Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Pesadillas por Silence Tsepesh de Lenfet

[Reviews - 26]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola!!

Les comparto un capítulo mas de esta historia.

 

No es lo mismo  estar jodido que estar jodiendo


 


— oye, Iridian…


—…


— Sé que estas escuchando— nada. Ese rubio idiota me está ignorando desde que estuve en sus sueños— no seas exagerado, no fue para tanto—  él me sigue ignorando. No me importa mucho, no me arrepiento de nada de lo que hice. Ahora tengo más cosas para molestarlo.


¿Te interesa saber porque quiero molestarlo?


Simple, porque no me deja en paz tampoco. Sus pensamientos son molestos, y en serio odio que me esté llamando cosa. Es una simple venganza por su comportamiento, dos podemos jugar el mismo juego, aunque debe tener en cuenta con quien está queriendo jugar. Solo es por eso, y porque me gusta molestar a los humanos, cosa de pesadillas, nada personal. Los humanos no me han hecho nada para que les odie.


Que aburrido. Han pasado casi tres semanas desde eso. Claro que no dejo que me ignore del todo.


— ¿Qué estás haciendo ahora?


— ¿umm? Cocino ¿no es obvio?


— meter las manos al aceite caliente no es cocinar, estúpida cosa.


— vaya… creo que todavía tengo algo que aprender ¿Quién lo diría?— vale la pena soportar un poco de dolor, que al final de cuentas, ni es tanto, con tal de que no me ignore— ya que estamos, creo que ese aparato está mal.


— ¿la cafetera?


— sí, sufrió un accidente.


— ¿Un accidente?— me ve, en sus ojos veo la molestia. Ah, pero que curioso eres, ¿Qué paso con la cafetera? Sencillo, se cayó accidentalmente cuando mi mano la toco— tú eres un maldito accidente.


— ¿En serio?— pongo una expresión triste, mirándole con toda la ingenuidad que puedo,  lo cual es mucha, soy quizá el mejor actor que encontraras alguna vez. Iridian solo se da la vuelta y sale casi corriendo de aquí. Ah, que divertido. Déjame decirte lo que le pasa al rubio imbécil: Ya no puede verme como una pesadilla, no por completo.


Lo intenta, en serio intenta odiarme, decirme todas esas cosas desagradables que me decía antes, pero solo tengo que poner una expresión como la de antes, y él se larga con la cola entre las patas.  


— deja de hacer estupideces.


— ah, me aburro tanto. ¿Por qué no salimos?— Iridian suspira. Escucho sus pensamientos, él también necesita salir.  Está frustrado porque le he mantenido lejos de lo que le gusta, porque siente que no puede ir a  su cuartel. A mí no me molesta ir, de hecho, las conversaciones con Hackett son  bastante interesantes.


— No tengo todo tu tiempo— gruñe, desde la puerta.


— claro que lo tienes. No tienes otra cosa que hacer— tampoco hay noticias sobre Alice y Hattely, y eso le pone de mal humor también.


— ¿y de quien es la culpa?


— Mía no. como sea, tú puedes verlo como perder el tiempo, pero es realmente importante todo esto— digo, intentando picarle un poco con mis palabras. Aun no le he dicho todo lo que se, todo lo que puede saber. Y no porque no quiera, sé que aún no confía del todo en mí, además, como ya te dije, es más divertido molestar. Él me ve cuando salimos, suspira y un montón de pensamientos de alivio me llenan la cabeza, los dejo pasar.  Todos le reafirman que yo no soy Lev, porque Lev nunca salió, no tiene recuerdos de Lev estando en la calle, aunque de vez en cuando piensa en que así serían las cosas si Lev hubiera salido en algún momento. 


— Como sea— no te he contado como hago eso. Es fácil, es como cuando hablas en una fiesta con alguien más, hay música y cientos de personas más hablando entre ellas al mismo tiempo. Solo es cuestión de concentrarse en la conversación que tienes.  No puedo entrar en la mente de todos al mismo tiempo, y mucho menos ahora que estoy atrapado con este cazador, pero puedo dar un vistazo a lo que piensan, en la imagen que tienen de mí, y por lo tanto, tener una forma.


— ¿A dónde vamos?


— a caminar. Iría  a un bar, pero no vas a dejarme en paz.


—oh, un bar. Vamos, es una excelente idea.


— no.


— anda, yo quiero ir. Si no vamos te llevare arrastrando hasta el primero que se cruce en el camino. Sé dónde queda la zona rosa— le advierto. Me he  paseado seguido por allí, es un buen lugar para encontrar gente dormida, y las pesadillas de los ebrios a veces son más largas, y generan mucho más miedo. Si, también a veces somos nosotros los que hacemos que insistas con tus ex. El alcohol ayuda mucho— ¿eres de los que se embriagan?


— no.


— tienes unos vicios peculiares ¿no? fumar, beber, cazar pesadillas.


—  tenia años sin fumar.


— eh, pero si había una cajetilla en tu alacena. Es algo poco convincente para alguien que dice que no fuma, y no me digas que las tenías desde que lo dejaste, porque no te lo crees ni tú.


— Algunos de mis amigos fuman. Los tengo porque siempre piden cigarros.


— que considerado.  Bueno, no es que me importe, de todos modos voy a matarte antes de que eso te mate— realmente es un asunto sin importancia.  Le comienzo a seguir.  A veces me sorprende su docilidad.


— Eso es porque tú eres una gran molestia cuando en serio quieres hacer eso— ah, me ha escuchado. No suelo dejar que mis pensamientos queden libres de intrusos como yo mismo, pero supongo que ahora estaba distraído, o lo que sea que nos este pasado, Iridian tiene más practica con esta habilidad tan útil.


— ah, no lo sería si te comportaras.


— Creo que me ha costado entenderlo— no tiene nada de sarcasmo en su tono— pero me di cuenta de algo importante.


— ¿de qué?


— Compórtate y te lo diré cuando regresemos— le entrecierro los ojos. No me gusta para nada que me trate como un perro, y esto, aunque no lo dice, se asemeja bastante a lo que haría con un perro para enseñarle trucos. No me gusta.


Iridian camina sin parar varias calles, bastante lejos de donde vive, hasta que se detiene frente a al bar. En su mente veo que es el bar que más frecuenta, el que más le gusta, por su ambiente tranquilo y pocos pleitos, tampoco la música está mal según él, nada muy ruidoso como los bares más modernos. Eso es lo que piensa él.  Yo solo quiero conocer un bar.   Apenas la puerta se abre, el olor a alcohol llena mi nariz.


— ah… así que eso es alcohol. Es más fuerte de lo que pensaba.


— Tú… será mejor que no bebas nada— le miro, me da curiosidad porque me está prohibiendo algo. Algo debió ver en mi rostro, porque aclaro—  si sentimos lo que el otro siente, si bebemos los dos, terminare ebrio mucho antes de empezar a beber en serio.


— tiene sentido. Igual no creo que me guste, si eso hace con mi nariz, no quiero saber qué hará si lo bebo.


— Delicado— me dice. Déjame aclararte algo, humano que estás leyendo esto, no soy delicado. Tampoco soy muy exigente, no necesito mucho más que causarte tal miedo con las pesadillas, que yo pueda seguir viviendo. Pero nunca había tenido un cuerpo físico como este, ni por tanto tiempo. A veces, solo por diversión y si tenemos la suficiente fuerza, adoptamos otras formas entre los humanos.  Así que no es que sea delicado, es solo que es la primera vez que me topo con todo esto.


El lugar huele peor dentro.  ¿En serio a los humanos les gusta esto? es demasiado mediocre. Iridian pasa directo a la barra, donde  solo quedan unos pocos lugares vacíos. La música se escucha fuerte por aquí.  Me pongo a mirar, eso es algo que sé hacer muy bien.


 Las personas bailando en el centro, las luces que apenas dejan ver algo. El olor a alcohol, sudor… el calor del lugar. Es casi sofocante, pero nadie parece notarlo.  Todos quieren estar aquí.  No puedo moverme mucho aunque el lugar sea más o menos pequeño y pueda ir sin que tenga que arrastrar a Iridian, pero hay tantas personas que no me dejan caminar. Por suerte, sigo siendo una pesadilla.  Me muevo, pasando entre las personas que apenas y me notan. Los humanos en si son interesantes, son capaces de crear tantas cosas, de disfrutarlas, destruirlas… todo.  Por eso no se han dado cuenta de que nosotros no somos más que el reflejo de ustedes mismos.


—  disculpa…— ah, supongo que tú también me disculparas si te dejo unos momentos, porque hay una chica hablándome. 


 


 Iridian me encuentra un buen rato después. No es por ser presumido, pero llevo un buen rato charlando con no una, si no tres chicas.  Sentados en la barra, no es difícil hablar con ellas, y no porque este coqueteando con ellas, no me interesa mucho que digamos.


— entonces, ¿Cuál sería la peor forma de morir para ti?


— eh, creo que sin duda morir de miedo.


— ¿en serio?


— ¿Qué estás haciendo?


— Oh, Iridian, cuánto tiempo— quizá sea culpa de él que ahora me sienta un poco más alegre. Y sin duda, es culpa del alcohol que estas señoritas sigan conversando conmigo de temas tan poco comunes.


— nos vamos.


— ¿ya? Pero si estoy charlando.


— Vámonos—  me jala del brazo y me saca a jalones del lugar.  Me voy sonriendo. ¿Quieres saber porque? Porque Iridian está más ebrio de lo que piensa, aunque bueno, ebrio quizá sea mucho. No es tan imbécil para ponerse borracho conmigo alrededor. Por eso y porque es la primera vez que me toca sin que haya golpes de por medio.


— pero si era una conversación muy entretenida— la calle está muy callada. No sé si tengo ganas de caminar hasta la casa de Iridian— ¿Qué te pasa a ti? ¿Nunca te diviertes?


— ¿Por qué hiciste eso?


— ¿Qué? ¿Hablar con ellas? Nunca me dijiste que no podía, solo me trajiste cuando lo pedí, además, como tampoco me dijiste que fuera invisible, no podía ser grosero con ellas e ignorarlas.  ¿Acaso estas celoso de que tu Lev hable con alguien más?


— ya quisieras. No pienses que puedes hacer lo que quieras, monstruo.


— ¿Volvemos con eso?— pongo los ojos en blanco. Si quisiera, le daría una buena lección, pero no es momento— se más amable.


— ¿Por qué Hattely te habla como si fueras alguien importante?— le miro. Creo que es momento de compartir un poco de información. Le sonrió, solo para que me tome en serio y no termine pensando en Lev.


— porque lo soy. Te lo diré porque tú me has dicho mucho de ti— él gruñe, murmura una grosería— soy el guardián de las puertas de Eerkah.  Impido que las pesadillas se salgan de control, así como esas que están causándote problemas a ti— Iridian se detiene, porque de pronto ya no puedo caminar. Me giro.


— por eso estabas en el lugar del asesinato de esa chica.


— llevo tiempo siguiendo el rastro, pero es difícil cuando no tienes un cuerpo físico permanente y pensado por alguien más, y hasta que no di contigo, no tuve una pista real. ¿Creíste que era pura palabrería cuando te dije que podíamos cooperar?


— no confió en las pesadillas.


— tienes tus razones.  Pero esto es algo que ya no podemos resolver por nuestra cuenta. Así que sé un buen chico y pórtate bien— Iridian sonríe.


— eso debería decirte a ti.  Te creo.  Creo que cooperando esto será más rápido, pero no me agradas.


— sé que me amas— en serio, porque tengo la cara de Lev, Iridian no puede  odiarme  y se odia por eso mismo. Es muy gracioso, deberías poder escucharle tú también, todo lo que piensa. Iridian no me responde, como si sus pensamientos no fueran suficiente respuesta— no lo digo enserio. No quiero que me ames.


— ¿Quién dijo que lo hacía?— le sonrió. Ah, en serio como es de ingenuo, al menos dime que tú no has olvidado que puedo saber lo que piensa.


—  tomaste demasiado alcohol, no eres tan desagradable conmigo ahora.


— tienes la cara de lev.


— eso ya lo sé, no me quieres dar otra apariencia. Eres masoquista, Iridian, si tanto odias verme así, solo piensa en otra persona y ya.


—… no puedo. Y no pienses que es porque sigo enamorado de lev.


— Yo no pensé nada—  y como si me importara.  Sé que no lo está, puedo sentir que solo hay una nostalgia y un leve cariño cuando piensa en lev. Me sorprende lo bien oculto que tuvo eso, incluso de mí. Hasta que no tuvo la guardia completamente baja fue que pude conocer por fin quien soy— solo sé que intentas convencerte de que no soy él. Te ayudare con eso, no quiero que me confundan con nadie más.


— Tienes un maldito ego del tamaño del mundo— quizá lo tenga—  terminemos con esto para que te pueda matar.


— Creo que es lo único que tenemos en común— regresamos caminando. Las calles están oscuras, y piensas bien sobre que me gusta.  Me siento cómodo con esto, con la  oscuridad, puedo ver perfectamente, tan bien que noto como algo comienza a deslizarse  desde un techo. Me detengo, Iridian voltea a mirarme, de mal humor— Iridian…


— ¿Qué?


—  podrías esperar unos segundos.


— ¿Tengo otra opción?— eso se desliza sobre el suelo, Iridian ya lo ha notado, porque se gira. Justo entonces, se comienza a formar algo delante de él. Una chica. Creo haberla visto en el bar, a unos bancos de Iridian, no creo que hablaran, pero debió quedarse en su memoria. Aun con esa apariencia, conozco la esencia de esa pesadilla.


— ¿Tchess? ¿En serio eres tú?


— claro. ¿Cómo me encontraste, Ramaare?


— yo…— algo esta raro. Ramaare normalmente habla mucho. Cuando estamos en Erkaah se la pasa siguiéndome y charlando de todo lo que ha hecho. A veces es la única compañía que tengo cuando estoy en la entrada— te buscaba, no volviste pronto… creí que…


— ¿conoces a este monstruo?


— ¿Por qué no volviste? Te he buscado… llevo días buscándote… No recuerdo… yo…— lleva su mano a la cara— ¿Qué paso?


— ¿Ramaare? ¿Me escuchas?


— basta… no quiero… no… ¡No puedo!— parece que algo le está haciendo sufrir. Es ridículo porque no hay nada que pueda hacerlo.


— oye, esto no me gusta. ¿Qué le pasa a esa cosa?


— no tengo idea… ¿Ramaare?— me mira. Sus ojos… hay dolor en sus ojos, lo reconozco. Ramaare en serio  está sufriendo, y mucho. Luego… sus ojos se ponen vacíos.  Es como una advertencia, porque apenas dos segundos después logro tirar a Iridian al suelo antes de que Ramaare le haga una traqueotomía con sus garras.


— ¿¡Que mierda!?— el grito agónico de Ramaare se convierte en un gruñido, un rugido salvaje. No era un hombre lobo como habíamos especulado, más bien, parece un perro hecho de humo, si los perros midieran metro y medio y tuvieran garras de semejante tamaño.  No hay pelo, parece que las sombras le forman.


—  ¡Ramaare!


— tsk…— escucho el pensamiento de Iridian sobre no traer sus armas. Casi bufo de indignación.  No tengo miedo, si es lo que crees. No puedo sentir miedo, podre sentir todo lo demás, pero no miedo. Tengo, al igual que tú, curiosidad.  Ni siquiera estar delante de los enormes dientes  que Ramaare se ha creado me hace retroceder. Gruñe.


— cazador idiota, más te vale comenzar a ser creativo.


— ¿ah?


—  Apresúrate…— las garras se dirigen a nosotros de nuevo y pego un salto, Iridian rueda.  Pero él no es nada creativo. Soy más rápido que Iridian,  puedo moverme en el espacio, jalándole y empujándole hacia todos lados, lejos de las garras de Ramaare— a este paso vamos a morir.


—…— pues ya que. En su mente solo está la figura de ese perro espectral. Me transformo en una versión idéntica de Ramaare. Parece que verme así le hace dudar. No tengo nada de ganas de mordernos. Ramaare parece hacerse más pequeño.  Yo también gruño, advirtiendo. La  duda de Ramaare solo dura unos segundos, porque su atención se va a Iridian, de pie, a unos metros. Se lanza hacia él, las garras extendidas.  Le derribo, estrellándole en la pared, usando mis garras.  Ramaare me muerde, defendiéndose.  Es puro instinto lo que hace que nos enzarcemos en una lucha de mordidas y zarpazos.   Y duele, claro que duele cada que me muerde, cada herida de sus garras. Intento evitarlas lo más que puedo, pero es imposible si quiero salir vivo de aquí. Unas cuantas heridas no van a matarme... no van a matarnos.


Le alejo de Iridian mientras rodamos por el suelo. Escucho los siseos de Iridian, de seguro al sentir el dolor de las heridas que me hace Ramaare. Al final, Ramaare se levanta y veo que sale corriendo, alejándose. Se desvanece antes de llegar a la siguiente calle.


— tu…


— ah… que mal.


— ¿Por qué dejaste que te hiriera tanto?


— ¿Disculpa?


— tsk, ¿estás bien? ¿Por qué demonios hiciste eso?— Iridian está molesto. Le miro, burlándome de él. Estoy un poco molesto también.


— no vi que hicieras mucho por sacarnos de esta. Salve tu miserable trasero humano de esta, un maldito gracias no te va a matar— Iridian cierra los ojos, se frota la cara—  soy más resistente que tú, ¿o acaso querías terminar en la mesa de tu amigo? 


— Vamos, movámonos de aquí— seguimos caminando. Estoy adolorido todavía, si, no necesitas preguntarme. Me puedo curar muy rápido de heridas normales, hechas por humanos, pero no te conté que lo único que me hace mal además del maldito mercurio, son las heridas hechas por otra pesadilla.


— estas preocupado.


— claro que me preocupo. Conocía a Ramaare.


— ¿Por qué hablas en pasado?


—  porque ya no le veré de nuevo. Se ha ido.


—  me salvaste. No tenías porque salvarme de nada.


— no seas estúpido, solo me estaba salvando a mí mismo— el muy imbécil se olvido de que si le matan me muero yo también.  No me importa moverme en silencio. Deseo moverme en silencio.


— no solo estas preocupado. Estas molesto— claro que estoy molesto, demasiado que me está costando no ponerme a cambiar de forma y destruir todo a mi paso. Sabía que las cosas estaban mal, que no solo los humanos tenían bajas, y estás muy equivocado si piensas que lamento la perdida de Ramaare. No es eso lo que me enoja.


Me enoja ver, comprobar que no estaba haciendo las cosas por su voluntad. Pude ver en sus ojos como luchaba contra lo que sea que le estaba ordenando matarnos. Pude ver su reticencia, su rendición al final. Eso es lo que me enoja. Porque si de algo estoy seguro, es que Ramaare jamás haría algo como lo que hizo contra mí. Jamás lucharía en serio contra mí ni aunque yo se lo pidiera.


—…


— ya veo.


— ¿Me escuchas?


— es como si gritaras en mi cabeza.


— solo vámonos.


— no me habías dicho que tan grave era la situación.


— No quiero hablar en este momento— me hago nada. Le sigo solo siendo oscuridad, aire, nada.  Iridian camina en silencio, rápido. No escucho sus pensamientos. Su casa es silencio también. Creo que se va a ir a dormir, pero no lo hace. Enciende un cigarrillo y sale a fumar.


— oye… Tchess.  Deja de fingir que no te importa lo que le pase a ese otro… es obvio que si te importa— no me importa si puede leerme con facilidad ahora. Me mantengo alejado, siendo nada.  Me quedo convertido en una nube de ira, tristeza y venganza. Quien sea que hizo eso… quien sea…


Hay tantas preguntas nuevas, tanto que pensar, que no puedo pensar. Así, que, largo, ahora mismo solo quiero estar a solas.


Largo de mi mente, aburrido humano.

Notas finales:

Gracias por leer, hasta la próxima!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).