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Crónicas de un aprendiz de nigromante por Silence Tsepesh de Lenfet

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Si soy sincero conmigo mis problemas comenzaron exactamente cuando decidí irme del parlamento y convertirme en aprendiz de magia negra.  Antes de eso, los problemas que tenía no se comparan con lo que tengo que soportar ahora todos los días. Hanley no se equivocaba mucho al decirme que yo no era bueno siendo malo.  Hay tantas cosas que me mantienen ocupado que estoy sorprendido de que no extrañe más a mi hermana y darme cuenta de que ya llevo meses sin verla.


— Eso no va allí a menos que quieras provocar una indigestión, que no matara a nadie pero podría arruinarle el día a quien lo tome— Dejo los frascos que intentaba mezclar. Hanley apenas y me miro antes de volver a sus propias mezclas, de nuevo con grandes cantidades de arsénico y cicuta, sus ingredientes favoritos. 


—  estaba distraído. Pensaba en Violet— ahora si me mira. Siempre es difícil pensar bien cuando sus ojos me miran, a veces me dan la sensación de querer acariciarle la cabeza como lo hago con Morrigan, otras siento que como sus ojos son tan parecidos a los de un gato puede ver más allá de mí. 


— ¿No has ido a verla?— Resoplo, enviando el humo de mi mezcla lejos de la mesa.


— Me encerraran apenas ponga un pie cerca de ella.


— ¿Quieres verla?— ¿Quiero? No estoy seguro, a veces aun siento las punzadas de dolor en el pecho que no tienen nada que ver conmigo porque justo ahora yo siento que soy feliz. No me importa nada.


— Podría preguntarle a Kiran— Esta vez, Hanley se ríe. No sé si es mi imaginación o realmente Hanley se ve un poco mayor. Controlar la forma en que la magia afecta nuestra apariencia a veces es difícil. Pase un par de  años luciendo mayor que mi hermana antes de que ella pudiera entenderlo también, creo que es lo único en que he sido mejor que ella hasta ahora.


— Kiran no te ayudara mucho con eso. Aun no puedo creer que no me dijeras que ellos se gustaban de otra forma que no fuera agradarse mucho— Tengo que apretar los labios para no reírme al recordar la cara de  Han cuando vio a Kiran besar a Hadrien por primera vez— Estoy seguro de que sabias que yo no sabía.


— Es adorable que seas tan ingenuo a veces— él sisea, igual que un gato.


— No sé si eso es algo bueno o no— Se queda callado, mirando a la sala vacía, luego me hace una seña para que me acerque y baja la voz— Pero con lo de tu hermana, puedo ayudarte con eso. Puedo preguntarle a los fantasmas en donde puedes encontrarte con ella— a su alrededor las sombras tiemblan un poco. Desde que pudo usar la magia negra, Han no deja de hablar con los fantasmas y de hacer que las sombras se muevan por cualquier cosa, lo quiera o no. con unas semanas observando, puedo saber cómo se siente Han solo con ver como se mueven las sombras  a su alrededor, hoy está feliz.


— vamos a meternos en problemas si ellos se enteran— También susurro, mirando de reojo la entrada— Y van a enterarse— a veces siento que se le olvida que está tratando con dos de los magos más fuertes que he conocido. Kiran sigue siendo un ídolo para mí, es un buen ejemplo para seguir, sin embargo no puedo negar la genialidad de Hadrien, todo lo hace parecer simple, no como Kiran que todo lo puede hacer, si no porque con Hadrien no hay límites, no hay nada que me impida hacer algo o que me diga hasta qué punto está bien o no hacer algo, y eso es genial.


— podemos intentarlo, quizá nos ayuden si explicamos lo que quieres hacer. No me gusta que estés triste— No me siento tan triste después de escuchar eso ¿Cómo podría estarlo?  Sin embargo, como siempre, la mano que apoya en la mesa se resbala y con la otra golpea casi todo con tal de no estrellar su cara en la mesa— Lo siento.


— No es nada, iba a cambiarme la ropa de cualquier modo—  aunque la tela es color rojo, una desagradable mancha verde marciano me cubre todo el frente. Me pongo a recoger todo lo que cayó al suelo, sin notar que Han también lo hace y nos damos un cabezazo cuando intentamos tomar un vaso al mismo tiempo. Él se intenta levantar y se da otro golpe con la mesa— Quédate quieto.


— Duele…


— Déjame ver— También me duele la frente, pero el golpe contra la mesa se escuchó fuerte. Le detengo la mano para que deje de sobarse y me deje ver si no tiene una herida, pero claro, justo este es el momento que elije Hadrien para entrar. Ni Han ni yo nos movemos más.  Mi primer impulso es soltar a Han y alejarme lo más que la habitación me deje, quizá decirle mis intenciones de esa forma a Hadrien no fue la mejor idea que he tenido.


— ¿Iremos fuera hoy?


— Hanley, hazte a un lado— Y allí comprendo que la única forma de salir de esta no es alejándome de Hanley. Lo tomo de los hombros y aunque sea un poco cobarde y poco digno, prefiero eso a tener que soportar otra de las maldiciones de urticaria de Hadrien.


— ¡Estaba ayudando a Hanley! solo intentaba ver si no tenía una herida, ¡Díselo, Han!


— Estaba recogiendo la cicuta, queda poca— es lo que logra decir aun cuando le estoy usando de escudo humano— ¿Podemos ir a recoger esta noche?— Agradezco mucho el intento de Han por desviar la atención a lo que paso.


— Saldremos esta tarde. Y tú también vienes…— Eso es castigo más que suficiente por el momento, y Hadrien lo sabe porque desiste de hacerme lo que sea que pensaba hacerme justo ahora. Justo entonces Kiran entra también,  y por fin me siento relajado. Con Kiran aquí no tengo que preocuparme más,  puedo dejar libre a Han otra vez. Las cosas todavía están tiradas así que terminamos de levantar todo del suelo y comenzamos a ordenarlo en la mesa, ya ni recuerdo que pócima hacía— No voy a cambiar de opinión.


— No es una opción.


— De ninguna manera, tú dejaste de ser héroe. Ya no eres parte del parlamento.


— No necesito serlo para enseñarles también.


— ¿Por qué quieres intervenir con mis aprendices?— Ah, hablan de nosotros. Han no pone atención, sigue mezclando cosas en su espacio.


— No sé si enseñarles solo a tu modo sea adecuado— Es lo último que escucho antes de que se alejen otra vez, más bien, Hadrien deja a Kiran hablando solo. La mañana se pasa más rápido de lo que quisiera, apenas recuerdo lo que vi en la televisión cuando nos dirigimos a quien sabe dónde. Nunca sé a dónde vamos hasta que llegamos. Tenemos poco que hacemos esto de salir y comenzar a practicar magia en algún lugar lejos de la mirada de los humanos. Esta vez, Kiran nos acompaña y entiendo que debió  ganar la discusión de la mañana. 


La verdad es que estas salidas son más para enseñar a Hanley que a mí, y esta vez no es la excepción: Kiran nos hace entrar en un arroyo para usar la magia en el agua. Yo no duro mucho haciendo ejercicios con el agua porque ya lo sé, y el agua esta fría. Me regreso a ponerme los zapatos y pienso en ir a recoger hierbas o practicar con mis ilusiones mientras espero.


— niño…— Me toma un momento darme cuenta de que Hadrien está hablándome a mí. Me levanto— vamos, tenemos algo que hacer— Le doy una mirada a Kiran y Hanley, pero ellos siguen en el arroyo ¿Kiran sabe de esto? no quiero quedarme a solas… siento la mano helada de Hadrien sujetarme del brazo y el paisaje verde que me rodea se convierte en un montón de edificios de colores grises— no tenemos todo el día, apresúrate niño.


— mi nombre es Ione.


— Gánate el nombre— No entiendo eso,  pero le sigo. No andamos hacia los edificios, que no son más que viejas casas, sino hasta el final de la calle, a lo que parece la casa más espeluznante que he visto, esa a donde los niños de las películas siempre quieren entrar  para cumplir un reto con los amigos. Las rejas se abren apenas Hadrien se acerca. Es una casa grande, igual de vieja que todo alrededor.  No sé de qué color era la pintura de la casa, no hay nadie alrededor tampoco.


— ¿Qué es este lugar?


— La primera casa que tuve. El parlamento no sabe de este lugar— dentro no luce tan descuidado, hay un poco de polvo, pero los muebles y todo está intacto ¿Qué hacemos aquí? pasamos por un salón grande, y terminamos en una biblioteca. Los libros cubren todo el espacio en las paredes.


— es enorme…


— una de mis colecciones, quiero recoger algo— este lugar debió ser grandioso en sus buenos días.


— ¿Por qué no te quedaste aquí?


— Tuve mis motivos. Aquí esta…— volteo cuando escucho que se acerca de nuevo a mí. Me extiende un libro y se da la vuelta otra vez. El libro es grueso y pequeño, forrado en piel gastada y oscurecida, en donde debería ir el titulo solo tiene una piedra en forma de lágrima color verde brillante. No me resisto y lo abro. Las páginas están gastadas, llenas de una letra pequeña y en un idioma que no entiendo y dibujos que entiendo menos. Otras páginas solo tienen símbolos, y las que están escritas en un idioma que entiendo son incoherentes ¿Una receta para pasteles? Este libro tiene que ser una broma.


— ¿Qué es esto?


— Un grimorio— Pego un brinco cuando Hadrien me responde, porque no le escuche regresar. Cierro de golpe el libro antes de que me lo quite— Dame tu mano— Lo hago, no me pregunto nada, nada hasta que veo el filoso trozo de cristal que Hadrien acerca a mi mano. Muy tarde siento el dolor cuando la punta se clava en mi dedo, pero me hace quitar la mano con un jadeo que hace sonreír a Hadrien— Solo es un corte pequeño. Ahora…— abre el libro, y lo acerca mucho a su rostro, le escucho murmurar bajito, como si le contara un secreto al libro. Lo cierra y me lo extiende otra vez— Toca la piedra… no con ese dedo, con el que te está sangrando.


— Ah, claro— ¡No lo digas como si fuera lo más obvio del mundo!  No sé qué estamos haciendo aquí, y tampoco se mucho sobre libros viejos que no dicen nada. La mancha roja de mi sangre se queda en la piedra unos segundos, no pasa nada más que el dolor de mi dedo— ¿Tiene que pasar algo?— Y la piedra brilla, un resplandor verde que se vuelve blanco y hace que cierre los ojos de lo intensa que es. Cuando vuelvo a abrir los ojos, la piedra se ha vuelto un ovalo azul verdoso muy claro— ¿Qué es esto?


— Mi libro de hechizos. El grimorio de mi maestro, y de su maestro antes de él. Ahora es tuyo— No lo quiero, es lo primero que pienso, lo que quiero decir pero no puedo.


— debería ser de Han, no mío— Eso suena mejor, aun no puedo pensar bien.


— Oh, lo será. Pero ahora mismo no le servirá de nada— Le miro, su expresión aburrida, como si esto no fuera importante aunque yo tengo la sensación de que fue algo muy importante. El libro se siente ahora muy pesado en mis manos ¿Un libro de magia negra? Yo no quiero algo como esto— No estoy seguro, pero creo que es el único grimorio escrito solo por nigromantes.


— Yo no soy un nigromante.


— Eso ya lo sé.


— Entonces dáselo a Han, cuando pueda usarlo— Miro a la puerta, esperando ver a Kiran o a quien sea para que me saque de esta. Hadrien suspira.


— No puedes seguir haciendo eso… esperar a que alguien te venga a ayudar— me dice antes de que pregunte a que se refiere— Ahora ya no eres parte del parlamento,  te negaste a decirles donde estaba Hanley y desertaste, eres un traidor y te perseguirán sin importar si solo no hablaste o hiciste un genocidio— eso lo sé, lo sabía… pero escucharlo de esa forma lo ha hecho real, y no solo algo que solo podía pasar— No puedes esperar que Kiran este cubriéndote todo el tiempo. Si crees que solo con lo que sabes, que con solo tu magia puedes con eso, entonces regrésame el libro— Miro su mano extendida, el libro entre mis manos, mis manos que extrañamente no pueden soltar el libro, como si se hubieran pegado— Lo supuse.   


— pero no entiendo nada de lo que dice aquí.


— Ábrelo.


— Ya lo hice y no me interesa hacer pasteles de rana— Refunfuño mientras lo abro otra vez. Tengo que parpadear porque ahora todas las letras son entendibles, los dibujos y los símbolos han cambiado— Esto no estaba así.


— Es el punto de los grimorios, solo sus dueños pueden leerlo correctamente. Si lo pierdes o alguien más quiere verlo entonces solo podrán hacer pastel de rana.


— Genial ¿Por eso la piedra ahora es azul?


— Una fluorita azul, nada mal. No tan notable como un granate tsavorita. Regresemos, espero que ya terminaran con el agua— me hace salir de la casa. Mientras camino por el enorme espacio de jardín que hay entre la entrada y la casa, no puedo evitar mirar a la casa tras nosotros.


— ¿Por qué me estas mostrado esto? ¿No sería mejor que Han estuviera aquí?— La reja se cierra, y los edificios se desvanecen para dejar lugar a los árboles y las montañas. Escucho las voces de Han y Kiran a mi espalda.


— Es un seguro, si las cosas llegan a ponerse feas, sabes que hacer. Te he confiado cosas importantes hoy, no lo desperdicies y deberías guardar ese libro donde no lo vea Kiran, no estará de acuerdo con que lo tengas, niño— Me deja allí, aun sosteniendo el libro porque no sé dónde ocultarlo. Más que guardarlo solo hago una ilusión sobre el para que parezca un libro de cocina.


— ¡Mira lo que puedo hacer ahora!— Hanley sigue en el agua, le veo al mismo tiempo que dos chorros de agua se elevan del arroyo. Me mantienen en el aire como dos pilares de agua solo unos momentos antes de que caigan y salpiquen por todos lados— ¿No es increíble? ¡Podría ahogar a alguien con esto!


— Sin duda Hadrien hubiera podido hacerlo también si no tuviera problemas con el agua.


— ¿Quieres tener problemas, Kiran?— Hadrien sisea, arrojando una piedra que pasa muy lejos de Kiran. No me doy cuenta del chorro de agua que se dirige a mí hasta que veo que algo se mueve y cuando volteo me da directo en la cara.  Las carcajadas de Han es lo que escucho después.


— ¡Esta fría!— ¡El libro! ah, solo está un poco salpicado. Han sigue riéndose, sonrió antes de hacerme invisible poniendo la ilusión del paisaje a mi alrededor.  Me muevo mientras Han sigue riendo, y es una suerte porque otros dos chorros de agua llegan a donde estaba antes. Usar el agua no ha sido difícil para mí, oculto también el chorro de agua que uso para mojarle. Han suelta un grito, que se convierte en carcajada. El agua que él usa se va a diferentes lugares muy lejos de donde estoy, mientras la que yo uso siempre le da.


— ¿Ione?


— ¿Si?— Volteo a ver a Kiran, pero él ni siquiera está mirándome… oh, espera, la ilusión— Aquí.


— ¿Qué estabas haciendo?


— Solo estábamos jugando, lo siento— No sé porque me disculpo, pero la forma en que me mira me pone incómodo.


— Nada mal, niño, nada mal— la cara se me pone roja con la intervención de Hadrien— Hanley, regresemos ahora— Hanley sale del agua y corre directo a Hadrien, aunque tropieza y se cae de rodillas, llega hablando emocionado sobre el agua.


— No me dijiste que podías hacer eso.


— ¿eh? ¿Qué? 


— La ilusión que creas es diferente a la que hacías antes con tu hermana— Ah, Violet.


— No quería que nadie supiera. Fue la misma que hice cuando te mostré donde estaba Hadrien— él frunce el ceño, no lo recuerda y no lo culpo— No importa, solo… creo que mejore con las ilusiones. A Hanley le gustan.


— Hanley…


— Si, a veces cambio lo que pasa en una serie o un comic porque no nos gusta.


— ¿Y me decías que en el parlamento no desperdician talento?— Hadrien le sonríe. Les dejo discutir, seco el libro antes de seguirlos.


— ¿A dónde fueron?— le miro, el cabello mojado y los labios un poco azules por el frio ¿debería decirlo?  Hadrien y Kiran siguen discutiendo, aunque caminan tomados de la mano.


— creo que de algún modo ahora si soy aprendiz de Hadrien.


— Genial— lo dice tan serio, que no me parece él. Frunzo el ceño, mirándole— No voy  a dejar que me ganes, aprenderé todo rápido y te superare— esto es como un personaje de anime…


— Lo siento, no puedo…— se me escapa la risa, mientras más me quiero aguantar más me da risa. Hanley no se ríe,  sigue caminando quizá un poco más rápido. Nunca he querido competir con nadie sobre lo que se, es tonto y no tiene caso, yo seré bueno en algunas cosas, los demás lo son en otras y no me agobio pensando en ser el mejor en todo, pero ahora estoy dudando en hacerlo solo por molestar un poco a Han.


— es en serio.


— Entonces esfuérzate para alcanzarme, no voy a esperar— no se me ocurre alguna frase cool ahora mismo— Pero no quiero pelear contigo por esto, ¿No somos amigos? podemos tener una competencia amistosa— La casa esta cálida ¿quizá está llegando el invierno a este lugar? Hanley se aleja sin responderme, pero no me preocupo mucho, sé que responderá en algún momento. Morrigan salta al sofá junto a mí, y se enrosca después de ronronear un par de veces para que le acaricie. Han llega a tiempo para ver el nuevo capítulo de juego de tronos— ¿Crees que dejen de pelear algún día?


— Ya no pueden pelear como antes, creo que es por eso que ahora discuten mucho.


— yo no podría hacerlo. Hadrien es…— No sé cómo  terminar esa frase— ¿tiene que estar asustándome todo el tiempo?


— ¿Le agradas?— resoplo porque no sé si es una  pregunta o me está afirmando algo. Se ríe al ver mi cara— Si no te quisiera te hubiera dejado hace mucho— Se está refiriendo a Hadrien, se refiere a Hadrien, deja de pensar en otros significados para esas palabras.


— Contigo no es así— Han se vuelve a reír, se encoje de hombros.


— siempre dice que un poco de terror es necesario. Es divertido ver a los demás aterrorizados por nada— El capítulo comienza y dejamos de hablar, incluso cuando es hora de la cena apenas nos movemos por la comida y regresamos a comer allí.


— Han, no voy a reemplazarte, ni seré el favorito de Hadrien, no te molestes por eso ¿sí?— porque queda claro el favoritismo de Hadrien y porque tampoco me interesa, pero decirlo en voz alta aquí no es lo mejor que hare. Han no me responde, pero las débiles sombras que nos rodean se agitan un poco, como si saltaran alegres por la sala.


— Tenemos que trabajar en eso, Hanley— ¿Cómo hace para llegar a cualquier lado sin que le escuche? Casi se me sale el corazón del susto al ver a Hadrien tan cerca, señalando las sombras.


— ¡Sí!


— Conozco donde podemos comenzar a trabajar sin que nos molesten— El comentario es una clara indirecta directa para Kiran, a quien solo escucho suspirar. Luego comienza una  larga platica sobre magia oscura que me confunde, que no entiendo y que me adormece. Comienzo a ver sombras y cosas oscuras con colmillos y ojos brillantes.  Me hacen pegar un brinco cuando se acercan y me doy cuenta de que me quede dormido en el sofá.  La televisión sigue encendida, pasando un anuncio.


— ¿Estás bien?


— Si… me quede dormido. Dormiré temprano hoy— Aunque digo eso, cuando entro a la habitación no tengo nada de sueño. Ruedo por la cama, escuchando la discusión de Kiran y Hadrien, la televisión, luego el silencio  cuando todos se han ido a la cama. No, es imposible, el sueño se ha ido. Han pasado demasiadas cosas hoy, y soy muy consciente el libro que descansa en la mesita ¿Está bien todo esto? ¿Realmente es lo que quiero? Me quedo mirando mucho tiempo la piedra azul del libro, esperando encontrar una respuesta.  Lo próximo que veo es mi mano acercándose libro, antes de tomarlo me detengo, levanto mi mano acercándola a mí.  No necesito una respuesta, ¿Qué fue lo que dijo Hassim antes? ¿Qué ya habita tomado una decisión aun si no lo sabía?  Pienso que se refería a esto, además estoy seguro de que Hadrien no me hubiera entregado el libro ni mostrado la casa si no estuviera seguro de que yo… ¿yo que?


No pienso más en eso,  estiro la mano y tomo el libro.  No llevo ni diez hojas, cuando la puerta se abre.


— ah, estas despierto— Hanley se asoma primero, despacio, y luego entra, cerrando la puerta.


— No podía dormir ¿tú tampoco?— Niega con la cabeza.


— Te lo dio Hadrien— señala el libro— Estuve pensando en eso. Yo creí que estaría más feliz porque estuvieras aquí, pero no lo estoy ¿está mal pensar que estas quitándome mi lugar? ¿Y qué pasa si resulta que eres mejor que yo? tus ilusiones son geniales y a Hadrien le gustan— Ah. Cierro el libro y me recorro cuando Han se sienta en la cama.


— Me sentía así con mi hermana, ella siempre fue mejor que yo en todo menos en ser rara. Es normal, supongo. Pero no creo que sea así, el libro será tuyo cuando puedas dominar la magia, y tú eres un nigromante, también es genial, tampoco tienes que preocuparte por amanecer convertido en gusano— Eso le hace reír.  No es una broma.


— Lo siento.


— Es normal, yo me di cuenta mucho después que no tenía caso compararme con mi hermana ni con nadie porque todos somos diferentes y siempre hay alguien que sabe cosas que tu no.


— ah, cierto… ¿puedo verlo?— le paso el libro.  Le escucho reírse, no sé qué estará leyendo, pero me hace sonreír verlo así— es un libro tonto.


— Eso es porque solo lo puede leer una persona— Hace un puchero, pero luego sonríe.


— aprenderé pronto, será como esos entrenamientos especiales de las series— y se pone a hablar sobre todos animes y series donde recuerda casos así. Le escucho hasta que su voz comienza a sonar adormilada, y mis ojos pican de sueño— Ah, será genial Ione.


— ¿umm?


— Nada— una risita floja. Abro los ojos cuando siento un beso en la mejilla— Gracias— tengo tanto sueño que no digo nada cuando le veo acomodarse en la cama para dormir, ni siento la cara enrojecerme como lo haría si estuviera más despierto. Pienso en que no necesito hablar con los fantasmas para saber porque Hadrien me dio este libro y porque me mostro esa casa, quizá las únicas cosas que harán una diferencia entre ser libres o prisioneros. Hadrien hablo de cosas importantes, y ahora mientras veo a Han, sé que no me hablaba ni de la casa ni del libro. 

Notas finales:

Aquí reportando: 

Pues, está parte de la historia no estaba planeada para ser larga, y no lo sera, por lo que ahora si solo le quedan unos pocos capítulos para el final. Muchas gracias por leer.

Cambio y fuera.


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