Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Pesadillas por Silence Tsepesh de Lenfet

[Reviews - 26]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola!

Les comparto otro capítulo, espero les guste!!

El más libre es aquel que puede ser libre dentro de la esclavitud

 

Salto hacia un lado mientras el pesado cuerpo de esa bestia cae en donde estaba segundos antes, gruñendo.  No puedo ver sus ojos, pero sé que esta buscándome, su cabeza gira hacia donde estoy.  Escucho otro gruñido y el cuerpo de Tchess pega contra la otra bestia.

— Oye, no necesito ayuda.

—  No te estoy ayudando. Yo también quiero hacer algo, idiota—  es más difícil apuntar si los dos están rodando por ahí. Normalmente, al luchar contra una pesadilla no lo hacemos solos. Siempre vamos en grupos, aunque sea pequeño, tres o cuatro personas. No aparto la mirada de la lucha que hay delante de mí, mientras tanteo en busca de un arma más efectiva que un cuchillo— al menos piensas.

— oh, cállate—  para ser unas bestias tan pesadas, se mueven bastante rápido. Es como ver una pelea de perros, aunque por el poco dolor que siento, Tchess no debe estar recibiendo heridas. ¿Estará bien que haga esto después de que casi desaparece?   Quizá no debería… siento la distracción de Tchess, unos momentos que le cuestan. La enorme pata de la otra bestia se alza y baja en segundos.  Me quedo cegado del dolor unos pocos momentos después, justo en el rostro— carajo, pon más atención.

— ¡Cuidado!— abro los ojos justo para verla enorme masa negra saltar sobre mí. Me impacta, lanzándome hacia atrás y cayendo sobre mí.  No puedo moverme, casi no respiro y aun me duele la cara y toda la espada. El aliento caliente resopla en mi cara. Tengo sus enormes dientes a centímetros de mí.  No voy a morir, no voy a morir de esta forma. Alzo la mano  y le golpeo en donde tiene la nariz, enterrando el cuchillo. La bestia suelta un chillido que me aturde, se sacude… luego siento sus dientes clavándose en mi brazo izquierdo.

— arg…— reprimo el grito, pero otro gruñido se alza en la noche. Me veo libre del peso extra, y de pronto puedo ver las estrellas. Jadeo, respirando, intentando no dejarme llevar por el dolor. Me siento, tan rápido como mis reflejos me permiten. Tchess sigue luchando, esta vez más rápido, de lejos. Esta… cazando.  Camina en círculos, mostrando los dientes, gruñendo.  Se mueve rápido, apenas veo sus garras, un destello blanco en la oscuridad, pero aun con eso… mientras camina, veo que hace no apoya bien una de las patas, una… miro mi brazo herido. Ah, claro, que inconveniente. Los gruñidos de la otra bestia son de dolor ahora.  Mi pistola… necesito mi arma…  la veo atrás de mi, a varios metros. Aprovecho que estoy solo para ir por ella. Salgo corriendo, dándoles la espalda.

— ¡Iridian!— un aullido. Corro lo más rápido que puedo, me lanzo hacia mi arma, pero aun así, esa cosa logra empujarme, lanzándome por el aire. Logro medio estabilizarme y caer de rodillas, dándome un dolor punzante por toda la pierna. Escucho el gruñido de Tchess, siento su silencioso reclamo.

— No tengo tiempo para eso, vamos a morir si no hacemos algo— digo, no solo para él. Esa cosa de nuevo me está acechando. Me molesta demasiado, porque ha supuesto que soy el más débil aquí, la presa. Yo no soy ninguna presa, no dejare que me mate. Con la cabeza agachada, el pelaje oscuro erizado, camina hacia mí. Tchess vuelve a saltar, lanzándolo hacia atrás y cayendo sobre él. Le veo morder, desgarrar.  Apunto, mi mano no tiembla— Estúpida cosa, necesito que no te muevas o te voy a dar a ti— otro gruñido por respuesta. Las patas de la bestia negra se alzan, y las posiciones se cambian.  Tchess no se mueve… mis propios dolores están desgastando su fuerza. Las garras oscuras se alzan, y no pierdo tiempo. Tres disparos, los tres en el blanco, subiendo por toda la pata, dejándola inútil. Esa cosa emite un aullido de dolor, intenta alejarse. Tchess no lo permite. Esta vez, sus garras mas afiladas, veo como se entierran en la masa oscura, los dientes clavándose en la yugular… un último sonido lastimero y la bestia negra se convierte en un humo espeso que luego desaparece. El pelaje blanco de Tchess esta oscurecido, su boca chorreando esa sustancia oscura, como si fuera sangre. Sangre negra.

Un segundo después la enorme cosa blanca desaparece, y solo veo la figura humana a lo lejos, el cabello casi rojo suelto, agitándose en con el viento. Se deja caer al suelo, de forma dramática a mi parecer.  Camino cojeando hasta donde está.

—  eres un maldito. ¿¡Porque te has destrozado las rodillas!?  Duele, carajo que duele.

— no seas dramático.

— también estas sangrando, y conozco mucho sobre humanos como para saber que no será bueno a largo plazo—miro  mi brazo. La sangre gotea de mis dedos— Tienes suerte de que no te lo arrancara de una mordida.

— No hubiera sido bueno— me siento con más cuidado en el borde del suelo y la calle— tenemos que movernos, hicieron mucho ruido, y no quiero tener que decir nada— le escucho quejarse, pero se mueve.  Logramos regresar hasta mi auto— Maldición…

— el estúpido techo de tu auto no es importante.

— pero si va a costarme demasiado arreglarlo— Tchess entra, dando un portazo. Ah, que mal, mi auto… escucho el gruñido mental de Tchess.  Al menos el auto enciende y funciona con normalidad.   Salgo de la calle, andando despacio para no parecer que estamos huyendo. En un semáforo en rojo, encuentro mi teléfono y marco el número de Hackett.

— ¿él?

— es el único medico que conozco al que le puedo contar que paso, además, ya sabe qué hacer en estos casos.

— es un médico forense.

  — pero medico, al fin y al cabo. Ten, dile que vaya a mi casa— le paso el teléfono. Le veo darme una mala mirada.  El brazo me arde, duele cada que tengo que girar un poco el volante, y ni hablar de las punzadas de dolor que me da la rodilla,  sumándole los otros dolores que no son míos, quiero tomar cualquier cosa para el dolor, un frasco entero de analgésicos.

— eso es suicido… ah, hola forense, no, no soy Iridian, de hecho, tenemos un problema que requiere atención… si, el idiota esta herido.

— Hey…

— Dice que vayas a tu casa— deja el teléfono en el asiento— llegara lo más pronto que pueda. Espero por el bien de todos que sea pronto, porque en serio, esto duele— gruñe.  Cuando llegamos a mi casa, veo el auto de Hackett frente a la calle. Baja de su auto cuando nos ve, no me quedo a esperarlo.  Tchess desaparece, literal frente a mí. Escucho sus quejas sobre el dolor y no querer moverse.

— ¿Noche de acción?

— Ni te imaginas… ¿Qué hace Evans aquí?— Evans me hace un saludo. Hackett se encoje de hombros.

— estábamos en el mismo lugar, y le traje conmigo, pensé que podía ayudarme un poco si estabas muy herido. ¿Puedes caminar? ¿Qué te duele? Te vez pálido.

—  me siento algo mareado.

— también estas agitado…

— Hackett, está sangrando, no pierdas el tiempo en esas cosas— la voz de Evans desde atrás. Las gotas de sangre en el suelo, dejando un rastro carmesí detrás de mí.  De algún modo llegamos a mi puerta, y luego a mi sala— ¿Y la pesadilla?

— Aquí— Tchess está delante de nosotros, sentado en el suelo, reclinando la espalda en el sofá.  Hackett corta la tela de la chaqueta que traigo. Las heridas de la mordida se ven mal. Largos y profundos cortes.

— oh, ¿Quién hizo esto? ¿Fuiste tú?

— si hubiera sido yo, me lo habría comido de un bocado. Nos siguió otra pesadilla, y luchamos. Al menos podemos decir que ganamos, aunque hubiera sido mejor si Iridian no hubiera estorbado.

— ¿estorbar? Ja, de no ser por mí te hubieras convertido en polvo— ahogo un gemido cuando siento ardor en mi brazo. Tchess hace una mueca— no hagas eso.

— pero tengo que desinfectar, y cerrar las heridas. Tomará tiempo, y puede ser doloroso si no eres amable conmigo.

— si no cierras la boca, yo te la cerrare— gruñe Tchess. La burla que quería decir se me olvida. Yo no le temo demasiado al dolor, he tenido heridas peores, Tchess es demasiado delicado al dolor— ¡No soy delicado! Solo que acostumbro a sanar rápido. Tú no sanas rápido, juro que me dan ganas de arrancarte la pierna para dejar de sentir ese dolor.

— ¿pierna? ¿Te heriste la pierna?— Hackett se pone uno anteojos.  Le veo clavar una aguja en mi brazo.

— Caí con las rodillas. No es nada— mi brazo se entumece. Es agradable la sensación de no sentir nada. Hackett ya tiene listas sus cosas,  y miro aburrido como comienza a clavar la aguja en las heridas. Tchess se inclina sobre Hackett, mirando también— ¿Qué estás haciendo? creí que no soportabas el dolor.

— es asqueroso, e interesante. ¿Te imaginas soñar con esto? no, claro que no lo puedes imaginar, no tienes imaginación. Además ya no duele tanto, creo que la anestesia también funciona conmigo.

— ¿en serio? que interesante— es Hackett quien habla— ¿tú no tienes heridas?

— dudo que puedas tratar mis heridas. Las heridas que tuve ya sanaron, no tienes que atender nada conmigo, aunque Iridian la paso mal un rato por eso.  Al menos pudimos librarnos de eso. Oye, cazador idiota, creo que quieren matarnos. Que nos topemos con dos pesadillas que quieren matarnos es demasiado incluso para ti. 

— estupendo.

— Evans, ¿podrías traer hielo? Iridian, si alguien quiere matarte es grave.

— nadie dijo que quisieran matarme a mi ¿y que si quieren matar a Tchess? Quizá no soy yo de quien quieren librarse— Tchess me mira, indignado— ¿Qué? yo quiero matarte y eso que no te conozco.  

— pues que yo sepa, no tengo tantos enemigos como tú, cazador.

— Los dos son unos idiotas— Evans regresa, trayendo una bolsa con cubos de hielo— ¿en serio no se han dado cuenta?— los dos le miramos. Él se limita a dejar los hielos en la mesa donde Hackett tiene sus cosas—  Alice y Hattely escaparon de donde vivían, ustedes están libres porque les dejaron ir. Quien sea que les hizo eso  tenía un objetivo al dejarles ir, y solo hay dos opciones, o ya cumplieron lo que quería, o no lo hicieron.

— ¿ah?

— que ya no somos útiles para quien nos hizo esto.

— eso lo entendí, rubio idiota. Tiene sentido, siempre me pregunte porque no termine encerrado, aunque es mejor a quedarme con este idiota. ¿Saben algo sobre Alice? 

— Chiara debe estar sacándola de ese lugar. Termine— Hackett se endereza, le veo envolver los hielos en un trozo de tela y me lo da— deberías tomar analgésicos unos días. Y esa rodilla, una radiografía mañana por la mañana. ¿Crees que quien sea que quiere matarlos conoce este lugar?

— no ha venido ninguna pesadilla, creo que no. y agradecería que no le dijeran a Chiara sobre esto. Nos la arreglaremos— resulta que no es tan mala compañía una vez que te acostumbras a su molesta voz y los comentarios tontos— vayamos con Chiara mañana.

— creo que es buena idea quedarme esta noche aquí— Hackett se encoje de hombros— por si necesitas algo más.

— no sabes pelear, no servirías de mucho si vuelven a atacar a Iridian— Evans apenas nos mira, sentado en el sofá más alejado, revisando sus armas— una lucha de dos contra una pesadilla no es muy favorable, aun si uno de ellos es una pesadilla.

— pero si soy muy capaz de cuidarme solo.

— exacto. No pueden luchar sin tener que estar pendiente del otro. Eso es una desventaja al momento de luchar. No es raro que los dos recibieran heridas como esas, además, si están escuchando los pensamientos del otro, ¿no es también una distracción? y por si no fuera suficiente, si hieren a uno, el otro lo siente. Los dos estarían incapacitados para defenderse si les hieren seriamente.

— interesante. ¿Cómo hace eso? ¿Es humano?

— Tchess, cállate. Está bien, si quieren quedarse, pero no tengo otra habitación. Tendrán que quedarse aquí— estoy cansado, por fin la adrenalina de la lucha me ha dejado agotado. Al menos intentare dormir esta noche, sabiendo que nadie va a atacarme.

— a menos que uno de ellos te traicione. Pero no te preocupes por eso, no dejare que te maten hasta que sepa que no moriré yo en el intento.

— Que consuelo— me dejo caer en la cama, quitándome los zapatos y la ropa incómoda como puedo. No es sencillo con una mano entumecida. Estoy luchando contra las correas de la ropa, las manos de Lev, de Tchess mueven las mías.

— Apártate…— él las suelta con facilidad— no te di las gracias por ayudarme, ni por no dejar que te mataran.

— Tampoco te las pedí, y como me dijiste tú, no lo hice por ti—  él me sonríe desde el otro lado de la cama.

— podre ser un monstruo, pero no soy maleducado. Te preocupaste por mí, aunque lo niegues. Eso es lo que te agradezco de algún modo, porque sigo pensando que eres un cazador idiota.  Será mejor que descanses, no quiero tener que soportar tus dolencias— dice, y comienza a desvanecerse en las sombras.  

— Tchess…— los ojos naranjas se  centran en mí— ¿Es porque eres como Lev? Yo… es más difícil ahora saber porque les odio. No es lo que esperaba, así que ¿es porque tienes esa apariencia? Tú pareces saber más cosas de mí.

— umm….   Quizá sí, quizá no.  Es mejor que lo pienses por ti mismo— Su sonrisa flota en el aire, los afilados dientes demasiado blancos— Un poco de autoexploración no te hará mal, Iridian. Estaré en la sala— me quedo a solas en la habitación. Ah… en serio quisiera saber esa respuesta.  Me siento ridículo, pero… aparte de ser una maldita molestia, Tchess no me ha dado ningún motivo para sospechar que sea malo. ¿Acaso es tan diferente de cualquier animal que consigue sus alimentos? ¿Debemos decir que los leones o los tigres son malos solo porque consiguen alimento en otros animales?  Es una cuestión complicada, pero… tampoco me había pasado algo como esto.

En algún momento de mis divagaciones, me quedo dormido. Despierto aun en la oscuridad de mi habitación, siento como si alguien estuviera saltando en mi cerebro, un ligero roce que luego desaparece y aparece.

— ¿Quieres parar de hacer eso?— Hablo, porque aunque no vea nada, se que esa cosa esta queriendo que me despierte.

— entonces abre los ojos. Estoy aburrido, tus amigos se quedaron dormidos hace horas, y ya son casi las seis de la mañana— ¿las seis? Es temprano todavía. Pero también quiere decir que al menos estoy vivo un día más— pero que pensamiento tan negativo. Estaba pensando en algunas cosas… quiero ir a ver a Alice, preguntarle todo lo que pueda aun si eso la pone loca.

— no veo problema.

— Pff, doble moral— masculla— y segundo, tengo tiempo alejado de mis responsabilidades, y hay un lugar que quiero visitar, creo que podre conseguir pistas allí, pero… no sé si tu presencia sea bienvenida en ese lugar.   

—  entiendo.

— Pero nos la arreglaremos para ir si logras mover tu trasero de la cama— me sonríe, y durante el tiempo que me cuesta sentarme y apoyar los pies en el suelo, no entiendo que me está diciendo, pero si cuando intento levantarme.

— mierda…— la rodilla me duele, demasiado. Tchess suelta una risita en las sombras, aunque se que a él también le debe de estar doliendo. Anoche no creí que fuera a ser un golpe tan serio, no como las heridas en mi brazo, que ahora que me acuerdo, también me está doliendo. Oírle reír hace que me den ganas de presionar las heridas para que duelan más.

— no aconsejaría eso, ni siquiera para molestarte. ¿Quieres que llame a tu amigo?

— No, ya iré— duele demasiado ponerme en pie, avanzar. Lo único que hace que me mueva es escuchar los quejidos de Tchess cuando piso mal— ¿Y? ¿Qué hiciste aquí anoche? Dijiste que venias a la sala.

— hable un poco con ellos… con Hackett a decir verdad. El otro humano casi no hablo anoche, pero estoy seguro de que me escucho con mucha atención.  A Hackett le interesaba saber sobre mi capacidad de sanar  y si sentía dolor, fue una conversación interesante— en la sala, Evans ya está despierto.

— ¿Todo bien?— pregunta.

— si… necesito tomar las medicinas, además quisiera llamar a Chiara.

— anoche regreso a su casa después de estar en el centro de atención donde estaba la chica, le dije que llamara si algo salía mal. No tienes que preocuparte por ella, es fuerte y sabe defenderse.

— me preocupo por el hecho de que esta por tener un bebé— todo lo demás sobre ella ya lo sé.  Nuestra conversación despierta a Hackett. Me dirige una mirada de arriba abajo.

— deberías asearte, es difícil saber si mejoras o no si estas cubierto de tierra y suciedad. Además, si no quieres tener problemas con esa herida, es mejor que  te laves— No tengo humor para reclamar nada, solo tomo las pastillas que deje anoche en la sala y voy por un vaso de agua.

— Pero si tú no tienes nada de humor, Iridian— Escucho  las risas de Evans y Hackett.  Es extraño, creí que ellos también odiaban a las pesadillas.  De algún modo termino de asearme rápido, no quiero que esa cosa entre aquí,  y no porque sea pudoroso, ya bastante tengo con soportarle en todos lados.  Aun así, me toma casi media hora regresar a la sala desde que me fui, la ropa mal ajustada debido a  mi mano. Evans y Hackett están desayunando. Camino hasta ellos y me siento en la única silla libre, ya tiene un plato lleno de comida.

— Ustedes… ¿no les molesta estar con esta cosa?— Tchess gruñe, el pensamiento de clavarme un tenedor pasa por mi cabeza de manera fugaz.

— No. ustedes nunca me han dejado hablar o experimentar con una pesadilla, sin ofender, es solo que quiero saber cómo hacen todo lo que hacen. Aunque suene mal, creo que entiendo porque les hicieron eso, es solo experimentar.

— vaya… entonces, dices que alguien pensó que unir las almas o lo que sea de un humano y una pesadilla es divertido— comenta Tchess.

— yo pienso que solo quería ver qué pasaba.

—dejemos las conjeturas para otro día.

— No sé si lo odio o no. siempre nos han dicho que debemos matarlos pero, él no ha hecho nada para que deba matarlo— miro a Evans, porque eso es justo lo que estoy pensando yo. Él solo sigue comiendo— quizá si supiera que mato a alguien o que hizo algo que daño a los demás, le mataría cuando fuera seguro matarle sin matarte a ti.

— ya veo.

— oigan, ¿Podemos dejar de hablar sobre matarme? Sigo aquí.

—  no podemos dejar de notarlo. Ah… entonces, supongo que quieres ir con Chiara para hablar con la chica— Tchess mueve la cabeza, el cabello atado con una liga. Es… casi como Lev, pero no es Lev, es casi imposible que los confunda cuando estoy en condiciones.

— ¿Por qué tanta prisa? Debemos revisar esa rodilla— es imposible quejarse, solo hare esto mas tardado.  Nos dirigimos al consultorio de Hackett, lo cual es un verdadero dolor de cabeza por las quejas de Tchess que de nuevo va en forma de cachorro en las manos de Evans. Mientras intentamos bajar las escaleras, escucho las voces de Jayden y Kayden, que apenas nos ven, nos siguen. No veo quien de los dos toma a Tchess, pero escucho los insultos de Tchess.  Suspiro, dejando que me guíen hasta la dichosa morgue.  Apenas entramos, veo que Tchess se retuerce y luego salta. Antes de llegar al suelo ya es humano. Me he acostumbrado a estos cambios, que ya no me sorprenden.

— Wow, eso es increíble.

— no te sorprendas tanto… sorprendente cuando aparezca de la nada y este a punto de matarte.

— deja de ser dramático, eres un cachorro, a casi todo el mundo le gustan los cachorros, supéralo.

— ¡¿Y de quien es la culpa de que sea uno?!

— ¿y que querías que hiciera? No iba a entrar con un animal grande aquí— seguimos discutiendo hasta que Hackett nos interrumpe.

— bien, Iridian, tengo buenas noticias, no tienes nada roto. Aunque eso seguirá doliendo unos días— es todo lo que necesito escuchar para pararme, convertir a Tchess en un perro y salir de allí.  Los gemelos me siguen esta vez, y mientras llego a mi auto, veo que también Evans y Hackett han salido y están dirigiéndose al auto de Hackett. Tchess les cuenta en el auto lo que paso, con mucho más detalles de los que yo daría.  La casa de Chiara no queda tan lejos de aquí.

— ¿Por qué están viniendo con nosotros?— pregunto.

— curiosidad— me responden a la vez— estuvimos hablando también con Santiago y Kerem, y bueno, últimamente las cosas han estado tan aburridas que un poco de acción no nos caería mal, aunque sea cuidar de una niña— ese sin duda es Kayden.

— además, no siempre nos ponen en cosas importantes, es una buena oportunidad de probar  nuestras habilidades— sé que los dos hacen un buen equipo, les he visto pelear, pero suelen perderse mucho entre ellos dos e ignoran al resto del grupo.

 

Chiara abre cuando toco por segunda vez. No dice nada cuando me ve, pero me sonríe. Ah, tengo que fingir que estoy bien.

— ¿todo en orden?

— no querían dejar que me la llevara, al final tuve que pedirle ayuda a Hatt— Un ruidito en la sala, y veo a esa otra pesadilla. Nos mira con atención, sin moverse— hablamos un poco anoche, ella es muy amable. Los dos.

— oye, Iridian ¿es buena idea que vengan todos tus amigos aquí? este lugar no es tan grande, y quizá… no lo sé, ¿puede sentirse cohibida?

— vamos, solo queremos ver cómo termina esto, no siempre tenemos oportunidad…

— ya se me esa historia— interrumpe Tchess. De la cocina, vemos venir a la chica. Ella nos ve,  se queda parada unos momentos y luego nos sonríe.

— Alice…— el tono de advertencia de Hattely.

— no te preocupes, estará bien. Sé que quieren hablar conmigo, pero… ¿al menos podemos esperar un momento? no recuerdo mucho, pero les diré todo lo que sepa— entramos, sentándonos cómo podemos en el espacio de la sala mientras la chica se come un puño de galletas.

— ¿Sabes cómo terminar con esto?— Tchess es quien habla, no sonríe como siempre. Parece que les está estudiando.

— ¿quieres liberarte?

— Sí— dudo mucho que ella sepa algo, si no ha podido liberarse ella misma, ¿Cómo hará para hacerlo con alguien más?

— Leo dijo algo una vez… ¿Hatt?

—como quieras.

— Yo no puedo hacer mucho porque no sé cómo hacer eso, pero Leo siempre dijo que Hatt sería lo que yo quisiera, lo que necesitara. Hemos hecho muchas cosas juntos— sonríe,  al mismo tiempo que Hattely desaparece. Un destello blanco, como una flecha, atraviesa la habitación hacia nosotros. No nos da, pero… Siento el golpe de algún modo, siento como algo se rompe, como si…

Imposible…  miro a la chica. Luce concentrada. Tchess me mira, luego al suelo. Le veo levantar su mano, como si comprobara algo.

— ¿chicos?

— ¿Lo hizo?

— ah, creo que… falle ¿no?— Tchess me sigue mirando, luego cambia de forma.  Muchas, como ese primer encuentro. Un niño, una anciana, una mujer, de nuevo Lev, nada. Le veo desaparecer, mucho rato. Regresa a un lado mío, sonriendo casi de forma salvaje.

— ¿Qué paso?

— estamos casi libres, rubio idiota— nada. No escucho ningún insulto, no siento nada que no sean mis propios pensamientos, mis sentimientos.

Somos libres.

Notas finales:

 

Para la próxima semana conoceremos un poco mas de Alice, esten preparados. 

Nos leemos pronto!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).