, cabello completamente blanco y una panza bastante notable. Chloe no lo conocía, pero intuyó que todos allí debían de conocerla, mucho más por lo que había hecho hace cinco años atrás.


—Buenas noches —Fue lo único que respondió. Esperaba que la guiaran hacia la oficina de Amelia. No estaba en sus planes quedarse allí toda la noche. —¿Se encuentra Amelia?


—Amelia siempre está, aunque últimamente se la pasa fuera. Tienes suerte de encontrarla a estas horas.


Aquel sujeto desde el primer momento se notó que no iba con buena actitud. Su mirada era despectiva hacia la castaña. La miraba arriba hacia abajo, como si de una sospechosa se tratara.


—¿Podrías decirle que Chloe Evanson la busca?


—¿Para qué la necesitas? ¿Alguna otra cosa por la cual tengas que volver al agujero? —Expresó con burla, mientras algunos de los que estaban alrededor rieron, tratando de disimular un poco y lucir como profesionales. No habían pasado ni cinco minutos y ya Chloe empezó a perder la paciencia con aquel grupo de incompetentes.


—¿La llamarás o no? —Con tono serio y cansado


—Amelia está algo ocupada como para atenderte. Deberías volver en otro momento


—No me iré hasta que la llames, así que puedo durar toda la noche si es necesario


El oficial ese molestó con la insistencia de la castaña. Los demás se limitaron a observar la escena en silencio.


—¿Quién rayos te crees que eres? ¿Crees que puedes venir aquí a ordenarme? Te recuerdo que estás en un departamento de policías y que cualquier falta de respeto hacia mi persona o a cualquiera de los que están aquí, podría ser motivo de detención. La familia Evanson cree que tiene poder sobre todos, pero te equivocas preciosa


—No me llames preciosa —Mirando con desprecio a aquel señor, que pareció haber olvidado los protocolos y todo lo que implicaba ser un oficial. —De todas formas, el único que parece no respetar su insignia es otro


En un momento de rabieta, el oficial intentó acercarse a la castaña, quien estaba preparada para cualquier situación que surgiera, pero fue detenido por una voz que se escuchó de la nada.


—Ya es suficiente, Morrison. ¿Quieres ser suspendido y bajado de puesto otra vez? Sabes que a Amelia no le temblaría la mano para hacerlo, ¿sabes?


Se trataba de un sujeto de unos treinta y cinco años, pelirrojo y ojos marrones. Algunas pecas adornaban su rostro y su barbilla estaba adornada de barba roja de tres días. Morrison se puso más pálido de lo que ya estaba y se quedó en total silencio, al igual que el resto de los demás, quienes continuaron con los que estaban haciendo. Se retiró sin siquiera decir alguna palabra o pedir disculpas por el mal rato que le había hecho pasar a Chloe. Aquel hombre fijó su mirada en Chloe y esbozó una sonrisa


—Discúlpalo, debería aprender un par de modales. No sé como lo tenemos aquí, es el más viejo del departamento y se comporta como todo un adolescente y novato.


—No hay cuidado. He lidiado con peores


—¿En serio? —Tratando de lucir sorprendido, sin éxito. —Por cierto, mi nombre es Alex Magee, un placer conocerte Chloe Evanson —Estrechando su mano. Chloe tardó unos segundos en responder al saludo, pero al final estrechó su mano.


—Un placer igual, Alex


—¿Buscas a Amelia? —La castaña asintió —Sígueme, por favor.


Ambos caminaron en silencio, pasando por varios departamentos. El lugar era grande y parecía no tener fin. Todos miraban a la castaña, parecía ser toda una celebridad.


—Disculpa las miradas acosadoras. Parece nunca habían visto a alguien tan guapa como tú —Tratando de halagar a la castaña, quien no se inmutó en ningún momento


—O están muy impresionados al ver a alguien que robó más de un millón de libras esterlinas caminando dentro del departamento de policía..a lo mejor —Alex volteó para verla y sonrió divertido


—No pareces la típica persona que robaría tanto dinero y más a su familia —Chloe no respondió —Lo siento, no creo que quieras hablar sobre eso


—No hay cuidado —Ambos se encontraban frente a una puerta de cristal, donde tenía el nombre de Amelia.


—Aquí estamos.


Tocó varias veces la puerta sin recibir ninguna respuesta. El pelirrojo tocó varias veces por segunda vez y al tercer intento, la puerta se abrió. Amelia no pareció feliz al recibirlo, pero al ver a Chloe, una sonrisa se posó en su rostro de manera automática.


—Chloe, que sorpresa verte por aquí —Mirándola fijamente y con una sonrisa de oreja a oreja


—Necesito hablar contigo, ¿es buen momento?


—Claro, apenas son las ocho, así que me quedan un montón de horas aquí metida, adelante —Chloe entró rápidamente, mientras Amelia se quedó un momento en la puerta —Gracias, Alex


—No hay de qué. Si necesitas cualquier cosa, avísame. —Guiñándole el ojo y alejándose.


Amelia entró a su oficina, cerrando la puerta. Chloe observaba todo el lugar en silencio. Era una oficina bastante espaciosa, con un escritorio con una serie de documentos encima. Habían alrededor de diez carpetas. Había una fotografía de Amelia sola, sonriendo en ella y otra una de la pelinegra con su padre cuando era más joven. Ambos parecían los más felices del mundo.


En las paredes colgaban algunos certificados y los méritos otorgados por su labor en los últimos años. Chloe los observaba detenidamente, leyendo cada uno de los logros que había acumulado su ex pareja. Se sentía feliz de que pudo haber logrado todo lo que se había propuesto. Amelia la miraba en silencio.


—¿Viniste a verme a mi o a mis certificados? —Expresó con burla la pelinegra. Chloe esbozó una sonrisa


—Vine a hablar contigo la verdad. Nunca había venido aquí. Me alegra que hayas logrado tantas cosas, Amelia —Tomando una de las sillas que estaban cerca del escritorio y volteándola para quedar frente a Amelia. No se había despegado de la puerta en ningún momento. Chloe tomó asiento y la miró


—A lo mejor no he logrado todo lo que quería —Dijo con dejo de melancolía 


—Tienes mucho trabajo, ¿duermes por las noches? —Cambiando rápidamente el tema


—Siempre hay trabajo, nunca termina —Acercándose a Chloe y quedando frente a ella —Más trabajo aún después de la crítica que recibimos de la Interpol, pero ya estamos trabajando en ello —Acercándose cada vez más a Chloe


—Pensaba eran lo mismo... —Siguiendo con la mirada cada movimiento realizado por la pelinegra.


—Digamos que esto es más pequeño...


No entendió lo que quiso decir, pero Amelia no tenía intención de seguir la conversación. Inclinó su cuerpo hasta quedar a la altura de la castaña, quien seguía sentada sin quitarle la mirada. Las manos de Amelia se apoyaron del apoyabrazos de la silla donde la castaña estaba sentada, impidiendo que perdiera el equilibrio y cayera.


Sus rostros estaban solo a escasos centímetros. Amelia acercó más sus labios, sintiendo un leve contacto con los labios de la castaña. La pelinegra se limitó a mover suavemente sus labios sobre los de Chloe; jugaba con ella, sin profundizar el beso. Su nariz jugaba con la de ella, sin perder el contacto de sus ojos.


—Amelia...


Chloe comenzó a sentirse un poco incomoda por la situación. Sintió como la respiración de la pelinegra impactaba contra su piel. Sus labios solo llevaban a rosarse levemente. Amelia pareció querer jugar, mientras que a la castaña Chloe tenía interés en saber si la puerta estaba cerrada, no quería ser sorprendida por algún oficial, pero Amelia, quien era la que más debía estar preocupada porque se trataba de su lugar de trabajo, no parecía estarlo ni un poco.


Después de prolongar el tiempo en juegos, sus labios se unieron. Amelia profundizó rápidamente el beso. Su boca se apoderó del labio inferior de Chloe, dándole leves mordidas, para luego volver a besarla con suavidad. El beso se tornó mucho más frenético; la castaña por una parte quería apartarla, pero por otra parte, sentía que todo su cuerpo temblaba con aquel contacto.


—Chloe...me sigues gustando


Amelia despegó ligeramente sus labios, para luego volver a besarla de nuevo. Chloe se mantuvo estática y en silencio. Esperaba a que acabara y que Amelia se dignara a alejarse por su cuenta, ya que sentía que no podía hacer nada al respecto.


—Amelia...vamos, detente —Tratando de llamar la atención de la pelinegra, sin éxito. Amelia cada que la castaña abría la boca o trataba de hacerlo, la callaba profundizando más el beso.


Chloe al ver que no parecía haber resultado, comenzó a irritarse un poco y al final, tuvo la osadía de levantar sus brazos, llevando sus manos a los hombros de Amelia, dando un ligero empujón a la pelinegra, alejándola. Amelia frunció el ceño y observó con mirada desaprobatoria la acción de la castaña, quien se levantó rápidamente de la silla y trató de recuperar el aire tras aquel prolongado beso.


—Qué brusca te has vuelto


—Es que he estado intentado hablarte. No creo que deberíamos estar haciendo estas cosas en tu trabajo, alguien pudo haber entrado


—Ya nenita, cerré la puerta con seguro. No tienes que preocuparte tanto. Sigues igual que siempre, con miedo


—Como si tú no. Lo estuviste tanto como yo


—Eso fue antes, ahora creo que he reflexionado y hay cosas que podrían cambiar, sí así lo quisieras —Mirándola fijamente a los ojos, esperando que entendiera a que se estaba refiriendo. Chloe se limitó a bajar la mirada


—No vine a esto, quiero hablar contigo sobre algo importante.


Amelia no dijo nada y se acercó a su escritorio para tomar asiento. Cruzó tanto sus piernas y brazos sin quitarle la mirada a la castaña. Lucía enojada.


—Tú dirás, aunque debo suponer el motivo de tu visita. Es obvio que no fue por una mera visita o porque querías verme.


—Quiero que dejes de hostigar a mi familia —Dijo tajantemente Chloe. Amelia al principio se sorprendió un poco, pero luego esbozo una de sus típicas cálidas sonrisas. Chloe pareció confundida por su reacción—Hablo en serio, ya es hora de que dejes tus suposiciones y te centres en otras cosas. Han de haber muchos casos los cuales deberías de estar atendiendo. Han pasado cinco años, y en esos cinco años no has descubierto nada y no lo harás porque ya todo está más que claro y no vas a conseguir nada, ¿entiendes? No puedes impedir nada, no puedes cambiar el pasado por más que quieras.


Amelia seguía en la misma posición. No se inmutó en ningún momento y parecía seguir firme con sus pensamientos y acusaciones sobre Dylan. Chloe por otro lado, se sentía intimidada, pero no pensaba demostrárselo. Ni siquiera sabía si al poner un pie dentro de aquella oficina, Amelia había descubierto toda la verdad y solo esperaba paciente a que se rindiera y que Chloe le dijera todo por si misma, pero lo que menos quería era echar todo su "esfuerzo" al caño; todo lo que había hecho por su hermano hubiera sido en vano.


—Todo me parece tan extraño, Chloe


—¿Por qué lo dices?


—Porque te pareciste tanto a Dylan cuando dijiste todo eso y sinceramente me da un poco de pánico, aunque no lo demuestre. ¿Quieres que deje de investigar el caso no. 320? —Chloe seguía confusa y a la vez temerosa, pero era algo que solo se veía reflejado en su interior. Por fuera, se mantuvo confiada en todo lo que decía. 


—Sí claro, ese caso. Quiero que ya pares, quiero que termines con eso, porque comprendo que no quieres creer durante toda tu vida que hice algo tan bajo como lo que hice, pero de los errores se aprende y de verdad soy una nueva persona, prometo que no volveré a hacer nada que los decepcione a todos, de verdad.


Comenzaba a sentirse sucia de nuevo por dentro. No podía creer lo que estaba diciendo. Amelia se levantó de su asiento y se acercó lentamente a la castaña. Tomó su rostro entre sus manos y depositó un rápido y suave beso en sus labios. Sus ojos castaños observaron firmemente aquellos ojos grises que parecían indefensos ante aquella mirada. Intentó descifrar sus pensamientos con tan solo el contacto de sus ojos.


—Sé que no debo decirte esto porque es privado y altamente secreto, pero para que tengas una idea de lo delicado que es este asunto, te voy a decir que Dominic Walsh y Ned Sallow, tu abogado, están dispuestos a dar información a cambio de una reducción en su condena, además de otros posibles implicados que se verán en el transcurso del proceso. —Chloe se quedó tranquila. Intuía que Amelia intentaba asustarla, pero conociéndola, Amelia debía estar hablando en serio


—No sé qué vayan a decirte. A lo mejor que me robé dos millones y no solo uno, así me dan otra condena —Rio levemente


—Escúchame muy bien, Chloe. Si ellos hablan y descubrimos lo que estoy segura de lo que pasó, estarás en problemas. No solamente por mentir ante el juez y la corte una vez juraste decir toda la verdad, sino por proteger a tu hermano de sus crímenes, ¿te das cuenta de lo serio de esta situación?


—Amelia, lo único que sé es que estás obsesionada. Sí estoy protegiendo a mi hermano, es solo por el hecho de que es inocente, pero si quieres llevar esto más lejos, entonces adelante, pierdes tu tiempo


Tratando de sonar convincente, pero sabía que estaba en problemas. Amelia soltó bruscamente su rostro y caminó hacia la puerta.


—Vete de aquí. Tengo demasiado trabajo que hacer —Sosteniendo la puerta, con una expresión de enojo en su rostro, esperando que Chloe saliera


—Amelia...


—¡Fuera! —Perdiendo la compostura


Chloe no quiso echar más leña al fuego y decidió salir sin decir más nada. Escuchó como la puerta fue azotada con fuerza detrás de ella.


—¿Todo bien? —Preguntó Alex, quien observó a Chloe algo preocupada


—Sí, todo bien. Hay cosas que nunca cambian, ya sabes —Riendo nerviosa


—Ustedes dos se conocen de hace mucho, ¿no?


—Sí, desde hace un tiempo


—Eso me dijo ella. Disfruta hablar sobre ti ¿sabes? Creo que sus horas de mayor felicidad son cuando te menciona, incluso lo ha hecho mucho estos días


—¿Ah sí? Me imagino que no ver a alguien que solías ver todo el tiempo, ha de poner de esa manera a cualquiera


—No, la manera en como lo hace es simplemente diferente y especial


Chloe le miró interrogante. Ni siquiera sabía por qué estaba hablando de ese tema con alguien que apenas conocía y que además seguramente estaba ayudando a Amelia en su investigación en contra su hermano.


—Tengo que irme, Alex. Fue un placer conocerte


Chloe comenzó a caminar hacia la salida del departamento. Detestaba estar en aquel lugar, más cuando todos seguían viéndola como una especie de fenómeno. Alex no le quitó la mirada de encima hasta que se desapareció de su vista. Luego se dirigió hacia la oficina de Amelia. Abrió la puerta sin siquiera tocar.


Observó a su jefa muy afligida en su asiento, mientras agarraba su cabeza con ambas manos, fijando su mirada a su escritorio. Notó la presencia del pelirrojo. Levantó su cabeza y su mirada se fijó en Alex, quien la observó preocupado. Sus ojos parecieron haber derramado algunas lágrimas, aunque ya no había rastros de ellas en su rostro.   


—¿Qué no te enseñaron a tocar cuando pequeño, Alex? —Levantándose rápidamente


—Lo siento, jefa. Solo quería ver si estaba bien


—¿Ver si estaba bien? Estoy más que perfecta —Cruzando sus brazos y mirando seriamente a su compañero


—Lo siento, es solo que es extraño verte enojada o más bien angustiada. Creo que la única persona capaz de sacar en ti una expresión triste y dolorosa es la señorita Evanson.


—No sé por qué dices eso —Poniendo ambas manos en su cintura, bajando la mirada y al tiempo mordiendo levemente sus labios


—Ya hemos sido compañeros por años, Amelia. Creo que puedo ser capaz de saber cuándo estás bien y cuando estás mal. Ahora lo que me pregunto es ¿todo lo que haces por el caso no. 320 es por ella o es por ti misma?


Amelia se sorprendió al escuchar aquello, no se lo esperaba


—¿Cómo es que tú...—Alex sonrió al ver que Amelia lo había menospreciado por años.


—Vamos Amelia, no soy tan tonto ni tampoco tan ciego para no darme cuenta de lo que has estado haciendo todos estos años. Lo ocultas bien, tratas de hacerle creer a todos que ese caso ya ha sido resuelto, que te estás centrando en casos actuales y claro, los resuelves y eso me impresiona mucho, tienes tiempo para ambas cosas, pero te estás destruyendo a ti misma, más llevándolo por ti sola. No te he dicho nada hasta ahora porque quería ver si Chloe Evanson era la razón de todo esto y el día de hoy, después de haberla visto de frente, y al ver que ustedes dos tienen una relación un tanto peculiar, pues ya me doy a la idea de que le has puesto mucho empeño a ese caso, pero vuelvo y pregunto: ¿Todo lo que has estado haciendo ha sido por ella o es por ti misma?


—¿Relación peculiar? ¿Qué se supone que significa eso?


—No sé, me gusta imaginar situaciones entre dos personas, pero esa no fue la pregunta —Amelia se quedó en silencio y le dio una señal para que cerrara la puerta con seguro para evitar que alguien entrara


—Alex, ¿puedo confiar en ti?


—Me ofende la pregunta, jefa


—Sí, es verdad, pero tenía que preguntarlo y la verdad es que tienes toda la razón sobre lo que has dicho


—¿Eso incluye sobre lo que dije de la relación peculiar? —Amelia volvió a quedarse en silencio y miró desaprobatoria al pelirrojo, quien se sintió apenado y dejó de lado todo tema.


—Chloe y yo siempre fuimos unidas y la conozco demasiado. Jamás creería que estuvo involucrada en algo ilícito como el robo a la empresa de su propio padre, mucho menos cuando nunca ha sido una persona ambiciosa como es el caso de Dylan Evanson —Alex escuchaba en silencio —Nunca me lo creí, según sus declaraciones al juez, dijo que solo lo hizo porque quería darles una "lección" a ambos, ya sabes, el puesto que tenía no era un cargo muy importante y aun siendo la mayor, el señor Roger decidió darle toda su confianza a su segundo hijo, sabiendo las cualidades que siempre lo han caracterizado.


—Sé que llegué mucho tiempo después de lo ocurrido, pero leí muchas cosas y me informé. Dylan Evanson se caracteriza por ser un hombre bastante social y que su vida involucra la buena vida


—Aparte de ser un codicioso, ambicioso y mujeriego, capaz de robarse dinero para saciar sus necesidades. Para alguien que gastaba una gran suma de dinero por noche, según un estudio a fondo que se hizo en el departamento, su sueldo tenía un límite, ¿de dónde pudo conseguir tanto del sueldo que ganaba? Era evidente que era una suma bastante alta, pero tomando en cuenta lo que gastaba por noche, creo que los números se pasaban del limite y no creo que el señor Roger fuera un hombre derrochador. Eso justifica que Dylan Evanson haya robado esa cantidad de dinero, pero ¿qué justifica que Chloe lo haya hecho? Se recuperó una parte más no todo, ¿en qué gastó el resto? Nunca dio ningún tipo de detalle sobre ello, solo dijo que parte del dinero aparecería, pero no todo


—A lo mejor lo dio a ciertas fundaciones


—Todas fueron investigadas, al menos las del área de Nottingham, también tuvimos cooperación con el departamento criminal de otras ciudades, es como que ese dinero hubiera desaparecido de la nada


—O fue malgastado


—Exacto


—¿Por qué crees que se inculparía?


—No lo sé, Alex. Chloe siempre ha sido una buena hermana, a lo mejor se sacrificó para salvar a ese imbécil y ahora no me quiere decir nada porque después de todo lo que hizo, no habría valido la pena —Alex notó el tono de desprecio en la voz de su jefa —Sí la verdad es como la que presentimos, estaría en serios problemas —Amelia lucía preocupada y pensativa. Alex se acercó más a ella


—¿Qué tienes en mente? Me imagino que en todos estos años debiste haber encontrado algo, al menos una pista 


—Te seré sincera, nunca tuve algo concreto. El dinero, las pruebas y todo lo demás es como si todos los inútiles encargados del caso hubieran hecho hasta lo imposible para desaparecer cualquier rastro que inculpara a Dylan y todo el peso cayera encima de Chloe, incluso su propio padre estuvo en contra de ella. El abogado de Chloe también parecía estar en contra de ella, el fiscal parecía haber hecho un curso de derecho en una escuela de kínder, es que nada estuvo bien, y al final dos de esos bastardos fueron a prisión, lo que lo hizo todo muy sospechoso


—¿Y qué sabes de esos dos? Tengo entendido que se trata de Dominic Walsh y Ned Sallow —Amelia sonrió ante la suspicacia del pelirrojo


—Esos dos son los que probablemente nos lleven a obtener los resultados deseados —Muy confiada mientras buscaba unas carpetas en su escritorio, colocándolos cerca de Alex para que los viera. Los abrió y comenzó a leer detenidamente —Al final conseguí que Dominic Walsh se dignara a hablar y es posible que podamos sacar algo de su trasero . Al parecer alguien lo tenía amenazado, lo típico, pero está dispuesto a hablar a cambio de una reducción de su condena y protección


—¿Y le piensas dar todo eso?


—Ya hablé con el juez Clayton Dunn, si consigo la confesión y las pruebas que seguramente sabe dónde están, reabrirá un nuevo juicio


—Lo tienes todo planeado, ¿estás segura de que hablará?


—Iré a verlo pasado mañana, está decidido a hacerlo, no voy a perder esta oportunidad. Lo haré hablar sea como sea


—Quiero ir contigo


—Lo mejor es que no. Quiero que se sienta en confianza, ya se lo he dado, así que es mejor que vaya y hable solo con él —Alex parecía decepcionado por su decisión, pero entendía perfectamente la decisión de jefa


—Tienes que tener cuidado, jefa. Sabe que se va a adentrar al peligro —Amelia sonrió ante aquello


—Tanto tú como yo siempre estamos dentro del peligro, así que no pasa nada. No es algo nuevo


Alex no estaba muy convencido, pero confiaba en la profesionalidad de su jefa.


Chloe observaba detenidamente el paisaje desde la ventana del taxi que la llevaba a casa. Su mano derecha se posaba en su rostro, su codo descansaba en la puerta y uno de sus dedos de su mano libre tocaba lentamente con ritmo su muslo. Se sentía ansiosa.


—Amelia, Amelia, Amelia...estás yendo muy lejos —Fue lo único que dijo casi en susurro para si misma.


Chloe había regresado al apartamento. Su cuerpo y mente le exigía un buen baño y descanso. Observó el auto de su mejor amigo parqueado. No supo el por qué de su incomodidad al pensar en que tanto su amigo como Katja la habían pasado juntos en su ausencia.


Conocía muy bien a Leonard y lo conocía tan bien que sabía que cuando su hermana y él estaban de malas, no había nadie que pudiera detener su instinto de hombre necesitado. Se apresuró para entrar, y se encontró con el cuerpo de Leonard sobre el sofá; ligeros ronquidos salían de su boca. Por alguna inexplicable razón, Chloe se sintió aliviada de que hubiera estado durmiendo.


La castaña se dispuso a buscar a la rubia. Sentía una necesidad terrible de verla. Se fijó que sobre la mesa había varias cajas de celulares, las tomó en sus manos y las observó detenidamente. Trató de no hacer ruido para no despertar al rubio y se acercó a la habitación de Katja. La puerta estaba cerrada, pero sin seguridad y por debajo de la abertura de la puerta se veía la claridad de lo que parecía una luz no proveniente del bombillo principal de la habitación. 


Chloe abrió lentamente la puerta, evitando hacer algún ruido que advirtiera a la rubia. Katja estaba sentada dándole la espalda a la castaña. Pudo observar una laptop, cuya rapidez con la cual manejaba Katja aquel aparato era simplemente impresionante. Estaba sumergida en su tarea de teclear a gran velocidad; estaba concentrada en lo que hacía. No se dio cuenta de la presencia de la castaña.


Un conjunto de dígitos se podían apreciar en la pantalla, número y letras combinadas, se preguntó qué estaba haciendo en ese momento. Pasaron varios minutos en lo que la castaña se quedó parada en silencio mirándola. Le gustaba el hecho de que la rubia era bastante habilidosa.


Después de varios minutos, Katja sintió la presencia de alguien y volteó. Solo le faltó poco para salir disparada de su asiento cuando notó que la castaña la miraba detenidamente. Cerró rápidamente la pantalla de la laptop y se levantó algo nerviosa. Había poca iluminación en aquella habitación, pero la suficiente para verse sin ningún problema.


—No, continúa —Expresó la castaña con una sonrisa en su rostro


—No, está bien, no era nada importante —Aún nerviosa


—Parecía algo importante. Tantos códigos que ni siquiera tengo idea de qué tratan. Solo veía ese tipo de cosas cuando instalaba un programa, pero lo que hacías no tiene nada que ver con una instalación, ¿verdad? ¿qué hacías?


—No era nada importante —Insistió


—Nada importante, eh


Chloé entrecerró sus ojos y fue acercándose lentamente a Katja, quien retrocedía ante cada paso de la castaña


—¿Me dejas ver?


—No —Respondió rápidamente


—Jamás le dije a Leonard que te comprara una laptop


—No se la pedí, él simplemente me la dio


—Lo sé, me imagino que practicar sería bueno para ti —Siguió caminando lentamente hacia las ojos verdes, quien estaba consciente del poco espacio que le quedaba. Su cuerpo chocó contra la mesita de noche. Sus manos se colocaron hacia atrás para no perder el equilibrio. —Pareces una niña queriendo proteger sus juguetes —Dijo entre risas la castaña


—Me gusta la privacidad


—No quiero que te metas en problemas, todo lo que hagas tendrás que decírmelo, ¿sabes? Y más si se trata de hacer lo que te gusta


—Entonces estamos ante un serio problema de desconfianza y control, y eso que no eres mi novia para pedirme hacer cosas —Dijo Katja con tono pícaro. Chloe seguía admirándola con su mirada con una ligera sonrisa.


—Así que ¿solo si soy tu novia puedo saber lo que haces y lo que harás a partir de ahora con esa laptop?


Katja se limitó a sonreír. Su mirada se fijó en sus pies. Chloe terminó de acercarse a ella y solo se encontraba a escasos centímetros. Con sus dedos, levantó el mentón de la rubia y sus miradas volvieron a hacer contacto. A pesar de la poca iluminación, podían ver el brillo de ambos ojos, como los ojos de un gato en la oscuridad. Su mano libre fue a parar en la cintura de la rubia, quien se tensó un poco al sentir su mano sobre ella


—¿Entonces? —Esperando una respuesta de la rubia


—Entonces...


Katja en un rápido movimiento, ubicó sus manos en el rostro de Chloe y de manera desprevenida, terminó de acortar los pocos centímetros que quedaban entre ambas. Sus labios hicieron contacto por pocos segundos antes de volver a separarse con dudas. Su cansancio desapareció de repente y lo única que necesitaba en ese momento era Katja.


Su brazo pasó por detrás de la estructura de Katja y la pegó completamente a ella, haciendo que sus senos chocaran con suavidad contra los suyos. Buscó sus labios en un rápido movimiento. El beso desde el primer momento, fue frenético. A los pocos segundos, fue disminuyendo la intensidad, haciéndose más lento y deseable para ambas. Los brazos de Katja se aferraron al cuello de Chloe, mientras que las manos de ésta fueron a parar sus las caderas, deslizando suavemente de arriba hacia abajo, mientras el beso seguía el mismo tono.


Sus lenguas al encontrarse, hizo que el deseo aumentara mucho más en ellas. Las manos de la castaña, que en ese momento se habían vuelto la más traviesas, se posaron en las nalgas de la rubia, quien estaba siendo protegidas por la tela de sus shorts de algodón, pero debido al material, le permitía sentir perfectamente las caricias.


Katja gimió levemente durante aquel intenso y deseado beso. Cada que sentía las manos de Chloe apretar sus nalgas, al mismo tiempo que la pegaba contra su cuerpo, se le hacía imposible describir aquella sensación con palabras.


No recordó la última vez que alguien la había hecho sentir de aquella manera. Lo mismo era para Chloe, a pesar de que Amelia había aprovechado cada oportunidad que tenía en sus encuentros, pero lo que estaba pasando en ese momento, era completamente diferente. Tal vez fue el hecho de que se trataba de Katja y no de alguien más.


Aunque ambas no habían llegado tan lejos como querían la última vez, en ese momento, esos besos, esos roces...no iban a desaprovechar esa oportunidad.

Notas finales:

Feliz inicio de semana, criaturas. 


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