Se encontraba de pie en su habitación, pensando, incapaz de tomar una decisión, mirando con detenimiento la variedad de ganchos con ropa que sostenía Baymax en cada mano.
Jamás en su vida había planeado que ponerse antes de salir, siempre tomaba la primera camiseta que hallaba con un par de pantalones y estaba listo para cualquier ocasión. Pero ahora estaba allí, sin saber que hacer a tan solo unos minutos para que fuera medio día, rebuscando entre sus cosas algo adecuado que lucir en su primera cita.
- ¿Encontrar la ropa adecuada para tu cita estabilizará tus cambios repentinos de humor de esta mañana? -
- ¡Sí! Ahora quedate ahí y sostén esto también - se alejó un poco del robot para ver lo que recién había colocado en una de sus manos - No, no me gusta. -
Llevaba casi dos horas revolviendo todo su armario y cajones donde pudiera haber prendas de ropa. Al despertarse por la mañana, luego de darse un baño, se vistió con lo primero que encontró entre su ropa. Faltaba demasiado tiempo para la hora que había acordado con el moreno, y comenzó a pensar en su cita con Miguel, y la primer preocupación que entró en su cabeza, surgió al observar sus pies moverse nerviosos, con sus converse puestos. En ese momento se paró de golpe para verse en el espejo, no era de las personas que se veían en el espejo pero entró en pánico. Se veía como el Hiro de siempre, y no sabía si eso era bueno o malo.
Luego de estar frente al espejo un buen rato se decidió a buscar otro atuendo que lo convenciera. Y estaba en eso desde entonces.
- No creo que a Miguel le importe la ropa que vistas. - la robótica voz de Baymax lo sacó de sus pensamientos.
- Lo sé pero... - él seguía buscando entre sus cosas, en algún momento de la mañana toda su ropa había pasado de estar en el ropero a estar desparramada por su cama. Baymax se unió a su búsqueda cuando escuchó a Hiro quejarse por un golpe que se dio en el pie mientras caminaba de acá para allá como loco.
- Cuando a una pareja le importas de verdad, la apariencia física y las cosas materiales no son importantes. - el chico se ruborizó levemente al escuchar la aclaración de Baymax.
- N-no es mi pareja. -
- Pero irás a una cita con él, eso suelen hacer las parejas de enamorados. - comentó el médico, siguiendo con la mirada al pelinegro que no dejaba de moverse alrededor de su cama.
- Es verdad pero aún no hemos hablado nada sobre eso. -
- Establecer y definir el tipo de relación en la que se encuentran ayudará a sentirse cómodos y en paz; con la persona y con uno mismo. Además de evitar la creación de futuros problemas en la relación. -
- Sí, sí. Espera ¿¡De dónde sacas todo eso!? - de un momento a otro Baymax se había convertido en su asesor y confidente sentimental.
- Está almacenado en mi apartado de psicología y relaciones interpersonales - Hiro estaba a punto de seguir con su pequeña charla, de no ser porque la voz de su tía lo llamaba desde abajo.
- ¡Hiro! ¡Miguel está aquí! - Hiro soltó todo lo que había entre sus manos. No iba a dejar esperando a Miguel sólo por arreglarse, ni que fuera una colegiala enamorada.
- ¡Mierda! ¡Ya no hay tiempo! - miró a Baymax quien lo veía atento, lleno de prendas de ropa hasta en la cabeza - Debo irme, sólo deja todo por ahí - dijo con rapidez, tampoco iba a perder tiempo ordenando todo su desastre. Tomó una sudadera y corrió hacia la entrada de su cuarto. Todo hubiera salida bien de no ser por el zapato que se atravesó en su camino.
- Has sufrido una caída - la voz de Baymax resonó en sus oído, mientras trataba de ponerse de pie.
- ¡Lo sé! - no había tiempo de pensar en el dolor. Salió de la habitación para correr escaleras abajo, para encontrarse con su mexicanito.