Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Pesadillas por Silence Tsepesh de Lenfet

[Reviews - 26]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:  

Hola ~

Otro capítulo y por fin las cosas se estan poniendo alocadas y peligrosas, todo esta a punto de estallar, disfruten el capítulo!!

La locura es el estado en el cual la felicidad deja de ser inalcanzable


 


Al mirar sobre mi hombro al otro lado de la cama, lo primero que noto es el cabello rojizo a mi lado. No me quede dormido por completo, pero si me adormecí, y por unos momentos pienso que todo lo que recuerdo no es más que un sueño y que en realidad estoy en cama con… con Lev.  Es un momento maravilloso.  Pero sé que no es real.


— Dijiste que no dormías— comento. Tchess esta boca abajo, con la cabeza en la almohada y la cabeza girada hacia el otro lado.


— No duermo. Estoy pensando.


— Puedes pensar en otro lado— se ríe, y se gira, puedo ver la burla en sus ojos, su sonrisa— No me gusta compartir la cama.


— ¿Nunca compartes cama con tus amantes? Eso es muy frio incluso para ti. Creo que por eso no tienes pareja, ni familia ¿No deberías al menos pensar en una familia? Nosotros no vamos a terminarnos pronto, y tampoco tenemos  intenciones de terminar con todo, así que ¿Por qué no piensas en una familia?


— eso es un asunto privado.


— vamos, estamos en confianza. Tus secretos no me sirven mucho que digamos— me da un codazo— vamos, vamos, Iridian.  Tu amiga ya dio ese paso ¿No? sé que son muy cercanos, y que ahora me culpas porque no puedes estar tanto con ella a pesar de que sabes que no le haré daño.


— ¿nunca dejas de hablar?


— sé que te pones triste si no te hablo, no lo niegues. ¿Y bien?


— no puedo ir con Chiara porque si sufrimos un ataque, no podre cuidarla— le veo fruncir el ceño y torcer la boca. No respondí lo que quería— no sé si quiero tener hijos. Estoy bastante bien como estoy, no me gusta la idea de quedarme atado con alguien… es una responsabilidad que no quiero.


— Wow.  No lo sabía, y eso que he estado en tu cabeza— suelta una risita.


— ¿Qué es tan gracioso?


— que no quieres esa responsabilidad, pero no dudas en lanzarte a luchar con una bestia enorme que puede matarte con un movimiento.  Tienes unas prioridades muy raras, pero bueno…  ¿No has pensado en retirarte?


— ¿Retirarme? Es la única vida que conozco.  Es mi trabajo, mi pasatiempo. No sabría que hacer sin esto. 


—  ¿y qué harías si decidiera alejar a las pesadillas de la tierra? Si les ordenara ya no salir y quedarse en Eerkah— no sé si lo dice en serio o no. me parece que solo está fanfarroneando, no creo que tenga el poder de decidir algo como eso.


— no lo sé.


— ¿Terminarías con tu vida?— no creo que sea para tanto, aunque mi trabajo sea mi vida, si ya no lo hiciera… creo que encontraría la manera de seguir viviendo— que interesante ¿Qué te gusta hacer después de cazarnos? ¿Pasatiempos? A muchos les gusta pescar, pienso que es lo más aburrido que hay. Podrías ser un espía, eso es interesante.


— tú serias un mejor espía que yo, puedes desaparecer, y convertirte en personas diferentes. Cualquier espía quisiera hacer eso, ¿no has considerado quedarte con los humanos?


— ¿a qué viene eso? ¿Es una proposición? Normalmente  esas son primero que pasar la noche  juntos ¿no? aunque por otro lado, dudo que cualquiera pueda decir que tiene una relación tan cercana como nosotros—  sé que se refiere a lo que nos une.  No puedo decir que no sea verdad, por más que lo deteste, puedo saber lo que siente, y antes, a veces sabía lo que pensaba. Él lo sabe sin que yo pueda evitarlo.


— dices solo tonterías, deberías decirme tus planes, ¿Qué quieres hacer? ¿Cómo? Cosas como esas, un plan de acción— siento su diversión antes de que se suelte a reír—  tú dijiste que teníamos que trabajar juntos.


—   Lo dije, sí, pero… olvídalo, no quiero hablar de eso— arqueo una ceja— mejor dime, ¿Por qué me has dejado hacer esto? ¿Por qué ahora eres amable?— yo también quisiera saber eso. Tchess rueda en la cama, me usa para sujetarse y quedar sentado sobre mí, su rostro muy cerca— ¿Por qué, Iridian?


— No eres humano.


— Humano es un término muy subjetivo. Soy tan humano como tú ahora mismo, así como soy tan animal cuando soy un animal. ¿Me ves diferente a los humanos?— se reclina, extendiendo las manos. No trae puesta la camisa, veo su torso desnudo, el cabello suelto y enredado. Es casi un humano. Solo para mostrárselo, tomo la mano y miro su palma, luego se la señalo.  Hay marcas en la mano, pero no huellas dactilares. Él se ríe— bueno, ese es un detalle sin importancia, estas evadiendo mi pregunta.


— no lo sé. No te quiero, casi podría decir que te odio. 


— je, estamos en las mismas. Pensé que ibas a golpearme cuando te bese— creo que más que un beso  o caricias, lo que hacemos es luchar por tomar el control— ya sé que no me confundes con Lev, pero sí que estas bastante necesitado ¿Cuándo fue la última vez que tuviste un amante?— le empujo a un lado, su cuerpo cae de la cama.


— demasiadas tonterías.


— Oye…— gruñe. El cabello le cubre los ojos, y se lo aparta con un movimiento de la mano— no tienes que ser tan poco amable, solo estaba comentando lo obvio. Aunque…— me mira, poniendo una expresión de concentración— no te he preguntado si estas cómodo con esta apariencia, ¿puedo quizá ser una chica?— mientras lo dice, se convierte en una chica, en otra, y otra— ¿u otro chico? No lo sé, te estoy dando opciones.


— es ridículo, no te soporto siendo alguien más— ante mis ojos, la piel pálida y el cabello rojo regresan, sonríe mientras vuelve a subir a la cama y se acerca a mí, sus labios rozan los míos mientras habla.  


—Entiendo, aunque sigue siendo grosero tirar a alguien de la cama— me besa, sus manos  me toman el rostro, y vuelve a sentarse encima de mí.  Debería de odiar esto,  pero no lo hago. Es tan malditamente confuso, que prefiero no pensar. El teléfono suena, y antes de que pueda moverme, él se deja caer hacia el otro lado de la cama. Debió adivinar que iba a tirarle otra vez.


— ¿Si?


Iridian, tenemos problemas. Kerem llamo, y dijo que había sido atacado por una pesadilla, Hackett va para allá, no sonaba muy bien. Llame a Santiago, y al parecer estaba bien, le pedí que tuviera cuidado. Kayden no me respondió, pero Jayden dijo que están bien, los dos están en su casa.


¿Te dijo algo más Kerem?— Evans habla tan rápido que no logro entender todo lo que me dice.


que apenas pudo escapar, me dijo dónde estaba.


Iré con Chiara antes de ir hacia allá. No quiero asustarla— cuelgo la llamada. Me levanto y comienzo a buscar mis cosas.  Tchess me observa desde la cama.


— ¿es seguro que vayas con la chica? Podrías ponerla en peligro y…— me inclino para abrocharme las botas. Tchess se queda callado, y me extraña, sigo esperando a que continúe, me enderezo y le miro— No, no, no…


— ¿ah? ¿Qué te pasa ahora?— le veo desaparecer. No me importa.  Estoy preocupado por los demás. No recibo llamadas cuando conduzco hasta la casa de Chiara, y temo despertarla, pero lo hago. Toco a la puerta, intentando que mis golpes no suenen desesperados. Hattely se aparece a un lado de mí.


—  estas no son horas para estar de visita.


— ¿Todo está bien? ¿No han tenido problemas?— Me observa, sus ojos parecen brillar. Él parece también mucho más humano que Tchess. Se desaparece, y escucho que la puerta se abre.


— no ha pasado nada aquí, tu amiga está durmiendo. Iré a despertarla.


— no, está bien. No necesito que lo hagas, atacaron a uno de mis amigos, y en vista de que también he sido atacado, pensé en asegurarme de que todo esté bien.


— No dejare que les pase nada, puedes ir tranquilo— es raro escuchar palabras tan solemnes de alguien que luce tan joven— ¿Dónde está Tchess?


— No lo sé, se fue antes de que viniera— unos pasos arrastrados detrás de él hacen que voltee, Alice se asoma por el pasillo a la sala.


— ¿Qué pasa?


— Nada, Alice, vuelve a dormir— le dice, en un tono muy cariñoso. Me quedo mirando cómo le empuja suavemente para que vuelva a entrar. Hay algo que me llama la atención en su movimiento, demasiado suave, como si no quisiera dañarla.


— Iridian…


— Solo pasaba por aquí— le digo, ella sonríe, aun adormilada, su mano se apoya unos momentos en el hombro de Hattely y luego camina hasta quedar frente a mí.


— No eres tan bueno mintiendo ¿Qué está pasando? Hatt también esta raro, insiste en que me vaya a dormir— sé que Tchess le tiene lastima a la chica, que piensa que lo mejor es dejarla al margen de todo ahora que ya sabe lo que quiere.   Yo pienso que ella es más fuerte de lo que Tchess cree. 


— Han atacado a uno de mis amigos, solo estaba asegurándome de que estuvieran bien— ella me mira, sin miedo. No le teme a las pesadillas.


— entiendo. Está bien, me quedare despierta por si pasa algo, no sé si podamos hacer algo, pero al menos les daremos tiempo para que vengan a ayudar.


— Alice, no va a pasar nada. Y puedes dormir, yo no duermo, te despertare si pasa algo— él la mira con el ceño fruncido. Ella le acaricia la mejilla. Incluso para mí, es obvio que la manera en que se miran no es solamente como  amigos.


— No voy a dejarte solo. Nosotros nos encargamos, Iridian.


— Tampoco esta tan grave la situación— comento, me dan ganas de apartarle el cabello de la cara. Me recuerda un poco a Chiara cuando éramos niños.


— Yo no diría eso en voz alta todavía— Tchess está detrás de mí, mirando a esos dos— la ciudad está llena de pesadillas, por todos lados, no me extraña que atacaran a tu amigo. No sé lo que están haciendo.


— ¡¿Qué?!


— ¿escuchaste?  La ciudad está llena de esas bestias, lo que me hace querer estar dentro de la casa y no en la calle. No están haciendo nada, por si te interesa. Tu amigo debió tener la mala suerte de cruzarse con una. Quizá tus otros amigos también la tengan y terminen aplastados— yo ya saque el teléfono y estoy llamando a Evans.


—  ¿Y porque me lo dices hasta ahora? idiota.


— No tengo por qué decirte nada— Evans no me responde. Maldición, no puedo quedarme esperando.


— vamos, iremos por ellos. Buscaremos un lugar seguro y nos quedaremos allá.


— ¿ah? Yo no voy a ningún lado— por unos momentos, siento ese tirón que me impide moverme, pero yo soy más fuerte, y logro caminar a zancadas para salir de allí— Hey, maldito rubio idiota


— Vendrás si no quieres que muera— le escucho renegar. Cuando llego al auto, él ya está sentando en el asiento del acompañante, con los brazos cruzados y una expresión molesta. Me importa poco— pensé que ibas a quedarte— no me responde. Doy en reversa y luego tomo la calle. Sigue sin decir nada, luego siento que algo me inclina a girar a la derecha en  la otra calle. Me pasa lo mismo en las otras tres vueltas, y sé que él está dirigiéndome— ¿No vas a decir nada? vamos, no seas infantil.


—  No lo soy, me molesta que me quieras tratar como al inicio.


— ¿ah?


— olvídalo, pensé que las cosas estarían diferentes ahora. Regresa, hay una bestia adelante— me detengo. No tengo tiempo para pensar en el berrinche de Tchess. Comienzo a conducir de reversa otra vez.  No sé si sabe a dónde va, pero sigo las indicaciones de Tchess.  No veo a ninguna de las bestias que menciona, la noche es tranquila, inconsciente del horror que hay por las calles.  Tchess sigue con los brazos cruzados, sus dedos moviéndose sin parar. Si estuviera prestando más atención, eso me hubiera dado algún indicio de que las cosas no están tan bien como pretendía. 


 Llegamos detrás de una serie de edificios. Veo el coche de Hackett, y luego los veo a ellos. Me bajo y corro hacia donde están.


— Iridian, no pensé que vendrías.


— estuve llamándoles, Tchess dice que hay pesadillas por toda la ciudad. No es seguro estar por las calles— Hackett está inclinado sobre  la pierna Kerem, veo una larga herida sangrante.  Una aguja brilla en la mano del médico. Aparto  la mirada— debemos movernos rápido e ir a un lugar seguro. 


— Entendido— me quedo esperando, no tiene caso irme ahora que estoy aquí, y si puedo ayudarles a combatir, no lo voy a desaprovechar. Escucho el jadeo de Kerem, y Hackett comienza a tatarear una cancioncilla. Casi quince minutos después, se levanta y se estira.


— Listo, deben levantarle y llevarle al coche. No puede caminar ahora mismo.


— Creo que debería comenzar a correr. Algo se está acercando demasiado rápido— Tchess mira hacia el techo de los edificios. Yo no veo nada, por más que lo intento.


— Maldición ¿Puedes darnos tiempo?— le pregunto. Él me mira, una larga mirada que no logro descifrar. Desaparece.  Entre Evans y yo metemos a Kerem, que tiene la cara casi blanca, en la parte de atrás de su auto.


— ¿A dónde iremos?— no tengo idea. No conozco lugar seguro que no sea la casa de Chiara, y no pienso llevarles allí, demasiado arriesgado.


— Mi casa no está lejos—Hackett nos mira, moviendo las llaves— podemos llevarle allí, y tengo más cosas que le ayudaran con el dolor— Un ruido, algo como un grito entre humano y bestia resuena en la noche. Solo subimos a los autos, dejando que Hackett vaya primero.  Avanzamos algunas calles sin problemas.  Nunca he ido a casa de Hackett, me sorprende cuando se detiene delante de una puerta eléctrica grande, veo un camino no muy largo, pero separado de la casa. Del auto de Hackett veo bajar a Tchess. La casa de Hackett es grande.


— ¿sabías que vivía en una mansión?


— No— Evans camina a mi lado— pero no me sorprende, siempre es tan excéntrico— bajamos a Kerem del auto.


La casa es igual de impresionante por dentro. Mientras Hackett y Evans terminar de atender a Kerem, espero en la sala, tengo sueño. Tchess sigue sentado delante de mí, callado, sin mirarme. Le miro unos momentos.


— ¿sigues molesto?


— Si— es bastante extraño oírle sin burlarse de todo— muy molesto. Incluso más que la primera vez que preguntaste— se levanta y me deja allí. Suspiro. Escucho a Evans antes de verle salir de una de las puertas.


— Hay problemas.


— Siempre hay problemas— murmuro.


—  Santiago me llamo,  Kerem no es el único que fue atacado. Ha estado recibiendo llamadas de otros cazadores, las cosas pintan mal esta noche, Hackett dijo que podíamos quedarnos, pienso que es la mejor idea… algunos han muerto. Deje de responder porque no tiene caso, no hay nadie más que pueda ayudar.


— ¿Cómo sabían dónde…? La bestia en la oficina. ¿Qué demonios está pasando?— murmuro. Mi teléfono sigue en silencio, no recibí ninguna llamada, de nadie— ¿te llamaron a ti?


— no estaba en servicio. Hable con Kerem por la tarde, supongo que el  numero quedo registrado y solo llamo al  primer que vio. Hackett estaba en servicio pero salió cuando le pedí ayuda.


— lo haría de nuevo, ¿quieren algo de comer? ¿Alguna bebida?— los dos negamos— pueden usar las habitaciones que quieran.


— Gracias—  esa es una mejor oferta.  Es tarde, me siento cansado ¿aún me afecta lo que haga Tchess? Si es así, debo estar tan cansado por eso, porque no he hecho mucho. Tchess se queda en la sala, mirando por la ventana todavía.  No tengo humor para pensar en todo esto. Debería llamar a Alice,  pero temo que despierte y preocupe a Chiara. Ellos dijeron que iban a llamarme si tenían algún problema. Me acuesto en la cama, sin desatenderla, me quito las botas y me quedo con las armas. Es todo lo que hago antes de cerrar los ojos.


Aun esta oscuro cuando despierto. Siento el cuello adolorido. Noto los ojos naranjas en la oscuridad, delante de mí.  No sé si mis ojos se acostumbran a la oscuridad o Tchess toma forma. Le observo delante de la cama.


— ya no hay pesadillas en la ciudad— dice, en un tono seco. Me enderezo, mirando por la ventana al jardín— los demás están bien, fui hace unos momentos, se negaron a dormirse hasta la mañana. Tus amigos también están bien— se da la vuelta.


— ¿y tú?


— ¿ahora si te acuerdas de mí?


— ¿ah? no se dé qué me estás hablando. Estuve hablando contigo todo el maldito día— él se gira, mirándome con algo parecido al odio.


— hablarme solo cuando te conviene. Me has estado usando como un maldito perro desde hace tiempo, y ni siquiera me has dado las gracias. No me importaba porque no lo estaba haciendo por ti, todo era por encontrar al culpable. Hoy no ha sido eso. Hoy solo me has usado porque te conviene, porque soy tu maldita carta del triunfo.


— no…


— me tratas como un arma más, aun puedo matarte, Iridian, no hagas que te odie—  me había olvidado de lo susceptible que es esta maldita pesadilla. Me froto la cara. Aunque es verdad que Tchess me ha sacado de muchos apuros, ha visto cosas que yo no puedo imaginar.


— no me di cuenta. Creí que… debes estar contento porque han muerto cazadores.


— Escuche eso, pero… ¿no hay mucho cazadores?  No estoy contento, estoy inquieto. Eso que paso hoy… no sé qué pasara mañana, pero no será bueno— sigue sin girarse a verme. Aun si no lo dice, siento su enojo hacia mí. Me levanto, él no se mueve— ¿tú qué piensas hacer?


— esperar, fingir que no sé nada hasta mañana.


— estas siendo rebelde, desobedeces las reglas.


— tú también— no distingo entre mi deseo y su deseo, no sé de quién es la necesidad de besarnos, pero allí esta, tan fuerte que no puedo ignorarlo.  Le tomo del hombro y le beso cuando se gira. Claro, él ya sabía esto. Se separa de mí, sus ojos mirándome fijamente.


— ¿Por qué todos los humanos piensan que se soluciona todo con sexo?


— Porque somos humanos.


— Yo no soy humano.


—  pero pretendes serlo.


— Entonces seré más humano todavía— él me besa.  Nos besamos, porque al fin de todo, me he dado cuenta de que también soy humano. Yo no soy ajeno a todo esto. No sé quién es el primero en moverse a la cama.  No siento quien es quien se deshace de la ropa, supongo que yo no. no creo que sean mis manos.  Le observo, sonríe, y lo primero que pienso es que parece que han sido días desde la última vez que sonrió.  Bajo mis ojos por su cuerpo, el cuerpo que ha creado.


Es perfecto.


Una fiel imitación de un humano. Tchess es casi un humano. No creo que sea mi mano la que entra en mi visión, apoyándose primero en el hombro, acariciando su brazo, subiendo hasta el cuello. No son mis manos las que se apoyan en sus costados.  Sé que es él quien se inclina y me besa, no son mis manos las que se hacen puños en su cabello. Es él quien ríe y no yo quien hace sonidos extraños.


Es Tchess quien se mueve, rozando nuestros cuerpos en todo lo posible.  Es él quien…


Es él…


Él….


No puedo pensar, ya no.  No cuando son mis manos las que bajan más y mas, son mis manos las que marcan un ritmo que me da placer. Pero mis manos ya no importan, no cuando veo las expresiones de su rostro, no cuando ahora, más que nunca, veo a Tchess como un humano. Sus labios abiertos, el jadeo que sale de su boca,  la piel brillante por el sudor, los cabellos pegados al rostro.


— Iridian— su tono, su mirada… todo en él es lujuria,  pasión. Y sé que he perdido la cabeza, que solo estando loco puedo olvidarme de todo. De todo menos de mis manos sobre su cuerpo, su boca sobre mi cuerpo.


Al final de todo, somos humanos.

Notas finales:

Nos leemos la próxima semana, gracias por leer.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).