Habían pasado algunos meses, el tiempo suficiente para curar sus heridas, para que los toros estuvieran como nuevos, quienes habían recuperado sus vidas y trataban de comprender porque habían hecho todo eso, frente a la tumba de sus padres, quienes habían perecido una semana antes de conocer a los dos vampiros que deseaban convertirlos en sus compañeros.
Aldebaran había comenzado a salir con Saga, después de que el famoso actor de televisión dijo conocerlo, cuando llevo un perro recién adoptado, a su consultorio.
Harbinger aun curaba personas, era un médico respetado, y sabía que Saga estaba saliendo con su hermano, que lo había llevado a su cama, prácticamente era su cuñado.
-Buenas noches...
Harbinger caminaba de regreso a su departamento, con un paso lento, porque sabía que a esa hora estaban los dos tortolos juntos y esa imagen le molestaba, porque Saga seguía sin agradarle demasiado.
-¿Qué haces aquí?
Pregunto, tenía puesta su bata, hacía frío y Shura vestía un traje negro, lentes falsos le daban un aire mucho más intelectual, pero en su mano derecha había dos boletos para un juego de fútbol.
-Estaba pensando en ir contigo al partido, después podríamos ir a comer y al final, si te gusta cómo va este día, quedar de vernos otro día.
Harbinger simplemente sonrió, estaba de acuerdo, así que subiendo a su motocicleta, una que Aldebaran le había regalado, pero sabía era obra de su futuro cuñado, le indico que subiera a sus espaldas.
-Me parece bien, pero vamos, sino, llegaremos tarde...
Shura se sostuvo de la cintura de Harbinger, para ir al partido, pensando que le gustaba mucho la compañía del menor.
*****
Aldebaran estaba sentado en el enorme sillón de Saga, cuyo ego era casi tan grande como su pantalla, o todo lo que compraba para el.
A su lado un rottweiler le pedía que acariciara su barriga, sentado en el sillón, lamiendo sus manos.
Saga trataba de cocinar algo, pero por el humo negro que salía de una de las cacerolas supuso que tendrían que salir de nuevo a comer.
-Eres horrible cocinando... eso deberías dejarmelo a mi.
Saga negó eso, era su invitado, no tenía porque cocinar para el y ya se lo había dicho en más de una ocasión.
-Pero soy mejor en otras cosas...
Le respondió, sosteniendo su cintura con dos tentáculos, acariciando su mejilla con delicadeza, para después, besar el dorso de su mano.
-¿Quieres comer fuera mi lindo toro?
Aldebaran negó eso, no tenía hambre, riendo cuando Saga recargo su cabeza en sus pectorales, restregando su rostro contra ellos.
-Esto es tan cómodo...
Saga acarició su mejilla con delicadeza, para besar los labios de Aldebarán, sus tentáculos aún acariciando su cuerpo.
-Aunque también podemos saltarnos la cena e ir a nuestra habitación...
Aldebaran estuvo a punto de quejarse, decirle que Harbinger no tardaba en llegar, pero Saga beso sus labios de nuevo, sosteniendo su cuello con su mano derecha.
-Se de buena fuente que tú chaperon no vendrá hasta mucho más tarde...
No le gustaba que le dijera así, pero respondiendo al beso de Saga, de pronto sintió el borde de la cama, su amante lo había transportado a su habitación.
-Así que porque no pasamos estás horas juntos...
Aldebaran asintió, sonrojandose de nuevo, completamente avergonzado, sin entender porque Saga estaba interesado en él.
-Después visitaremos el ambrosía, quiero presentarte a mi hermano y después a su pareja...
Iba muy rápido, pero no le molestaba en lo absoluto, mucho menos cuando Saga lograba desvestirlo en pocos minutos, quitándole la camisa y los pantalones, liberando su cuerpo de las capas de tela.
-Eres hermoso...
Susurro Saga, besando su pecho, acariciando sus músculos, encantado con ellos, destruyendo su ropa, para quedar desnudo frente a su toro, con su forma natural.
-Tu eres hermoso...
Pronunció besando sus labios, sosteniendo sus mejillas, saboreando la boca de Saga, sintiendo sus manos, todas ellas recorriendo su cuerpo, gimiendo en voz baja.
-Podemos quedar en que los dos somos atractivos mi lindo toro...
Aldebaran suspiro, porque aún seguía sin sentirse hermoso, pero no dijo nada más, respondiendo a las caricias de Saga, que besando su pecho iba recorriendo una línea recta, usando sus tentáculos para brindarle placer a su amante, acariciando su cuerpo con delicadeza, su piel desnuda, su sexo, sus piernas, cada parte de su intimidad, hasta que lo tenía como una maraña de gemidos, sus manos sosteniendo sus tentáculos, lamiendo uno, como si fuera el miembro de Saga.
-Saga...
Pronunció, entre gemidos de placer, su cuerpo cubierto de sudor, Saga besando con delicadeza sus labios, acomodándose entre las piernas de Aldebarán, que veía como Saga se preparaba para ingresar en su cuerpo.
-Puedo...
Aldebaran asintió, preparándose para la sensación de Saga ingresando a su cuerpo, gimiendo con cada nuevo embiste, aceptandolo en su cuerpo.
-Saga... Saga...
No dejaba de gemir acompañando los gemidos de Saga, sus jadeos, sintiendo como si tocará el paraíso, como si lo pisará.
-Saga... Saga...
Saga beso una última vez a su toro, antes de vaciarse en su interior, jadeando, sus tentáculos aún acariciando su cuerpo.
-Te amo...
*****
Harbinger veía el partido emocionado, a su lado Shura trataba de seguirle la corriente, aunque no sabía exactamente qué estaba pasando, ni porque corrían como dementes detrás de ese balón.
Hasta que los labios del menor se posaron en los suyos, robándole un beso.
-Gracias...
Shura asintió, no sabía porque le agradecía, pero volvió a besar al toro, que respondió a sus caricias.
-Por salvarme...
Saga tenía razón, ellos eran especialmente dulces y este toro de mal carácter era justo lo que deseaba de un compañero.
-Hice mi deber...
Pero no esa así, y los dos lo sabían, sin embargo, ya no dijeron nada más, atentos al juego, a los pases, disfrutando del partido.
Fin.
Muchas gracias por leer esta historia, el día de hoy empezamos con otra historia, que espero les guste.
Nos vemos pronto.
Amor Yaoi
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