Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Vampiros. por Seiken

[Reviews - 46]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Aldebaran estaba demasiado nervioso y podía darse cuenta de que Mu lo sabía, quien no paraba de tratar de conversar con el de todo lo posible, de todo lo imaginable, a lo que el respondía lo mejor que podía, sin saber a qué se refería la mayor parte de las veces, notando que Harbinger estaba embelesado con Kiki, encantado con todo lo que decía.
 
—Te siento muy distante, apenas has probado tu cerveza... 
 
Pronuncio de pronto, acariciando sus manos, como si quisiera llamar su atención, lográndolo, cuando comenzó a recorrer las venas de su muñeca, delineándolas a la perfección, como si estuvieran dibujadas a través de la piel.
 
—He tenido mucho trabajo... 
 
Quiso mentirle, pero Mu negó eso, acariciando su mejilla, deteniendo su mano en su yugular, sintiendo el hermoso latido de su corazón, riéndose cuando intento levantarse de su asiento, pero se lo evito, colocando una mano en su pecho.
 
—Tal vez, estás nervioso, por esos asesinatos, esos terribles asesinatos, pero... estoy seguro que dos toros grandes y fuertes como ustedes están a salvo de estos temibles asesinos, ellos no se atreverían a acercarse a ustedes, eso es seguro.
 
Aldebaran estaba seguro de estar sentado en la mesa de los asesinos, aceptando su comida, bebiendo su licor, al mismo tiempo que ellos no probaban un solo bocado, dejando platos repletos de comida, que retiraban a la cocina después de un tiempo.
 
—Aunque los toros, como ustedes, son la clase más rara de criatura nacida de la tierra, no son seres sobrenaturales, solamente seres humanos excepcionales, perfectos en todo sentido, más altos, más fuertes, más rápidos, lo mejor de lo mejor, hijos de la tierra, conectados a esta, un tesoro que yo sabría cuidar muy bien.
 
Aldebaran tosió un poco, levantándose de golpe, mirando el reloj, como si tuviera que retirarse, no era bueno mintiendo y suponía que Mu se daría cuenta que ya sospechaba de él, o que los había visto, por eso, lo más prudente era huir, escapar de ese lugar cuando todavía podía hacerlo y llevarse a Harbinger de allí.
 
—Bueno, me encanto asistir, pero mañana tenemos mucho trabajo, debemos recoger a unas personas en el aeropuerto, nuestros padres llegan a eso de las cinco, ya son unos ancianos, no queremos llegar tarde. 
 
Harbinger al escucharle estuvo a punto de quejarse, diciéndole que no era cierto eso, que Dohko y Shion, llegarían mucho después, sin embargo, cuando sujeto a Harbinger del hombro, este guardo silencio, siguiéndolo un poco a regañadientes.
 
— ¿Qué diablos te pasa? 
 
Le pregunto al salir de esa casa lujosa, pensando que tal vez Mu se había propasado con su hermano, sintiendo su desconfianza y su temor, pero negándose a avanzar un poco más, arqueando una ceja, a punto de quejarse por su comportamiento.
 
—Dentro de la casa te lo diré, por favor, confía en mí... 
 
Harbinger asintió, siguiendo a Aldebaran hasta la cocina de donde vivían, quien cerró las puertas detrás de su espalda, recargándose contra esta, recogiendo su cabello, pensando que tenía razón, no debieron a asistir a esa cita, fue una locura, una absurda locura.
 
— ¿Ya puedes decirme que está pasando? 
 
Aldebaran se recargo contra la puerta una vez que ya estaba cerrada, desviando la mirada un poco, frunciendo el ceño, suponiendo que lo mejor era que el otro comprendiera su temor, que era lo que movía su miedo.
 
—Creo que mataron a esas personas...
 
Harbinger al principio no quiso creer lo que Aldebaran pronunciaba, quien veía por la ventana en ese momento, buscando alguna señal de sus vecinos, cuyas cortinas no les dejaban ver el interior de su vivienda, pero el de cabello largo suponía, que su actitud había llamado demasiado la atención de los dos.
 
—Y solamente asistí porque no deseaba dejarte solo con ellos, pero no deseo volver a pisar ese lugar, tú tampoco deberías. 
 
Harbinger al principio comenzó a reírse, pensando que se trataba de una broma o de alguna locura de su hermano adoptivo, quien no era afecto a realizar esa clase de juegos, él siempre era amable, siempre hablaba con la verdad, siempre era demasiado serio para su propio bien, así que se dio cuenta que no estaba bromeando.
 
—Estas diciéndome que piensas que son unos asesinos... 
 
Aldebaran no dijo nada en un principio, tragando un poco de saliva, comprendiendo muy bien que tan mal sonaba eso, aun para el parecía una locura, pero vio esas bolsas que cargaban como si no pesaran nada, además, hubo algo, un sentimiento de miedo y de sofoco, como si le tuviera miedo a Mu, un miedo ancestral, que le hacía recordar su pasado, alguna clase de pasado, uno feliz al principio, pero después uno lleno de dolor.
 
—No sé lo que pienso, pero los vi cargando unas bolsas negras, muy grandes, metiéndolas a su cajuela y vi al tipo que apareció en las noticias, entraba en compañía de Mu, estaba colgado de su brazo, yo creo que vendía su cuerpo, pero lo mataron... 
 
Sabía lo que había visto, además, la forma en que se sorprendieron al verlos, como estaban felices de que hubieran asistido, era demasiado extraña, ellos los habían invitado y aun así pensaban que no asistirían, era como si fuera una trampa, como niños en navidad, que saben que el regalo llegara, pero aun así se emocionan al verlo en sus manos.
 
—El primer día fue solo un costal, ayer fueron dos... como los muertos de las noticias, además, Europa desapareció... esas muchachas que atendiste... es demasiado extraño, y ellos nos tratan como si fuéramos...
 
Harbinger se cruzó de brazos delante de su pecho, negando todo eso con un movimiento de la cabeza, entrecerrando los ojos, a punto de decirle que no eran más que tonterías, que había trabajado demasiado y que lo mejor era que se fuera a dormir, que el hablaría con sus vecinos, para disculparse por esa actitud, después de aceptar su invitación para cenar.
 
—Mira... espera una semana, si volvemos a ver algún costal de basura o algo así... le llamamos a la policía, sino pasa nada, yo mismo me disculpare, les diré que no sé porque estaba tan asustado, que me sorprendí al ser seducido de una forma tan abierta. 
 
Intentaba convencer a Harbinger de no asistir a esa casa hasta no saber que estaban haciendo con esos costales, sin embargo, ya no pudo decir nada más, porque escucharon el timbre de su puerta, era Kiki, que esperaba a que el de piel morena le abriera.
 
— ¡Enseguida!
 
Salió a la puerta para recibir a Kiki, que parecía demasiado sorprendido, ellos se lo estaban pasando demasiado bien, y Mu, el no entendía porque Aldebaran de pronto salió corriendo, llevándose a su toro con él, porque estaba tan nervioso desde que llego.
 
—Mu lamenta su efusividad, pero es que le gusta mucho la historia, el folklore, tiene una maestría en esos temas y tal vez tu hermano se sintió ofendido o algo por el estilo. 
 
Harbinger no lo invito a pasar, cruzando sus brazos delante de su pecho, notando una figura oscura moviéndose en esa casa, a través de las cortinas, ese era Mu, quien estaba demasiado ansioso, esperando alguna respuesta suya.
 
—Aldebaran es muy tímido, no se considera una persona sexualmente deseable y la forma en que tu hermano trataba de seducirlo, fue demasiado abierta, muy agresiva para su gusto, así que se asustó, pero yo sé que no fue por una mala intención, así que tratare de convencerlo de darle otra oportunidad a Mu, pero no creo que sea esta noche. 
 
Kiki estaba ansioso por entrar a su casa, Harbinger podía verlo, pero no lo invito, únicamente suspirando, empezó a cerrar la puerta, sin alejarse demasiado, esperando que el chico de cabello café no lo pensara descortés.
 
—Me quedare con él, mañana tenemos que recoger a nuestros padres y después de eso tengo una guardia muy larga, lo mejor es que nos veamos otro día. 
 
Kiki únicamente asintió, con una enorme sonrisa en el rostro, antes de retirarse, ingresando en su propia vivienda, cerrando las puertas y las ventanas, suspirando con demasiado fastidio, estaba enojado, pues Mu estaba perdiendo la cabeza, actuando de una forma poco controlada.
 
—Lo asustaste, pero aun no sospechan nada... pero arruinaste mi cita por intentar apresurarte con la tuya... tu toro sigue siendo demasiado sensible, así que actúa como alguien de tu edad. 
 
Mu maldijo en voz baja, abriendo una puerta que daba a una decena más, todos ellos cuartos que silenciaban el ruido, abriendo una puerta en donde se encontraba esa chica, esa Europa, ya casi muerta, de cuya sangre volvió a beber, esta vez, hasta que su vida se fue de su cuerpo, únicamente porque se sentía rechazado por su amado toro, su Aldebaran, pero sin esta mujer, no habría razón para eso.
 
—Tal vez para ti sea fácil esperar el tiempo adecuado, yo lo tenía todo, mi alumno me idolatraba... sólo fui egoísta una sola ocasión y lo perdí todo... mi toro, mi Aldebaran... el murió por una estupidez. 
 
Kiki asintió, eso era cierto, sus toros perdieron la vida por una estupidez, pero que más daba, lo mejor era actuar con lentitud, como los cazadores que eran, no como unos muchachos hormonales, aun así, estaban hambrientos y la sangre de sus rivales eran todo lo que necesitaban para sobrevivir.
 
—No importa, aún no saben que somos lo que somos, aún estamos a tiempo de seducirles... 
 
En el suelo estaba tirada una de las pacientes de Harbinger, otra prostituta, con la que había sido demasiado amable, salvando su vida, una mujer que pensaba podía robarle a su amado toro, que únicamente estaba siendo amable con ella.
 
—Y eso será lo mejor, de lo contrario, tendremos que obligarles a aceptarnos... no podemos permitir que eso pase de nuevo, porque sabes que ellos preferirán morir, a quedarse a nuestro lado, si llegan a pensarnos indignos. 
 

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).