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¿Guía espiritual? por TsubasaHatsukoi

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Le dio la vuelta por milésima vez a los canales de televisión y al darse cuenta que no encontraría nada interesante que ver, arrojó el control al sillón, a la vez que se recostaba en el mismo abrazando un cojín que tenía cerca.


Estaba aburrido.


Era sábado por la tarde, y por primera vez en varias semanas se había quedado en su departamento a no hacer nada. Incluso los fines de semana estaba acostumbrado a pasar la tarde en el café de los Hamada, hacia unas horas Dante lo había dejado solo, seguramente había ido a visitar a Hiro, pero ese día Miguel no tenía ganas de verlo. Bueno sí, la verdad es que la pasaba muy bien cuando estaba junto a él, nunca en su vida había tenido un amigo como el asiático, era extraño. Hiro era un chico agradable, un poco cascarrabias, pero aún así una increíble persona, además de ser muy lindo.


¿Lindo? Sí, lindo.


Y esa era precisamente la razón por la cual no quería verlo. Porque desde el día en que fueron de paseo y pasó aquello entre los dos en el parque, no podía dejar de pensar en Hiro, y cuando lo veía no podía evitar pensar en lo cálida que se sintió su mano cuando tomó la de Hiro. Si lo veía de nuevo sin aclarar bien las cosas en su cabeza, seguramente acabaría actuando por impulso para hacer alguna estupidez, y lo que menos quería era asustar a Hiro o hacer que dejara de hablarle.


Pero ¿por qué?


Bueno incluso desde antes de que Dante empujara a Hiro y provocara esa situación tan ¿íntima? Ni siquiera sabía si llamarla así, es decir no había pasado nada, pero para él significó algo de alguna forma. Tenía que admitir que él fue el que inició ambos momentos, él fue quien acercó su mano a la de Hiro hasta que estuvieron juntas, él fue también el que invadió el espacio personal de Hiro para revisar una herida inexistente, y fue también él el que no quería dejar de ver esos brillantes ojos de Hiro. Definitivamente, no iba a negar que todo eso había sido... agradable.


¿¡Pero por qué lo hizo!?


Si las novelas y programas de televisión no le mentían, todo eso que estaba sintiendo sólo significaba una cosa. Le gustaba Hiro.


Giró con rudeza en el sillón donde se encontraba, cayendo de inmediato, si ese sofá hubiera sido más alto seguramente hubiera sido un golpe fuerte, decidió quedarse ahí tirado. Sentía sus mejillas arder de sólo pensar en esas cosas. Nunca se había sentido de esa forma, nunca se había enamorado ¿estaba enamorado? Cuando era más chico le llegó a gustar una niña de la escuela, pero sólo era eso, un inocente interés infantil, eso que sentía por Hiro definitivamente iba más allá que una simple bobería de niños. Porque a esa niña jamás le habló, ni se le acercó, capaz era una horrrible persona por dentro y sólo era como un amor platónico para él.


En cambio Hiro, Hiro, de sólo pensar en él se ponía a sonreír como idiota, Hiro era una persona súper linda, aunque no lo aparentara a primera vista, siempre estaba al pendiente de él y de Dante; era muy agradable, en ninguna de todas las tardes que habían pasado juntos se había aburrido o sentido incómodo, incluso le gustaba su parte cascarrabias que tenía de vez en cuando; realmente admiraba todo lo que podía hacer a su edad, era ridículamente inteligente, ¡por Dios era un genio! Y bueno, por otro lado, también estaba el hecho de que era muy lindo, físicamente hablando, su rostro en algunas ocasiones parecía de muñequita, sus profundos ojos cafés en los que se perdía muy seguido, y esa apariencia desaliñada y de chico rudo definitivamente llamaba su atención, seguramente debía haber chicas tras de él en la universidad. Se removió incómodo en el suelo, era mejor no pensar en eso. 


Se incorporó con cuidado, quedando sentado con la espalda recargada en el sillón pero aún en el piso. Tal vez su subconscente le había estado diciendo que hacer todo ese tiempo, las cosas que hacía en presencia de Hiro y la forma en la que actuaba, ni siquiera el mismo podía explicar porque lo hacía. Sólo eran impulsos, que salían a flote cuando miraba al otro.


Desesperado se estiro, para buscar su celular en algún rincón del sillón. Lo tomó para de inmediato abrir el navegador y buscar "¿Cómo saber si estoy enamorado?" Estúpido sí, pero serviría de algo. Era increíble la cantidad de resultados que le arrojaba internet. Bajó un poco por la pantalla principal hasta que encontró un artículo que le parecía confiable, después de todo, la mayoría de los artículos venían en páginas para mujeres.


1. Determina si no puedes imaginar un futuro sin tu ser amado.


¿No volver a ver a Hiro? Ni loco.


2. Determina si puedes pasar algunas horas sin pensar en esa persona.


Estaba pensando en él en ese momento.


3. Determina si realmente valoras la opinión de tu ser amado.


Hiro fue la primera persona en escuchar su canción terminada.


4. Determina si ese alguien especial te hace querer ser mejor persona.


Quería ser una mejor persona para Hiro...


5. Determina si te sientes como la mejor versión de ti mismo cuando estás cerca de esa persona. 


En definitiva, se sentía mucho más auténtico en presencia de Hiro.


6. Determina si estás consciente de los defectos de esa persona y ve si no tienes problemas en aceptarlos. 


¿Qué si tiene problemas en aceptarlos? Soltó una risilla de sólo recordar los gruñidos de Hiro.


No terminó de leer lo demás que decía el artículo ¿para qué? Si antes estaba casi seguro, ahora lo estaba completamente.


Ójala no se arrepintiera por lo que estaba a punto de hacer.


Guardó su celular en su bolsillo y se levantó del piso rápido, dirigiéndose a la puerta para tomar de paso la correa de Dante, salió rumbo al Lucky Cat. Bajó las escaleras de los departamentos y salió del edificio. En unos minutos ya se encontraba frente a la puerta del café, viendo desde fuera como Dante dormía placidamente debajo de las piernas de Hiro que se encontraba sentado en una de las mesas, ya no había nadie, significaba que estaban a punto de cerrar. Abrió la puerta haciendo que sonara la campanilla de la misma.


- Lo lamento ya vamos a... - Hiro no se había percatado de la presencia del otro.


- Hola Hiro - fue hasta que habló que levantó la mirada de su celular para mirar al moreno que lo veía con una sonrisa tímida.


- Miguel... - se sorprendió un poco que estuviera ahí, desde que llegó Dante por la tarde pensó que seguramente Miguel estaría ocupado, no esperaba verlo ese día - Me preocupaba que Dante no quisiera irse - fue lo único que se le ocurrió decir luego de darse cuenta que se le había quedado viendo al moreno.


- No te preocupes tenía que venir por él - Miguel se veía un poco nervioso, tanto que apenas había dado unos pasos dentro del local. Hiro fue el que se puso de pie para acercarse un poco.


- ¿Estuviste ocupado hoy? -


- N-no realmente... - ¿ocupado? Por supuesto que estuvo ocupado,  dando vueltas en su sillón toda la tarde pensando en él. Pero no se atrevía a decirle eso - Oye Hiro... - se detuvo antes de decir cualquier cosa, cuando salió de su departamento iba dispuesto a hacerlo pero ahora que lo tenía de frente no sabía que hacer. En el suelo, pudo visualizar como Dante lo veía fijamente por detrás de Hiro, con una sonrisa y haciendo un extraño movimiento con la cabeza en dirección al azabache. Suspiró.


- ¿Qué pasa? - Hiro lo miraba expectante, esperando que dijera lo que tuviera que decir.


- ¿Quieres... quieres salir conmigo mañana? - fue imposible que no tartamudeara al inicio de esa pregunta.


- ¿Quieres pasear a Dante de nuevo? -


- No. Sin Dante esta vez. - ahora o nunca.


- ¿Eh? - se confundió por el tono de seguridad que uso el mexicano en esa última frase.


- Sólo nosotros dos, solos. En una cita - para ese momento, Miguel ya se encontraba de frente al otro, a tan sólo unos centímetros de distancia, ahora era Hiro el que se encontraba nervioso.


- ¿C-cita? - Hiro se sonrojó al escuchar esa palabra, comenzaba a pensar que había escuchado mal.


- Sí... -


- ¿En una c-cita? - lo repitió, debía repetirlo, seguramente era una mala jugada de su cerebro y en esos momentos estaba soñando.


- Si no quieres está bien... - ahora si la seguridad de hace unos segundos había desaparecido.


- ¡No! Es decir... - paró sus palabras nervioso por la mirada que le brindaba Miguel - S-sí quiero salir contigo -


- ¿¡En serio!? - el rostro del moreno se transformó completamente a uno radiante de felicidad y con brillos en los ojos.


- Sí -


- ¡Genial! ¿Paso por ti mañana a medio día? - no supo en que momento tomó las manos de Hiro entre las suyas, pero ahora lo tenía sujeto de las manos, levantandolas alegremente.  Hiro sólo pudo asentir ante la pregunta, abrumado por lo encantador que podía ser Miguel en esa situación. - Bien, entonces nos vemos mañana - dicho eso soltó a Hiro y salió de la cafetería con una enorme sonrisa dibujada en el rostro, ni siquiera se había molestado en ponerle la correa a Dante, después de todo, el can se encontraba igual de feliz, corriendo detrás de su amigo agitando la cola con alegría.


Hiro simplemente los vio partir, despidiendose inútilmente con su mano, ya se había alejado lo suficiente como para verlo. Se quedó allí parado, con las mejillas sonrosadas, con el corazón latiendole descontroladamente y con una tierna sonrisa en el rostro.


No supo cuanto tiempo estuvo ahí parado, estaba completamente ido en sus pensamientos. Ni siquiera tía Cass había podido sacarlo de su ensoñación luego de encontrarlo de pie como un zombie a mitad del café.


 


 


 


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