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Oficial corrupto. por BlackWhite

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Notas del capitulo:

Hola! Son las 2:52am y yo escribiendo un nuevo fic. En realidad, podría decirse que es un ¿experimento? Hace semanas que esta idea se viene desarrollando en mi cabeza y hoy decidí ponerla a prueba. 

Espero que les guste e iré agregando más etiquetas a medida que avance la historia!

-¡Agh, Victor, Victor! Más fuerte… por favor!- El omega pidió sin vergüenza, no era un santo y nunca lo sería. Estaba acostado en su cama mientras era cogido por su “pareja”. Podía sentir cómo en su interior se empezaba a formar esa sensación electrizante que tanto conocía.


 


-Oh, Yuuri, voy a romperte. Desearás no haberme conocido- Y con esa frase, el alfa agarró con fuerza la cadera del menor mientras lo penetraba. Quedarían moretones pero a quién le importaba. Así eran ellos, duro y salvaje. Ya habría caricias para disfrutar en otro momento.


 


Victor se dirigió al cuello del menor y empezó a dejar un surco de besos. Inhaló la esencia del menor que desprendía su glándula omega y lamió la zona. Oh Yuuri. Algún día te marcaré y serás solo mío.


El menor reaccionó ante las atenciones e inconscientemente apretó al alfa en su interior. Sí. Lo marcaría y lo preñaría todo el tiempo. Mostraría su dominancia frente a todo el mundo.


 


-Ugh, déjame correrme dentro tuyo. Después conseguimos una pastilla. Por favor, Yuuri. Sólo esta vez.


 


El menor abrió los ojos, que hasta ese entonces los tenía cerrados y miró al mayor. Victor lo miraba profundamente y con deseo, algunos de sus cabellos se pegaban a su frente debido al sudor y su pecho relucía los tatuajes de la mafia a la que pertenecía. Yuuri estiró sus brazos y lo atrajo hacía él. Besó sus labios con delicadeza y suspiró cuando sintió cómo era estimulado en su pene.


 


Esto que estaban haciendo estaba mal. Horriblemente mal sin embargo no podía parar. Su omega se había encaprichado con Victor y no podía, ni quería, dejarlo ir.


 


-Hazlo.  Estoy cerca, muy cerca… voy a ¡Mgh!


 


No pudo terminar la frase que ya se estaba corriendo en la mano del mayor, quién no tardó en venirse dentro suyo y anudarlo. Ambos respiraban velozmente mientras trataban de recobrar el aire. Esta vez volvieron a besarse pero con delicadeza, como si tuvieran miedo a que el otro desapareciera y fuera todo un vil engaño de la naturaleza. Con sus manos, Victor recorrió el suave y relleno cuerpo de Yuuri. Este no era delgado, tenía sus kilos de más pero qué hermoso era. Repartió besos en su rostro y sonrió.


 


-Mira cómo me tienes, oficial. A tu merced. Podrías arrestarme ahora mismo y no lucharía ni por un segundo.


 


Su nudo se deshinchó y pudo por fin separarse del menor. Se recostó a su lado y ambos se quedaron pensando en la oscuridad del cuarto. Cada tanto este se iluminaba un poco por los autos que pasaban, pero nunca de una forma que molestara.


 


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Me acomodé para quedar enfrente de Victor y mirarlo a los ojos. Su cuerpo desprendía el típico olor a alfa que acababa de tener sexo junto con su característico olor a menta y tabaco.


 


-Mi turno empieza en media hora. Debería arreglarme e ir yendo… Y-yo… bueno, en realidad Pichit y los demás descubrieron que vas a recibir armas dentro de unos días y- genial, me había empezado a alterar. Hablar de estas cosas siempre me ponía nervioso porque no sabía qué hacer. Victor era mi pareja, al menos por el momento, y sentía que debía avisarle pero a la vez, era un criminal, mi enemigo. ¡Santo cielo, me pagaban para atrapar sujetos de su calaña!


 


Sentí como sus orbes azules me miraban fijos a pesar de la oscuridad y una mano me acariciaba el rostro.


 


-Oh Yuuri, no te preocupes por eso. Tú solo trabaja, amor. Yo me encargaré de todo. Tranquilo, nadie sabrá que estás conmigo a menos que quieras.


 


Me acercó para abrazarme y no pude evitar esconder mi rostro en su cuello. Estar con él me relajaba y me hacía olvidar de mis miedos. Besé su cuello y me separé. El trabajo me esperaba y a él también.


 


-Iré a ducharme- Ya había empezado a sentir cómo el semen de Victor se escurría por mis piernas, y por más que hubiese querido seguir acostado, la necesidad de sentirme fresco era más importante.


 


-Puedo ir contigo- sugirió con una sonrisa desde la cama mi alfa pero me negué. Ambos sabíamos cómo terminaría eso.


 


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Yuuri me ignoró con una bella mueca en sus labios y se fue al baño. Aproveché para buscar mi teléfono y revisar las llamadas perdidas de Yakov. Suspiré con frustración ya que no había hora en la que el viejo no me molestase. Lo llamé y no tardó en contestar.


 


-Victor. ¿Dónde demonios estás? La policía no para de seguirnos el rastro y estoy a punto de matarlos a todos uno por uno.


 


-Cállate, Yakov. Si eres un inútil que no sabe cómo distraerlos es tu problema.


 


Amaba poder estar con la mafia. Podía liberarme y ser como yo realmente era pero no me malentiendan, cuidar y estar con Yuuri me encantaba pero torturar y matar gente… oh sí, eso era otro nivel. Solo mi pequeño omega podría ver esa parte de mí, esa que solo estaba destinada para la pareja, para la futura madre de mis hijos.


 


-Estaré allí en media hora y si para ese entonces no tienes al inepto que filtró información te cortaré la lengua.


 


No esperé la respuesta y colgué. Estaba seguro que Yakov ya estaba enterado del soplón. Sonreí con suficiencia y empecé a vestirme. Yuuri, Yuuri, Yuuri. Eres más útil que cualquiera de mis hombres. Con esos pensamientos me dirigí a la cocina de mi omega e hice café. Sabía que el menor amaba esa bebida y la consumía antes de ir a trabajar toda la noche.


 


Mientras controlaba el estado de mis armas escuché los pasos de mi querido omega. Verlo con su uniforme sólo me ponía más cachondo.


 


-Calma tus hormonas, Nikiforov.


 


-No puedo, oficial. Resulta ser que mi pareja me atrae mucho. Demasiado diría yo.


 


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Victor lo agarró de la cinturó y lo empujó contra una pared. Lo besó fuertemente mientras que con sus manos recorría la cintura y el culo del menor. Yuuri se separó antes de que pudiera empezar a mojar su ropa limpia y apoyó las manos sobre el rostro del peli-plateado.


 


-Victor… ¿Cómo seguirá lo nuestro? Tengo miedo de que alguien se entere y nos pase algo. Tengo un presentimiento.


 


El mafioso sonrió enternecido. ¡Su pareja se preocupaba por ambos! Lo había elegido bien, desde el día que entró a la academia de policias, Victor ya sabía todo sobre Yuuri.


 


-No te preocupes, amor. Nadie se enterará. Además tengo algo que decirte, dentro de unos meses podrás dejar a la policía y estar conmigo todo el día. ¿Acaso no es genial?- sonrió el mayor. Ya lo tenía todo planeado. Consentirlo, mimarlo, follarlo, preñarlo. Sin embargo no pudo seguir soñando cuando un olor amargo inundó sus fosas nasales. ¿Por qué sufría su pequeño?


 


-¡P-pero yo quiero seguir ayudando a la gente! Claramente no soy el mejor policía pero puedo ayudar a los niños, ancianos, incluso turistas.


 


Yuuri parecía afligido, él quería estar con Victor. Desde hace meses que lo había conocido, a él y a su secreto, pero también amaba su oficio. El alfa le interrumpió sus pensamientos al decirle que no habría problema, que podría seguir ayudando gente con todo el dinero que él le daría. Eso lo tranquilizó un poco y dejó que se calmara.


 


Hablaron un poco más y se despidieron. Victor desapareciendo en su auto junto con otras dos personas que Yuuri nunca supo los nombres y él camino a la estación de policías. Era un milagro que todavía no sospecharan de él. Desde que había asumido el caso de Nikiforov, este se había retrasado y estropeado varias veces.


 


La estación no quedaba lejos, solo a tres cuadras, por eso siempre caminaba para llegar. Sin embargo, al entrar, iniciaría el momento en el que la vida de Yuuri daría un giro de ciento ochenta grados.


 


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El beta entró en la oficina con su cara compungida. Sabiendo que lo que estaba a punto de hacer era lo correcto pero, sin poder evitar sentirse mal por su amigo. Se armó de valor y le habló a la persona que estaba detrás del escritorio firmando unos papeles.


 


-Jefe, Yuuri no es quién dice ser y tengo pruebas.

Notas finales:

Les gustó? No? Por qué? No duden en dejar sus comentarios.

Soy de Argentina, así que puede ser que se me haya escapado algún "voseo". Por favor háganmelo saber, gracias

 


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