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'HP. Sobre ellos {Scorbus} por amourtenttia

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Capítulo 1. 

"¿Por qué será...? La respuesta no es tan fácil [...]
Te quedaste en mi mente. No lo puedo controlar."

 

 

Observó al azabache colocado de pie delante suyo mientras una mueca de confusión nacía en su rostro. En la expresión de Harry adornó una mueca de sorpresa que pronto dio paso a una notable alegría. Sabía que por inercia, la fuerza sobrenatural que el otro ejercía le provocaba una sonrisa igual. Quizá menos evidente, pero igual de sincera.

—¿Estás hablando en serio?—pregunta con voz divertida, y ante el breve asentimiento Potter parece más alegre que antes— ¡Son excelentes noticias, dragón! ¡Sabía que la profesora recapacitaría!

Renegó ligeramente, ante su tono demasiado contento.

—Minerva no necesitaba pensarlo demasiado, Potter. Ella simplemente obedecía órdenes.

—Siendo ella la directora ni siquiera tiene razón para seguir sus deseos. Tu y yo sabemos que quería reclutarte desde el comienzo... Eres el mejor para el puesto. El más capacitado para ello...

Se nota negar ligero.

—Sabes que en eso no eres honesto. Mi padrino era el mejor para el puesto... Nunca seré tan bueno como él.

Harry le sonrió de manera conciliadora, acercándose a él y tomando su rostro con ambas manos. Le obligó a mirarlo de nuevo —¿cuándo desvió la mirada, exactamente?— antes de decir.

—Nadie será como Severus Snape, cariño... Pero a tus maneras, serás el mejor maestro de pociones que Hogwarts pueda tener.

Se besan unos segundos después. Malfoy disfrutando enormemente del calor de su amado novio, quien le mira con total cariño mientras continúa acariciando sus mejillas. Las manos del rubio se acercan a sus costados, y le acerca un poco más.

—Deberíamos casarnos pronto, Harry... —comenta, serio.

El más bajo le mira confuso.

—¿Por qué?—inquiere, interesado

Era el paso lógico, pero nunca habían hablado demasiado sobre ello. Quien fuera que decidiera preguntar realmente sabía de antemano la respuesta. Casarse era un plan a futuro para ambos. ¿Por qué apresurarse ahora? A través de las pupilas de color esmeralda, Malfoy observa perfecto su propia malicia apareciendo en la la fina sonrisa de sus labios al decir:

—Haríamos historia en Hogwarts... El matrimonio más temido en las últimas décadas... El amado profesor de DCAO casado con el de temido profesor de pociones...

El moreno soltó una risotada, seguida por la del rubio.

Tras un silencio que no se sentía incómodo para nada, Potter comentó una cosa más que no era posible entender claramente. Parecía contrariado, pese a que la esperanza brillaba en su semblante.

Es claro que Malfoy responde, aunque no puede escucharlo, puesto que Harry contesta con una mirada llena de felicidad.

Puede ver claramente como sus labios se mueven, pero no consigue entender ni media palabra.

Es imposible saber qué han dicho realmente, pero lo que fuera, parece ser algo demasiado íntimo.

El recuerdo se desvaneció delante de sus ojos. Le tomó unos segundos más decidirse a sacar el rostro del pensadero. Suspirando con algo de resignación, pasó una mano por el rostro mientras respiraba lentamente. Ha perdido la cuenta de la cantidad de veces en que ha observado ese recuerdo en particular. ¿Cuánto tiempo lleva exactamente aprovechándose de los frascos que su padre celosamente guardaba en su oficina? ¿Su padre era realmente ignorante de lo que hacía? Por mucho que sus hermanos juraran que no hablaban al respecto, el menor de la familia tenía la sospecha de que, en efecto, el mayor de los cuatro lo sabía. Y, por supuesto, era obvio que Draco Malfoy sabía.

Miró un momento su reflejo en el agua cristalina que continuaba calma en la pequeña estructura. Salvo sus ojos... Todo le era tan similar. No tuvo oportunidad de conocerlo nunca, pero, viéndose en los espejos, o en cualquier reflejo, todos le repetían que era como observar a Harry Potter una vez más.

—¿Albus?

El suave llamado le obliga a salir de su ensoñación. Mira por sobre el hombro momentáneamente, encontrándose de lleno con unos ojos idénticos a los suyos. El único rasgo que comparte con su hermano, y que, curiosamente, ninguno de ellos admitiría encontrar igual. Los ojos del rubio le parecían más verdes que los propios, mientras que el otro afirmaba que en su mirada estaban realmente el color de su padre.

—¿Qué haces aquí, Scorpius?

Su voz, aunque firme, no es tan dura como intenta. Suena incluso cansada.

Han discutido unas cuantas horas antes. Y lo hicieron a lo grande. Su madrina, y tía, Hermione Granger les había llamado por la mañana. Pocos días tenía el par en la mansión, siendo que habían regresado finalmente de su último año en Hogwarts. Habían celebrado, por supuesto, una pequeña fiesta de graduación. Scorpius estaba planteándose la idea de volverse medimago mientras que Albus quería ser Auror. Entre ambos todo iba bien. Sin embargo, al rechazar el rubio el pedido de la mayor, como debió suponer, el moreno se enfadó.

Palabras hirientes fueron lanzadas por ambos.

"Regresar al pasado nunca es una opción" había sido la dura respuesta de Scorpius.

Aunque él entendía perfectamente los peligros de cumplir con lo dicho, no quitaba su deseo de hacerlo.

Hermione Granger, consciente del peligro en el que estaba, pidió a los dos niños que más confiaba viajar hasta el pasado para evitar un solo evento que, con suerte, cambiaría el rumbo de su vida entera. Y no solo la de ella. Sus conclusiones eran por demás lógicas. 

"Si nosotros nos apartamos de ellos desde ese momento, nunca nos relacionaremos de ninguna manera... Ella no tendrá excusa para acercarse a Harry nunca."

Scorpius podía entenderla apenas. Antes... Él estaba seguro de que no había manera de que su familia pudiera traicionarla.

Pero lo hicieron de cualquier manera.

Si Fred y George hubiesen estado allí, seguramente habrían sido capaces de protegerla.

—Albus... Quiero ayudarte... —dice el mayor, sorprendiendo al moreno.

El azabache le dedica una mirada recelosa. No cree ni media palabra. No hace mucho juró que nunca diría nada similar. ¿Qué había cambiado ahora?

—No bromees... Tú no estás de acuerdo con ella. Ni conmigo... —acusa, todavía irritado.

El solo pensar en la manera en que se ha negado ni bien terminaba de hablar horas antes es suficiente para hacerlo enojar de nuevo. Su ira crecería en proporciones desmedidas sino fuera porque la mirada del otro parece distinta. Oscurecida... Deprimida.

—No. No lo estaba... —admite— Pero cambié de opinión... Vamos... Te ayudaré a cambiar el pasado...

Albus está pensando en negarse, pero algo en la expresión de su hermano le preocupa.

—¿Por qué?

El rubio esconde muy bien el miedo que lo envuelve ante su desconfianza.

—Quiero que salvemos a madre, Al... Tienes razón. No tiene sentido vivir en un mundo donde él no está aquí con nosotros... 

Cuando el joven se acerca a él para tomar su rostro con ambas manos, Scorpius le rodea por pura inercia. Se deja examinar a consciencia mientras que le mira con la misma atención. Albus puede sentir que algo extraño tiene el hombre delante de él, pero no consigue entender exactamente qué es. Acaricia sus mejillas... Se sienten tan suaves como siempre. No hay rastro alguno de ojeras, no pareciera triste para nada y, sin embargo, lo siente... La depresión que lo atrapa. El miedo que oculta.

—¿Scorpius?—murmura, pero no sabe cómo preguntar

Si él no quiere hablar de ello, no tiene demasiadas opciones para hacer que lo haga. Si le pidiera una explicación directamente sabe que terminará diciendo justo lo que quiere callar. Albus no es tan descarado como para utilizar su fuerza a su favor. Él es libre de elegir qué contar.

—Ve por el gira-tiempo, Al... Tengo que hacer algo antes de marcharnos—informa el rubio, cuando está por apartarse es jalado por el menor.

Corresponde el beso que le es dado de manera inmediata. Su corazón se contrae ligeramente.

Es el mismo hombre que perdió, el mismo al que se negó a ayudar por las buenas. Aquel que murió por culpa de su propia estupidez. ¿Por qué aunque se siente bien volver a besar su boca la culpa está haciendo mella en su alma?

—Algo pasó, ¿no es así...?

Scorpius no responde. Centrado en mantener el calor sobre su frente, que se apoya en la ajena, sus ojos cerrados se niegan a confrontarlo. Albus, por su parte, no necesita confirmación. Amaría a cualquier Scorpius que encontrara en el universo... Pero este, delante de él, no es exactamente suyo. Con todo y que puede entenderlo, su egoísta deseo gana fácilmente. Sea el motivo que sea, éste Scorpius, quien está dispuesto a arruinar el tiempo por él, es más útil ahora que aquel que se negó a ir con él antes. 

—Toma el tiempo que necesites... Esperaré por ti afuera—avisa.

Le besa una vez más antes de apartarse totalmente, para seguidamente caminar a la puerta. Observa la silueta quieta y cierra. Scorpius, por su parte, respira profundo pasados unos pocos segundos. Busca entre sus ropas antes de alcanzar el gira-tiempo que le trajo a este justo instante. Unos pocos días antes de que la tragedia azotara duramente a su familia. Por segunda vez. Lo saca de su traje y se encamina hasta el enorme mueble donde, con cuidado casi obsesivo, su padre guarda celosamente todos los recuerdos que ha juntado durante los años. Scorpius toma su varita, y con apenas un movimiento de mano un frasco nuevo se acerca hasta su mano extendida. Cierra los ojos, concentrándose en las horribles imágenes que desearía poder borrar y que, sin embargo, son perfectamente nítidas.

Los recuerdos son almacenados entonces en el frasco, al cual, tras pocos minutos, anexa una simple palabra.

"Padre"

Su caligrafía, de entre los tres hermanos, es seguramente la más llamativa. Sabe que con solo este detalle Malfoy sabrá que algo ha pasado. Guarda el frasco en el sitio más apartado... Si es ahora, o en mucho tiempo, no le importa demasiado. El gira-tiempo sigue esos mismos pasos.

Toma un pergamino y una pluma.

Salió del despacho minutos después, se encontró con Albus parado a unos pasos. En sus manos descubrió el metalizado brillo característico del dorado artilugio. Sonrió apenas al notarlo mirar éste con cierta incertidumbre.

—¿Estás listo?—cuestiona, al acercarse

Albus asiente, luego le observa curioso.

Por la forma en la que le sonríe, el rubio sabe que no está equivocado.

—Nada te pasará siempre que esté aquí para evitarlo.

—Me amas demasiado, ¿no es así?

Cuando el más alto toma su mano le mira con cariño.

—Siempre...

El moreno sonríe entonces. ¿Cómo iba a saber él que una conversación parecida es la que ocurría en aquel recuerdo en particular? ¿Cómo podría Albus sospechar siquiera que el único consciente del peso de esa sola palabra era el mismo hombre que se sacrificó por todos en su hogar? 

 

Harry observó a su novio en silencio, la duda instalándose en corazón, el miedo alcanzándolo como cada cierto tiempo. En cada oportunidad que la vida les premiaba, algo más era sacrificado. Las palabras salen de su boca sin que pueda evitarlo. Malfoy no parece sorprendido al oírlo, y por su mirada, es que el moreno anticipa la respuesta

—¿Después de tanto tiempo...? ¿Continúas creyendo que vale la pena?

—Siempre... Cada segundo contigo vale la pena.

—Me amas demasiado, ¿no es cierto?

—Harry... Me ofenda que tengas que preguntar eso...

—Solo quiero asegurarme.

—¿Dudas de mi amor, pequeño león?

—Confirmo mis sospechas, dragón... ¿Cómo si no puedo estar seguro de que quiero pasar mi vida a tu lado?

Ante su inesperado sonrojo, el rubio no atina más que a negar. Sonríe ligeramente, mientras Harry mantiene una expresión mucho más relajada. Complacido incluso de haberle desarmado sin demasiado esfuerzo.

—¿Acabas de proponerme matrimonio, Potter? ¿Estás amenazándome acaso?

El menor solo le observa, y Draco sonríe ante el recuerdo que provoca su siguiente oración.

Realmente estaba provocándolo.

—¿Asustado, Malfoy?

—Ni un poco...

Ojalá hubiese sospechado en aquel instante, como temía desde un primer momento, que aquel romance tenía fecha de caducidad. Y no porque el amor entre ambos fuese a acabar... Pero incluso si Draco Malfoy hubiese anticipado lo que ocurriría, no cambiaría ni un maldito día porque, como dijo en aquel entonces, Harry Potter valdría cada maldito segundo. Ojalá hubiese durado un poco más.

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