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Legado Incierto. por Xora

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Notas del capitulo:

Listo, con esto doy por terminado mi trabajo. 

Sus alas finalmente dejaron de planear sobre la pesada atmósfera del infierno, no recordaba que ese lugar despidiera tanto vapor y azufre. Era como una tierra muerta incapaz de engendrar vida encima de sus tierras de cuerpos y cenizas. Caminó un poco observando la densa niebla que cubría las fosas de fuego, recordando las indicaciones del Serafin Mukkan y Arcangel Teix sobre la ubicación del escondite de Zeak. Confiaba en sus palabras totalmente por ello no dudó un instante cuando vio al paisaje frente a él cambiar de una zona de fuego y gritos a una de absoluta oscuridad y quietud. Sus pasos hacían eco pero algo más llamó su atención: el constante golpeteo le hicieron saber que algo se aproximaba. Se colocó en guardía aguardando cualquier ataque sorpresa, percatandose enseguida de cierta voz risueña rebotando de un muro a otro, generando un ambiente de completa tensión. Sin embargo, el primer golpe no tardó en llegar, uno que Kyare esquivó casi de milagro, logrando perder el equilibrio para apenas conseguir sujetarse a una roca punteaguda. Un nuevo ataque surgió y esta vez lo defendió para ver a la misma sombra del principio perderse de nuevo en la oscuridad. Ese estilo de combate lo desconoció como Zeak pero no comprendía qué clase de criatura estaba defendiendo su escondite, se suponía que el Arcangel Teix y el Serafin Mukkan habian sido sus únicos cómplices.
 
—No puede ser... —gimió cuando la imagen de sus camaradas llegó a su cabeza, haciendolo dudar de su propia voluntad. Un nuevo ataque fue ejecutado por la espalda y esta vez consiguió envíar un ataque en forma de rayo para golpear al autor de esas embestidas, visualizando con horror la figura del Arcangel Kneel, el cual reemplazaba sus bellas alas blancas por un par de negras y la aureola sobre su cabeza por un par de cuernos de demonio—. T-Tú eres... 
 
Kneel liberó una carcajada limpia al ambiente, palmeando con alegría y sin poder aguantar la diversión que la herida en su mejilla le causaba, desde su nacimiento era el primer daño que recibía así que no podía evitar sentir algo cosquillear dentro de su estomago.
 
—¡Eso fue genial! ¡Entonces es cierto que el poder sagrado de los Angeles Blancos queman como el fuego! ¿¡Lo viste Safro!? ¡Este ángel me golpeó!
 
Kyare se quedó petrificado sin saber que hacer al oír a Kneel decir aquello, mucho menos cuando la voz de Safro se hizo presente en la zona, revelandole sus peores sospechas. Ahí, a sus espaldas estaba el Querubin Safro transformado en un Angel Negro al igual que Kneel.
 
—No se supone que debas alegrarte por eso, Kneel. Si la energía sagrada toca una zona vital acabará matandote, no olvides eso.
 
—¿¡Ehhh!? ¡Pero el dolor no es tan malo!
 
—N-No... ustedes no... —gimió Kyare aún sin poder creer lo que veían sus ojos.
 
—¿Pasa algo, Angel Blanco? —cuestionó Safro a su hastiante visita con una mueca desinteresada— No debería soprenderte ver a demonios en el Plano Inferior, después de todo fueron ustedes quienes nos tiraron a este lugar.
 
—¡Nos tiraron a todos como basura! ¡Como desechos inservibles!— agregó Kneel de forma energica, agitando los brazos con emoción.
 
—¡Kneel, Safro! ¿¡No me recuerdan!? ¡Soy yo, Kyare! ¡Somos amigos!
 
—¿Amigos? ¿De un ángel del Plano Superior? No me hagas reír. —replicó Safro con asco, soprendiendo a Kyare de sobremanera—. ¿Por qué sería amigo de un sujeto que trata a nuestra especie como criaturas toxicas? Temo que me confundes miserablemente con alguien que ha perdido su orgullo y su dignidad, yo jamas le daría mi amistad a un Ser de tu horrenda calaña, no de una raza vanidosa como la tuya.
 
—¡Vanidosa y sucia! ¡Una criatura que cree tener todo a sus pies!— complementó Kneel.
 
—¡Ustedes no son demonios! ¡Servimos a la misma causa! ¡Nosotros nos juramos cumplir con los desos del Espiritu Supremo hasta el fin del universo pero se enfrentaron a Zeak y ahora han sido transformados en Angeles Caídos! ¡Recuerdenlo, por favor! ¡Recuerden el verdadero motivo por el que nacieron!
 
—Ya cállate, eres molesto. —Las facciones de Safro adquirieron una tonalidad sombría, reflejo del enojo dominando sus emociones— No sé que es lo que tratas de hacer diciendo todas esas patrañas pero ten por seguro que pierdes tu tiempo. Zeak nos lo ha explicado todo, lo que la Orden de Angeles, tu horrenda especie, planea hacer al mundo. —Kyare abrió los ojos, aterrado—No creas que vamos a ceder ante tus engañosas mentiras, nosotros somos los buenos, enviados de la Verdad.
 
—Safro...— Kara hizo un último esfuerzo pero fue interrumpido abruptamente.
 
—¡Deja de tratarme de esa manera! ¡Eres mi enemigo!
 
Y sus alas se extendieron impulsando su cuerpo contra el Angel Blanco quien no logró hacer más que interponer sus brazos en el ataque, recibiendolo en su anatomía de manera dolorosa. Kneel se unió al combate al poco tiempo emitiendo carcajadas excitadas con cada golpe ejecutado satisfactoriamente en su enemigo, ambos Angeles Caídos tenían a Kyare acorralado, incapaz de contraatacar la incesante agresión inflingida. Aunque las heridas en su cuerpo se abrían y los cortes en su piel eran cada vez más intensas no quería lastimar a sus amigos, no podría hacerlo nunca, ellos con cuyos momentos eran recuerdos maravillosos, los más sagrados que poseía a lo largo de toda su existencia. El estricto pero amable Querubin que habia conocido en su primera asistencia a una sección de Purificación en la Sala Sagrada, quien solía irritarse fácilmente y actuar inflexible en todas sus ordenes pero que después de todo era cálido y siempre yacía fiel a su lado, dispuesto en apoyarle en todo momento. El alegre e hiperactivo Arcangel que le habia enseñado tantas cosas bellas del mundo humano y que le habia ayudado a sonreír con sinceridad gracias a sus malas bromas y actitudes tan poco comunes. ¿Cómo podría levantar un puño contra sus seres mas preciados? Pero, mientras más lo pensaba, más cuenta se daba de quien era el culpable de esto. Zeak le habia arrebatado a los únicos e irremplazables camaradas con los que se habia apegado y no pretendía soportar más sus crueles jugarretas, habia descendido al infierno con el propósito de detenerlo de una vez por todas, sin importar lo dificil que se tornara el enfrentarlo, habia decidido terminar con todo por fin.
 
—Perdonenme... Safro, Kneel... esto es por el bien de nuestro ideal.
 
De pronto, una luz incandescente de un puro color blanco rodeó a Kyare de pies a cabeza, logrando cegar con esta a ambos Angeles Negros quienes detuvieron sus ataques en cuanto el dolor de esa aura sagrada comenzó a quemar cada una de sus extremidades.
 
—¡¿Qué es esto... ?! ¡La energía está... !
 
—¡Duele! ¡Me duele mucho!— Kneel chilló.
 
—Como entidades oscuras que han rechazado a la luz, estas energías provocan altas quemaduras en sus almas corrompidas. Se podría decir que la luz que es inofensiva en el Cielo, para ustedes, es como el Infierno para las almas de los seres humanos— explicó Kyare avanzando cada vez más cerca de ambos Angeles Negros que se cubrían obsesivamente con intenciones de reducir el dolor sin llegar a sospechar un instante que varios rastros de luz habian empezado aderirse a sus figuras—. Y ahora que la luz los ha reconocido parte de Él, esta no se alejara de ustedes; los enviará de vuelta a la Corriente.
 
—¡¡¡KYARE!!— exclamó Safro con furia mientras su cuerpo y el de Kneel eran arrastrados a una dimención distinta de la que estuvieron habitando hasta finalmente desaparecer del espacio rocoso en que Kyare se encontraba, rodeado de sombras y silencio. Pero, sin importar cuál fuese el peso que sostenía con su deber, el dolor en su pecho era insoportable, las lagrimas que contaminaron sus pomulos terminaron por recordarle cuan sensible y frágil era en realidad su corazón. Por eso lloró esta perdida sin contenerse más.
 
 
 
Pronunciando una serie de oraciones y conjuros a lo largo de su camino, Kyare reconoció la sensación de pertenecia en su cuerpo, la conexión que surgía cada vez que se aproximaba a Zeak le hicieron comprender lo cerca que se encontraba de su exacta ubicación. Al principio aquella sensación le habia asustado de sobremanera pero con el paso de los siglos relacionó sus mecanismos como obra de una necesidad creada para poder saber dónde se encontraba y qué debía esperar de él cuando estuvieran de frente. Zeak nunca fue para él como cualquier otro Ser habitando el universo ni tampoco la criatura de cornamenta que aguardaba por su llegada pacientemente, sentado en el centro de un jardin de flores rojas que lanzaron un recuerdo en las memorias de Kyare al instante, cuando el infierno no era negro como se mostraba en tiempo real y era más cálido que el propio Cielo.
 
—Últimamante me he sentido atraído por la literatura humana —comentó Zeak a Kyarr en el momento en que sus pasos estaban lo suficiente cerca de su espalda, manteniendose firme al detenerse; el demonio llevaba en sus manos una serie de hojas de papel amarillo tejidas donde podían apreciarse una serie de lineas con figuras de toda clase impresas, al parecer letras, Kyare recordaba que Kneel le habia comentado alguna vez que de esa manera eran llamadas en el dialecto por los hombres de la Tercera Vertical—. ¿Sabes? Hablan mucho de nuestra especie, nos consideran traidores y enfermizos, desleales y destructores, creo que para ellos está mal deborar almas. Les parece una calamidad forjar pactos con nosotros o adorar a cualquiera de nuestras razas.
 
—Zeak...
 
—Espera, también hay muchos articulos que hablan de los Angeles. —Zeak interrumpió las palabras de su acompañante sin escatimar, convencido de que le interesaría saber más—. Contrario a nuestra especie, ellos son idolatrados de maneras que ni te imaginas, han creado una gran cantidad de religiones en base a un sólo ángel, arsenales enteros de libros sobre cómo invocarlos y también contruído inmensos edificios para rendirles tributo. Incluso han vuelto famosos a hombres que han tenido roces con alguno mientras las personas que se han acercado a nosotros son repudiadas como si fueran la peste. ¿No te parece injusto que crean que por vestir de blanco represente el bien?
 
—Los humanos son emisores de su ignorancia, me parece inútil tratar de convencerlos sobre qué es bueno o malo, ellos están limitados por estas leyes y sus estadisticas. Han caído en las garras de su propia sociedad.
 
—Entiendo, entonces a ti no te importa lo que las creaciones de nuestro Dios puedan pensar sobre ti, aunque era lógico, no es tu especie quien constantemente es rechazada— dijo Zeak gesticulando una sonrisa amarga, su voz vehiculo de la furia contenida anidando en su pecho junto a las sofocantes ansias de llorar.
 
—Zeak... no he venido aquí para conversar sobre las creencias de los mortales, vine aquí para terminar lo que hemos empezado.
 
—Si, debes estar impaciente por hacerte fama de heroe al haber exterminado a un demonio problematico. —Zeak se puso de pie y se giró sobre sus talones para mirar de frente a Kyare, encontrar con sus rojos irises los ojos azules del contrario— Apuesto a que recibirás el amor del Creador cuando se entere que purificaste el alma de dos Angeles Caídos y además destruíste al demonio que tanto tiempo rompió el equilibrio de la Fortaleza.
 
—Nunca tuve la intención de lastimarte. Dios es testigo de cuántas veces evadí la responsabilidad de enfrentame a ti pero, después de todo lo que haz hecho, no me dejas otra opción.
 
—ÉL dijo que te escudarías con esa excusa barata, me pregunto si cree que enviandote a ti hará que se borre su pasado.
 
—Eso es algo que a mi no me interesa averiguar. Vine porque es mi deber detenerte.
 
Zeak no contuvo una risa ironica, hosca, reacción que reflejaba la molestía que las palabras de su acompañante le causaban. El sentimiento era nostalgico, hubo un tiempo en el que esa actitud decidida le habia causado orgullo y seguridad pero ahora no hacía más que envenenar todos sus sentidos, corromper la compostura con la que lo admiraba. Verlo actuar como el sujeto bueno comenzaba a darle nauseas, especialmente cuando le decía con otras palabras sus planes de matarlo solamente, no por alguna razón voluntaria, sólo porque le parecía lo correcto hacerlo. No se equivocaba, si él muriera, todo el alboroto terminaría pero tal no aseguraba que no hubiera otros como él que más pronto que tarde causarían conmosión, a menos que toda su especie fuera exterminada todo se mantendría dentro de un circulo vicioso pero, ¿acaso no eran ellos otra creación de Dios? ÉL debía amarlos también, de otro modo no existirían en el cosmos, no hubiesen sido creados a su imagen al igual que los angeles. Más lo que le enfurecía era la actitud del ángel frente suyo, el que mostrara la poca importancia que tenía en su contraparte.
 
—En verdad eres... —Zeak hizo una pausa pretendiendo quedarse quieto, inmóvil ante la mirada atenta del angel Kyare pero -en sus espaldas- preparaba la energía de fuego que traería a sus manos la guadaña que tantas veces habia utilizado para destruír a otros angeles. Esta vez la usaría con Kyare— ¡Eres un maldito sinico! ¡No sabes cuánto he detestado eso de ti desde que te conozco!
 
Y sus gritos materializaron con furia el daño de sus acciones. Kyare fue impulsado hacia atrás por la fuerza de las llamas que en un instante ardió por todo el terreno, dejando tan sólo intactas a las flores infernales; vió al espacio negro llenarse de rafagas de fuego, arrasando con aquello que tocaban entre sus calientes fauses. Kyare se cubrió con los brazos lo más que pudo del calor pero sin dejar de mantener bajo vigilancia la figura de Zeak quien ya mostraba en sus manos la guadaña con la cual le habia arrebatado el trono a Satanas en el Bajo Astral, en ese momento comprendió que para Zeak se habian terminado los juegos, era obvio que vendría por él a matar.
 
—Zeak...— le llamó sintiendo a su garganta secarse con todo ese fuego propagandose en el espacio; aún cuando habia asegurado pelear con él hasta el final no tenía la confianza de cumplir sus amenazas. El demonio avanzó en su dirección, amenazante, el aura en su cuerpo emanando el odio que siempre habia guiado su camino.
 
—Voy a hacerte pedazos, de ese modo, tal vez me reconozcas como tu igual. ¡Así tal vez los angeles dejarán de culpar a los demonios por sus errores! —exclamó levantando la guadaña en alto para enseguida dejarla caer sobre Kyare quien aleteó esquivando el filo sin esperar recibir en cambio el golpe de un brazo de fuego que alcanzó las plumas de sus alas principales, quemandolas. Kyare envió a la atmósfera un fuerte alarido de dolor— ¡Dios no nos trajo a la vida para ser peones de tu especie! ¡Los demonios no hemos hecho del infierno lo que es ahora! 
 
—¡Zeak!
 
—Ha sido culpa de los angeles, ¡todo es culpa de ustedes! ¡Desearía que Dios jamas los hubiera creado! ¡Que jamas haya podido conocerte!
 
Un nuevo ataque, dos y tres más, los cuales eran obsesivos más no inefectivos. Aún cuando las alas de Kyare lo ayudaran alejarse a una distancia segura, los brazos de fuego que desprendían de la guadaña acababan por alcanzarle y quemar sin compasión su único medio de defensa; no podía atacar cuando estaba tan ocupado esquivando los continuos golpes que caían como lluvía contra su cuerpo, su espiritu de lucha estaba comenzando a ser reducido a desesperación. El miedo de morir y el miedo de lastimar a ese Ser que tanto amaba lo tenían apresado como las cadenas de un calavozo. Aunque el universo entero se desplomase sobre sus hombros era incapaz de dañarle. No podía, no a su otra mitad.
 
—¡Detente! ¡Por favor detente! ¡Te lo ruego, hermano!— suplicó, imploró, desgarró.
 
Y sus gritos crearon una fisura en los fragmentos dispersos sobre el ambiente haciendo que un dolor insoportable se llevara el poco control que Zeak poseía sobre la situación. Las frías emociones y el fuego fusionandose con su piel mientras sostenía la guadaña trajo a su espiritu un recuerdo lleno de luz, dentro de una construcción compuesta de altas y brillantes puertas donde los extensos ventanales brindaban una basta vista hacia los diferentes planos del universo, entre ellos la Fortaleza del Cielo, los mundos ascendientes y descendientes a la Tercera Vertical y, finalmente, los frondosos jardines del Infierno.
Zeak gritó en su agonía, perturbado por la sensación de haber perdido algo importante mientras Kyare se desentendía por la manera en que le veía sujetar su rostro y gritar victima de una tortura incontrolable, habia soltado la guadaña en su intento por alejar los memorias de su mente  pero aunque esta crujió dentro de una sacudida violenta, Zeak no pudo alejar de su cabeza lo que fue su realidad y que habia enterrando en lo más profundo de su cerebro para mantenerlo alejado de su existencia como entidad demoniaca.
 
 
 
"—Hermano, ¿dónde estás?— le llamaba un preocupado ángel mientras corría por las salas blancas del Alto Palacio en absoluta soledad. El nombrado no resondió sino hasta que sus sentidos despertaron de su ensimismamiento, logrando que girara la vista hacia abajo desde la cima del candelabro, donde aquel que habia nacido a su lado frente a las puertas de Dios exigía su atención. Realmente no sentía ánimos de estar con él pero no tuvo otra alternativa más que revelarle su ubicación, después de todo habia sido culpa suya el que se volviese tan dependiente.
 
—¡Estoy por aquí!— respondió Zeak agitando sus blancas alas con pereza mientras Kyare seguía la dirección de su voz para al fin identificar la posición del interesado.
 
—¿Qué haces allá arriba? Baja, tenemos que verificar que todo está en orden para el nacimiento de las nuevas razas.
 
—¿Por qué tenemos que hacernos cargo nosotros de algo que le corresponde hacer a Lucifer? Que seamos los primeros Seres en nacer juntos por las manos de Dios no quiere decir que seamos los elegidos para cuidar absolutamente todo. Además, ¿qué son esos nombres de Alfa y Omega? ¿Y por qué tenemos que ser precisamente nosotros quienes porten esos nombres? ¿Te das cuenta de lo ridiculos que son?
 
—Lucifer dijo que fueron los nombres que Dios eligió, dice que describen nuestra naturaleza.
 
—No me quejaría si me hubiesen concedido el derecho de seleccionar el nombre que más me gusta, después de todo yo el soy mayor. Y no me gusta el nombre de Omega, me hace sentir desagradable.
 
—¿Qué dices? Que yo sea Alfa no significa que sea mejor que tú, no olvides que nadie sabe quién de los dos fue primero así que deja de considerarte el mayor de los dos.
 
—¿¡Ah!? Si lo estoy diciendo es porque lo soy. —replicó Zeak, ofendido— Recuerdo perfectamente el momento en que desperté y te ví a mi lado, seguías dormido así que puedo asegurarte que la Luz me dejó ante las puertas primero.
 
—Oh, vamos, sabes bien que eso ya no importa. Baja.
 
El acento de Kyare venía cargado de severidad y esto hizo que Zeak se tensara para enseguida suspirar, como fuera tendría que bajar y realmente ya no le importaba que su otra mitad quisiera ordenarle. Al fin, sin más contratiempos, ambos se encontraban ante las puertas del Espiritu, el sitio más sagrado existente en el Alto Palacio, el lugar donde ellos y todos los Seres nacieron. Zeak y Kyare la habian visto ya tantas veces y aún así les era imposible ignorar la sublime belleza a la que era acreditada semejante pieza de arte, con candelabros y antorchas de fuego azul y fuego rojo a cada costado de la compuerta. Dieron a esta una remarcada reverencia, muestra de su lealtad.
 
—Cuando sea el momento oportuno volveremos a ser uno solo. —El comentario de Zeak no tardó en soprender a Kyare quien sólo pudo dirigirle una mirada interrogadora para presenciar la extensión de una sonrisa en los labios de su hermano, aquel que hacían llamar su Otra Mitad—. Ser uno con tu destino, ¿no te emociona eso?
 
—Zeak...— dijo, abrumado, conmovido por las palabras poeticas del otro, sin querer devolviendole la sonrisa con ternura y deboción, pues estar a su lado era lo único que más anhelaba en ese universo, compartir mucho más siglos con él. Pero los hilos del destino al tensarse se tiñeron de negro, con la llegada de los angeles y sus evaluadas diferencias con los demonios trajo discordías incorregibles. Zeak se vio en el tribunal incontables veces, intentando resolver las diversas disputas democraticas y con la llegada de la especie humana las cosas en el interior de los mundos decayó—. Hermano, ¿estas bien?
 
—No se resolverá...
 
—¿Eh?—. Kyare observó aterrorizado la espalda de su Otra Mitad, la negrura que rodeaba a su aura era incluso más densa a la cual se habia confinado aquellos últimos siglos.
 
—No se resolverá mientras ninguno de ellos se acepte. Dios ha dictado que aquellos con alas negras y cornamenta se convertirán en una especie desterrada.
 
—N-No puede ser...
 
—Abandonaré mi nombre, si eso significa olvidar nuestras raices. Descenderé al infierno, ahí me anidaré y derrocaré a los angeles. Alfa y Omega deben separarse.
 
—¿Qué estás diciendo? Yo no quiero alejarme de ti.  —exclamó Kyare que, en un impulso irracional, se aferró a su hermano de alma dentro de un abrazo—. Por favor, no te vayas. Yo... te amo. No puedes abandonarme.
 
—Kyare... —Zeak suspiró con pesadumbre—, el amor es lo que ha hecho que la creación se corrompa. No puedo permitir que me ames. El precio que nuestro amor nos hará pagar será inmenso... y nuestro castigo se extenderá para toda la eternidad. No cometas el mismo error que Lucifer. Los ángeles no tienen permitido el apego, están obligados a ser puros de mente.
 
—¡No! ¡No quiero dejar de amarte! ¡Eres lo único que me mantiene cuerdo!
 
—Eres el comienzo, Kyare. Tú trabajo aquí ha terminado, ahora es mi turno. Seré quien destruya todo lo conocido por el Cielo y el Infierno—".
 
 
 
El brazo de Kyare alcanzó el hombro de Zeak quien yacía arrodillado en medio de las sombras. Las rosas infernales habían sido quemadas y ahora sólo quedaba abismo en aquel espacio de nada infinita. El demonio sollozaba inconsolablemente, pues había olvidado el motivo por el cual atacaba a la Fortaleza, se había perdido en sus ambiciones y desechado el destino que le fue encomendado desde su nacimiento. Había adoptado una imagen que no le correspondía y se dejó hipnotizar por su apego al Angel Blanco que amó inconscientemente desde su separación. Ahora que recordaba todo sentía verguenza. Nunca debió perseguir a su Otra Mitad ni haber olvidado su promesa de redención. Sin la presencia de Dios en las Siete Dimensiones, era el único que podía ponerle fin a la actual burocracia celestial corrupta.
 
—¿Qué he hecho? —exclamó, destrozado—. El ciclo de este mundo debió llegar a su final hace tiempo, el desorden se apoderó de todo lo que ama nuestro Creador, mientras tanto yo... maldición...
 
—No es tarde para completar tu cometido, hermano. Aún hay esperanza. —concluyó Kyare— En cuanto asciendas al Alto Palacio, podrás terminarlo, y entonces Dios despertará.
 
—¿No te das cuenta que es demasiado tarde? Lucifer ha resusitado, le ha brindado poder del Supremo al reino del Infierno. No me quedan fuerzas, la Legion de ángeles se encuentra dividida, así que no hay manera de terminar lo que inicié ahora que ellos han tomado ventaja sobre mi.
 
—En ese caso, debes Despertar —declaró Kyare, sorprendiendo a Zeak quien se quitó las manos de la cara para mirarlo con intriga—. Yo iré contigo. Si nos sometemos a las pruebas espirituales con dedicación y entrega, estoy seguro de que podremos Despertar como Alfa y Omega, y entonces ni el mismo Satanas podrá impedir que nosotros cumplamos nuestro propósito. Después de todo Alfa y Omega son enviados de una entidad superior a Dios y adquirir sus poderes impedirá que la Creación nos haga frente.
 
—¿Estás seguro que somos dignos de obtener bendición semejante?
 
—Debemos intentarlo. —espetó Kyare poniendose de pie antes de tenderle su mano a su Otra Mitad quien accedió acompañarle hasta el Alto Palacio, justo frente a las puertas del Espiritu Supremo sin soltarse en ningún instante de las manos, y fue así como avanzaron hasta las inmensas puertas que se abrieron de par en par para recibirlos entre la luz incandecente que surgió fuera de aquella sala. Sin temor, los dos angeles se adentraron, pues en Zeak y Kyare caía el destino que le aguardaba a la Orden de la Creación.

Notas finales:

Los nombres Alfa y Omega provienen de las Deidades que representan al Principio y el Fin; NO tiene nada que ver con el Omegaverse así que pierdan esas feas ilusiones.
 
Comentarios Adicionales: Los términos "Angel Caído" y "Demonio" constantemente son confundidos en este tema, por eso quise establecer que un ángel caído es un Ser que -aunque logra poseer capacidades parecidas a las de los demonios debido a las tentaciones del Bajo Astral o Tercera Vertical- este puede ser devuelto a su estado original por medio de rituales. En cambio, un demonio no puede ser transformado a menos que esté totalmente arrepentido y decida abogar por la humanidad. Lucifer, por ejemplo, es un Ángel Caído. Satanas es un demonio. Todo esto es Demonología y Angelología. De echo muchos nombres que usé aquí están inspirados en los conceptos del Esoterismo. Es algo interesante de leer, lo recomiendo mucho si se interesan por este tema en particular, así quizás también puedan comprender un poco más de qué va todo esto. 


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