-¿Dónde está hipo?- grito el jefe después de que la alegría abandonara su cuerpo. Su hijo siempre hacia eso, escapara con su dragón y evitar lo inevitable. Tenía que aceptarlo.
El castaño recorría el gran cielo azul al lado de su compañero alado. Le encantaba sentir la brisa helada sobre su cuerpo.
Aterrizaron en una pequeña superficie de tierra elevada del inmenso mar.
-fantástico- observó con detalle el horizonte. Saco un inmenso papel para comenzar a trazar el nuevo territorio descubierto.
Se recostó sobre el suave pasto y comenzó a dibujar.
-¿Qué te parece Toothless?- mostro el dibujo. El reptil se acercó a observar más de cerca, hizo un gesto con su cabeza y lambio la cara del chico en señal de aprobación.
Hipo rio.
El alfa se montó sobre él, lambiando toda su cara. Estaba por dejarse hacer cuando su cerebro hizo clic… había algo que lo atormentaba desde hacía meses.
Nunca había llegado más allá de los besos con su dragón y eso era algo que empezaba a desesperar a Toothless, el mencionado comenzaba a gruñir furioso cada vez que Hipo lo detenía.
-¡Hipo!- escucho el grito de su amiga. Después sintió al dragón aterrizar en la tierra.
El furia nocturna no se movió del lugar e Hipo trato de ver un poco a su amiga, lo cual le fue imposible, el reptil tapaba todo el panorama.
-Astrid, por aquí-
-parece que a Toothless se le adelanto la época de apareamiento- rio la chica. Ya sabía del extraño amor de esos dos. No era de sorprenderse, eran tal para cual, solo que jamás espero verlos en una situación tan… ¿excitante? Creo que se podría decir así.
-no juegues- hizo un puchero- y no nos estábamos “apareando” tu pervertida, Toothless no tiene pene- dijo seguro…según él.
-y como esta tan seguro el señor- bajo de su dragona y camino hasta quedar justo al frente de los susodichos.
-por favor, tú has visto su pene- dijo indignado.
-no me digas que tú no lo has visto- arqueo una ceja. Su rostro se ilumino y una sonrisa se formó.
-No, eso es obvio-
-Creo que deberías preguntarle directamente a Toothless- señalo al reptil- parece que no comprende nada de lo que dices, creo que hasta heriste su masculinidad- tapo su boca mientras reía.
El alfa inclino su cabeza confuso, se quitó de encima del castaño al comprender que la rubia no se iría de inmediato. Gruño en respuesta y se sentó frente al enorme mapa que Hipo había hecho.
-supongo que no pierdo nada con intentarlo- hablo el pecoso.
-dibújalo- tomó una hoja y la pluma que Hipo usaba para dibujar y se las dio.
-bien- asintió nervioso. Jamás había dibujado el aparato de reproducción masculino. Esperaba que le saliera bien, al menos decente- Listo, crees que me entienda- mostro el dibujo a Astrid.
La mujer estallo en carcajadas.
-¿Qué demonios es eso Hipo? Un plátano-
-cállate, que el plátano igual sirve- se sonrojo al extremo al decir aquello.
-aja…- así que el castaño no era tan santo como todos creían.
-solo terminemos con esto- camino hasta el dragón y le enseño el dibujo- Toothless, tú- señalo lo que había dibujado- ¿tienes un pene?- hablo fuerte y claro.
Estaba nervioso de que el morocho no le hubiera entendido, pero cuando asintió feliz y se recostó sobre su lomo, comprendió una sola cosa…
Él había entendido a la perfección que es lo que quería decirle, pero no lo demás.
-¡ya entendí!, ¡Si tienes, si tienes!- la rubia se exalto. El dragón negro era más pervertido que el idiota de Hipo.
Recostado sobre el césped, yacía él; la furia nocturna mostrando todo de sí. Y cuando digo todo, es todo.
Hipo no dijo nada. Se sonrojo a tal punto de que su cara era más roja que cualquier otra cosa. Al menos había salido de su duda. El miembro de Toothless era gigantesco.
Trago grueso.
Miro al alfa y este agito su cola gustoso, sabía lo que tenía que hacer ahora.
Comenzó a quitarse los pantalones para ir con el dragón.
-¡Por Odín!, ¡no lo hagan conmigo presente!-