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¿Guía espiritual? por TsubasaHatsukoi

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No sabía que mierdas hacer ahora que ya había invitado a Hiro. No pensó en nada y actuó completamente guiado por su estúpido impulso de mexicano. No se había dado el tiempo de planear nada, ni siquiera conocía San Fransokyo lo suficiente como para saber a donde podía llevar a Hiro, tampoco estaba seguro de que lugar sería el ideal para llevarlo en una cita. Hiro era una persona algo complicada, no le gustaba estar al aire libre por lo que llevarlo al parque no era una opción -sumándole que siempre pasaban el tiempo en una especie de parque- era de la gente a la que no le gustaba estar en lugares con mucha gente, por lo que llevarlo al centro comercial o algún evento concurrido tampoco eran una opción.

Mendigo chino que se la ponía tan difícil.

¿El cine? No estaba seguro de que películas le gustaban al otro, ni siquiera sabía si le gustaba el cine. ¿A un museo? Tal vez podría considerarlo para alguien como Hiro pero ¿a qué museo? ¿Había museos en San Fransokyo? Lo más probable es que sí, pero no los conocía, y mucho menos sabía como llegar a ellos. ¿A comer? Era una opción, pero ¿a dónde? ¿qué le gustaba a Hiro? Tal vez era alérgico a algo y lo mataba durante su primera cita.

Se golpeó contra la pared frustrado. Llevaba media hora pensando y hablando consigo mismo frente al espejo del baño, luego de bañarse temprano, llegaron a su cabeza los recuerdos del día anterior y todos esos pensamientos sobre que sería mejor para su salida, y no había podido deshacerse de ellos desde entonces. Ni siquiera había terminado de vestirse.

Tal vez ese era un primer buen comienzo para su cita.

Cita.

Todavía se emocionaba por pensar en ello.

Terminó de vestirse rápido, nada especial; pantalones, camisa y sus fieles botas. Se miró en el espejo de nueva cuenta ¿tal vez era muy simple? Gruñó, se cambió ls camisa, regresó al espejo, se despeinó el cabello, buscó un peine en el proceso para volver a acomodarlo, revolvió sus cosas para encontrarlo, terminó tirando todo al suelo, incluidos su celular y audífonos, pegó un brinco del susto y se agachó a recogerlos de inmediato. No pudo evitar sonreír como idiota al tomar los audífonos, eran los mismos audífonos que había compartido con Hiro en el parque, donde le había mostrado su primera canción.

Audífonos.

Canción.

Música.

BingoCuando tocó los audífonos sintió como si un foco se encendiera encima de su cabeza como en las caricaturas.

Terminó de recoger lo que tiró, depositandolo sin cuidado en su lugar y tomó desesperado su celular. Había tenido una idea, sólo tenía que hacer una llamada y listo, sólo esperaba que fuera lo indicado.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Luego de una hora ya estaba todo listo, era el momento de la verdad. Era hora de ir por Hiro.

Suspiró, siendo imitado por una especie de respiro de Dante, que estaba sentado frente a él en el suelo. Ya llevaba rato tirado en el suelo, esperando que diera medio día para salir. Dio un último suspiro, miró el reloj de nueva cuenta y se puso de pie.

- Deséame suerte Dante - el can sólo le ladró feliz quedándose en su lugar. Miguel se dirigió a la puerta tomando en el camino su celular, cartera y una chaqueta que había optado por usar de último minuto. Salió del departamento, entre temeroso y confiado, confiado porque ya había decidido qué hacer con Hiro, temeroso porque no sabía si realmente estaba listo o sólo era su estupidez hablando.

En unos minutos ya se encontraba frente a la puerta del café, había pocas personas adentro, dio - otra vez - un último suspiro y, con las manos sudorosas, abrió la puerta del café, escuchándose al instante la campanilla de la entrada.

- ¡Hola Miguel! Pasa pasa - de inmediato fue recibido por Cass que se encontraba tras el mostrador.

- Buenos días señora Cass - saludó amablemente mientras se acercaba hasta la mujer.

- Vas a salir con Hiro ¿cierto? -

- Así es - le sonrió con sólo escuchar esas palabras.

- Voy a llamarlo, lleva despierto desde muy temprano - ¿Hiro? ¿despierto? ¿temprano? Eso era nuevo - ¡Hiro! ¡Miguel está aquí! - inmediatamente después de que la mujer gritó por las escaleras, se escuchó un fuerte golpe desde la habitación, como si algo se hubiera caído o golpeado. Cass lo ignoró estaba acostumbrada a los desastres de su sobrino, Miguel no sabía si debía preocuparse.

No pasaron ni 10 segundos cuando Hiro bajó por las escaleras, vistiendo una de sus típicas sudaderas junto con unos jeans y converse. Miguel sonrió al verlo, no esperaba verlo de otra forma, Hiro era así de simple y despreocupado, y eso era una de las cosas que más le gustaban de él.

- Hola ¿Miguel? - estaba tan concentrado viéndolo bajar que ni cuenta se dio cuando el otro se puso frente a él, saludándolo y sacudiendo una mano frente a su rostro para sacarlo de su embobamiento.

- H-hola - maldecía tanto a su tartamudeo que delataba su nerviosismo.

- ¿Nos vamos? -

- Sí, vamos - Hiro comenzó a caminar hasta la puerta, seguido muy de cerca por el moreno.

- Regreso más tarde tía Cass -

- ¡Adiós señora Cass! -

- ¡Diviértanse! - fue lo último que escucharon, la puerta se cerró tras ellos. Comenzaron a caminar sin rumbo fijo, simplemente cruzaron la plaza por costumbre. Miguel estaba feliz, aunque estaba algo nervioso, su sonrisa era completamente sincera con tan sólo estar caminando a lado del chico que le gustaba.

- ¿Y? - luego de unos minutos, el primero en romper el silencio fue Hiro, al darse cuenta que, efectivamente, sólo estaban caminando sin saber a dónde ir.

- ¿Qué? -

- ¿A dónde vamos? -

- ¿Ah? - lo miró, luego miró su alrededor y recordó su plan, iba en la dirección equivocada - ¡Ah! Por aquí, hay un lugar al que quiero llevarte - luego de decir eso, tomó la muñeca de Hiro para jalarlo en dirección contraria, nada romántico, sólo fue una acción involuntaria ante su estupidez y guiarlo por el camino correcto. Luego de caminar por unos minutos entre pláticas sin importancia, llegaron a un gran edificio, donde Miguel se detuvo, dirigiéndose a la puerta para adentrarse en el lugar. Hiro al verlo tan confiado dirigirse hasta aquel lugar, lo miró con duda, no sabiendo si seguirlo o no.

- ¿Miguel? - el moreno sólo se detuvo a mirarlo - ¿Dónde estamos? -

- Aquí es donde he estado grabando. Tú ya me mostraste tu universidad, así que yo quise traerte aquí. - y de nueva cuenta, el mexicano jaló por la muñeca a su acompañante para adentrarse en el lugar. Hiro estaba un poco sorprendido, no estaba acostumbrado a esa clase de ambiente, su universidad podía ser todo lo avanzada que quisiera pero sin duda no era nada comparado con una edificación dedicada a la música y el entretenimiento. Vio como Miguel saludaba con entusiasmo al portero al igual que hacía lo mismo con las pocas personas que estaban en recepción. Realmente admiraba la forma con la que Miguel se relacionaba con las personas.

Hiro seguía a Miguel caminando a su lado, se dirigieron al ascensor, donde subieron algunos pisos, mas no alcanzó a ver a cual se dirigían exactamente. De bajaron en el piso correspondiente y caminaron por algunos pasillos, hasta que llegaron a una sala en la que Miguel entró despreocupadamente, indicándole al otro con la mirada que entrara también.

La sala a la que entraron era una cabina de grabación, con paredes y piso de madera, no era muy grande a comparación del resto del lugar pero seguramente contaba con lo necesario para cumplir con su objetivo.

- ¡Buenos días! - al entrar Miguel saludó alegremente a un hombre que se encontraba dentro de la sala, moviendo y arreglando una cosas frente a la computadora que había en el lugar.

- Buenos días Miguel, sólo termino de arreglar unas cosas para que puedas usar la cabina a tu antojo - el hombre sólo lo miró unos segundos para luego regresar su vista hacia la computadora, Miguel sólo sonrió como respuesta, para luego voltear hacia Hiro y sonreírle de igual forma, bueno no de igual forma, no le sonríes de la misma forma a una persona cualquiera y a la persona con la que estás teniendo una cita.

La llamada que había hecho Miguel esa mañana era para pedir permiso para usar unas de las cabinas de grabación del edificio, al ser domingo, habían pocas personas trabajando y las cabinas y salas estaban desocupadas, sólo era cuestión de llamar a su técnico -con el que se llevaba muy bien- para poder pedirle dejarle una cabina. Quería mostrarle a Hiro un poco de su trabajo.

Luego de unos minutos el técnico se despidió, dándole una últimas indicaciones a Miguel, para salir de la sala, dejándolos solos.

- ¡Bien! - luego de quedarse solos, Miguel se acercó campante hasta la computadora donde hizo algunas cosas que Hiro no alcanzó a ver. Miguel se había dedicado una gran parte de su vida a aprender todo lo relacionado con la música, no solo se la pasaba cantando y tocando la guitarra de su tatarabuelo, había aprendido a tocar diversos instrumentos y una que otra cosa técnica al respecto, una de ellas era manejar todos esos aparatejos para poder grabar una canción - ¿Algo que quieras que te cante Hirito? - luego de unos segundos se enderezó, acercándose demasiado al asiático.

- ¿Eh? - la verdad es que Hiro había estado muy concentrado mirando a Miguel, ese chico no paraba de sorprenderlo con cualquier cosa por mínima que fuera. Cuando el moreno habló fue cuando se percató de que había dejado de hacer lo estuviera haciendo para poner su atención en él.

- ¿Qué si hay algo que quieres que cante? -

- N-no - fue cuando Hiro ató cabos de todo - ¿Vas a grabar?

- Síp. Llevo un rato sin grabar nada por diversión, pensé que sería una buena oportunidad ahora que estás conmigo. Toma asiento por favor - al decir lo último, el mexicano lo fue empujando hasta una silla que se encontraba allí, cuando estuvo sentado, el contrario le sonrió para luego entrar en la cabina. ¡Estúpida sonrisa bonita que lo hacía sonrojarse cada vez que la veía!

No pasaron ni diez segundos cuando la música inundó la sala seguida de la profunda voz que Miguel que comenzaba a cantar canciones que desconocía.

Y así pasaron un gran rato, Miguel cantando y Hiro escuchándolo atentamente. Tal vez algunos pensarían que estar ahí, solo, sentado frente a una sola persona que llevaba cantando un tiempo considerable, sería un poco aburrido o incómodo. Pero para él, era todo un privilegio tenerlo para él solito, mostrandole su talento, cantándole todo tipo de canciones. No podía hacerlo más feliz.

Miguel se daba "descansos" entre canción y canción para hablar un rato con Hiro, o simplemente buscar la que sería su siguiente interpretación. Y entre platicas de ambos chicos, Miguel vio la hora en la pantalla de la computadora, ya llevaban un muy buen rato allí metidos.

- Supongo que esta será mi última canción señor Hamada, se hace tarde y tengo hambre - sí era una de las razones, mas temprano estaba tan preocupado por lo de su cita que ni siquiera se dio el tiempo de comer algo adecuado.

- Adelante - Hiro le hizo una seña con los brazos, "invitándolo" a entrar a la cabina para que cantara la última canción del día. Miguel le sonrió, yendo hasta la computadora para darle clic a algo, y retirarse dentro de la cabina. Estando dentro la música demoró unos segundos en empezar, segundos que aprovechó para sonreírle coquetamente a Hiro, no supo cómo interpretar esa sonrisa.

La música empezó y con ello Miguel comenzó a moverse dentro de la cabina, haciendo pasos improvisados y algo chistosos a vista de Hiro. Miguel se acercó hasta el micrófono y lo tomó entre sus manos, viendo de nueva cuenta al chico que lo observaba atentamente.

Yo no sé porqué te quiero.
No entiendo que soy.
I'm a little mad and crazy for your love.

Hiro se sorprendió al escuchar el último verso. Hasta ese momento Miguel no había cantado nada en "inglés", y el que lo hiciera de esa forma, lo dejó sin palabras.

Sueño, sueño con tus besos.
Todo el tiempo.
I'm so, taken by the way you make me lose control.

El rostro que puso Miguel al decir esa frase... Hiro no sabía que Miguel podía llegar a actuar de esa forma. Bueno, era un artista debió imaginar que el moreno podía tomar diferentes actitudes cuando está presentándose.

We're from different worlds I know.
Pero si está bien contigo amor.
Dale let's go dancing all this love.
Baby hablando in spanglish.

Sabía que esa canción era para él ¿para quién más? Si era el único allí y con cada frase que cantaba lo miraba directamente con esos hermosos ojos color chocolate. Era imposible no sonrojarse con un Miguel frente a él moviéndose de esa forma.

Let's not focus on the words.
Baby bésame un poquito ven.
Breaking down the language barrier.

Baby hablando in spanglish.

No sabía si reírse, saborearselo o avergonzarse de ver al moreno. Sí, lo que leyeron, no era de piedra. Miguel lo veía directamente, lanzándole esas sonrisas coquetas a la vez que se movía con una gracia y sensualidad impresionante, no es como si se estuviera armando todo su concierto con coreografía elaborada y todo, pero con los pocos movimientos que hacía de vez en cuando, era suficiente para Hiro. Al final terminó riéndose de nerviosismo cuando Miguel le sonrió entre versos los versos en inglés de la canción. 

Cómo agradecía al técnico que salió del cuarto dejándolos solos.

Feels so right when I'm with you guy.
I can't deny it, vivo intoxicado de tu aroma y tu sabor.
No one, can quite break the silence.
You can. No hay traducción
No puedo evitarlo, me hace falta tu amor.

Sin duda lo quería volver loco, estaba completamente seguro de que Miguel cambió la letra de esa canción, la forma en la que dijo 'guy' y lo miró con una sonrisa no eran por nada.

We're from different worlds I know.
Pero si esta bien contigo amor.
Dale let's go dancing all this love.

Baby hablando in spanglish.

Los sutiles movimientos que hacía con la pierna mientras cantaba lo tenían con los pelos de punta, le gustaba eso de comenzar a conocer cada una de las facetas de Miguel, si seguía haciendo esa sonrisa que tanto amaba de él... ya no sabía como iba a mirarlo a la cara después de eso.

Un poquito de español.

El voz aterciopelada del mexicano al decir esa frase, no hizo más que un escalofrío recorriera todo su cuerpo. Estaba seguro de que si Miguel estuviera tocando su guitarra también, se vería aún más guapo de lo que ya se veía.

La canción estaba a punto de terminar.

Let's not focus on the words
Baby bésame un poquito ven
Breaking down the language barrier.

Baby hablando in spanglish.

Un final limpio para la presentación del mexicano, no supo como reaccionar ante la mirada final del otro, aún podía sentir las mejillas calientes, seguramente sonrojadas por presenciar ese acto tdddddan espontáneo, la verdad no encontraba una palabra que describiera todo lo que acababa de ver. Al final se limitó a aplaudir tímidamente con una sonrisa. Miguel le devolvió la sonrisa y salió de la cabina.

- ¡Vamos a comer Hiro! - no dijo nada y Hiro tampoco, sólo se dejó guiar por el entusiasta moreno que lo jalaba fuera de la sala. 

Comieron en la misma empresa. Con Miguel insistiéndole a Hiro que esa cafetería tenía los mejores sándwiches que había probado en su vida, no es como si se pudiera negar a su petición. Terminaron de comer y regresaron a la cabina para que Miguel arreglara unas cuantas cosas antes de irse. Cuando salieron del edificio por inercia comenzaron a caminar de vuelta a su cuadra, pero se dirigieron hasta el parque, terminaron paseando un rato, dando vueltas por la plaza, siguiendo con sus pláticas despreocupadas. 

- ¿Aún no sabes cuando vas a terminar de grabar tu disco? - estaban caminando muy cerca el uno del otro, con sus dedos casi rozándose, a ninguno de los dos parecía molestarle.

- No. Apenas comenzamos con la segunda canción. Mi primer mes aquí fue más como para acostumbrarme a cómo funcionaban las cosas en el estudio y eso. Y no es como que lleve mucho tiempo en San Fransokyo, estoy por cumplir tres meses aquí. - 

- ¿Tres meses? - 

- Sí. Cuando te conocí llevaba... - comenzó a hacer cuentas con los dedos - ¿Tres semanas? Creo - Miguel ya no dijo nada, se quedó pensando, llevaba tan sólo dos meses de conocer a Hiro y ya lo consideraba como una de las personas más cercanas a él, bueno en ese momento tal vez era la persona más cercana a él. Realmente le sorprendía que en tan poco tiempo ya lo hubiera cautivado de esa forma... Sonrió inconscientemente, volteando a ver al chico que caminaba a su lado, Hiro miraba al suelo mientras caminaba, con una sonrisa casi imperceptible dibujada en su rostro. 

Siguieron caminando, hablando como si nunca lo hubieran hecho, contándose cosas que nunca habían contado. Hasta que comenzó a atardecer, fue cuando ambos se percataron de todo el tiempo que habían pasado juntos. Y decidieron que era hora de ir cada quien a su casa, no es como que quisieran separarse, pero al menos por ese día se daban por satisfechos. Miguel encaminó a Hiro hasta el café, rodeados de los rayos naranjas del atardecer. No entraron al local, se dispusieron a despedirse frente a la puerta de este.

- H-hiro - el primero en hablar fue Miguel, quería dar el siguiente paso, y si no lo hacía en ese momento, tal vez no se atrevería nunca.

- ¿Qué? - Hiro lo miraba atentamente, se daba una idea de a donde iba todo eso.

- Y-yo... - al moreno no le salían las palabras, en lo que iban caminando hasta allí había practicado mentalmente lo que quería decir, pero ahora que tenía a Hiro frente a él, mirándolo con atención, todo lo que había en su cabeza hace unos minutos se había desvanecido.

- ¿Tú? - el pelinegro lo alentaba a que siguiera, de alguna forma esperaba ver a un Miguel confiado y aventado a la hora de confesarse, y ahora que lo veía ahí, nervioso y sonrojado, no sabía muy bien como actuar.

- Eh - mendigo chino bonito que lo ponía nervioso - Pues... tú... - comenzó a jugar con sus dedos nervioso, tenía las palabras grabadas en la cabeza sobre lo que iba a decir pero estaban atoradas en su garganta  - M-me... - ¡Carajo Miguel! ¡Tú puedes! ¡sólo dos palabras! - Me-menudo clima el de hoy ¿no? Todo el día estuvo nubladito pero de rato salía el sol, y ni siquiera llovió. - pendejo. Hiro soltó una risa inevitablemente ¿qué le había pasado al galante Miguel de hace unas horas?

- Nos vemos mañana Miguel - Hiro no le dio tiempo de responder, tampoco es como si supiera bien como responder a la última frase. Se adentró en el lugar despidiéndose con la mano, Miguel hizo lo mismo.

El mexicano soltó un suspiro derrotado y volvió al parque para sentarse en una banca, estaba anocheciendo. 

No supo cuanto tiempo estuvo allí, sentado mirando al cielo que en algún momento se había oscurecido por completo. Iba todo bien con su cita ¿cómo pudo cagarla tan cabrón? Bueno no la cagó cagó, Hiro se había reído al final y eso lo tranquilizaba un poco pero, después de todo, no pudo hacer ni decirle nada. Por la mañana estaba completamente decidido a decirle a Hiro que le gustaba, ¡estaba todo planeado en su cabeza! Iban a ir a la empresa, le iba a cantar un poco, iban a ir a comer. luego a dar una corta caminata por el parque al atardecer, lo iba a acompañar hasta su casa, le iba a confesar sus sentimientos, Hiro lo iba a ver sonrojado, le iba a confesar los suyos también, lo iba a tomar por la manos, lo iba a besar y le iba a pedir ser su novio. ¡Estaba todo fríamente calculado! No pensaba que los nervios le iban a ganar en el último momento, todo fue bien hasta el momento de la verdad...

Fue hasta que sintió un peso sobre su rodilla que quitó su atención del cielo.

Miró hacia abajo. Y ahí, recargado sobre su rodilla, estaba su fiel amigo calvo, mirándolo con ojos brillantes, casi como si estuviera a punto de llorar, sosteniendo en su hocico un lindo girasol, grande y radiante. Dante comenzó a sollozar levemente, viéndolo fijamente a la vez que hacía movimientos con su cabeza, en dirección a la cafetería. 

        

No se iba a detener a pensar de donde había sacado la flor, ni como es que supo que estaba ahí, sólo comenzó a reírse levemente. Se incorporó para acariciar con cariño a Dante, quitándole el girasol del hocico. Dante le ladró feliz, moviendo su cola para luego lanzarse hasta su amigo para lamerle toda la cara, Miguel se limitaba a reír.

- Supongo que después de todo si eres mi guía espiritual ¿no, Dante? - sin pensarlo mucho tomó fuertemente entre sus manos la flor, soltó el último suspiro de la noche, dándose un último aliento para su movida. 

Acarició la cabeza de Dante una última vez y salió corriendo en dirección a la casa de los Hamada.

 

 

 

 

Notas finales:

https://youtu.be/IHnsCZXX5xA

Video de referencia para que se imaginen a Miguel, la canción se llama Spanglish - Reik

Penúltimo capitulo, el que sigue es el final de esta pequeña historia <3


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