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"GRANADA" por Akatsuki-san

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Salió de la mansión por la puerta de atrás por qué no tenía ganas de que los sirvientes lo vieran en un estado tan bajo como en el que se encontraba.

Se dirigió a su casa tan rápido como pudo,  tan pronto como puso un pie fuera de la propiedad Kuchiki y tan solos entrar a su hogar se dejó romper en llanto. Estar solo ayudo a hundirse más en sus pensamientos, hace un tiempo estaba completamente convencido que estar al lado de Byakuya, casarse y todo eso era lo correcto… ahora no tenía ninguna de esas cosas y no sabía cómo sentirse al respecto.

Recordó que tenía algunas botellas de sake en su almacén y sin esperar un segundo más decidió ir a buscarlas, la vida solía apestar o mejor dicho solo su vida apestaba.

Los pobres nacen para pobres y él era un pobre diablo.

Así fue como Rukia lo encontró esa misma tarde cuando Hisagi le comentará algunas cosas acerca de su hermano y amigo. Tan solo basto abrir la puerta para que el olor a alcohol le molestará la nariz, la casa parecía intacta pero en la recámara ahí estaba el verdadero desastre.

Renji estaba acostado escuchando alguna melodía deprimente mientras lloraba y bebía más y al mismo tiempo trataba de tararear.

— Renji. —

Renji noto la presencia de Rukia. Sí bien esperaba a el otro Kuchiki en su casa, era más probable que fuera Rukia quien viniera a ver su estado y tratar de reacomodar sus pedazos. Byakuya era más orgulloso como para venir a disculparse, sobretodo cuando no fue él quien causó los problemas y eso Renji lo sabía al derecho y al revés.

— Renji… Hisagi me contó lo que sucedió… mi hermano no tenía derecho a golpearte, mucho menos en frente de Hisagi. Se que me estás escuchando y beber no te va a ayudar en nada. Tu y mi hermano deberían de hablar cuando se calmen las cosas… dejar pasar algunos días sería lo mejor y… —

Rukia se detuvo al escuchar un ronquido, podría haber golpeado a su amigo por haberse quedado dormido mientras ella hablaba, si no fuera por qué Renji se veía solo un poco más tranquilo o tal vez solo era la enorme cantidad de alcohol que consumió actuando en su sistema, de no ser así, o habría echo.

Cómo buena amiga que era, estaría para Renji siempre que la necesitará. Tapó a su amigo, comenzó a limpiar la habitación, comenzando a  sacar las botellas vacías, le sorprendía lo mucho que podía beber Renji teniendo en cuenta que la anoche anterior ya debía de haber tomado bastante. 

Por lo que dijo Hisagi la pelea parecía bastante sería incluso si no hubo mucho diálogo, debería intentar hablar primero con Renji antes de enfrentar a su hermano; lo cuál sería una tarea monumental.

La chica parecía algo angustiada por el asunto, en que estaba pensando Renji cuando se quedó a dormir en casa de Hisagi, bueno que en sí, eso no tenía nada de malo pero… Argh no sabía ni que debía de opinar a respecto.

***

Cuando abrió los ojos parecía ser bastante noche, su cabeza parecía estar peor que esa mañana pero de alguna manera ¿Cuánto tiempo estuvo durmiendo? No había rastros de su bebida, Oh sí, Rukia estuvo aquí recordó.  Lo último que quería era que ella se viera involucrada en una pelea que ni siquiera le concernía.
En todo caso, no creía que Rukia tuviera mucho que hacer, no puede rescatar un barco que se hunde, la relación de ellos era ese barco solo que este ya se había hundido hace tiempo pero lo ignoro, como muchas otras cosas.

Al mal tiempo darle prisa, se aseo un poco, no quería aparecer un muerto aunque se sintiera como uno, ¿Qué estaría haciendo Byakuya? ¿Estaría pensando él? ¿Se sentiría triste como él? No… Byakuya no dejaría que algo como esto afectará su perfecta vida, en estos momentos debería estar sentado en su fino mueble escribiendo caligrafía con su perfecta letra y ennumerado las ventajas de no haberse casado con él. Sí, eso debería estar haciendo.

Busco junto a la cómoda que se encontraba a un lado de su cama, había una pequeña caja de madera que el mismo había tallado, dentro había sólo un objeto que había considerado el más valioso, un anillo, su anillo o el anillo que Byakuya le obsequió. (normalmente se suele ofrecer dinero, sake, seda, pescado a la familia de la “novia”, Renji no tenía familia así que el anillo fue una buena opción, una costumbre occidental por lo que sabía pero, que le termino gustado).

Con cuidado lo sacó, dos bandas de plata entrelazadas y una de ellas con ocho diamantes a cada lado y en medio un zafiro azul. Era bonito y elegante, tal vez algo ostentoso, aparte que la joya tan delicada parecía desencajar en sus manos bruscas y callosas, nunca lo uso, y no es como si hubiese encontrado un momento para portar tal objeto, solo permanecía en esa caja esperando algún día ser portado.

Renji podía imaginarse a una linda mujer llevando el anillo y al lado de ella a su ex prometido. Una mujer refinada y elegante que encajara a la perfección con la imagen de su capitán.

Regresar el anillo parecía lo mejor, así por lo menos encontraría una mujer digna  que lo usará. No un hombre como el que parecía ridículo cuando se lo probaba.

Necesitaba más alcohol. Eso era lo que necesitaba, y dejar de seguir pensando en algo que ya sé había dado por terminado.

Salió de su casa con el anillo en el bolsillo, tenía que hablar con alguien ajeno a Byakuya, y quien mejor que Hisagi quien sentía le debía una explicación. No era la idea más brillante, pero ahora ya no tenía nada que perder.

Antes de tocar la puerta está ya estaba abierta, Renji era el único de sus amigos que apestaba en reconocer presiones espirituales.

— Buenas noches. —

— Te vez como mierda. —

— Qué casualidad, no me siento tan diferente de ella. —

— Pasa. —

— Gracias. —

— ¿Y bien? —

— Rompimos, o el me termino mejor dicho. El caso es que ahora ya no habrá boda, por qué ya no hay nada entre él y yo. —

— ¿Y tú estás bien con eso? —

— Eso no importa, por qué no confía en mí, además no es como si mis amigos hubieses estado alegres cuando anuncien mi compromiso ¿recuerdas? —

— Bueno, realmente nos tomo por sorpresa, tú y el son tan diferentes que realmente no veíamos que fuera posible. —

— Pues tenían razón, no es posible. —

— Mira Renji, lamento el problema que te cause. Anoche no sucedió nada y tenía planeado llevarte a tu apartamento. —

— Pero estábamos tan iguales en condiciones que mejor nos quedamos en el tuyo, lo se, y no necesitas disculparte. Mi relación ya tenía problemas antes de lo de hoy. —

— ¿Y aún así ustedes planeaban casarse? —

— Los problemas no parecían ser tan malos en ese entonces. —

— Y tenías planeado ignorarlos cada que aparecieran. —

— Probablemente. —

— Recuerdas cuando salías con ese tipo de la octava división. —

— Hakoda, era un buen hombre, siempre decía lo que pensaba sin miedo a equivocarse, era valiente. —

— ¿Crees haberte enamorado del capitán Kuchiki si Hakoda siguiera vivo? —

— No. No creo haberlo hecho, no puedo asegurarlo por qué no está vivo, pero no creo haberlo echo. —

— Momo, Kira y yo. Pensamos que Byakuya se parecía un poco a Hakoda. —

— En serio, no veo el parecido. —

— No físico, pero tenían ciertos rasgos en personalidad que nos recordaban a él. —

— ¿Cómo cuáles? —

— La manera en la que hablaban, la manera tan serie en la que se expresaban. Ambos era orgullosos, y bastante decididos cómo responsables. Era estricto con quién desobedeció una orden, ese tipo de detalles. Tú comenzaste a acostarte con tu capitán unos meses después de la muerte de Hakoda, lo mas probable es que inconscientemente también pensabas que se parecían. —

— Tiene sentido, una vez le cambien el nombre cuando… ya sabes, pero no creo que lo recuerde, pasó antes de que le pusiéramos nombre a los que teníamos. —

— ¿Cómo era salir con el capitán Kuchiki? —

— Agridulce, había días en los que me dejaba ver debajo del noble y podía saber que pensaba o sentía y otras veces me sentía a la deriva… tan lejos que era como volver al inicio del desconocido Byakuya. —

Los amigos siguieron hablando un rato acompañados de licor de arroz, mala idea.  Ahora ambos estaban tirados encima de la mesa balbuceando cosas sobre el amor mientras Hisagi tocaba su guitarra y gritaba lo que debía de ser una canción de desamor.

Al cabo de unas horas, ambos cantaban tan desafinado que alguien tuvo que ir a callarlos.

Renji se fue entrada la madrugada sin importarle el frío que hacía a esa hora, se balanceaba de vez en cuando y soltaba alguna risa o carcajada cada que tropezaba.

El alcohol podía hacer maravillas.

Llego a su casa a las 6 de la madrugada y por alguna razón estaba empapado. Ir a nadar había sido para la mente nebulosa de Renji  una buena idea.

Tendría que bañarse y abrigarse para no enfermar.

Un nuevo día le esperaba mañana y no tenía ganas de recibirlo, si por el fue, no saldría de su casa nunca.

***

La mañana llegó y con ella un vómito horrendo, no había comido nada desde la noche antepasada y el día de ayer solo había tomado alcohol, su estómago no tenía nada que desechar pero él tenía la necesidad de seguir con la cabeza hundida en el inodoro. Los ojos le lagrimearon por el esfuerzo, la sensación de ardor y dolor en su garganta como estómago eran insoportables.

Tenía un calambre abdominal, y lo único que parecía tranquilizarlo era sobar su estómago con sus manos de manera lenta y pausada.

Aún así Renji no dejo de beber, mucho menos cuando la noticia se esparció en todo el Seireite. La paz había durado tan poco  y eran tantos los rumores que corrían entre las divisiones y las calles que le parecía incluso molesto tener que lidiar  con ellos; por otra parte Rukia estaba furiosa cuando lo escucho. 

A la gente le gustan mucho regocijarse en desgracias ajenas y que mejor en los tristes acontecimientos que le ocurrió al chico de Inazuri.

Para colmo, su liberación de los escuadrones estaba echa, legalmente ya no era parte de los trece escuadrones. Aunque claro, el capitán Kyoraku le dijo que podría volver a su puesto cuando se sintiera mejor.

¿Que mas miserable necesitaba ser?

 


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